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¡Es la inmigración,
estúpidos!
Los sueldos de la gente normal dependen de la oferta y de la demanda; de la oferta, de la demanda y de nada más que de la oferta y
la demanda.
C
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una cosa muy curiosa desde hace ya más de cuarenta años, a saber: se han congelado. Sí, se han
congelado. Lo que significa que, medidos en términos reales, o sea restando el efecto de la inflación
a su muy engañoso crecimiento nominal, resultan ser exactamente iguales hoy, en 2021, a como lo
eran allá a principios de los años ochenta del siglo pasado, en los tiempos de María Castaña y Felipe González.
Evidencia estadística que torna un poco difícil, aunque no imposible, atribuir a la reforma laboral del Partido
Popular el raquitismo crónico que padecen los salarios en España, en Europa y también en Estados Unidos
desde hace más de ocho lustros.
Porque resulta que los sueldos de la gente normal asimismo llevan más de cuarenta años congelados tanto en
el resto de Europa como al otro lado del Atlántico. Y tampoco semeja sencillo, aunque seguro que no ha de ser
imposible, asignan igualmente a la reforma laboral del Partido Popular en 2012 el origen último de todas esas
otras desgracias multinacionales. Algo que todo el mundo entiende, y lo entiende todo el mundo porque resulta
de absoluto sentido común, es que los sueldos de la gente normal dependen de la oferta y de la demanda; de
la oferta, de la demanda y de nada más que de la oferta y la demanda. Incluso los economistas parece que, por
fin, están empezando a entender eso tras conocerse el nombre del último representante de su gremio premiado
con el Nobel.
De ahí que la generación de nuestros padres, la que conoció los treinta años gloriosos que siguieron a la
posguerra europea, viera aumentar exponencialmente su nivel de vida. En su tiempo, la demanda de trabajo era
alta y la oferta, en cambio, limitada al crecimiento de la población europea occidental. Desde los ochenta, en
cambio, y merced a la globalización, la demanda de trabajo ya no resulta ser tan grande en Occidente, mientras
que la oferta, más que alta, se ha tornado infinita por el efecto de las migraciones masivas. Y por eso, que no
por la reforma laboral de 2012, los millennials están cobrando sueldos de verdadera risa en todas partes, no
sólo en España. ¡Es la inmigración, estúpidos!
Del autor
● (2021-10-24) "Barcelona no necesita el Hermitage"
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Temas: Inmigración ilegal
Reforma laboral
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