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Estudio sobre las soluciones narcisistas en las psicosis Guillermo Belaga Introduecién En la tiltima ensefianza de Lacan, se puede verificar estudiando sus presentaciones de enfermos la inauguracién de una clinica que ya no seré la de Freud. Atal punto, que se puede definir que se trata de la época laca- niana del psicoandlisis. Dado que esta clinica ya no se corresponde con e! reino del Nambre del Padre, sino con la de la ensefianza del matema S (A) (significante del Otro tachado). En la cual, no sdlo pluraliza el nombre de! padre sino que lo socava desde el interior, atacando mediante el equivoco el lazo del significante con lo que se cree es su significado. Es la época de le inexistencia del Otro, la época de los desenga- frados, la época de la errancia’ En este sentido, la presentacién de la paciente Mlle. 8., en 1976, permitié ilustrar esta clinica. Es mds, su relectura —sobre la que volve- remos varias veces— tiene la importancia de que no sélo muestra une clinica en particular, sino que anticipa una practica con las psicosis, que tambien iré mas allé de las mismas. Asi, el caso, puede trasladarse en ge neral a una clinica, donde el sujeto cada ver mds estd expuesto ao real, y enuncia sus incertidumbres y descreimiento de los semblantes. En lo que hace a las psicosis, a partir de la ensefianza lacaniana de la presentacién de enfermos, J-A. Miller propuso la diferencia entre Enfermedades de la mentalidad y del Otro?. Estas uiltimas, caracterizadas por la certeza, por un Otro no tachado, que hace que estén muchas veces en cierta armonla con sus cabezas y sus cuerpos. Enfermedades serias, que se vinculan con el modo en que Lacan tomaba al Nombre del Padre en sus inicios: como lo que ordenaba al mundo, como significante del Otro, S(A), como Otro del Otro. Cuestién, que mas tarde fue revisada, y el concepto de forclusién del Nombre del Padre pasé a ser reemplazado por el de fuera de discurso. Entre las consecuencias de esta distincién, las Enfermedades de la mentalidad se presentan para nuestra practica como una ensefianza, porque permiten comprabar los efectos de estar exouesto a falengua, sin ninguna defensa frente a lo real. Ademas de como esto rebasa los cédi- 0s, y provoca que se pase por debajo de las normas sociales, exponiendo las patologtas de Ia identificacién en la época del Otro que no existe. Laclinica lacaniana que parte de esta inexistencia, implica leer la presencia actual de los que no se engafian mas con el Nombre del Padre 3” ‘Asi, podemos recurrir a la cultura para pensar sobre ello. Me refiero a la pelicula franco-austriaca Caché (Escondido) del director Michael Haneke, donde los hijos de los protagonistas saben de manera explicita o implicita que el Otro es un sembiante. la trama muestra como lo simbélico contemporéneo ya no cumple con la pacificacién, ya no es el simbdlico que le permitia a Lacan ordenar la experiencia analitica con el atravesamiento dialéctico de lo imaginario. Por el contrario, los protagonistas de Ia pelicula —representa- dos por Daniel Auteuil y Juliette Binoche— que vivian apaciblemente, de repente pasan 2 ser filmados en sus vidas privadas, sin saber nunca por quién, en una situacién que no parece tener medida ni limites. Enigma que —épor eso mismo? — no quedard resuelto en el final, y que también seré trasladado en forma ansiégena 2 los espectadores. Es este detalle, impecablemente transmitido por el Director, lo que marca la época: cémo el objeto a (mirada) comanda la subjetivaci6n contemporénea. Asi, de forma imprevista para estos personajes de vida acomo- dada, se pone en evidencia que ya no se est en la propia casa, que el NP ya no puede taponar ni garantizar el estado de bienestar, y entonces el miedo y la angustia alcanzan a todos estos sujetos criados bajo un orden, tradicional ya caido en el pasado. Para todos, menos para sus hijos, que parecen gozar de cierto cinismo y empuje por recordarles a los padres gue lo real se impone y no tiene estructura de ficcién. De esta manera, la pelicula muestra una época donde hay un desamparo organizado, donde lo traumatico irrumpe angustiosamente cuando los sujetos comprueban la falia de una vida autoorganizada; en la que creian estar en un mundo de espacios protegidos o inmunes. Situacién, que lejos de los primeros seminarios de Lacan, mues- ‘ra que lo simbélico ahora se consagra a la imagen. € més, se puede afirmar que el mismo est dominado o en continuidad con lo imaginario, Yy que cuando se desestabiliza produce como consecuencia ya no el ma- lestar en la civilizacién, sino la civilizacién del trauma’ Es desde estas lecturas, que proponemos abordar el estudio de las solu- ciones imaginarias de las psicosis. Esa relacién que tanto ha llamado la atencidn desde el Hombre de los Lobos, entre narcisismo y restauraci6n imaginaria, Planteos que més tarde, en el seminario denominado "R.S.1” son reformulados por J. Lacan, cuando en los términos de su topologia complejiza la triple dentificacién freudiana y el lugar del Nombre del Pa- dre, situando un cuarto término como condicién para el anudamiento4 Asi, el estudio del nombre propio aparece desde el punto de vista de la nominacién, como referente en el sentido que lo explica Kripke, como denominador rigido. Dando lugar —entre otras— a una nominacién ima- ginaria, como lazo entre lo real y lo simbdlico, que subyace cuando se menciona la identificacién “como si”, y/o el “cardcter narcisista’. Una for- ma de anclaje, de remiendo particular, una solucién vinculada al sintho- ma definido como real de un imaginario de seguridad. En principio, cualquier estudio sobre las psicosis, toma alguna referencia del Presidente Schreber. Para el presente, resulta importante se la distincién que realiza Lacan de las tres identificaciones que reconoce en el mismo como suplencia ala identificaci6n falica: la primera ocurre en la etapa del predesencadenamiento, al significante del deseo de la madre. La segunda identificacién es una identificacién narcisista, la del “cadaver leproso’, expresién de i(a). Por ultimo, la identificacién que manifiesta la resolucién delirante: “ser la mujer de Dios”* 1. El “conformismo narcisista”. EI mecanismo “como si, Anteriormente, en el texto sobre los complejos familiares, Lacan observa un “conformismo narcisista” previo al momento del desencadenamiento. Luego, en la fase “fecunda del delirio”, los objetos transformados por una extrafieza inefable, se revelan como enigmas, encuentros repentinos, sig- nificaciones: “es en esta reproduccién que se derrumba el conformismo, superficialmente asumido, mediante el cual el sujeto ocultaba el narcisis- mo de su relacién con la realidad”. Asi, en 1938, establece una clinica diferencial en base a fos fe némenos imaginarios del estadio del espejo. En lo mds alto de la escala ubica al delirio de reivindicacién, y sucesivamente, el delirio sensitivo de Kretschmer, y el delirio de interpretacién. En un nivel menor, la psicosis alucinatoria, y por iltimo, la parafrenia’ Ya en el Seminario Il, toma el perlodo prepsicético de un caso analizado por Katan. Un hombre joven cuyo desencadenamiento ocurre en la pubertad: En ese sujeto, nada habia del orden de un acceso a algo que pudiese realizario en el tipo viri. Todo falt6. Si intenta conquistar la tipificacién de la actitud viril es mediante una identificacién, un enganche, siguiendo los pasos de uno de sus camaradas”. Para agregar que encuen- tra alli “el mecanismo del “como si”, que Helene Deutsch destacd como una dimensién significativa de la sintomatologia de las esquizofrenias”. Definiendo que se trata de un mecanismo de compensacién imaginario del Edipo ausente, “que le hubiera dado la virlidad bajo la forma, no de la imagen paterna, sino del significante, del nambre-del-padre”. Luego, subrayando atin mas este mecanismo, citard una de sus presentaciones de enfermos: "Recuerden ese pequefio sujeto que evi- dentemente nos parecta, a nosotros, muy \icidol...) se habia vinculado 2 un amigo, que se habia vuelto su punto de arraigo en la existencia, y de golpe algo le habia ocurrido, no era capaz de explicar qué. Chocaba ahi con algo, y falténdole por entero la clave, se metié tres meses en su cama, como para ubicarse”® En esta época, Ia estabilizacién es planteada como una sustitu- cién Imaginario/Real, como lo manifiesta el delirio paranoico, pero tam- bién la solucién del “como si". Del mismo modo, se podrian ubicar los casos Dick de M. Klein, y del pequefio Robert de R. Lefort™. Asi, es cono- Cida la definicién de Lacan del "enchapado" del mito edipico en relacién a Dick. El nifio de cuatro afios, para quien lo real y lo imaginario eran equivalentes, y que como respuesta a la intervencién intrusiva de la te- rapeuta produce un movimiento en donde imaginario y real comienzan 2 estructurarse “al punto que se humaniza’, 58 Consideraciones similares describe cuando discute el diagnés- tico del caso Robert. £1 pequefio vive sélo lo real, ya que “una sintesis, de lo imaginario y lo reat”, Al respecto, Lacan destacaré la elaboracién imaginaria secundaria, subrayando como el comportamiento motor que el nif alcanza esté en relacién al dominio imaginario. 2- Las psicosis luego de “Introduccién al Narcisismo”. En “Duelo y Melancolia” (1916) Freud se refiere a un caso de esquizofrenia, que Landauer relata en “Spontanhellung einer Katatonie” (1914) ("La cura esponténea de una catatonia"), como una ilustracién muy pura de la “identificacién narcisista’ Hasta entonces, este término era aplicado a la clinica de la histeria. A partir de ahora, empieza a diferenciarlo de la “identificacién histérica’, y con el uso de este concepto dispondré de un punto de apoyo para su Clinica diferencial. Lo que le permit aislar y oponer, de un lado, la esqui: zofrenia de la parancia, y de otro, la neurosis histérica de la melancolla. En cuanto al caso descripto por Landauer, éste pone de relieve la extensién de la libido del yo en la identificacién asociada al narcisismo. Enel texto, que nos es posible conocer en detalles por una investigacién de Vicente Palomeral2, se refiere a una enferma de 23 aos, Marie, cuya madre murié al nacer. A os 16 afios, su padre empieza a jugar en la Bolsa y pierde toda su fortuna, al tiempo que se entera de que su mujer ac- ‘ual le engafia con otros hombres. Esto fue demasiado para este hombre Quien decide una noche a las 11 hs. poner fin a su vida dispardndose un tiro en la sien izquierda. Despertade por el ruido de la detonacién, Marie entra en la habitacién, agarra le pistola y se dispara en el mismo lado, produciéndose una herida. Varias personas que entraron para socorrerla, la encuentran riendo y brincando por la habitacién, con una expresién rigida en el rostro y diciéndose a si misma: “iMuerto est! iMuerto esta! jlas 111", Uevada a un sanatorio psiquidtrico, permanece durante ocho semanas en un estado tipico de la catatonia: sin pronunciar una sola pala- bra, rigida e inmévil en la cama y repitiendo siempre lo mismo: *i Muerto estdl jLas 111”, Pero, de repente se recupera y Marie es externada. Dada su nueva situacién, se ve obligada a buscar un trabajo, y se trasiada a otra ciudad para dedicarse al teatro. Vive muy retirada y no tie- ne ningin pretendiente. En las vacaciones, antes de cumplir los 19 afios, vuelve a su casa y busca a un amigo de su padre, médico de la familia, un hombre de la misma edad de aque. Ahi, 2 pesar de la presencia de la madrastra, empieza a com- portarse de modo extrafio, jugando a poner su cabeza en el regazo del amigo paterno y mostrando una gran satisfaccién al percatarse de que lo excitaba sexualmente. Terminara acosténdose con él, entregindose a este hombre cada vez que vuelve a su casa Lo significativo serd que se ofrece a él sin tener una inclinacién especial. Es mas, durante mucho tiempo habia tenido un verdadero mie- do al acto sexual ya que sabia que “una vez que empezara no podia pa- 60 rarlo”. Hasta entonces, se habia limitado a una masturbacién frenética Asimismo, Marie mostraré un interés singular por el desnudo femenino, concurriendo con frecuencia a los cabarets y salones de varie- dades vida de saber “si hay algo para ver” en las representaciones acro- béticas o en las danzas. En clerta ocasién, le relata a Landauer con gran excitacién, cémo habia visto el pubis de una bailarina. De igual manera, solia sentarse durante largos ratos al lado de la ventana de un Café para ver las piemnas de las mujeres que se pasean por a calle. Su “actividad ho- mosexuat” més importante era tomar asiento y esperar a que una mujer tomara asiento en la mesa contigua. A continuacién se quedaba mirindo- la fijamente hasta que se diera cuenta, instante en el cual le paciente se entregaba a un juego que consistia en pasarse la lengua por los labios. Si después de estas escenas no tenia ningun amigo cerca, recu- ria @ la masturbacién y se echaba en la cama de modo tal que pudiera observarse ante el espeja, Esta condicién del espejo era esencial también ten sus relaciones con los hombres ya que lo que trataba de observar era la relacién sexual. Ademés, se informa que de pequefia habia espiado con gran curiosidad lo que acontecfa en el dormitorio de sus padres. En este “empuje a mi- rar” se trataba, como resaita Landauer, de una repeticién de una escena que habia presenciado en la habitacién de sus padres (entre los cinco y seis afios): “En un cumpleafios de su padre, se habia vestido a toda prisa para poder felicitarle. En la habitacién contigua reinaba el silencio, Marie miré dentro y vio que la cama de su padre estabe vacia. Su madre, por el contrario, estaba en la cama sentada frente al espejo. Se maquillé, tras las abluciones de sus partes intimas, se puso coqueta y se recost6 para dor- mir. Tras esto, entré su padre en la habitacién vestido sdlo con la camisa, y desperté a su mujer con besos. Luego mantuvieron relaciones sexuales. Marie salié corriendo furiosa y estuvo durante todo el dia inmévil y sin felicitar al padre” Si bien, por un lado, se pone de relieve la identificacién actual con la madre, Palomera comenta que antes del estado actual, precedié una épaca de equiparacién casi total de Marie con el padre, lo que Lan- dauer llama “el periodo de la psicosis" Del historial clinico de su enfermedad en el Sanatorio, ademés de las se- manas en que estuvo con el cuerpo totalmente rigido, sin responder a las preguntas, donde sélo cantaba de vez en cuando, riéndose y diciendo, “iMuerto esta! iMuerto esté! Las 11’, el periodo de internacién estuvo repleto de fantasias delirantes en las que Marie se veia en relacién sexual con su madre. Pero lo més inquietante para Landauer, fue un episodio ocurri- do a los 7 afios de edad: “estaba de visita en la granja de sus abuelos y a causa de una travesura fue amenazada con mandarla de vuelta a su casa con su padre. Para ella fue tan espantoso que decidié que era mejor mori. Se alejé de la granja y estuvo, por faltarle el valor para arrojarse al rio, un dia y medio escondida en medio de un cafiaveral desnuda, ya que habia arrojado sus vestidos al agua, en vez de tirarse ella. Aunque oyé los gritos de quienes la buscaban, no salié y aguanté pacientemente durante muchas horas el hambre. A la noche siguiente regresé a la casa despacio o yin hacer ruido” Lo que se subraya en esta historia es la incidencia de lo especu- lar, al considerar la ecuacién vestidos = yo. Por tiltimo, Landauer prosigue diciendo que “con la muerte del padre se da un poderoso conflicto inconsciente de amor-odio contra el mismo. Marie se sustrae al conflicto identificatorio con el padre. Ast re- gresa a mecanismos que son propios de la primera infancia y que parten del narcisismo. Esta identificacién iguala ahora al padre desaparecido. En lugar del duelo —Io que hubiera sido una cuestién de amor— abandona el amor y recurre a la primera forma de eleccién de objeto del narcisis- mo". Agregando, que la ecuacién “Vestidos = yo", deducible del re- cuerdo infantil, es una prueba de que “habia sacrificado de modo mani- fiesto una identificacién consciente, sus vestidos, es decir, una parte de su Yo en lugar de su Yo". Asi, el mecanismo identificatorio en Marie es consciente: “Conscientemente identifica casi cada objeto con ella misma al menos con la parte mas importante de su Yo, los genitales”, Seaiin parece, fue Otto Rank quien hizo observar 2 Landauer que estos casos donde lo expresado simbdlicamente es consciente, no tienen nada que ver con los simbolos sino con sus etapas previas (Ia iden- tificacién}, concluyendo que en Marie como en todos aquellos esquizo- frénicos se trata de una fase previa semejante. Cuando, en 1916, Freud cita el caso lo hace en relacién a la pa- radoja que plantea la melancolla y el duelo patolégico: ecémo explicar, en el reflujo de la libido, que la pérdida del objeto se transforme en pérdida del yo? Freud reconoce a Rank el haber propuesto ya una salida al di lema al sefialar que en la psicosis la eleccién de abjeta se produce sobre Una base narcisista, substituyendo la carga de amor por la identificacién. En este sentido, el caso de Landauer resultaba perfecto, dado que la cura daba cuenta de la regresién de un tipo de eleccién de objeto hasta el narcisismo originario. En un conciso resumen del mismo, Palomera aisla los siguientes puntos: 1) el odio al padre (Vaterhass) desestabiliza la eleccién del objeto de amor; 2} el tratamiento confirma la tesis de una regresién narcisis- ta (después de haber estado atrapada por la muerte del padre, la joven muestra que la cura es un retorno identificatorio a la madre gracias 2 la regresi6n narcisista); 3) las escenas de masturbacién ante el espejo, su “avider de saber lo que hay para ver”, sus relaciones heterosexuales, re- miten ala escena de la alcoba de su madrastra; y 4) el recuerdo infantil de Marie deshaciéndose de sus ropas coma de un yo, muestra la incidencia de un fenémeno de regresién t6pica al estadio del espejo. Igualmente se puede sefialar, que estos fendmenos de deriva imaginaria, pueden detenerse para algunos sujetos, en lo que se conoce como una identificacién “como si" 3-El “como si" y sus referencias. 82 En 1942, H. Deutsch publica “Algunas formas de trastorne emo- ional y su relacién con la esquizofrenia”®. En donde describe una serie de casos: “en los que la relacién emocional del individuo con el mundo exterior y con su propio Yo parece estar empobrecida o ausente”. Dichas observaciones, las refiere a estados muy relacionados con la despersona- lizacién, pero distintos de ésta “en tanto el paciente mismo no los perc como trastorno”. Y explica que la denominacién se deberia a que en este tipo de personalidad, es “como si" la persona, fuera “normal” ynada en ella sugiere un trastorno, La conformacién del “como si”, siguiendo a Abraham, se basaria ya no en una represién, sino en una verdadera pérdida de carga objetal, es decir una patologia narcisista que conservaria la capacidad de identifi- arse como un autémata con los objetos externos. Deutsch, finaliza diciendo que estos casos permiten aprender sobre Ie psicologia del Yo, los trastornos afectivos, y quiz4, el problema del esquizoide, Definiéndolos como estados prepsicdticos de la esquizo- frenia Buscando en articulos mds recientes, principalmente de autores, norteamericanos, encontramos un debate en cuanto a lo abarcativo de las categorias “Borderline”, As’, habria por un lado una descripcién més amplia y generalizada: la de Otto Kernberg, donde entre otras, la perso- nalidad “como si" queda como un subtipo. Incluso, en otros trabajos que siguen estos lineamientos, figura la descripcién de H. Deutsch como un antecedente del cuadro “iimite”™ A su vez, otros psicoanalistas, han optado por una descripcién mas restringida del “Borderline” y consideran vigente la nocién del “como si. Esta es la posicién de algunos articulos de la Menninger Clinic, donde se lo situa como un trastorno de la personalidad, ciferenciéndolo de la personalidad esquizoide, del sindrome borderline, y de la esquizofrenia. También con una posicién critica hacia Kernberg, W. Meissner establece dos “continuum” clinicos: primero, el continuum Histérico, englobando en niveles ascendentes, la pseudo-esquizofrenia, el carécter Psicdtico, la personalidad borderline, y por tiltimo la histeria primitiva. Y al segundo, lo denomina continuum Esquizoide, comprendiendo la per- sonalidad esquizoide, la organizacién de un falso-self (basada en Winni- cot), y la personalidad “como si". Expuesta asi, sea por una u otra de estas corrientes, le personalidad ape- rece como el eje evaluativo y de diagnéstico final, Para estos psicoana- Iistas, seria lo “mas propio”, lo més consistente del individuo, en con- traposicién a los desplazamientos sindrémicos, a la “superficialidad” del sintoma Esta concepcién, puede recordar el par descripto por Freud como sinto- ima y carécter. Desarrollado més tarde con mucho detalle y valor para la clinica de las psicosis por W. Reich, seguremente obedeciendo a su propia posicién subjetiva, que le permitié tener la intuicién de una conexién lib dinal del cardcter con el cuerpo. Aspecto retomado por Lacan al final de su ensefianza, con la nocién de sinthoma. 4- La “maquina de influencia” y la serie clinica de Tausk, En cuanto al diagnéstico de psicosis, a diferencia de esos psicoe- nalistas, Lacan pondré el acento en la “envoltura format” del sintoma, y la presencia de fenémenos elementales. Evaluacién sutil, que abarcaré la pesquisa de fenémenos en el cuerpo, en el plano perceptivo, y también de la certeza de signos autorreferenciales que se conocen partir de Neisser como de “significacién personal”. En el Seminario sobre las psicosis, comenta como os clinicos han enfatizado la relacién de exterioridad del sujeto con el significante bajo la descripcién de un sindrome de accién exterior. Lo que subrayaria bien la dimensién esencial del fenémeno, "la exterioridad del psicético respecto al conjunto del aparato del lenguaje”. En relacién a esta heteronomia del lenguaje, aparece citada He- len Deutsch, destacando “cierto como si", en donde las enfermos nunca entran en el juego de los significantes, salvo a través de una imitaci6n exteriort7, Luego, en 1956, clarificard atin més —como ya mencionamos— la relacién entre compensacién prepsicética e identificacién: el sujeto en la psicosis “ha asumido el deseo de la madre”, debiendo entenderse esto como una identificacién al Otro previo. Identificacién que si tambalea, desencadena “la disoluci6n del tripié imaginario” Asimismo, indicard las mismas lineas de fuerza de la compensa- cién imaginaria para la posterior estabilizacién psicética: “esta determi nacién simbdlica se demuestra en la forma en que la estructura imagina~ ria viene a restaurarse”™. Tiempo antes, V. Tausk describe en un trabajo célebre la “mé- quina de influencia” de la esquizofrenia®, Estimulado por Freud, parte del estudio de fenémenos que la psiquiatra clinica ya habia descripto, pero que no habia dado ningtin valor a Ia significacién de estos sintomas aislados, que a su entender permiten elaborar los mecanismos psiquicos en general Tausk, encuentra que pueden haber muy bien psicosis alucina- ‘orias crénicas sin persecucién, es decir, sujetos que estén afectados por Un sentimiento de extrafieza, sin que por ello busquen la causa en una fuerza hostil o extrafia. La existencia de la “méquina de influenciar’, le permitird ubicar toda una serie de casos que no estarian incluidos en la paranoia: “Existe un grupo de enfermos que renuncian por comple- to a satisfacer su necesidad de causalidad, Simplemente se quejan de sentimientos de transformacién y de fendmenos extrafios en su persona fisica y en le psiquica, sin buscar la causa en un poder hostil o extrafio. Particularmente ciertos enfermos declaran que estas imagenes no se les “representan” pero que simplemente las perciben, ante su gran sorpre- sa. Otros sentimientos de transformacién pueden existir sin que sean por ello atribuidos @ un responsable: asi hay enfermos que se quejan parti- cularmente de pérdida o de transformacién de ideas y de sentimientos sin pensar por ello que esas ideas 0 e50s sentimientos les sean robados 0 impuestos. Ocurre lo mismo con los sentimientos de alteracién de la piel, del rostro, y de las dimensiones de los miembros. Este grupo de enfermos. 6 no se queja de la influencia de un poder extrafo, sino de un sentimiento de alienacién”, Agrega que estos pacientes se tornan extrafios a ellos mis- ‘mos, y que estos sintomas serian tipicos tanto del periodo de comienzo de la demencia precoz, como de estatios evolutivos avanzados, Se puede subrayar, que estas descripciones adquieren actuali- dad, cuando se demanda precisién a la hora de tratar los casos tildados coma “raros” Asimismo, Tausk pone de manifiesto la necesidad de dar cuenta de es- tos fendmenos por el mecanismo de la identificacién, fijando la atencién sobre un sintoma de la esquizofrenia: la pérdide de los limites del yo. Ex- presado en que los enfermos se quejan de que todo el mundo conoce sus pensamientos, que éstos no estén encerrados en su cabeza sino desparra- mados en forma ilimitada por el mundo, de manera tal que se desarrollan al mismo tiempo en todas las mentes. En este sentido, hace un sefiala- miento esclarecedor: “Conocemos el estado en el que reina en los nifios, la concepcién que los otros conocen sus pensamientos. Los padres saben todo, aiin lo mas secreto, y lo saben hasta que el nifio logra triunfar en su primera mentira. Luego esta concepcién resurge a veces como resultado de un sentimiento de culpabilidad, cuando el nifo es descubierto en ple- no delito de mentira, La lucha por poseer los secretos sin conocimienta de los padres es uno de los factores mas poderosos de la formacién del yo, de la delimitacién y de Ia realizacién de la voluntad propia", Recordemos al respecto, como Freud en “introduccién al Narci- sismo” utiliza el “delirio de observacién” para teorizar sobre la instancia critica en la neurosis21. Asi, Tausk intentaré pensar sobre la formacién del yo, ubicando temporalmente antes de la proyeccién al exterior, un estadio “anobjetable” donde la libido est dirigida a la propia persona En otros términos, se concentraré en ese primer acto fundamental en la constitucién subjetiva, el Juicio de Atribucién descrioto por Freud, a Be- jahung (Afirmacién primordial} subrayada por Lacan, donde se constituye esa “atribucién primera” que inaugura la asuncién del significante por el sujeto. Juicio del que depende la distincién exterior/interior, y la consti- tucién en un segundo tiempo del yo, como también, del “complejo del semejante” como primera forma de |azo imaginario, Este concepto de la “afirmacién primordial” (Bejahung) encierra un “si fundamental”, un asentimiento del sujeto sobre la satisfaccidn silenciosa del goce, cuyo correlato posterior en el neurdtico es el "yo miento” y la pasién por la verdad, y su contraparte (como No-Bejahung) es el negati- vismo absoluto esquizofrénico. Como consecuencia del desarrollo de su teoria, Tausk elabora una serie de tipos clinicas en cuyo extremo inicial estarian los sintomas esquizofrénicos: donde el propio cuerpo es extrafio y regido por poten- cias extrafias, 0 la variante del estupor cataténico y el “lenguaje de drga- nos" Entonces, en su esquema hace entrar los fenémenos observados ordenados a partir del desarrollo del aparato de influencia: 1. Simples sentimientos de alteracién, primitivamente sin sentimiento de lo “extrafio”, luego acompariados del mismo, sin referencia a una persona 6 responsable (alteraciones fisicas y psiquicas y de ciertas partes del cuer- po}. 2. Sentimientos de alteracién bajo forma de sensaciones anormales, con designacién de un responsable que es el enfermo mismo. 3, Sentimientos de alteracién con designacién de un responsable que se sitda dentro del enfermo, pero que no es el enfermo mismo, 4, Sentimientos de alteracién con proyeccién alucinatoria del proceso in- terior hacia el exterior, sin designacién de ningun responsable, sin senti- rmientos de lo extrafio al principio, luego acompafiado del mismo. 5. Sentimientos de alteracién con designacién de un responsable, por via de identificacién (caso Emma A.) 6. Sentimientos de alteraciones con proyeccién del proceso interior hacia el exterior, y designacién de un responsable segun el mecanismo para- nolco (se le proyectan las imagenes, se lo sugestiona, se lo hipnotiza o electriza, se le imponen o se le roban pensamientos y sentimientos, se le provocan erecciones, poluciones, etc,). 7. Sentimientos de alteraciones atribuidos a un “aparato de influir” que es manejado por enemigos. Estos son por lo general desconocidos e in- definibles al principio. Luego el enfermo los llega a definir: en un principio el enfermo no puede explicarse cémo esta construida la maquina, poco a poco elabora la idea que se va haciendo. De esta serie, tomaremos en detalle el caso Emma A, célebre a partir de las referencias que ha hecho Freud. Se trata de una mujer joven que se sentia influida, de un modo completamente insdlito, por aquel a quien ella amaba: “Decia que sus ojos no estaban correctamente situa- dos en su rostro, que se habian torcido. Esto se debfa a que su querido era un mal hombre, un mentiroso, que hacia torcer los ojos. En la iglesia se sintié un dia bruscamente sacudida, como sila hubieran cambiado de lugar: su querido era alguien que la engafiaba y a habia vuelto mala y parecida a él mismo", En su trabajo, Palomera describe el juego significante que Freud comenta con tanto interés: “El Dr. Tausk de Viena ha puesto a mi dis- posicién algunas de sus observaciones que presentan la ventaja de que la enferma misma proporcionaba atin la explicacién de sus palabras (..) acudié a la consulta poco después de haber refiido con su novio y que- jandose de que “Ios ojos no estén bien, estan torcidos” (Die Augen sind nicht richtig, sie sind verdrhet), y explica luego, por si misma, esta frase, affadiendo en lenguaje ordenado una serie de reproches contra el novio: “Nunca ha podido comprenderle. Cada vez se le muestra distinto. £5 un hipécrita (ein Augenverdreher) le ha torcido sus ojos (er hat ihr die Au- gen verdreht), ahora ella tiene sus ojos torcidos, ya no son sus ojos nunca mas, ella ve ahora el mundo con ojos diferentes (sie sieht die Welt jetzt 66 mit anderen Augen)”. Emma utiliza un modismo corriente de la lengua alemana y lo toma al pie de la letra: el novia es un hipécrita (ein Heuchler 0 ein Augen- verdreher}. Sia un mentiroso 0 hipécrita se lo puede designar en la lengua como una persona que “tuerce Ios ojos", ipso facto ella hace de esa ex: presién, mediante el cuerpo, una réplica inmediata, vaciéndolo de su va~ lor metaférico. Freud escribe que “estas manifestaciones, afiadidas por la enferma a su primera frase ininteligible, tiene todo el valor de un analisis, pues contiene una equivalencia de la misma en lenguaje perfectamente comprensible y proporcionan, ademds el esclarecimiento de la génesis y ia significacién de la formacién verbal (Wortbildung) esquizofrénica. La relacién del contenido con un érgano (con los ojos} se ha arrogado la re- presentacién de dicho contenido en su totalidad” Asi concluye diciendo que “el dicho esquizofrénico tiene aqui un rasgo hipacondriaco, se ha convertido en lenguaje de érgano” AA partir de este caso, Freud destacaré la génesis y significacién de la formacién de palabras del esquizofrénico. En efecto, la paciente de Tausk, en otro momento, da otra expresién: “Estd en pie en la iglesia De repente siente un impulso a cambiar de posicién, como si alguien la colocara en una posicién, como si ella fuese puesta en cierta posicién” (sie muss sich anders stellen, als stellte sie jemand, als wiirde sie gestelt) éCémo se analiza esta frase? Freud destaca que se analiza por medio de los reproches de la paciente al novio: “Es muy ordinario y le ha hecho ordinaria a ella, que es de familia fina. Lo ha hecho igual a él, haciéndole creer que él era superior; y ahora ha llegado a ser ella como él, porque creia que llegaria a ser mejor si consegui igualarse a él. El se ha colocado en uns posicién que no le correspondia (Er hat sich verstellt]y ella es aho- ra. como él —por identificacién—, pues él la ha colocado en una posicién que no le corresponde (er hat sie verstelt Es decir, el movimiento de “posicién” observa Tausk— es una representacién de la palabra “fingir” (sich stellen = colocarse; verstellen = fingir) y de la identificacién con el novio. Al respecto, JA. Miller también se ha detenido en la preocupacién de Lacan por establecer una relacién entre el Un-cuerpo y el inconsciente. Elogiando el trabajo de los Lefort en relacién al autismo, comenta que es preciso escuchar lalengua en relacién con el Un-cuerpo® En tanto lalengua, no es el lenguaje, sino que apunta a la palabra toma- da en su materialidad, fonética, la posibilidad de alcanzar el lazo social, depende de una elucubracién que construya al Otro, y que debe pasar necesariamente a través un elemento ternario, Este elemento es el Un- cuerpo, que se presenta como la consistencia esencial del ser humano. S- Mlle. 8 Refirigndose a los casos de psicosis con "fenémenos puramente psiquicos’, es decir, aquellos que presentaban “el sindrome del automa- tismo mental” sin una interpretacién delirante consistente, Miller —en el articulo ya citado— usa el término de “enfermedades de la mentalidad”, o para fos casos donde la dimensién del Otro estaria en déficit24 En el curso de la entrevista, Mlle. B, sostiene por ejemplo que: “No tengo ninguna referencia, estoy buscando un lugar en la sociedad, no soy ni una verdadera ni una falsa enferma, me habia identificado con varias personas que no se me parecen, me gustaria vivir comio un vest do”. Esta paciente, que se encuentra en un estado de flotamiento perpe- ‘tuo, habia alucinado su chaleco “puesto en otra enferma’, esto no gene- 6 una reivindicacién, sino que dedujo que: “ella tomaba mi identidad”™. En este sentido, luego de la presentacién, Lacan afirma que: “esta persona no tiene la menor idea del cuerpo que tiene que meter bajo (su) vestido, no hay nadie para habitar la vestimenta”, Luego una de- finicién fundamental, cuando dice como contraejemplo —segin nuestra lectura—, que la misma: “ilustra lo que llamo el semblante. Nadie logra hacerla cristalizar. No es esta una enfermedad seria, una de esas formas identificables”.¥, para finalizar dictamina que: “Lo que dice no tiene peso ni articulacién, velar por su readaptacién me parece utdpico y fri”. Se trataba de una persona que en su testimonio referia estar en la busqueda de un lugar en la sociedad de un mado radical: “ya no tengo lugar, no soy ni una verdadera ni una falsa enferma”, como efecto del padecimiento del parasitismo del lenguaje, de un sindrome de accién exterior puro, que no precipitaba en ninguna construccién delirante con- sistente, Mas bien, estaba en un flotamiento perpetuo como ella misma se describia: “soy interina de mi misma”. Nada la enganchaba al Otro. Como antecedente de estas definiciones, podemos remitirnos al diagnéstico que Lacan hace de mayo del 68. Asi, cuando el movimien- ‘to social acentud el cardcter de semblante de las normas sociales, éste impuls6 el uso del neologismo lalengua, y que el lenguaje es el producto de una operacién de dominio. De esta manera, a partir del serninario 20, el lenguaje se descompone en dos partes correlativas: lalengua y el |320 social. “En resumen, tendré una composicién barroca, estard hecho del elemento soctial que lo normaliza, mas un elemento en exceso, lalen- qua’. ueneune i™ LALENGUA = LAz0 SOCIAL Volviendo al caso, la paciente demuestra segiin el categérico pronéstico de Lacan estar del lado de una utdpica readaptacién a nivel del lazo social, estar desenganchada radicalmente del Otro, del Nambre del Padre. Por esto, en su comentario final, advierte de lo fitil de toda maniobra, dado que esté ala deriva por padecer como parlétre, del para- sitismo del lenguaje en forma pura Asu vez, Miller ha descripto como fueron variando las paradig- mas del goce en la ensefianza de Lacan”. Al final, el lenguaje y su estruc- ‘ura, al igual que el inconsciente, que antes eran tratados como un dato primario aparecen a partir de “Alin” como secundarios y derivados, en tanto: Jalengua es la palabra como goce, en disyuncién con la estructura 68 del lenguaje. Al respecto, el mismo lleva al extremo de plantear como sem- blante el concepto de lenguaje, el antiguo concepto de comunicacién, pero también los conceptos de Otro, de Nombre del Padre, de simbolo falco. Lo remarcable, y novedoso, es que todos estos términos pasan a tener una funcién de broche entre elementos profundamente en disyun- cidn: la no relacién del significante y el significado; la del goce y el Otro; la del hombre y la mujer. Asi, el Otro, el NP, el falo, que aparecian como trascendentales y condicionando toda la experiencia, son reducidos a conectores. La con- secuencia de esto es que de ser una dimensién previa a la experiencia, auténoma a la misma, como si hubiera un simbélico previo, se pasa ala primacia de una practica, de una pragmatica social ‘Ademés, Miller vaa representar este paradigma signado por la disyuncién con dos circulos eulerianos cuya interseccidn esté marcada como vacio. Postulando, que es esta interseccién vacfa la que es susceptible de ser llenada por un cierto nimero de términos, considerados en esta perspectiva como suplencias, operadores de conexidn entre los dos con- juntos. Es més, estos intersectores pueden ser variados y pertenecen a dos gran- des registros: la rutina ola invencién. 6-El “moi” y la persona, Volviendo al comentario de la presentacién del caso B., Miller observa que: “su ser de puro semblante: sus identificaciones, por asi de- Clo, no se precipitaron en un “yo” (moi), en ningin cristalizador y, por ende, no hay ninguna persona”. Agregando que las enfermedades de la mentalidad, dependerian de “la emancipacién de la relacién imaginaria, dela reversibilidad a-4, extraviada por ya no estar sometida ala escansion simbélica”, Teniendo en cuenta estas formulaciones de un imaginario a la deriva, es que ya intentamos vincular el “como si” a un punto de llegada suplementario™. En sus Escritos J. Lacan hace una distincién entre “moi” y perso- na, Recuerda que decir que: “la persona es una mascara no es puro juego etimolégico; es evocar la ambigdedad del proceso por el que su nacién ha llegado 2 tomar el valor de encarnar una unidad que se afirmaria en el ser”®, Subraya de esta manera dos cuestiones importantes, por un lado, que la palabra persona para los etimélogos latinos, viene de per-sonare: 6 la méscara a través de Ia cual (per) resuena la vor (del actor). La referencia para estas definiciones, posiblemente est en una conferencia de M. Mauss, de 1938, titulada: “Sobre una categorla del espiritu humano: la nocién de persona y la nocién del “yo”. En la que se describe desde una perspectiva histérico-social, el recorrido complejo de estas nociones que partiendo de una simple mascarada, se pasa ala mas- cara; del personaje a la persona, al nombre, al individuo. ¥ de éste, 2 la consideracién del ser con un valor metafisico y moral, de una conciencia moral a un ser sagrado, y finalmente a una forma fundamental del pen- samiento y de le accién (todo acto de conciencia es un acto del “yo”}* En una énaca donde se equipara al yo a le nocién de individuo, al igual que a la conciencia, Lacan al final de la "Observacién'” a D. Laga- che, lanza la siguiente pregunta: “Con la per-sona empieza efectivamente la persona, pero edénde la personalidad?”. Agregando que lo que suena es la “vor de la conciencia”, como enunciacién, una voz en primer lugar y, bien voral: una vor estent6rea, cuyo enunciado esté en esas “leyes’, matriz de la persona”. En conclusién, encontramos que sostiene ambos términos, el yo (moi) como doblete imaginario del sujeto, y la persona que va més all Siguiendo con lecturas conexas, resulta interesante lo que ex- plica Viveiros de Castro, antropélogo brasilefio, sobre la comunidad amazénica de los Piro en relacién al cuerpo y el emplazamiento de las iferencias™. En estas sociedades las personas se constituyen a través de sus cuerpos. Sostienen que todos los seres vivos, humanos @ no hume- 1nos, animales, plantas, son Uno en virtud de compartir un mismo espacio césmico y lo que nos distingue son nuestros cuerpos, y el trabajo que invertimos en que nuestro cuerpo sea de un tipo u otro. Definiendo que para ser humano hay que “hacerse” un cuerpo humano. En términos que resuenan con el seminario de Lacan sobre Joyce, se dice que la vida de Un piro consiste toda ella en “hacerse” este cuerpo, invirtiendo en ciertas précticas y modos de sociabilidad y no en otras. Por ejemplo, distintos modos de fabricarse un cuerpo humano denotan distintas “clases” de ser persona, empezando por aquellas que son parientes y las que no lo son. Asi, no se nace pariente de otra persona, sino que el parentesco se “hace”: compartiendo modos de vida En suma, el parentesco es un punto de llegada, y no un punto de partida, porque no tiene que ver la biolagia sino con experiencias de sociabilidad, con estilos de vida. 7- Acontecimiento de cuerpo Continuando con la categoria de las enfermedades de la men- talidad, contemporéneamente al encuentro con la paciente, J. Lacan desarrollaba el seminario sobre Joyce. Es de suponer que frente a esos casos frecuentes, relatado ejemplarmente por Mlle. 8., con un “imagina- rio extraviado sin yo, espejo enganchado en todas partes, pero captado por nada’, que carecen de algtin significante amo y, a la vez, nada que venga a darle el astre de alguna sustancia, “no hay objeto a que llene su 7 paréntesis’, recurre a lo escrito por Joyce para desarrollar estos proble- mas de las psicosis. Proponiendo una ensefianza en donde éste parece alcanzar algunas soluciones: por ejemplo, la referencia a la forma joycea- na de abandonar la relacién con el propio cuerpo, que Lacan califica que “resulta completamente sospechosa para un analista, porque la idea de si mismo como cuerpo tiene un peso”; solucién que caracteriza al ego de Joyce. Y que justamente, es lo que cantrasta con los casos que presenta donde verifica la disyuncién entre el parasitismo del lenguaje y el cuerpo, y lo insuficiente de la consistencia del propio cuerpo, definido en la clinica borromea como imaginario. Jean-Claude Masson —conocido poeta y traductor de autores la- tino-americanos—, en su presentacién de la edicién francesa del “Mundo de la Novela de la Eterna”, compara a Macedonio Fernandez con Joyce™. Se sabe que Macedonio “se pasé la vida escribiendo™, pero a su vez publicé en pequefias dosis, con reticencia o distraidamente. Por ejemplo, una parte sustancial del "Museo" fue compuesto entre los afios 1920-1930, lo siguid escribiendo hasta que finalmente poco antes de su muerte (en 1952), desparrama frente a su hijo el enorme fajo de hojas que formaba la novela, mezcla las hojas y las apila otra vez, como en un juego de cartas. Luego de este episodio, hubo que esperar quince afios, para que se publicara; fue el tiempo que le tomé a Adolfo de Obieta re- constituir y ordenar ese rompecabezas, sigulendo lo que fueron presumi- bblemente los planos de su padre. En relacién a su trabajo, Masson, confiesa que por momentos ha tenido que contenerse para no tratar de desmentir, de amansar la prose de Macedonio: su bosque conceptual, su ldgica alucinatoria y su jungla de juegos de palabras. En este sentido, recuerda que el propdsito de Joyce era nada menos que el de terminar con el inglés “tal como se lo habla”. Socavando la anglicidad en sus fundamentos mismos, al cuestionar lo que hay detrés del orden linguistico, detrés de lo arbitrario de la lengua. Asi, para Masson, lo que Joyce ha hecho con la lengua inglesa, el argentino lo ha realizado con el castellano. Sin dudas, el derrumbamiento subjetivo que sufrié al morir su esposa es un hito muy importante en su obra, En este sentido, G. Garcia, comenta que para Macedonio es su cuerpo lo que lo separa de Elena y no la muerte lo que a Elena lo separa de él, incluso sostenta que “morir para él era sacarse el sobretodo”™ En la obra de Macedonio se halla un vaivén entre los ensuefios {comparables a las epifanias joyceanas) y la escritura. Con lo cual, se de- duce que entre sus soluciones se interceptan la escritura como un medio para procurarse una identidad, y el amor como modo de enlazar un cuer- po: “y solo porque ella quiere sonreir una ultima vez a su amor, compongo este libro que no necesitamos”. También, rd: “Anhelo que me animé en. la construccién de mi novela fue crear un hogar, hacerla un hoger para la no-existencia, para la no-existencia en que necesita hallarse Deunamor”. Es aqui donde aparece “Deunamor”, una creacién que se inspi- ra en sus “ensofaciones”, y como explica a partir del “deceso de su espo- 2, a quien aparecia amando inmensamente, (..] poco a poco, Deunamor fue perdiendo su sensibilidad, hasta quedar reducido a un cuerpo sin con- n ciencia’’ Por su lado, Rubén Rios, coincide en que esta accién que le per- mite materializar este “poquisimo” de cuerpo, es una instrumentalidad pragmética orientada mas allé de lo util. Como insinua Macedonio: “todo es posible”, dado que la psyché “no responde a ninguna ley", es Gnicamente la praxis del lenguaje nombrando o describiendo el aconte- cer errético del mundo. Can lo que el “hombre” tiene que asumirla tarea —que le vendria impuesta— de “hacer” el mundo describiendo lo que atin no tiene nombre. A esta tarea Rios la formula como el “nominalismo dela sensibilidad” de Macedonio Fernandez, y denomina su légica como. pragmatismo poiético (de potesis: “invencién”, “creacién”) o pragmatis- mo mitopoético del acontecimiento. “Manera de una Psique sin cuerpo”™, es el titulo de un texto en donde enfatiza: Mantente en el Misterio, lector, Para la Psique no hay el “en’, no esta en el Cuerpo. Yen un cuerpo pueden manifestarse y recibir estimulos dos Ps ques tan extrafias una a otra como las que se manifiestan me diante dos cuerpos. Yeesta experiencia es suficiente para iluminar la no-dependen ciat la transparencia de la Psique en los Cuerpes. La nocién de sintoma “en lo que es: acontecimiento de cuerpo, ligado 2 lo que se tiene”, fue subrayada por Miller de la intervencién que hiciera J. Lacan en la sesién inaugural del Quinto Simposio Internacional James Joyce A su vez, Eric Laurent sefiala que el hecho de que “el sintoma 1no esté en el cuerpo” sino que esté situado como “acontecimiento de cuerpo”, e5 el modo en que Lacan Io vincula a los “incorporales"41. In- terviniendo en lo que habla sefialado afios antes G. Deleuze sobre el pensamiento de los estoicos y su distincidn entre cuerpo e incorporales; donde oponian el espesor de fos cuerpos, a acontecimientos corporales que tenian lugar Gnicamente en la superficie. Ast fos “incorporales’, no son cualidades y propiedades fisicas, sino atributos ldgicos o dialécticos (relacionados esencialmente al lenguaje). No son cosas o estados de co- sas, sustantivos ni adjetivos, sino verbos, acontecimientos: resultados de acciones y de pasiones*. En sintesis, el acontecimiento es expresado siempre por un ver- bo, no es un ser, sino una manera de ser, y Deleuze lo ejemplifica dis- tinguiendo que un arbo! puede ser verde, pero diferente es cuando el acontecimiento incorporal en la superficie resulta en que el érbol verdea. 8: Una légica de bolsas y cuerdas. En el final del Seminario Xxill, Lacan va a proponer ante la disyuncién, “una ldgica de bolsas y cuerdas” para anudar el lenguaje con el cuerpo". n En su “Nota paso a paso", Miller retoma esta clase, y formula los alcances de la articulacién de Lacan del cuerpo sin érganos, el cuerpo conjunto vacio, el cuerpo bolsa, su ex-sistencia, respecto a las cuerdas del lenguaje que lo atraviesan alrededor de un agujero*. De este modo, siguiendo Ia tesis segtin a cual venimos al mundo con un pardsito, padriamos estudiar en la clinica cotidiana, ciertos fend- menos clinicos que dan cuenta de la categoria de lo real y que surgen en el borde del sistema del lenguaje. Y desde esta premisa, verificar como las cuerdas (el elemento significante, el rasgo unario, el Sx) estan alli para anudar la bolsa, para articularla al agujero. En las psicosis, ante las “palabras impuestas’, frente al “eco del pensamiento”, el sujeto experimenta draméticamente que no se puede salir mas del lenguaje, que algo infecta sin un orden, sin una ley. Al respecto, frente 2 esos “unos” separados en disyuncién, la psi- cosis ensefia con sus soluciones a la clinica de las neurosis. Una de ellas surge por la via de la invencién macedoniana del amor, como muestra “Oeunamor", En la perspectiva del sinthome, el amor, es Io que puede hacer mediacién entre los unos solos, es una manera de fabricar sentido a partir de un goce que es siempre parasitario®. Para concluir, Borges relata que el amor fue un tema de conver- sacién con Macedonio: “Yo tuve una discusién con Macedonio Fernan- dez, ya que Macedonio negaba el yo, él pon‘a el amor como supremo, y yo le decia: “bueno, gentonces quién se enamora sino existe el yo? El decia “el yo no existe” (..). Pero entonces, épor qué tanta importancia al amor? Macedonio pensaba que la pasién es hermosa, mas alld de que existan personas. No he entendido bien eso, —finaliza Borges— no sé si Macedonia lo entendia”**, En definitiva, el didlogo Sorges-Macedonio, ensefia que el azo entre el yo y el cuerpo es un mito, que para sos-tener un cuerpo hace fal- ta otra cosa. Como en el amor macedoniano, seré cuestién que cuerpo y lenguaje se pongan en conexién por la resonanci del dicho, por un decir que haga eco en el cuerpo, n Notas (2) Mller, 1A: “El Ou que no existe y sus comités de ética" con eolabora co6n de Eve Laurent, 12 Ed, 8s.As, Paldés, 2005, pig. £1 (2) Miler, |: "Ensenanzas de la presentacion de enfermos" revista Uno por uno N! 46, Bs, As, Eola Paidés,ctovo 6e 1997, pp, 89-102 (3) Laurent, E: “El tratamiento de la angustiapostvaumtica:sinesténdares, pero no sin princpios’ en "La urgencla generalzada: clencia, aot y ll ‘a del rauma’, 146, Bs. As, Grama Ediciones, 2008, pp. 3-48, {4} Lacan, J: Seminario "RS. 3874-75 (inédito) {5} Lacan, 1: De ura cuestion preiminar a todo tratamiento posible de las Dsicosis-Fscritos 2 Siglo XX! ed-Bs, As, 1987 pp. 513568, {6} Lacan, La Fomiia— 3, Argonaut, s,s, 1987 p, 100. {7} Lacan, bide pp, 100-102 {8 Lacan, |: Seminario 3, Las Pscoss- £4, Prados, 8s. 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