Está en la página 1de 8

El Divino Narciso - Sor Juana Inés de la Cruz SINAGOGA

PERSONAJES al Señor,
- El divino narciso. GENTILIDAD
- La naturaleza humana. a Narciso,
- La gracia. SINAGOGA
- La gentilidad. todos los hombres,
- La sinagoga. GENTILIDAD
- Enós. Fuentes y flores!
- Un ángel.
- Eco, la naturaleza angélica réproba. (Pónese la NATURALEZA HUMANA en medio
- La soberbia. de los dos coros.)
- El amor propio. NATURALEZA HUMANA
- Ninfas. Gentilidad, Sinagoga,
- Pastores. que en dulces métricas voces 20
- Abraham. a Dios aplaude la una,
- Moisés. y la otra celebra a un hombre:
- Dos coros de música. escuchadme lo que os digo,
atended a mis razones,
Escena I que pues soy madre de entrambas, 25
Salen, por una parte, la GENTILIDAD, de ninfa, a entrambas es bien que toque
con acompañamiento de NINFAS y pastores; y por ley natural oírme.
por otra, la SINAGOGA, también de ninfa, con su SINAGOGA
acompañamiento, que serán los músicos; y detrás, Ya mi amor te reconoce,
muy bizarra, la NATURALEZA HUMANA, ¡Oh Naturaleza!, madre
oyendo lo que cantan. común de todos los hombres. 30
GENTILIDAD
SINAGOGA Y yo también te obedezco,
¡Alabad al Señor todos los hombres! pues aunque andemos discordes
CORO 1.º yo y la Sinagoga, no
¡Alabad al Señor todos los hombres! por eso te desconoce
SINAGOGA mi amor, antes te venera. 35
Un nuevo canto entonad SINAGOGA
a su divina beldad Y sólo en esto conformes
y en cuanto la luz alcanza, 5 estamos, pues observamos,
suene la eterna alabanza ella allá entre sus errores
de la gloria de su nombre. y yo acá entre mis verdades,
CORO 1.º aquel precepto, que impone, 40
¡Alabad al Señor todos los hombres! de que uno a otro no le haga
GENTILIDAD lo que él para sí no abone;
¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores! y como padre ninguno
Y pues su beldad divina, 10 quiere que el hijo le enoje,
sin igualdad peregrina, así no fuera razón 45
es sobre toda hermosura, que a nuestras obligaciones
que se vio en otra criatura, faltáramos, con negar
y en todas inspira amores, nuestra atención a tus voces.
CORO 2.º GENTILIDAD
¡alabad a Narciso, fuentes y flores! 15 Así es; porque este precepto,
SINAGOGA porque ninguno lo ignore, 50
¡Alabad, se lo escribes a tus hijos
GENTILIDAD dentro de los corazones.
aplaudid, NATURALEZA HUMANA
SINAGOGA Bien está; que ese precepto
con himnos, basta, para que se note
GENTILIDAD que como a madre común 55
con voces, me debéis las atenciones.
SINAGOGA de tan grandes beneficios, 105
Pues dinos lo que pretendes. de tan extraños favores)
GENTILIDAD por su hermosura, no más,
Pues dinos lo que dispones. debieran adoraciones;
NATURALEZA HUMANA y a quien la Naturaleza
Digo, que habiendo escuchado (que soy yo), con atenciones, 110
en vuestras métricas voces 60 como a mi centro apetezco
los diferentes objetos y sigo como a mi norte?
de vuestras aclamaciones: Y así, pues madre de entrambas
pues tú, Gentilidad ciega, soy, intento con colores
errada, ignorante y torpe, alegóricos, que ideas 115
a una caduca beldad 65 representables componen,
aplaudes en tus loores, (A la SINAGOGA.)
y tú, Sinagoga, cierta
de las verdades que oyes tomar de la una el sentido,
en tus profetas, a Dios (A la GENTILIDAD.)
Le rindes veneraciones; 70
dejando de discurrir tomar de la otra las voces,
en vuestras oposiciones, y en metafóricas frases,
(A la GENTILIDAD.) tomando sus locuciones 120
y en figura de Narciso,
pues claro está que tú yerras solicitar los amores
(A la SINAGOGA.) de Dios, a ver si dibujan
estos obscuros borrones
y claro el que tú conoces la claridad de sus luces; 125
aunque vendrá tiempo, en que 75 pues muchas veces conformes
trocándose las acciones, divinas y humanas letras,
la Gentilidad conozca, dan a entender que Dios pone
y la Sinagoga ignore... aun en las plumas gentiles
Mas esto ahora no es del caso; unos visos en que asomen 130
y así, volviéndome al orden 80 los altos misterios suyos;
del discurso, digo que y así quiero que, concordes,
oyendo vuestras canciones, (A la SINAGOGA.)
me he pasado a cotejar
cuán misteriosas se esconden tú des el cuerpo a la idea,
aquellas ciertas verdades 85 (A la GENTILIDAD.)
debajo de estas ficciones.
Pues si en tu Narciso, tú y tú el vestido le cortes.
tanta perfección supones, ¿Qué decís?
que dices que es su hermosura SINAGOGA
imán de los corazones, 90 Que por la parte
y que no sólo la siguen 135
las ninfas y los pastores, que del intento me toque,
sino las aves y fieras, te serviré yo con darte
los collados y los montes, en todo lo que te importen,
los arroyos y las fuentes, 95 los versos de mis profetas,
las plantas, hierbas y flores, los coros de mis cantores. 140
¿con cuánta mayor razón GENTILIDAD
estas sumas perfecciones Yo, aunque no te entiendo bien,
se verifican de Dios, pues es lo que me propones,
a cuya beldad los orbes, 100 que sólo te dé materia
para servirle de espejos, para que tú allá la informes
indignos se reconocen; de otra alma, de otro sentido 145
y a quien todas las criaturas que mis ojos no conocen,
(aunque no hubiera razones te daré de humanas letras
los poéticos primores mirando sus perfecciones.
de la historia de Narciso. CORO 2.º
NATURALEZA HUMANA ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!
Pues volved a las acordes 150 CORO 1.º
músicas, en que os hallé, ¡Alabad al Señor todos los hombres!
porque quien oyere, logre SINAGOGA
en la metáfora el ver El sol, la luna y estrellas,
que, en estas amantes voces, el fuego con sus centellas, 190
una cosa es la que entiende 155 la niebla con el rocío,
y otra cosa la que oye. la nieve, el hielo y el frío
y los días y las noches.
Escena II CORO 1.º
SINAGOGA ¡Alabad al Señor todos los hombres!
¡Alabad al Señor todos los hombres! CORO 2.º
CORO 1.º ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores! 195
¡Alabad al Señor todos los hombres! GENTILIDAD
GENTILIDAD Su atractivo singular
¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores! no sólo llega a arrastrar
CORO 2.º las ninfas y los zagales,
¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores! 160 en su seguimiento iguales,
SINAGOGA mas las peñas y los montes. 200
Todos los hombres Le alaben CORO 2.º
y nunca su aplauso acaben ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!
los ángeles en su altura, CORO 1.º
el cielo con su hermosura, ¡Alabad al Señor, todos los hombres!
y con sus giros los orbes. 165 NATURALEZA HUMANA
CORO 1.º ¡Oh, qué bien suenan unidas
¡Alabad al Señor todos los hombres! las alabanzas acordes,
CORO 2.º que de su beldad divina 205
¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores! celebran las perfecciones!
GENTILIDAD Que aunque las desdichas mías
Y pues su beldad hermosa, desterrada de sus soles
soberana y prodigiosa, me tienen, no me prohíben
es de todas la mayor, 170 el que su belleza adore; 210
cuyo sin igual primor que aunque, justamente airado
aplauden los horizontes, por mis delitos enormes,
CORO 2.º me desdeña, no me faltan
¡aplaudid a Narciso, fuentes y flores! piadosos intercesores
CORO 1.º que Le insten continuamente 215
¡Alabad al Señor todos los hombres! para que el perdón me otorgue,
SINAGOGA y el estar en mí su imagen,
Las aguas que sobre el cielo 175 bien que los raudales torpes
forman cristalino hielo, de las aguas de mis culpas
y las excelsas virtudes toda mi belleza borren: 220
que moran sus celsitudes, que a las culpas, el Sagrado
todas Le alaben conformes. Texto, en muchas ocasiones
CORO 1.º aguas llama, cuando dice:
¡Alabad al Señor todos los hombres! 180 «No la tempestad me ahogue
CORO 2.º del agua»; y en otra parte, 225
¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores! alabando los favores
GENTILIDAD de Dios, repite David
A su bello resplandor que su Dios, que le socorre,
se para el claro farol le libró de muchas aguas;
del sol; y por ver su cara, y que los intercesores 230
el fogoso carro para, 185 llegan en tiempo oportuno,
pero que no en los furores ECO
del diluvio de las aguas. Soberbia, Amor Propio, amigos,
Y así, bien es que yo nombre ¿oísteis en esta selva 280
aguas turbias a mi culpa, 235 unas voces?
cuyos obscenos colores SOBERBIA
entre mí y Él interpuestos, Yo atendí
tanto mi ser descomponen, sus cláusulas; por más señas
tanto mi belleza afean, que mucho más que el oído,
tanto alteran mis facciones, 240 el corazón me penetran.
que si las mira Narciso, AMOR PROPIO
a su imagen desconoce. Yo también, que al escuchar 285
Díganlo, después de aquel lo dulce de sus cadencias,
pecado del primer hombre, fuera de mi acuerdo estoy.
que fue mar, cuyas espumas 245 ECO
no hay ninguno que no mojen, Pues, y bien, ¿qué inferís de ellas?
tantas fuentes, tantos ríos SOBERBIA
obscenos de pecadores Nada, porque sólo yo
en quien la Naturaleza conozco que me molestan, 290
siempre sumergida, esconde 250 como la Soberbia soy,
su hermosura. ¡Oh, quiera el cielo las alabanzas ajenas.
que mis esperanzas topen AMOR PROPIO
alguna fuente que, libre Yo sólo sé que me cansan
de aquellas aguas salobres, cariños que se enderezan,
represente de Narciso 255 como yo soy Amor Propio, 295
enteras las perfecciones! a amar a quien yo no sea.
Y mientras quiere mi dicha ECO
que yo sus cristales toque, Pues yo os diré lo que infiero,
vosotros, para ablandar que como mi infusa ciencia
de Narciso los rigores, 260 se distingue de mi Propio
repetid sus alabanzas Amor, y de mi Soberbia, 300
en tiernas aclamaciones, no es mucho que no la alcancen,
uniendo a cláusulas llanto, y es natural que la teman.
porque es lo mejor que oye. Y así, Amor Propio, que en mí
Representad mi dolor; 265 tan inseparable reinas,
que vuestras voces acordes que haces que de mí se olvide, 305
puede ser que Lo enternezcan, por hacer que a mí me quiera
y piadoso me perdone. (porque el Amor Propio
Y pues en edad ninguna es de tal manera,
ha faltado quien abogue 270 que insensato olvida
por mí, vamos a buscar lo mismo que acuerda); 310
la fuente en que mis borrones principio de mis afectos,
se han de lavar, sin dejar pues eres en quien empiezan,
las dulces repeticiones y tú eres en quien acaban,
de la música, diciendo 275 pues acaban en Soberbia
entre lágrimas y voces: (porque cuando el Amor Propio 315
CORO 1.º de lo que es razón se aleja,
¡Alabad al Señor todos los hombres! en Soberbia se remata,
CORO 2.º que es el afecto que engendra,
¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores! que es aquél que todas
las cosas intenta 320
sólo dirigidas
Escena III a su conveniencia),
Salen ECO, ninfa, alborotada; la SOBERBIA, de escuchadme. Ya habéis visto
pastora, y el AMOR PROPIO, de pastor. que aquesta pastora bella
representa en común toda 325
la Humana Naturaleza: de valor y de virtud,
que en figura de una ninfa, de perfección y de ciencia,
con metafórica idea, y en fin, viendo que era yo,
sigue a una beldad que adora, aun de la naturaleza
no obstante que la desprecia; 330 angélica ilustre mía, 385
y para que a las divinas la criatura más perfecta-,
sirvan las humanas letras, ser esposa de Narciso
valiéndose de las dos, quise, e intenté soberbia
su conformidad coteja, poner mi asiento en su solio
tomando a unas el sentido, 335 e igualarme a su grandeza, 390
y a las otras la corteza; juzgando que no
y prosiguiendo las frases, era inconsecuencia
usando de la licencia que fuera igual suya
de retóricos colores, quien era tan bella;
que son uno, y otro muestran, 340 por lo cual, Él, ofendido, 395
Narciso a Dios llama, tan desdeñoso me deja,
porque su belleza tan colérico me arroja
no habrá quien la iguale, de su gracia y su presencia,
ni quien la merezca. que no me dejó ¡ay de mí!,
Pues ahora, puesto que 345 esperanza de que pueda 400
mi persona representa volver a gozar los rayos
el ser angélico, no de su divina belleza.
en común, mas sólo aquella Yo, viéndome despreciada,
parte réproba, que osada con el dolor de mi afrenta,
arrastró de las estrellas 350 en odio trueco el amor 405
la tercer parte al abismo, y en rencores la terneza,
quiero, siguiendo la mesma en venganzas los cariños,
metáfora que ella, hacer y cual víbora sangrienta,
a otra ninfa; que pues ella nociva ponzoña exhalo,
como una ninfa a Narciso 355 veneno animan mis venas; 410
sigue, ¿qué papel me queda que cuando el amor
hacer, sino a Eco infeliz, en odio se trueca,
que de Narciso se queja? es más eficaz
Pues ¿qué más beldad el rencor que engendra.
que la suya inmensa, 360 y temerosa de que 415
ni qué más desprecio la humana naturaleza
que el que a mí me muestra? los laureles que perdí,
Y así, aunque ya lo sabéis, venturosa se merezca,
por lo que a mí me atormenta inventé tales ardides,
(que soy yo tal, que ni a mí 365 formé tal estratagema, 420
reservo la mayor pena), que a la incauta ninfa obligo,
os referiré la historia sin atender mi cautela,
con la metáfora mesma, que a Narciso desobligue,
para ver si la de Eco y que ingrata y desatenta
conviene con mi tragedia. 370 Le ofenda, viendo que Él es 425
Desde aquí el curioso de condición tan severa,
mire si concuerdan que ofendido ya una vez,
verdad y ficción, como es infinita ofensa
el sentido y letra. la que se hace a su deidad,
Ya sabéis que yo soy Eco, 375 no hay medio para que vuelva 430
la que infelizmente bella, a su gracia, porque
por querer ser más hermosa es tanta la deuda,
me reduje a ser más fea, que nadie es capaz
porque -viéndome dotada de satisfacerla.
de hermosura y de nobleza, 380 Y con esto a la infeliz 435
la reduje a tal miseria, con homenajes altivos
que por más que tristemente escalar el cielo intenta,
gime al son de sus cadenas, y creyendo su ignorancia
son en vano sus suspiros, que era accesible la esfera
son inútiles sus quejas, 440 a corporales fatigas 495
pues, como yo, no podrá y a materiales tareas,
eternamente risueña altiva torre fabrica,
ver la cara de Narciso: pudiendo labrar más cuerda
con lo cual vengada queda inmateriales escalas
mi injuria, porque 445 hechas de su penitencia. 500
ya que no posea A cuya loca ambición,
yo el solio, no es bien en proporcionada pena,
que otra lo merezca, correspondió en divisiones
ni que lo que yo perdí, la confusión de las lenguas;
una villana grosera, 450 que es justo castigo 505
de tosco barro formada, al que necio piensa
hecha de baja materia, que lo entiende todo,
llegue a lograr. Así es bien que a ninguno entienda.
que estemos todos alerta, Después de así divididos,
para que nunca Narciso 455 les insistí a tales sectas, 510
a mirar sus ojos vuelva: que ya adoraban al sol,
porque es a Él tan parecida, ya el curso de las estrellas,
en efecto, como hecha ya veneraban los brutos,
a su imagen (¡ay de mí!, ya daban culto a las peñas,
de envidia el pecho revienta), 460 ya a las fuentes, ya a los ríos, 515
que temo que, si la mira, ya a los bosques, ya a las selvas,
su imagen que mira en ella sin que quedara criatura,
obligará a su deidad por inmunda o por obscena,
a que se incline a quererla; que su ceguedad dejara,
que la semejanza 465 que su ignorancia excluyera; 520
tiene tanta fuerza, y adorando embelesados
que no puede haber sus inclinaciones mesmas,
quien no la apetezca. olvidaron de su Dios
Y así, siempre he procurado la adoración verdadera;
con cuidado y diligencia 470 conque amando estatuas 525
borrar esta semejanza, su ignorancia ciega,
haciéndola que cometa vinieron a casi
tales pecados, que Él mismo transformarse en ellas.
-soltando a Acuario las riendas- Mas no obstante estos delitos,
destruyó por agua el mundo, 475 nunca han faltado centellas 530
en venganza de su ofensa. que de aquel primer origen
Mas como es costumbre suya, el noble ser les acuerdan;
que siempre piadoso mezcla y pretendiendo volver
en medio de la justicia a la dignidad primera,
los visos de la clemencia, 480 con lágrimas y suspiros 535
quiso, no obstante el naufragio, aplacar a Dios intentan.
que a favor de la primera Y si no, mirad a Abel,
nadante tabla, salvase que las espigas agrega
la vida que aún hoy conserva; y los carbones aplica,
que aun entre el enojo, 485 para hacer a Dios ofrenda. 540
siempre se Le acuerda
la misericordia, Escena IV
para usar más de ella. Ábrese un carro; va dando vuelta, en elevación,
Pero apenas respiró ABEL, encendiendo la lumbre; y encúbrese
del daño, cuando soberbia, 490 cantando.
ABEL Señor, tu clemencia,
¡Poderoso Dios o bórreme a mí
de piedad inmensa, de la vida eterna!
esta ofrenda humilde ECO
de mi mano acepta! Pero ¿para qué es cansaros?
ECO Atended de los profetas 580
Al santo Enós atended, 545 y patriarcas al coro
que es el primero que empieza que con dulces voces tiernas
a invocar de Dios el nombre piden el remedio a Dios,
con invocaciones nuevas. quieren que a aliviarlos venga.
CORO 1.º
(Pasa de la misma manera ENÓS, de rodillas, ¡Abrid, claros cielos 585
puestas las manos, y canta.) vuestras altas puertas,
y las densas nubes
ENÓS al justo nos lluevan!
¡Criador poderoso ECO
del cielo y la tierra, 550 Pues atended, misteriosa,
sólo a Ti por Dios a otra petición opuesta, 590
confiesa mi lengua! al parecer, a ésta, pues
ECO dice con voces diversas:
Ved a Abraham, aquel monstruo CORO 2.º
de la fe y de la obediencia, ¡Ábranse las bocas
que ni dilata matar 555 de la dura tierra,
al hijo, aunque más lo quiera, y brote, cual fruto, 595
por el mandato de Dios; el Salvador de ella!
ni duda de la promesa ECO
de que al número sus hijos Con que los unos Le piden
igualen de las estrellas. 560 que del cielo les descienda,
Y ved cómo Dios benigno, y que de la tierra nazca
en justa correspondencia, quieren otros, de manera 600
la víctima le perdona que ha de tener, quien los salve,
y el sacrificio le acepta. entrambas naturalezas.
Pues yo, ¡ay de mí!, que en Narciso
(Pasa ABRAHAM, como lo pintan, y sale un conozco, por ciertas señas,
ÁNGEL.) que es Hijo de Dios, y que 605
nació de una verdadera
ÁNGEL mujer, temo, y con bastantes
(Canta.) fundamentos, que éste sea
el Salvador. Y porque
¡Para herir al niño 565 a la alegoría vuelva 610
la mano no extiendas, otra vez, digo que temo
que basta haber visto que Narciso, que desdeña
cuánto al Señor temas! mi nobleza y mi valor,
ECO a aquesta pastora quiera;
Ved a Moisés, que caudillo porque suele el gusto, 615
de Dios al pueblo gobierna, 570 que leyes no observa,
y viendo que ha idolatrado dejar el brocado
y Dios castigarlo intenta, por la tosca jerga.
su autoridad interpone Y para impedir, ¡ay triste!,
y osadamente Le ruega. que sobre la injuria hecha 620
a mi ser y a mi hermosura,
(Pasa MOISÉS, con las Tablas de la Ley, y canta.) otra mayor no me venga,
hemos de solicitar,
MOISÉS que si impedirle que a verla
¡O perdone al pueblo, 575 no llegue, no sea posible, 625
que consigamos siquiera tan olvidado de sí
que en las turbias aguas que ha que no come cuarenta
de su culpa sea, días, dejadme llegar
para que su imagen y con una estratagema 680
borrada parezca. 630 conoceré si es divino,
¿Qué os parece? pues en tanta fortaleza
SOBERBIA lo parece, pero luego
¿Qué me puede en la hambre que Le aqueja
parecer, si de tu idea muestra que es hombre no más, 685
soy, desde que tienes ser, pues la hambre Le molesta.
individua compañera, Y así yo intento llegar
tanto, que por asentir 635 amorosa y halagüeña,
a mis altivas propuestas, que la tentación
en desgracia de Narciso ¿quién duda que sea 690
estás? Pero aunque desprecia más fuerte, si en forma
Él, y toda su facción, de una mujer tienta?
tus partes y tu nobleza, 640 Y así, vosotros estad,
ya has visto, que cuando de todo cuanto suceda,
los demás te dejan, a la mira.
sólo te acompaña SOBERBIA y
siempre tu Soberbia. AMOR PROPIO
AMOR PROPIO Así lo haremos
Y yo, que desde el instante 645 695
que intentaste tu suprema porque acompañarte es fuerza.
silla sobre el Aquilón
poner, y que tu grandeza
al altísimo igualara,
me engendraste, contra ésa 650
que, representada en visos,
te dieron a entender que era
la que, aunque inferior
en naturaleza,
en mérito había 655
de ser más excelsa;
y dándote entonces tú
por sentida de la ofensa,
concebiste tal rencor,
engendraste tanta pena, 660
que en odio mortal,
que en rabiosa queja
se volvió el cariño,
trocó la fineza...
Y así, si soy tu Amor Propio, 665
¿qué dudas que me parezca
bien, que pues padeces tú,
el mundo todo padezca?
¡Padezca esa vil pastora,
padezca Narciso y muera, 670
si con muerte de uno y otro
se borran nuestras ofensas!
ECO
Pues tan conformes estáis,
y en la elevada eminencia
de esta montaña se oculta, 675
acompañado de fieras,

También podría gustarte