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Colombia: Un país demasiado cómodo con la violencia

Nuestro país ha sufrido el problema de la violencia desde hace más de 80 años, y apesar
de que el acuerdo de paz firmado en 2016 prometía una salida a tan terrible situación,
dándole voz y voto a los grupos armados al margen de la ley, la violencia en las zonas
rurales del país no parece haber disminuido considerablemente. En este mismo año, el
Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz informó que han ocurrido 79 masacres,
teniendo un número de 250 muertes violentas registradas hasta principios de septiembre.
Aunque la cifra es mucho menor en consideración a la del 2021, la mayoría de esas
víctimas hacen referencia a líderes sociales asesinados por autores que aún hoy están por
determinar claramente1. Por tanto, es de observar que uno de los mayores desafíos para
poder ejercer el trabajo social en Colombia se debe a la inseguridad que conlleva el análisis
de las causas que afectan directamente a una población y que chocan con los intereses del
narcotráfico, la minería ilegal o grupos guerrilleros disidentes. Razón por la cuál, en este
ensayo se hablará tanto de la importancia de los líderes sociales para la profesión, como las
posibles propuestas que puedan dar solución a la enorme inseguridad de las personas que
ejercen esta función, los límites dentro del perfil profesional para ayudarlos y las
posibilidades que plantea cada propuesta como solución a largo plazo.

Para empezar, hay que aclarar que son los líderes sociales. El diccionario los describe
como: “Personas que dirigen o conducen un partido político, un grupo social o una actividad
colectiva”. Sin embargo, en Colombia cumplen una función mucho mayor, pues son
aquellos que defienden los derechos de una colectividad y desarrollan acciones por el bien
común, es decir, son defensores de los derechos humanos. También, pueden considerarse
como aquellos que trabajan para eliminar toda violación de los derechos humanos, tanto en
el ambito nacional como internacional. Realmente, la definición nunca fue exacta hasta
agosto del año 2020 que la Defensoría Nacional del Pueblo emitió la Resolución 074, dónde
se especificaba tanto su función de protectores de los derechos humanos como sus propios
derechos, tales como: El derecho a la protesta, el derecho a la libertad de reunión y, más
importante, el derecho a ser protegidos2.

La actividad de ser líder social está fuertemente ligada con el trabajo social, ya que ambas
buscan el análisis de una población con el fin de mejorar su calidad de vida, con la clara
diferencia de que el profesional suele sustentarse en el marco histórico-crítico, lo cuál le
permite una metodología mucho más precisas para determinar las causas y consecuencias
de un problema social. Como es de esperarse, no todos los líderes sociales son
trabajadores sociales, pero si todos necesitan del apoyo del profesional a la hora de
investigar los problemas de las comunidades que representan y planear las posibles
soluciones. Por desgracia, la falta de seguridad a los líderes sociales interfiere con la
aplicación del profesional, ya que se suelen cometer estos crímenes para intimidar a las
poblaciones y frenar las actividades conjuntas. Por lo tanto, es evidente que el asesinato de
lideres sociales más que eliminar a una persona, destruye la confianza, las relaciones

1 Instituto de estudios para el desarrollo y la paz. “Masacres en Colombia durante el 2020, 2021 y
2022”. (29 de septiembre del 2022). https://indepaz.org.co/informe-de-masacres-en-colombia-
durante-el-2020-2021/
2 Revista La República. “Se habla mucho de ellos, pero ¿Qué es y qué hace un líder social?”(29 de
septiembre del 2022).https://www.larepublica.co/especiales/lideres-sociales-en-colombia/se-habla-
mucho-de-ellos-pero-que-es-y-que-hace-un-lider-social-3123581
sociales y el trabajo de todo un pueblo que buscaba unirse para proteger sus derechos.
Lamentablemente, las causas de estos crímenes son muy variadas, por lo que existen
muchas propuestas desde diferentes puntos de vista sobre cómo abordar la cuestión.

Una de las soluciones que se han dado para esta dificultad es fortalecer la presencia del
estado en territorios rurales: Al integrar a la Defensoría del pueblo en zonas de alta violencia
se esperaría favorecer la presencia de otros organismos estatales para la protección de los
líderes y sus comunidades. De igual forma, se buscaría promover que la Comisión Nacional
de Garantías de Seguridad, creada en el 2017 como parte del acuerdo de paz, implemente
políticas que permitan desmantelar las organizaciones al margen de la ley, especialmente
aquellas que fomentan la corrupción y la impunidad de crímenes en las zonas de conflicto 3.
No obstante, esta propuesta tiene el limitante institucional, dado que el profesional está
subordinado al Estado para llevar a cabo estos programas, sabiendo que este no suele
invertir en lo social como prioridad si no hay capital monetario de por medio. Por tanto, el
profesional tendría que batallar constantemente para que las entidades responsables de la
seguridad de la población empiecen a ejercer su función como es debida en las zonas que
más los necesitan.

Otra de las soluciones, serían las ofertas estatales. Esta propuesta se basa en la premisa
de que la mayor cantidad de asesinatos en el país se deben al narcotráfico y a la minería
ilegal. Por consiguiente, la mejor solución sería atacar la base económica que sostienen
estos mercados creando instituciones que ofrezcan alternativas dentro de lo legal a la
población de la zona. Este postulado plantea que, por medio de la Mesa Nacional de
Garantías, puedan saberse las necesidades de la población para invertir en proyectos que
cubran dichas obligaciones. Además, plantea un trabajo conjunto entre el Ministerio del
Interior y la Defensoría para detener a los jefes de los mayores carteles de manera más
eficiente. La propuesta, aunque muy prometedora, se ve limitada por la hegemonía
neoliberal que lleva al estado a destinar un escaso presupuesto para llegar a construir
instituciones que puedan competir con la estructuras del enriquecimiento ilícito pero, el
profesional aún tiene la opción de pedir ayuda a organismos fuera del estado. Tal vez, esta
no sea la mejor de las soluciones pues privatiza la ayuda que las comunidades necesitan a
entidades particulares del tercer sector, no obstante es una alternativa válida para mejorar
la seguridad de los líderes sociales.

Otro aspecto a tener en cuenta, es el esclarecimiento de los crímenes. Muchos de los


asesinatos a líderes sociales no han sido investigados de la mejor manera, varios incluso
han sido reducidos a problemas entre desertores de las guerrillas. Sin embargo, es bien
sabido que no todos los casos están relacionados con los grupos armados sino que también
con carteles y explotación ilícita. Por lo cuál, esta solución busca promover que el gobierno
investigue adecuadamente cada caso para llegar hasta los verdaderos culpables y darle
justicia a las víctimas. Como el anterior, esta solución tiene el inconveniente de depender de
la institución del estado para las investigaciones, lo cuál limita al profesional a depender de
la burocracia para obtener resultados. Puesto que, aunque en la actualidad la fiscalía afirma
que el 43% de casos de líderes sociales asesinados en los últimos años han sido resueltos
satisfactoriamente, esos mismos casos llevan una una investigación muy precaria que da

3 Revista La República. “Lideres sociales en Colombia, entre la valentía y la zozobra”.(29 de


septiembre del 2022). ”https://www.larepublica.co/especiales/lideres-sociales-en-colombia/que-
puede-hacer-colombia-para-enfrentar-la-violencia-contra-los-lideres-3123675
como resultado que casi ninguna haya terminado en la detención de los culpables 4. Debido
a lo anterior, el profesional debe realizar una articulación para obtener el apoyo de
organismos internacionales que protegen los derechos humanos

Por último, se plantea la protección colectiva. La Misión de Observación Electoral afirma


que han hecho progresos considerables en la protección individual de los líderes sociales.
Sin embargo, señala que si de verdad se quiere solucionar el problema de las muertes en el
país, entonces se debe pensar en una protección colectiva, enfocada en acoger toda una
comunidad vulnerable. Por consiguiente, este aspecto plantea que la mejor forma de
proteger a los afectados es resolviendo las interrogantes de: ¿En qué lugar se lleva a cabo
la intimidación? ¿Cuál es el género de las personas atacadas? y ¿A qué etnia pertenecen?
Esto con el fin de salvaguardar la seguridad del mayor número de personas que sea
posible. Para ello no solo sería necesario del apoyo del gobierno nacional, sino un trabajo
conjunto con los locales para analizar mejor las causas de cada caso. En este aspecto, el
límite se da por la extrema pobreza que suelen sufrir estás comunidades amenazadas, de
tal forma que quedan apartados de la protección del estado, principalmente las
comunidades afrodescendientes e indígenas, razón por la cuál sería muy complicado tratar
de proteger a tantas personas, aunque con la colaboración del gobierno local y otras
entidades externas sería posible lograr favorecer a estás personas.

Como conclusión, podemos decir que para garantizar la vida de los líderes sociales, es
necesario cumplir con un aspecto que se acordó durante el acuerdo de paz: Realizar una
reforma rural o reforma agraria que permita una mejor distribución de los recursos
nacionales, brinde seguridad a las comunidades más vulnerables y afecte las estructuras de
las organizaciones que atentan contra la vida de aquellos que defienden los derechos de su
comunidad. Claro está que, para lograrlo se debe fortalecer la presencia del estado en
zonas de conflicto, fomentar la creación de ofertas estatales que les den trabajo a
poblaciones necesitadas, investigar debidamente los casos de crímenes contra poblaciones
enteras para llevar a los responsables a la justicia y garantizar la protección de
comunidades en peligro por su etnia, género o condición social. Si bien, la realización de
todos estos aspectos puede ser muy complicado para el ámbito limitado del trabajo social,
realmente basta con que el profesional logre articularse con otras entidades por fuera del
estado y que no deje de trabajar para que se haga la diferencia.

El trabajo social en Colombia es una profesión de riesgo, porque venimos de una tradición
que nos dice que todos aquellos que no piensen como nosotros merecen morir antes que
dialogar con ellos. Pero no es normal vivir asustados por quejarnos de las injusticias, no
está bien desaparecer para proteger a tu pueblo, no es correcto morir por la verdad.
Siempre hay una alternativa, aunque solo para aquellos que nunca dejan de esforzarse para
romper el ciclo de violencia, y que piensan que aún no es tarde para crear un país donde
nadie tenga que morir para que otros puedan vivir.

4 Página oficial de la fiscalía general de la nación. “Homicidio de líderes sociales”. (29 de septiembre
del 2022). https://www.fiscalia.gov.co/colombia/tag/homicidio-de-lideres-sociales/

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