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HOMEOSTASIS
Fisiología, del griego physis, naturaleza, y logos, conocimiento, estudio; es la
ciencia biológica que estudia las funciones de los seres orgánicos. En chino, la
palabra Fisiología se representa mediante tres caracteres que significan en forma
individual vida, lógica y estudio, que al unirlos forman la palabra Fisiología, lo que
da una idea muy clara del objeto de estudio de esta ciencia.
Historia
La fisiología humana se remonta al menos a 420 a.C., en tiempos de Hipócrates, el
padre de la medicina, cuando el pensamiento crítico de Aristóteles y su énfasis en
la relación entre estructura y función marcó el inicio de la fisiología en la antigua
Grecia. Claudio Galeno (126-199) fue el primero en utilizar los experimentos para
probar la función del cuerpo, así como los antiguos libros indios de Āyurveda, el
Sushruta Samhita y el Charaka Samhita, también son importantes en las
descripciones de la anatomía y la fisiología humanas.
Durante la Edad Media, las antiguas tradiciones médicas griegas e indias fueron
desarrolladas por los médicos musulmanes, sobre todo de Avicena (980-1037),
quien introdujo la experimentación y la cuantificación en el estudio de la fisiología
en el Canon de la Medicina. Ibn al-Nafis (1213-1288, cuyo nombre completo era
Ala-al-din abu al-Hassan Ali ibn Abi-Hazm al-Qarshi al-Dimashqi, en árabe, عالء الدين
عل بن أب حزم القرش الدمشق)أبو الحسن ي, médico sirio del siglo XIII quien fue el primero
en describir correctamente la anatomía del corazón, la circulación coronaria, la
causa de la pulsación, la estructura de los pulmones y circulación pulmonar, la
relación entre los pulmones y la oxigenación de la sangre y un concepto inicial de
Ibn al-Nafis, (1213-
la circulación capilar. Es considerado el padre de la fisiología circulatoria.
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El método lógico pretender crear en el individuo una mente ordenada y estructurada mediante un sistema
lógico, para lo cual hay 4 pasos: 1) Análisis: El pensamiento se dirige desde el todo a la contemplación y el
estudio de cada una de sus partes. 2) Síntesis: Contemplando lo básico y lo común en cada una de las
partes, el pensamiento se eleva desde ellas al todo que las incluye en su unidad. 3) Inducción: Sirve para
dirigir el pensamiento de lo singular o particular a lo universal. 4) Deducción: Es útil para acceder de lo
universal o genérico a lo particular o especifico.
Otra de las características del estudio de la fisiología, es el DINAMISMO. La fisiología estudia procesos que
se encuentran en constante cambio y cuyo objetivo es mantener constante y normal la composición del
líquido extracelular que baña a las células, lo que recibe el nombre de HOMEOSTASIS. Por ejemplo, los
mecanismos homeostáticos son los encargados de mantener normal y estable la concentración de oxígeno
y dióxido de carbono en la sangre a través de la regulación de la frecuencia y profundidad de la respiración.
Si reflexionamos un momento, nuestra frecuencia respiratoria disminuye cuando estamos en reposo o
dormidos y aumenta cuando llevamos a cabo una actividad, siempre con el fin de mantener las
concentraciones sanguíneas de oxígeno y dióxido de carbono dentro de límites normales.
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1. LA VARIABLE REGULADA. Variable del medio interno que se debe mantener constante. Por ejemplo,
la temperatura corporal, la concentración sanguínea de glucosa, oxígeno, iones, etc. Aquí es
importante destacar que no todos los eventos reconocibles en el organismo son una variable
regulada. La frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, la eliminación de orina, etc. no son variables
reguladas. Estos parámetros son medibles y pueden cambiar, pero su cambio se lleva a cabo para
mantener una variable regulada en su valor normal. Si se analiza cuál es la variable regulada, se
tendría un gran avance en la comprensión de los mecanismos homeostáticos que intervienen y
deducir las acciones que llevan a cabo para mantener la variable regulada sin cambios.
2. VALOR FIJO O DE REFERENCIA. Representa el rango de variación normal de la variable que se regula
y constituye el punto de referencia para el mecanismo de control homeostático. Por ejemplo, el
valor normal de la glucosa sanguínea es de 70 a 100 mg/dL, el del sodio plasmático es de 135 a 145
mEq/L, el del pH arterial de 7.37 a 7.42, etc. Hay que tener en cuenta que, en algunas enfermedades,
este valor fijo o de referencia se modifica por la misma enfermedad. Por ejemplo, en algunos
procesos infecciosos, el valor fijo o de referencia de la temperatura corporal se modifica a un punto
más alto de lo normal, lo que activa los mecanismos homeostáticos que se encargan de elevar la
temperatura, apareciendo los escalofríos que generan más calor por la contracción muscular y
finalmente fiebre. Por lo tanto, es importante recordar, que una enfermedad puede producirse por
el uso de respuestas homeostáticas normales que tratan de mantener un valor de referencia
anormal.
3. SENSOR. Componente encargado de detectar el valor actual de la variable regulada. Para cada
variable regulada existe un sensor. Así, hay un sensor para detectar la concentración de glucosa
sanguínea, la osmolaridad plasmática, la temperatura corporal, etc. La fisiología estudia su
localización, mecanismo de detección de la variable, mecanismo de respuesta y la vía aferente, o
sea, la vía hacia donde envía la información recibida.
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5. EFECTOR. Se trata del mecanismo encargado de llevar la variable regulada, en caso necesario,
nuevamente a la normalidad. La fisiología estudia los diferentes mecanismos de respuesta, como
por ejemplo, para mantener la temperatura corporal normal, el organismo utiliza como efectores
las glándulas sudoríparas, el flujo sanguíneo cutáneo y la contracción muscular, para aumentar o
disminuir la temperatura corporal según sea necesario.
Para identificar cada uno de los componentes del sistema homeostático, tomemos como ejemplo la
regulación de la temperatura corporal. La variable regulada es la temperatura corporal, su valor de
referencia es de 37 °C cuando esta se mide en la cavidad oral, el sensor corresponde a los termorreceptores
del organismo, el centro de integración son grupos de neuronas localizadas en el hipotálamo y los
efectores son la contracción muscular, el flujo sanguíneo cutáneo y la producción de sudor. Las vías
aferente y eferente a través de las cuales se comunican estos componentes homeostáticos pueden ser a
través de: 1) Vías nerviosas - de respuesta rápida, pero de corta duración, 2) Vía endócrina - de respuesta
lenta, pero de larga duración, 3) Mecanismos locales de autorregulación o 4) una combinación de estos.
Cuando un sistema homeostático participa en el control de una variable que se aleja del punto de
estabilidad, la respuesta que se puede desencadenar por el centro de integración es a través de un
mecanismo de: 1) Retroalimentación negativa; 2) Retroalimentación positiva; 3) Alimentación anticipada.
Continuando con el ejemplo de la temperatura corporal, vemos que en el sistema la respuesta produce un
efecto contrario al estímulo inicial. Si la temperatura aumenta, el efector que se activa conduce a su
disminución, pero si la temperatura disminuye, el efector favorece
su aumento. A este mecanismo de control se le da el nombre de
retroalimentación negativa y es el mecanismo de control que
predomina en nuestro organismo.
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En este punto, también debe recordarse que en todo momento están actuando al mismo tiempo
diferentes sistemas de control homeostático y esto puede dar lugar a conflictos entre ellos. Por ejemplo,
cuando se hace ejercicio, el aumento de la temperatura corporal que es ocasionada por el aumento de la
actividad del músculo esquelético, activa el mecanismo homeostático para perder calor a través de un
mayor flujo sanguíneo cutáneo (rubicundez) y
sudoración para disipar el calor y enfriar el cuerpo.
Pero cuando esta actividad física se lleva a cabo en un
día de verano, con una temperatura y humedad
ambiental elevadas, la vasodilatación y sudoración
importante ocasiona que haya un menor volumen de
sangre que pueda bombearse al músculo que se está
ejercitando y a otros tejidos importantes, como el
cerebro (dilatación vascular y pérdida de líquido a
través de la sudoración). Por lo tanto, existen dos
sistemas homeostáticos compitiendo entre ellos: la
regulación de la temperatura y el aporte de sangre a los tejidos. En este caso, se impide que el aumento
de la temperatura corporal estimule una la vasodilatación dérmica (los individuos se ponen pálidos y con
escasa sudoración), para evitar la pérdida de volumen y mantener la perfusión cerebral. Esto ocasiona que
se incremente significativamente la temperatura corporal, a veces a más de 40 °C, lo que conduce a daño
del cerebro, el corazón, los riñones y los propios músculos (por desnaturalización de las proteínas), lo que
se conoce como "golpe de calor".
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Si el funcionamiento normal de un ser vivo requiere de la constancia del medio interno, podemos deducir
que cuando la constancia del medio interno se pierde, el individuo deja de funcionar normalmente y
aparece la enfermedad. Por lo tanto, la enfermedad aparece cuando el individuo no puede mantener la
homeostasis debido al mal funcionamiento de uno o varios de los mecanismos de control homeostáticos.
Veamos lo que ocurre, por ejemplo, cuando después de comer un dulce, el páncreas es incapaz de producir
insulina. En este caso la glucosa no puede ser utilizada por las células, por lo que, además de que la
concentración de glucosa en la sangre se eleva a valores superiores a lo normal, se presentan múltiples
alteraciones del metabolismo de proteínas y lípidos en el organismo. Como se puede observar hasta aquí,
la homeostasia o constancia del medio interno de la glucosa se ha perdido, lo que ocasiona un mal
funcionamiento de los diferentes aparatos y sistemas del organismo. ¿Cuál es la causa de la enfermedad?:
Una pérdida del mecanismo de control homeostático de la glucosa; y ¿Cuál es la solución?: Restablecer el
mecanismo de control homeostático de la glucosa. Para hacer esto en forma adecuada, el médico debe
conocer el mecanismo de control, o sea, no se puede reparar algo si no se sabe cómo funciona. Aquí radica
la importancia de la fisiología en la práctica médica, ya que la función del médico el mantener a los
individuos sanos y el restablecer la salud en los sujetos enfermos. Es obvio que para lograr este propósito,
es necesario tener los conocimientos de fisiología para conocer el funcionamiento normal del ser humano.
En resumen, se puede decir que si se sabe cómo está constituido el cuerpo humano (embriología,
anatomía macro y microscópica) y cómo funciona, se pueden entender las causas que originan los signos
y síntomas que se presentan en la enfermedad y se puede saber cómo participar para restablecer la salud,
es decir, como restablecer el mecanismo homeostático afectado. Con esto queda clara la importancia de
la fisiología en el currículo de la carrera de medicina y adquiere significado la frase: EL QUE SABE
FISIOLOGÍA, SABE MEDICINA. Quien es capaz de explicar las
causas que originan un signo o síntoma, también es capaz
de establecer las medidas terapéuticas adecuadas para
restablecer la salud. Si sabemos que es lo que está
"descompuesto" y cómo funciona, habitualmente podemos
participar en su reparación. Nos vamos a ir dando cuenta de
la importancia de la fisiología al incursionar materias como
la farmacología y las ciencias clínicas, tanto de cirugía como
de medicina interna. Adicionalmente, es importante
recalcar que la importancia de la fisiología en las ciencias
médicas es reconocida por la Fundación Nobel, encargada
de entregar anualmente el Premio Nobel en varias
disciplinas entre las que se incluye el área médica
específicamente como Premio Nobel en Fisiología y
Medicina (http://www.nobel.se/).
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Medir no es otra cosa que comparar contra un patrón. El problema se presenta cuando se utilizan patrones
diferentes y a lo largo de los siglos se han utilizado gran variedad de patrones. A principios del siglo XVIII,
la confusión con los diferentes sistemas de medición existentes era enorme, como ejemplo se puede
mencionar que mientras en algunos países se utilizaba el kilogramo, en otros se utilizaba la libra, pero no
solo eso, sino que existían diferentes definiciones para la libra en el Reino Unido, París y Berlín,
careciéndose de un patrón exacto. Esto creaba problemas, no solo en el mundo científico, sino también
en el comercio, por lo que en 1790 se formó una comisión de la Academia de Ciencias de Francia, la cual
estuvo conformada por Lavoisier, Coulomb, Laplace y Tayllerand –lo mejor de la comunidad científica
francesa-. Esta comisión logró la aprobación de un decreto, que la autorizó a crear medidas, sus múltiplos
y submúltiplos. En 1875 se firmó en París, Francia, el Tratado
del Metro por parte de 17 países, y se constituyó la
Conferencia General de Pesos y Medidas. A este tratado se
adhirió México en 1890 y actualmente se usa en casi todos los
países del mundo (a excepción de Birmania, Liberia y Estados
Unidos). El Sistema Internacional de Unidades, abreviado SI,
es el heredero del antiguo Sistema Métrico Decimal y por ello
también se conoce como «sistema métrico». Se instauró en
1960, en la XI Conferencia General de Pesas y Medidas
durante la cual inicialmente se reconocieron seis unidades
Zócalo en que se exhibía en el Jardín de Luxemburgo
de París para utilización por los ciudadanos. físicas básicas. Fue hasta 1971 cuando se añadió la séptima
unidad básica: el mol.
Una de las características trascendentales, que constituye la gran ventaja del Sistema Internacional, es que
sus unidades se basan en fenómenos físicos fundamentales. Excepción única es la unidad de la magnitud
masa, el kilogramo, definida como «la masa del prototipo internacional del kilogramo», un cilindro de
platino e iridio almacenado en una caja fuerte de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. El objetivo
de este sistema es el de garantizar la uniformidad y equivalencia en las mediciones, así como facilitar las
actividades tecnológicas industriales y comerciales. La Conferencia General de Pesos y Medidas se reúne
cada cuatro años para revisar el Sistema Internacional de Unidades. México está representado en estas
reuniones por el Centro Nacional de Metrología, que es el laboratorio nacional de referencia en materia
de mediciones en nuestro país, y en la Ley Federal sobre Metrología y Normalización, se establece que el
Sistema Internacional es el sistema de unidades oficial en México.
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Unidades básicas
Se han definido siete unidades básicas o unidades físicas fundamentales, las cuales son descritas por una
definición operacional y son independientes desde el punto de vista dimensional.
Definiciones
Los resultados iniciales de la Conferencia General de Pesos y Medidas se han modificado con el paso de
los años, pero su importancia radica en que dieron inició al sistema métrico que culminó en el actual
Sistema Internacional de Unidades (SI). Algunos de los patrones iniciales han sido reemplazados por
patrones más precisos, como es el caso del metro, cuyo patrón original creado en 1889 era una barra de
platino-iridio que se conservaba en Serves, Francia y fue reemplazado en 1960 por un patrón basado en la
longitud de onda de una radiación de Kriptón 86. Estas modificaciones han sido necesarias y posibles
gracias al avance tecnológico y es una de las razones por las que la Conferencia General de Pesas y Medidas
debe reunirse periódicamente. La definición de los patrones de las unidades básicas se describe a
continuación (El número entre paréntesis representa el año de la última modificación).
Metro (m). La distancia recorrida por la luz, en el vacío, durante el intervalo de tiempo correspondiente a
1/299,792,458 segundos (1983).
Kilogramo (kg). Es la masa de un cilindro de una aleación de platino-iridio que se conserva en el museo de
pesos y medidas de París (1889).
Amperio (A). Es la magnitud de corriente que fluye en dos conductores paralelos, distanciados un metro
entre sí, en el vacío, que produce una fuerza entre ambos conductores (a causa de sus campos magnéticos)
igual a 2 x 10 Newton por metro de longitud (1948).
Kelvin (K). Es la fracción 1/273.16 de la temperatura termodinámica del punto triple del agua (1967).
Candela (cd). Es la intensidad luminosa en una dirección dada, de una fuente de luz que emite una
radiación monocromática a una frecuencia de 540 x 10¹² Hz y que tiene una intensidad radiante en esa
dirección de 1/683 Vatios por estereoradián (1979).
Mol (mol). Es la cantidad de sustancia de un sistema que contiene un número de entidades elementales
como átomos existen en 0.012 kilogramos de carbono ¹² (1971). Cuando se utiliza el mol, la naturaleza de
las entidades elementales debe ser especificada y éstas pueden ser átomos, moléculas, iones, electrones,
otras partículas o grupos específicos de tales entidades.
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Unidades derivadas
Estas unidades, como su nombre lo indica, resultan de la combinación algebraica de las unidades básicas.
Los nombres y símbolos de algunas de estas unidades pueden ser reemplazados por nombres y símbolos
especiales, los que a su vez pueden ser utilizados para formar expresiones y símbolos de otras unidades
derivadas. A continuación, se muestran las unidades derivadas utilizadas más frecuentemente en
fisiología.
UNIDADES DERIVADAS
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La comprensión, análisis y equivalencia de las unidades que se emplean para la medición de los diferentes
fenómenos fisiológicos es muy importante ya que es la única manera de unificar criterios, por ejemplo, al
analizar un caso clínico. Pongamos por ejemplo el siguiente caso clínico:
En este paciente, ¿cómo consideraría que se encuentran sus signos vitales? (se denominan signos vitales
a la frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión arterial y temperatura corporal). Aun conociendo
cuáles son los signos vitales y tener una noción de los valores normales de los mismos, al ser expresados
con una variedad de unidades de medición es imposible analizarlos si no se tiene una noción clara del tipo
de unidades utilizadas y su equivalencia en unidades SI.
Empecemos con el análisis del caso: Si consideramos el peso, la talla, la superficie corporal, la presión
arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, ¿Cuál de esos datos está expresado
correctamente con una unidad básica del SI?. En este caso, el peso del paciente está expresado en una
unidad no incluida en el SI, además, debemos tener el conocimiento de cuál tipo de libra fue empleada
(americana, del reino unido, francesa, etc.). Con respecto a la talla, si bien es que se puede suponer que
se empleó una unidad SI (metro), el símbolo que representa esta unidad de medición está equivocado, por
lo que se puede prestar a confusión. Para la medición de la superficie corporal, la presión arterial y
frecuencia cardíaca se utilizaron unidades derivada del SI (no una unidad básica). Finalmente, para la
medición de la temperatura corporal si se emplea una unidad básica del SI, sin embargo, ¿está normal?.
Nos damos cuenta inclusive que para escribir correctamente una unidad del SI existen ciertas reglas que
deben de respetarse:
• Los símbolos se escriben con minúscula (a menos que deriven de un nombre propio), sin
punto final, igual en singular y plural
• Puede utilizarse por igual una línea horizontal, oblicua o exponentes negativos (ej. m/s =
m∙s ¹)
• % se puede utilizar para representar 0.01
• El uso de ppm (partes por millón), cps (ciclos por segundo), cc (centímetro cúbico) son
incorrectos
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De esta manera, podemos observar que la presión arterial de nuestro paciente es de 100/60 mmHg, que
si consideramos que la presión promedio normal de un individuo adulto sano es de 120/80 mmHg, se
observa que la presión arterial de mi paciente está un poco baja. De la misma manera, si lo que deseamos
es convertir una presión expresada en mmHg, por ejemplo, 145/90 mmHg a unidades SI:
En este paciente se reportaría en unidades de SI una presión arterial de 19.25 / 11.97 kPa.
De la misma manera, si lo que se desea es convertir una frecuencia cardíaca expresada en minutos a su
unidad del SI, por ejemplo, si un paciente tiene una frecuencia cardíaca de 85 latidos por minuto, ¿cómo
se expresa en Hertzios?. En este caso, la operación es una división:
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Hay que recordar que cada mmHg = 1.36 cmH₂O, por lo tanto:
Hay unidades que no están incluidas en el SI, sin embargo, son de uso tan
cotidiano que hacen difícil adoptar el nuevo sistema. Una de estas unidades es
el litro, que la unidad del SI que corresponde a esta capacidad es el decímetro
cúbico (submúltiplo del metro cúbico). Por ejemplo, si se encuentra en un
paciente un derrame pleural y se extraen 1.78 dm³ de líquido amarillento de
la cavidad pleural, ¿cuánto fue el volumen extraído?. En este caso se
extrajeron 1.78 litros de líquido, lo que resulta en una unidad más reconocible.
El litro es unidad de volumen de uso muy frecuente, que aunque es válido
escribirlo con minúscula (l), se recomienda escribirlo con mayúscula (L) para
evitar la confusión con el número 1.
El logaritmo de base 10 de un número es la potencia a la que se eleva el número 10 para obtener ese valor.
Con un pH arterial de 7.4 (normal), La concentración de iones hidrógeno es de:
De la misma manera, con una concentración de iones hidrógeno de 60 nmol/L, ¿Cuál es el pH que tiene
ese líquido corporal?:
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1) Teclee “(-)”
2) Teclee “log”
3) Telcee la concentración, ej. 0.00000006
4) Teclee “=“
Debido al signo de la escala logarítmica empleada, a medida que aumenta la concentración de iones
hidrógeno, el pH disminuye y viceversa.
Múltiplos y submúltiplos
Como se ha visto en los ejemplos anteriores, es muy frecuente que sea necesario el uso de los múltiplos y
submúltiplos de las unidades de medición. La Conferencia General de Pesos y Medidas también estableció
los prefijos que deben utilizarse para los múltiplos y submúltiplos de las unidades. La última revisión de
estos prefijos se realizó en 1991. El avance de los sistemas de medición que permite medir cada vez
cantidades más pequeñas y más grandes ha obligado a hacer adecuaciones. En fisiología son
particularmente importantes los submúltiplos, ya que las concentraciones de la mayor parte de muchas
de las sustancias presentes en el organismo son muy pequeñas.
Hay que familiarizarse con esta tabla debido a que un mismo valor se puede
expresar de diferentes maneras. Por ejemplo, 10 picogramos (10 p)
corresponde a la misma cantidad de 0.010 n (nanogramos) y es la misma
cantidad que 0.000 000 000 010 g (gramos). Para facilitar el uso de los
números, comúnmente esa cantidad se expresa como 10 p. El manejo y
conversión de los múltiplos y submúltiplos es una tarea cotidiana en clínica
y motivo de muchos errores en la administración de medicamentos si no
se está familiarizado con ella. Por ejemplo, en un paciente se tiene que
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administrar un medicamento a una dosis de 1 nanogramo por kilo por minuto, ¿Cuál es la expresión
científica que expresa esa dosis?
1x10 / kg / min
Continuando con el ejemplo anterior. Si a nuestro paciente tiene un peso corporal de 128 kg (la dosis es
de 1 nanogramo por kilo por minuto), ¿Cuál es la dosis por hora que se debe de administrar?
7.68 μg / hora
* Note usted el cambio del submúltiplo nano por el submúltiplo mili para facilitar la expresión.
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UNIDADES DE CONCENTRACIÓN
Así como es importante analizar correctamente las unidades de medición con la que se miden los
fenómenos fisiológicos, también es importante en medicina establecer la correcta relación entre la
cantidad de líquido que tiene un compartimento corporal y la cantidad de solutos que este líquido
contiene. Por ejemplo, analicemos el siguiente caso clínico:
Paciente femenino de 34 años de edad internada con diagnóstico de insuficiencia renal aguda
(falla renal) y retención importante de líquidos, que se manifiesta por edema generalizado.
Signos vitales: PA 100/60 mmHg, FC 68 x’, FR 26 x’ y TC 308.5 K. Exámenes: Electrólitos
séricos: (valores normales entre paréntesis): Sodio 130 mmol/L (135-145 mmol/L); Potasio
3.8 mmol/L (3.5-4.5 mmol/L); Cloro 100 mmol/L (96-106 mmol/L); Glucosa 50 mg/dL (60-100
mg/dL); BUN (Blood Urea Nitrogen) 16 mg/dL (7-20 mg/dL), pH arterial: 7.36 (7.35-7.45).
En este paciente, ¿Cómo espera que se encuentre la CANTIDAD TOTAL de sodio en su organismo?. Si nos
concretamos en observar el valor reportado en el plasma (130 mmol/L), podríamos considerar que en este
paciente ha disminuido significativamente la cantidad de sodio en su organismo. Pero, si analizamos de
manera integral este caso, observamos a un paciente que ha tenido una retención importante de líquidos
y el reporte de sodio no corresponde a otra cosa que un
soluto muy diluido por el líquido, por lo que, lo más
probable es que la cantidad total de sodio en su organismo
se encuentre normal. ¿cuál sería el significado clínico de
ello?, si no consideramos este hecho y solo los
concretamos a reponer la cantidad de sodio que le falta a
su plasma, lo más probable es que al corregir el sistema
homeostático afectado y eliminarse el líquido, el paciente
quedaría con una sobrecarga de sodio, por lo que otro
sistema homeostático deberá intervenir para manejar esta
situación (eliminación del sodio que nosotros mismos le
administramos).
Por lo tanto, al hablar de concentración, es importante recordar que ésta se refiere a la cantidad de soluto
por unidad de solvente. Así, para determinar la concentración de una solución de cloruro de sodio en
agua, debemos saber la cantidad de cloruro de sodio y el volumen de agua en el que se disolvió.
cantidad de soluto
Concentración =
volumen de solvente
El sodio en el organismo juega un papel muy importante para el funcionamiento celular, por lo que, de
acuerdo con los conceptos de homeostasis, es importante que su concentración sea normal. Es por ello
que, siguiendo con el ejemplo anterior, a pesar de la sobrecarga de sodio que se va a imponer, sea
necesario llevar a cabo una corrección de su concentración para que se normalice el funcionamiento de
las células. Si se prepara un litro de una solución de cloruro de sodio (Na Cl ) la cual contenga 58.5 gramos
de ese soluto, ¿cuántos milimoles de sodio se le estarían administrando a este paciente?.
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Otro aspecto importante que tomar en cuenta en los líquidos corporales es el hecho de que las sustancias
que se encuentran disueltas en ellos están en cantidades muy pequeñas, por lo que, en vez de utilizar el
mol, se utiliza su submúltiplo: milimol (mmol). De acuerdo con lo anteriormente expresado:
58.5 1000
(gramos que contiene cada litro) 9 x = 154 mmol (= 0.154 mol)
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De esta manera, es evidente que para conocer la cantidad de sustancia que se administra a un paciente,
es indispensable conocer el peso molecular de dicha sustancia. Una vez que se conoce la cantidad
porcentual se pueden conocer los gramos contenidos en esa solución y a través de una regla de tres simple,
conocer la cantidad molar de la misma. Por ejemplo, si se cuenta con 1 L de solución de glucosa al 5 %,
¿Cuántos milimoles de glucosa por litro contiene esta solución? (Glucosa - PM 180):
180 1000
50 x = 278 mmol (= 0.278 mol)
En este punto, hay que tomar en cuenta que en medicina se utilizan diferentes unidades para medir la
cantidad de un soluto. Si lo que interesa del soluto es la cantidad de moléculas que hay en él, se usa el
mol, pero si lo que interesa que sea medido es la cantidad de partículas, entonces, la unidad que se usa
para llevar a cabo esta medición es el osmol y si el interés está en la cantidad de cargas eléctricas, se usa
el equivalente eléctrico. Por lo tanto, las unidades de concentración más frecuentemente utilizadas son
el mol por litro (mol/L), el osmol por litro (Osm/L) y el equivalente por litro (Eq/L).
De acuerdo con el SI, el mol es la unidad de medición de la cantidad de cualquier tipo de elementos, sean
estas moléculas, partículas, iones, electrones, etc. Sin embargo, en medicina aún se utilizan el osmol y el
equivalente. Como es de esperarse, la utilización de estas otras unidades irá siendo sustituida por el mol
con el paso del tiempo, pero mientras esto ocurre, los exámenes de laboratorio continúan aun reportando
en equivalentes y se sigue utilizando el osmol para medir la osmolaridad de los líquidos corporales. Es por
ello que el médico deberá ser cuidadoso de observar las unidades de concentración empleadas en los
libros de medicina y las utilizadas en los reportes de laboratorio, ya que durante este periodo de transición
se pueden encontrar moles, osmoles y equivalentes.
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Con respecto a las soluciones utilizadas en clínica, ¿cuántos miliosmoles de cloruro de sodio administramos
a un paciente con cada litro de solución de cloruro de sodio al 0.9 %?
58.5 2000
9 x = 308 mOsm/L
= 154 mOsm/L Na + 154 mOsm/L Cl
180 1000
1.2 x = 6.66 mOsm/L
(También se puede calcular dividiendo la concentración de glucosa en mg/dL entre 18)
111 4000
100 x = 3,603.6 meq/L = 36.03 meq/10 mL
Finalmente, tomemos el ejemplo de la glucosa, en este caso 180 g de glucosa disueltos en un litro de agua
nos dan una concentración de 1 mol/L, pero la glucosa no se disocia, por lo que no forma soluciones
electrolíticas ni da origen a partículas con carga eléctrica, por lo tanto 1 mol/L de glucosa es igual a 0
moles/L de cargas eléctricas y a 0 Eq/L. Nuevamente tenemos que los átomos de la glucosa no se disocian
porque están unidos a través de enlaces covalentes, lo que mantiene los átomos unidos. En ocasiones, el
estudiante encuentra algo difícil el saber en qué se disocia una sustancia, sin embargo, este dato puede
obtenerse fácilmente del nombre, así, el sulfato de sodio se disocia en sulfato y sodio, el bicarbonato de
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sodio en bicarbonato y sodio, el gluconato de calcio en gluconato y calcio, el lactato de sodio en lactato y
sodio, etc.
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Ya se ha mencionado que el NaCl se disocia en dos partículas, lo mismo que el KCl, por lo tanto, un mol/L
de estas moléculas se disocia en dos moles/L de partículas libres (2 Osm/L). En el caso del CaCl₂, que se
disocia en tres partículas, dos de cloro y una de calcio, o el Na₂SO₄, que se disocia en dos sodios y un
sulfato, 1 mol/L de estos solutos es igual a 3 moles/L de partículas libres (3 Osm/L). Moléculas como la
glucosa o la urea que no se disocian, 1 mol/L de estas moléculas es igual a 1 Osm/L de las mismas. Estos
ejemplos nos muestran que la osmolaridad de una solución se obtiene multiplicando la concentración
molar por el número de partículas en las que se disocia la sustancia.
Osmolaridad = C x n x g
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Tanto los líquidos corporales, como las soluciones más utilizadas en medicina, son soluciones muy diluidas,
razón por la cual el coeficiente osmótico frecuentemente no se toma en cuenta, sin embargo, vale la pena
recordarlo principalmente en situaciones de trabajo en el laboratorio, cuando se requiere precisión. Por
otro lado, el coeficiente osmótico explica en parte, las diferencias observadas entre los cálculos teóricos
de la osmolaridad y la medición con el osmómetro.
Para entender a que se refieren estas propiedades, tomemos como ejemplo el agua. Como sabemos, el
agua se congela a 0 °C, entra en ebullición a 100 °C y tiene una presión de vapor de 47 mmHg a 37 °C. Estos
valores cambian cuando le agregamos a la misma un soluto: el punto de congelación disminuye, el de
ebullición aumenta, disminuye la presión de vapor y aparece la presión osmótica. Lo importante de estos
cambios, es que son directamente proporcionales a la cantidad de partículas en la solución, por lo que
midiendo cualquiera de estas propiedades coligativas se puede calcular la osmolaridad de dicha solución.
De las cuatro propiedades coligativas, la más fácil de medir en los líquidos corporales es la disminución del
punto de congelación, o sea, el descenso crioscópico. En el caso del agua, el descenso crioscópico es de
1.86 °C por cada osmol que se encuentre en la solución. Este valor (1.86) recibe el nombre de constante
crioscópica del agua y significa que el punto de congelación de una solución que contenga 1 Osm/L de
soluto, congela a -1.86 °C, si hay 2 Osm/L, congela a -3.72 °C, etc. Por lo tanto, si se puede medir el punto
de congelación del plasma, se puede calcular con precisión la osmolaridad plasmática utilizando una regla
de tres simple. Por ejemplo, si se tiene un paciente que Si en este paciente en el que se encuentra que el
punto de congelación del su plasma ocurrió a -0.61°C, ¿Cuál es la osmolaridad que tiene su plasma?:
1.86 1 Osm/L
0.61 X = 328 mOsm/L
El punto de congelación del plasma normal varía entre -0.52 °C y -0.56 °C. Si el descenso crioscópico del
plasma se midió en -0.54 °C, la osmolaridad normal del plasma es:
1.86 1 Osm/L
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En otras palabras 290 mOsm/L ± 5, algunos autores amplían el rango de normalidad a 290 mOsm/L ± 10.
De todos los solutos en solución en el plasma, el sodio es el más abundante; su concentración normal es
de 140 mmol/L. Este catión representa casi el 50 % de la osmolaridad plasmática normal. Hay que
reconocer que, de acuerdo con el principio de electroneutralidad, cada catión siempre va acompañado de
un anión (Cl , HCO₃ , etc.) por lo que debe de haber en el plasma una cantidad equivalente de aniones, es
decir, otros 140 mOsm/L. Por lo tanto, con la sola medición del sodio plasmático podemos explicar 280
mOsm/L de la osmolaridad plasmática. Las fórmulas comunes utilizadas diariamente en la práctica clínica
para determinar la osmolaridad plasmática, toma en cuenta las concentraciones de Na , K , glucosa y
nitrógeno de la urea (BUN = blood urea nitrogen). La glucosa y el nitrógeno de la urea, es frecuente que
se reporten en mg/dL, por lo que este valor debe transformarse a mmol/L para sumarse al sodio y al
potasio. Una de las fórmulas más frecuentemente empleada para llevar este cálculo es:
Como se puede ver, en la fórmula se divide la concentración de glucosa en mg/dl entre 18 para obtener
directamente mOsm/L. En el caso del nitrógeno ureico, con un peso molecular diferente, la división se
hace entre 2.8 para obtener los mOsm/L. Tomemos el siguiente ejemplo:
Na = 140 mEq/L
K = 3.5 mEq/L
Glucosa = 70 mg/dl
Nitrógeno de la urea = 10 mg/dl
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Brecha osmolar
Cuando se comparan los valores de osmolaridad
plasmática calculados con la fórmula previamente
mencionada, contra el resultado obtenido en el
laboratorio clínico con la utilización del osmómetro, se
observa que el resultado del laboratorio reporta un
valor ligeramente superior. A esta diferencia en los
valores se le da el nombre de brecha osmolar y
normalmente no debe ser mayor de 10 mOsm/L. Esta
diferencia radica en que en el laboratorio se incluye la
medición de las proteínas, lípidos, vitaminas, calcio,
magnesio y otras partículas en solución que no se
toman en cuenta en la fórmula, por lo que también se les denomina osmoles no medibles. Cuando se
reporta una brecha osmolar mayor de 10 mOsm/L, se debe pensarse en que hay algún metabolito extra
en el plasma.
Osmolaridad y tonicidad
Cuando se tienen dos soluciones con
diferente cantidad de partículas en cada
una de ellas, se dice que la solución que
tiene más partículas es hiperosmolar en
relación con la que tiene menos. En
medicina, uno de los valores se toma
como referencia para decir si otra
solución es hipo, iso o hiperosmolar con
respecto a esta. Por lo tanto, las
soluciones con una osmolaridad igual son
isoosmolares, las que tienen una
osmolaridad menor a la solución de
referencia son hipoosmolares y aquellas con una osmolaridad mayor son hiperosmolares. La tonicidad es
un término que se emplea en medicina coloquialmente para tomar como referencia la osmolaridad del
plasma normal (290 ± 10 mOsm/L) y compararlo con otra solución. Es por ello que se puede decir que una
solución isotónica es aquella que tiene la misma osmolaridad del plasma, una hipertónica es aquella que
tiene una mayor osmolaridad del plasma y una hipotónica aquella que tenga menor osmolaridad que la
plasmática. La diferencia clave entre tonicidad y osmolaridad es: La tonicidad mide solo la concentración
de solutos no penetrantes a través de una membrana semipermeable y pueden generar presión osmótica
y la osmolaridad mide la concentración total de solutos (penetrantes y no penetrantes). Dicho de manera
simple, la tonicidad depende de la generación de presión osmótica y la osmolaridad depende del número
de partículas en solución.
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Presión osmótica
El agua contenida en el cuerpo humano se encuentra en constante
movimiento, atraviesa libremente la membrana capilar y con muy
pocas excepciones también la membrana celular. Una de las fuerzas
que regulan el movimiento del agua a través de una membrana es la
presión osmótica, que como se mencionó anteriormente es una de
las propiedades coligativas de las soluciones que dependen de la
osmolaridad o cantidad de partículas libres en la solución. El
movimiento de agua de un compartimento a otro ocurre debido a que
cuando se presenta una diferente concentración de solutos a ambos
lados de la membrana, se genera una presión osmótica entre un
compartimento y otro. Este movimiento se interrumpe cuando la
cantidad de agua en el compartimento con menor concentración de
solutos aumenta la presión hidrostática hasta un valor suficiente para
contrarrestar la presión osmótica que mueve el agua. El movimiento
de agua a través de una membrana semipermeable, como
consecuencia de la diferente presión osmótica de las soluciones recibe el nombre de ósmosis.
La forma en la que la presión osmótica se genera no está completamente explicada, algunos físicos
mencionan que es debido a que la presencia del soluto disminuye la presión hidrostática del solvente en
el que se encuentra, mientras que otros argumentan, que las partículas del soluto al chocar contra la
membrana impermeable y rebotar producen un vacío momentáneo que atrae las moléculas de agua hacia
él, por último, la aseveración mencionada en muchos libros de fisiología, de que el movimiento es debido
a una diferencia de concentración de las moléculas de agua, ya que hay menos moléculas de agua en el
recipiente con el soluto y más en el recipiente sin soluto, parece ser lo menos aceptado.
La magnitud de la presión osmótica que se genera depende de dos factores: 1) Osmolaridad de la solución
- es decir, número de partículas en solución y 2) Permeabilidad de la membrana al soluto. Con respecto al
primer punto, hay una relación directa entre el número de partículas y la magnitud de la presión osmótica
que se genera: entre mayor diferencia en la concentración de solutos se encuentre entre los dos
compartimentos, mayor será la presión osmótica generada y viceversa. Para comprender cómo influye el
segundo factor, la permeabilidad de la membrana al soluto, veamos tres ejemplos:
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A B C
En estos tres ejemplos, puede verse que cuando el soluto no atraviesa la membrana se genera un mayor
gradiente osmótico y por lo tanto la ósmosis o movimiento de agua es mayor (A). En el otro extremo,
cuando el soluto atraviesa libremente la membrana no hay presión osmótica (C). Aunque estrictamente
hablando, el agua se mueve libremente, pero en la misma magnitud hacia ambos lados de la membrana.
Entre estos dos extremos están todos los valores intermedios (B), en la que el soluto si atraviesa la
membrana, pero no alcanza a igualar su concentración y por lo tanto la osmolaridad a ambos lados de la
membrana, en este caso se genera presión osmótica de menor magnitud y por lo tanto la ósmosis es
menor.
π=C∙n∙g∙σ∙R∙T
En el caso de los líquidos corporales, las proteínas son las principales partículas responsables de generar
presión osmótica, ya que no atraviesan la membrana celular y la membrana capilar la atraviesan
difícilmente, lo que las convierte en osmoles efectivos con un coeficiente de reflexión de uno en el caso
de la membrana celular, y cercano a uno para la membrana capilar.
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Para utilizar el segundo procedimiento, basta recordar que la presión osmótica es directamente
proporcional a la osmolaridad,. Conocer que la presión osmótica generada por una solución con un
osmol/L a la temperatura corporal de 37 °C, que es de 19,300 mmHg, la presión osmótica en mmHg se
puede obtener con la siguiente fórmula:
En el caso de los líquidos corporales, cuando tienen una osmolaridad de 290 mOsm/L, la presión osmótica
generada es de 5,597 mm Hg (19,300 x 0.290). Finalmente, vale la pena un comentario en relación a la
terminología médica. Es frecuente encontrar el uso indistinto de presión osmótica, presión coloidosmótica
y presión oncótica. El término de presión osmótica se usa en general, independientemente del tipo de
partículas que generan la presión, mientras que presión oncótica se refiere a la presión osmótica generada
específicamente por las proteínas, y presión coloidosmótica es la generada por los coloides en la solución.
En el caso de los líquidos corporales, las proteínas son las principales partículas coloidales en solución, por
lo que presión oncótica y coloidosmótica se utilizan indistintamente y por supuesto también se utiliza
presión osmótica.
Osmolaridad y osmolalidad
Hasta ahora se ha hablado exclusivamente de osmolaridad, sin embargo, es importante conocer la
diferencia que existe con respecto a la osmolalidad y la razón por la que se prefiere utilizar osmolaridad.
Tanto osmolaridad como osmolalidad se refieren a la cantidad de partículas que hay en solución, sin
embargo, las definiciones son ligeramente diferentes: Osmolaridad - Número de partículas en un litro de
solución; Osmolalidad - Número de partículas en un kilogramo de agua.
Una forma sencilla de entender esta diferencia es comparando como se preparan las soluciones. Para
preparar una solución 1 osmolar de glucosa (peso molecular de 180 g) se colocan en un recipiente los 180
g de glucosa y se llena el recipiente hasta tener un litro. Para preparar una solución 1 osmolal de glucosa
se toma un kg de agua que corresponde a un litro y se le agregan los 180 g de glucosa. En el primer caso,
se tiene un litro de solución osmolar en la que hay un poco menos de un litro de agua, ya que los 180 g de
glucosa ocupan parte del volumen del litro. En el segundo caso, se tiene un poco más de un litro de solución
osmolal ya que al kg de agua (un litro) se le agregaron los 180 g de glucosa. Por lo tanto, la osmolalidad es
una medida más exacta, ya que nos dice exactamente cuántas partículas hay por cada litro de agua (un
poco más de un litro de solución). La diferencia que existe entre osmolaridad y osmolalidad es muy
pequeña, prácticamente son casi iguales. Lo anterior, sumado al hecho de que es más fácil determinar la
osmolaridad en el plasma, que en el agua del plasma, es la razón por la que se prefiere el uso de la
osmolaridad.
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COMPOSICIÓN CORPORAL
El ser humano está constituido fundamentalmente
por carbohidratos, proteínas, lípidos, minerales y
agua. La proporción promedio de estos
constituyentes es de un 60% de agua, 18% de
proteínas, 15% de grasa y 7% de minerales. Los
carbohidratos se encuentran en una proporción
muy baja ya que son utilizados constantemente
como fuente de energía. A continuación se hace una
breve descripción de cada uno de ellos:
Entre los lípidos se incluyen los ácidos grasos libres, los triglicéridos, formados por una molécula de glicerol
a la que están unidas tres moléculas de ácidos grasos. Los fosfolípidos son un tipo de lípido constituido en
su mayor parte por una molécula de glicerol unida a dos ácidos grasos, y un grupo fosfato que a su vez se
une a otros compuestos como por ejemplo la colina, para formar el fosfolípido fosfatidilcolina que se
encuentra formando parte de la membrana celular. Una característica de los fosfolípidos es que la unión
del grupo fosfato permite que esta parte de la molécula sea susceptible de ionizarse o polarizarse,
mientras que las moléculas de los ácidos grasos continúan siendo no polares, de manera que los
fosfolípidos tienen una parte polar (hidrófila) que es la porción del fosfato y una parte no polar (hidrófoba)
que corresponde a los ácidos grasos. El colesterol, es muy diferente a los triglicéridos y los fosfolípidos
desde el punto de vista estructural, sin embargo, se le agrupa con
los lípidos debido a que comparte las características de ser no polar
e insoluble en agua.
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aminoácidos, se les llama polipéptidos. Cuando se supera el número de 50 aminoácidos, entonces se habla
de proteínas.
Debido a que las proteínas están formadas por 20 diferentes aminoácidos que pueden combinarse en
múltiples formas, existen una gran diversidad en la estructura de las proteínas que va de la mano con la
gran cantidad de funciones que realizan, son hormonas, anticuerpos, transportan oxígeno como la
hemoglobina, son responsables de la contracción muscular como la miosina o tienen una importante
función estructural como la colágena y la elastina. A nivel celular, las proteínas son también las que
definen en buena parte la función de la célula a través de su actividad enzimática, además de formar parte
estructural de las membranas celulares y actuar en la membrana como receptores, transportadores,
canales, bombas iónicas, etc.
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Conocer la distribución del agua corporal en el organismo y cómo se distribuye en los diferentes
compartimentos tiene relevancia, por ejemplo, cuando se tiene un paciente el cual tiene un peso corporal
de 115 kg y se planea administrar por vía intravenosa un fármaco que se distribuye exclusivamente en el
líquido extracelular y que se desea que alcance la concentración terapéutica de 100 μg/L. ¿Cuál es la dosis
que se necesita para conseguir ello?. Lo primero que debemos hacer es conocer la cantidad de agua que
aproximadamente se encuentra en ese compartimento. Si este paciente tiene un peso corporal de 115 kg
y se conoce que el líquido extracelular corresponde a el 20 % del peso corporal, este paciente tiene
aproximadamente 23 litros de agua en ese compartimento (115 x 0.2 = 23 L). Ahora, para lograr una
concentración de 100 μg/L, debemos multiplicar este valor por los 23 litros de agua en donde se debe de
distribuir, por lo que la dosis que se debe administrar es de 2.3 mg (23 x 100 = 2,300 μg = 2.3 mg).
Por lo tanto, la sustancia utilizada para medir cada uno de los compartimentos, debe cumplir con el
requisito de distribuirse únicamente en el compartimento que se va a medir. Así, para medir el líquido
extracelular, debe usarse una sustancia que no atraviese la membrana celular, pero que atraviese la
membrana capilar, para que se distribuya tanto en el líquido intravascular como en el líquido intersticial.
La sustancia que cumple mejor este requisito es la inulina, un polisacárido de alto peso molecular. Otras
sustancias con estas mismas características son el manitol y la sacarosa. Para medir únicamente el plasma,
la sustancia utilizada debe permanecer en el líquido intravascular y no atravesar la membrana capilar. Con
este fin se utilizan las proteínas marcadas con yodo radioactivo, aunque se sabe que una pequeña cantidad
pasa al espacio intersticial, o bien puede usarse el azul de Evans, un colorante que se une a las proteínas.
Para medir el agua corporal total la sustancia utilizada debe distribuirse igual que el agua, por lo que debe
poder atravesar la membrana celular y la membrana capilar, para este fin lo más utilizado es el óxido de
deuterio o agua pesada (D₂O), aunque también se usa el agua tritiada.
El líquido intracelular y el líquido del espacio intersticial no se pueden medir directamente ya que no se
cuenta con una sustancia que se distribuya únicamente en estos espacios. La dificultad para encontrar la
sustancia adecuada se puede ver fácilmente si se considera que la vía habitual de administración de las
sustancias es intravenosa, por lo que, para medir el líquido intracelular se necesitaría una sustancia que
una vez inyectada en la sangre, atraviese la membrana capilar completamente y abandone también sin
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dejar rastro, el espacio intersticial para penetrar a todas las células. Una dificultad parecida se presenta si
se quiere medir el espacio intersticial, la sustancia una vez inyectada debe abandonar la sangre
completamente y quedarse en el espacio intersticial. Sin embargo, estos dos espacios pueden medirse
indirectamente, si se resta al valor del agua corporal total el valor del líquido extracelular se obtiene la
cantidad de líquido intracelular, y para obtener el valor del líquido intersticial se resta al líquido
extracelular el líquido plasmático.
Otros factores que deben de tomarse en cuenta al seleccionar la sustancia para medir compartimentos
líquidos son los siguientes:
1. Conocer la cinética de la sustancia que se utiliza, es decir, se debe conocer el tiempo necesario
para que la sustancia utilizada se distribuya uniformemente en el compartimento que se va a
medir y debe conocerse también la cantidad de sustancia que es metabolizada o eliminada por el
organismo durante este tiempo.
2. La sustancia debe ser inocua para el individuo.
3. La sustancia utilizada debe poder medirse con exactitud.
Tomando en cuenta lo mencionado hasta aquí, el procedimiento utilizado para medir un compartimento
líquido es el siguiente:
1. Se inyecta una cantidad conocida de la sustancia seleccionada para medir el compartimento.
2. Se espera el tiempo necesario para que ocurra una distribución adecuada.
3. Se toma una muestra de sangre y se mide la concentración de la sustancia en plasma. Aquí vale
la pena recordar que el espacio intravascular forma parte del espacio de distribución tanto para el
agua corporal total como para el espacio extracelular y el plasma.
Por ejemplo, si a un sujeto se le administran 500 mg de manitol para medir el líquido extracelular, se sabe
que se necesitan dos horas para que el manitol se distribuya adecuadamente y que durante estas dos
horas el 10% del manitol se elimina por orina. Si en la muestra de plasma a las dos horas se mide una
concentración de 3 mg/100 dL, el cálculo se hace de la siguiente manera:
500 mg - 50 mg = 450
= 15 L
30 mg/L
Hay que tener cuidado con las unidades: para obtener el resultado en litros, se necesita transformar el
valor de mg/dL a mg/L, para esto se multiplica por 10 lo que nos da 30 mg/L. Como en cualquier cálculo,
se debe tener cuidado con la unidad de medición, haciendo las conversiones adecuadas, además, se debe
tener en cuenta que el valor debe ser congruente, si se sabe que el volumen extracelular en un adulto de
70 kg es de 14 L, entonces el valor que se obtenga debe estar en ese rango.
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Otra forma de estimar el volumen sanguíneo, es calculándolo de acuerdo al 7 % del peso corporal (otros
consideran el 8 %), pero es menos exacto, ya que personas con el mismo peso corporal pueden tener
diferente volumen plasmático dependiendo de la proporción de grasa corporal que tengan: a mayor grasa
corporal menor cantidad de líquido y aún cuando tuvieran el mismo volumen plasmático, sus valores de
hematocrito pueden ser diferentes.
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Transporte transcapilar
El agua corporal se encuentra en constante movimiento, pasando de un compartimento a otro. Como se
revisó previamente, la presión osmótica favorece que el agua se mueva de un compartimento a otro. Otra
de las fuerzas que permite este movimiento es la presión hidrostática.
Si se toma como ejemplo un capilar, el líquido contenido en su interior ejerce una presión
hidrostática sobre sus paredes y que funciona como una fuerza que tiende a sacar el líquido del capilar.
Sin embargo, las proteínas del líquido intravascular generan una presión osmótica desde el interior del
vaso que ejerce una fuerza contraria, que atrae el agua desde el líquido intersticial hacia el interior del
vaso sanguíneo. Por otro lado, en el intersticio, el líquido también genera una presión hidrostática que
actúa sobre la pared del vaso, tratando de mover el
agua desde el líquido intersticial hacia el interior del
capilar, aunque generalmente el valor de esa presión
es mínimo y en algunos tejidos la presión es menor a
la presión atmosférica, por lo que tiene un valor
negativo. Finalmente, la presión osmótica del líquido
intersticial, cuyo valor es despreciable debido a que
casi no contiene proteínas, ejerce un efecto opuesto.
A estas cuatro fuerzas que actúan sobre una
membrana y cuya interacción determina la dirección
del movimiento del agua se les da el nombre de
Fuerzas de Starling, en honor al fisiólogo que las
describió.
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En resumen, se puede decir que las fuerzas que tienden a mover el agua del líquido intersticial
hacia el capilar son: la presión hidrostática intersticial (Pint) y la presión coloidosmótica del plasma en el
capilar (c), llamado: gradiente de presión hidrostática. Mientras que las fuerzas que tienden a mover el
agua del capilar hacia el líquido intersticial son: la presión hidrostática capilar (Pc) y la presión
coloidosmótica del líquido intersticial (int) que se le llama gradiente de presión osmótica:
Cuando el resultado que se obtiene es positivo significa que las fuerzas que sacan agua del capilar son de
mayor magnitud que las que meten agua al capilar, por lo que el agua pasa del capilar al líquido intersticial.
Si el resultado es negativo significa lo contrario, es decir que predominan las fuerzas que meten agua al
capilar por lo que el agua pasa del líquido intersticial al capilar. Para ejemplificar lo anterior veamos lo que
ocurre en el lado arterial de un capilar muscular. En este caso los valores son los siguientes:
Pint = 1 mm Hg
c = 25 mm Hg
Pc = 37 mm Hg
int = 0 mm Hg
Gradiente de presión hidrostática = 36 mm Hg
Gradiente de presión osmótica = 25
Por lo tanto, hay una fuerza de 11 mm Hg que tiende a sacar el agua del capilar. A esta presión se le da el
nombre de presión de filtración, ya que la filtración es el paso de líquido a través de una membrana como
consecuencia de una diferencia de presión entre los dos lados de la membrana.
Si ahora vamos hacia el lado venoso del mismo capilar, como salió agua del capilar, la presión hidrostática
del capilar disminuye. La del líquido intersticial no se modifica debido que se dispersa por la elasticidad del
tejido. Al mismo tiempo, la salida de líquido aumenta la concentración de las proteínas en el capilar, lo
que hace que la presión osmótica capilar aumente y la presión osmótica intersticial permanece en cero ya
que no hay salida de proteínas. Los valores en este extremo del capilar son:
Pint = 1 mm Hg
c = 26 mm Hg
Pc = 17 mm Hg
int = 0 mm Hg
Gradiente de presión hidrostática = 16 mm Hg
Gradiente de presión osmótica = 26
Ocurre que en el extremo venoso del capilar hay una presión de -10 mm Hg, lo que significa que el líquido
se mueve hacia el interior del capilar. La pequeña cantidad de líquido que no regresa al capilar es drenada
de los tejidos por el sistema linfático.
Cuando se modifica cualquiera de las cuatro fuerzas de Starling, se modifica el movimiento de líquido a
través de la membrana capilar. Por ejemplo, en una persona con desnutrición, en la que hay una
disminución en la síntesis de proteínas, habrá una disminución de la presión osmótica intravascular, lo que
hace que el líquido se quede en el espacio intersticial produciendo edema. La presión osmótica también
puede ser modificada con fines terapéuticos, por ejemplo en el caso de edema cerebral secundario a un
traumatismo craneoencefálico, una forma de disminuir el edema es generar un gradiente para sacar agua
del tejido cerebral. Para ello, se pueden administrar sustancias en el líquido intravascular con un índice de
reflexión igual o cercano a uno y que aumenten la osmolaridad plasmática y por lo tanto, la presión
osmótica provoca el paso de líquido intersticial al espacio intravascular.
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Es importante recalcar que no todos los capilares son igual de permeables, la permeabilidad del endotelio
capilar está dada por lo estrecho de las uniones entre las células endoteliales y por la cantidad de
fenestraciones que tienen. Esto significa que con una presión de filtración de la misma magnitud no
atraviesa la membrana capilar la misma cantidad de líquido en un capilar muy permeable, como por
ejemplo los capilares hepáticos, que en un capilar poco permeable como son los capilares del tejido
cerebral. Es por ello que debe agregarse a la fórmula utilizada anteriormente el coeficiente de filtración,
que es la cantidad de líquido que atraviesa una membrana por unidad de presión y se representa por la
letra k. De manera que la fórmula queda de la siguiente manera:
En el interior de la célula están presentes macromoléculas que no atraviesan la membrana celular, como
los fosfatos orgánicos y las proteínas, que al pH intracelular tienen carga negativa, lo que origina atracción
de iones positivos, principalmente de sodio, para mantener la electroneutralidad. Además, el sodio se
encuentra con una mayor concentración en el líquido extracelular, por lo que hay un gradiente de
concentración, así como un gradiente eléctrico. Si solamente estas dos fuerzas actuaran, el sodio se
movería hacia el interior de la célula hasta tener la misma concentración que en el líquido extracelular,
llevando consigo al cloro para mantener la electroneutralidad. Lo anterior provocaría un aumento de la
osmolaridad y de la presión osmótica en el interior de la célula, que metería agua a la célula, la que
aumentaría su volumen hasta reventarse. Lo anterior no ocurre, debido a la actividad de la bomba de Na-
K ATPasa, que en forma activa se mantiene sacando el sodio que entra a la célula y evita que se genere
una diferencia de presión osmótica a los lados de la
membrana. La importancia de la bomba de Na-K
ATPasa para mantener el volumen celular, se puede
demostrar si se disminuye la temperatura celular lo
suficiente para que la bomba de Na-K ATPasa no
funcione, o bien, si se inyecta a la célula un veneno
como el dinitrofenol, que impida a la bomba utilizar la
energía del ATP. En ambos casos, la célula aumenta de
volumen y termina por reventarse.
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Estos factores pueden verse afectados en forma patológica, por ejemplo, en casos de hiponatremia
(disminución del sodio extracelular), en donde hay una
disminución de la osmolaridad plasmática, lo que
provoca mayor entrada de agua a la célula. Así como en
situaciones en las que la bomba de Na-K ATPasa no
funciona adecuadamente, como ocurre por ejemplo en
casos de isquemia (disminución del riego sanguíneo),
cuando la célula no recibe los nutrientes necesarios para
generar ATP. En ambas situaciones hay cambios
importantes en el volumen celular, que si no se corrigen
oportunamente tienen consecuencias graves para la
célula y para el organismo en general.
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Transporte transepitelial
Las sustancias que atraviesan los epitelios, ya sea desde el exterior al interior en la absorción, o desde el
interior al exterior en la secreción pueden seguir dos vías:
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gradiente de concentración entre el líquido intestinal y el líquido intracelular que permite que el
sodio penetre a la célula (absorción) a través de canales de sodio en la membrana apical.
2. Paracelular. Las células en las membranas epiteliales están unidas unas con otras en la región
más apical de la membrana lateral a través de uniones estrechas, mientras que el resto de la
membrana lateral no se encuentra tan firmemente unida y deja un espacio entre las células que
recibe el nombre de espacio intercelular o
paracelular, el cual está lleno de líquido y
solutos. Además, las uniones estrechas no son
tan estrechas como el nombre lo indica, sino
que permiten el paso de solvente y solutos a
través de ellas, conociéndose este mecanismo
como transporte paracelular. La facilidad con la
que el transporte paracelular ocurre, varía en
los diferentes epitelios de acuerdo a las
características estructurales de la uniones
estrechas, dadas principalmente por las
claudinas. Esta variación en la permeabilidad
paracelular permite clasificar los epitelios en:
cerrados (tight) y abiertos (leaky).
I.- Membrana apical. Es la parte de la célula que mira hacia el exterior, por lo tanto, en esta membrana se
encuentran los canales y bombas responsables de los procesos de absorción y secreción dependiendo de
la función del epitelio y que trabajan en forma coordinada con los canales y bombas presentes en la
membrana basolateral. La membrana apical también puede tener microvellosidades, estereocilios o cilios
que le facilitan realizar sus funciones.
Las microvellosidades son proyecciones cortas más o menos uniformes que sirven para aumentar la
superficie de absorción de la célula, por ejemplo, en el túbulo proximal de la nefrona y en el intestino
delgado, en donde en ocasiones se les llama borde en cepillo. Los estereocilios no son muy abundantes en
las células epiteliales, se caracterizan por ser prolongaciones largas sin motilidad y se les encuentran en la
porción proximal del conducto deferente en donde participan en la absorción y en las células sensoriales
del aparato vestibular en donde actúan como sensores. Los cilios son estructuras capaces de mover líquido
y partículas a lo largo de la superficie epitelial mediante un movimiento rítmico y se encuentran en el árbol
respiratorio, en donde sirven para barrer el moco y las partículas atrapadas en él, también están en el
oviducto en donde participan en el transporte del óvulo hacia el útero.
II.- Membrana lateral. Esta membrana puede ser lisa o tener un aspecto tortuoso formando pliegues o
interdigitaciones con la membrana de las células adyacentes, lo que aumenta la superficie de la
membrana. En esta membrana, junto con la basal, es el sitio en donde se encuentra principalmente la
bomba de Na-K ATPasa, así como otras bombas y transportadores que mueven los solutos de la célula al
espacio intersticial (secreción) o bien del espacio intersticial a la célula para la secreción. Es también a
través de esta membrana que se mantienen unidas las células adyacentes mediante diferentes tipos de
uniones.
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Programa académico Fisiología Médica
La porción más apical de la membrana lateral une a las células vecinas a través de uniones estrechas (tight
junctions) que conforman lo que se conoce como zonula occludens o zónula ocluyente. Estas uniones
estrechas forman un anillo que rodea a toda la célula uniéndola con las vecinas y marcando el límite entre
la membrana apical y la basolateral, impidiendo la migración de proteínas especializadas entre estos dos
dominios membranales. Las uniones estrechas están formadas por la ocludina, una proteína integral que
en su parte externa se une a la ocludina de la célula adyacente y en su dominio intracelular se une a las
proteínas ZO-1, ZO-2 y ZO-3, las que a su vez se fijan a otras proteínas como las cateninas, caderinas,
espectrina y a través de ellas al citoesqueleto de actina. Las responsables de determinar la variabilidad de
transporte paracelular son un grupo de proteínas que reciben el nombre de claudinas y forman una familia
de por lo menos 18 tipos diferentes, determinando su expresión las características de permeabilidad de la
membrana epitelial: epitelios cerrados (tight), con una permeabilidad muy baja o epitelios abiertos (leaky)
con permeabilidad elevada. Por debajo de las uniones estrechas, en la misma membrana lateral, se
encuentran otros tipos de unión intercelular que incluyen la zónula adherente y la mácula adherente o
desmosoma.
En general, los epitelios abiertos se encuentran en aquellas estructuras en las que se lleva a cabo una
absorción gruesa no muy selectiva, como lo es en el túbulo contorneado proximal de la nefrona y en el
intestino delgado, mientras que los epitelios cerrados se localizan en los sitios en los que la absorción es
más selectiva y generalmente se encuentra bajo control hormonal como en el túbulo contorneado distal
de la nefrona.
La integridad de las membranas epiteliales depende en buena parte de su unión a las células adyacentes
y de su capacidad para resistir la separación. Aunque en la zónula ocluyente las membranas adyacentes
están fusionadas, su resistencia al estrés mecánico es limitado, por lo que la zónula adherente viene a
reforzar esta región. Al igual que la zónula ocluyente, la zónula adherente también forma un anillo
continuo alrededor de la célula. La principal proteína presente en este tipo de unión es la caderina, que
en su porción intracelular se une a la catenina, y el complejo caderina-catenina resultante se une a la
vinculina y la actinina, que a su vez interactúan con los filamentos de actina del citoesqueleto. Las
porciones externas de las caderinas de células adyacentes están unidas por iones de calcio, por lo que la
integridad de la zónula adherente es calcio dependiente y en ausencia de calcio se produce destrucción
de esta unión.
La mácula adherente o desmosoma es un tipo de unión focal entre membranas adyacentes, no forman un
anillo como en el caso de las zónulas ocluyente y adherente. Este tipo de unión está formado en la parte
interna de la célula por las proteínas desmoplaquina y placoglobina, que se unen a los filamentos
intermedios, mientras que hacia el exterior sobresalen porciones de glucoproteínas transmembranales de
la familia de las caderinas calcio dependientes, las que se unen a proteínas similares de la célula adyacente.
III.- Membrana basal. En esta membrana también puede haber pliegues para aumentar la superficie y
facilitar el proceso de absorción o secreción y aquí se encuentran la bomba de Na-K ATPasa y otras bombas
y transportadores específicos para cada tipo celular. Es también a través de esta membrana que se fija la
célula a los tejidos adyacentes mediante proteínas de adhesión como las integrinas.
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Facultad de Medicina, UANL Departamento de Fisiología
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