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Este volumen corresponde a la Serie Temas de Actualidad, Nro. 26
Coordinación del Curso de Justicia Hídrica: Ludwing Bernal Yábar y Juan Víctor Béjar Saya
Primera edición
150 ejemplares
Cusco, abril de 2021
*Prohibida la reproducción total o parcial de las características gráficas y textos de este documento, sin autorización escrita de los editores.
**El Centro Bartolomé de Las Casas no se responsabiliza por el contenido de los artículos firmados en este libro.
ÍNDICE
Carlos Herz Sáenz
Presentación 9
Alicia Guzmán León
Introducción 11
ARTÍCULOS Y EDITORIALES
Eduardo Gudynas
Justicia Hídrica: Explorando las variedades de Justicia y los Derechos de la Naturaleza 37
Einer Narvaez López
La alquimia de los Unu Kamani en Antabamba, Perú 58
Gissela Guilcamaigua
Las guardianas de la microcuenca del río Illuchi 60
Rutgerd Boelens
Una Introducción a la Justicia Hídrica 63
Gladys Susana Guitarra De la Cruz
Una mirada a los ojos de cotacachi, Ecuador 82
Ramzi Tubbeh Sierralta
Autoridad y gobernanza del agua en la cuenca del río Colca 84
Leticia Saldi
Reconociendo paisajes hídricos en entornos significativos.
Preguntas, conceptos y abordajes metodológicos 89
Jordán Jofré Lique
Hasta la última gota de litio en Atacama 106
Soledad Fernández Bouzo
Amazonas del Riachuelo 108
Rigel Rocha López
Formas de legitimación de Derechos Colectivos de Agua en el Sur Global 113
María Elena Matías Arcos
De guerreros y autogobiernos del agua en México 131
Andrés E. Arciniegas Fárez
A cincuenta años del Premio Nobel de Norman Borlaug 133
Edgar Isch L.
Justicia hídrica y ecología política: una relación académica y militante 137
Mario Rigoberto Porras Ortiz
Los pinos que drenaron el futuro de Salamag Chico 158
Anyi Viviana Castelblanco Montañez
Están pelando el cobre en Jericó 160
Raphael Hoetmer
La justicia hídrica desde los movimientos sociales: Miradas sobre territorio,
conflicto y alternativas 163
Melina Ayelén Tobías
La lenta matanza del río en Buenos Aires 182
Doménica Villena Delgado
Los valores ignorados del Agua 184
Soledad Fernández Bouzo
Los ecofeminismos territoriales frente a las injusticias hídricas:
un horizonte de imaginaciones socio-ecológicas en América Latina (Abya Yala) 187
Miguel Ángel Choqque Conde
Taucca, una fuerza en tiempos de cambio climático 206
Denisse Roca-Servat
La investigación-acción-participativa y las (in)justicias hídricas:
una propuesta desde la ecología política de las aguas latinoamericanas 211
Nadia Romero Salgado
El útero del mar en Ecuador 240
Leontien Cremers, Nynke Post Uiterweer y Mourik Bueno de Mesquita
La enseñanza de investigación-acción en un contexto hídrico: una experiencia andina 243
Claudio Adão Dourado de Oliveira
Las injusticias del agua en la cuenca del río Paraguaçu 270
ESTUDIOS DE CASO
Andrés Estrada Zúñiga, Juan Víctor Béjar Saya
Estudio de Caso 1: Las aguas de la laguna de Piuray “Acumulación,
conflicto y estrategias de recuperación” 277
Estudio de Caso 2: Conflicto en torno al proyecto de aprovechamiento
hidroenergético de la sub cuenca Salcca Pucara 293
Estudio de Caso 3: Los Recursos Hídricos en la Sub Cuenca Hatunmayu: Gestión,
poder y conflictos por agua 319
187
LOS ECOFEMINISMOS
TERRITORIALES FRENTE
A LAS INJUSTICIAS HÍDRICAS:
UN HORIZONTE DE IMAGINACIONES
SOCIO-ECOLÓGICAS EN AMÉRICA LATINA
(ABYA YALA)
INTRODUCCIÓN
mente sobre las mujeres, en la medida en que el trabajo reproductivo que llevan
adelante se encuentra aún más recargado y precarizado.
En el presente artículo propongo una revisión de las distintas perspectivas con-
ceptuales y categorías que actualmente problematizan las cuestiones de género en
vínculo con el territorio, las injusticias hídricas, la degradación ambiental urbana y los
procesos extractivistas de la región latinoamericana. La presentación de algunas co-
rrientes de pensamiento y la recuperación de algunas experiencias concretas puede
funcionar como puntapié para avanzar en una agenda de investigación-acción parti-
cipativa que tenga por finalidad comprender la emergencia de los ecofeminismos de
base territorial en América Latina e intervenir reflexivamente sobre dichos procesos.
Para alcanzar el objetivo, primero repasaré algunos de los antecedentes
históricos que echan luz sobre la dimensión de género en las acciones colectivas
en la región.2 Luego, revisaré distintos conceptos provenientes de las corrientes
de pensamiento ecofeministas, la sociología y antropología feministas, la geo-
grafía crítica y la ecología política feminista. Dado que toda producción de co-
nocimiento es situada (Haraway 1991), ese camino de revisión abundará en re-
ferencias a algunas de las más importantes experiencias (praxis) del feminismo
popular en luchas eco-territoriales que se están librando en distintos países de la
región. Finalmente, sostendré que las luchas socio-ambientales que emergen de
diversos contextos territoriales (rurales, urbanos) donde las mujeres y los cuerpos
feminizados son protagonistas (ecofeminismos territoriales), pueden compren-
derse como experiencias concretas de lo que llamo imaginaciones socio-ecológicas
contemporáneas. Ello es porque son experimentaciones colectivas plurales que
conectan procesos biográficos, históricos y ecológicos necesarios para la sosteni-
bilidad de la vida (Pérez Orozco 2014), al tiempo que ponen de relieve las interde-
pendencias y ecodependencias (Herrero 2013).
Como dijo la socióloga chilena Julieta Kirkwood, “el saber feminista se pare-
ce a un bricolage porque no existe un modelo alternativo y eternamente válido
2 Pido disculpas de antemano si las experiencias que mencionaré refieren en gran medida
a la historia de los feminismos populares de Argentina. Es solamente un recorte posible
que propongo para comenzar a pensar los ecofeminismos territoriales de América Latina,
a partir del conocimiento más profundo que poseo personalmente del país donde resido.
Aprovecho para agradecer especialmente a todas y todos mis queridos compañeros,
docentes y coordinadores del Curso Justicia Hídrica 2019, homenaje a Mourik Bueno de
Mesquita. Los diálogos profundos y las experiencias de vida que hemos intercambiado
gracias al curso, resonaron en mí a lo largo de todo el manuscrito. Una conclusión a la
que hemos arribado (entre muchas otras) es que no alcanzaremos la justicia hídrica si
no es mediante la lucha por la equidad de género en todos los procesos que involucran
la reproducción de la vida en los territorios. Claro que estas reflexiones no hubieran
sido posibles sin la iniciativa de los pioneros de la Alianza Justicia Hídrica. Nuevamente,
gracias.
LOS ECOFEMINISMOS TERRITORIALES FRENTE A LAS INJUSTICIAS HÍDRICAS - SOLEDAD FERNÁNDEZ
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para cuestionar el paradigma del saber patriarcal con que se nos ha vestido y en-
galanado” (Kirkwood 1985: 9). Hacia ese bricolage vamos.
5 Por esos años, Argentina vivía una de las mayores crisis sociales, políticas y económicas.
Los trabajadores desocupados de las zonas urbanas se movilizaban periódicamente
cortando el puente Pueyrredón (el puente que une la Capital Federal con el sur del
conurbano bonaerense). Allí cerca, el 26 de junio de 2002, un grupo de policías asesinaron
a los militantes populares Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, hecho que provocó una
sensación de malestar social y rebelión aún mayor.
JUSTICIA HÍDRICA: UNA MIRADA DESDE AMÉRICA LATINA
192
En este marco, los estudios analizan la manera en que los conflictos territo-
riales en América Latina están atravesando un proceso de ambientalización que
pone de relieve las lógicas ecológico-distributivas y geopolíticas de la región
(Alonso y Costa 2002; Leite Lopes 2006; Svampa y Viale 2014). Según Svampa
(2015), se trata de un fenómeno que concretamente se expresa en la emergencia
de diferentes luchas sociales eco-territoriales (rurales, urbanas, indígenas y/o de
carácter multiétnico) orientadas contra sectores privados —sobre todo corpo-
raciones transnacionales— así como contra el estado en sus diferentes escalas
y niveles. Y donde buena parte de la dinámica de los conflictos pasa por el hecho
de que las mismas luchas tienden a ampliar su plataforma política y discursiva, y
a incorporar otros temas como el cuestionamiento a los modelos de desarrollo y
las visiones instrumentales y antropocéntricas de la naturaleza.
Las profundas transformaciones productivas, ambientales, económicas, so-
cioculturales ocurridas en las áreas urbanas y rurales de las últimas décadas, im-
plicaron alteraciones a la salud de las poblaciones en toda la región. Las mismas
dieron lugar a controversias sobre los modos de uso, apropiación y distribución
del ambiente, que han derivado en nuevos saberes prácticos y comunitarios vin-
culados a las demandas por una mayor calidad de vida y mayores niveles de re-
conocimiento. La dinámica que estos procesos adoptaron en cada caso particular,
puede comprenderse a partir de la trayectoria histórica de diversas experiencias
de acción colectiva lideradas por grupos de mujeres, como parte de las estrate-
gias de resistencia existentes en los territorios. En cada una de las experiencias,
se distinguen capacidades diferenciales para movilizar recursos, generar alianzas
estratégicas y conformar redes a distintas escalas.
Muchas de esas resistencias son comprendidas en la literatura en el marco
de los estudios que refieren a los feminismos populares. Siguiendo a Claudia Korol
(2016), la noción de “lo popular” en relación a los feminismos funciona más bien
como una categoría polisémica que apunta a comprender una pluralidad de lu-
chas feministas que involucran situaciones de subalternización diferentes (que
pueden incluir a los sectores campesinos e indígenas, sectores urbanos precari-
zados y/o racializados). Lo interesante a destacar aquí es que se trata de luchas
en las que los sujetos (sujetas/ sujetxs/ sujetes6) muestran de manera explícita
una cualidad colectiva para desplegar lo que llamamos “imaginación sociológi-
6 Aquí decidí referirme a “sujetxs” y “sujetes”, dado que durante el año 2019 en Argentina
hubo un fuerte debate público en torno a lo que se conoce como “lenguaje inclusivo”.
Para profundizar en dicho debate desde un enfoque crítico, recomiendo la lectura del
siguiente artículo de la lingüista Mara Glozman: https://revistazigurat.com.ar/lenguaje-
y-movimiento-feminista-critica-del-idealismo-linguistico/
JUSTICIA HÍDRICA: UNA MIRADA DESDE AMÉRICA LATINA
194
ca”7. Esto quiere decir que las personas involucradas en esas luchas tienen la ca-
pacidad mancomunada de trascender sus propias trayectorias biográficas para
ubicarlas en relación a entramados colectivos e históricos más amplios, capaces
de cuestionar diferentes tipos de injusticias que se ejercen desde distintas esferas
de poder en nuestras sociedades. A partir de esa capacidad para realizar “recapi-
tulaciones lúcidas” (Wright Mills 1959) de lo que ocurre en el mundo en relación
a lo que está ocurriendo en ellas mismas, es que las personas comprometidas en
procesos de transformación social plantean una serie de reivindicaciones y accio-
nes para construir alternativas de vida.
En esa línea, las reflexiones que los feminismos populares han hecho sobre
sus propias experiencias durante las últimas décadas han incorporado una mi-
rada cada vez más holística e integral que pone de relieve las prácticas de cuida-
do necesarias para la reproducción de la vida; la importancia de las relaciones
de proximidad, la centralidad de los afectos, los sentidos y las emociones como
parte de la gestión de lo cotidiano. En otras palabras, lo que están haciendo los
feminismos populares actualmente es politizar la esfera de la reproducción de la
vida desde una dimensión material posthumana (Colectiva Materia 2020). Esta
dimensión contempla la integralidad de los procesos ecológicos y enlaza víncu-
los ontológicos entre seres humanos, animales no humanos, ríos, cerros, plantas,
invocados como entidades sensibles (de la Cadena 2020). En ese camino, asumen
que el sistema capitalista heteropatriarcal y colonial ejerce dominación y disci-
plinamiento sobre las mujeres y los cuerpos feminizados, en continuidad con los
territorios y la naturaleza. Los feminismos populares revalorizan distintos tipos
de saberes transmitidos de generación tras generación como parte de las expe-
riencias de la vida cotidiana, producen conocimientos con perspectivas emanci-
patorias y contribuyen a la creación de subjetividades autónomas.
En otras palabras, los feminismos populares están desplegando y articulan-
do cada vez más sus imaginaciones socio-ecológicas (Fernández Bouzo 2020). Con
esta noción me refiero a la capacidad que poseen ciertas experimentaciones
sociales para crear horizontes democráticos de justicia ecosocial, donde las tra-
yectorias biográficas (aquí las llamo ecobiografías) de las personas que se encuen-
tran involucradas en esas mismas experiencias juegan un rol preponderante, en
tanto ponen a disposición recursos imaginativos diversos (conceptos, prácticas,
imágenes), provenientes de la vida cotidiana, de las ciencias, las artes, la política,
los territorios. Desde una mirada crítica centrada en las geometrías del poder8
(Massey 1999) del capitalismo contemporáneo, considero que la idea imagina-
ción socio-ecológica puede ser una herramienta con valor heurístico para profun-
dizar en la manera en que los feminismos populares están pensando en la actua-
lidad la relación entre las trayectorias biográficas, los fenómenos socio-históricos
y los procesos ecológicos. Dicho de otro modo, con la noción de imaginaciones
socio-ecológicas podemos revitalizar una herramienta potente del pensamien-
to sociológico para analizar la pluralidad de experimentaciones sociales que se
manifiestan en diferentes esferas de la vida social, y que muestran la capacidad
de producir conocimientos situados e imaginar crítica y creativamente (nuevos)
mundos deseables. Allí radica su sentido profundamente político y emancipato-
rio, en tanto se propone como categoría activa para recuperar ensayos sociales
que cuestionan las geometrías de poder capitalistas que amenazan la reproduc-
ción de las vidas en diferentes escalas y territorios.
Encontramos imaginaciones socio-ecológicas como experiencias del pasado
que han sabido producir imágenes de futuro, pero también ensayos más recien-
tes que de alguna forma se vienen adelantando a este presente-futuro incierto.
Entre las experiencias del pasado, destacan particularmente las imaginaciones
comunitarias de ciertas praxis ecofeministas en los territorios del llamado Sur
Global. Uno de los ejemplos paradigmáticos es el movimiento chipko de la India,
surgido en 1970 y organizado contra la tala indiscriminada de bosques nativos.
Este movimiento estuvo protagonizado por mujeres (entre ellas la reconocida
física ecofeminista Vandana Shiva) que se abrazaron a los árboles para impedir
su tala. La imagen de las campesinas hindúes rodeando a los árboles de fresno,
considerados sagrados en la colina de Uttar Pradesh, es representativa del lazo
afectivo posthumano establecido con la tierra (cuerpo-tierra).
En nuestras latitudes, podemos identificar una pluralidad de experiencias de
imaginación socio-ecológica similares. Astrid Ulloa sostiene que América Latina
es testigo de una multiplicidad de feminismos territoriales que surgen en respuesta
a los “escenarios de precariedad de la vida y despojo de los territorios” (2016, 124),
y que se definen como aquellas “luchas territoriales-ambientales lideradas por
mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas, centradas en la defensa del
cuidado del territorio, el cuerpo y la naturaleza, y en la crítica a los procesos de de-
sarrollo y los extractivismos” (Ulloa 2016,133). Para la autora, se trata de feminis-
mos cuyos antecedentes los encontramos en las dinámicas de los movimientos
de mujeres indígenas y afrodescendientes (feminismos autónomos o comunitarios),
nifiestan con crudeza la división sexual del espacio a partir de una configuración
territorial que es marcadamente androcéntrica (Valdivia 2018). En ese sentido,
la división sexual del espacio no es otra cosa que el correlato espacial de las des-
igualdades ocasionadas por la división sexual entre trabajo productivo y repro-
ductivo. Según Blanca Valdivia, la naturalización del trabajo reproductivo y de
cuidados provocó que los espacios urbanos se hayan pensado desde las necesida-
des de la esfera productiva y que no se haya tenido en cuenta en el diseño de los
espacios la satisfacción de las necesidades vinculadas con la esfera reproductiva
(Valdivia 2018). Según la autora, la ciudad no se ha pensado como el soporte para
poder desarrollar las actividades de cuidados, ya que desde la Revolución Indus-
trial se ha considerado que las actividades de cuidados se llevaran a cabo exclusi-
vamente en el espacio doméstico y sobre las espaldas de las mujeres. Esto funcio-
na así, a tal punto que las tareas domésticas que no pueden realizar las mujeres
de capas medias/medias altas insertas en sectores formales de la economía, en
los hechos, son sostenidas por mujeres de los sectores populares devenidas en
empleadas domésticas. Ellas suelen ser en muchos casos mujeres migrantes que
ya vienen de ser despojadas de sus tierras natales por la precarización de sus vi-
das, y quienes, además, habitan las zonas urbanas intersticiales de menor valor
en el mercado, con mayor riesgo socio-sanitario y ambiental.
En relación a ello, lo que sucede en las dinámicas metropolitanas latinoame-
ricanas es que los desechos de la esfera productiva —zonas intersticiales donde
se vuelcan los efluentes tóxicos llamados “pasivos ambientales”—, coinciden no
casualmente con los espacios de reproducción de la vida de los sectores popula-
res. Esto implica que dichos espacios en las grandes ciudades se convierten en
territorios con una limitadísima capacidad vital, cuyos costos pagan las mujeres
con la sobrecarga de trabajo que recae sobre sus espaldas. Esto es así, porque las
externalidades negativas de las actividades económicas de alto impacto que ge-
neran daños en la salud, se traducen en la rápida activación de los feminismos
populares (ecofeminismos territoriales) para lograr la supervivencia.
En este punto, es importante señalar que la sobrecarga que experimentan
los ecofeminismos territoriales se da tanto al interior de sus hogares como en sus
trabajos fuera del hogar (Fernández Bouzo, 2020). Las mujeres se desempeñan
como cuidadoras incluso en sus ámbitos de trabajo, como consecuencia de un
proceso histórico de reproducción de la división sexual de las tareas en el merca-
do laboral. Su presencia está garantizada en mayor medida en ocupaciones vin-
culadas con los servicios domésticos, los servicios dedicados a la salud y la edu-
cación (enfermeras, terapeutas, trabajadoras sociales, docentes, auxiliares, etc.).
Ese es el motivo por el cual ese tipo de empleos suelen estar altamente feminiza-
dos, desjerarquizados y precarizados.
LOS ECOFEMINISMOS TERRITORIALES FRENTE A LAS INJUSTICIAS HÍDRICAS - SOLEDAD FERNÁNDEZ
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El eco de Berta hoy se encuentra en las voces de todas las mujeres que han
decidido correr sus cuerpos del confinamiento patriarcal, para romper con la divi-
sión sexual del espacio y tejer vínculos de sororidad posthumana (en sus viviendas
precarias de la ciudad, en las plazas de los pueblos, en cada finca agroecológica,
en cada una de las instituciones que transitan). En definitiva, las imaginaciones
socio-ecológicas que están desplegando los múltiples feminismos populares y
ecofeminismos territoriales de América Latina (Abya Yala), constituyen casi la
única propuesta con horizontes emancipatorios y democráticos para enfrentar a
la crisis sanitaria y ecosocial que estamos enfrentando mundialmente.
REFLEXIONES FINALES
Hasta aquí vimos algunos antecedentes que nos ayudan a pensar la cuestión de
género en relación a los extractivismos, la degradación ambiental urbana y las
injusticias hídricas en América Latina. Las imaginaciones socio-ecológicas de los
feminismos populares que se reconocen en Abya Yala, nos muestran que como
seres ecodependientes y no sólo interdependientes. Se trata de teorías y praxis
que echan luz sobre el amplio espectro de elementos de poder que vinculan el
agua, los cuerpos, los territorios y los trabajos reproductivos en las sociedades ca-
pitalistas actuales.
Lo que sucede con las cuestiones elementales para la reproducción de la vida
humana y no humana, es que se ven amenazadas constantemente por la distribu-
ción injusta del agua, la tierra y la biosfera, producto de una sucesión de violencias
que explican la acumulación capitalista y los niveles de desigualdad y concentra-
ción de la riqueza sin precedentes. Basta con sólo advertir la paradoja que vivimos
en la actualidad en relación a los trabajos reproductivos. Si bien históricamente
son trabajos desvalorizados y precarizados tuvo que llegar una pandemia para que
sean considerados “esenciales”; es decir, actividades sin las cuales no existen condi-
ciones para la sostenibilidad de la vida cotidiana y la reproducción social. En este
contexto crítico, marcado por la pandemia de la enfermedad COVID-19, el trabajo
reproductivo que llevan adelante las mujeres y los cuerpos feminizados se encuen-
tra aún más recargado y precarizado, y en el corto plazo no parecen vislumbrarse
respuestas contundentes de parte de las políticas públicas. Al cierre del presente
artículo, son muchas las actividades virtuales en las que venimos conversando so-
bre esta realidad acuciante que no cesa de interpelarnos. Es necesario continuar
preguntándonos por los caminos y las estrategias que apunten a socializar la ética
de cuidado de las aguas-cuerpos-territorios en cada rincón del planeta.
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