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1.

El carácter autoritario del Oncenio de Leguía

El desplazamiento del civilismo en nuestro Perú marcaría el inicio de una nueva etapa
a la cual se le denominaría “el Oncenio de Leguía”, esta nueva época estuvo sumergida
en un sin fin de mentiras de campaña, como es de costumbre en la política peruana.
Augusto B. Leguía pintaba una “Nueva Patria”, en la que con el trascurrir de su
gobierno se fue degradando poco a poco, debido a que se promovían leyes a favor del
pueblo que como trasfondo tenía el someter de la población bajo el poder del
ejecutivo. En este sentido, se puede decir que la verdadera intención de este gobierno
fue proclamar la autoridad del presidente en el país. Toda acción legal debía pasar
obligatoriamente por él para su aprobación y en muchos casos solo quedaba en un
papel escrito sin valides, ya que para Leguía era necesario tener todo bajo control.

Asimismo, es evidente que Augusto B. Leguía tenía una gran tendencia a poseer el
poder y manejarlo como él creía conveniente, controlando la prensa, la opinión
pública, la iglesia e incluso las fuerzas armadas.

Ahora bien, el autoritarismo en general tiene tantos pros como contras y es aplaudido
por algunos, como detestados por otros. Aquellos que aprobaban el ingenio del
dictador Leguía eran mayormente la clase media, ya que era un nuevo sector de la
población que empezaba a surgir. A pesar de ello, la clase oligárquica no deseaba
ceder al poder, por lo que ante cualquier revelación se promulgo la “Ley de
aguas”, al ser el poder de este recurso indispensable para la subsistencia de las
personas y demás actividades, de esta manera tuvo controlados a sus adversarios.

2. Las políticas de Leguía respecto a los sectores populares y clases medias

En el aspecto político, tenemos a los sectores populares que durante el oncenio de


Leguía, la sociedad se vio profundamente transformada; oleadas migratorias llegaban
desde la sierra hacia la costa, especialmente a la capital, estos sectores se sintieron
beneficiados en el sector público, ocupando el trabajo de los limeños de clase alta.
Cabe mencionar que durante la segunda etapa del oncenio los acercamientos a los
sectores populares se dejaron de lado y se comenzó a reprimir a los movimientos
sociales. Por otro lado, con respecto al indígena, el Estado reconoció a estas
comunidades, pero aun así el papel de los Indios como ciudadanos y como campesinos
productores nunca fue claro. Por ello se puede decir que el problema del campesino
fue sin lugar a duda el más complejo que enfrentó el gobierno de Augusto Leguía.

En relación con la clase media esta se vio favorecida puesto que, durante la gestión de
Leguía, muchas familias de este fragmento accedieron a la administración pública
alcanzando su estabilización económica. Los que pertenecieron a la clase media, eran
los profesionales, escritores, periodistas, pequeños emprendedores, entre otros. Estos
se llegan a consolidar en las ciudades, especialmente en las de la costa, que son las que
ofrecieron mayores perspectivas de desarrollo, tanto económico como social y
cultural. La clase media llegó a convertirse en una clase pensante y dominante, ya que
cada vez los jóvenes tenían mayores posibilidades de acceder a una educación
universitaria, fue así como se convirtieron en un grupo muy crítico y no fue, en su
mayoría, extremista de derecha ni de izquierda.

3. El papel del capital norteamericano durante el régimen de Leguía

Como consecuencia de la primera guerra mundial (1914-1918), EE. UU se convirtió en


potencia mundial y por ende también se encontraba en auge económico. Por tal
motivo, el capital ingles fue desplazado por el norteamericano. Mientras tanto, en
Perú hubo una descendencia de exportaciones de nuestros principales productos
como el algodón, azúcar, arroz, entre otros, provocando así una recesión económica.
Por ello, surgieron los famosos préstamos norteamericanos, en donde tuvimos que
cumplir con una serie de requisitos, entre los principales, beneficiar a las empresas
norteamericanas, como la IPC. Además, a través de la misión Kemmerer, en donde se
realizaban series de propuestas de remodelación de sistemas, monetarios y fiscales
para recuperar la economía del país, surgió la creación del Banco Central. Sin embargo,
por medio del capital norteamericano se inició el nuevo crecimiento económico,
gracias a la inversión en minería y petróleo. Lima se vio beneficiada con la
infraestructura, obras públicas y actividades en provincia.

Lamentablemente, en 1929 estalló la crisis económica mundial por el colapso de la


bolsa de valores de New York, mayormente conocido como el crack del 29, en donde
producto de ello las exportaciones peruanas cayeron y las inversiones norteamericanas
dejaron de llegar al país. Hecho que le puso fin al Oncenio de Leguía.
INTEGRANTES:

- Jessica Amapola Serpa Buitrón

- Daniel Alonso Salazar Palacios

- Gabriel Omar Fernández Vega

- Yeny Tiña Huancco

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