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Restaurar los suelos,

solución clave para el


cambio climático -
Entrevista con Ibrahim
Thiaw, Secretario Ejecutivo
de la CNULD

Noticias ONU Cambio Climático- El cambio climático es probablemente la


mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Mientras la comunidad
internacional trata de combatirlo, las llamadas “soluciones basadas en la
naturaleza” están ganando terrero como una forma muy eficaz de
almacenar el dióxido de carbono, que, con su capacidad de atrapar el
calor, es el principal responsable de la desestabilización del sistema
climático mundial. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra
la Desertificación (CNULD), con sede en Bonn (Alemania), tiene una función
importante que desempeñar tanto en la protección de tierras en buen
estado como en la restauración de tierras degradadas. La restauración de
la tierra no solo da resultados rápidos, sino que además es económica,
genera puestos de trabajo y permite garantizar la seguridad alimentaria.
ONU Cambio Climático habló con el Secretario Ejecutivo de la CNULD,
Ibrahim Thiaw, que lleva casi 40 años trabajando en el campo del desarrollo
sostenible, la gobernanza ambiental y la gestión de los recursos naturales.
Fue Asesor Especial del Secretario General de la ONU para el Sahel antes de
hacerse cargo a principios de 2019 de la dirección de la CNULD, una de las
tres convenciones que salieron de la Cumbre de la Tierra que se celebró en
Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1992, siendo las otras dos la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el
Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).

¿Qué misión tiene la Convención de las Naciones Unidas de Lucha


contra la Desertificación?
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación
es el único tratado internacional que se ocupa de la tierra, de la gestión
sostenible de la tierra. Se habla de la “Madre Tierra”: el 99,7 % de nuestros
alimentos viene de la tierra. También se habla de la “Tierra Protectora”: es la
tierra la que nos protege de los desastres naturales y, cuando está bien
protegida, nos permite tener una economía próspera.

Se calcula que la pérdida de tierra debido a su degradación equivale a


unas pérdidas económicas de 1 300 millones de USD al día, a pesar de que,
en lo que respecta al cambio climático, la tierra también es el mayor
almacén de carbono después de los océanos. Por eso cualquier medida
que se tome para conservar y proteger el suelo es positiva para el clima,
tanto en el terreno de la adaptación como en el de la mitigación. Por lo
tanto, la gestión sostenible de la tierra y el espacio nos permite crear
sumideros de carbono adicionales. En el mundo hay un total de 2 000
millones de hectáreas de tierra poco o muy degradadas que podrían ser
restauradas, tras lo que podrían almacenar enormes cantidades de
carbono.

¿Puede explicarnos la relación entre la degradación de la tierra, el


cambio climático y la pérdida de biodiversidad?
Tenemos un planeta con más de 7 000 millones de habitantes que pronto
serán 9 000. Este planeta vive y respira: inspira y espira en función del entorno
biológico. Es nuestro almacén.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) tiene el objetivo de


conservar los recursos biológicos del mundo, tanto marinos como terrestres.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación
(CNULD) pretende asegurar los recursos biológicos que hay en tierra, no
tanto en el mar, puesto que los seres humanos viven esencialmente en tierra.
La finalidad de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático (CMNUCC) es proteger a la humanidad de la
degradación causada principalmente por las emisiones de gases de efecto
invernadero a la atmósfera, entre ellos también se encuentran los gases de
corta vida que, aunque no están cubiertos en las negociaciones sobre el
clima, son nocivos para este.

Estas tres convenciones están interconectadas. Son las tres piezas centrales
del que podríamos llamar rompecabezas de las actividades humanas, en el
que todas las piezas tienen que encajar. Cualquier medida que se tome
para proteger el clima es buena para la biodiversidad y para la lucha contra
la degradación de la tierra. Estas tres convenciones se negociaron en Río
hace exactamente 27 años y forman un todo coherente.
UNCCD Executive Secretary Ibrahim Thiaw

¿Qué efecto tiene la desertificación y la degradación de la tierra en


el clima?
Cuando decimos que la tierra es el segundo mayor almacén de carbono
del mundo, queremos decir que cualquier acción que degrade la tierra
también liberará carbono. Los suelos de los bosques son grandes turberas
que almacenan una gran cantidad de carbono. Ese suelo está protegido
ya sea por árboles o por especies de plantas efímeras como por ejemplo las
gramíneas. Por eso cualquier acción que degrade los entornos naturales
provoca que se liberen emisiones de carbono. En cambio, cualquier medida
de restauración y conservación de la tierra crea un sumidero de carbono
adicional. Por tanto, la conexión entre clima, degradación de la tierra y
desertificación es evidente.
Desde luego la protección de los océanos es esencial, ya que cubren dos
tercios de la superficie del planeta y constituyen el principal sumidero de
carbono, pero los seres humanos viven en tierra, no en el mar. Y, por último,
la tierra es mucho más vulnerable, puesto que es necesaria para alimentar
a 7 000 millones de personas. Es más, los alimentos que consumimos
actualmente no siempre son de origen local, sino que a veces se importan
desde lugares que están a miles de kilómetros de distancia. Estamos en un
mundo interconectado y, como a menudo repito a mis compañeros aquí,
el café que me he tomado esta mañana no ha sido producido en Bonn.
Cuando hablamos de la protección y conservación del medio ambiente
natural, no estamos hablando necesariamente de medidas locales. Y con la
protección del clima pasa lo mismo: es un todo global en el que se produce
el llamado “efecto mariposa”, es decir, que una acción negativa en alguna
parte del mundo puede tener efecto a miles de kilómetros de distancia. Por
ejemplo: cuando la degradación de la tierra llega a un nivel extremo,
tenemos tormentas de arena que transportan toneladas de tierra a miles de
kilómetros. Pero a veces eso puede tener un efecto positivo, como cuando
la selva amazónica recibe nutrientes del Sahel y el Sáhara contenidos en la
arena del desierto, ¡porque la arena es un fertilizante natural!

¿Puede darnos algunos ejemplos muy concretos de degradación


de la tierra?
Las acciones que degradan la tierra son en cierta manera como el cambio
climático. No se trata de una única ola o inundación puntual. A veces se
trata de múltiples pequeñas acciones muy perjudiciales causadas por un
agricultor o un ganadero, como un incendio forestal que causa como si
digamos una pequeña herida. Cuando todas esas pequeñas heridas se
acumulan, estamos ante una lesión grave.
El crecimiento de la población urbana y los patrones de consumo
insostenibles también contribuyen mediante por ejemplo la pérdida de la
vegetación o la erosión del suelo. Se trata de la degradación de la tierra. Se
calcula que a nivel mundial se pierde el equivalente a 23 hectáreas de tierra
por minuto debido a la deforestación y a la degradación de humedales,
lagos, ríos, etc. La causa puede ser la sobreexplotación de la tierra para la
agricultura, porque el mundo es cada día más codicioso y cada día
consume más productos de los cuales un tercio se pierde y no se consume.
Es la comida que se desperdicia. Pero también puede haber pérdidas
después de la cosecha, ¡en algunos lugares se puede llegar a perder hasta
el 40 % de la producción! Una pérdida se puede producir simplemente
porque el agricultor no tiene la posibilidad de llevar su producto al mercado
debido a la falta de medios de conservación, por ejemplo, por falta de
energía (las verduras, las frutas y todos los productos perecederos son
sumamente vulnerables), o porque las carreteras no son buenas, como
consecuencia de lo cual el acceso a los mercados es muy difícil, o, como
ocurre a menudo, un campesino pobre de Mali o de Malawi puede
transportar su producto al mercado pero lo pierde justo delante de los
consumidores porque no ha sido capaz para obtener cajas de
almacenamiento adecuadas para sus tomates o sus frutas y las tiene que
tirar a la basura. Por desgracia, todo eso es carbono. Como la fruta es
carbono, agua, energía y economía, si hacemos una evaluación del
carbono de toda esta mala producción o la fruta que no se consume o se
tira, ¡en definitiva se trata de una gran pérdida para la humanidad! Y
lamentablemente, estas pérdidas contribuyen al mismo tiempo al cambio
climático, la degradación de la tierra y la pérdida de biodiversidad.

¿Qué países son los más afectados por el problema de la


desertificación y la degradación de la tierra?
Se trata de un fenómeno global. Todas las regiones del mundo se ven
afectadas. Como es natural, algunas regiones se ven más afectadas que
otras: debido a los enormes desiertos del Sáhara y el Kalahari, África es un
continente muy afectado por la degradación de la tierra. También es un
continente en el que encontramos poblaciones menos acomodadas, y por
lo tanto más dependientes de los entornos naturales. Hay muy pocos
africanos que tengan una cuenta bancaria, pero sí tienen un gran capital
natural. Así que se trata de regiones que dependen en gran medida de una
capa de tierra y unas pocas gotas de lluvia para vivir. Pero Asia se ve igual
de afectada, incluidos Oriente Medio, Asia Central y China. ¡Y no olvidemos
Europa! Toda la región del Mediterráneo se ve afectada por problemas de
degradación de la tierra, a veces en zonas de montaña, pero también en
las llanuras debido a la actividad humana. Se calcula que el 40 % de la tierra
de América Latina está degradada. No se trata de un fenómeno local.
Aunque, las acciones locales para alimentar a la población local y
comportamientos como el acaparamiento de tierras pueden agravarlo.

También intervienen sistemas y patrones de producción y de consumo


insostenibles que no están adaptados a la capacidad del planeta. Hemos
excedido la capacidad de carga de la Tierra. Hay organizaciones que cada
año calculan el “día del sobregiro de la Tierra”, que es el día del año en el
que la humanidad ha consumido más recursos naturales y ha emitido más
gases de efecto invernadero de los que el planeta es capaz de producir o
absorber en un año. Cada año este día llega antes en el calendario: ¡ahora
necesitamos dos planetas y pronto necesitaremos tres! Pero solo tenemos
uno. Estamos agotando nuestro capital hasta tal punto que tenemos menos
ahorros y por lo tanto menos ingresos, por seguir con la analogía con una
cuenta bancaria.
¿Qué estrategia tiene su organismo para combatir estos
fenómenos?
En primer lugar, es ante todo una estrategia de “torniquete” para reducir el
“sangrado”, es decir para cerrar la herida por la que se pierde sangre.
Tenemos que detener la hemorragia, reducir la pérdida de tierra. Se trata de
una estrategia de revisión de nuestros métodos de producción y consumo
para detenerlos y luego tratar de curar la herida mediante la restauración
de los entornos naturales degradados.

En segundo lugar, y esta es una buena noticia, estas actividades de


restauración son magníficas generadoras de puestos de trabajo, millones de
puestos de trabajo, ya que son actividades que requieren mucha mano de
obra. Al mismo tiempo reducen el cambio climático, conservan la
biodiversidad y protegen la Tierra, así que son beneficiosas para todo.
Gracias a estas medidas de restauración de la tierra habrá nuevas tierras
disponibles para la agricultura, el pastoreo o el turismo, por lo tanto, la
regeneración de la tierra genera ingresos a largo plazo. Por consiguiente, no
se trata solamente de empleo a corto plazo para rehabilitar o restaurar el
medio ambiente, sino también para generar una nueva economía a largo
plazo.

En tercer lugar, y esto también es una buena noticia, mediante la realización


de estas actividades para restaurar el entorno natural en zonas degradadas,
ayudamos a mejorar la economía, y por ende a reducir el riesgo de
inmigración ilegal o forzada. Hay muchos jóvenes que se ven obligados a
abandonar sus comunidades porque ya no hay producción y se marchan a
la ciudad o al país vecinos o incluso más lejos. Así pues, restaurar el medio
ambiente natural es una forma excelente de empoderar a las personas para
que se queden en sus territorios, sobre todo a los jóvenes, y de reducir la
enorme pérdida de vidas jóvenes que a veces se produce debido a que la
inmigración es crecientemente caótica y peligrosa.

¿En la práctica, cómo apoya la CNULD a las personas?


Como Convención, ayudamos a los Estados a establecer políticas
adecuadas y a revisar el concepto de desarrollo, pero también ayudamos
a nuestros Estados miembro, los Estados parte, a elaborar programas. El
“Mecanismo Mundial” de la CNULD distingue a esta de las otras dos
convenciones de Río. Su propósito y su mandato es proporcionar apoyo
técnico a los Estados para elaborar programas y políticas, así como
ayudarles a buscar financiación para ellos, pero no implementarlos. Quienes
los implementan son los propios Estados, ONG, instituciones y autoridades
locales, funcionarios electos locales, etc., u organismos internacionales de
ayuda, como la que prestan las Naciones Unidas. También cumple una
función de acompañamiento, de apoyo, con el fin de ayudarles a acceder
a fondos globales, pero sobre todo para ayudarles a elaborar su propia
política de desarrollo, con su propio presupuesto, para invertir la tendencia
y mejorar realmente su propio capital.

¿La rehabilitación de tierra degradada y la lucha contra la


desertificación deberían estar más integradas en los debates
internacionales sobre el clima?
Sí, es absolutamente necesario. Indirectamente ya están integradas en lo
que respecta a los bosques, ya que en las negociaciones sobre el clima se
habla mucho los bosques. Pero también es cierto que solo se ven desde la
perspectiva de los “bosques tropicales”. Así que deberíamos ampliar este
debate, ya que si, como he dicho, hasta el 40 % de la superficie de la Tierra
se ve afectado por la desertificación y la degradación de la tierra, en
principio existe un espacio enorme en el que podríamos estar almacenando
carbono, porque, aunque ya hay carbono en las sabanas, etc., podríamos
estar almacenando aún más.

Cuando se restauran zonas degradadas, se alivia la presión sobre los


bosques, ya que la actividad humana se redistribuye por un área mucho
más amplia. Por eso es absolutamente necesario que en las negociaciones
sobre el clima se integren elementos relacionados con las zonas de bosques
abiertos, que son zonas más abiertas que los humedales y los bosques densos
y que están siendo debatidas, por ejemplo, en programas de REDD+. Es más,
habría que hacer lo mismo con respecto a la conservación de los manglares
en las zonas costeras.

Así que sí, es un fenómeno que concierne a las tres convenciones, y


naturalmente las negociaciones se mantienen aparte porque tenemos tres
convenciones, pero las actividades deben llevarse a cabo de manera
totalmente integrada. Son los mismos Estados, las mismas Partes, ¡los mismos
pueblos! Es el mismo planeta, así que no podemos compartimentarlo, es
absolutamente necesario que trabajemos aprovechando las sinergias.

Nota de la redacción: Al contrario de lo que se cree, la “desertificación” no


consiste en la transformación de la tierra en desierto, sino en la degradación
de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de
diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades
humanas.

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