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Capínilo l

El niño en análisis

L"n mño llega al consulmno de un aMlisi.a por las rc"manc1,1~


11ue genera en 1111 .1du)(o. V.1 de s·uyo. por lo tanto y no es un
cl.110 1t1cnor··, darle lugar e impormncia a los acordes "n¡,rtilarcs
que dcspicr1,1 un 111ilo en aquel que nos llama. Según he pod1
do comprobar, .11¡,rtmos analist.is de niños desaLienclcn este ín-
clicc prcscmc en todo m1c10. Con eUo, lament.1blc1ncnte, de¡.1n
escapar IJ rclcvandJ posterior de su incidencia en el Jhord.11c
del niño. Cuando ~e anemlen, por el contrJrio, l.1s s1g111fi~·.mn­
ncs d1ver..1S t111c un 111ño recrea en el psiquismo de un adulto,
"'encontrarJ. con no poca sorpresa, la condensada loc2lí1•lCión
c¡uc viene A 1x.'U¡>Jr un niño en cualquier ser humano. En la ma·
yoña de los casos y no por razones castU!es sino de estructura,
q1uenes consulran por un niño son los padres. En tal s1tuac1<Ín
·y aunque pare1.ca ob,·io no siempre lo es- d ni1'io c¡uc nos
Ir.ten es un hi1n.
1.a co111plc¡1d.1d del tema que nos ocupa no puede despachar·
se sm mtcrrogar his v:1ri,1bles que intervienen, más aún l"Uando
l.1 dec1S1Ón de d;1rlcs o no lubra r a los padres en d análi~i~ ele un
111110 c~t,í en el cenrro de una polémica de nucsrra :1cniahd.1d.
" • J "1 1 ' • ' 1
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l t • 1 1ll111h J 11 •11 i ¡, 1 . Ir'" 1111l1d.1d, '111 embargo. nn es só- 11.ulamente la suma Je ··nnt.1s iJealc, .. ,.,pe• al>lcs par• nu~m•
lo inicJo n11.smo
At 1 111¡ rlr1111111 ¡, 1llll111e+l1lt.: 111.1 .. nuahlc.· cn el r li< az inren•enc1ón:
ti I ¡• 1111 I• .t. 111(,., 1 1 """" tcúnrn <Id ps1coJnális[,, •I
1 111 rº'''~' ¡•.u 11 &' u. 1t 111t-. tuluho~, prc:ftó el nriJ::cn n1isnto del El 1néd1co qul" debi1 tcun.1r sobre ~1 el tr;1tan1u.·nto analiu-
0111 1 '' 1l1 1,1 111fh1'i 1lc r1lht ,1~ ul<1't y contradjccic>ncs. f..o de l:a much:a<:h:l tcni.1 \.lria\ r:a1onc.. p1rJ ~enursc <fcsa~se·
11111 ot1.J ¡111 lt\ ~1 h1C'11 t•s c·1crtu c1uc el JnoiJi,is Je nulos ha gado. No estal.JJ frente a l:a .,;nuJc1ón que el 2nili~i~ Jc1n.a..nJ<1,
•t11hf., "'11h• ••"1" • <'11 r.-;lliJacl mis Je una, ~·J que :\lcl•mc ,·fa Unic1en1"1 cuil C:-1 puede dcn10,lrar su c.:tic.,:ar..·ia .. 1.-:,ta )ttua-
l\lr111 1 \111,. l 1c111I "' ,¡¡,¡nnaron el nu\o como JqudlJs nlr.IS c1ón, romo e"' '2bnJo. en IJ pll•111tufl Je- sus notJ\ iJe3les, pre:·
111,.1..... 1lr IJ ant1¡,'l1ecl.1.I hihlk-.1 - nc11rri1\ <1uc el -p.11rr m<"rrr11s .. t'nta el '\1guicntc a.. pcc10· Jlguicn c:n lo dc111.i' cluc.·ño de <liÍ
1n1'i"mo. ~ufre de un contl1cto 1ntcnnr :il que por "'i wlo no
"'" ,\ 1 "' 111¡:31 unplica l.i té:, o IJ t'<>nfi.mza JI menos en la pa-
puede poner fin A(.:'11tc. cntont·c~, ll .an.Jh ..t.1. l...c Íonnula su
IJlu .1 " mas 111<'11 en el nombre, FrcuJ nunca dijo ser el (l"Adrc
tiueja y le .¡:ohcitl \U 3U\tltn (Frcud. 1910.1).
,¡l'( ps1<•UnlÍIÍ'" Je nu\ch. "1.h hicn c\prc"¡ con rc¡:ocijo que
1lq.il..1 el niño a su lu¡.1 Y no es nccc"1r<u rc¡x:urlo pero bien
l.ueeo, en el nmrnu texto, no' J<h 1crtc el eles uno que nos
,Jhcmos niánro tlc\.lc<m,ejJ en su' t<·nrfo, que un padre hcig.1
, ..loe e~ l~1so tic contr.mJr '11 .ul><·rtcnn.1 .11 ;1rcpt.1r mu.ir J un
prcc"Jtncme eso: dJrlc un 11i1io :o su hij.1. Puc' lucn, au1111uc es
M1¡cto que no 'icnc por ,¡ ml\mo. Si snn lo' p;1Jre' quienes lo
un tema cobter.11, rcconlcmo' 'I"" t.11 JcsJ1inu no fue sin c:on-
11.1en, pone por ejemplo Freutl, cll<K
secucnc:ias pJr.1 1\ nna Frcud
Lejos pues de p intar rnnd1uoncs .1lcn1.1l lora' 1>Jr;1 el abor- f .. J clcm3ndan que 'e cure ;l 'º
tit;u, "I""' e' 11curcltico e incló
daje de los niños, el p.1drc del psic1M 11 Jlosis planteó prohkmas cil Por h110 s;1no cnui: nclcn c.·ll~l\ uno tiuc 110 oc.-.1 1no1H.' d1ficuJ
y reparos cu;111do se u·.11,1b.1 1lc Jlcndcr a '"luellos que no se t:.ldcs :i sus p~Hlrcs y nu Je, provoque -.1110 <.-ontcnto. El u1Ctl1-
ajusCl ban al explicito rn:rn.:o wncc11t11.1 I Oc¡ó, por el rnntr:orio, rn puede logr~r. •i, 1•1 rc,rnhkc11111r111n del h1¡0, pero "'" l.1
verdadera' incertidum bres n l.1 h111.1 ele cl1rccdom1r Ja cu ra no t:uracibn ~I cn1pr4.'nclc '-IU l'ln 1pio c;11111no 1nli\ dl'c·1c.liclarncn(c1 y
sólo de nnio,, sino de pac1c n1cs psicóucos, ncuros!' n.m isistas lo-. p:ulres qucdJn 111 ¡\~ i11'~;11i,fct.ho' ~lllL\ antes. hn 'u 111~1 , no re,
)' ancianm. 1n<lifcren1c t} l1C un 1ndividuo llc~111c 3J .1n~1l1'tl' por ~1 nhclo pro-
De cst.1 mancrn, en el h1sto11.1 I dcl pcquei10 11.ons historial p1u o lo haga pon.pu.:- n1rc1' lo ll cv.trnn, <¡uc el 1n1c,1110 dt·~cc
pa rad1gmat1co, referente ohl1i¡;1Jo parJ 1111ic11cs aucndcn ni· c:unhinr o ,c;lu C)Uit·r;;¡n C\t' t:~11nhio sus :1J1cg.1do,, J.1, pcr"ion;i\
que Ju ;.unan o tic <lUit:nc-. (lc:hit·r~l c"fH:r.tr~c C\l' .1111or (1hi<l).
ños- Frcml pone los ¡Hmtm desde d t·om1en1.o. Adara que s1
bien onenró -el pl.1 11 del u.u.11111cmo en su wn¡unto», )'hasta
Dct·1thJ<1111cntc, 1>.1r.1 Frcud, le" nioío' no for111.111 p.1rtc clel
intcrvmo pcN•n•1 lmcn1c 1111.1 \Ct. en un.1 pláuca con el niño,
~ ... d 1.-.11.1m1cntu n11s1110 fue lle' ado a calx1 por el padre». Y •·11njunro de paciente' P"'ccclo1c' ele la 'umJ Je notJs aleJle~
¡•Jra ser trJtaJos analiucamentc: lu' pJcicnles adultos y neunÍ·
agrega, para concluir, <¡uc """ºla 1 euni<;n en una sola per"'"ª
t 1< ' " :;uh,111niltlc' .11 nt<Klclu c'¡icr.1do.
de la •utondJd p.11cm.1 t·on la mcdlt'a, b conjuncion del inte-
ré" rien10 C'f.>n el c1cnutic:n, JK,,1hilltart•n en c'tc únlc(> ca-.o ob-
tener dd métt><lo un.1 .1plic.1rnin ¡Mm I• cu•I Je orJinJno ha-
loría 'ido 1n.1prop1.1Jo .. <Frcud, 190'1).
No meno' decidí.las'"" IJ' p•l•hrJ' rnn l;l' <]lle, en el hb·
ton.11 ,le unJ Jº' en ho1111.,,crnal, "' demora en enumerar dcra-
20 El N l ~I O (N A NÁLISIS Y El LUGAR DE LOS PADRE S 1 EL N I NO EN ANÁLISl'S 21

PROBLEMAS DEL ANAUSIS DE NIÑOS .i11'1cuvidad. Así, lo que no se analizaba derivaba en teorías, y
11111<:has teorías sobre el psicoanálisis de niños se mttrieron de
Lneludiblemente, en la experiencia de todo psicoanalisra se pre- •. ..,,, \'eraente.
sentan perfiles insospechados que no alcanzan a subsumirse en l'or Otra parte, contribuyó a esa deriva Un:I raWt'I de peso
el consabido marco ceórico. En este caso, el acervo conceprual 111.ivor: es en vano buscar en la obra de Freud una posición úni-
logrado hasta ese momento se enfrenta con un sesgo inquietan- ' .1~ conrundente respecto a la aplicación del psicoanálisis en el
te que acenrúa de modo notable un tono cuya magnitud real 11 .11 amiemo de los niños; sus precisas puntualiwcioncs y a por-
desdibuja codo cuanro hay:i imaginado, también estrechando el '"' más claros se vuelcan en b invesrigactón de la eoología de
caudaloso fluir de las palabras. Con un matiz imprevisible se l." neurosis. Para rasu·ear ese origen, y abrevando ral curiosi-
abre un capítulo no abarcable hast:l ese momento. .l.ul, Freud se dispuso a observar niños. Y aunque es cieno que
En ese senado es preciso reconocer que el niño hizo presen- "'" opiniones se clivcrsifi~n posteriormente respecto de los
te, desde el inicio, un real en la clínica analítica. Como un cla- lwneficios que para padres y edu~dorcs supondría el psicoaná-
vo que no encaja bien en el agujero, rrajo problemas. Pero ¿qué li"' de niños, en principio codo niño quedaría excluido de él si
tipo de problemas? '" .1jus1arn a las mencionadas notas ideales.
Prefiero abrir la pregunta dado que un problema puede ser Cnmo conrraparticb a ral afirmación, puede leerse el entu-
imaginario o real, y la clistinción resukJ de utilidad clínic-.i. En el "'·"'"º con el que cifró esperanz.1s en su hija, delegándole la ta-
pl'imer caso, cuando un problema es imagirrnrio, ~'Velen plantear- 1cJ ele enlazar convenientemente el psicoanálisis a la educa-
se resoluciones bivalentes: la solución sigue b economía de la to- ' 1011. Con csras inclinaciones fue fovon::ciendo la situación
i.alidad, y al debatirse entre mdo o nada, se restringe la salida del , •11•1esta a sus propias recomendaciones, al agregar un nuevo
problema a opciones rerm.inanres. El planteo del problema gira, l'mhlema al terreno Y•l movedizo de la infancia: b relación en-
ccn-ado, entre dos perspectivas igruilmente impotenres, ya sea t, e psicoanálisis y pedagogía. De sus conílictivas relaciones
como omnipotencia o como impotencia del acto analític.'0. 1\cer- h eud ~e ocupó en numerosas c<lrti1s y arúculos, colocandu en
carse a u.n problema real, en cambio, invit:i a delimitar ese real. 1lrsyunción los fines por ellas pcrseg111dos: s1 la educación se
Su perspectiva, descreída de la opcraovidad exacta, se aboca a lo- ¡impone la vía di pon·e y el psicoan:ílisis la vi11 de /evim, es im-
calizar un resto y extraetarlo. Con este abordaje se intenta deli- l" accicahle un psicoanálisis <1uc se proponga educar.
mitar el problema, y desprenderlo de una perSpeCtiva paralizan- Como e1<1 de esperar, semejantes vaivenes fueron retornados
te, apostando, sin desconocerlo, a un acto posible. "'° posterioridad a Freud. Las corrientes sostenidas por Mel,1-
fnclinada hacia esta segunda opción, y luego de atender ni- 11 ic Klein y Ai1 na Freud levantaron olas, cuando no torbellinos.
ños durante aJ\os, elijo decir que los niños ni son analizables al A.~í. desde el inicio, vemos que el niño, como una presencia
igual que un adulto, ni dejan de ser anali1.ables por no ser adul- 1c:il y extraña, despertó en la teoría y la práctrca ele! psicoanálisis
tos. Algwias pregunt.is, como decía Jacques Lacan, fallan más 1111,1 verdadcr:i conmoción, cuestionando los saberes consabidos
por lo que buscan que por lo que no encuentran. v agitando las aguas, lo que continúa aún en nuesrros días.
Cuando Freud aconsejó a los analistas someterse a un aná- Desde entonces, navegaodo entre afirmaciones freudianas,
lisis personal, no propuso reducir tal indicación aJ cumplimien- .111claron las más diversas propuestas con el anhelo de inu'Odu-
to <.le una práctica burocrática. Me animo a pensar que había crr 1111 timón en la desorientada práctica del psicoanálisis de ni-
comprobado hasta qué punto la falta de análisis de los analistas tios. Se llegó incluso a cuestionar su pertinencia al plantearse
podfa dcrhmr en lineamienros teóricos cargados de ignorada •1ue, al no eXJstir la neurosis infantil, precipitado escrucrural de
11 El N Ñ :> IN ANÁ LISIS 'r EJ. LUC A~ O E LOS PA D ~ ES

l.1 infancia, no hJhria ninguna pm1lulida<l Je aplicar d psicoa , un nmo» (Frcud, l 'J19). !\Us vale tenerlo en t·ucnu, porque
nfüs1s, pues el 111110 nu sería 1·esponsahle de sus actos ni de su I" ,, c'o los padr~ u~1cn :11 niño ;1 b consulta, pero l;1111bién pur
enunciación. '"'"lo s.1can. Ello se mueso·a como ancicipo de las v1cisirude5 del
Con el fin de resolver la neces:uu d1snnc1ón encre un mño .¡,..,co, Jcl Jmor y del goce ele los padres, <1ue se Jejan escuchar
y un adulro. las J>ef'\pccnvas evoluuvas rrJtl1cionales sulxum1e- .k,1le Lis primeras enrrev1'ras con el psicoanah,w .
ron (;1 edad cronolét¡,'lt"•l a estraros }' etapa' de crecimiento dc'- Un niño llega a exisur, en pnnctp10. gr.1c1;1s a la sigrufic;,1-
plc¡:ados en progrc\1<Ín csponránea. A p.1mr de esros esu atos se ' 1nn que guarda para otro en la escructur.1 clcl •CI humano,
promovieron té<:nk.u con las males ••horcfar las diferenc:1as de 1.1mh1cn para los analistas. Por lo t.tnto, no es menos importan-
cada Licmpo de la infonci.1. Otras po5ic1oncs, en cambio, cons1- '' 1J pregunta ¿q uC: e~ un 111ño para los ps1c0Jm1listas? Su res-
dcn1 ron que el an;ilist.1 ha <le sosrene1 el .in.ilisis con el nifio del ¡>11cst;1 no resulta ban.11, puc' «dime qué es un nuio parn ti y te
mismo modo que lo hace con los adulws, sin diferenciar un fi- .l11c cómo lo analiza.~,.. Oado que el mno no hJhl.1 .11 analista,
nal de análí~is de ouo. 1Ju!to v neurótico, como un 'emc1antc, es notJblc que <-'Sl por-
La polénuca, ccntrJtl.1 en CSJ opm1óún, fue tomando nn- • ion ti~ C\U"Jña ajenid.ul no asimilable a lJ estructura propia del
pro<lucova la fcrtih1l.1<l del 1ema, lleg;1ndo pracncameme a <les· 1d11ho luya derivado en 1conas que hacen del n111o un ob1e1c1
pi.izar una pregum.1 fundamental p:1r;1 1.1 perspectiva de l psi é'pe'1al. lJchi.ln a l)UC 1cnc111os u11a vertl.1dcr.1 esuma por
rnan:ílisis: ¿qué es 1111 niño? .111ucllos ob¡ctos que se muestran aptos p;mt coincidir con
El interrog.inte no es novedoso y fue ahorcbdo por multiplcs 1111e,uos mhelos, tod.1 valu.1c1ón hu1nana esta nnpctltcl.1 de du·
campos del saber, las respuesta.• fueron dIVcrsas a lo largo Jel .ltr el tono subjecivo 1le 11uien la haya proclam;1tl11. Lo sc¡umo•
ucmpo. P2ra un adulto, un niño e!< el C(jU1'"3kntc de un; falta: o no, un nb¡eto CSp<'<"IJI es siempre especial par.a 1l¡,'11icn.
ningún niño Ueg;i al mundo si no le hace folt•l a algwen. Frcud ;\o '1cntpre t:onst·1cntcs de ello, múlnplcs e'pccíalidacles en
lo escribió con un '1¡tno igual en su <ene de equivalenc1.1s s11n· l"1co•in.1hs1s se han visto teruclas de c1cru suh¡eU\ 1daJ }'• de>clc
bólicas (Freud, 19 17). 'Jambién delinrno 1,1 importancia del niño ,.,,1 pcrspcctiva., han abierto hl puerta 3 una d:1s1fic:1c1<Ín imprc
en el narcisismo tic los padres, el niño e• ·his majes\')' thc baby>+ rn.1 Con ella <lc¡aron 1lcs~hb111adns los lnrntcs del uhjern ati-
ffreud, 1914). Pero no "'lo lo hizo eqmvalcr s1mbóbcamentc al nrnte .1 \U <..-ampo <le inct11nbcnc1a. A 1111 rnmlo de ver, un 1110-
oh¡cto que le falu a un adulto, ni a un ma¡csruoso ):Jrci"" •ldc- .1.. prudente de neutrJht.ir b tentación del (NCOJnalista a l.1
má< e\-pre«ñ que puc1le rell17;1r la presenc1.1 clcl objeto del fan- lwr~ 1lc relenr lo especial para él mismo en derrimento de lo
1>1'111•1 del adulto. Un nnio condensa p.1ra <¡lncn lo anhela una e\· "Tundano para sus prefcrcnc1as, sena npl1nl:lr como punto
pctraciva que requiere •·crse satisfech.1 y que invita al sujeto muy clr pJruda cuál es el ob¡cto de su chsciphn.1, el P'ico:inálisis, y
tcmpr.inamcnte a ocupar el lugar de nb¡eto colmame. No sello 11"h11ca r claramente los .ikances <le <1phcac1cm ele su pnkt1c:1.
respecto de aquello cruc de él se desea, si nn tJmbién de cu.111 ro FI psicoan.ílis1s de nii\us como espec1Jl1d.11I 1ntenró re5pnn
otor¡!'a satisfacción en el plano del g<)(;e y del amor de lo> padre<. 1lcr J un problema: los mño\ no eran abord.1hles poi" la \iJ hab1 -
1~1 incertidumbre en ese aempo preñado de dependencia <le 10> 111Jl clcstinada a '"" paoent<.., adultos. por e~ PJr•l lcr, pequeños
rnidados esendab de ocro, le dc1a al niño par.1 ,¡empre un pro- "º ncú una técni<:a especial. Pero su .1plicacic>n no cc>Ó 1le en-
fundo sabor ele c\tra>io. Un ser humdllO llega pues al mundo tc- "' ntlrJr ~111tomas v rcvcla1 tnadcc..'Uacmnes. h que el psicoan.ih-
pelo en el entrecrnzamiemo ele esos modos cxpCL'tantes del aclul- ,·" de mño~ como. cspec1.1lidaJ tomó por oli¡elU ele su di~c1plin.1
ln que en los hueco~ 1le 'u crama le dar.ín c.1bida como oh1cto del .11 múo, invtt<1nclo a una confusic\n. El ob¡cto 1ld psicoanalisis 110
1lt·,cn, del Jmor y ck·I goce. Freucl In t'Xpl1c1tó en su obra ·Pegan "'l
"' 1·l 11111ct, rampoco el .11lulcn l' ntonces, ¿cu;íl
1 El N1~0 E.N A.NA.LIS~

Algunos problemas, como nos enstf\,1 IJ matemática, no ha- EL OBJETO DEL rslCOANÁUSIS: EL SUJETO
llan solución porque fol lan en e l planteo inicial, momcnm fon-
damental para arnbar a una feliz conclusi1\n. Cla.sificar por cila l'nrm.1111.Jtlu por Lac;111 en disantos momen1os de su enseñan-
des a los pacien1es )' Jplicarles una técnica según este cmcrm '·'· d su¡eto fue extrl,t.1do diferencialmcmc del terreno de la
no resol>ió el problem•. La clasificanón por especialidades res· 1onc1cncia y wnbi¿n ap~rtJdo del r.JCJOnll"mo can:estano }'
ponde a la lógica ele la colección; en caml110, las especificitf,1 Jc~ ,Jd campo }·oico SuJclo del lenguaje, en pruncra mstancia, en
se de1an gurnr por la lógica de conjunros. Para esC1bleccr una l.1 mcJ1dJ en que su 'cr es un ser tocado por el lenguaje.
distinción enrre un psicoanálisis de adultos y otro de niños que A ese sujeto, Lac:1n lo nombró con un neologismo: pndetrt,
111duya por supuesto especificidades chn11::1s, parece preferible 1.rnuno lJUe resulta Lle un ;1pócope enu·c los verbos franceses
definu· con seriedad l'Uál es el objeto del psicoanálisis, dl•scc •·¡1,1110», hablar, y «rtrc.. , ser. Paditrt nombrJ en su expresión
chando una colecc1r"m que en su afán de especializar-e podria 1111~ma aquello que Jd ser se pierde en el cncuc111ro con la pa-
tn\'1C1r a una cucnt;1 incorrecta e infinita. 51 del.muramos el ob- labra.
jeto del psicoan;ilísis afirmando t¡uc este no es el niño n ¡ el ·1:.1 encuentro impl1<·.irj, p>rd el >ivicnlc, consecuencias, de
~dl'.lto sino e l su~eto, su definición frena la imprecisión a la c¡uc • uyas v.1n.1ntcs depended la existencia . Ju¡;.1d.1 entre pérd1d.1s
llWltan las espec1ah<hidcs por cliferemcs cthulcs. J\le parece m~s 1 f(.tnrnuas, la part1d.1 pJra el ser humano sera cucsuón de v1-

ng-uros~ ada'."1r cuál ,., nuestro ohjero c ircunscribiendo c'pe- .IJ u muerte. La vida cid sujcw se juega en la existencia y bien
t1ficas disancionc' temporales a las que luego haré referencia y ,Jhc1nos que no es lo m"mo vi1~r que exisur
a parttr de las cuale' se han de apre~ür los alcances} limites de
su abordaje.
El ob¡eto del ps1coanál1SJs no es el ro, ni la conducta, ni Ja
personalidad, ni los lrastnmos clas1ficallos por el DS!'v1 lV. FI LA EXISlENCIA DEL SUJETO
objeto del psicoanálisis es el su¡eto. Por consiguicmc, prefiero ENTRf N'RDIDAS Y GANANCIAS
'ubra)'Jr que el p.riro11111ilms otínuü 11l 1111ín prro "puma 11/ mjeru.
Apu111a al sujeto, que no es infantil, ni adolescente, 111 adulto. l.~ primera gnm perdida que espera a la criatur;t humana al na-
El sujeto al que me refiero, sujem de la estrucrura, no tiene «cr es una pérclida de go1:c. Su realización no es menor, pues tic
e11Jd pero sí tiempos. Al considerJr los ocmpos del ,ujcto, dl.1 depende que se nar.ca. Aunque parcicJ incre1ble, es posible
enhebrados a la edad c·ronoló¡.rica, descomprimimos la dasifi- ""' sin nacer. Freud cm:unscribió esa pérdida de goce a la
cat·1ón crndicional en niños, adolescentes y adultos, susccnlad:i pmh1b1t"1ón del inccsro y afirmó que ca l proscripción era con-
en tér111 inus frecuentemente confusos. Ella ha mostrado su in •huon para entrar en la cultura y en el proceso de humaniza-
suficiencia en los servicios hospHJlarios t"nando se inrentó • 11111 ;\valada también en J,1 comprobación de anu-opólogos }
~grupar a los rujctos por equipos, y se reveló sinrom;ilfo1 al uiros c1cntíficos, en la oper~ov1dad de esca tnterd1cc1ón se sos
crear especialistas por edades. ll<ncn los fundamtncos que regulan el acceso J los demás gci-
U.na vez d~lim1tado nuesrro oh¡cto, debemos definir qué es Ce5 humanos.
el füJeto y cuales son MIS tiempos. L~ mtroJucción de la proh1b1ción del incesto que realiza
11110 ser humano, se ex1ic11dc legislando, dcrcr111111a ndo reglas y
1l''l1 1t·c1ones en el vasto rcrritono de las ll~madas funciones bá

' " ·h 1kl organismo Por la cnrrada en el umverso simbólico

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