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Tributaria
Un aspecto medular para que dicho acto emitido por la Administración Tributaria surta
efecto frente al contribuyente, consiste en que debe ser notificado de manera cierta y
cumpliendo con los requisitos y formalidades para su validez. Así, existe el riesgo que el
administrado pueda invocar la nulidad de todo un procedimiento tributario, en caso alegue
que la notificación de la deuda tributaria fue realizada de manera inválida o simplemente no
se cumplió con la obligación de notificar al contribuyente; vulnerando de esta manera su
legítimo derecho a la defensa y por consiguiente no se ha respetado la regla del debido
procedimiento[1].
A.- Notificación por correo certificado o por mensajero.- Esta forma de notificación es la
más usada en los procedimientos tributarios, para lo cual la Administración Tributaria
contrata los servicios de una empresa de mensajería, quien se encarga de realizar este tipo
de notificaciones durante el periodo de vigencia del contrato. Cabe precisar que para su
validez se requiere contar con acuse de recibo o con certificación de la negativa a la recepción
efectuada por el encargado de la diligencia.
El Código Tributario menciona que el acuse de recibo deberá contener, como mínimo:
(ii) Número de RUC del deudor tributario o número del documento de identificación que
corresponda.
La reciente modificatoria del Código Tributario[3] señala que “(…) tratándose del correo
electrónico u otro medio electrónico aprobado por la SUNAT u otras Administraciones
Tributarias o el Tribunal Fiscal que permita la transmisión o puesta a disposición de un
mensaje de datos o documento, la notificación se considerará efectuada el día hábil siguiente
a la fecha del depósito del mensaje de datos o documento”. Esta norma se convierte en una
garantía a favor del contribuyente respecto a la fecha cierta para el inicio del cómputo de los
plazos fijados para cualquier requerimiento que le formule la Administración Tributaria.
Esta forma de notificación resulta ventajosa para la Administración Tributaria, debido a que
no genera mayor costo desde el punto de vista administrativo, en la medida que es el propio
contribuyente quien acude a sus oficinas para averiguar o buscar alguna orientación que le
permita cumplir con sus obligaciones.
G.- Mediante cedulón.- Esta forma de notificación se utiliza cuando en el domicilio fiscal no
hubiera persona capaz alguna o estuviera cerrado. Para tal efecto, los documentos a
notificarse se dejan en sobre cerrado, bajo la puerta, en el domicilio fiscal. El acuse de la
notificación por Cedulón debe contener, como mínimo:
(ii) Número de RUC del deudor tributario o número del documento de identificación que
corresponda.
En caso que en el domicilio fiscal no se pudiera fijar el Cedulón ni dejar los documentos
materia de la notificación, la SUNAT se encuentra facultada para notificar mediante
cualquiera de las modalidades previstas cuando se trata del contribuyente que tenga la
condición de no hallado o no habido, o cuando el domicilio del representante de un no
domiciliado fuera desconocido.
Bajo este supuesto, tenemos entonces que los defectos de forma que se pudieran haber
cometido en la notificación, se convalidan cuando el contribuyente realiza cualquier acto o
gestión que demuestre el conocimiento de la deuda. Así, tenemos, por ejemplo, cuando
invoca la prescripción de la deuda tributaria o pretende acogerse a un fraccionamiento
tributario.
I.- Reglas excepcionales para notificar.- Los contribuyentes tienen el derecho a fijar un
domicilio fiscal al momento de inscribirse ante la Administración Tributaria y otro domicilio
procesal cuando se apersonen en cualquiera de los procedimientos tributarios, debiendo ser
fijado este último domicilio dentro del radio urbano.[5]
También existe la posibilidad que el deudor hubiera optado por señalar un domicilio
procesal electrónico, pero el acto administrativo no corresponde ser notificado por medio
de sistemas de comunicación electrónicos, en cuyo caso la notificación se realiza utilizando
la forma que corresponda a dicho acto de acuerdo a lo previsto en el artículo 104° del Código
Tributario.
En esa misma línea de pensamiento, se ha previsto que en caso el deudor tributario hubiera
optado por fijar un domicilio procesal físico y la forma de notificación por mensajería o
correo certificado no pueda ser realizada por encontrarse cerrado, hubiera negativa a la
recepción, o no existiera persona capaz para la recepción de los documentos, se fijará en el
domicilio procesal físico una constancia de la visita efectuada y se procederá a notificar en el
domicilio fiscal.
Asimismo, el Código Tributario señala que, si el contribuyente hubiera fijado un domicilio
procesal y no pueda ser realizada la notificación por correo certificado o por mensajero
debido a que se encuentra cerrado, hubiera negativa a la recepción, o no existiera persona
capaz para la recepción de los documentos, se fijará en el domicilio procesal una constancia
de la visita efectuada y se procederá a notificar en el domicilio fiscal.
J.- Efectos de las notificaciones.- Las notificaciones surten efectos desde el día hábil
siguiente al de su recepción, entrega o depósito, según sea el caso[6]
Cabe precisar que las notificaciones por publicación[7] surten efectos a partir del día hábil
siguiente al de la publicación en el Diario Oficial, en el diario de la localidad encargado de los
avisos judiciales o en uno de mayor circulación de dicha localidad, aun cuando la entrega del
documento en el que conste el acto administrativo notificado que hubiera sido materia de
publicación se produzca con posterioridad.
Las notificaciones mediante publicación en la página web, así como la notificación mediante
correo certificado o mensajero[8], surten efecto desde el día hábil siguiente al de la última
publicación, aun cuando la entrega del documento en que conste el acto administrativo
notificado se produzca con posterioridad.
Las notificaciones por publicación en la página web surten efectos a partir del día hábil
siguiente a su incorporación en dicha página, tratándose de actos administrativos que
afecten a una generalidad de deudores tributarios de una localidad o zona.[9]
K.- A manera de conclusión.- Como hemos podido apreciar, las distintas formas de
notificación que contempla el Código Tributario, tienen sus propias formalidades legales que
deben cumplirse de manera estricta para su validez, en la medida que se trata de actos
administrativos que emite la Administración Tributaria y deben surtir sus efectos en una
fecha cierta.
Recuerdo aquella época en que fui Ejecutor Coactivo, donde mi mayor acuciosidad surgía
cuando me entregaban una deuda para ejercer las acciones de cobranza; apenas recibida la
documentación, verificaba en primer lugar el acuse de recibo o la constancia de notificación
de la deuda para verificar su exigibilidad. Más de una vez, devolvía todo el expediente
debidamente foliado al área de recaudación o fiscalización para que notificaran válidamente
al deudor, como requisito previo para iniciar las acciones de cobranza coercitiva. Era una
época llena de papeles y escritos por doquier, que iban engrosando el expediente coactivo
con cada acción de cobranza.
Hoy todo ha cambiado y evolucionado favorablemente. Por eso, contemplo con mucho
entusiasmo que estamos cercanos a la era del Gobierno Electrónico en las Administraciones
Tributarias, de allí la necesidad de regular las notificaciones electrónicas y el expediente
electrónico al que hace alusión la Ley del Procedimiento Administrativo General.[10]