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DEMOCRATIZAR LA CULTURA, UNA MISIÓN DEL ESTADO MUNICIPAL

Todos los seres humanos tenemos deberes y derechos en igualdad de condiciones:


derecho a una vivienda, derecho a alimentarnos diariamente y, en términos generales,
derecho de llevar una vida digna.

Dentro de ese abanico de derechos se encuentra también el de la educación y la


posibilidad de acceder a los activos culturales de la sociedad en la que vivimos. En este
sentido, para que el Estado municipal pueda seguir profundizando el enorme trabajo
cultural que viene llevando a cabo, es necesario tener en cuenta dos conceptos claves:
la democratización de la cultura y la democracia cultural.

LA DEMOCRACIA CULTURAL: UN PASO PREVIO Y SIMBIÓTICO

 La democracia cultural se refiere a la idea de que los hombres y mujeres son entes
culturales que se deben formar de manera libre y autónoma, motivados por sus intereses
particulares respecto a los temas culturales que hay en su interior.

 La democracia cultural busca dejar que sea el propio individuo quien participe de la
vida cultural sin limitaciones impuestas.

 Son los propios individuos quienes se motivan a conocer determinados aspectos


culturales, sin la necesidad de una dirección externa.

 La tarea del Estado municipal para con la democracia cultural de las y los vecinos de
la Ciudad es atender a las distintas necesidades culturales de las y los vecinos. El Estado
municipal debe apoyar las más finas bellas artes de galería, como también debe
apoyar y promover las murgas barriales.

 En este sentido, los incentivos para hacer que la población participe en actividades
culturales pueden ser vistos como una forma de sesgo que discrimina ciertas expresiones
culturales para dar voz a otras…

 Por lo que el Estado debe apostar a la cultura en todas sus expresiones, siempre y
cuando ésta no signifique un atentado contra los derechos de ningún grupo social, sino
más bien promoviendo un ambiente cultural basado en la paz, la solidaridad, la
fraternidad, pero fundamentalmente en la difusión de la cultura como un instrumento
de libertad.

 En conclusión, es el Estado municipal quien debe bregar, como paso previo a la


democratización cultural, que sea el propio sujeto quien decida libremente la forma de
expresar y disfrutar de las diferentes formas que puede tomar la cultura.
LA DEMOCRATIZACIÓN CULTURAL: EL FIN PRIMERO DEL ESTADO

 Desde el Estado municipal, debemos entender a la democratización de la cultura como


esa acción de multiplicar las oportunidades de acceso por parte de las mayorías a su
disfrute, procurando una vida cultural más equilibrada.

 La ecuación es simple –con determinados matices, claro–: cuanto mayor sea la difusión
cultural desde el punto de vista del apoyo institucional, mayor será también la incursión
de la población en las actividades culturales nacidas de la sensibilidad intelectual.

 La democratización cultural es percibida por algunos como una forma de marginación


de las mayorías populares, que persigue intereses particulares (los de una determinada
élite cultural).

 En este sentido, las personas pasan de ser parte activa y participativa de la cultura por
medios propios, a ser una especie de espectadores, los cuales únicamente participaran
de las actividades culturales “elitistas” que el sistema les ofrece mediante la publicidad
que implementa para algunos de estos movimientos.

 Aquí es donde el Estado municipal tiene que mediar entre las distintas expresiones
culturales, propias de una Ciudad cada vez más grande, cada vez más cosmopolita y
cada vez más diversa.

 Desde el Estado municipal tenemos la responsabilidad de democratizar la cultura,


asegurar las condiciones para su libre creación y expresión. La política cultural
emprendida por el Estado debe partir del ejercicio de las libertades de expresión y de
pensamiento; de generar y proteger las condiciones para que la cultura llegue a todos
los tucumanos.

 Desde el Municipio consideramos que la cultura toma de las distintas comunidades sus
características particulares y en ello radica su universalidad; una universalidad que cree
en la enseñanza y en la cultura como fuerzas motrices de la permeabilidad social que
se manifiesta en la política como resultado de la “democracia educativa y cultural que
permita un orden social dinámico”

 Para ello, es necesario lograr un programa que se traduzca en armonía e integración y


que pueda llegar a niños y jóvenes a través de talleres para la cultura. Al mismo tiempo
tiene que desarrollarse una agenda digital cultural, lograr un mayor vínculo en el tema
educación-cultura, donde los contenidos culturales ayuden a ampliar los horizontes de
las disciplinas de los educandos tucumanos.

 El Estado municipal debe entender –y, en definitiva, promover– que la participación


activa únicamente puede darse cuando existe una democracia cultural, donde el
sujeto es el único responsable de sus elecciones. Y es a partir de allí donde el Estado
promoverá como una inversión a corto, mediano y largo plazo las diferentes formas que
la cultura tomó, toma y puede tomar en nuestra Ciudad.

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