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EL

EL PERRO
PERRO YY LA
LA COMETA
COMETA

Érase una vez un perro que fabricaba cometas preciosas que


teñían el cielo de deliciosos colores. ¡Era tan feliz haciendo lo
que hacía! Y es que dejaba boquiabiertos a montones de niños,
y muchos padres las compraban para hacerlas volar en el
precioso cielo. Así, pronto se corrió la voz sobre el fabricante de
cometas, el perro artista, y la gente se congregaba los
domingos en el parque para ver el espectáculo que se formaba.
Tal era el entusiasmo de todos, que el perro decidió crear una
cometa gigante y espectacular y, una vez terminada, la decoró
con colores y materiales únicos jamás vistos.

Decidido a ponerla a volar,el perro acudió al parque y sin


querer fue arrastrado por la cometa, pues era enormemente
grande. Nunca volvió a ver a aquellos niños y a aquellos
padres, pero consiguió ver a muchos otros de todo el mundo y
hacerlos felices también. Y es que sus cometas ahora, además
de bonitas...¡eran también voladoras! Sin duda, aquel perrito,
había conseguido tocar el cielo con su arte.
LA
LA AYUDA
AYUDA DE
DE LOS
LOS DEMÁS
DEMÁS

A veces, cuando nos ponemos enfermos y estamos solos, solemos


agradecer la compañía de otros para llevar mejor nuestra
recuperación. Y esto fue justo lo que pensó un día de verano una
gallina en su casa, atacada por una tremenda gripe.
Así, mientras la pobre gallina se recuperaba, su vecino (que era
un gato muy egoísta y con ideas poco buenas) decidió visitar a
la gallina con la excusa de ver cómo se encontraba o si podía
ayudar: "¡Ja! ¡Conseguiré engañar a mi vecina!" Pensó el
despiadado gato, que llevaba días sin comer. Al verle, la gallina
(que era muy lista) le pidió al gato que pusiera un poco de agua
a hervir para calmar su garganta, y el gato, convencido de
estarla engañando, así lo hizo.

Una vez lista el agua, la gallina pidió al gato que le sirviese una
taza de té caliente, y cuando el gato se acercó la gallina batió
sus alas sacando fuerzas de flaqueza, hasta verterla sobre la
cola de su vecino. ¡Cómo aullaba de dolor! Pero el gato aprendió
la lección y nunca más volvió a aprovecharse de las debilidades
de los demás.
LAS
LAS APARIENCIAS
APARIENCIAS ENGAÑAN
ENGAÑAN

En una granja convivieron una vez muchos cerditos, y aunque


podían parecer casi iguales, eran muy diferentes. Algunos eran
muy grandes y lustrosos, y otros, más débiles, eran mucho más
flacuchos y escuálidos. Los primeros, conscientes de las
diferencias, se burlaban de los más débiles insinuándoles que no
valían para nada y humillándoles con burlas constantemente.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, procuraban levantarse
el ánimo los unos a los otros confiando en que, algún día,
aquellos cerditos vanidosos tendrían su justo merecido.

Así, llegada la Navidad, el dueño de la granja acudió en busca de


un animal para celebrar las fiestas. Entonces, los cerdos más
gruesos y lustrosos miraban con ojos de pena a sus compañeros
escuchimizados,deseando parecerse a ellos para no ser elegidos
por el granjero. Afortunadamente, el hombre cambió de opinión
y no sacó a ningún cerdito de la granja, pero los vanidosos
comprendieron que las apariencias pueden engañar y que hay
que comportarse siempre con bondad.
EL
EL AMANTE
AMANTE DE
DE LOS
LOS PÁJAROS
PÁJAROS

Érase una vez un pequeño ratón que pasaba todos sus ratos
libres fuera de su hogar, observando a los pájaros surcar los
cielos. Le impresionaba tanto el vuelo de estos, que no tenía otra
obsesión que la de hacer lo mismo. Ni huir de los gatos ni comer
queso, solo quería volar sin parar. Entonces se le ocurrió
empezar a coleccionar las plumas caídas que encontraba por el
suelo, y así hasta que tuvo las suficientes como para construir
dos grandes alas preciosas y suaves. Con ayuda de un arnés, el
ratón pudo sujetarse las alas a la espalda, y al rato subió a la
rama más alta del primer árbol que encontró. ¡Qué
entusiasmado estaba!

Desgraciadamente, nada más arrancar su vuelo, el ratón fue


directo al suelo. Su plan no había funcionado, pero comprendió
que uno no podía ser quien no era y se quedó dormidito soñando
con una gran bola de queso. Pasado un tiempo, y ya recuperado,
el ratón no dejó de correr y de saltar en busca de auténticos
manjares quesiles, y fue muy feliz siendo un ratón como otro
cualquiera. Eso sí, un ratón... ¡amante de los pájaros!
LA
LA FOCA
FOCA LECTORA
LECTORA

Érase una vez una pequeña foca que se pasaba el día pegada a
los libros. Se decía que era muy lista y muy instruida, gracias a
todo lo que había aprendido, y es que se pasaba el día leyendo
sin parar. Su madre comentaba orgullosa a todo el mundo cómo
su hija devoraba más de cuatro y cinco libros en una sola tarde.
Un día fueron a casa de unos amigos, que también tenían un hijo
muy estudioso, pero a este le llevaba mucho tiempo terminarse
un solo libro. "¡Qué vergüenza!" Decían los papás de la pequeña
foca, convencidos de que su hija era la mejor de mundo.

Así, un día hicieron una prueba de lectura a ambos para


comprobar quién era el más listo y mejor lector. Tras esto,
realizaron una serie de preguntas a las que la pequeña foca no
fue capaz de contestar. ¡No recordaba nada de lo que había
leído! Por el contrario, su amiguito sí que pudo hacerlo a la
perfección. Y es que, queridos lectores, los buenos resultados no
se consiguen de forma atropellada, sino despacito y sin prisa.
EL
EL CANGURO
CANGURO QUE
QUE NO
NO SABÍA
SABÍA SALTAR
SALTAR

En una ocasión nació un canguro que no era como los demás,


pues solo sabía saltar hacia atrás. Aquella rareza le convirtió
en un bicho raro para los de su especie, que no reparaban en
risas a la hora de dirigirse a él. Además, era un animalito muy
sensible, así que se pasaba el día lorando y compadecido de sí
mismo. Un día, una jirafa que acostumbraba a escuchar sus
lamentos, se acercó y le dijo que no se conseguía nada llorando.
"Si yo me hubiera acostumbrado a encorvar mi largo cuello,
pronto hubiese muerto de hambre", añadió la jirafa.

Sorprendido, el canguro pensó que tal vez podría dar su salto


del revés y, al conseguirlo, se dio cuenta de que había saltado
como los demás canguros. A base de práctica, el pequeño
canguro logró su cometido y aprendió a saltar hacia delante
como los de su especie. Gracias al consejo de la jirafa, el
canguro comprobó como, a vecesm solo hace falta confiar y
creer en uno mismo para lograr algo. Y así fue como se
convirtió en el más increíble canguro del mundo, pues ninguno
sabía saltar hacia delante y hacia atrás.
LA
LA FAMILIA
FAMILIA TOPO
TOPO YY EL
EL PINO
PINO

A los pies de un pino muy grande y robusto vivía muy feliz una
familia de topos. La sombra del pino les proporcionaba frescor
en los días más calurosos, y tenían ricos piñones para comer,
además de lombrices. Pero para poder llegar a los piñones
debían trepar por un tronco muy largo, poniendo sus vidas en
riesgo. Y es que los topos, animales de madriguera, no están
acostumbrados a tanta acción. Por eso un día, cansados de
arriesgarse, debatieron entre todos si convendría talar el pino
para alcanzar mejor los piñones. ¡Qué felices se pusieron los
topillos jóvenes al pensar el piñones todos los días y a montones!

O al menos hasta que su abuelo, el topo más anciano de la


familia, les desaconsejó la idea: "Si acabáis con el pino tendréis
piñones este invierno, y con suerte en primavera, pero, ¿qué
haríais el invierno próximo?". Y tras aquellas palabras toda la
familia topo reflexionó, dándose cuenta de que el plan no era
tan genial como parecía. Menos mal, porque así el viejo pino
sobrevivió y pudo dar más piñones a aquella familia topo, de
fino paladar, durante generaciones y generaciones. ¡Y qué a
gustito se estaba bajo la sombra del pino!
EL
EL CIERVO
CIERVO CAPRICHOSO
CAPRICHOSO

Érase una vez un pequeño ciervo que vivía junto a su familia en


el bosque. Era tan bonito y diminuto que siempre le colmaban de
mimos y atenciones, a pesar de que él no respondía de igual
forma, pues solía ser bastante arisco y caprichoso. Un día su
mamá le anunció la llegada de otros familiares a casa, pero
aquello desagradó mucho al ciervo, acostumbrado a ser el
centro de atención. Ya con los familiares en casa, conoció a la
que era su prima, una cervatilla preciosa y muy agradable a la
que todo el mundo contemplaba sin parar. Tanto, que pronto
surgieron en el ciervo muchos celos, y se propuso fastidiarla
para recuperar de nuevo toda la atención. Así, el ciervo rompió
el jarrón favorito de su mamá y echó toda la culpa a su prima
que, valiente y decidida, no dudó en asumirla, sorprendiendo de
lo lindo a su primo caprichoso.

Aquel gesto tan bonito hizo que el pequeño ciervo se sintiese


muy culpable, y se propuso recuperar el tiempo perdido
disfrutando con los suyos con amor y con la mayor de las
sonrisas. ¡Todo es mucho mejor cuando somos amables!

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