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GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Secretaría de Educación

“2010 - Año del Bicentenario de la Revolución de Mayo”

SUBSECRETARÍA DE PROMOCIÓN DE IGUALDAD Y


CALIDAD EDUCATIVA
DIRECCIÓN DE PLANEAMIENTO E INFORMACIÓN
EDUCATIVA

PLAN PROVINCIAL DE LECTURA


ÁREA DE GESTIÓN CURRICULAR: LENGUA Y LITERATURA

24 DE MARZO: Día Nacional de la Memoria por


la Verdad y la Justicia
Lecturas posibles para Educación Secundaria

Ley 25.633 (agosto, 2002)

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso sancionan con


fuerza de Ley:

ARTICULO 1º — Institúyese el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la


Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del
año 1976.

«Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que
remover el pasado. [...] Están perfectamente equivocados. Las heridas
aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un
cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia.
Sólo así es posible el olvido verdadero»

(Juan Gelman, poeta argentino, en su discurso de recepción del Premio Cervantes de Literatura 2007, el más
prestigioso de las letras castellanas, de manos del rey Juan Carlos I de Borbón, en la Universidad de Alcalá de
Henares, España)
El punto de partida:

La escuela constituye un espacio propicio para abordar los hechos de la historia

reciente. El golpe de Estado de 1976 debe ser trabajado en las aulas para

reflexionar sobre el valor de la democracia y la vigencia de los derechos humanos,

para bucear en los conceptos básicos del Estado de derecho y recuperar la

importancia de la memoria construyendo un futuro donde hechos como éstos nunca

más se repitan1.

Algunas premisas:

9 Memoria, reflexión, palabra: un Ejercicio ineludible para la escuela

(Gotbeter, 2006).

9 “… es (…) el equipo profesional de docentes y directivos de cada escuela el

que debe propiciar un debate interno, lograr consensos, aceptar

diferencias, lo que no es fácil sobre cuestiones que a menudo despiertan

pasiones. Sin duda, la riqueza del trabajo con los alumnos será posible en la

medida en que el debate esté también abierto entre los docentes de la

escuela” (Gotbeter, 2006).

9 “…uno de los primeros riesgos que tenemos con un tema como este es una

excesiva simplificación que implica bajarlo a un nivel absolutamente

moralista, de decir "ocurrió algo malo que no tiene que volver a pasar" y

punto. Entonces ponemos a los chicos en contacto con nuestras conclusiones

pero no les damos los elementos para que ellos puedan pensar sobre lo que

ocurrió, cómo ocurrió, cómo fue posible que ocurriera…” (Siede, 2006).

1
Fuente: Educ. ar, el portal Educativo del Estado Argentino. 24 de marzo. Materiales para trabajar en la escuela,
http://www.educ.ar/educar/site/educar/militar%20de%201976.html?uri=urn:kbee:328ed620-7289-11dc-9dcd-
00163e000038&page-uri=urn:kbee:ff9221c0-13a9-11dc-b8c4-0013d43e5fae
9 “… es importante dejarle un lugar a la opinión de los chicos. Una vez que

nosotros trabajamos los hechos que ocurrieron y conceptualmente algunas

de las categorías que los explican, necesitamos también que los chicos

atraviesen instancias que les permitan ir formando opinión, ir planteando

qué posición toman ellos frente a cada uno de estos temas. Y no como una

posición general sino a partir de una escena, a partir de un momento, de una

situación, que ellos hagan el ejercicio de tomar posición porque esto es

parte de la formación política que la escuela puede ofrecer a los chicos:

acostumbrarlos a pensar y a tomar posición aunque sea momentánea, aunque

sea transitoria frente a un problema para después volver sobre ella y

repensarla y revisarla…”. (Siede, 2006).

Posibilidades para trabajar con los estudiantes:

9 Recorridos literarios

9 Canciones

9 Testimonios

9 Textos de opinión

9 Entrevistas

9 Especiales de televisión, imágenes, audio, videos y películas

Referencias bibliográficas

Gotbeter, G. (2006). Memoria, reflexión, palabra: un Ejercicio ineludible para la


escuela. En 12(ntes), papel y tinta para el día a día en la escuela, (1)1-2. Buenos
Aires.

Siede, I. (2006). Entrevista. En 12(ntes), papel y tinta para el día a día en la


escuela, (1) 3-5. Buenos Aires.
Recorridos literarios: vidas, obras y
palabras
Poetas y narradores argentinos que fueron víctimas de la represión
militar.

Francisco Urondo2

Vida y obras

Francisco Urondo nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y


militante político, Paco Urondo dio su vida luchando por el ideal de una sociedad
más justa. "No hubo abismos entre experiencia y poesía para Urondo." –dice Juan
Gelman– "corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que
un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que
van del misterio de la lengua al misterio de la gente. Paco fue entendido en eso y
sus poemas quedarán para siempre en el espacio enigmático del encuentro del
lector con su palabra. Fue –es– uno de los poetas en lengua castellana que con más
valor y lucidez, y menos autocomplacencia, luchó con y contra la imposibilidad de la
escritura. También luchó con y contra un sistema social encarnizado en crear
sufrimiento."

Su obra poética comprende Historia antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961),
Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antología
publicada en Madrid en 1971). Ha publicado también los libros de cuentos Todo eso
(1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro);
Veinte años de poesía argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972), y
en 1973, La patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre de Trelew del
'72. Es autor en colaboración de los guiones cinematográficos de las películas
Pajarito Gómez y Noche terrible, y ha adaptado para la televisión Madame Bovary
de Flaubert, Rojo y Negro de Stendhal y Los Maïas de Eça de Queiroz. En 1968

2
Fuente: http://www.literatura.org/Urondo/fupdb.htm
fue nombrado Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y en 1973,
Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires. Como periodista colaboró en diversos medios del país
y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y
Noticias.
Murió en Buenos Aires en junio 1976, en un enfrentamiento.

Palabra

De Poemas póstumos

Milonga del marginado paranoico

Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo,
me han dado razones de peso técnico largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo, porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque
que nos traga la lengua; pido entonces disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.

No puedo quejarme

Estoy con pocos amigos y los que hay


suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. La usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo– salud
y suerte–, hablar humildemente
de estas posibilidades amenazantes.

Espero que el rencor no intercepte


el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo.

Muchas gracias

Sirve y me inclino
ante tu palabra, luz de mi pensamiento. Abrirán
las puertas, dejarán entender: los artistas, los
intelectuales, siempre
han sacudido el polvo de la realidad; descubrieron
caminos, emancipaciones
que no siempre lograron recorrer: era
prematuro en algunos casos, en otros fue distinto
– convengamos–, otras palabras son, bajar
la corredera de la mira, buscar con el guión
y dar justamente sobre algo que puede
moverse; un bulto,
un meneo a menos de cien metros
de tu corazón vulnerable, también enemigo.

La suerte ha dejado aquí de andar


fallando: se encendió la luz y pudo verse el caos, las
flagrancias: esa mano
allí, esta codicia; el miedo y otras mezquindades se pusieron
en evidencia y el amor
no aparecía por ninguna parte. Recompuestos
de la sorpresa, rendidos ante los hechos, nadie
pudo negar que en este país, en este
continente, nos estamos todos muriendo de vergüenza.

Aquí estoy perdiendo amigos, buscando


viejos compañeros de armas, ganándome tardíamente
la vida, queriendo respirar
trozos de esperanzas, bocanadas de aliento; salir
volando para no hacer agua, para
ver toda la tierra y caer en sus brazos.

La verdad es la única realidad (poema inédito)

Del otro lado de la reja está la realidad, de


este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973

Miguel Angel Bustos

Vida y obras

Miguel Ángel Bustos Von Joecker nació en Buenos Aires en 1933. Desaparecido
por la dictadura militar el 30 de mayo de 1976. Cursó estudios de Derecho y
Filosofía y Letras. Viajó por el norte de su país, Brasil, Bolivia y Perú en una
búsqueda de la identidad continental que refleja en poemas y dibujos vinculados al
surrealismo y la literatura fantástica.

Entre 1966 y 1967 el dibujo comenzó a ocupar un espacio tan absoluto como el de
su poesía; cuatro de sus libros están ilustrados por él. En 1968 obtuvo el Segundo
Premio Nacional de Poesía por Visión de los hijos del mal. Cuatro años después
nació su único hijo, Emiliano. Era militante del Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT). Colaboró como crítico literario en las revistas Panorama,
Siete Días y en los diarios La Opinión y El Cronista Comercial. También fue un
asiduo colaborador del equipo periodístico que editaba el quincenario político
Nuevo Hombre que, luego de Silvio Frondizi, dirigía Rodolfo Mattarollo.

En su memoria, dijeron…

Fragmento del Prólogo a la edición de Despedida de los ángeles. Por Alberto


Szpunberg
PRETEXTO, PURO PRETEXTO3

Porque con Miguel Ángel, con sus ojos claros, grandes, a veces patéticos,
amenazadoramente dilatados, y su eterno rostro de niño, inocente, pícaro, sufrido,
hermoso, con su traje cada vez más gastado y más elegante, y sus bromas y sus
delirios y sus suicidios y sus ataques de asma y su “lesión epiléptica” y sus dibujos
tan bellos como alucinantes y sus terribles y maravillosas locuras, la solemnidad
entre nosotros nunca, nunca fue posible, y mucho menos concebible la de un
prólogo. Por eso, estas líneas sólo son un encuentro más, a la vez casual y buscado,
como cualquiera de los encuentros de entonces, primero en el Macumba o el Coto o
el Florida, bares que ya no están, aunque en los últimos tiempos ya fuesen citas
obligatoriamente fugaces en cafés más inocentes, que quizás aún resisten,
eternamente subversivos, luminosamente secretos, casi sin otros dueños que los
parroquianos, es decir, todos nosotros.

Quizá aquí tendría que volcar datos, la fecha de nacimiento (de muerte,
significativamente, no hay), sus viajes, sus estudios, su pintura, sus penurias
económicas, los días de suicidio, los avatares políticos de la izquierda, pero sería
mentir, porque muchas tardes, en una redacción de tantas, sacudiéndose las sutiles
pero pesadísimas cadenas del periodismo, Miguel Ángel y yo hablamos de nuestras
reencarnaciones pasadas y futuras, aunque la visión del río desde los ventanales de
la Editorial Abril (y los seductores paisajes de esa redactora de la sección
Espectáculos) nos convencía de que este “karma” era y sigue siendo el más
apasionante de todos, pese a la derrota, pese a las ausencias, pese a su ausencia.

...Recuerdo la vez que tropecé con Miguel Ángel, una noche precisamente de mucho
frío. Justo unos minutos después de toparme con Paco Urondo, sonriente, seguro,
rodeado por sus compañeros, eufórico porque acababa de ver al General asomado
por la ventana, me encontré con Miguel Ángel. Ahí estaba él, con su traje de
siempre y avanzando, con una frazada al hombro, por la calle Gaspar Campos, sin la
menor euforia pero preparándose para dormir en el terreno baldío que había ahí
enfrente.

Acá está el pueblo, Alberto, y algo tiene que pasar - me dijo- , yo no me voy.

No hubo forma de convencerlo, y se quedó, y aún sigue, aún sigue, en ese terreno
baldío, en este país baldío, y aquí está.

3
Fuente: La Tecla Eñe - Ideas, cultura y otras Historias - Número 16, 2005.
http://www.icarodigital.com.ar/numero16/zona/poemasbustos.htm
... El domingo 31 de mayo de 1976, que quiso ser un domingo como otros, Miguel
Ángel salió de su casa de la calle Hortiguera, a dos cuadras del Parque Chacabuco,
para pasear con Emiliano, que acababa de cumplir cuatro años. Pero esa noche, a las
diez y media, mas o menos, u once menos cuarto, tocaron el timbre, acaso hubiese
podido huir, pero se negó... Las tarjetas amarillas que mostraron los asesinos
intentaron dar al allanamiento ciertos visos de legalidad. Uno de ellos le dijo
cínicamente: “lleva una frazada, Bustos, que va a hacer frío”.

Aún hace frío.

Alberto Szpunberg. (El Masnou, invierno/90 - Buenos Aires, verano/97)

Palabras

De Pureza de estar vivo, 1961

Mirando las fotos en memoria de los campos de concentración de la última guerra

Qué han hecho de nosotros

qué es aquel sangriento alambre de huesos

quebrados en el horizonte.

Silencio

sobre el polvo

silencio

cae la lluvia y la música lejana

sobre los campos.

Fue tan viva la muerte

que en estas tierras de paz dormida

se alzó y murió mil veces mi corazón.

(5 de Octubre)
Espumas de luz y sombra: murallón de vida.

Apenas vuele sobre el llanto

por mi lengua riendo llegaré a tus manos.

Elástico al sol subiré enorme

acorralando en la noche

el día de vientos afilados.

Niños heridos

palomas de hambre

amordazan mis besos

sacuden mis risas y te alejan

para que muerda la vida y no me canse la muerte

De Corazón de piel afuera, 1959.


Haroldo Conti4

VIDA y OBRAS

Haroldo Conti nació en Chacabuco, Provincia de Buenos Aires el 25 de mayo de


1925. Fue maestro rural, actor, director teatral aficionado, seminarista,
empresario de transportes, piloto civil, profesor de Filosofía. Estuvo también
vinculado a la actividad cinematográfica como guionista, y en calidad de tal trabajó
en La muerte de Sebastián Arache, un film de Nicolas Sarquis.

Su novela Alrededor de la jaula recibió en 1966 el premio del concurso


hispanoamericano convocado por la Universidad de Veracruz, y fue más tarde
llevada al cine por Sergio Renán con el nombre de Crecer de golpe. Recibió también
el Premio de la Casa de las Américas por Mascaró, el cazador americano, el premio
de la revista Life , Fabril Editora y el municipal de la Ciudad de Buenos Aires.

Su obra narrativa, nutrida en sus tan disímiles experiencias, posee una rara
densidad descriptiva que por momentos se torna casi lírica, y un manejo poco usual
del mundo de los afectos simples, que elude todo sentimentalismo fácil. Fue
secuestrado por 1976 por la dictadura militar y hasta el día de hoy permanece en
la lista de desaparecidos. Algunos testimonios reconocen haberlo visto en la ESMA.

¾ Recomendamos: Conti, H (2009). Cuentos completos. Buenos Aires: Emece.

Palabra

¾ Homenaje: Haroldo Conti. En este audio, Haroldo Conti habla de su


compromiso como intelectual, de su opinión sobre la libertad y la literatura.
La fecha estimada de la grabación es 1974/1975, poco tiempo antes de la
desaparición del escritor. Disponible en la Audiovideoteca de la Ciudad de
Buenos Aires:

4
Fuente: http://www.literatura.org/Conti/Conti.html
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/com_social/audiovideoteca/literatura/co
nti_audio_win_es.php

RODOLFO WALSH5

VIDA y OBRAS

Rodolfo J. Walsh nació en 1927 en la localidad de Choele-Choel, provincia de Río


Negro. Fue escritor, periodista, traductor y asesor de colecciones. Su obra
recorre especialmente el género policial, periodístico y testimonial, con celebradas
obras como Operación Masacre y Quién mató a Rosendo. Walsh es para muchos el
paradigmático producto de una tensión resuelta: la establecida entre el intelectual
y la política, la ficción y el compromiso revolucionario. El 25 de marzo de 1977 un
pelotón especializado emboscó a Rodolfo Walsh en calles de Buenos Aires con el
objetivo de aprehenderlo vivo. Walsh, militante revolucionario, se resistió, hirió y
fue herido a su vez de muerte. Su cuerpo nunca apareció. El día anterior había
escrito lo que sería su última palabra pública: la Carta Abierta a la Junta Militar.

Sitios in Internet en los que puede conseguirse el texto completo de la Carta


Abierta.

- http://www.nuncamas.org/investig/articulo/walsh_carta.htm
- http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/walsh/carta.html
- http://www.fmmeducacion.com.ar/Bibliotecadigital/Walsh_CartaAbiertaala
JuntaMilitar.pdf

5
Fuente: http://www.literatura.org/Walsh/Walsh.html
Palabra

ESCRITO INEDITO DE RODOLFO WALSH

Rodolfo Walsh por Rodólf Fowólsh

Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme:


pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República. Mucho
después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados (1), y eso me
gustó.
Nací en Choele-Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me ha sido reprochado
por varias mujeres.
Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí ser aviador. Por
una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano. Supongo que a partir de
ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de
ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de
antig"uedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones
mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía bolear
avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue
pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1947, y otro
nos dejó como única herencia. Este se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis
segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero esta ya era zona de
la desgracia, provincia de Buenos Aires.
Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.
Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su
implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que mi padre. El mayor
disgusto que le causo es no haber terminado mi profesorado en letras.
Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas alusivas a maestros
y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisiete años dejé el Nacional y entré en
una oficina, la inspiración seguía viva, pero había perfeccionado el método: ahora
armaba sigilosos acrósticos.
La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke: Si
usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi noviazgo con una
muchacha que escribía incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante
cinco años. Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el género policial, del que
hoy abomino. Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión y
el dinero. Me callé durante cuatro años más, porque no me consideraba a la altura de
nadie. Operación masacre cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que, además de mis
perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al
nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso.
Volví, completé un nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que de todos mis
oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no
veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los
tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento
disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.
En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa
de tiempo. Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la
izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto;
sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma
óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través
de la propia estupidez.

(1) Unidad métrica compuesta por


una sílaba breve (sin acento) y una larga (acentuada).
Así, habría que leer Rodólf Fowólsh.

del libro "Ese hombre", © 1996 Seix Barral

¾ Otras voces por la Memoria

Juan Gelman- 1930-

Poeta nacido en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo. Su primera obra


publicada, Violín y otras cuestiones, prologada entusiastamente por otro grande
de la poesía, Raúl González Tuñón, recibió inmediatamente el elogio de la
crítica. Considerado por muchos uno de los más grandes poetas
contemporáneos, su obra delata una ambiciosa búsqueda de un lenguaje
trascendente, ya sea a través del -realismo crítico- y el intimismo,
primeramente, y luego con la apertura hacia otras modalidades, la singularidad
de un estilo, de una manera de ver el mundo, la conjugación de una aventura
verbal que no descarta el compromiso social y político, como una forma de
templar la poesía con las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Fue obligado a
un exilio de doce años por la violencia política estatal, que además le arrancó un
hijo y a su nuera, embarazada, quienes pasaron a formar parte de la dolorosa
multitud de desaparecidos. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía. Su
obra ha sido traducida a diez idiomas. Reside actualmente en México, aunque
“Volver, vuelvo todos los años, pero no para quedarme. La pregunta para mí no
es por qué no vivo en la Argentina sino por qué vivo en México. Y la respuesta es
muy simple: Porque estoy enamorado de mi mujer, eso es todo-“. Perdonando
tamaño romanticismo, la ciudad de Buenos Aires lo honró con el título de
ciudadano ilustre.

¾ Recomendamos

La bitácora de Juan Gelman: http://www.juangelman.com/wordpress/

Palabra6

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría


esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

de El juego en que andamos

6
"Hechos", "Notas" y "Si, dulcemente" fueron publicados en Interrupciones I, Libros de Tierra
Firme/Ediciones Ultimo Reino. © 1988 Juan Gelman
Hechos

mientras el dictador o burócrata de turno hablaba


en defensa del desorden constituido del régimen
él tomó un endecasílabo o verso nacido del encuentro
entre una piedra y un fulgor de otoño
afuera seguía la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/
la represión/la muerte/las sirenas policiales cortando
la noche/él tomó el endecasílabo y
con mano hábil lo abrió en dos cargando
de un lado más belleza y más
belleza del otro/cerró el endecasílabo/puso
el dedo en la palabra inicial/apretó
la palabra inicial apuntando al dictador o burócrata
salió el endecasílabo/siguió el discurso/siguió
la lucha de clases/el
capitalismo brutal/el duro trabajo/la estupidez/la represión/
[la muerte/las sirenas policiales cortando la noche
este hecho explica que ningún endecasílabo derribó hasta
[ahora
a ningún dictador o burócrata aunque
sea un pequeño dictador o un pequeño burócrata/y también
[explica que
un verso puede nacer del encuentro entre una piedra y un fulgor
[de otoño o
del encuentro entre la lluvia y un barco y de
otros encuentros que nadie sabría predecir/o sea
los nacimientos/ casamientos/ los
disparos de la belleza incesante

de Hechos, 1978

Nota II

ya que moría mañana


me moriré anteanoche/
con un cuchillito fino
voy a cavar el 76
para limpiarle las raíces a paco
las hojitas a paco
clavado al suelo como una mula rota
gente que me quería ayudar/
después le toca al 77
para encontrar los ojos de rodolfo
como cielos terrestres
fríos fríos fríos
diseminados por ahí/
mirada vacía ahora
va a haber que trabajar
limpiar huesitos/que no hagan
negocio con la sombra
desapareciendo/ dejándose ir
a la tierra ponida sobre
los huesitos del corazón/
compañeros denme valor/
la sombra vuela alrededor
como un objeto en mi pieza/
ni remedio que la pueda parar/
ni corazón ni nada/
ni la palabra nada/
ni la palabra corazón/
pañeros/compañeros.

Si Dulcemente

si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas


del que se tiró al mar/ ¿qué pasa con los hermanitos
que entierraron?/¿hojitas les crecen de los dedos?/¿arbolitos/
[otoños
que los deshojan como mudos?/en silencio
los hermanitos hablan de la vez
que estuvieron a dostres dedos de la muerte/sonrien
recordando/aquel alivio sienten todavía
como si no hubieran morido/como si
paco brillara y rodolfo mirase
toda la olvidadera que solía arrastrar
colgándole del hombro/o haroldo hurgando su amargura
[(siempre)
sacase el as de espadas/puso su boca contra el viento/
aspiró vida/vidas/con sus ojos miró la terrible/
pero ahora están hablando de cuando
operaron con suerte/nadie mató/nadie fue muerto/el enemigo
fue burlado y un poco de la humillación general
se rescató/con corajes/con sueños/tendidos
en todo eso los compañeros/mudos/
deshuesándose en la noche de enero/
quietos por fin/solísimos/ sin besos

Para seguir leyendo a Juan Gelman:

9 Gelman, J. (1997) Interrupciones 1. Buenos Aires: Seix Barral. Dentro de


este libro, se encuentra “Carta Abierta”, un poemario de 25 poemas sobre
su hijo desaparecido.
9 Gelman, J. (2009). Bajo la lluvia ajena. Barcelona: Libros del zorro rojo. Con
ilustraciones de Carlos Alonso. Este último libro es también interesante ya
que lleva ilustraciones del pintor Carlos Alonso radicado en Unquillo
(Córdoba). Alonso estuvo exiliado al igual que Gelman y sufrió la
desaparición de su hija por la dictadura militar.

¾ Antologías

9 La Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) y la


Comisión Nacional de Bibliotecas Populares editó en 2005 un compendio
antológico de escritores desparecidos durante la última dictadura:
AA.VV.(2005) Palabra viva. Textos de escritoras y escritores desaparecidos y
víctimas del terrorismo de Estado. Argentina 1974/1983. Buenos Aires: SEA /
CONABIP
9 En Córdoba, en el año 2006 y por el aniversario de los 30 años del golpe
militar de 1976, hubo un relevamiento en CD realizado por Teatro por la
Identidad y Abuelas de Plaza de Mayo.
AA,VV.(2006). Relevamiento de literatura y canción popular de Córdoba
(Argentina) que frente a la dictadura militar fue resistencia, testimonio, militancia
y memoria. Córdoba: Abuelas de Plaza de Mayo (material digital CD).

¾ Memoria y palabra desde Córdoba

Leandro Calle. Una luz desde el río. Vía Crucis 1976-1983.


Calle, L. (2001). Una luz desde el río. Vía Crucis 1976-1983. Córdoba: Alción

Editora.

Calle, L. (2004). Una luz desde el río. Vía Crucis 1976-1983. Con Ilustraciones de

Adrián Manavella. Córdoba: Alción Editora.

Calle L. (2005) Une lumiere venue du fleuve. Trad. de Yves Roulliére. En Revista

NUNC. París: Edicioines de Corlevour.


Calle, L. (2008) Una luz desde el río. En: Hepatgonal. Córdoba: Argos

Una luz desde el río (Alción, 2001)

A aquellas personas que desaparecieron

bajo la represión militar 1976-1983

A Martín Andrade
1. Condena a muerte

Llegaron con la luz


en nombre de la luz
imprevistos
como un coro de ángeles en medio de la noche.

Pero sus alas eran negras.

2. Lleva la cruz sobre sus hombros

Debo arrastrar el pasado


para aligerar una carga que no entiendo.
Ya no se puede mirar atrás.
Estas manos soportan un arado
que se empeña en arrastrar la historia.
Hay algo liviano en el dolor
tal vez un pétalo que cae
para no marchitar la pureza del despojo.

3. Primera caída

¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes!


Se precipita mi cuerpo a un banquete de sangre
mi piel anuncia un carnaval macabro.
Debo elegir entre el silencio o la palabra.
Elijo el grito.

Tú me levantarás para siempre.

4. Encuentro con su madre

¿Dónde tu vientre?
¿Dónde tu vientre, Madre, me prometió amargores?

Hoy tu pecho redondo se destiñe.


No me arrancaron el pan
el agua fresca
los pájaros
la tarde.
Infancia y cielo.
Me arrancaron los pies
para sembrarme en el dolor.
Y te quedaste erguida
te quedaste con mi olor y el vientre amargo.

5. El Cireneo ayuda a llevar la cruz

No te da el paladar para entonar un grito


que paralice los estertores de la muerte.
No te alcanza.
No te da la mirada para aquietar la sangre.
No te alcanza.
No te dan los brazos para comprender todo el peso
la profundidad y el abismo.
No te alcanza
y sin embargo, me basta tu presencia
aliada del dolor y hermana de la lástima.

6. La Verónica

Alguien me amenaza
se acerca un desconocido
y tengo miedo es natural.

Es natural que alguien se acerque, me amenace y tenga miedo


pero no es natural que sea un desconocido.
Los conozco, los presiento, los espero.

Alguien distinto Otro


con un pañuelo con ternura
me seca me consuela.

Es natural entre barrotes


ser visitado misteriosamente
por el amor.

7. Segunda caída

¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes!

Quisiera arrancarme el corazón


como quien desprende una fruta madura.
No soporto este latido incesante
este persistente recuerdo de estar vivo.
Se ensañan nuevamente con mi carne
festejan no sé qué palabra salida de mi boca.
Quisiera arrancarme el corazón
para llegar al final de esta caída.

Tú me levantarás para siempre.

8. Consolación de las mujeres que lloran

Un ovillo secreto las reúne.


Ellas tejen un mandala de memoria y olvido
conjugando en cada vuelta los verbos de la muerte.
Como disciplinantes, dejan la carne viva
hasta que los huesos dan a luz una negrura inexpresable
y sobre el borde invisible del círculo sagrado
se encienden
se encienden sus pañuelos blancos.

9. Tercera caída

¡Caigo en sus manos, pero Tú me sostienes!

La espera también es una caída


una garganta
un hueco interminable.
El silencio es una sinfonía oscura de mi piel.
Por el olor percibo la última caída
y fijo por primera vez mi cara
definitivamente
hacia la muerte.

Tú, me levantarás para siempre.

10. Despojado de sus vestiduras

Una vez desnudo


en las carnes florece la muerte.

11. La cruz

Tengo sed.
Entre mi espalda y el madero
siento una brisa suave.

12. Muerte

“El que molesta se va para arriba”, dijeron.


Mi muerte fue subir, subir muy alto.
Me tiraron para arriba
me caí hacia el cielo.

13. Descenso

Las hélices de un helicóptero


espantaban con precisión
el cercano aleteo de los ángeles.
14. Un sepulcro nuevo

No tenía dónde reclinar la cabeza


tampoco ahora tengo una tierra firme.
Me recibe el agua como una madre inmensa.
A lo lejos el responso de los camalotes
las letanías de las algas.
Ay Padre, Padre mío, ¿para qué me abandonaste?
Es todo muy oscuro y los peces muy tristes.
Ay Padre, Padre mío, ¿qué lugar es este, que no hay luz?
Todo es calmo y hasta el río está suave.
Ay Padre, Padre mío, ¿hasta cuándo el silencio?
Ay Padre, Padre nuestro, ¿no es tu reino una mesa, un pan interminable?

¾ Dentro de la poesía en Córdoba podemos citar otros nombres y obras:

9 Vargas, C (2007). Del epitafio a la alegría. Córdoba: EDUCC.


9 Pizzi, R (2008). Muro y vestigio. Córdoba: EDUCC.
Música y palabra
Un posible Cancionero de la Memoria 7

7
Fuente: cuaderno de trabajo 30 a os http://www.unter.org.ar/imagenes//6050.pdf
Testimonios
HAROLDO CONTI

La noche del secuestro8

Haroldo Conti fue secuestrado en la madrugada del 5 de mayo de


1976 por una brigada del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército
Argentino. Desde entonces continúa desaparecido

(testimonio de Marta Scavac)

Apenas entramos, unos diez hombres


estrafalariamente vestidos con vinchas, gorras y
ropas raras, se nos vino encima. Inmediatamente
me ataron las manos detrás de la espalda y me
cubrieron, con ropa, la cara y la cabeza. Escucho
que hacen lo mismo con Haroldo; aunque él se
resiste, no es fácil reducirlo, es muy fuerte,
pero le dicen que se quede quieto por el pibe, se
referían al bebito. Escucho luego un ruido de
cadenas. Pasados los primeros momentos de
sorpresa yo también intento resistirme, pero las
dos personas que me sujetaban me arrojaron al
piso y comenzaron a patearme y a gritarme que
me quede quieta. No sabía de qué se trataba.
Pensé que era un asalto porque escuché cómo
revisaban toda la casa y rompían objetos, quizá
buscando dinero. Les dije que no teníamos
dinero, que no era una casa de ricos, pero
seguían buscando y rompiendo. El otro muchacho
gritaba, les decía "dejen a la señora, cobardes,
ella no tiene nada que ver, no le peguen, déjenla" y le respondían con
fuertes golpes. También pedía agua, aterrada alcancé a pedirles que
le diesen agua, que no le pegasen. Él reclamaba por la Convención de
Ginebra. Ahí mi desconcierto era total. No entendía qué decía al
mencionar la Convención de Ginebra. No entendía nada de toda esa
pesadilla espantosa.
Distinguía dos voces entre todas, las del que al parecer dirigía
todo, el "malo" del grupo, y otra suave, la del "bueno" que me sacó del
comedor y me llevó al escritorio. Se notaba que era una persona con
cierto nivel cultural y en todo momento tuvo un trato muy especial
conmigo. Lo escuchaba romper papeles. afiches que teníamos en las
paredes, me decia: "señora, ¿cómo una mujer de su clase se metió en
esto?". Le pedí que me explicara quiénes eran, qué querían. Me
respondió que estábamos en guerra: "o nosotros los matamos o
ustedes nos matan a nosotros". Le respondí que nosotros no
matábamos a nadie, que yo no conocía ninguna guerra en nuestro país.
Escucho que sigue rompiendo papeles. Le suplico que no rompa el
cuento que Haroldo estaba escribiendo. Después comprobé que dejó
la máquina de escribir de Haroldo, junto al borrador del cuento,
intacto. Quedó sólo eso sin romper como un símbolo en medio de la
casa revuelta, como sacudida por un terremoto.
Me preguntó de dónde veníamos. Le respondí que del cine y que en
el abrigo estaba el programa. Comenzó a molestarse cuanto me
preguntó por qué había viajado a Cuba con Haroldo. Le dije el motivo,
que Haroldo había sido jurado de novela de Casa de las Américas. Me
reprochó por qué no viajaba a Estados Unidos y le respondí que sí
había viajado a ese país, y que podía comprobarlo en el pasaporte.
Censuró además mi colaboración con Haroldo en la novela "Mascaró" y
le pregunté qué tenía en contra de la novela. Me respondió que era
una novela subversiva e insistió en por qué había colaborado en eso.
Le expliqué que trabajaba junto a mi marido ayudándolo en su tarea
de escritor. Simultáneamente escuchaba cómo el "malo" le hacía
preguntas a Haroldo. No podía distinguir bien las preguntas y
respuestas, aunque se filtró la voz del "malo" diciendo: "Don Haroldo
¿por qué se metió en esto? Lo va a pagar caro". Me aterroricé al
escuchar esto y le pregunté al "bueno" qué estaba pasando, qué
pasaba con mi marido, por qué le decían eso. No me respondió. Seguía
revisando papeles. Yo escuchaba el ruido de los libros contra el suelo.
Interrumpió el "malo" para preguntarme sobre un escrito
taquigráfico que había en mi cartera. Yo, por los nervios, no podía
recordar de qué se trataba. Como soy taquígrafa, así se lo expliqué,
muchas de las notas que hacíamos con Haroldo para la revista las
escribía yo. Uno de ellos dice que les estoy tomando el pelo. que voy a
hablar cuando me lleven. Era desesperante, mi impotencia era total,
no sé si me creyeron, pero yo les decía la verdad.
Me preguntaban sobre la vida del muchacho que estaba en la casa.
Yo no sabía nada de él, solamente que vivía en Córdoba y que estaba
de paso por la Capital, que nos había pedido estar unos días en casa
mientras buscaba buenos precios porque trabajaba de decorador y
hacía los arreglos de escenografía en teatros de Córdoba. Les
expliqué que eran frecuentes las visitas y que yo no tenía tiempo, por
el trabajo de la casa y los chicos, de conocer la vida de cada uno. Me
decían que era un guerrillero, yo les preguntaba de dónde, yo no
conocía su vida íntima y seguían insistiendo en que era un subversivo.
que por qué estaba en mi casa. Otra vez trataba de explicarles como
podía la presencia de esta persona en casa. que era muy correcto,
muy bueno.
Comienza a llorar el nene. Les pido que me dejen ir con mi hijo que
lloraba de hambre. Haroldo escucha y grita: "dejen que la madre esté
con el nene dejen a mi mujer dejen que le dé la mamadera". El
"bueno" me pregunta cómo se prepara y cuando termino de darle las
indicaciones, dice que me quede tranquila que él va a atender a
Ernestito. Uno de los sujetos encuentra unas fotos que Federico
Vogelius nos había sacado. a mí y al nene, dos meses atrás en
Claromecó. Me dice qué lindo pibe tenía, qué linda que estaba yo en
esa foto, qué bien que habíamos salido madre e hijo. Vuelve a
preguntarme que cómo era que me había metido en esto. Vuelvo a
decirle que yo no estaba metida en nada que nuestra vida era pública,
normal que todo era perfectamente legal, que no teníamos que
ocultar nada. Se aleja y me doy cuenta de que estoy sola en el
escritorio. Seguía escuchando cómo rompían los jarrones de adorno y
me doy cuenta que sacan cosas de la casa, que se llevan los muebles.
Ahí me confundo de nuevo pensando que podía tratarse de ladrones
comunes. Vuelve el bueno y me pregunta qué temperatura debe tener
la leche para el nene. yo le explico y le vuelvo a pedir que me deje
atender a mi hijo Me dice nuevamente que eso no podía ser, que me
quedara tranquila, que él se había hecho cargo. Me quedé con la
sensación de que él era padre o estaba por serlo. Estaba
desconcertada. Seguían llevándose cosas y no entendía cómo podían
actuar tan tranquilamente, siendo que la comisaría 29a. estaba a
menos de dos cuadras y el patrullaje por esta zona era frecuente. Lo
que para nada era común era una mudanza a estas horas de a noche.
Confiaba en que alguien se diera cuenta de la situación y que
interviniera. pero no pasó nada.
Ya no escucho llorar al bebé. El "bueno" viene a decirme que me
quede tranquila que Ernestito había comido. Le pregunto por mi hija,
no entendía cómo tanto ruido no la había despertado. Me dice que
está bien, que no me preocupe. Vuelve el "malo" y me informa: "nos
llevamos a su marido porque tenemos unas cuantas preguntas que
hacerle. Yo le respondo que había escuchado toda la noche cómo lo
interrogaban y que si querían continuar con las preguntas que lo
hicieran en casa. El "malo" pierde el control otra vez y me insulta, me
grita, me amenaza. Interviene el "bueno" pidiendo que me deje
tranquila. Escucho que hablan entre ellos. No entiendo lo que dicen.
Se filtran unas palabras: "no, no tenemos lugar, el coche está
completo". Yo seguía a los pies de ellos. tirada. atada y encapuchada.
De pronto se acerca nuevamente el "malo" y me dice: "bueno, hemos
decidido llevarnos a Haroldo y vos te quedás piola, no intentés
escapar porque dejamos un coche en la puerta y en cuanto asomés la
cabeza te limpiamos". Les pido nuevamente que no se lo lleven. Fueron
inútiles mis ruegos. Cuando comprendí que no podía convencerlos de
que lo dejaran, les pedí que se llevasen los remedios que Haroldo
tomaba desde que un patrullero lo había atropellado en diciembre del
'73. Me preguntan dónde están esos remedios y les digo que en la
mesita de luz. No me responden. En un momento de desesperación les
grité que quería despedirme de mi marido. Interviene el "bueno" y me
dice: "yo la voy a llevar señora" . Sigo sus pasos porque, lógicamente,
no veía nada. En el trayecto uno de ellos le dice al que me llevaba:
"¿vas a bailar el vals con la señora que está tan elegante?". Yo
imagino que estaría muy elegante después de haber estado en manos
de ellos. Seguimos caminando hasta que, en un momento, el que me
llevaba se detiene y me doy cuenta que estamos en la entrada del
dormitorio. Comienzo a llamar a Haroldo. Le pido que se acerque. que
no lo puedo ver y escucho su voz que me responde y siento su cuerpo
próximo al mío. Me desespero tratando de verlo. de tocarlo pero sigo
con las manos atadas y la cabeza encapuchada. Haroldo me responde:
"estoy bien querida, no te preocupes por mí, cuidate vos y el nene, yo
estoy bien. Siento que Haroldo se acerca y me besa la barbilla, que
era la única parte de la cara que tenía descubierta. Ahí me doy
cuenta que Haroldo no estaba encapuchado, ya que me besó
directamente la parte descubierta. Comienzo a gritar que no me lo
lleven, quiero tender mis manos hacia Haroldo pero no puedo
desatarme. Siento que bruscamente nos apartan. Todo sucede
rápidamente. Me tiran sobre la cama. Uno de ellos cubre mi cuerpo
con el suyo y me pone un revólver en la nuca. Siento los gritos del
muchacho cuando se lo llevan, siento un ruido de cadenas nuevamente
y motores de automóviles que se encienden. El tipo que me estaba
custodiando gritaba sin parar "no te muevas, no te muevas, no te
muevas". Pero no podía moverme. Apenas podía respirar con mi cara
apretada contra el colchón. Escucho que se abre la puerta de calle y
una voz llama al sujeto que estaba conmigo. Este sale corriendo y
ahora escucho un portazo y que cierran la puerta con llave. Luego un
silencio de muerte me rodea. Me doy cuenta que se han ido todos.
Trato, con gran esfuerzo. de incorporarme de la cama y llego al
cuarto de mis hijos. No sé cómo logro desatarme y quitarme la ropa
que cubría mi cabeza; son dos camisas, una de Haroldo y otra de
Miriam. Veo al bebito durmiendo en la cuna, me acerco a la cama de
Miriam y comienzo a llamarla a los gritos, desesperada. Ella no me
responde. mis fuerzas físicas no dan más, las piernas se me doblan y
la cabeza me da vueltas. Sigo llamando a la nena, enloquecida empiezo
a sacudirla y siento un olor muy fuerte. Me doy cuenta que estaba
dormida con cloroformo. Ernestito comienza a llorar, seguramente
asustado por mis gritos, y Miriam abre los ojos enormes, sus pupilas
están dilatadas. Rápidamente le cuento a la nena lo que había pasado,
le pido que se levante y me ayude a salir de la casa. Sigue mirándome
espantada y comienza a llorar cuando ve la casa toda revuelta. Las
dos lloramos juntas, aterrorizadas. Le pongo un abrigo sobre el
camisón y envuelvo al nene en una frazada. Comienzo a caminar por la
casa hacia la puerta. En el piso hay que sortear objetos rotos, ropa,
papeles y libros. Miro hacia el comedor y veo platos, cubiertos y
restos de comida. Habían comido las milanesas que tenía preparadas.
También tomado café. El aparato de teléfono no estaba, se lo habían
llevado. Dejaron un sillón grande de cuero, allí siento a los chicos y
me subo al respaldo tratando de alcanzar una ventana. La abro y salto
a la vereda. No veo ningún coche vigilando. La nena me pasa al bebito
y salta con mi ayuda Comenzamos a caminar. Eran alrededor de las
seis de la mañana. Llovía y hacía mucho frío. Un amanecer gris y
destemplado, clásico de un día de mayo. Cuando siento que las piernas
no me dan más, veo pasar un taxi desocupado. No podía creer en ese
milagro. Lo llamo y el taxista se detiene y baja a ayudarme. Le cuento
brevemente lo que me había pasado y le pido que nos lleve hasta la
casa de mis padres, pero le aclaro que no tengo un solo peso para
pagarle, ya que me habían robado hasta las monedas. El taxista me di
jo "señora. yo trabajo de noche y todos los días veo casos como el
suyo, yo la llevo donde sea". El hombre tapa la banderita del reloj del
taxi, me ayuda a sentarme, acomoda a mis hijos y parte a toda
velocidad. No hablamos una palabra en todo el trayecto. Al llegar se
baja y vuelve a ayudarme con los chicos. Me pregunta: "¿en qué puedo
ayudarla?". No sé quién es este hombre, ignoro su nombre, sólo tengo
este medio para agradecerle profundamente su solidaridad. Jamás lo
olvidaré.

Testimonio de Marta Scavac, esposa de Haroldo Conti. Aparecido en


la revista Crisis, Nº 41, abril de 1986.

La última y mala noticia sobre Haroldo Conti

Por GABRIEL GARCIA MARQUEZ

5 de mayo de 1976: desaparece Haroldo Conti


A Haroldo Conti, que era un escritor argentino de los grandes, le advirtieron en
octubre de 1975 que las fuerzas armadas lo tenían en una lista de agentes
subversivos. La advertencia se repitió por distintos conductos en las semanas
siguientes y, a principios de 1976, era ya de dominio público en Buenos Aires. Por
esos días, me escribió una carta a Bogotá, en la cual era evidente su estado de
tensión. "Martha y yo vivimos prácticamente como bandoleros", decía, "ocultando
nuestros movimientos, nuestros domicilios, hablando en clave". Y terminaba: "Abajo
va mi dirección, por si sigo vivo". Esa dirección era la de su casa alquilada en el
número 1205 de la calle Fitz Roy, en Villa Crespo, donde siguió viviendo sin
precauciones de ninguna clase hasta que un comando de seis hombres armados la
asaltó a medianoche, nueve meses después de la primera advertencia, y se lo
llevaron vendado y amarrado de pies y manos, y lo hicieron desaparecer para
siempre. Haroldo Conti tenía entonces 51 años, había publicado siete libros
excelentes y no se avergonzaba de su gran amor a la vida. Su casa urbana tenía un
ambiente rural: criaba gatos, criaba palomas, criaba perros, criaba niños y
cultivaba en canteros legumbres y flores. Como tantos escritores de nuestra
generación, era un lector constante de Hemingway, de quien aprendió además la
disciplina de cajero de banco. Su pensamiento político era claro y público, lo
expresaba de viva voz y lo exponía en la prensa, y su identificación con la
revolución cubana no era un misterio para nadie.

Desde que recibió las primeras advertencias tenía una invitación para viajar a
Ecuador, pero prefirió quedarse en su casa. "Uno elige", me decía en su carta. El
pretexto principal para no irse era que Martha estaba encinta de siete meses y no
sería aceptada en avión. Pero la verdad es que no quiso irse. "Me quedaré hasta que
pueda, y después Dios verá", me decía en su carta, "porque, aparte de escribir, y no
muy bien que digamos, no sé hacer otra cosa". En febrero de 1976, Martha dio a
luz un varón, a quien pusieron el nombre de Ernesto. Ya para entonces, Haroldo
Conti había colgado un letrero frente a su escritorio: "Este es mi lugar de
combate, y de aquí no me voy". Pero sus secuestradores no supieron lo que decía
ese letrero, porque estaba escrito en latín.

El 4 de mayo de 1976, Haroldo Conti escribió toda la mañana en el estudio y


terminó un cuento que había empezado el día anterior: A la diestra. Luego se puso
saco y corbata para dictar una clase de rutina en una escuela secundarla del
sector, y antes de las seis de la tarde volvió a casa y se cambió de ropa. Al
anochecer ayudó a Martha a poner cortinas nuevas en el estudio, jugó con su hijo
de tres meses y le echó una mano en las tareas escolares a una hija del matrimonio
anterior de Martha, que vivía con ellos: Myriam, de siete años. A las nueve de la
noche, después de comerse un pedazo de carne asada, se fueron a ver El Padrino
II. Era la primera vez que iban al cine en seis meses. Los dos niños se quedaron al
cuidado de un amigo que había llegado esa tarde de Córdoba y lo invitaron a dormir
en el sofá del estudio.

Cuando volvieron, a las 12.05 horas de la noche, quien les abrió la puerta de su
propia casa fue un civil armado con una ametralladora de guerra. Dentro había
otros cinco hombres, con armas semejantes, que los derribaron a culatazos y los
aturdieron a patadas.

El amigo estaba inconsciente en el suelo, vendado y amarrado, y con la cara


desfigurada a golpes. En su dormitorio, los niños no se dieron cuenta de nada
porque habían sido adormecidos con cloroformo.

Haroldo y Martha fueron conducidos a dos habitaciones distintas, mientras el


comando saqueaba la casa hasta no dejar ningún objeto de valor. Luego los
sometieron a un interrogatorio bárbaro. Martha, que tiene un recuerdo minucioso
de aquella noche espantosa, escuchó las preguntas que le hacían a su marido en la
habitación contigua. Todas se referían a dos viajes que Haroldo Conti había hecho
a La Habana. En realidad. había ido dos veces -en 1971 y en 1974-, y en ambas
ocasiones como jurado del concurso de La Casa de las Américas. Los
interrogadores trataban de establecer por esos dos viajes que Haroldo Conti era
un agente cubano.

A las cuatro de la madrugada, uno de los asaltantes tuvo un gesto humano, y llevó a
Martha a la habitación donde estaba Haroldo para que se despidiera de él. Estaba
deshecha a golpes, con varios dientes partidos, y el hombre tuvo que llevarla del
brazo porque tenía los ojos vendados. Otro que los vio pasar por la sala, se burló:
"¿Vas a bailar con la señora?". Haroldo se despidió de Martha con un beso. Ella se
dio cuenta entonces de que él no estaba vendado, y esa comprobación la aterrorizó,
pues sabía que sólo a los que Iban a morir les permitían ver la cara de sus
torturadores. Fue la última vez que estuvieron juntos. Seis meses después del
secuestro, habiendo pasado de un escondite a otro con su hijo menor, Martha se
asiló en la Embajada de Cuba. Allí estuvo año y medio esperando el salvoconducto,
hasta que el general Omar Torrijos intercedió ante el almirante Emilio Massera,
que entonces era miembro de la Junta de Gobierno Argentina, y éste le facilitó la
salida del país.

Quince días después del secuestro, cuatro escritores argentinos -y entre ellos los
dos más grandes- aceptaron una invitación para almorzar en la casa presidencial
con el general Jorge Videla. Eran Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Alberto
Ratti, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, y el sacerdote Leonardo
Castellani. Todos habían recibido por distintos conductos la solicitud de plantearle
a Videla el drama de Haroldo Conti. Alberto Ratti lo hizo, y entregó además una
lista de otros once escritores presos. El padre Castellani, entonces tenía casi
ochenta años y había sido maestro de Haroldo Conti, pidió a Videla que le
permitiera verlo en la cárcel. Aunque la noticia no se publicó nunca, se supo que, en
efecto, el padre Castellani lo vio el 8 de julio de 1976 en la cárcel de Villa Devoto,
y que lo encontró en tal estado de postración que no le fue posible conversar con
él.
Otros presos, liberados más tarde, estuvieron con Haroldo Conti. Uno de ellos
rindió un testimonio escrito, según el cual fue su compañero de presidio en el
campo de concentración de la Brigada Gómez, situada en la autopista Richieri, a
doce kilómetros de Buenos Aires por el camino de Ezeiza. "En mayo de 1976", dice
el testimonio, "Haroldo Conti se encontraba en una celda de dos metros por uno,
con piso de cemento y puerta metálica. Llegó el día 20. Dijo haber estado en un
lugar del Ejército, donde lo pasó muy mal. Dijo que se había quedado encerrado en
un baño, donde se desmayó. Apenas sí podía hablar y no podía comer. El día 21 pudo
comer algo. Se ve que andaba muy mal porque le dieron una manta y lo iban a ver
con frecuencia. En la madrugada del día 22 lo sacaron de la celda. Parece que lo
iban a revisar o algo así. Estaba muy mal y no retenía orines". El testigo no lo volvió
a ver en la prisión. No ha habido gestión, ni derecha ni torcida, que la esposa y los
amigos de Haroldo Conti no hayamos hecho en el mundo entero para esclarecer su
suerte.

Hace unos dos años sostuve una entrevista en México con el almirante Emilio
Massera, que ya entonces estaba retirado de las armas y del Gobierno, pero que
mantenía buenos contactos con el poder. Me prometió averiguar todo lo que
pudiera sobre Haroldo Conti, pero nunca me dio una respuesta definitiva. En junio
de 1980, la reina Sofía de España viajó a Argentina al frente de una delegación
cultural que asistió al aniversario de Buenos Aires. Un grupo de exiliados le pidió a
algunos miembros de la comitiva que intercedieran ante el Gobierno argentino para
la liberación de varios presos políticos prominentes. Yo, en nombre de la Fundación
Habeas, y como amigo personal de Haroldo Conti, les pedí una gestión muy modesta:
establecer de una vez y para siempre cuál era su situación real. La gestión se hizo,
pero el Gobierno argentino no dio ninguna respuesta. Sin embargo, en octubre
pasado, cuando ya estaba decidido su retiro de la presidencia, el general Jorge
Videla concedió una entrevista a una delegación de alto nivel de la agencia Efe, y
respondió algunas preguntas sobre los presos políticos. Por primera vez habló
entonces de Haroldo Conti. No hizo ninguna precisión de fecha, ni de lugar ni de
ninguna otra circunstancia, pero reveló sin ninguna duda que estaba muerto. Fue la
primera noticia oficial, y hasta ahora la única. No obstante, el general Videla les
pidió a los periodistas españoles que no la publicaran de inmediato, y ellos
cumplieron. Yo considero, ahora que el general Videla no está en el poder, y sin
haberlo consultado con nadie, que el mundo tiene derecho a conocer esa noticia.

Copyright 1981, Gabriel García Márquez

Suna Rocha9

Cantante popular nacida en “Las Arrias”, Departamento Tulumba, Pcia.


de Córdoba, límite con Santiago del Estero.
Época linda la de la Facultad…allí nos reuníamos a soñar, a conversar, no sé si tanto
….estudiar….pero ahí estábamos. De pronto, la noche, y con ella, el horror… Quizás
en los primeros tiempos no imaginamos que sucedería lo que sucedió -valga la
redundancia- íbamos confiados a esa Esquina. (Escuela de Ciencias de la
Información, General Paz y Caseros)

Una noche, iba llegando a mi casa, y en la puerta del edificio donde vivía- Colón y
General Paz- un soldado apostado en la puerta de mi edificio, la calle cortada,
pensé… debe ser un personaje peligroso al que buscan…no…era a mí, les pedí subir
para sacarme mi sacón de piel, y mis botas, y ponerme algo más cómodo…me
esperaron..y allí partí, a una seccional cercana de Alto Alberdi. Corría el mes de
abril del 76, mucho frío, y me dejaron con la consigna “está a disposición del PEN”.

Dormí sentada en una habitación sin puerta, en una vieja y desvencijada silla, creí
que moría de frío. Al otro día ya habían traído a dos compañeros más. Volvieron,
nos vendaron los ojos en el patio. Nos ataron las manos y nos subieron a un viejo
camión verde color desesperanza y salimos con rumbo desconocido. Empecé a llorar
desconsoladamente,y un soldado me dijo: No llores….que no pueden hacerlo, y no
podré salir en la primera baja…..

Empezamos a andar por un camino de tierra. Al llegar sentí unas risas y me


tranquilicé…

Campo de Rivera, era el lugar. Allí había muchas mujeres y hombres. En la


declaración, confesé que cantaba.

Todas las noches me llevaban cerca de la estufa a cantar, lo hacía dando vueltas un
jarro de mate cocido, y al compás de las manos cantaba canciones que me hacían
muy bien al espíritu y por supuesto que también a mis compañeras de detención.
Allí había de todo, hasta un hospital entero de Cruz del Eje con médicos,
enfermeras, personal administrativo etc. Allí estuvimos varios días. Se
comportaron demasiado bien, porque quizás, como eran las nuestras de las
primeras detenciones, no se habían cebado aún con el olor y el color de la sangre.

De manera que ni bien nos tomaron la declaración correspondiente, nos soltaron


una noche fría y oscura, nos dejaron en unas barrancas donde hoy está el Hospital
Ferroviario, a la orden de: “Calculen que el camión anduvo 30 cuadras, y recién se
dan vuelta. Sino, les pegamos un tiro ahora.”

Dejamos que el camión se fuera 50 cuadras, para confundirnos en un abrazo grupal


entre llantos y abrazos, y partimos cada uno a sus casas.

Allí terminaba esta pesadilla, que por suerte podemos contarla.


Artículos de opinión y reseñas
N° 48 | LECTURAS | 4 de abril de 2001

Los libros infantiles prohibidos por la dictadura militar en Argentina


Fragmentos del fascículo Un golpe a los libros (1976-1983)

Textos extraídos, con autorización de los editores, del fascículo Un golpe a los
libros (1976-1983). Buenos Aires, Secretaría de Cultura del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires. Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura,
2001.

Agradecemos a Judith Gociol, coordinadora del equipo de trabajo que realizó el


fascículo, las facilidades proporcionadas para la publicación de estos textos en
Imaginaria.

Lecturas aptas para todo público

Si bien las prohibiciones se instalaron en todos los frentes, hubo un espacio que el
ojo del censor vigiló con firmeza: el de la literatura infantil. Los militares se
sentían en la obligación moral de preservar a la niñez de aquellos libros que —a su
entender— ponían en cuestión valores sagrados como la familia, la religión o la
patria. Gran parte de ese control era ejercido a través de la escuela, tal como
demuestran las instrucciones de la “Operación Claridad” (firmadas por el jefe del
Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola), ideadas para detectar y secuestrar
bibliografía marxista e identificar a los docentes que aconsejaban libros
subversivos. Las indicaciones incluían:

(1) Título del texto y la editorial.

(2) Materia y curso en el cual se lo utiliza.

(3) Establecimiento educativo en el que se lo detectó.

(4) Docente que lo impuso o aconsejó.

(5) De ser posible se agregará un ejemplar del texto. Caso contrario, fotocopias de
algunas páginas, en las que se evidencie su caracter subversivo.

(6) Cantidad aproximada de alumnos que lo emplean.

(7) Todo otro aspecto que se considere de interés.


Testimonios

La Torre de Cubos: Copias a mimeógrafo

“Del análisis de la obra La Torre de Cubos se desprenden


graves falencias tales como simbología confusa,
cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados
al hecho estético, ilimitada fantasía, carencia de estímulos
espirituales y trascendentes”, sostiene la resolución N° 480
del Ministerio de Cultura y Educación de Córdoba que prohíbe
la obra de Laura Devetach. Entre otros argumentos se aduce
que el libro critica “la organización del trabajo, la propiedad
privada y el principio de autoridad”.

Los cuentos de la autora cordobesa hablaban de la vida cotidiana —los padres que
trabajan, las familias a las que no les alcanza la plata— en una época en que la
literatura infantil recién comenzaba a consolidarse. Desarrollo que la dictadura
intentó encorsetar. Hasta había palabras desaconsejadas por el poder militar:
calzado en lugar de alpargatas, por citar un ejemplo recordado en un ensayo por
Devetach.

“La Torre de Cubos se prohibió primero en la provincia de Santa Fe, después siguió
la provincia de Buenos Aires, Mendoza y la zona del Sur, hasta que se hizo decreto
nacional. A partir de ahí la pasé bastante mal. Porque no se trataba de una cuestión
de prestigio académico o de que el libro estuviera o no en las librerías. Uno tenía un
Falcon verde en la puerta. Yo vivía en Córdoba y más de una vez tuve que dormir
afuera. Finalmente nos vinimos con mi marido a Buenos Aires en busca de trabajo y
anonimato. Durante todo ese período quise publicar y no pude.”

“Maravillosamente el libro siguió circulando pero sin mi nombre: era incluido en


antologías, los maestros hacían copias a mimeógrafo y se los daban para leer a los
alumnos. Muchos lectores se me acercaron después y me dijeron que habían leído
mis cuentos en papeles sueltos, sin saber de quién eran. Recuerdo varias Ferias del
Libro en las que las maestras me acercaban esas hojas mimeografiadas para que se
las firmara.”

“Me consta que en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Córdoba muchos


colegas y estudiantes hicieron denuncias con nombre y apellido nada más que para
ocupar el lugar de los destituidos. Yo, además, trabajaba en un profesorado al que
un colega entró como observador de mis clases. Hizo ciertas objeciones y, para
concluir, sacó de la biblioteca libros de Cortázar, de Piaget, de gramática
estructural y de matemática moderna.”
“Tengo grabadas imágenes bastante alucinantes de los atardeceres en la ciudad de
Córdoba: gente que deambulaba por las calles con paquetitos, con valijas donde
llevaban los libros, cuando se iban a dormir de un lado al otro. Parecían caracoles
con sus caparazones a cuestas. Así era todo, silencioso y sórdido.”

Laura Devetach, escritora

Un elefante ocupa mucho espacio: Prohibidas las huelgas

En 1976, Un elefante ocupa mucho espacio, el libro de Elsa


Bornemann, (fue elegido para integrar la Lista de Honor) del
Premio Internacional “Hans Christian Andersen”, otorgado por
International Board on Books for Young People, con sede en
Suiza. Un año después era prohibido en la Argentina por
relatar una huelga de animales. El decreto, fechado el 13 de
octubre de 1977, incluía también a El nacimiento, los niños y el
amor, de Agnés Rosenstiehl, editado —junto al de
Bornemann— por Librerías Fausto.

(Señalaba el decreto militar:) “En ambos casos se trata de


cuentos destinados al público infantil, con una finalidad de adoctrinamiento que
resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo (...)
De su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la Iglesia, a la familia, al
ser humano y a la sociedad que éste compone.”

“A lo largo de seis meses no pude escribir. Superado ese lapso, compuse la nouvelle
titulada Bilembambudín o El último mago —publicada enseguida por Editorial
Fausto— y a partir de ahí continué con la escritura, contra viento y marea. Pero la
prohibición afectó particularmente mi relación con la existencia. En especial,
debido a la gran cantidad de personas que decían apreciarme, quererme y que se
borraron por completo a causa del decreto militar. Por extensión arbitraria del
mismo tuve vedado el acceso a todo establecimiento de educación pública (de
cualquier lugar de la Argentina y de cualquier nivel) hasta que terminó la
dictadura.”

Elsa Bornemann, escritora.


La ultrabomba: Literatura sin prejuicios

Poco antes del Golpe, el recién estrenado sello Rompan Filas,


de Augusto Bianco, había publicado dos libros infantiles que
buscaban acercarse a los chicos con adultez y sin prejuicios.
En El pueblo que no quería ser gris, la gente se opone a la
decisión del rey de pintar todas las casas de un mismo color y
empieza a teñirlas de rojo, azul y blanco mientras que en La
ultrabomba, un piloto se niega a cumplir la orden de arrojar
una bomba. Ambos fueron prohibidos por el decreto N° 1888, del 3 de septiembre
de 1976.

El siguiente libro de la colección fue imposible venderlo y para el cuarto les costó
encontrar un lugar donde imprimirlo. Sólo aceptó una persona, a condición de que su
nombre no figurara en el colofón.

“Un día venía caminando por la calle Matienzo y vi que estaban haciendo un
allanamiento. Yo —de prepotente y de odio que tenía— miré fijo al militar. El tipo
me mandó un soldado con un arma que me abrió el bolso y encontró tres libros. Me
dijo: —Ahá, cuántos libros tenés vos, pibe. —Yo me había olvidado que los llevaba,
de lo contrario no hubiera mirado fijo al militar. El soldadito se detuvo en una foto
de Marx que aparecía en un catálogo y en una del Che Guevara. —Qué cosas jodidas
tenés, pibe —me encaró justo cuando lo llamaron por el handy. —Esta vez zafaste,
pero dejate de embromar con esas cosas jodidas —repitió. Ese era el clima que se
vivía: tener un libro era peligroso.”

Augusto Bianco, editor y traductor

SIC

(...) 3. NIVELES PREESCOLAR Y PRIMARIO

a. El accionar subversivo se desarrolla a través de maestros ideológicamente


captados que inciden sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el
desarrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la acción que se desarrollará
en niveles superiores.

b. La comunicación se realiza en forma directa, a través de charlas informales y


mediante la lectura y comentario de cuentos tendenciosos editados para tal fin. En
este sentido se ha advertido en los últimos tiempos una notoria ofensiva marxista
en el área de la literatura infantil.
Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo). Ministerio de
Cultura y Educación, Buenos Aires, 1977.

De la Flor: A disposición del Poder Ejecutivo

Cinco dedos es un libro infantil -escrito en Berlín Occidental-


en el que una mano verde persigue a los dedos de una roja que,
paa defenderse y vencer, se une y forma un puño colorado.
Publicado en la Argentina por Ediciones de la Flor, el cuento
fue prohibido el 8 de febrero de 1977 —según la fecha del
Boletín Oficial— por tener “finalidad de adoctrinamiento que
resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica, propia
del accionar subversivo”.

La orden de censura fue transmitida por radio y, poco después, un decreto disponía
el arresto de los editores Daniel Divinsky y Kuki Miler, que estuvieron 127 días
detenidos a disposición del Poder Ejecutivo. Estaban todavía en prisión cuando
también fue prohibido Ganarse la muerte, de Griselda Gambaro, otro de los libros
de su sello.

“Un ejemplar de Cinco dedos fue comprado por la esposa de un coronel de Neuquén,
que cuando vio el libro que tenían sus hijos se horrorizó. Una de las cosas que le
había molestado era que la mano derrotada fuera verde, el color del uniforme de
fajina del Ejército Nacional. De ahí surgió la prohibición.”

“En la Feria de Frankfurt de 1976 me encontré con Osvaldo Bayer, quien me contó
que un agente de la Side –que le debía un favor- le avisó que dejara el país en 48
horas. Entre otras cosas argumentó que en la Argentina se quería subvertir a los
chicos, y para ejemplificarlo le mostró un ejemplar de Cinco dedos. Bayer me dijo
que tuviera cuidado y yo pensé para mis adentros que, a lo sumo, no dejarían
circular el libro, pero que más de eso no iba a pasar.”

“Con la restauración de la democracia presenté un recurso jerárquico ante la


Justicia para que se revocara la prohibición. Lo contesta, por el Estado, el mismo
abogado que había redactado el decreto de prohibición, diciendo que el libro había
sido censurado en virtud del Estado de Sitio y que, como esa medida ya no regía, no
hacía falta levantar la prohibición. Habían llegado al disparate, al argumentar que
el Estado de Sitio autoriza también a prohibir libros, hecho que no está escrito en
ningún lado.”

“De los colegas editores nacionales no tuvimos ningún tipo de solidaridad. Entre los
escritores había empezado a circular una carta que nadie se animó a firmar hasta
que lo hizo Silvina Ocampo, insospechable de comunismo. Y entonces algunos otros
firmaron. El apoyo fue del exterior, capitaneado por Rogelio García Lupo, que se
instaló en la editorial y consiguió la respuesta de distintas asociaciones de editores
del extranjero. Salimos del país gracias a una invitación de la Feria de Frankfurt,
que si bien se hacía varios meses después, puso a nuestra disposición pasajes para
que los usáramos cuando lo creyéramos conveniente. Salimos con esos pasajes y
pasamos gran parte del exilio en Venezuela.”

Daniel Divinsky, responsable de Ediciones de la Flor

Centro Editor de América Latina: Libros que ardieron durante días

“Más libros para más” era la consigna del Centro Editor de América Latina, Ceal, el
sello fundado por Boris Spivacow que repartió cantidad y calidad a través de
colecciones memorables como Capítulo, Historia del movimiento obrero, Biblioteca
Política Argentina, La historia popular, Cuentos del Chiribitil, Siglomundo, Nueva
Enciclopedia del Mundo Joven y Transformaciones, entre centenares de entregas
en fascículos o volúmenes económicos.

“El 30 de agosto de 1980 la policía bonaerense quemó en un baldío de Sarandí un


millón y medio de ejemplares del sello, retirados de los depósitos por orden del
juez federal de La Plata Héctor Gustavo de la Serna. Fueron llevados a la fuerza
dos testigos para que presenciaran y fotografiaran la pira. El objetivo era
demostrar que nadie se robaba libros. Para qué andar con rodeos: lisa y llanamente
se prendía fuego.

“Boris Spivacow salvó por milagro su vida. Pero el Ceal nunca pudo reponerse de los
golpes del Golpe.”

“Al principio tuvimos mucho miedo; yo, cada vez que me iba para el Ceal, le decía a
mi vecina de arriba que si a determinada hora no volvía se llevara a mis tres hijos a
la casa de mi mamá. Pero, a la vez, nos acostumbramos a trabajar en ese contexto
de terror. El escritorio donde yo me sentaba —por ejemplo— tenía un agujero, que
fue dejado por el impacto de una de las bombas que tiraron a la editorial, y yo
apoyaba los papeles al lado. De repente llamaban de un depósito, nos avisaban que
había habido un allanamiento y que venían para la redacción. Nosotros nos
preparábamos, tirábamos carpetas, escondíamos agendas en el jardín,
incinerábamos papeles. Les decíamos a los vecinos que íbamos a hacer un asado y
quemábamos papeles en la bañera, que quedaba negra del humo.”

“También las bañeras de nuestras casas estaban negras. Yo rompí y quemé muchos
libros, y fue una de las cosas de las que nunca me pude recuperar. Lo hacía y
lloraba porque no quería que mis hijos me vieran, porque no quería que lo contaran
en la escuela, porque no quería que supieran que su madre era capaz de romper
libros... Porque sentía mucha vergüenza.”
“Los libros del depósito de Sarandí ardieron durante tres días, algunos habían
estado apilados y se habían humedecido, así que no prendían bien. La colección que
yo dirigía, Nueva Enciclopedia del Mundo Joven (1), fue quemada íntegra. Me
acuerdo de que en uno de los fascículos, de historia del feudalismo, había un
príncipe que no se terminaba de quemar. El pobrecito era un príncipe medio
afeminado y lleno de flores que se resistía a la hoguera.”

“Simultáneamente, pasaban cosas tragicómicas. Una vez, por ejemplo, llaman de un


depósito y dicen: —Viene la policía —y cortan. Y nosotros empezamos toda la
movida. Al rato, vuelve a sonar el teléfono y nos avisan que en realidad era un
agente que había ido a comprar un libro de Alfonsina Storni. Nosotros nos
habíamos imaginado cualquier cosa, pero el pobre tipo necesitaba unos poemas para
que la hija llevara a la escuela.

“Más allá de lo que ocurría, nosotros siempre organizábamos fiestas. Festejábamos


las fiestas patrias con chocolate, con torta, con carpetitas, tazas, cucharitas...
todo. Era nuestro modo de mantener la dignidad, a pesar de los embates.”

Graciela Cabal, escritora

(1) Nota de Imaginaria (16/4/2001): Con posterioridad a la publicación de


esta página, Graciela Cabal no escribió rectificando la información: “(..) Por
una confusión de la persona que me entrevistó, Judith Gociol (con quien ya
hablé), aparecí como directora de una publicación que formó parte de los
libros quemados: Nueva Enciclopedia del Mundo Joven, del Centro Editor de
América Latina. Pues no: yo era la secretaria de redacción de esa magnífica
enciclopedia, y la directora era la profesora Amanda Toubes (con quien
también aclaré ese tema).”
Entrevistas
Entrevista a Juan Gelman en El historiador

Autor: Felipe Pigna

¿Cuáles fueron para usted las causas del golpe del '76?
No se puede analizar el golpe del ’76 fuera de una historia de golpes en la
Argentina que comienza en el año 1930. Todos conocemos la posibilidad de golpe de
estado; la imposibilidad de que los gobiernos civiles se afianzaran. En cierto
momento se habló de la existencia de un partido militar, en tanto era el ejército
quien determinaba el curso de las políticas nacionales. En realidad, no puede haber
un golpe de estado sin contar con apoyo civil. Ese apoyo civil es en general de
empresarios, agropecuarios, según la época, y sectores políticos. Es verdad que los
políticos, los radicales, los comunistas, los demócratas progresistas, los socialistas
golpearon las puertas para que los militares derrocaran a Perón. De alguna manera,
el golpe del ’76 se dio con un consenso social bastante grande, sobre todo en la
pequeña burguesía urbana y en los sectores urbanos. Los pretextos que se usaron
eran, por un lado, económicos: la mala gestión de Isabel. Eso existió, pero
estábamos a nueve meses de elecciones generales, donde se podía elegir otro
gobierno. Otro pretexto que se utilizó fue el de la guerrilla. Pero ocurre que en
países como Italia y Alemania la guerrilla se pudo controlar y deshacer sin golpe de
estado. Éste es el fundamento de la famosa teoría de los dos demonios. Es decir,
de un lado estaba la guerrilla, del otro lado estaban los militares y en el medio
había una población que no tenía nada que ver con nada. Ésta es una forma de
desresponsabilizar a la gente en relación a lo que ocurría.

Respecto a lo que dicen algunos militares como Suárez Mason, acerca de que ellos
se sienten usados por las grandes fuerzas empresariales es, hasta cierto punto, así
y, hasta cierto punto, no es tan así. Sí habla de la existencia de un tejido anterior
al golpe militar, un tejido que se fue conformando a lo largo de los años. Antes del
golpe del ’76, estuvo el golpe del ’55 y estuvo el gobierno de Frondizi. Es decir, ya
habían empezado los intentos de asociar al país a las políticas monetaristas
internacionales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y había
comenzado la voluntad de iniciar las privatizaciones y todo lo demás. De manera
que no se puede desvincular la acción militar de esta voluntad de sectores
empresariales del país y de fuera de imprimir en el país un rumbo determinado en
este campo.

¿Quiénes apoyaren el golpe?


No se puede disociar el golpe de determinadas complicidades, por ejemplo, de un
buen sector de la burocracia sindical. Hubo casos extraordinarios. En el Nunca Más
uno lee cómo en la madrugada del 24 de marzo, antes de que el golpe se anunciara
públicamente, se tomaban locales sindicales, se detenían a dirigentes medios y de
base, en su mayoría peronistas en un gran cinturón de Buenos Aires. Y cómo -hay un
testimonio- ahí decían “vamos a matar a todos los peronistas”, mientras resulta que
algunos dirigentes sindicales peronistas estaban absolutamente con el golpe.
También la Iglesia -con excepciones por supuesto- no sólo lo apoyó, sino que
confortó a los militares asesinos y torturadores. De manera que esta es una lista
incompleta, pero hablo de los elementos fundamentales: la Iglesia, las llamadas
“fuerzas vivas”, que son “vivas” en doble sentido y el ejército, es el trípode en el
que se apoya el Estado.

¿Cuál el objetivo del golpe?


Lo que se fue haciendo bajo la dictadura militar fue cambiar el modelo de país. El
nuestro era un país bastante industrializado, con una clase obrera numerosa y
combativa. El fin era económico, pero también político: quebrar el movimiento
obrero, que era el otro polo de desarrollo del país, con una clase obrera nueva y
desintegrar esa identidad política que era el peronismo. Los métodos que aplicaron
son conocidos por todos nosotros.

¿Qué opina de la teoría de los dos demonios?


Lo que demuestra que la teoría de los dos demonios no funciona es el hecho de que
haya habido 30 mil desaparecidos. Según un estudio del coronel Florencio García y
del ejército había a lo sumo mil quinientos guerrilleros, sumando todos los grupos
guerrilleros en el país. De manera que suponiendo que todos esos guerrilleros
hubieran sido aniquilados por las fuerzas armadas, todavía cabe preguntar qué pasó
con los 28 mil quinientos que no eran guerrilleros y que incluso no estaban a favor,
sino en contra de la lucha armada como salida del problema del país. Claro que
murieron “inocentes” entre comillas, como dicen determinados voceros que dan
diploma de inocencia a las víctimas para perdonar a los victimarios -como si las
víctimas les hubieran encargado esa tarea-.

Eran estudiantes, el 30 por ciento; eran obreros, gente que trabajaba, más del 50
por ciento. Había intelectuales, había periodistas, hombres de teatro, de letras,
había curas, sacerdotes, incluso. La Noche de los Lápices es un ejemplo muy claro:
gente que peleaba por cambiar una situación de injusticia en el país, por medios
pacíficos. Sin ninguna duda a esta gente se la mete en la misma bolsa, sigue siendo
uno de los dos demonios, cuando en realidad fue una voluntad de cambio que venía
de la década anterior, de los años '60.

En esa década hubo un factor que influyó mucho, sobre todo en la fuerza de
izquierda en la Argentina: la Revolución Cubana. Hasta entonces mundialmente se
pensaba que era posible la transición pacífica al socialismo. El Partido Comunista
argentino estaba en esa misma posición. Y la Revolución Cubana mostró la
posibilidad de cambiar el sistema por la vía guerrillera. Esto influyó en sectores
muy grandes de la intelectualidad argentina, que siempre se caracterizó por una
participación activa, esto desde el siglo pasado. Hubo grandes estadistas nuestros
que fueron intelectuales. Y esto es una constante en los países de América latina.
En esos años había una discusión muy ardiente acerca de lo que pasaba en el país y
de cómo cambiar lo que estaba pasando en el país. Y existían posiciones de lo más
diversas con respecto a eso. Pero por sobre todo había una voluntad de cambio y de
reflexión acerca de los caminos para producir ese cambio, en la que había
muchísimos intelectuales, escritores, pintores, artistas en general. Eso era un
fenómeno natural en esos años. Hay una teoría de Sartre del escritor
comprometido que no tenía mayor asidero, porque el escritor comprometido implica
que “hay una voluntad de”, mientras que para el movimiento estudiantil y grandes
sectores de artistas e intelectuales de Argentina en esos años no era una “voluntad
de”, era muy natural la actividad política, la reflexión en torno a todos estos
temas, etc., etc.

¿Cuáles son las repercusiones del golpe de estado en la actualidad?


Yo percibo que hay temor implantado en la sociedad argentina, por razones
explicables. Pero además la falta de seguridad sigue. Yo no creo casual que salgan
algunos a decir que hicieron lo que hicieron y que están muy contentos de haberlo
hecho. Además hay amenazas contra los hijos de desaparecidos, que han creado
una red. Me contaron el caso de un tipo que se acercó a una hija de desaparecido y
le dijo: “mirá, decíles a todos esos que andan con vos que van a terminar presos. Tu
papá no está muerto. Lo que pasa es que le dimos tantas picanas que está loco y de
vos no tiene noticias ni que existís”. Todo esto se alimenta en los fantasmas de las
víctimas, porque es muy difícil admitir que un ser querido ha muerto, o
desaparecido, que no se sepa dónde está, no se sepa qué pasó con él. También hubo
casos en los que llamaban a madres de desaparecidos -hasta el año pasado, por lo
menos- de parte del hijo, diciéndole: “Mario está bien. Ya va a volver, manda
saludos”; y cosas de esa naturaleza, que ya son de un sadismo que no tienen ningún
fin político. Se trata de mantener latente el temor que los métodos de la dictadura
militar implantaron en el país.

Lo que a mí más me preocupa de la situación actual en la Argentina es el hecho de


que hay una suerte de continuidad del pensamiento militar por medios civiles. En
primer lugar está el tema de la impunidad, que todos los militares hayan sido
perdonados… Alfonsín fue el que, en definitiva, perdonó a más gente con las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final. Hay un cálculo -cuya veracidad no estoy en
condiciones de asegurar- que estima que fueron bastantes miles los miembros de
las fuerzas armadas y de seguridad que participaron directamente en los
secuestros, asesinatos y en las torturas. Esos fueron los que perdonó Alfonsín. Y
los que se condenaron en el Juicio fueron los que perdonó Menem creando esta
sensación de que hoy se puede hacer todo sin que haya castigo. Uno se explica el
hecho de que esto continúe por la siguiente razón: porque los militares se fueron,
pero la red de intereses que lo sostuvo, que los apoyó, que los cobijó, sigue viva. El
otro día caminando por la calle vi un cartel de una elección de hace unos años, en el
que el señor Martínez Raymonda, del Partido Demócrata Progresista, se proponía
como candidato a diputado. El señor Martínez Raymonda fue embajador de la
dictadura militar en Roma. Y como éste ya conocemos los centenares de radicales y
peronistas que fueron intendentes bajo la dictadura. Esto en relación a los
políticos. Los dirigentes sindicales siguen flotando por ahí. La Iglesia que todavía
parece que no está en condiciones de hacerse un examen de cómo participó, salvo -
repito- excepciones notorias. Y también, por qué no, ciertos intelectuales que por
ejemplo en el año ’78 explicaban en el San Martín por qué la censura era necesaria,
con teorías muy peregrinas acerca de este tema: por ejemplo, que cuando en Rusia
existía la censura zarista se dio una gran literatura, como si eso fuera el resultado
de la censura.

A muchos intelectuales les ofrecían cargos durante la dictadura, ¿no?


Sí, sobre todo un papel de fabricante de ideología encubridora de la masacre y
encubridoras de los planes, en definitiva, de la dictadura militar, con este tejido
detrás. Lo que ellos pretendían lo lograron en buena medida. Por ahí un grupo de
militares dijo que habían sido derrotados políticamente y cosas por el estilo. Pero
no es tan así, en la medida en que se sigue creyendo en la teoría de los dos
demonios y que no se ve cuál es el fondo real de la cuestión, no están tan
derrotados.

¿Qué opina de la autocrítica del general Martín Balza?


El general Balza, por un lado, ha ido lejos al decir que no existe la obediencia
debida, que hay órdenes inmorales que no se deben dar, y que si se dan no se deben
obedecer. Pero yo recuerdo el manual de la Wermacht, el ejército alemán que
peleaba en 1940 a las órdenes de Hitler, y existe un párrafo en el código militar
que dice exactamente lo mismo. Lo que me preocupó de la intervención del general
Balza es que él sigue hablando de que se cometieron excesos, cuando todos
sabemos que hubo un plan perfectamente llevado a cabo.

¿Cuál cree usted que es la responsabilidad que tenemos hoy?


Creo que hay muchas cosas que todavía no se han aclarado. En primer lugar está el
tema que no se plantea con nitidez la cuestión de la responsabilidad. Se plantea el
tema de la culpa. Por ejemplo, se piensa que los que sobrevivieron a los campos de
concentración por algo habrá sido. Implícita o explícitamente está la sospecha de
que delataron y entonces se salvaron por eso. Esto no es así. Hay muchas cosas que
están mantenidas en la oscuridad, porque hay gente a la que esa oscuridad le viene
bien. Efectivamente hay un conflicto entre el olvido y la responsabilidad. Incluso la
responsabilidad de saber. No creo que la inmensa mayoría del pueblo argentino
haya ayudado a los militares. No creo eso. Me refiero a la responsabilidad de saber
lo que pasó y a responsabilizarse de eso. Y creo que en todo esto incide el que haya
problemas económicos graves, la lucha por la supervivencia es el centro de
muchísima gente. Eso es natural. También creo que tiene que ver con un accionar -y
eso se ve en los medios, sobre todo en ciertas audiciones de televisión, no sólo las
de Daniel Hadad, sino también las de Mariano Grondona- de seguir apuntalando la
imagen de los dos demonios y de la desrresponsabilización. Y por el lado de la
jerarquía eclesiástica, por el lado de la culpa. Esos cinco obispos que el año pasado,
en el Domingo de Ramos, dijeron “todos somos culpables”… cosa que tampoco es
cierta. En Alemania están construyendo la teoría opuesta, es decir, nadie fue
culpable. Y esto hace Helmut Kohl. La teoría de que en realidad Hitler asaltó el
poder y les impuso a los alemanes una ocupación semejante a la de Francia, Holanda
y todos los países que ocupó el nazismo. Como si Hitler no hubiese ganado las
elecciones, cosa que ni siquiera hicieron Videla y compañía. Pero ese también es un
camino de desrresponsabilización. Es como decir: “bueno, nos ocuparon no se sabe
por qué magia y, ¿qué podríamos hacer?”.

En lo que yo sí tengo esperanza es en los chicos más jóvenes. Observo en algunos


recitales en el interior del país y también en la capital que el 80 o el 90 por ciento
de las personas que asisten es gente joven (16, 18, 20 años). Además es gente que
quiere saber y hay gente de generaciones un poco mayores (25, 40) que no
preguntan y no quieren saber.

¿Qué importancia tiene la memoria?


Creo que la lucha por la memoria es muy importante, porque a toda esta red de
intereses le interesa efectivamente el olvido. Y el tema de los desaparecidos sigue
pesando en nuestra sociedad como un cáncer, como una herida que no se cierra. Sin
esa memoria no se puede construir una moral cívica sólida. La sociedad pierde el
sustento de la memoria, la memoria cívica, justamente. Esto es muy dañino. En la
Argentina esto se ha dado vuelta y vuelta. Parece que hubiera tajos, agujeros en la
historia, y parece como que esa historia no ha existido. Un peligro de todo eso es
que la historia se repita. La historia se repite y no siempre como comedia, sino
siempre como tragedia.

¿Qué hizo usted frente a la dictadura desde la poesía?


Yo creo que el hacer poesía es una forma de resistencia, el solo hecho de escribir.
Hay un proceso de cosificación, de deshumanización, y hay poesía y arte que
combaten eso por el solo hecho de existir, aunque no se lo proponga. Si yo entiendo
tu pregunta, el tema es, ¿qué pasa con la poesía y la política? Creo que son dos
planos absolutamente diferentes. La poesía son botellas tiradas al mar que, por ahí,
alguien recoge. Hablabas del compromiso en la poesía... Yo a la poesía comprometida
prefiero la poesía casada, casada con la poesía. El verdadero tema de la poesía es
la poesía y por eso puede hablar de cualquier cosa. Los que en cierto momento se
escandalizaron porque creían que la poesía no podía tratar temas políticos es gente
que no leyó a Shakespeare, que no leyó al Dante, para hablar nada más que de esos
dos antecedentes. Hay una anécdota de Paul Éluard, el gran poeta francés, que
ilustra lo que pienso. En el año 1950 estalló la guerra de Corea, supuestamente
porque los del sur invadieron el norte o al revés. Paul Éluard era miembro del
Partido Comunista francés. Él era otro de los grandes poetas, como Aragón y otros.
Y se creyeron en la necesidad, en la obligación de escribir poemas por el tema de la
guerra de Corea. Paul Éluard no lo hizo y cuando se lo reprocharon, él explicó que
solamente escribía poemas de temas políticos cuando la circunstancia exterior
coincidía con la circunstancia del corazón. Porque de otro modo -y esto ya no lo dijo
él- efectivamente se incurre en el panfleto y en cosas que no tienen demasiado que
ver. Yo creo que es legítimo que si un poeta tiene necesidad de expresar esas
preocupaciones porque le producen una obsesión poética, -no porque se lo indique el
comité central del partido-, es legítimo hablar de temas sociales, políticos,
revolucionarios. Pero a la vez, lo otro también es legítimo. Ha habido gente que
participó en la resistencia francesa, un tipo que estuvo en Francia, clandestino,
peleó contra los nazis, y no hay una sola línea explícita sobre el tema en toda su
obra.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

La literatura es una lucha contra el escepticismo. Entrevista a Sergio Gaiteri


10

Por Javier Quintá

Es uno de los escritores cordobeses con mayor renombre en la actualidad. Su


primera novela, Nivel medio, a publicar a principios del año 2010, obtuvo una
primera mención en el premio Clarín. Este año fue finalista del premio EMECE.
Lleva publicado dos libros de cuentos (Los días del Padre, 2006, ediciones Del
Boulevard, y Certificado de Convivencia, 2008, editorial Recovecos, Córdoba) los
cuales van por la segunda edición.

29/10/2009

A pesar de que sólo lleve publicados dos libros de cuentos, Sergio Gaiteri es, hoy
por hoy, una de las prosas más fuertes en Córdoba. Cada cuento, algunos más
largos, otros más cortos, parecieran formar parte de una gran novela que sólo va
cambiando los escenarios y los personajes. Como en esas pinturas donde no hace
falta mirar el nombre ni el título de la obra para saber a quién se refiere, así de
impactante es la literatura de Gaiteri. Donde no es necesario derramar una gota de
sangre ni desvestir a nadie para darse cuenta que, algunas veces, la literatura
puede ser mucho más divertida que la televisión.
Se define a si mismo como un simple docente de escuela secundaria. “Soy lo más
formal que hay”, dice. “Voy de saco y zapatos, uso anteojos, mi única extravagancia
es que soy maratonista”, remata con una sonrisa. Antes de eso anduvo paseando por
varios laburos: fue camionero y sodero. De aquellas experiencias ganó un registro
que supo volcar en sus personajes, arrimándose a la materia prima de la que se
nutre su literatura: la existencia humana.

Nos sentamos en su “oficina”: un barcito, kiosco, ciber y telecentro en la esquina


de Rioja y General Paz, justo enfrente de la escuela donde trabaja. Hay varios
papeles en la mesa, un libro abierto con anotaciones al margen, una taza de café.
¿Qué tomás? Un cortado para mí. Dos cortados, por favor

Javier Quintá: ¿Empezamos?

Sergio Gaiteri: Dale.

JQ: ¿Qué cambió desde tu primer libro Los días del padre, a este segundo
libro Certificado de convivencia?

SG: Nada. No cambió nada. Sigo preocupado por los dos o tres temas que me
interesan y me llevan a escribir: por qué la gente quiere o no a alguien; cómo hace
la gente para levantarse a la mañana y no quedarse todo el día en la cama; cómo
hace la gente para pasar la noche. La escritura para mí es como una forma de
entender los actos mínimos de la existencia humana. Sobre las cuestiones políticas
o más “filosóficas”, yo ya tengo algunas explicaciones.

JQ: ¿Y cómo se meten las cuestiones políticas en tu literatura?

SG: Yo puedo ser un intelectual ciertamente riguroso hablando de política, pero la


política no tiene nada que hacer en la narrativa. Al menos no la política en el
sentido del que habla la gente. Quizá sí en un sentido más ideológico. Mis cuentos
tienen algo de lo que dejó la década del 90´, del furor neoliberal, de la situación de
la gente desocupada. Yo no me había dado cuenta, me lo señaló un amigo, pero en
mis cuentos las mujeres consiguen trabajo más fácilmente que los hombres. Y eso
tiene que ver con una época, con tipos que laburaron toda su vida en oficios fijos y
de repente se quedaron desocupados y no tenían esa facilidad de adaptarse para
conseguir otro trabajo.

JQ: Es cierto, en tus cuentos se nota la construcción de un hombre en


decadencia, y una mujer, por el contrario, que no sólo se sostiene, sino que es
el sostén de su familia.

SG: Sí, pero no me lo había planteado. Yo veía amigos míos, en mi familia, gente
desocupada que salían a buscar trabajo y después se desilusionaban y se
entregaban a la desidia. No fue un planteo a priori. Me aparecían esos personajes,
después me di cuenta de que había como una constante, pero eso tiene que ver con
que la literatura plantea situaciones que todavía no están ni en el periodismo, ni en
la sociología, ni en los libros de historia. Eso es lo que me interesa, lo que todavía
no está esquematizado. La literatura, con ciertas intuiciones, puede plantear
ciertos aspectos de la realidad que quizá después se vuelvan corrientes o visibles.

JQ: Como que se anticiparía a los hechos…

SG: Sí, pero no en la idea común de que Julio Verne inventó el submarino antes de
que existiera, sino en las relaciones entre las personas. Me parece que ahí está la
cuestión política, porque además tiene que ver con cómo un escritor desdibuja en la
práctica de la escritura sus prejuicios. Eso a mi me encanta. Los prejuicios más
queridos se pierden cuando uno escribe.

JQ: ¿Los prejuicios más queridos?

SG: Claro, porque uno está cargado de prejuicios. La escritura requiere cierta
humildad. La realidad es mucho más importante y avasallante de lo que uno piensa.
Se termina imponiendo y lucha contra lo que uno cree. Balzac, que planteaba entre
otras cosas volver a la nobleza, cada vez que se ponía a escribir la realidad y el
desarrollo del capitalismo se le imponía sobre su propia ideología. Eso me parece
interesante, porque para escribir hay que tener esa humildad y poner a prueba lo
que uno piensa. La literatura permite eso. Cosa que no permite la ciencia.

Herencia y dictadura

JQ: La figura paterna en tus relatos está marcada por cierto abandono,
cierto desencanto y falta de responsabilidad. ¿Qué es un padre para vos?

SG: A mí me molestaba esa relación paternal freudiana que Kafka tenía con su
padre, y que eso fuera como un tema para la futura literatura. Yo no quiero hacer
de un síntoma personal un tema universal. En esta época la relación que yo veo de
los padres con sus hijos está signada por cierta inmadurez. Yo creo que empecé a
escribir cuando en una telefónica vi a una madre con su nenito al lado, seguramente
separada, insultando al padre al otro lado del teléfono. Esa experiencia me marcó.
Yo pienso que esos son los temas que la literatura debe tratar.

JQ: ¿Vos sentís que vas creciendo con tu literatura?

SG: No, al revés. Yo estoy cada día más confundido.

JQ: ¿Y para qué te sirve escribir?

SG: ¿Esto va para el título, no? La literatura es una lucha contra el escepticismo.
Si tuviera alguna otra certeza me dedicaría a la filosofía. Me parece que el relato
organiza la duda. Como decía Duchamp, hay que reemplazar la palabra sé por la
palabra creo. Sacándole toda la connotación religiosa, claro. Y bueno, la literatura
me permite eso, escribir sin prejuicios. Por eso sería muy difícil para mí escribir
sobre la dictadura. No es que no sea un tema que no me conmueva. Creo que hasta
me paraliza. Pero no me animaría a escribir sobre algo de lo que tengo una opinión
muy formada. Para mí Videla es un genocida, y a mí me interesan las sutilezas. No
tendría matices para hablar de eso.

JQ: En varias antologías recientes los escritores jóvenes hablan de la


Dictadura como un tema del pasado. ¿Vos lo sentís igual?

SG: Para mí el proceso no puede ser un tema. La gente quiere fútbol gratis y mis
personajes son los que quieren fútbol gratis, no son los intelectuales que todavía
están preocupados por el proceso. Y yo no creo que sea una frivolidad escribir
sobre este tipo de gente. Además está comprobado que hoy hablar sobre la
dictadura te da algunos réditos, al menos en los concursos literarios. Es un tema de
moda. Para mi la literatura tiene que tratar la política en las relaciones entre la
gente. Cuando aparece la palabra política se acaba todo, y sobre todo lo político. O
cuando aparece la palabra amor, en mis cuentos no aparece la palabra amor. Y no
quiere decir que no esté. Al revés. Justamente mis personajes están
desamparados, todo el tiempo buscando el amor.

Realidad y ficción

JQ: En tus textos hay mucha violencia, mayormente un tipo de violencia


psicológica. ¿Cuánto tiene que ver eso con tu vida?

SG: No hay ningún cuento que sea autobiográfico. Sí pude haber observado algunas
situaciones. Yo cuando salgo siempre vuelvo con alguna historia. Todo el tiempo la
realidad me está despertando cosas para contar. A mí me encanta que me cuenten
cosas, me gusta escuchar y no aquellas historias que parecen las más trágicas, sino
los tonos medios. Y respecto de la violencia, no me propongo a escribir pensando en
la violencia, porque me parece que los espacios donde yo trabajo tienen su propio
sistema de violencia. La familia tiene toda una forma de violencia que no es la
violencia política, es otra forma, y que se profundiza en algunas épocas.

JQ: No me refería a la violencia como un tema pero sí a cierto maltrato que


hay entre tus personajes y me preguntaba si eso para vos tenía algo que ver
con la realidad argentina.

SG: No, no en el sentido metonímico. A mí la violencia extrema o explícita no me


interesa. En mis cuentos está todo por explotar pero nunca explota. Lo que yo
cuento es el momento en que las cosas empiezan a deteriorarse. Mientras otros
escritores prefieren contar la explosión, a mí me interesa el momento en que todo
empezó a venirse abajo. En una novela de Saul Below, el personaje está con su
mujer y después de una discusión muy fuerte, le dice: en este momento, a partir de
hoy, creo que empieza a manifestarse el cáncer. A mi me interesa eso, cuando
aparecen los primeros síntomas de que todo empieza a destruirse. Mis personajes,
y esto lo aprendí de algunos escritores norteamericanos, tienen como una intención
de seguir sosteniendo las cosas por más que sea evidente que el mundo se viene
abajo. Cosa que no pasa en algunos escritores que disfrutan de la catástrofe como
Charles Bukoswky. Pero en Carver, en Philip Roth, los tipos la van peleando, saben
que todo puede perturbarse y deteriorarse pero siguen peleándola, pero porque la
gente vive así en la realidad. No yo, que me entrego fácilmente a la depresión, a la
cama y a las pastillas para dormir.

JQ: Y ahí está la propuesta de tu literatura al rescatar esa mirada.

SG: Mi filósofo preferido es Hegel. Hegel es el filósofo del “día después”.


Mientras el resto de la filosofía quiere destruir el sistema de relaciones, por
impuro, por autoritario, Hegel está pensando que cualquier tipo de relación, ya sea
religiosa o política, es mejor que el caos. Y para mí la literatura tiene que trabajar
con eso, no tiene que ser un bombardeo a la realidad, sino mostrar cómo se sigue
sosteniendo esto. Es muy fácil para los intelectuales bombardear. ¿Y? ¿Y después
qué? Al otro día hay que trabajar, seguir amando, relacionándose. En Chejov, por
ejemplo, no hay personajes marginales, hay un médico, un cochero, son personajes
que están integrados. Cuando los personajes están muy desintegrados de la órbita
de la sociedad ya no me interesan. Por eso me molesta cuando dicen que lo que hace
Carver, o lo que defectuosamente intento hacer yo, es realismo sucio. Es realismo.
Punto.

JQ: En EEUU a lo mejor tus personajes sí puedan ser marginales, pero en


Argentina, lo común es que la gente que labura o se queda sin trabajo y tiene
familia, viva en esas condiciones de desarraigo, peleándola día a día.

SG: Me parece que sí. Cuando Carver escribe en los fines de la década del 60´ y
del 70´ ya existía esta situación de ingravidez. Los ciudadanos estaban medios
perdidos en los trabajos hasta que se adecuaron a ciertas nuevas formas de
relacionarse. En eso habría como una similitud. Para mí la década del 90´ en
Argentina es la década del 70´ en EE.UU. Con las diferencias marcadas, claro. Para
los personajes de Carver es fácil agarrar sus cosas e irse. Hay cierta tendencia al
nomadismo en el americano. En Argentina no. Hay un sedentarismo que tiene que
ver con los espacios.

JQ: Y con las dificultades que hay para trasladarse.

SG: Sí, pero también es cultural.


Entrevista a Víctor Heredia en Revista Etruria
Especiales de televisión, audio,
videos y películas
CANAL ENCUENTRO

Estrenos de Marzo

Encuentro presenta ciclos que acompañan el inicio de clases y series que


conmemoran el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
El 24 de marzo de 1976 se produjo en Argentina el último golpe militar, iniciando
una de las etapas más oscuras de nuestra historia que se prolongaría hasta el
advenimiento de la democracia, siete años después. Canal Encuentro presenta, a lo
largo del mes, tres series que conmemoran el Día Nacional de la Memoria por la
Verdad y la Justicia:

Retrato de un genocidio

Jueves a las 23:00


Esta serie documental presenta, a
lo largo de ocho capítulos, el
relato de diecisiete Madres de
Plaza de Mayo, quienes describen
el siglo del que han sido
protagonistas. Cada madre, con su
historia individual, ofrece su
visión y refleja su entorno,
brindándonos escenas

Rodolfo Walsh, reconstrucción de un


hombre
Lunes a las 22:00
La obra del periodista, escritor y
militante político Rodolfo Walsh
propuso importantes innovaciones en el
plano literario y periodístico a nivel
mundial. Periodismo, Literatura y
Revolución; la eterna tensión entre
arte y política. Esta serie documental
aborda la historia de Walsh a partir de
la búsqueda de un joven documentalista
que, al cumplirse el aniversario de su
asesinato y desaparición durante la
última dictadura militar, indaga y
reflexiona en torno a su vida y obra.
Documentales de la memoria
Viernes a las 21:00
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto presenta en este
ciclo cuatro filmes sobre derechos humanos, producidos por la Universidad
Nacional de la Plata.
DÍA DE LA MEMORIA NACIONAL POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
Efemérides Culturales Argentinas
Copyright © 2001 - 2010
Todos los derechos reservados
Ministerio de Educación de la Nación
Subsecretaría de Coordinación Administrativa
Producción: Dirección de Gestión Informática

Películas

No habrá más penas ni olvido


Director: Héctor Olivera.
Género: Drama
Tema: Radiografía de la violencia y el desconcierto que ha sufrido la sociedad
argentina por años.
Argumento: La película transcurre en un pequeño pueblo, en el que se enfrentan
dos fracciones del peronismo: la que representa al intendente y la corporizada en
la figura del delegado municipal.
Comentario: La película está basada en la novela homónima de Osvaldo Soriano.

1984

Cuarteles de invierno
Director: Lautaro Murúa.
Género: Drama.
Tema: Una metáfora de la realidad argentinas de los años ‘70.
Argumento: Durante la dictadura militar que rigió en la Argentina entre 1976 y
1983, un boxeador en decadencia y un cantor se encuentran en un pueblo del
interior y establecen una fuerte amistad. Los militares preparan un festival y
necesitan de la ayuda del púgil y del cantante.
Comentario: Film basado en la novela “Cuarteles de invierno”, de Osvaldo Soriano y
última película de Lautaro Murúa.

1985

Hay unos tipos abajo


Directores: Emilio Alfaro y Raúl Filippelli.
Género: Drama.
Argumento: Durante la dictadura militar y en medio del mundial de fútbol de 1978,
un periodista ve a unos hombres de aspecto sospechoso en la puerta de su edificio.
A causa del clima político y de su profesión, un periodista se cree perseguido por
un auto y por sus ocupantes. El miedo crece en él y le hace cambiar su conducta y
llegar a la locura.

La historia oficial
Director: Luis Puenzo.
Género: Drama.
Argumento: En la última etapa de la dictadura militar, una
profesora de historia comienza a darse cuenta de lo
acontecido en la Argentina de años anteriores. El retorno
de una amiga exiliada, el descubrimiento de los turbios
manejos de su esposo y la aparición de una Abuela de
Plaza de Mayo que busca a su nieta son motivos más que
suficientes para que la mujer viva una auténtica toma de
conciencia política.
Comentario: La película ganó el Oscar a la mejor película
extranjera.

1986

La República perdida II
Director: Miguel Pérez.
Género: Documental.
Tema: Segunda parte de “La República perdida” que, en este caso, revisa el período
de la dictadura militar en la Argentina de 1976.
Comentario: Aunque no obtuvo el notable éxito de público de la primera parte, ésta
también logró reunir muchos espectadores.

Tangos: el exilio de Gardel


Director: Fernando Solanas.
Género: Drama musical.
Tema: El desarraigo y el exilio marcan las vidas de unos argentinos que viven en
París.
Argumento: Juan 1, un bandoneonista, intenta llevar a escena una “Tanguedia”
(tango-comedia-tragedia), cuyo libro es enviado desde Buenos Aires por Juan 2, un
amigo que resiste los años de la dictadura militar.
Comentario: El film -muy premiado en festivales internacionales- marcó el retorno
de Fernando Solanas a la Argentina, luego de su exilio en Francia.

1987

El ausente
Director: Rafael Filipelli.
Género: Documental.
Tema: Si bien el film no alude a nadie con nombres propios conocidos, se trata de
los hechos protagonizados por el dirigente obrero, desaparecido en 1976, René
Salamanca, en el sindicalismo cordobés de los años setenta.
Argumento: La distancia entre el pensamiento y la realidad se vuelve el problema
de cómo filmar a Muñiz (un intelectual) tratando de reconstruir la historia de
Salas (un sindicalista desaparecido).
Comentario: El film asume con valentía el desafío ético y estético de crear
imágenes que intentan conjurar el horror.

1989

La amiga
Directora: Jeanine Meerapfel.
Género: Drama.
Tema: Nueva mirada del cine argentino sobre la dictadura
militar de los años ‘70 y los terribles daños que causó en
la sociedad.
Argumento: El foco está puesto en dos amigas de muchos
años separadas por el exilio, provocado por la dictadura
militar. Ambas se reencuentran durante los primeros años
de la democracia y luchan por la justicia.
Comentario: Coproducción argentino-alemana.

1991

El beso del Olvido


Director: Eduardo Mignogna.
Género: Documental de ficción, telefilm.
Tema: Sobre la dictadura y la memoria.

1995

El censor
Director: Eduardo Calcagno.
Género: Drama.
Tema: Acercamiento a la figura de un censor cinematográfico de
la época de la última dictadura militar, levemente inspirado en el
tristemente célebre Miguel Paulino Tato.

1996

Prohibido
Director: Andrés Di Tella.
Género: Documental.
Tema: La censura examinada mediante testimonios y documentos de época.
Argumento: El film alude a la propaganda que el último régimen militar hacía en
cánticos agradecidos, eslóganes publicitarios y exhibiciones televisivas de sus
jerarcas, que bien recuerdan el uso de los medios visuales y de audio en la Alemania
nazi y en otras dictaduras.
1998

H. G. O.
Directores: Víctor Bailo y Daniel Stefanello.
Género: Documental.
Tema: Intento por reconstruir una historia de vida, la del
prestigioso guionista de historietas y escritor argentino Héctor
Germán Oesterheld.
Argumento: Biografía de Héctor Germán Oesterheld, autor de la
célebre historieta “El Eternauta”, secuestrado y desaparecido
bajo la última dictadura argentina.
Comentario: Es un film de producción y realización independientes que trabaja
sobre la fragilidad de la memoria humana, sobre lo oculto, sobre la alegría y el
dolor.

1999

Botín de Guerra
Director: David Blaustein.
Género: Documental.
Tema: Relata la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo para
identificar a los niños secuestrados por las fuerzas armadas
y de seguridad durante la última dictadura militar.
Comentario: Segundo trabajo del realizador, está
estructurado en base a entrevistas que se filmaron en
Argentina, Suiza y España.

2000

Historias cotidianas
Director: Andrés Habegger.
Género: Documental.
Argumento: El film está estructurado en cuatro
segmentos que siguen a una breve y vertiginosa
presentación de los protagonistas, cámara en mano.
Además de las múltiples fotografías que guardan estos
hijos, hay mucho material de archivo.
Tema: Se centra en los relatos de otros seis hijos de
padres desaparecidos durante la última dictadura militar.
Comentario: Primer largometraje realizado por un hijo de
desaparecidos.
Operación Walsh
Director: Gustavo E. Gordillo.
Género: Documental.
Argumento: Un puñado de entrevistados e imágenes de archivo van dando forma a
las múltiples facetas de un Walsh siempre polémico.
Tema: La película devuelve con generosidad la vida de uno de los grandes
escritores de la Argentina: Rodolfo Jorge Walsh.
Comentario: Película realizada por alumnos, docentes y graduados de la Universidad
Nacional de Lomas de Zamora.

2001

Ni vivo, ni muerto
Director: Víctor Jorge Ruiz.
Género: Thriller.
Tema: El film cuenta una extraña historia en tiempos de la última dictadura militar
en el país.
Argumento: Buenos Aires, 1980. Alcides ha perdido a su esposa, quien fue
secuestrada por un grupo armado. Dos años después, es contactado por los mismos
secuestradores, que le hacen un trato imposible de rechazar: si quiere recuperar a
su esposa con vida deberá realizar un trabajo muy especial para ellos.
Comentario: La película -debut en la dirección de Víctor Jorge Ruiz- marca el
regreso protagónico de Edgardo Nieva.

2002

Kamchatka
Director: Marcelo Piñeiro.
Género: Drama
Tema: Aborda el tema de la última dictadura militar,
visto desde los ojos de un niño.
Argumento: En el otoño de 1976, en plena dictadura
militar argentina, a Harry le cambia la vida. Tiene 10 años y no logra entender por
qué debe abandonar su casa y a sus compañeros de escuela para mudarse a una
quinta con sus padres y su hermano. Adaptarse a esa nueva vida -en la que existen
reglas rigurosas- ayudará al protagonista a comprender por qué su padre le pidió
que recordara siempre Kamchatka, uno de los países de un conocido juego de
estrategia.
Comentario: Una historia sin sentimentalismos pero con mucha emoción sobre la
última dictadura militar. Lejos de buscar la reconstrucción histórica o la denuncia,
el film plantea una situación inexplorada por otras películas: el sufrimiento de los
hijos de los perseguidos políticos, otras víctimas de la época.
VIDEOS

9 "La memoria" es un video realizado para las "Jornadas Itinerantes por la


Memoria" en San Antonio de Padua en el marco de la Comisión Provincial por
la Memoria. Fue producido en el 2002.
http://www.youtube.com/watch?v=aXU2kd6kNMs. Sobre la canción La
memoria de León Greco.

9 La más oscura sombra. Video disponible en


http://elhistoriador.com.ar/infografias/24_de_marzo/index.html

AUDIO

El Historiador. Historia para escuchar:


http://elhistoriador.com.ar/escuchar/escuchar.php

Dictadura (1976 - 1983)

24 de marzo

Primer comunicado del golpe militar, 1976.

Jorge Rafael Videla

Sobre el golpe militar, 1976.

Proceso

Campaña publicitaria anti subversión, 1977.

Jorge Rafael Videla

Desaparecidos: "El desaparecido no tiene entidad".

Jorge Rafael Videla


Discurso en la final del mundial Argentina 78, 1978.

Marta Alconada de Aramburu

"Queremos saber dónde están nuestros hijos", 1978.

Madre de Plaza de Mayo

"Que no nos dejen con esta incertidumbre", 1978.

Rodolfo Walsh

Carta abierta a la Junta Militar (Locución: Alfredo Alcón).


Especiales educ.ar: 24 de marzo. Materiales para trabajar en la
escuela

Acceso a través de:


http://www.educ.ar/educar/site/educar/militar%20de%201976.html?uri=urn:kbee
:328ed620-7289-11dc-9dcd-00163e000038&page-uri=urn:kbee:ff9221c0-13a9-
11dc-b8c4-0013d43e5fae

ESPECIALES

30 años del golpe militar de 1976 Contenidos en formato digital realizados por
educ.ar cuando se cumplieron los 30 años del golpe. Incluye varios materiales y
enlaces estructurados en cuatro ejes: histórico, teórico, centrado en el derecho a
la identidad, y testimonial. 24 de Marzo 1976-2006. Del horror a la esperanza
La Secretaría de Medios de Comunicación de la Presidencia de la Nación presentó
un sitio web con videos, audios, documentos, fotografías y textos que abordan el
golpe militar de 1976 y su relación con los acontecimientos que se fueron
sucediendo hasta nuestros días. Este sitio es rico en materiales para trabajar en
las aulas.

CANAL ENCUENTRO Especial Memoria e identidad

Propuesta para analizar la cuestión de la identidad, en tanto atraviesa nuestro


pasado y se proyecta hasta la actualidad. Videos, testimonios e Ideas para el aula

Acceso a través de: http://www.encuentro.gov.ar/Content.aspx?Id=202


MÁS INFORMACIÓN, MATERIALES Y RECURSOS EN:

9 Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora www.madresfundadoras.org.ar

9 Asociación Madres de Plaza de Mayo www.madres.org

9 Abuelas de Plaza de Mayo www.abuelas.org.ar

9 Memoria Abierta www.memoriaabierta.org.ar

9 Asamblea Permanente por los Derechos Humanos www.apdh-argentina.org.ar

9 Centro de Estudios Legales y Sociales www.cels.org.ar

9 Comisión Provincial de la Memoria www.comisionporlamemoria.org

9 www.apdhargentina.org.ar/comisiones/educacion/dictadura%20y%20memor
iadef.pdf. En este link puede encontrarse un proyecto presentado en forma
de cuadernillo diseñado por la Comisión de Educación de la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos. El material se titula Memoria y
Dictadura, un espacio para la reflexión desde los Derechos Humanos, y
contiene tres partes: a) La era militar, b) La etapa democrática y c)
Sugerencias didácticas.

9 www.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/cepa/ensayo_galeria_textos.php.
En la página web de la Escuela de Capacitación Docente de la Ciudad de
Buenos Aires están disponibles una serie de textos que buscan reflexionar
sobre las memorias y los olvidos 30 añosdespués del comienzo del último
período dictatorial en la historia del país. Entre los escritos se destacan
“De batallas y olvidos” de Ricardo Foster,“La memoria de los historiadores”
de Federico Lorenz,“Enseñar lo inenseñable” de Inés Dussel,“Actos de
lectura de escritos exitosos sobre lossetenta” de María Pía
López,“Memoria, pasado y futuro” de Hilda Sábato, entre otros.
EQUIPO DE TRABAJO

MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Secretaría de Educación
Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa
Dirección de Planeamiento e Información Educativa
Plan Provincial de Lectura
Área de Gestión Curricular: Lengua y Literatura

Leandro Calle
Catalina Giménez
Silvia Vidales

Colaboración:

Andrea Arbez
Luciana Trocello

Corrección de estilo:

Luciana Trocello

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