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La Universidad de Antioquia es un campus verde lleno de especies que se consolida

como un pulmón del Área Metropolitana de Medellín. Aportamos con nuestras zonas
verdes en el Campus principal y la Ciudadela Robledo y con nuestros proyectos para
el cuidado de la biodiversidad para hacer de Medellín una Ecociudad.

El Campus de la UdeA es estratégico por tener uno de los


fragmentos de bosques urbanos que aún quedan en la ciudad.
Cuenta con una extensión de 237.498 m2, de los cuales el 34,07%
corresponde a zonas verdes, cubiertas en su mayoría por árboles
de diferentes especies y edades.

La sostenibilidad de las diversas manifestaciones de vida que


existen en las 23.4 hectáreas del Campus universitario está
ligada a las relaciones que se establecen entre las especies, pues
el equilibrio de los ecosistemas depende del respeto de las
personas ante las lógicas de la naturaleza.

Cerca de 3.000 árboles de 280 especies viven actualmente en la Ciudadela


central de la Universidad de Antioquia, según el inventario institucional. Estos
son habitados por diferentes especies de aves, entre ellas búhos, guacamayas,
petirojos y sirirís, que encuentran en sus ramajes, lugares que les permiten
desarrollar funciones vitales como desovar o seleccionar los granos para
alimentarse. 

Además de la sede Central, en la Ciudadela de Robledo se han identificado


aproximadamente 829 árboles de 157 especies; en la Facultad de Medicina, 82
árboles de 26 especies, y en la Facultad de Odontología, 34 árboles de 26
especies.

“El grupo que tenemos en la Universidad está aislado, por ello no se ha podido
reproducir y tiende a desaparecer; por ello y en asocio con el Área
Metropolitana, vamos a traer más individuos rescatados del tráfico ilegal de
fauna y nosotros tendremos la misión de velar por su adaptación al campus”. 
“La armonía en la relación entre la fauna silvestre y los humanos nos lleva a
cuestionar algunas prácticas como alimentar a las especies, que parten de buenas
intenciones pero finalmente las perjudican. Al darles comida a los titíes, los
traemos a espacios humanos y entonces se genera un conflicto. Al no darles
comida protegemos la salud de la fauna”, enfatiza Soto Calderón. Esta solicitud
de no alimentar al tití gris es extensiva a toda la fauna que habita la
Universidad: ardillas, búhos, iguanas, pájaros y palomas.

Cerca de 70 especies de aves habitan el Campus, incluidas las migratorias, que


vienen desde octubre hasta mediados de marzo, y en marzo vuelan hasta Canadá y
Estados Unidos. Los grupos más representativos de la Universidad son los
pájaros atrapamoscas: el pechirrojo, el sirirí, los azulejos. También hay especies
de loros: guacamayas, y la “guacamaya bandera”, que se ha visto
recientemente en los árboles cercanos a los bloques 16 y 22.

Algunas de estas aves van de paso, pero otras han encontrado su hábitat principal en
la Alma Máter. No todas son migratorias, ya que las migraciones son reconocidas
como viajes por largas distancias en kilómetros; de acuerdo a su ecología, las aves
tienen territorios amplios o cerrados. Algunos pájaros pequeños, como “La
Carcajada”, por ejemplo, tienen en el Campus territorios establecidos.

“cuando vemos un pichón de pájaro tendemos a atenderlo o a llevarlo a un


centro veterinario. Esos procesos suceden continuamente en los bosques y sin
la intervención del humano se solucionan, así que debemos respetar las lógicas
de las aves”.
De las 528 especies de mamíferos que hay en Colombia, según la Sociedad
Colombiana de Mastozoología, 12 fueron identificadas en las áreas escogidas
de la Alma Máter: ocho clases de murciélagos, el tití gris, la zarigüeya, el zorro
cangrejero y la ardilla. Las ratas y ratones no fueron incluidos por ser considerados
plagas. 

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