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¿De qué color es la lluvia?

de Bryan Vindas

Dirección Alan Montoya


Esta obra está dedicada a vos… que RESISTÍS bajo la lluvia.

Obra seleccionada para el festival Cimientos 2021 del IATI Theater en Nueva York
Personajes:

Anciano

Hombre 1

Hombre 2

Señora Excéntrica

Perro

Doctor con cabeza de perro1

Al ingresar, el público observa hojas de papel colgando en el espacio escénico. Se escucha el

sonido de la lluvia. Un anciano transita por el espacio, su caminar es pausado, parece

extraviado; él arranca las hojas de un diario viejo y luego las cuelga. Lo que está escrito en las

hojas es ilegible. El anciano se detiene y mira fijamente al público.

ANCIANO:(Al público) Una vez leí: “Lo que no se escribe, se desvanece.” (Silencio) Yo escribo

para no olvidar (pausa)… no, yo escribo porque quiero recodar.

1
Se sugiere que el personaje del Perro y el Doctor con cabeza de perro, sean interpretados por el
mismo actor.
Se proyecta un video mapping. Aparecen en caligrafía cursiva las siguientes palabras: Olvidar,

lluvia, recuerdo, dolor, ausencia, enfermedad, silencio, violencia, soledad, mirada, beso,

nostalgia.

(VOCES EN OFF) HOMBRE 1 Y HOMBRE 2: Olvidar es una acción involuntaria que

consiste en dejar de recordar. A medida que pasa el tiempo recordamos menos, es más difícil

recordar un sueño, una mirada, una sonrisa, su olor, su calor, la textura de sus manos, una

despedida. Dicen que olvidar es el suicidio involuntario de los recuerdos.

Termina la proyección de video mapping.

ANCIANO:(Al público) Lo que ustedes verán esta noche son solo fragmentos de recuerdos, son

los vestigios de una vida (pausa)… bueno, no cualquier vida, mi vida. Cuando decidí escribirlos

(pausa)… yo nunca decidí escribirlos (pausa)… yo tuve que hacerlo. Me da mucho miedo escribir

sobre mí, me da vergüenza, me da terror (pausa)… Pero lo hago para volver a sentir (pausa)…

Ya estoy viejo y vivo a través de mis recuerdos. Son lo único que me queda. Cuando leo lo que

escribo, siento como dos manos viejas, arrugadas y callosas me estrujan el corazón, hacen gotear

mis ojos y dibujan una sonrisa en mi rostro, es una sonrisa que solo él podía reconocer. ¿Nunca

les ha pasado? ¿Que un día alguien llega y memoriza cada defecto, gesto y sueño que ustedes

tienen? Y cuando esa persona ya no está, solo quedan voces, conversaciones sin terminar que

resuenan en las paredes de la habitación donde se almacenan esos recuerdos que más duelen; a

mí sí me ha pasado. Un día las voces se detienen y es como caminar desnudo por un desierto de

sal, cada pequeño objeto es solo un reflejo, un cadáver, un cascarón de recuerdos... Y eso duele.

Duele mucho. Si no les ha pasado, ojalá les pase pronto.

Cambio de luz.

VOZ EN OFF HOMBRE 1 Y HOMBRE 2 (EN CORO): Recuerdo número 1: El día que nos

encontramos bajo la lluvia.

Una parada de autobús tenuemente iluminada.


Anciano: (Al público) El primer vestigio de recuerdo, empieza en una parada de autobús (pausa)

nuestra parada de autobús

El sonido nostálgico de la lluvia envuelve la escena. Hombre 1 entra.

ANCIANO:(Al público) Él, su cabello despeinado, mojado y lleno de melancolía. Él camina

hasta la parada, guarda su paraguas y se sienta a leer un libro.

El anciano deambula por el espacio, siendo perceptible únicamente por el público. El anciano

observa con nostalgia al Hombre 1.

ANCIANO:(Al público) El día que nos conocimos estaba lloviendo (sonrisa nostálgica). Si cierro

mis ojos puedo recordar cómo fue el aguacero de ese día (pausa) y el color de la lluvia (la lluvia

que cae sobre el escenario cambia de color) Me gusta el sonido de la lluvia, porque me susurra

que no estoy solo… y porque me hace sentir un hormiguero de recuerdos. Todavía me gusta

mucho caminar por las calles cuando llueve, me gusta caminar bajo la lluvia porque veo mi reflejo

en los charcos y en las grietas de la ciudad. Cuando llueve, dejo de sentirme solo.

Se escucha un trueno caer. La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color. Aparece el

Hombre 2 con un paraguas deteriorado.

ANCIANO: (Al público) Ese soy yo. Es extraño, apenas y me reconozco. Me veo muy joven, tan

ingenuo y (pausa)... mi papá decía que cuando yo sonrío mis mejillas tapan mis ojos y parezco

chino. Hace tanto no sonrío así. Hace tanto no veo a mi papá. Es triste ver mi reflejo, aunque sea

en un recuerdo, es extraño, estaba tan lleno de vida, enojo y (pausa)… tan solo. ¿Yo repito mucho

las cosas verdad? Lo hago para no olvidar.

El Hombre 2 llega a la parada para refugiarse de la lluvia, trata de cerrar el paraguas, pero no

puede; el Hombre 1 se ríe. El Hombre 2, visiblemente molesto, cierra con fuerza el paraguas y

moja sin intención al Hombre 1. El paraguas está roto. Largo silencio.

HOMBRE 2: Perdón, no quise mojarlo, es que este hijueputa paraguas se rompió.

HOMBRE 1: No se preocupe, yo ya estaba mojado.


Silencio.

HOMBRE 2: Está lloviendo muy fuerte, parece que el cielo está roto y se cae a pedazos.

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Que llueve muy fuerte.

HOMBRE 1: Es que no entendí.

HOMBRE 2: ¿Qué no entendió?

HOMBRE 1: Lo del cielo roto.

HOMBRE 2: Es un dicho que siempre decía mi papá.

Silencio.

HOMBRE 2: Dos días.

HOMBRE 1: ¿Está hablando conmigo?

HOMBRE 2: No, no, yo solo… No se preocupe.

HOMBRE 1: Es incómodo.

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: No sé si usted habla conmigo y debo responder o si más bien (pausa)...

¿Usted le estaba hablando a la lluvia?

HOMBRE 2: Yo solo (pausa)… a veces me gusta conversar con alguien, pero (pausa)… no me

haga caso.

Silencio.

HOMBRE 2: Ha llovido dos días seguidos. Perdón, pensaba en voz alta.

Silencio

HOMBRE 1: Leí que mañana también va a llover; dicen que es por un frente frío que viene de

México.

HOMBRE 2:(Sonríe) ¿De México? Nunca he estado en México, pero me gustaría ir, dicen que

es muy bonito. ¿Usted ha ido a México?


HOMBRE 1: Sí, es muy bonito.

Silencio.

HOMBRE 1: A mí me gusta mucho la lluvia, es nostálgica, pero me gusta. ¿Sabe que es lo que

más me gusta?

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1: El color de la lluvia. ¿Lo puede ver?

HOMBRE 2: ¿El color de la lluvia?

HOMBRE 1: Sí, cuando llueve tanto como ahora, la lluvia cambia de color y se ve hermoso.

HOMBRE 2: Se escucha tan hermoso y tan triste.

HOMBRE 1: Lo es. Es triste pero hermoso. ¿Lo puede ver? ¿De qué color es?

HOMBRE 2: No, perdón, pero no puedo ver nada.

Silencio.

HOMBRE 2: A mí no me gusta la lluvia. No quiero parecer un amargado; es solo que (pausa)…

hoy fue un mal día. Parezco un pollo mojado, tengo las medias mojadas, los zapatos, la camiseta,

el pantalón, hasta el calzoncillo mojado (risas)… hoy me despidieron del trabajo.

HOMBRE 1: Eso es una mierda.

HOMBRE 2: Sí, pero por dicha tengo ahorros para una emergencia. El cheque que me dieron es

una cochinada, pero… no puedo quejarme. Me quejo mucho, ¿verdad?

HOMBRE 1: Sí.

Risas de ambos. La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color.

HOMBRE 1: Por lo menos le dieron un cheque.

HOMBRE 2: Sí…, es solo que me enoja mucho la forma en que me despidieron, pero bueno, por

lo menos con mis ahorros sobrevivo un par de meses y me da tiempo de buscar un trabajo mejor.

HOMBRE 1: Usted me sorprende.


HOMBRE 2: ¿Por qué?

HOMBRE 1: Por lo ordenado que es, yo no puedo ahorrar, me cuesta mucho. Soy demasiado

desordenado y todo lo gasto en comida o en cosas que no necesito. Me cuesta mucho llegar a fin

de mes, y ahora que el gobierno aprobó más impuestos, ni siquiera sé si voy a poder comprar mis

med...(pausa). No sé qué voy a hacer.

El Hombre 2 le muestra un sobre al Hombre 1.

HOMBRE 1: ¿Qué es esto?

HOMBRE 2: Es mi método de ahorro.

HOMBRE 1: ¿Un sobre?

HOMBRE 2: Sí, yo compro sobres, luego escribo en cada uno de ellos las cosas que necesito

ahorrar o pagar, por ejemplo: el apartamento, la comida, viajes, alguna emergencia médica,

cumpleaños, y todo lo que yo necesite. Cuando me pagan, yo echo la plata en los sobres y al final

todo queda ordenado.

HOMBRE 1: Me gusta mucho su método. Usted se ve feliz.

HOMBRE 2: ¿Cómo se ve una persona feliz?

HOMBRE 1: Como usted. Con una sonrisa.

HOMBRE 2: ¿Cómo es mi sonrisa?

HOMBRE 1 y ANCIANO: Cuando usted sonríe sus pómulos se agrandan tanto que sus ojos se

achinan.

HOMBRE 1: A pesar de estar como un pollo mojado y sin trabajo, usted sonríe. Nunca pierda

esa sonrisa.

Ambos sonríen.

HOMBRE 2: Tome (el Hombre 2 le entrega un sobre al Hombre 1). Si quiere puede usarlo.

HOMBRE 1: ¿Me lo está regalando?

HOMBRE 2: Sí.
HOMBRE 1: ¿Usted no lo necesita?

El Hombre 2 muestra una bolsa con sobres color azul cielo.

HOMBRE 2: Tengo muchos.

HOMBRE 1: Muchas gracias.

HOMBRE 2: Yo tuve que aprender a ser muy ordenado con mi plata por culpa de mi papá.

HOMBRE 1: ¿Por qué?

HOMBRE 2: Yo (pausa)… bueno, no sé si quiera que le cuente sobre mis problemas de infancia.

Risas de ambos.

HOMBRE 1: Cuénteme y luego yo le cuento uno de mis problemas de adulto.

HOMBRE 2: ¿De verdad quiere saber?

HOMBRE 1: Sí.

Pausa

HOMBRE 2: Cuando yo estaba en el colegio él se endeudó mucho, sacó tarjetas de crédito,

préstamos y todo fue muy difícil, porque él siempre mentía, nunca nos decía la verdad sobre

cuantas deudas tenía; creo que en el fondo le daba vergüenza. Yo pagué las deudas (pausa)… no

me tocaba, pero lo hice. Desde ese día, soy muy cuidadoso con mi dinero y trato de no tener una

maldita tarjeta de crédito. Me dan mucho miedo.

La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color.

HOMBRE 1: No entiendo.

HOMBRE 2: ¿Qué no entiende?

HOMBRE 1: Si usted es tan ordenado y responsable, ¿por qué lo despidieron?

HOMBRE 2: Por ser homosexual.

La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color.

HOMBRE 2:(Se ríe con sarcasmo) No se preocupe, no es contagioso.

HOMBRE 1: Es indignante.
HOMBRE 2: ¿Qué? ¿Ser homosexual?

HOMBRE 1: No, no… es indignante que lo hayan despedido por eso.

La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color.

HOMBRE 1: ¿Cómo lo despidieron?

HOMBRE 2: Me llamaron de la oficina de recursos humanos, ahí, estaba el jefe sentado con un

abogado de la empresa, ellos me miraron y ya, fue todo. Me dieron la carta de despido.

HOMBRE 1: ¿Qué decía la carta?

El Hombre 2 entrega la carta al Hombre 1. Hombre 1 lee la carta.

HOMBRE 2: Me empezaron a dar un discurso y cuando iban por la mitad los tuve que parar. Les

dije que no les creía, que me dijeran la verdad en la cara. Que me lo debían por tantos años en la

empresa.

HOMBRE 1: ¿Y qué dijeron?

HOMBRE 2: El abogado se levantó, cerró la puerta para que nadie más escuchara, ellos me

dijeron que habían encontrado a una persona más idónea para el trabajo, que teníamos las mismas

capacidades, pero que él no tenía conductas que incomodaran a los demás en la oficina.

La lluvia que cae sobre el escenario cambia de color.

HOMBRE 2: Sé que es difícil de entender, pero (pausa)… que yo fuera homosexual incomodaba

a los demás (pausa)... y por eso me despidieron.

Silencio.

HOMBRE 2: Recogí mis cosas de la oficina y salí a tomar un café, me quedé un rato sentado en

el parque, en silencio. Hasta que vi a una pareja de jóvenes de la mano; me hizo recordar la

primera vez que le di la mano a un novio, mi primer novio. Fue hace mucho tiempo, recuerdo que

él y yo caminábamos, juntos, muy cerca, todos en la calle se nos quedaban viendo y me dio cólera,

yo no lo pensé, fue un reflejo (pausa)… Agarré su mano, pude sentir su miedo, pude sentir como

sus manos empezaron a sudar del nerviosismo, la vergüenza, pero yo no lo solté, él me miró y
caminamos de la mano, orgullosos, felices (sonrisa nostálgica), no caminamos mucho, porque

nos dio miedo (pausa) pero lo habíamos hecho, lo habíamos logrado. Habíamos resistido... Hace

un año lo volví a ver, tenía una fractura en la nariz, los habían golpeado, a él y a su novio, los

agarraron a patadas por ir caminando de la mano.

Silencio.

HOMBRE 2: Perdón, ¿a usted le incomoda que le cuente estas cosas?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: Yo no quiero incomodarlo, pero es que (pausa)… a veces no tengo con quien hablar

y tengo un hormiguero en el pecho de tantas cosas atravesadas.

Silencio.

HOMBRE 2: Estoy cansado.

HOMBRE 1: Entonces descanse.

HOMBRE 2: Lo único que me da fuerzas ahorita es mi perro.

HOMBRE 1: ¿Tiene un perro?

HOMBRE 2: Sí, lo adopté. ¿Quiere ver una foto?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Vea.

El Hombre 2 le muestra una foto al Hombre 1. Se proyecta la fotografía del perro, en ella aparece

el Hombre 2 abrazando un perro poco agraciado.

HOMBRE 1: Se ve que el perrito tiene un gran corazón, porque lindo no es.

Risas. Termina la proyección.

HOMBRE 2: Yo sé que es feo, pero es puro amor. Lo adopté hace dos años, yo sinceramente

quería comprar uno, ya lo había decidido, quería un Pastor Alemán, me gustan mucho, son

elegantes, nobles y fieles. Busqué un lugar para comprarlo, pero cuando iba de camino escuché

sonidos que venían de un lote abandonado, era como si alguien llorara (pausa)… ahí estaba él, lo
fueron a perder junto a sus dos hermanitos, pero ellos ya estaban muertos. Él me miró, fue la

mirada más hermosa que un zaguate puede dar, estaba muy flaco y lleno de pulgas, pero seguía

fuerte, resistiendo. Enterré a sus hermanitos y a él lo adopté, fue difícil porque al principio no

sabía cómo criarlo, pero ahora (pausa)… es un perro hermoso, yo veo sus ojos gigantes y me

conmueve, es todo chineado y solo pasa durmiendo... No es un perro que cuide la casa, tampoco

un perro agresivo o demasiado inteligente, pero da amor y recibe amor, solo eso… y es lo que

necesito. Creo que mi día está mejorando, me gusta sentarme aquí y solo (pausa)… conversar bajo

la lluvia. Contarle mis historias a un desconocido. Gracias.

HOMBRE 1: Yo pienso lo mismo. Mi día también mejoró un poco.

HOMBRE 2: ¿Tuvo un mal día?

HOMBRE 1: Uno muy malo.

HOMBRE 2: ¿Qué le pasó?

HOMBRE 1: Hoy me diagnosticaron Parkinson.

Silencio.

HOMBRE 2: Yo (pausa)… no sé qué decir.

Deja de llover.

HOMBRE 1: No diga nada, no me gusta cuando la gente no tiene nada que decir y aun así dice

frases gastadas… llenas de lástima.

Silencio.

HOMBRE 2: ¿El Parkinson le puede dar a una persona tan joven?

Silencio.

HOMBRE 2: Perdón, que pregunta más estúpida.

HOMBRE 1: Fue la misma pregunta que se hicieron los doctores. Me han hecho tantos

exámenes, tantas resonancias, tantos tratamientos. Hoy por fin me dieron el diagnóstico real, me

vieron a los ojos y me dijeron: “Usted tiene Parkinson, pocas veces se le diagnostica a una persona
joven, lo siento mucho”. Yo solo dije: “No soy tan joven”. No sé porque dije eso, he tratado de

llorar, pero no puedo, no me salen las lágrimas.

HOMBRE 2: Sé poco sobre el Parkinson, pero es una enfermedad muy triste, de verdad lo siento

mucho.

HOMBRE 1: Yo tampoco sé mucho sobre el Parkinson… por eso estoy aquí sentado, tratando

de leer este libro que se llama “10 pasos para aceptar el Parkinson”, lo compré hoy cuando salí

del hospital.

Silencio.

HOMBRE 2: ¿Y qué tal el libro?

HOMBRE 1: No lo sé, no lo he leído. Tengo una hora tratando de empezarlo (pausa)… pero no

he podido hacerlo. Me da mucho miedo.

Silencio.

HOMBRE 1: Parece que ya dejó de llover.

HOMBRE 2: Sí, creo que ya debo irme. Tengo que sacar a pasear a mi perro y si no lo hago, se

orina en la sala.

HOMBRE 1: Tome, llévese el paraguas.

HOMBRE 2: No, no. Usted lo va a necesitar más que yo.

HOMBRE 1: Va a llover de nuevo y el suyo no sirve. Lléveselo. Así puede sacar a su perro con

tranquilidad, él no se moja ni usted tampoco. Yo me voy a quedar aquí sentado, agarrando valor

para empezar mi libro.

HOMBRE 2: ¿Y cómo se lo regreso?

HOMBRE 1: Mañana voy a estar aquí, a la misma hora.

HOMBRE 2: Entonces mañana nos vemos.

HOMBRE 1: Sí.
HOMBRE 2: Seguro traigo a mi perro para que lo conozca. ¿Le incomoda?

HOMBRE 1: No. Me gustaría mucho conocerlo.

Se escucha un trueno.

HOMBRE 2: Hasta luego.

HOMBRE 1: Hasta pronto.

Cambio de luz. Los personajes del Hombre 1 y Hombre 2 quedan inmóviles en el recuerdo.

ANCIANO:(Al público) Regresé al otro día. Esta vez, llevaba dos paraguas porque amaneció

lloviendo; para nuestro reencuentro hice tamal asado, compré unas cajetas de maní y un par de

jugos (pausa)… no sé por qué lo hice (risas nerviosas). ¿Quién lleva tamal asado a una cita?

(Sonríe con vergüenza) Bueno, no sé si era una cita, pero yo estaba emocionado y nervioso, llevé

al perro y hasta él notaba mis nervios, creo que se burlaba de mí…

El Hombre 1 está sentado a un extremo de la parada. El Hombre 2 entra con un perro. Entra una

señora de apariencia excéntrica llevando globos de colores muy grandes y se sienta al lado del

Hombre 1.

Cuando llegué a la parada lo vi ahí sentado, él solo me miró y sonrió (pausa)… me hace feliz

recordar su sonrisa. Parkinson. Yo también traté de leer ese libro de los 10 pasos para aceptar el

Parkinson, pero no pude. Me daba mucho miedo, no pasé de la introducción (pausa)… no puedo

imaginar lo que él sentía.

Cambio de luz.

(VOCES EN OFF) HOMBRE 1 Y HOMBRE 2: Recuerdo número 2: La lluvia hace florecer

el olvido.

HOMBRE 2: (Al público) Antes de que me pudiera sentar, llegó una señora excéntrica y muy

cómica, ella se sentó junto a él, yo me tuve que sentar en la otra esquina. Ella quedó en medio de

nosotros dos. Estábamos separados, como si viviéramos en dos países diferentes, no (pausa)… en

dos continentes y un gran océano nos separaba.


El perro defeca muy cerca de la Señora Excéntrica, lo hace para que ella se vaya.

HOMBRE 2:(Al público) Yo estaba sentado tan cerca de él, pero tan lejos. Quería decirle tanto,

pero no podía pasar encima de la señora, sinceramente me daba vergüenza con ella.

El Hombre 2 recoge el excremento del perro.

HOMBRE 1:(Al público) Él me miraba y sonreía, su sonrisa era extraña, una mezcla de felicidad

y berrinche. Vino con su perro, ese perro me daba miedo, era feo pero tierno. ¿No sé si me explico?

Era un perro tan humano, sentía como me observaba, él se burlaba de su dueño y yo les puedo

jurar que él se cagó al propio solo para incomodar a la señora, no sé, tal vez quería que ella se

fuera.

La Señora Excéntrica ve sonreír al Hombre 2 y piensa que él le sonríe a ella. Ella le regresa la

sonrisa y revienta uno de los globos.

HOMBRE 2:(Al público) Yo estaba tan frustrado, había pasado toda la noche sin dormir,

haciendo ese bendito tamal asado, pensando en tantas cosas que le quería decir y no podía.

El perro se orina cerca de los pies de la señora para tratar de que ella se vaya.

HOMBRE 1:(Al público) Él me pasó un pedazo de tamal y un jugo por encima de la señora, casi

le echa encima el jugo.

La señora sostiene el jugo para que no se derrame, ella asume que el jugo era un regalo. Lo

toma, lo bebe y coquetea con el Hombre 2. Ella revienta algunos globos.

HOMBRE 2: Tuve que compartir con ella una de las cajetas. Fue una cita de tres.

En escena se desarrolla un juego a partir de la incomodidad, de la necesidad de los dos hombres

de estar cerca, pero con la resistencia de la Señora Excéntrica en el medio que evita que ellos

puedan estar juntos. El perro interviene tratando de que ella se vaya, pero no lo logra. La Señora

Excéntrica revienta más globos, quedando solamente uno de color azul cielo.

HOMBRE 2:(Al público) Después de un rato no pude más, giré bruscamente, decidido a

(pausa)… y entonces la señora me sonrió y luego me entregó un papel con su número.


La Señora Excéntrica le da un globo color azul cielo al Hombre 2. El perro se burla del Hombre

2. Las risas son contagiosas. El Anciano también se ríe.

HOMBRE 2: Antes de que yo pudiera decir nada, el autobús llegó y ella se fue.

Ambos se ríen. Los hombres quedan inmóviles en la escena del recuerdo. La señora excéntrica

camina hasta el Anciano y le entrega el último globo de color azul cielo. Lo besa en la mejilla y

sale de escena. El Anciano observa la escena del recuerdo con nostalgia y empieza a flotar por

la fuerza del globo así que lo suelta. El globo se eleva y se pierde en la oscuridad del escenario

mientras el Anciano cuelga más hojas de su diario. Simultáneamente un micrófono desciende. El

perro se acerca al micrófono y habla por medio de él.

EL PERRO: (Al público) Desde que yo era un cachorro supe que era distinto. No sé cómo

explicarlo, creo que no tengo las palabras exactas, pero por lo menos yo… siempre lo supe. Soy

un perro y (pausa) soy el perro de un recuerdo, las palabras que conozco son pocas, como por

ejemplo: ¡Guau! Lo que trato de decir es que (pausa) nosotros (pausa) yo (pausa) siempre supe

que era diferente. Me gustaban las cosas que a otros no. No sé si me están entendiendo. Les voy

a tratar de explicar, yo nunca conocí a mi papá, él me abandonó muy joven, creo que eso siempre

me hizo sentir triste. ¿Mi papá me abandonó porque yo era distinto? ¿Él siempre supo que yo era

así? Tuve mucho miedo de saber las respuestas a esas preguntas, tal vez si él me hubiera apoyado

yo (pausa) no sé, uno siempre necesita amor y el amor alcanza hasta para

nosotros, los que somos diferentes (se acerca a una persona del público) ¿Usted no piensa lo

mismo? Yo rezaba todas las noches, si, nosotros también rezamos, algunos también creemos en

Dios. Yo rezaba para ser igual a los demás. Es que uno no decide ser así, ¿me entienden? Si me

hubieran puesto a decidir, hubiera preferido ser como los demás, ¿saben por qué? Porque ser

diferente duele mucho y yo preferiría no pasar tantas humillaciones, tanto dolor. Yo sobreviví

porque resistí, recuerdo que cuando llovía me sentía acompañado por el sonido de la lluvia. Hasta

que un día, me vi en el espejo, abracé cada una de mis cicatrices, abracé mis defectos y lo que yo
era (pausa) lo que soy. Entonces lo entendí, si no hay un lugar para mí en el mundo, no soy yo el

que está mal, es el mundo, y yo debía resistir, no solo por mí, sino por los demás, esos que son

como yo; conocí historias de otros como yo, ellos también querían hablar pero no podían (pausa)

tenían miedo, se conformaban con ladrar, y decidieron vivir en silencio toda su vida, también

conocí historias de otros que no aguantaron más y se suicidaron cruzando una autopista, solamente

porque ya no querían sentir tanto dolor. Entonces lo entendí, nosotros debíamos resistir bajo la

lluvia. Juntos.

El micrófono se eleva y el perro sale. El Anciano termina de colgar páginas del diario.

ANCIANO:(Al público) ¿Un perro que habla? Algunos recuerdos tal vez no tengan sentido

(pausa)… o tal vez tienen todo el sentido del mundo y un día lo entenderán. Después de ese día

nos reencontramos varias veces, a la misma hora y en el mismo lugar. Él a veces llevaba arroz

con leche y yo, pan con natilla o paté. Pensándolo bien, era todo muy raro… (Pausa) Esa parada

se volvió nuestro “no lugar”, nunca agarrábamos el bus, porque para nosotros la parada era el

lugar donde queríamos estar. Nos gustaba mucho hacernos compañía. Recuerdo que hablábamos

sobre la lluvia, sobre la nostalgia, la melancolía y la soledad… (Pausa. Un recuerdo vívido) Un

día él me hizo de nuevo esa pregunta: “¿De qué color es la lluvia?” Yo me quedé en silencio, no

dije nada... sinceramente no supe qué responder.

Cambio de luz.

(VOCES EN OFF) HOMBRE 1 Y HOMBRE 2: Recuerdo 37: Un día me perdí caminando

bajo la lluvia y nunca más me encontré.

HOMBRE 2: Un día él me miró y dijo: ¿querés ir conmigo al cine?

Hombre 1 y Hombre 2 de pie en primer plano mirando fijamente al público. Se proyecta un video

mapping con escenas de la película “El Beso de la Mujer Araña”. Los dos hombres le hablan

directamente al público.
HOMBRE 1: Recuerdo muy bien la película que vimos, era: “El beso de la mujer araña” en el

Cine Rex.

HOMBRE 2: Ese día llegué tarde.

HOMBRE 1: Yo lo esperaba afuera del cine, ya todos habían entrado y él no llegaba. Compré

meneitos, chocolates, refrescos y palomitas... compré de todo porque no sabía qué le gustaba

comer.

HOMBRE 2: A mí no me gusta comer en el cine, creo que es una falta de educación estar

comiendo palomitas, y me molesta muchísimo el sonido de los refrescos.

HOMBRE 1: Él se comió casi todas mis palomitas, se tomó mi refresco y hasta me pidió la mitad

de los meneitos.

Ambos se ríen.

HOMBRE 2: Recuerdo lo que sentí cuando lo vi… su hermosa sonrisa. Yo me quedé de pie

mirándolo y en ese momento lo entendí.

HOMBRE 1: Yo estaba muy enojado porque ya habían pasado los anuncios de otras películas y

yo nunca me los pierdo, pero cuando lo vi llegar… se me pasó el enojo y sonreí. Se veía muy

guapo.

HOMBRE 2: La verdad si me veía muy guapo (ambos sonríen en complicidad).

Entramos al cine. Nos sentamos y empezamos a ver la película. Recuerdo que él estiró su mano

derecha y sujetó suavemente mi mano izquierda.

El Hombre 1 estira su mano derecha y sujeta suavemente la mano izquierda del Hombre 2.

HOMBRE 1: Recuerdo sus nervios.

HOMBRE 2: Yo estaba muy nervioso de que la gente nos viera, hasta pensé que nos iban a echar

del cine… Pero entonces, él me vio a los ojos y me besó

HOMBRE 1: Fue uno de los peores primeros besos que me han dado.

Risas de ambos.
HOMBRE 2: Él abría la boca como si quisiera tragarme, su lengua siempre buscaba la mía,

estaba como desesperado.

HOMBRE 1: Él besaba como un pollito y tensaba mucho los labios.

HOMBRE 1: Pero al final, aprendimos a besar rico.

Silencio.

HOMBRE 2: Y entonces fui a su casa…

HOMBRE 1: Yo estaba nervioso.

HOMBRE 1: Recuerdo su respiración.

HOMBRE 2: Yo estaba más nervioso.

HOMBRE 1: Yo cociné ese día.

HOMBRE 2: Hizo fajitas de pollo.

HOMBRE 1: Yo sabía que le iban a gustar.

HOMBRE 2: Las fajitas fueron una delicia.

HOMBRE 1: Luego nos fuimos a mi cuarto.

HOMBRE 2: La luz dibujaba figuras en el techo.

La proyección de la película se va difuminándose hasta transformarse en sombras de cuerpos

que se tocan, se abrazan y se besan. Se escucha el sonido de la lluvia.

HOMBRE 1: Yo lo observaba desnudarse en silencio…

HOMBRE 2: Su cuerpo era tan (pausa)… humano.

HOMBRE 1: Su cuerpo tenía dos cicatrices, eran constelaciones que me guiaban.

HOMBRE 2: Él tenía lunares que marcaban los puntos cardinales.

HOMBRE 1: Nos abrazamos desnudos.

HOMBRE 2: Sentíamos nuestros músculos.

HOMBRE 1: Cada uno de nuestros huesos.

HOMBRE 2: Y luego me encontré con sus ojos.


HOMBRE 1: Ahí supe que era el momento.

HOMBRE 2: Recuerdo el cariño de sus besos.

HOMBRE 1: Recuerdo su aliento.

HOMBRE 2: Su respiración.

HOMBRE 1: El silencio.

HOMBRE 2: El dolor.

HOMBRE 1: La piel.

HOMBRE 2: Las uñas.

HOMBRE 1: Sus caricias.

HOMBRE 2: Su pelo.

HOMBRE 1: Su pecho.

HOMBRE 2: Su sonrisa.

HOMBRE 1: Su sonrisa.

HOMBRE 2: Sus labios.

HOMBRE 1: Su cariño

HOMBRE 2: Ese abrazo… cuando todo terminó.

HOMBRE 1: Y su rostro junto al mío.

El Hombre 1 y el Hombre 2 sueltan sus manos.

HOMBRE 2: Ahí me di cuenta que ya no estaba solo.

HOMBRE 1: En medio del silencio escuché la lluvia.

HOMBRE 2: Él me cobijó.

HOMBRE 1: Lo abracé para que no sintiera frío.

HOMBRE 2: Y entonces lo entendí.

HOMBRE 1: Él calzaba perfecto entre mis brazos.

HOMBRE 2: En medio del silencio, yo le pregunté: ¿qué somos?


HOMBRE 1: Yo le respondí: somos compañeros.

HOMBRE 2: Y él me besó de nuevo.

Pausa

HOMBRE 2: El tiempo pasó.

HOMBRE 1: Yo podía leer en sus gestos cuando algo estaba mal.

HOMBRE 2: Yo entendía en su tono de voz cuando él necesitaba espacio, o cuando la

enfermedad lo obligaba a estar en silencio.

HOMBRE 1: Yo podía notar cuando él solamente quería un abrazo.

HOMBRE 2: Yo sabía cuándo él estaba chineado.

Silencio.

HOMBRE 1: Nos gustaba mucho caminar bajo la lluvia.

HOMBRE 2: Caminar de la mano bajo la lluvia.

HOMBRE 1: Caminar juntos bajo la lluvia.

Termina la proyección de sombras. Cambio de luz. Salen Hombre 1 y Hombre 2, caminando bajo

la lluvia.

ANCIANO:(Al público) Cada vez es más difícil... los recuerdos tienen menos sentido, los rostros

son difusos, confundo las historias, todo lo estoy recordando al revés, no entiendo qué fue primero

y qué vino después… creo que me estoy perdiendo. Recuerdo nuestro primer apartamento. Es

muy extraño vivir con otra persona, lo primero que incomoda son las cosas pequeñas, esas cosas

que parecen insignificantes pero que con el tiempo no son tan pequeñas… al final creo que uno

se acostumbra o por lo menos no le queda de otra. A mí no me gustaba que él hiciera un charco

cuando salía del baño y tuvimos grandes discusiones por eso, pero… un día vi que se esforzaba

por limpiar el reguero y yo (pausa)… por lo menos se esforzaba en hacerlo, ¿me entienden? Vivir

con otra persona es muy difícil, es compartir un territorio, se necesita de una amnistía de paz, para

así evitar que cada uno pierda los derechos sobre su tierra, es compartir hasta los pequeños y los
grandes defectos. Fue como compartir un cuerpo que no era mío, pero tampoco de él. Es (se

detiene abruptamente) ... ¿Yo repito siempre las cosas, ¿verdad? Es para no olvidar.

El Hombre 1 entra, camina hasta el centro del escenario. Es iluminado tenuemente por una luz

cenital. Un micrófono desciende en medio del público, aparece la señora excéntrica y lo usa.

SEÑORA EXCÉNTRICA: (Al público) El Parkinson es una enfermedad que inicia con el

trastorno de movimiento, sucede cuando las neuronas dejan de producir dopamina, la mayoría de

los casos son genéticos. (Señala al Hombre 1) Su tío era gemelo de su papá, pero su tío no tuvo

Parkinson, compartieron el mismo óvulo, pero solo su papá salió defectuoso (pausa)… igual que

él (señala al Hombre 1 que está en el escenario). Su papá y él no hablaban mucho, su papá solo

decía sí o no con la cabeza, siempre estaba triste y depresivo, un día se fueron de paseo hasta una

playa muy lejana, en donde la arena flotaba y el cielo era el mar, mientras miraban a un pequeño

cangrejo arrastrar una gran concha, su papá le dijo que él quería viajar, pero nunca lo hizo por su

culpa (en contra escena se proyecta el video mapping de una semilla que crece)… él siempre trató

de impresionar a su papá, tal vez para compensar que no lo haya abandonado, tal vez se sentía

culpable... (Señala al Hombre 1) Él se metió en un equipo de futbol por su papá, se compró una

bicicleta para todos los domingos acompañar a su papá, todo lo hizo por su papá, porque quería

que se sintiera orgulloso, que supiera que valió la pena el que no lo hubiera abandonado. Pero su

papá seguía contestando con la cabeza, siempre un “sí” o un “no”. Y las conversaciones más

profundas eran sobre el futbol (en el video mapping proyectado, la semilla se transforma en una

planta). Su papá lentamente empezó a tener demencia por la enfermedad del Parkinson, su papá

era muy joven, su papá tenía cincuenta años, su papá se empezó a rapar la cabeza porque la

depresión del Parkinson lo abrazó y lentamente lo encerró en un cuarto. Después de una semana

de no verlo, él (señala al Hombre 1) subió al cuarto de su papá con un pedazo de pizza (pausa)…

a su papá le gusta (pausa)… gustaba mucho la pizza (en la proyección del video mapping se
observa como la planta se transforma en un gran árbol). Cuando abrió la puerta del cuarto, él lo

pudo ver (en la proyección del video mapping, el árbol envejece): su papá se había transformado

en un árbol… (Pausa) Él (señala al Hombre 1) siempre quiso un abrazo de su papá, y ese día,

que lo vio convertido en un árbol, una de sus ramas cayó sobre él, las hojas cubrían sus manos y

él por fin pudo confesárselo: “Papá, soy homosexual.” Él sonrió, y vio sonreír a su papá, la sonrisa

de un árbol.

El micrófono se eleva. La señora excéntrica sale. Cambio de luz en el escenario

ANCIANO: (Al público) Su papá se suicidó. Se colgó en el cuarto. Él me lo contó un día bajo la

lluvia.

(VOCES EN OFF) HOMBRE 1 Y HOMBRE 2: Recuerdo número 1989: Nosotros elegimos

lo que queremos recordar y lo que queremos olvidar.

Desde los costados del escenario aparecen unos globos de colores flotando. Los globos se pierden

en la oscuridad.

ANCIANO:(Al público) Duramos mucho tiempo como novios, hasta que un día, caminando por

la calle nos detuvimos frente a una tienda y él solo dijo: “¿Por qué no compramos una

refrigeradora?” Y yo respondí: “¿Por qué no vivimos juntos?”. Él me miró, sonrió y al otro día

nos fuimos a vivir juntos. Al principio todo fue perfecto, pero cuando dejó de llover, todo cambió,

las cosas empezaron a salir muy mal; nuestro perro se murió y el Parkinson empezó a progresar

de forma agresiva, (entra el Hombre 1, mira directamente al Anciano, el público observa en él la

evidente progresión del Parkinson) él ya no podía controlar sus temblores; su parte izquierda era

la más afectada, tenía calambres, y su cuerpo se deterioraba cada vez más, sus músculos se

entumían, y él decía que tenía un hormiguero en su cerebro. Yo trataba de estar cerca, notaba su

mala postura, como arrastraba sus piernas, sus mareos, su sonrisa empezó (pausa)… a

desvanecerse, era una máscara inexpresiva, los músculos de su rostro se entumían, pero sus ojos

(pausa)… aún tenían ese brillo.


Entra a escena el Hombre 2. El Hombre 1 y el Hombre 2 se miran. Cambio de luz.

ANCIANO: (Al público) Yo lo acompañé́ a todas las citas en el hospital, él siempre trataba de

apoyarse en mí, lo hacía disimuladamente y yo (pausa)... él era muy orgulloso. El día que

discutimos, hacía mucho calor, habían pasado semanas sin que lloviera, el aire era asfixiante, los

medicamentos eran caros y se estaban agotando, el trámite para pensionarlo por invalidez duraba

mucho. Su dolor era cada vez más fuerte y los medicamentos ya no le hacían tanto efecto. Todo

empeoró y (largo silencio) a veces solo recuerdo fragmentos de esos momentos, a veces olvido

las conversaciones que teníamos, a veces solo recuerdo su sonrisa, no me gusta recordar las peleas,

pero yo (pausa)... los recuerdos que tengo son gotas que nadie más escucha.

(VOCES EN OFF) HOMBRE 1 Y HOMBRE 2: Recuerdo 194: Ábreme la puerta que estoy

afuera y llueve muy fuerte.

Se vislumbra la habitación de una casa de clase media, todos los muebles están colocados al

revés, como si la habitación misma estuviera a la inversa

HOMBRE 2: Compré yogurt porque ayer se acabó. También traje papel higiénico porque se

estaba terminando, pero sería bueno que hiciéramos una lista de lo que falta por comprar, para ir

más tarde.

HOMBRE 1: Ahorita no quiero hacer nada, el efecto de la pastilla está pasando y no me siento

bien.

Silencio.

HOMBRE 1: Todo se termina.

HOMBRE 2: ¿Qué?

HOMBRE 1:(En tono sarcástico) Dije que todo se termina. Nosotros tenemos fecha de

caducidad. Empezamos a morir desde el día que el maldito espermatozoide llega al óvulo.

Nuestras células se empiezan a multiplicar, felices, sonriendo se multiplican hasta que ya no


pueden hacerlo más. Envejecemos, morimos y nos volvemos olvido. Ni siquiera podemos

envejecer con dignidad, solo nos pudrimos, llenos de enfermedades hasta que un día, el cuerpo

no puede más y... silencio

HOMBRE 2: ¿Dónde escuchaste eso?

HOMBRE 1: Por ahí.

HOMBRE 2: ¿Por ahí?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: No es verdad.

HOMBRE 1: No, no fue por ahí, me lo dijeron personalmente. Fue una revelación.

HOMBRE 2: ¿De quién?

HOMBRE 1: De nuestro perro, el feo.

Silencio.

HOMBRE 2: Él está muerto.

HOMBRE 1: Ya lo sé.

HOMBRE 2: No me gustan estas bromas, no me hacen gracia.

HOMBRE 1: No es una broma, él me visita cuando vos estás trabajando. Se sienta en este sillón

conmigo y me cuenta sobre su vida, tal vez morir lo hizo más inteligente, bueno ahora está muerto,

entonces me cuenta más secretos sobre la muerte que sobre la vida.

Algunos muebles de la habitación empiezan a flotar.

Hombre 1: Él vino ahora temprano, se sentó en el sillón en el que vos estás sentado y me contó

todo

Hombre 2: ¿Todo? ¿Qué te contó?

Hombre 1: Lo que pasa cuando uno se muere. ¿Querés saber?

Silencio
HOMBRE 2: Vos te estás deprimiendo, pasás acostado todo el día y eso solo empeora la

enfermedad. Ya hasta alucinás. Necesitamos ir a comprar cosas para el apartamento porque ya

casi no hay nada.

HOMBRE 1: Ahorita no quiero salir.

HOMBRE 2: Está bien.

Silencio.

HOMBRE 1: ¿Qué día es hoy?

HOMBRE 2: Jueves.

HOMBRE 1: Me gustan mucho los jueves, este año mi cumpleaños cae un jueves.

HOMBRE 2: Sí, cae Jueves Santo. Lo tengo marcado en el calendario.

HOMBRE 1: Cuando era pequeño siempre iba a las procesiones, me quedaba viendo al actor que

hacía de Jesús y le hacía muecas para hacerlo reír. No podía hacerlo reír. Era un gran actor. Pero

un día lo logré (pausa)... y eso me hizo sentir culpable.

Silencio.

HOMBRE 1: Esta enfermedad no es un castigo, es solo mi cuerpo fallando, ciencia, biología, un

cuerpo enfermo que tiene fecha de caducidad y ya. Solo eso.

Silencio.

HOMBRE 1: Para mi cumpleaños quiero arroz con leche y miel de coco (pausa)… y sentarnos

a ver películas de Semana Santa. A mi papá le gustaba mucho ver películas en Semana Santa.

Hace mucho tiempo no hablo con él. No (pausa)… hace mucho tiempo que él no habla conmigo.

Cuando mi papá y yo discutimos, él siempre se quedaba en silencio, no me miraba a los ojos y

luego solo decía: está bien. Mi papá un día me dijo que había intentado suicidarse, se había puesto

al frente de las escaleras mientras mi mamá estaba amamantándome en el cuarto.

Más muebles empiezan a flotar.


HOMBRE 2: Yo haré una lista de lo que tenemos que comprar, haremos arroz con leche, iremos

a las procesiones para hacerle muecas al actor que hace de Jesús y veremos “Los Diez

Mandamientos” con Charlton Heston. ¿Está bien?

HOMBRE 1: Si, eso me gustaría mucho.

HOMBRE 2: Entonces voy a apuntar cocos para la miel, eso sí, vos me ayudás a rayarlos.

HOMBRE 1: Tenés razón, es más fácil que lo haga yo, mis manos no dejan de temblar.

Silencio.

HOMBRE 2: Yo no puedo más con esto. Trato, pero ya no puedo más.

Silencio.

HOMBRE 1: ¿Crees que hoy va a llover?

HOMBRE 2: No, hoy tampoco va a llover. Voy a botar estas cajas a la basura, ¿podés revisarlas?

Son solo una cadena, una pechera y cosas del perro que teníamos guardadas, ya no los vamos a

necesitar y es mejor botarlas, tal vez todas estas cosas son las que te dan las alucinaciones.

HOMBRE 1: ¿El día de mi cumpleaños lloverá?

HOMBRE 2: Sí, casi siempre llueve en Semana Santa; casi siempre llueve en las tardes.

HOMBRE 1: Ojalá llueva. Extraño tanto a nuestro perro. Era tan tan feo, no sabía si él sonreía

me quería morder, lo digo por ese colmillo raro que se le salía. ¿Lo recordás?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: Vos tenías razón, él era puro amor. Creo que era el único que me entendía.

HOMBRE 2: Eso no es justo.

HOMBRE 1: Tampoco es justo que yo esté enfermo.

Más muebles flotan.

HOMBRE 2: Se están acabando las medicinas, mañana voy a dejar la receta de este mes al

hospital. ¿Podés acompañarme? después podemos ir al cine o (es interrumpido)

HOMBRE 1: No quiero ir al hospital.


Silencio.

HOMBRE 2: ¿Ya almorzaste?

HOMBRE 1: No.

HOMBRE 2: ¿Por qué no?

HOMBRE 1: Porque no tengo hambre.

HOMBRE 2: Voy a hacer un poco de arroz, compramos una sardina y almorzamos juntos.

HOMBRE 1: No tengo hambre.

HOMBRE 2: Tenés que almorzar porque los doctores dicen que (es interrumpido).

HOMBRE 1: Si yo quiero almorzar, entonces me levanto, me cocino algo y ya. No estoy manco.

Silencio.

HOMBRE 1: Hoy hablé con el doctor.

HOMBRE 2: ¿Sobre qué?

HOMBRE 1: Le pregunté sobre mi problema.

HOMBRE 2: ¿Cuál? ¿Te sentís muy mal?

HOMBRE 1: No, le pregunté por qué dejé de tener erecciones.

Silencio

HOMBRE 2: ¿Qué dijo?

HOMBRE 1: Dice que, dependiendo del progreso del Parkinson, aumenta la disfunción eréctil…

La mayoría de muebles flotan. Solo queda el sillón donde el Hombre 1 está sentado.

HOMBRE 1: ¿Vas a comprar una sardina?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: ¿Una picante?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: No me gusta sin picante, tampoco la que es muy picante, yo como la del medio.

HOMBRE 2: Yo sé cuál comés.


HOMBRE 1: A veces traés la otra.

HOMBRE 2: Es porque tanto picante no es bueno, empezás a sudar y te enchilás la boca.

HOMBRE 1: Pero hoy quiero comer la sardina picante.

HOMBRE 2: Entonces voy a hacer arroz fresco.

HOMBRE 1: No me gusta que me traten como un niño.

HOMBRE 2: Nadie lo hace.

HOMBRE 1: Si lo hacés.

HOMBRE 2: ¿Cuándo?

HOMBRE 1: Cuando lavás mi ropa, no me gusta que nadie lave mi ropa.

HOMBRE 2: Nada me cuesta hacerlo, solo echo todo a la lavadora y ya.

HOMBRE 1: No me gusta porque (pausa, trata de contener las lágrimas) no es mi culpa

orinarme encima, yo trato de ir al baño, pero no me da tiempo.

Silencio.

HOMBRE 1: Tampoco me gusta que le pongás etiquetas de colores a mis medicinas.

HOMBRE 2: Lo hago para que sepás cuáles pastillas te tenés que tomar.

HOMBRE 1: Yo sé, pero (pausa) no quiero estar enfermo. Tengo mucho miedo.

Silencio.

HOMBRE 2: Yo también tengo miedo.

HOMBRE 1: ¿Vos también tenés miedo? ¿De qué?

HOMBRE 2: De perdernos. No quiero que llegue el día que no podamos reconocernos.

Silencio.

HOMBRE 2: Yo trato, de verdad que me esfuerzo, pero (pausa)… te extraño.

HOMBRE 1: Yo no puedo dar mucho (pausa)… no quiero que nadie me tenga lástima y menos

vos.

HOMBRE 2: Tal vez sos el único que siente lástima.


HOMBRE 1: Tal vez.

HOMBRE 2: Yo no siento lástima por vos.

Silencio

HOMBRE 1: Perdón.

HOMBRE 2: Todo está bien.

HOMBRE 1: No, no lo está.

Silencio.

HOMBRE 2: Pero lo estará.

El Hombre 1 se levanta del sillón. El último mueble empieza a flotar lentamente.

HOMBRE 1: Siempre quise estudiar para ser biólogo, como mi papá. Quise ser un aventurero,

internarme en la selva, comer gusanos, nadar con lagartos, cazar muchos pescados, sacarme

sanguijuelas de los pies, ver una serpiente a los ojos y tal vez (pausa)… acampar en medio de la

lluvia, de los mosquitos.

HOMBRE 2: Sos alérgico a los mosquitos.

Risas de ambos.

HOMBRE 1: Ya lo sé.

HOMBRE 2: Te pican una vez y ya estás con calentura, ronchas y (pausa)… estoy siendo muy

mamá, ¿verdad?

HOMBRE 1: Sí.

Risas de ambos.

HOMBRE 1: Perdón por el berrinche de la sardina.

HOMBRE 2: No fue por la sardina.

HOMBRE 1: No, no fue por la sardina.

Silencio.

HOMBRE 1: Estás muy lejos.


HOMBRE 2: ¿Querés que me acerque?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Yo no quiero acercarme, no quiero llorar.

HOMBRE 1: Vení por favor.

HOMBRE 2: No.

HOMBRE 1: Quiero un abrazo.

HOMBRE 2: No.

HOMBRE 1: La vida es muy corta para estar tan lejos.

Todos los muebles que flotan se elevan lentamente hasta desaparecer.

HOMBRE 1: A veces, cuando estoy solo, me gusta recordar el día que nos conocimos… y todas

las veces que nos reencontramos en esa parada.

HOMBRE 2: Yo también lo hago, en el trabajo o cuando voy caminando por la calle. Sonrío

recordando ese día bajo la lluvia, ese hijueputa paraguas y esa señora tan rara.

Ambos sonríen.

HOMBRE 2: ¿Vámonos de viaje?

HOMBRE 1: ¿A dónde?

HOMBRE 2: Vamos a acampar.

HOMBRE 1: ¿Es en serio?

HOMBRE 2: Sí.

HOMBRE 1: ¿Tenemos dinero?

El Hombre 2 saca un sobre de color azul cielo.

HOMBRE 1: Está bien.

Silencio.

HOMBRE 2: Nadie te va a amar más que yo.

HOMBRE 1: Es verdad… y nadie te va a amar más que yo.


Cambio de luz.

ANCIANO:(Al público) A la semana siguiente la lluvia regresó. Nos fuimos a acampar y hasta

el Parkinson respetó nuestro espacio, nuestros cuerpos volvieron a calzar perfectamente. (El

Anciano camina en medio del escenario.) Siendo sincero no recuerdo cuando me empezó a gustar

tanto la lluvia, siempre me había molestado, no me gustaba viajar en un bus lleno de gente con

las ventanas cerradas, y el sudor de todos evaporándose. Tampoco me gustaba vivir en un país

donde lloviera nueve meses al año. Pensaba que un día gris era un día desperdiciado. Pero algo

cambió (Hombre 1 y Hombre 2 salen de la escena), solo recuerdo que caminábamos de la mano,

bajo un aguacero… y pude ver el color de la lluvia.

Larga pausa en silencio, la mirada del Anciano parece extraviada, buscando recordar. El

Anciano escribe en su diario, luego arranca las páginas y las cuelga.

ANCIANO: (Al público) ¿Está lloviendo? Yo no recuerdo lo que estaba (pausa) No, no está

lloviendo, es solo (pausa) Creo que se me acaba el tiempo (pausa) uno de mis recuerdos más

extraños, fue cuando lo acompañé a una cita en el hospital (pausa) repito mucho las cosas,

¿verdad? Es para no olvidarlas.

Cambio de luz. Se ilumina un balcón en la parte más alta del escenario, en ella se observa el

escritorio de un doctor. Un doctor con cabeza de perro entra. El Hombre 1 y Hombre 2 observan

en silencio.

ANCIANO: (Al público) No recuerdo cómo se llamaba el doctor, pero si me acuerdo que se

parecía mucho a nuestro difunto perro. Creo que yo también estaba teniendo alucinaciones, en lo

que más se parecían era en la sonrisa, al doctor también se le salía uno de sus colmillos, y uno no

sabía si estaba sonriendo o se preparaba para morder.

VOZ EN OFF HOMBRE 1 Y HOMBRE 2 (EN CORO): Recuerdo número 29: Dormiré en el

olvido.

HOMBRE 2: Buenos días.


DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¡Guau!

HOMBRE 1: Guau.

HOMBRE 2: ¿Guau?

HOMBRE 1: Sí, dijo Guau.

HOMBRE 2: ¿Por qué dijo Guau?

HOMBRE 1: Porque es un perro, bueno es un perro muy inteligente que terminó la carrera de

medicina.

HOMBRE 2: ¿Y qué dijo?

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Dije buenos días.

HOMBRE 2: Buenos días, discúlpeme, pero (es interrumpido por el doctor)

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿Usted creía que no los escuchaba susurrar? No sabe

que nosotros los perros escuchamos mejor que ustedes “humanos”

HOMBRE 2: Yo no quise ofenderlo.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Entonces no lo haga.

HOMBRE 1: Doctor sinceramente no me he sentido bien. Cada vez me cuesta más caminar,

tengo dolores, mareos, me cuesta ir al baño, también siento la mitad de mi cara más rígida y los

temblores están más fuertes.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Sus síntomas son perfectamente normales para un

paciente con Parkinson. Ya pasaron cinco años desde que le diagnosticamos su enfermedad, es

posible que todo se vaya agravando. Usted y su familia deben prepararse para lo peor. ¿Es

consciente de eso?

HOMBRE 1: Si doctor.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿Se está tomando las pastillas?

HOMBRE 1: Sí claro, pero me gustaría ver si podemos subir la dosis porque ahorita (es

interrumpido por el doctor con cabeza de perro)


DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Venga, quiero examinarlo.

Del balcón se desprenden unas escaleras, el Hombre 1 sube hasta el escritorio del Doctor. El

Doctor lo revisa.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau guau guau.

HOMBRE 1: Guau guau… guau.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿Guau?

HOMBRE 1: Guau guau guau.

HOMBE CON CABEZA DE PERRO: ¡GUAU! GUAU GUAU GUAU GUAU GUAU GUAU

GUAU GUAU (pausa) guau guau guau (pausa) GUAU GUAU… guau. (Largo silencio) ¿Guau?

HOMBRE 1: Guau.

La tensión crece.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau.

HOMBRE 1: Guau.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau.

Se proyecta una imagen del cerebro del Hombre 1.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau guau.

En la proyección se observa el área afectada del cerebro por el Parkinson, es de color azul cielo.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau.

Termina la proyección.

HOMBRE 1: Guau.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau, guau, gua, guau, guau (pausa) ¡GUAU!

HOMBRE 1: Sí.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿GUAU?

HOMBRE 1: No.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿Guau?


HOMBRE 1: Sí.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: ¿Guau?

HOMBRE 1: Sí.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau.

HOMBRE 2: Disculpen, pero no entiendo nada y necesito saber los resultados de la tomografía

DOCTOR CON CABEZ DE PERRO: La condición del paciente empeora, el Parkinson es una

enfermedad degenerativa e irreversible, lamentablemente lestá progresando muy rápido. Voy a

enviarle cuatro pastillas más y subiremos la dosis del medicamento que ya está tomando. Necesito

que él se tome las pastillas en las horas indicadas. ¿Entiende? (Al Hombre 2) ¿Usted me puede

ayudar con eso?

HOMBRE 2: Sí.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Y que coma, el paciente debe comer para procesar los

medicamentos.

HOMBRE 1: Lo haré Doctor. Gracias.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: También le sugiero que investiguen sobre tratamientos

experimentales, tengo entendido que en Cuba aplican una cirugía, la cual acompañan con un

medicamento especial que suministra la dopamina sintética que su cerebro necesita. Deberían de

probarla, se los aconsejo.

HOMBRE 1: Gracias Doctor.

HOMBRE 2: Gracias.

DOCTOR CON CABEZA DE PERRO: Guau.

HOMBRE 1: Guau.

HOMBRE 2: Guau guau.

El Doctor con cabeza de perro, el Hombre 1 y el Hombre 2 salen del escenario. Cambio de luz.
VOZ EN OFF HOMBRE 1 Y HOMBRE 2 (EN CORO): Recuerdo14: Respiro olvido.

Recuerdo 26: En mi país solo llueven recuerdos. Recuerdo 92: El eco de su voz. Recuerdo 19:

Tejí un abrigo de deseos. Recuerdo 457: Sus ojos eran tan grandes que cabía una estrella fugaz.

Recuerdo 4526: No hay instantes eternos. Recuerdo 463: Todo es efímero y nada lo es. Recuerdo

68: Camino entre las memorias buscando nuestros nombres tallados en las estrellas fugaces.

Recuerdo: 12: Abrázame. Recuerdo 2460: Todas las noches de marzo sueño con vos. Recuerdo

7643: Ya olvidé cómo dar un beso. Recuerdo 237582: Ya dejé de contar los días. Recuerdo 9:

Estoy bien. Recuerdo 7: Sigo esperando. Recuerdo 329286: Trato de dibujar su sonrisa… pero no

puedo.

ANCIANO:(En un momento de coherencia y lucidez. Al público.) Seguimos la sugerencia que

nos hizo el doctor, no recuerdo cómo se llamaba, pero sí que se parecía mucho a nuestro difunto

perro. Él nos dijo que había un tratamiento experimental para el Parkinson en Cuba, así que

hicimos el esfuerzo y nos fuimos a La Habana. Y sí, funcionó. Todo mejoró, él volvió a ser el

mismo, lo notaba en su sonrisa, la máscara facial inexpresiva empezó a desaparecer, y él sonreía

(pausa)… sonreía como aquel primer reencuentro en la parada de autobús. Y yo estaba feliz, no

sé si lo pueda explicar en palabras, pero (pausa)… habíamos resistido lo peor. Y ahora nos

quedaba disfrutar estar juntos. Todo empezó a cambiar muy rápido. Pudimos comprar una casita

pequeña, cerca de la montaña porque los dos necesitábamos campo y calles de tierra. Yo dejé de

trabajar para cuidarlo, con la pensión y los ahorros pudimos mantenernos bien. Los años

pasaron… hasta arrugamos juntos; un día, mientras veíamos la lluvia caer, él me propuso

matrimonio (trata de contener las lágrimas). Yo al principio no supe qué decir, pero luego nos

volvimos a ver a los ojos… y dije que sí. Vivimos una vida larga y hermosa, hasta que un día él

falleció de Parkinson y meses después me diagnosticaron los primeros síntomas del Alzheimer.

Cambio de luz. Entra el Hombre 2 El globo de color azul cielo desciende hasta el centro del

escenario. El Hombre 2 sujeta el globo.


ANCIANO: (Al público) Pasó el tiempo (pausa) pasó muy rápido, siempre que uno está feliz el

tiempo vuela… recuerdo que el día que nos casamos, estaba lloviendo (sonrisa nostálgica) Ya

recuerdo porque me empezó a gustar tanto la lluvia; es porque siempre me recuerda a él. Escribo

este diario porque ya mi Alzhéimer está muy avanzado (pausa) lo hago para recordarlo, lo hago

porque no pude despedirme… lo hago para no olvidar el color de la lluvia. Yo repito siempre las

cosas, ¿verdad? Lo hago para no olvidar.

Entra la Señora excéntrica. Lleva un micrófono en la mano.

VOZ EN OFF HOMBRE 1 Y HOMBRE 2 (EN CORO): Recuerdo número (pausa) olvidé el

número de este recuerdo. Olvidé este recuerdo. Los recuerdos flotan y yo solo los veo pasar.

El Hombre 2 se eleva lentamente con el globo, simultáneamente la señora excéntrica habla por

el micrófono.

SEÑORA EXCENTRICA: (Al público) El Alzheimer comienza lentamente, primero afecta las

partes del cuerpo que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje, cada vez es más difícil

recordar los nombres de las personas, los acontecimientos que ocurrieron recientemente.

El Hombre 2 flota sobre el público.

SEÑORA EXCENTRICA: (Al público) Con el tiempo los síntomas empeoran, ya no se

reconocen ni siquiera, a los propios familiares, empieza una demencia senil, se olvida como

escribir y como hablar, como cepillarse los dientes o peinarse el cabello. Finalmente se necesitan

cuidados en la casa. No hay forma de detener la progresión de la enfermedad. El paciente no

reconoce su reflejo en las gotas lluvia. Los recuerdos parecen flotar.

El Hombre 2 flota hasta casi desaparecer.

SEÑORA EXCENTRICA: (Al público) Un día él (señala al Anciano) tuvo un sueño, soñó algo

que no podía recordar, soñó con la soledad, con el silencio, con la lluvia, y luego olvidó como

soñar. Él soñó que era de día y soñó que por las noches no podía dormir, soñó que le daban miedo

los perros, soñó que una señora tenía globos en lugar de recuerdos, soñó que los globos flotaban,
se perdían y no regresaban. Soñó que era tarde y que la vida era muy corta para estar tan lejos. Y

olvidó como soñar… de nuevo. Entonces trató de soñar, pero no pudo hacerlo más. Olvidó como

dormir, como comer, como agarrar una cuchara, hasta olvidó como limpiarse después de ir al

baño. Y en medio del olvido, del naufragio, en medio de la lluvia salada de sus recuerdos… lo

escribió todo en un diario viejo, lo hizo para no olvidar (pausa) lo hizo porque sabía que un día

iba a olvidar como respirar.

ANCIANO: Un día salí a caminar, me senté en nuestra parada, lo hice sin saberlo (pausa) y

empecé a recordar todo, recordé el olor de la lluvia, recordé su rostro y recordé esa pregunta: “¿De

qué color es la lluvia?” En medio del olvido recordé el color de la lluvia.

El Hombre 2 desaparece flotando. La Señora excéntrica sale.

ANCIANO: (Al público) Cada noche que pasa, todo se vuelve más difícil, es más confuso, es

más doloroso, me cuesta más recordar y creo que... yo cuento nuestra historia (pausa) porque es

la única forma de sentirlo cerca. ¿Esto ya lo dije verdad? Yo repito las cosas porque (pausa) ¿Qué

estaba diciendo? Ya recordé…dicen que lo que no se escribe… se olvida.

Cambio de luz. Se vislumbra la misma parada de autobús de la primera escena. Llueve en el

escenario. El Hombre 1 entra y se sienta, el Anciano camina hasta la parada y se sienta a lado,

todo sucede similar al primer encuentro.

VOZ EN OFF HOMBRE 1 Y HOMBRE 2 (EN CORO): Último recuerdo: Ya no tengo miedo

de recordar.

HOMBRE 1: Hola.

ANCIANO: Hola.

HOMBRE 1: ¿Ya pudiste recordar?

ANCIANO: Sí.

Silencio.

ANCIANO: Quiero disculparme.


HOMBRE 1: ¿Por qué?

ANCIANO: Por olvidar.

HOMBRE 1: Ya estás aquí, eso es lo que importa.

ANCIANO: ¿Esto es un recuerdo verdad?

HOMBRE 1: Sí.

ANCIANO: Me gusta recordar cuando éramos jóvenes.

HOMBRE 1: Cuando no estábamos arrugados.

Ambos sonríen.

ANCIANO: Ya no sé qué es real y que no. No puedo diferenciar los recuerdos de la realidad

(pausa) tampoco cuales recuerdos son míos y cuáles no. Ya no puedo recordar ninguno de mis

sueños. Ya no duermo.

HOMBRE 2: Todos tenemos sueños que no podemos recordar.

ANCIANO: Tengo miedo.

HOMBRE 1: ¿De qué?

ANCIANO: De olvidar.

HOMBRE 1: Yo no tengo miedo.

ANCIANO: ¿Por qué?

HOMBRE 1: Porque vos escribiste nuestra historia.

Se iluminan de distintos colores las hojas del diario que cuelgan.

ANCIANO: ¿Logré escribir todo?

HOMBRE 1: Sí.

El Hombre 1 señala las hojas que cuelgan sobre el escenario. Ambos tratan de contener las

lágrimas.

ANCIANO: Pero son fragmentos, están incompletos y me cuesta leerlos.

HOMBRE 1: Nosotros estamos hechos de recuerdos incompletos.


ANCIANO: Te extraño tanto.

HOMBRE 1: Y yo a vos.

Silencio.

HOMBRE 1: Parece que va a llover.

ANCIANO: Me gusta la lluvia.

HOMBRE 1: ¿Ahora si te gusta la lluvia?

ANCIANO: Sí, ahora sí.

Ambos sonríen. Las hojas del diario empiezan a caer sobre el escenario y las butacas.

HOMBRE 1: Gracias.

ANCIANO: ¿Por qué?

HOMBRE 1: Por resistir junto a mí.

ANCIANO: Me gusta verte sonreír.

HOMBRE 1: ¿El día que morí llovió?

ANCIANO: Sí.

HOMBRE 1: ¿Cómo fue?

ANCIANO: Llovió por tres días seguidos. Fue muy hermoso.

Las hojas del diario dejan de caer.

HOMBRE 1: ¿Todo pasó muy rápido verdad?

ANCIANO: Sí.

HOMBRE 1: ¿Podemos reencontrarnos otra vez?

ANCIANO: Eso me gustaría mucho.

HOMBRE 1: ¿Podemos adoptar otro perro?

ANCIANO: Sí.

Silencio

HOMBRE 1: No me olvidés por favor.


ANCIANO: No lo haré.

HOMBRE 1: ¿De qué color es la lluvia?

ANCIANO: Del color de tus ojos.

Apagón.

En 2016, Costa Rica pidió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que interpretara el

alcance del derecho a la privacidad, el derecho al nombre y el derecho a la protección igualitaria

conforme a la Convención Americana de Derechos Humanos.

En 2018, la Sala Constitucional costarricense se pronunció a favor del matrimonio igualitario,

concediendo un plazo de 18 meses para que la Asamblea Legislativa de Costa Rica aprobara una

norma reglamentaria.

18 meses después, el 26 de mayo del 2020, Costa Rica se convirtió en el primer país

centroamericano en permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo.

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