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- En el recinto existen dos baños (uno en los jardines, otro junto al “Patio de la Montería”).
Teniendo en cuenta que el resto de la actividad se realiza en una zona en la que no existen
baños públicos, sería conveniente que el alumnado aprovechase la visita al recinto para ir al
baño si lo necesitase.
2. Paseo Barrio Santa Cruz.
PLAZA DEL TRIUNFO
Sin embargo, por tierra, el terremoto se sintió en Sevilla en el momento en el que se estaba
celebrando una misa en la Catedral en honor de la Festividad de Todos los Santos. Esta misa se
trasladó, entre el terror del momento, a la Plaza de la Inmaculada rogando por el cese del temblor.
La realidad fue el temblor cesó sin grandes desastres y se consideró un «Triunfo» gracias a la fe.
Desde aquel momento la Plaza pasó a llamarse Plaza del Triunfo y a la festividad de Todos los
Santos se le añadió el actual Día de los Difuntos, en homenaje a todas las personas que fallecieron
como consecuencia del terremoto.
PATIO DE BANDERAS
Sin embargo, los judíos no olvidaron y hacia 1480, uno de ellos, persona de elevada posición en
el Ayuntamiento de Sevilla, Diego Susón, monta junto con otros judíos, algunos de ellos de
reconocida posición, un complot para vengar los sucesos de 1391, complot que incluso pretendían
que llegara a desestabilizar el propio Estado.
Este hombre tenía una hija de gran belleza según las crónicas de la época, Susana Ben Susón a la
que incluso llamaban la «fermosa hembra». Susana era amante de un caballero de la nobleza
sevillana y cuando sorprendió una conversación de su padre con el resto de conspiradores, oyó el
nombre de su amante en la lista que estaban confeccionando de personas a las que asesinar.
Debatiéndose entre traicionar a su padre y a su raza o salvar a su amante, optó por esto último e
informó a su amante de lo que su padre estaba preparando. Éste informó inmediatamente a las
autoridades, las cuales esperaron a que los conspiradores se reunieran en la casa de Diego Susón,
momento en el que asaltaron la casa.
Aquellos conspiradores que lograron huir por una puerta trasera se salvaron y vivieron. Los que
intentaron huir por la puerta principal fueron asesinados allí mismo. Desde entonces, la calle donde
estaba la puerta trasera y por la que se salvaron los que vivieron pasó a llamarse Calle Vida y la
calle donde estaba la puerta principal en la que murieron los que quisieron salir por ella, pasó a
llamarse Calle Muerte.
Pero esta historia no termina ahí, ya que, en el testamento de Susana, a su muerte, dejó dispuesto
que como castigo a la traición que había efectuado para con su raza, se la decapitara y su cabeza
quedara expuesta en el dintel de la puerta de su casa para escarnio de
los que pasaron por allí. Esta cabeza estuvo expuesta hasta principios
del siglo XVII, cuando el Ayuntamiento de Sevilla ordenó retirarla
por entender que era demasiado macabro.
Una de las peculiaridades de esta Plaza de Doña Elvira gira en torno a una leyenda según la cual
en el siglo XVII había un solar en esta plaza donde hubiera estado la casa de Don Gonzalo de
Ulloa. Este señor era el padre de Doña Elvira, y en esta plaza se conocieron la propia doña Elvira
y el famoso don Juan Tenorio. La realidad es que este nombre se referiría a Doña Elvira, la hija
del Canciller de Castilla, conocido como el Canciller López de Ayala.
Precisamente fue el padre de Doña Elvira de Ayala, el canciller López de Ayala, quien recibió de
manos de Enrique III algunos bienes de los judíos y también la antigua aljama. Y fue precisamente
en esta plaza, que durante un tiempo fue utilizada como corral de comedias, donde se estrenaron
algunas obras de Miguel de Cervantes.
La plaza, aunque es pequeña, es muy hermosa, y está llena de árboles y una fuente que dan fresco
al recinto, por lo que puede ser un lugar idóneo para hacer una parada en nuestro paseo literario,
tomar algo fresco1, etc.
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En la calle que conecta la plaza de doña Elvira con la plaza de los Venerables Sacerdotes existe un establecimiento
(bar y heladería) en la que se pueden adquirir bebidas.
PLAZA DE LOS VENERABLES SACERDOTES
Uno de los sevillanos más famosos de la historia es sin duda Don Juan Tenorio, pese a que se trata
de un personaje ficticio que nunca llegó a existir. La primera versión que se escribió sobre este
tema fue en 1630 en la obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra, de Tirso de
Molina. Mozart, Molière y Byron también usaron el don Juan como personaje de sus obras. Pero
sin duda el autor que hizo famoso al personaje fue José Zorrilla. La acción del personaje se sitúa
en la Sevilla del siglo XVI, en el barrio de Santa Cruz. Don Juan es un personaje que se pasa toda
su vida seduciendo a las mujeres y enfrentándose a los hombres. Don Juan se apuesta con su amigo
Luis Mejía que conquistará en tiempo récord a una ingenua novicia y a la novia de su enemigo.
Un tiempo después consigue ambos objetivos: engañar a la novia de su rival y raptar del convento
a la inocente y pura Doña Inés de Ulloa, la cual cree en el amor verdadero.
De manera inesperada, Don Juan se enamora perdidamente de Doña Inés y decida pedirle su mano
a su padre, Don Gonzalo de Ulloa. Al enterarse de todo, Don Gonzalo y Don José Mejía, van a
casa de Don Juan Tenorio para plantarle cara por haber engañado a las dos mujeres. Don Juan se
enfrenta a los dos caballeros, logrando matarlos. Tras el suceso, Don Juan huye despavorido,
abandonando a Doña Inés, que muere de pena. Años después éste vuelve al lugar de los hechos,
donde se encuentra con la noticia de la muerte de Doña Inés, tras lo cual pide perdón muy
arrepentido. Cuando las almas de sus antiguas víctimas estaban a punto de llevárselo al infierno,
en ese instante hizo aparición el espectro de doña Inés, impidiendo que se lo lleven y salvando a
su amado.
La obra se representa cada año en Sevilla la víspera del Día de Todos los Santos, rivalizando con
la tradición americana de Halloween. Se celebra ese día porque fue la segunda vez que se
representó sobre un escenario.
PLACA A WASHINGTON IRVING, PLAZA DEL ALFARO Y REJA DEL DIABLO
Su origen real se atribuye a unos herreros de la provincia de Jaén (Jaén o Úbeda) que son los que
habrían hecho esta reja. Rejas similares solo existen en Viena, Florencia o en la localidad
de Sitges, también en España.
CASA DE MURILLO
Pues bien, en esa desaparecida iglesia fue enterrado uno de los pintores sevillanos más notables,
nada menos que Don Bartolomé Esteban Murillo. Su casa estaba en una de las calles colindantes,
la calle Santa Teresa, siendo ésta su parroquia. Al desaparecer la iglesia, los enterramientos de las
criptas quedaron, como es lógico, bajo tierra, en algún lugar de la plaza. Hoy podemos ver una
lápida colocada por la Academia de Bellas Artes en 1858 que recuerda que, en algún punto de la
plaza, en lo que fue el primitivo templo de Santa Cruz, fueron depositados los restos del
ilustre pintor sevillano.
Las circunstancias de su muerte están rodeadas de un halo de misterio, pues este lugar ha visto
nacer una leyenda en torno a su fallecimiento. Según se cuenta, un día iba paseando Murillo por
el puerto de Sevilla cuando una gitana le leyó la mano y le anunció que moriría en una boda. Al
parecer, Murillo no dio crédito al vaticinio y consideró el aviso como una anécdota sin
importancia… Pasaron paulatinamente los años y el pintor siguió trabajando incansablemente
hasta los años finales de su vida. Una de sus últimas obras fue un encargo que recibió del convento
de los capuchinos de Cádiz, que le pidieron un lienzo para su altar mayor. Cuando Murillo estaba
trabajando en la obra, cayó del andamio y resultó gravemente herido. La casualidad quiso que la
escena representada en la pintura fuese, precisamente, una boda. Se trataba de Los desposorios
místicos de Santa Catalina, que representa la unión simbólica entre la Santa y Cristo. Se dice que
la caída le provocó lesiones muy serias que lo llevaron a la muerte, aunque no está del todo claro
si este accidente fue la causa directa de su fallecimiento o, simplemente, agravó alguna enfermedad
preexistente. Los cierto es que, apenas unos meses después de la caída, Murillo fallece a los 65
años de edad.
A continuación, la visita se dirige a la Plaza Virgen de los Reyes a través de la calle Mateos Gago, donde existen
numerosos establecimientos para adquirir algún recuerdo, alguna bebida fresca, etc.
PLAZA VIRGEN DE LOS REYES
Cuenta la leyenda que el rey Fernando III tuvo una visión de la Virgen el día anterior a la toma de
Sevilla. En la aparición, el rey vio a la Virgen sentada con su hijo en brazos y le dijo: «Fernando,
por tu gran piedad, yo te prometo que habrás de conquistar Sevilla». Cuando conquistó Sevilla,
San Fernando quiso elaborar una talla de la Virgen como muestra de gratitud. Sin
embargo, rechazó todas las tallas de los escultores porque no se asemejaba a la de su aparición. Se
estaba dando por vencido cuando aparecieron tres jóvenes que decían ir de paso y que aseguraban
estar cualificados para tallar la Virgen. San Fernando les dio todo el material necesario y les dio
cobijo.
Con esta misión, los escultores se pusieron manos a la obra. De pronto, una de las sirvientas
escuchó música celestial y fue a comprobar el estado en el que se encontraba la talla. Miró a través
de la cerradura y vio que los trabajadores estaban cantando plegarias. Acto seguido, fue a
comunicárselo al rey y este se dirigió a la estancia. Al entrar se llevó la mayor sorpresa de su vida:
allí estaba la talla de la Virgen tal como la había visto en la visión. Fue en ese momento cuando se
dio cuenta que los escultores eran 3 ángeles celestiales.