En el proceso de reclutamiento del personal de trabajo existen múltiples
pruebas y filtros para desarrollar y elegir al talento adecuado. Una herramienta indispensable es el test de personalidad, el cual permite conocer a profundidad los intereses, aptitudes y otras características del postulante. El cual su objetivo será pronosticar si se adecuará con éxito tanto al equipo de trabajo como a la cultura organizacional, para así desarrollar sus funciones de manera óptima. Un test de personalidad profesional es una prueba psicológica con una serie de preguntas, actividades o tareas en las que el postulante debe contestar con sinceridad y espontaneidad. Gracias a eso, rasgos del postulante como el carácter, la capacidad de adaptación, la estabilidad emocional o la tolerancia a la frustración salen a la luz. El T2PT ha sido diseñado con la finalidad de evaluar siete factores de la personalidad, que han sido desglosados en rasgos, a fin de obtener indicadores de evaluación gráficos y también verbales. Para obtener el listado de indicadores que se relacionan con los rasgos que evalúan los siete factores, se relacionaron indicadores gráficos y verbales con los rasgos de personalidad evaluados por el CPS (Cuestionario de personalidad situacional) y el ICE de BarOn (Inventario de inteligencia emocional). Factores que evalúa el test de personalidad Liderazgo: Capacidad para dirigir grupos y conseguir las metas planteadas a corto o largo plazo. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: independencia, empatía, solución de problemas, flexibilidad, autoconcepto, confianza en sí, sociabilidad, inteligencia social y ajuste. •Trabajo en equipo: Capacidad de colaborar y cooperar con los demás para conseguir objetivos en común. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: asertividad, empatía, relaciones interpersonales, flexibilidad, sociabilidad, ajuste social, tolerancia, inteligencia social, consenso y solución de problemas. •Relaciones interpersonales (habilidades sociales): Capacidad para establecer y mantener relaciones cordiales. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: asertividad, empatía, sociabilidad, inteligencia social, deseabilidad social, consenso y extroversión. •Negociación: Habilidad para crear un ambiente propicio para la colaboración, llegar a acuerdos satisfactorios para todos y lograr compromisos duraderos que fortalezcan la relación. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: asertividad, empatía, solución de problemas, flexibilidad, optimismo, estabilidad emocional, autoconcepto, eficacia, confianza en sí, sociabilidad, integridad-honestidad y extroversión. •Rendimiento laboral: Nivel de desempeño y ejecución por encima del nivel esperado. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: solución de problemas, flexibilidad, autoconcepto, eficacia, confianza en sí, control cognitivo, tolerancia, integridad-honestidad, control y ajuste. •Estabilidad emocional: Habilidad para mantener el control y la estabilidad de las emociones en diferentes situaciones laborales. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: tolerancia al estrés, control de impulsos, estabilidad emocional, ansiedad y agresividad. •Percepción del entorno laboral: Percepción y actitud positiva que se tiene del entorno laboral. Este factor está conformado por los siguientes rasgos: autorrealización, estado de ánimo general, optimismo y ansiedad. Los puntajes altos y bajos revelan qué tan desarrollados se encuentran dichos factores. Para evaluarlos se cuenta con 21 indicadores gráficos y 9 verbales, que hacen un total de 30. Según (Dafne, 2020) es importante considerar que los test de personalidad evalúan también las competencias, actitudes, experiencias y conocimientos de tus candidatos y identificar lo siguiente: Conocer mejor aptitudes e intereses y características de la personalidad de posibles empleados. Lo que demostrará si el departamento a donde será asignado es el adecuado para él o ella y si será un acierto para su futuro equipo de trabajo. También Ahorras tiempo y dinero invertido durante la selección de tu personal; el cual podrías dedicar a otras áreas de tu empresa. Además de que la retención de tu talento se mantendrá estable y beneficiará tu reputación en el sector laboral. Así mismo podrás predecir con mayor exactitud el comportamiento que tendrá tu empleado ante contratiempos o situaciones estresantes durante sus tareas o actividades diarias. Así como definir la posible interacción con sus compañeros de trabajo. Según (Conexión ESAN, 2018) el test de personalidad mide factores como las motivaciones, rasgos temperamentales, estabilidad emocional, capacidad de interacción social, entre otros elementos. Existen varios tipos de pruebas, pero la más empleada por las áreas de Recursos Humanos alrededor del mundo es el Cuestionario Factorial de la Personalidad o test de personalidad 16 PF, creado por el psicólogo británico Raymond Cattell en 1993. El test de personalidad 16 PF es un referente global en el campo de la administración de capital humano. Ha recibido diversas mejoras con el pasar de los años, lo que ha potenciado su fiabilidad y validez. Así, representa uno de los instrumentos más confiables para reclutar al mejor talento para una organización, lo que ahorra tiempo, dinero y asegura el éxito de un puesto laboral o un proyecto en específico. El autor (Alejandro, 2022) hace mención que en relación con el estudio de la personalidad han surgido diferentes problemas metodológicos. Los principales han sido la creación de instrumentos que puedan medirla y un enfoque claro desde el que partir, donde consideran tres enfoques para identificar la personalidad de una persona, primeramente, el internalista este planteamiento teórico entiende a la persona como un ser activo y determinante fundamental de su conducta manifiesta. La característica principal a estudiar son las variables personales del sujeto. Por lo tanto, en este modelo lo importante es conocer los rasgos de la personalidad de cada uno de los individuos y teniendo en cuenta la evidencia científica actual, este modelo se suele ver como algo anticuado y poco realista. A simple vista se ve que las personas cambian de comportamiento según el contexto. No nos comportamos igual cuando estamos con la familia, que en el trabajo o con los amigos. Además, intentar agrupar la personalidad de un sujeto en unos cuantos factores estables que predicen la conducta manifiesta es realmente complicado. Siguientemente en el enfoque situacionista es el contrario al anterior enfoque, esté entiende a la persona como un sujeto pasivo y reactivo al contexto. Lo que va a influir a la hora de predecir la conducta van a ser las variables situacionales. En este modelo no importan los rasgos y cualidades de una persona, el mayor peso recae en la fuerza de la situación. Este modelo se basa en el supuesto de que toda la conducta es aprendida; por ello, deben estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas formas de actuar. Aquí nace un enfoque de estímulo-respuesta muy propio de los paradigmas conductistas. Como último el enfoque interaccionista en un intento de aunar las dos perspectivas anteriores y solventar sus errores, nace el modelo interaccionista de la personalidad. Desde este paradigma entendemos que la conducta está determinada por la interacción entre las variables personales del sujeto y las variables situacionales. Un aspecto importante a entender es que la personalidad es producto de la interacción del sujeto con su contexto.