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La sangre es tejido vivo formado por líquidos y sólidos. La parte líquida, llamada plasma,
contiene agua, sales y proteínas. Más de la mitad del cuerpo es plasma. La parte sólida de la
sangre contiene glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
Los glóbulos rojos suministran oxígeno desde los pulmones a los tejidos y órganos. Los
glóbulos blancos combaten las infecciones y son parte del sistema inmunitario del cuerpo. Las
plaquetas ayudan a la coagulación de la sangre cuando sufre un corte o una herida. La
médula ósea, el material esponjoso dentro de los huesos, produce nuevas células
sanguíneas. Las células de la sangre constantemente mueren y su cuerpo produce nuevas.
Los glóbulos rojos viven unos 120 días y las plaquetas viven cerca de seis. Algunos glóbulos
blancos de la sangre viven menos de un día, pero otros viven mucho más tiempo.
Función de la sangre[editar]
Como todos los tejidos del organismo la sangre cumple múltiples funciones necesarias para
la vida. Dentro de las funciones de la sangre podemos distinguir:
Composición de la sangre[editar]
Los glóbulos rojos (eritrocitos) están presentes en la sangre y transportan el oxígeno hacia el resto de
las células del cuerpo.
Glóbulos blancos[editar]
Artículo principal: Leucocito
Sangre circulando con posible glóbulo blanco arriba a la derecha. Aumento de 1024X, utilizando
un microscopio óptico.
Los glóbulos blancos o leucocitos forman parte de los actores celulares del sistema
inmunitario, y son células con capacidad migratoria que utilizan la sangre como vehículo para
tener acceso a diferentes partes del cuerpo. Los leucocitos son los encargados de destruir
los agentes infecciosos y las células infectadas, y también segregan sustancias protectoras
como los anticuerpos, que combaten a las infecciones.
El conteo normal de leucocitos está dentro de un rango de 4500 y 11.500 células por mm³ (o
microlitro) de sangre, variable según las condiciones fisiológicas (embarazo, estrés, deporte,
edad, etc.) y patológicas (infección, cáncer, inmunosupresión, aplasia, etc.). El recuento
porcentual de los diferentes tipos de leucocitos se conoce como "fórmula leucocitaria"
(ver Hemograma, más adelante).
Según las características microscópicas de su citoplasma (tintoriales) y su núcleo (morfología),
se dividen en:
Basófilos: presentes en sangre entre 0,1 y 1,5 células por mm³, (0,2-1,2 % de los
leucocitos). Presentan una tinción basófila, lo que los define. Segregan sustancias como
la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que contribuyen con el
proceso de la inflamación. Poseen un núcleo a menudo cubierto por gránulos de
secreción.
Eosinófilos: presentes en la sangre entre 50 y 500 células por mm³ (1-4 % de los
leucocitos). Aumentan en enfermedades producidas por parásitos, en las alergias y en el
asma. Su núcleo, característico, posee dos lóbulos unidos por una fina hebra de
cromatina, y por ello también se las llama "células en forma de antifaz".
Neutrófilos, presentes en sangre entre 2500 y 7500 células por mm³. Son los más
numerosos, ocupando entre un 55 % y un 70 % de los leucocitos. Se tiñen pálidamente,
de ahí su nombre. Se encargan de fagocitar sustancias extrañas (bacterias, agentes
externos, etc.) que entran en el organismo. En situaciones de infección o inflamación su
número aumenta en la sangre. Su núcleo característico posee de 3 a 5 lóbulos separados
por finas hebras de cromatina, por lo cual antes se los denominaba "polimorfonucleares" o
simplemente "polinucleares", denominación errónea.
Agranulocitos o células monomorfonucleares[editar]
Artículo principal: Agranulocitos
Linfocitos: valor normal entre 1300 y 4000 por mm³ (24 % a 32 % del total de glóbulos
blancos). Su número aumenta sobre todo en infecciones virales, aunque también
en enfermedades neoplásicas (cáncer) y pueden disminuir en inmunodeficiencias. Los
linfocitos son los efectores específicos del sistema inmunitario, ejerciendo la inmunidad
adquirida celular y humoral. Hay dos tipos de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T.
Monocitos: Conteo normal entre 150 y 900 células por mm³ (2 % a 8 % del total de
glóbulos blancos). Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones originadas por virus
o parásitos. También en algunos tumores o leucemias. Son células con núcleo
definido y con forma de riñón. En los tejidos se diferencian hacia macrófagos o
histiocitos.
Plaquetas[editar]
Artículo principal: Plaqueta
Plasma sanguíneo[editar]
Artículo principal: Plasma sanguíneo
El plasma sanguíneo es la porción líquida de la sangre que forma parte del líquido
extracelular. Es el mayor componente de la sangre, representando un 55 % del volumen
total de la sangre, con unos 40-50 mL/kg peso. Es salado y de color amarillento traslúcido.
Además de transportar las células de la sangre, lleva los nutrientes y las sustancias de
desecho recogidas de las células.
El plasma sanguíneo es esencialmente una solución acuosa, ligeramente más densa que
el agua, con un 90 % agua, un 10 % de proteínas y algunas trazas de otros materiales. El
plasma es una mezcla de muchas proteínas
vitales, aminoácidos, glúcidos, lípidos, sales, hormonas, enzimas, anticuerpos, urea,
gases en disolución y sustancias inorgánicas como sodio, potasio, cloruro de
calcio, carbonato y bicarbonato.
Entre estas proteínas están: fibrinógeno (para la coagulación), globulinas (regulan el
contenido del agua en la célula, forman anticuerpos contra enfermedades
infecciosas), albúminas (ejercen presión osmótica para distribuir el agua entre el plasma y
los líquidos del cuerpo) y lipoproteínas (amortiguan los cambios de pH de la sangre y de
las células y hacen que la sangre sea más viscosa que el agua). Otras proteínas
plasmáticas importantes actúan como transportadores hasta los tejidos de nutrientes
esenciales como el cobre, el hierro, otros metales y diversas hormonas. Los componentes
del plasma se forman en el hígado (albúmina y fibrinógeno), las glándulas endocrinas
(hormonas), y otros en el intestino.
Cuando se coagula la sangre y se consumen los factores de la coagulación, la fracción
fluida que queda se denomina suero sanguíneo.
Características físico-químicas[editar]
La sangre es un fluido no newtoniano (ver Ley de Poiseuille y flujo laminar de perfil
parabólico), con movimiento perpetuo y pulsátil, que circula unidireccionalmente
contenida en el espacio vascular (sus características de flujo se adaptan a la
arquitectura de los vasos sanguíneos). El impulso hemodinámico es proporcionado
por el corazón en colaboración con los grandes vasos elásticos.
La sangre suele tener un pH entre 7,33 y 7,44 (valores presentes en sangre arterial).
Sus variaciones más allá de esos valores son condiciones que deben corregirse
pronto (alcalosis, cuando el pH es demasiado básico, y acidosis, cuando el pH es
demasiado ácido).
Los valores de pH compatibles con la vida que requieren una corrección inminente
son: 6.8 - 8
Una persona adulta tiene alrededor de 4-5 litros de sangre (7 % de peso corporal), a
razón de unos 65 a 71 mL de sangre por kg de peso corporal.
Grupos sanguíneos[editar]
Artículo principal: Grupo sanguíneo
Fisiología de la sangre[editar]
Una de las funciones de la sangre es proveer nutrientes (oxígeno, glucosa), elementos
constituyentes del tejido y conducir productos de la actividad metabólica (como dióxido de
carbono).
La sangre también permite que células y distintas sustancias
(aminoácidos, lípidos, hormonas) sean transportados entre tejidos y órganos.
La fisiología de la sangre está relacionada con los elementos que la componen y por
los vasos que la transportan, de tal manera que:
Ayuda a regular la temperatura corporal.
Coagulación de la sangre y hemostasia: Gracias a las plaquetas y a los factores de
coagulación.
Defiende el cuerpo de las infecciones, gracias a las células de defensa o glóbulo
blanco.
Homeostasis en el transporte del líquido extracelular, es decir en el líquido
intravascular.
Rechaza el trasplante de órganos ajenos y alergias, como respuesta del sistema
inmunitario.
Responde a las lesiones que producen inflamación, por medio de tipos especiales
de leucocitos y otras células.
Transporta el dióxido de carbono desde todas las células del cuerpo hasta los
pulmones donde se disocia en CO2 y H2O.
Transporta mensajeros químicos, como las hormonas.
Transporta los nutrientes contenidos en el plasma sanguíneo, como glucosa,
aminoácidos, lípidos y sales minerales desde el hígado, procedentes del aparato
digestivo a todas las células del cuerpo.
Transporta el oxígeno desde los pulmones al resto del organismo, transportado por
la hemoglobina contenida en los glóbulos rojos.
Hematopoyesis[editar]
Artículo principal: Hematopoyesis
Las células sanguíneas son producidas en la médula ósea de los huesos largos y planos
en la edad adulta; este proceso es llamado hematopoyesis. El componente proteico es
producido en el hígado, mientras que las hormonas son producidas en las glándulas
endocrinas y la fracción acuosa es mantenida por el riñón y el tubo digestivo.
Las células sanguíneas son degradadas por el bazo y las células de Kupffer en el hígado
(hemocateresis). Este último, también elimina las proteínas y los aminoácidos. Los
eritrocitos usualmente viven algo más de 120 días antes de que sea sistemáticamente
reemplazados por nuevos eritrocitos creados en el proceso de eritropoyesis, estimulada
por la eritropoyetina, una hormona secretada en su mayor parte por los riñones y en
menores cantidades por hígado y páncreas.
Viscosidad y resistencia[editar]
La resistencia del flujo sanguíneo no solo depende del radio de los vasos sanguíneos
(resistencia vascular), sino también de la viscosidad sanguínea. El plasma es casi 1.8
veces más viscoso que el agua y la sangre entera es tres o cuatro veces más viscosa que
el agua. Por lo tanto, la viscosidad depende en mayor medida del hematocrito, el efecto de
la viscosidad se desvía de lo esperado con base en la fórmula de Poiseuille-Hagen.
Transporte de gases[editar]
Artículo principal: Hemoglobina
Circulación de la sangre[editar]
Artículo principal: Sistema cardiovascular
Arterias: las arterias están hechas de tres capas de tejido, uno muscular en el medio y
una capa interna de tejido epitelial.
Capilares: los capilares están embebidos en los tejidos, permitiendo además el
intercambio de gases dentro del tejido. Los capilares son muy delgados y frágiles,
teniendo solo el espesor de una capa epitelial.
El corazón:órgano musculoso situado en la cavidad torácica, entre los dos pulmones.
Su forma es cónica, algo aplanado, con la base dirigida hacia arriba, a la derecha, y la
punta hacia abajo, a la izquierda, terminando en el 5º espacio intercostal. 8
Venas: las venas transportan sangre a más baja presión que las arterias, no siendo
tan fuerte como ellas. La sangre es entregada a las venas por los capilares después
que el intercambio entre el oxígeno y el dióxido de carbono ha tenido lugar. Las venas
transportan sangre rica en residuos de vuelta al corazón y a los pulmones. Las venas
tienen en su interior válvulas que aseguran que la sangre con baja presión se mueva
siempre en la dirección correcta, hacia el corazón, sin permitir que retroceda. La
sangre rica en residuos retorna al corazón y luego todo el proceso se repite.
Hemograma[editar]
Artículo principal: Hemograma
índices corpusculares
recuento de elementos formes
valores de hemoglobina
valores normales
Enfermedades en la sangre[editar]
La Hematología es la especialidad médica que se dedica al estudio de la sangre y sus
afecciones relacionadas. El siguiente es un esquema general de agrupación de las
diversas enfermedades de la sangre:
Enfermedades de la hemostasia
Enfermedades del sistema eritrocitario
Enfermedades del sistema leucocitario
Hemopatías malignas (leucemias/linfomas, discrasias y otros)
Las enfermedades de la sangre básicamente, pueden afectar elementos celulares
(eritrocitos, plaquetas y leucocitos), plasmáticos (inmunoglobulinas, factores
hemostáticos), órganos hematopoyéticos (médula ósea) y órganos linfoides (ganglios
linfáticos y bazo). Debido a las diversas funciones que los componentes sanguíneos
cumplen, sus trastornos darán lugar a una serie de manifestaciones que pueden
englobarse en diversos síndromes.
Los síndromes hematológicos principales:
Síndrome adenopático
Síndrome anémico
Síndrome de insuficiencia medular global
Síndrome disglobulinhémico
Síndrome esplenomegálico
Síndrome granulocitopénico
Síndrome hemorrágico
Síndrome linfoproliferativo crónico (con expresión leucémica)
Síndrome mielodisplásico
Síndrome mieloproliferativo crónico
Síndrome poliglobúlico
Vena
Las venas son vasos del sistema circulatorio que apoyan la circulación transportando la sangre
hacia el corazón.
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Vasos sanguíneos del cuerpo humano
La sangre que fluye por el sistema circulatorio transporta nutrientes, oxígeno y agua a las células
de todo el cuerpo. El recorrido podría comenzar y terminar en el corazón, pero los vasos
sanguíneos llegan a todas las partes vitales en su trayecto. Estas arterias, venas y capilares forman
una gran red de conductos. Si tuviéramos que desplegar los vasos sanguíneos del cuerpo en una
línea, la misma se extendería casi 100.000 km. ¡Eso es suficiente para dar la vuelta a la Tierra casi
tres veces!
Los vasos sanguíneos transportan sangre por todo el cuerpo. Las arterias transportan sangre desde
el corazón. Las venas llevan la sangre de regreso al corazón. Los capilares rodean a las células y a
los tejidos del cuerpo para aportar y absorber oxígeno, nutrientes y otras sustancias. Los capilares
también conectan las ramas de las arterias y las ramas de las venas. Las paredes de la mayoría de
los vasos sanguíneos tienen tres capas diferentes: la túnica externa, la túnica media y la túnica
íntima. Estas capas rodean la luz, el interior hueco por el que fluye la sangre.
El ventrículo izquierdo del corazón bombea sangre oxigenada hacia la aorta. Desde allí, la sangre
pasa a través de las arterias principales, que se ramifican en arterias musculares y luego en
arteriolas microscópicas. Las arteriolas se ramifican en redes de capilares, aportan oxígeno y
nutrientes a los tejidos. Las paredes de las arterias son más gruesas que las paredes de las venas, y
tienen más tejido elástico y muscular liso. Esta estructura les permite a las arterias dilatarse a
medida que la sangre es bombeada a través de ellas.
Después de que los capilares liberan oxígeno y otras sustancias de la sangre a los tejidos del
cuerpo, conducen a la sangre nuevamente hacia las venas. Primero la sangre ingresa a ramas
venosas microscópicas denominadas vénulas. Las vénulas conducen la sangre hacia las venas, que
la transportan de regreso al corazón a través de las venas cavas. Las paredes de las venas son más
delgadas y menos elásticas que las paredes de las arterias. La presión que empuja la sangre por las
venas no es tan alta. De hecho, hay válvulas dentro de la luz de las venas para impedir el reflujo de
sangre.
4. El intercambio de gases, nutrientes y desechos entre la sangre y los tejidos ocurre en los
capilares
Haga clic para reproducir una animación del flujo de sangre por los capilares
Los capilares son vasos diminutos que se ramifican a partir de las arteriolas para formar redes que
rodean a las células del cuerpo. En los pulmones, los capilares absorben oxígeno del aire inhalado
hacia el torrente sanguíneo y liberan el dióxido de carbono para que sea exhalado. En el resto del
cuerpo, el oxígeno y otros nutrientes difunden desde la sangre de los capilares hacia los tejidos
que estos irrigan. Los capilares absorben dióxido de carbono y otros productos de desecho de los
tejidos y luego conducen la sangre desoxigenada hacia las venas.
5. El bombeo constante del corazón mantiene la presión arterial y la irrigación de todo el cuerpo
La sangre que se desplaza por el sistema circulatorio ejerce presión en las paredes de los vasos
sanguíneos. La presión arterial es el resultado de la fuerza del flujo de sangre generada por el
corazón que bombea la sangre y la resistencia de las paredes de los vasos sanguíneos. Cuando el
corazón se contrae, bombea sangre a través de las arterias. La sangre empuja contra las paredes
del vaso y fluye más rápido con esa alta presión. Cuando los ventrículos se relajan, son las paredes
de los vasos las que empujan al disminuir la presión. El flujo de sangre disminuye su velocidad con
esta baja presión.
Vena
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Vena
Vein (retouched).svg
Corte de una vena mostrando una válvula que evita el retorno de la sangre
Nombre y clasificación
TA A12.0.00.030
Gray pág.500
Información anatómica
En anatomía, una vena es un vaso sanguíneo que conduce la sangre desde los capilares hasta el
corazón. Generalmente, las venas se caracterizan porque contienen sangre desoxigenada (que se
reoxigena a su paso por los pulmones), y porque transportan dióxido de carbono y desechos
metabólicos procedentes de los tejidos, en dirección de los órganos encargados de su eliminación
(los pulmones, los riñones o el hígado). Sin embargo, hay venas que contienen sangre rica en
oxígeno: este es el caso de las venas pulmonares (dos izquierdas y dos derechas), que llevan
sangre oxigenada desde los pulmones hasta las cavidades del lado izquierdo del corazón, para que
este la bombee al resto del cuerpo a través de la arteria aorta, y las venas umbilicales.
El cuerpo humano tiene más venas que arterias y su localización exacta es mucho más variable de
persona a persona que el de las arterias. La estructura de las venas es muy diferente a la de las
arterias: la cavidad de las venas (la "luz") es por lo general más grande y de forma más irregular
que las de las arterias correspondientes, y las venas están desprovistas de láminas elásticas.
Las venas son vasos de alta capacidad, que contienen alrededor del 70 % del volumen sanguíneo
total.
Índice
4 Presión venosa
7 Véase también
8 Referencias
Como las arterias, las venas están formadas por tres capas:1
Interna, íntima o endotelial; los límites entre esta capa y la siguiente están con frecuencia mal
definidas.
Media o muscular; poco desarrollada en las venas, y con algo de tejido elástico. Constituida sobre
todo de tejido conjuntivo, con algunas fibras musculares lisas dispuestas concéntricamente.
Externa o adventicia, que forma la mayor parte de la pared venosa. Formada por tejido conjuntivo
laxo que contiene haces de fibras de colágeno y haces de células musculares dispuestas
longitudinalmente.
Sin embargo, algunas venas con función propulsora presentan una musculatura relativamente
importante tanto en la media (en disposición concéntrica) como en la adventicia (en disposición
longitudinal). Este tipo de venas se denominan "venas musculares".
Las venas tienen una pared más delgada que la de las arterias, debido al menor espesor de la capa
muscular, pero tienen un diámetro mayor que ellas porque su pared es más distensible, con más
capacidad de acumular sangre. En el interior de las venas se encuentran unas estructuras
denominadas válvulas semilunares, que impiden el retroceso de la sangre y favorecen su
movimiento hacia el corazón.
A pesar de que las venas de las extremidades tienen actividad vasomotora intrínseca, el retorno de
la sangre al corazón depende de fuerzas extrínsecas, proporcionadas por la contracción de los
músculos esqueléticos que las rodean, y de la presencia de las válvulas, que aseguran el
movimiento en un único sentido.
Se pueden considerar tres sistemas venosos: el sistema pulmonar, el sistema general (o sistémico)
y el sistema porta.
Venas del sistema general: Por las venas de la circulación sistémica o general circula la sangre
pobre en oxígeno desde los capilares o microcirculación sanguínea de los tejidos a la parte derecha
del corazón. Las venas de la circulación sistémica también poseen unas válvulas, llamadas válvulas
semilunares que impiden el retorno de la sangre hacia los capilares.
Sistema pulmonar: Por las venas de la circulación pulmonar circula la sangre oxigenada de los
pulmones hacia la parte izquierda del corazón.
Sistema porta: Por las venas de los sistemas porta circula sangre de un sistema capilar a otro
sistema capilar. Existen dos sistemas porta en el cuerpo humano:
Sistema porta hepático: Las venas originadas en los capilares del tracto digestivo (desde el
estómago hasta el recto) que transportan los productos de la digestión, se transforman de nuevo
en capilares en los sinusoides hepáticos del hígado, para formar nuevas venas que desembocan en
la circulación sistémica.
Normalmente, cada vena está asociada con una arteria, a menudo con el mismo nombre (aunque
a veces hay diferencias: por ejemplo, las arterias carótidas están asociadas con las venas
yugulares). Los nombres de las principales venas son:
Vena yugular.
Vena subclavia.
Venas coronarias.
Venas pulmonares.
Vena renal.
Vena femoral.
Presión venosa
La presión venosa es un término general que define la presión media de la sangre dentro del
compartimento venoso. Un término más específico es la presión venosa central, que define la
presión de la sangre en la vena cava inferior a la entrada de la aurícula derecha del corazón. Esta
presión es importante, porque define la presión de llenado del ventrículo derecho, y por tanto
determina el volumen sistólico de eyección, de acuerdo con el mecanismo de Frank-Starling.2
El volumen sistólico de eyección es el volumen de sangre que bombea el corazón en cada latido,
fundamental para asegurar el correcto aporte de sangre a todos los tejidos del cuerpo. El
mecanismo de Frank-Starling establece que un aumento en el retorno venoso (la cantidad de
sangre que llega por las venas cavas a la aurícula derecha) produce un aumento de la precarga
ventricular (simplificado, el volumen de llenado del ventrículo izquierdo), y eso genera un
incremento en el volumen sistólico de eyección.
Las venas y arterias en el transporte de sustancias
Las arterias y las venas presentan varias características diferenciales, en cuanto al transporte de
sustancias. Las arterias transportan oxígeno y nutrientes en dirección de los tejidos. A nivel de los
capilares, estas sustancias pasan por difusión desde la sangre hasta las células tisulares a favor de
un gradiente de concentración, para suministrar las materias primas necesarias para el
metabolismo celular. Inversamente, los productos de desecho del metabolismo celular (CO2 y
otros metabolitos) salen de las células y entran en los capilares a favor de un gradiente de
concentración.3 En concreto, la hemoglobina desoxigenada tiene alta afinidad por el CO2,
formándose carbaminohemoglobina. De manera que la sangre arterial, rica en oxígeno y
nutrientes, al pasar por los capilares intercambia su contenido con el contenido celular, y los
productos de desecho celulares pasan a las venas y se distribuyen hacia los distintos órganos
encargados de su eliminación del organismo:
el CO2 se elimina en forma de gas en los pulmones, y como bicarbonato (HCO3-) a través de los
riñones;
una gran parte de los iones y productos metabólicos se eliminan a través de los riñones: el sodio,
el potasio, el magnesio, el calcio, el amonio, la urea, etc;
algunos productos de desecho se eliminan por el hígado, a través de la bilis: por ejemplo, la
bilirrubina, un producto de la degradación de la hemoglobina.
Desde un punto de vista gasométrico (contenido de gases disueltos), lo que diferencia la sangre
arterial de la venosa es la presión parcial de oxígeno, o pO2 (que varía de 95 mmHg en promedio
en las arterias a 40 mmHg en las venas), ya que la pCO2 es muy similar (40 en las arterias, y 46 en
las venas).45 Sin embargo, solo la fracción de un gas disuelta en un líquido contribuye al valor de
su presión parcial, y tanto el O2 (en dirección de los tejidos) como el CO2 (generado en los tejidos)
se transportan de maneras diferentes en la sangre. Mientras que el oxígeno se transporta de dos
maneras (el 98 % unido a hemoglobina y solo el 2 % disuelto), el CO2 se transporta bien unido a la
hemoglobina (30 %), bien en forma de bicarbonato (70 %), bien disuelto (10 %). Así que los valores
de presión parcial solo reflejan una parte de la composición de la sangre. En los eritrocitos, el
bicarbonato se transforma en agua y CO2, en una reacción catalizada por la anhidrasa carbónica.
Este CO2 pasa por difusión a los alveolos pulmonares y se espira, como ocurre con el CO2 disuelto
en la sangre y el CO2 unido a hemoglobina. Por ello, el aire espirado tiene una pCO2 de 27 mmHg,
mientras que el aire atmosférico solo tiene una pCO2 de 0.3 mmHg. Es decir, como todo
organismo vivo (con algunas excepciones), expulsamos CO2 al medio, que se generó en las
mitocondrias como resultado del metabolismo celular.
Los productos resultantes del metabolismo celular, el CO2 y otros productos de desecho, deben
eliminarse porque son tóxicos. La eliminación de estos compuestos es fundamental para el
equilibrio del organismo, y si no se eliminan adecuadamente pueden generar problemas: así, una
acumulación de CO2 (porque hay una hipoventilación, por ejemplo) puede producir una acidosis.
Enfermedades de las venas
Varices.
Flebitis.