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En la segunda década del siglo XX, la novela latinoamericana comienza a transitar por

nuevos territorios. Conocido como regionalismo, nace un interés exclusivamente centrado


en abordar diferentes tipos de problemáticas que atraviesan a la realidad del continente.
En este marco, surge una corriente cuyo tema principal será la situación actual del indio.
La literatura indigenista será luego uno de los puntos de análisis más recurrentes a lo largo
de todo el siglo.
A nivel ideológico, existen distintos factores que son de vital importancia para
ubicar al indigenismo dentro de un marco cultural preciso.
Este regionalismo literario tiene sus raíces en obras del siglo XIX, sobre todo en los
cuadros de costumbres y algunas novelas históricas, pero su auge data de las primeras
décadas del siglo XX, cuando en algunos países hispanoamericanos se convierte en la
corriente literaria dominante. Por lo general, se incluye en ella ciertas obras de la novela
social de esta época, pero también el indigenismo, la novela de la Revolución mexicana y
la literatura nordestina del Brasil.
En América Latina, la problemática de la literatura regional surge con la
independencia. La identidad nacional y la diferenciación cultural con respecto a la Colonia
y con respecto a otros países latinoamericanos se refleja en distintas formas de literatura
regionales que consideran la confrontación de varias culturas o en términos de la teoría
literaria y cultural latinoamericanas, la heterogeneidad o hibridación cultural en el
subcontinente. Estos procesos, conflictos culturales y sus rasgos diferenciadores se
representan sobre todo en el indianismo; en parte de la literatura costumbrista del siglo
XIX; y en el indigenismo y la novela regionalista en general del siglo XX.
Algunas de las características principales del regionalismo son: la descripción de
regiones agrarias y de la vida en el campo, la representación de figuras arquetípicas, una
influencia de ideas positivistas o hasta racistas, el afán de representar lo autóctono, y el
empleo de recursos estilísticos tradicionales del realismo y el naturalismo.
El regionalismo se distingue por su perspectiva ideológica hacia la identidad
nacional y por su representación de conflictos políticos, históricos y culturales más allá de
la región en que se lleva a cabo la trama del texto. La identidad no se construye desde y
para la región, sino o bien desde el centro describiendo la región o desde la región en vista
de un concepto de identidad más amplio. Se trata, entonces, de la construcción de una
identidad nacional en vez de una identidad regional.
En lo estilístico, las obras del regionalismo muchas veces se orientan en los
modelos realistas y naturalistas, pero al mismo tiempo, se convierten en lo que Juan
Loveluck ha denominado “novelas impuras”, es decir, combinan la trama novelística con
párrafos meramente ensayísticos, discursos políticos, panfletos, pasajes líricos, glosarios
explicativos, etcétera. Su lenguaje trata de ser más fiel al lenguaje hablado y a las
expresiones provenientes de lenguas indígenas o expresiones locales.
La consideración de esta corriente puede significar una contextualización de la
praxis social características de ciertas regiones. Las literaturas regionales de vez en cuando
sirven también como documentos históricos de la vida en las respectivas regiones por
falta de una historiografía regional o una micro-historia para las épocas referidas.
Ademàs, el problema de la construcción de la identidad, sea esa nacional,
trasnacional, regional, étnica, sigue vigente.

INDIGENISMO
El indigenismo fue una corriente literaria cuyo objetivo principal radicó en representar la
situación actual del indio. Se centró en la defensa y visualización de los indígenas,
ignorados o despreciados por la sociedad. Pugna por una reivindicación de los derechos
indígenas.
HUASIPUNGO
Resumen
La novela comienza en Quito. Don Alfonso Pereira es dueño de la hacienda Cuchitambo
una hacienda a la cual no iba, pues prefería vivir en la ciudad con su esposa e hija y tener
una vida hasta cierto punto cómoda.

Su hija iba a ser madre a los 17 años, el busca entre las indias una nana para el bebé y
elige a Cunshi, la mujer de unos de sus empleados.

Durante el invierno el río crece con las lluvias y las obras de construcción de la carretera se
interrumpen. La corriente arrasa e inunda huertas y casas de los indios.

Chiliquinga un empleado de la hacienda ha sido encargado de ayudar en las obras junto


con sus compañeros, lo que los obliga a soportar largas jornadas de trabajo así como la
actitud despótica del capataz, que incluso les hace arriesgar sus vidas y hasta perderlas.

Andrés, otro trabajador, toma desquite del teniente político y de don Alfonso Pereira, y
asalta la hacienda. Ya sólo quedan unos pocos rebeldes, entre ellos Andrés Chiliquinga y
su hijo, quienes se refugian en una choza junto con otros compañeros.
El hambre casi los vence y para alimentar a sus familias deciden -Chiliquinga entre ellos-,
desenterrar el cadáver de una res muerta en la inundación y llevó para que coman y
sucede que Cunshi mujer de uno de los trabajadores se intoxica y muera.

Andrés quería darle una sepultura apropiada pero el cura le dice que debe pagar para que
su esposa tenga salvación, pero como Andrés no tenía recursos roba una res de la
hacienda. Al ser descubierto tiene que devolver el dinero pero ante esa imposibilidad
recibe un castigo públicamente para escarmiento de todos.

Huasipungo descubre la esencia del lugar donde los indios eran explotados por un poco de
pan y debían mantener esa forma de vida para subsistir junto a sus familias.

PALABRAS
En Huasipungo nos encontramos con un escenario en donde la comunidad indígena ya se
encuentra sometida al nuevo orden cultural. La descripción del estilo de vida de la
hacienda deja al descubierto las injusticias que el indio debe soportar (maltrato,
violaciones, sueldos mínimos). Don Alfonso Pereira, dueño de la gran hacienda, se
presenta como una figura cuya impunidad no conoce límites. Prácticamente puede hacer
con las personas, y con los indios, lo que se le antoje. En una ocasión, viola a la Cunshi con
total impunidad. Como su disfrute no fue pleno, cataloga “es una raza inferior” Más que
personas, para el latifundista los indios son unos animales sin derecho. Por ejemplo,
cuando la familia viaja hasta la hacienda, en un trecho del viaje los indios deben encargase
de llevarla a sus espaldas. Para lograr sus objetivos, no tiene ningún tipo de escrúpulo
humano. Los indios deben soportar un estilo de vida inhumano: jornadas de trabajo
extensas, sueldos bajísimos, maltratos por parte del personal, etc.
La novela también se detiene en el rol de la iglesia. La religión se presenta más
bien como una entidad alineada a los intereses económicos que espirituales. El cura
define el destino de las almas según el pago, se enriquece mediante la venta de
indulgencias.
El maltrato hacia los indios es un componente recurrente en la novela. Quizás una
de las escenas más ilustrativas es la negativa de Don Alfonso Pereira a otorgarle una res
muerta a los indios, para quienes significaba una posibilidad de alimentarse. El pasaje deja
al descubierto las condiciones inhumanas que deben atravesar los indios en su día a día.
Estos pasajes apuntan directamente a subrayar la naturaleza del régimen al cual los indios
están sometidos.
La novela presenta un escenario trata de poner en evidencia uno de los sistemas más
inhumanos de esos territorios: el latifundio.
Don Alfonso Pereira, «auténtico 'patrón grande, su mercé’ ». Los problemas que aquejan
su vasta hacienda y destruyen al protagonista de la novela, el indio Andrés Chiquilinga,
son los de una agricultura en proceso de industrialización: don Andrés se compromete a
construir una carretera, tala los bosques, empieza a explotar las tierras concedidas
tradicionalmente a los indios — los huasipungos de los cuales su padre no pudo sacarlos
— , arrojándolos a otras peores, les niega los socorros tradicionales del feudalismo, etc.
pues necesita cada grano de maíz para cubrir sus crecientes gastos en la ciudad donde ya
vive su familia permanentemente. Se trata de facilitar la explotación de la zona por los
gringos, que van en busca de petróleo, y cuya llegada determina la abolición del régimen
del huasipungo, la rebelión de los runas y la partida del patrón grande que les ha
arrendado sus tierras.
La consideración cultural hacia las comunidades nativas se deja en evidencia en una de las
últimas escenas del relato. Ante la rebelión de los indios, aparece un ejército militar que
los asesinan sin tregua. Más aún, los soldados matan a los indios como si mataran bichos.

Hambre: pasaje ilustrativo. Pag 141

Rìos profundos- José María Arguedas


Los ríos profundos Resumen
Los ríos profundos comienza con la llegada de Ernesto y Gabriel, su padre, a la ciudad de
Cuzco. Padre e hijo han recorrido más de doscientos pueblos de las sierras peruanas
debido al trabajo de Gabriel: es abogado itinerante y va de pueblo en pueblo tomando
casos de trabajadores de las haciendas. Ambos arriban a Cuzco para pedirle un favor al
Viejo. El Viejo es pariente de Gabriel, y es conocido por ser un hombre rico pero avaro.
Ernesto, por su parte, no se deja afectar por el trato despectivo del Viejo, que dispuso
hospedarlos en la cocina de los arrieros. Está entusiasmado con conocer las ruinas incas,
los muros antiguos que aún conserva la ciudad. El joven tiene una gran sensibilidad y se
conmueve ante los muros o el repicar de la campana de la iglesia. A pesar de que no
logran su cometido con el Viejo avaro, se van de Cuzco a Abancay con la frente en alto.

Al pueblo de Abancay llegan con el objetivo de matricular a Ernesto en el Colegio. Los


recibe allí una multitud que reza por el Padre Linares, el cura del pueblo que representa
casi una divinidad. A los pocos días de comenzar sus estudios, Ernesto se da cuenta de que
su padre partirá pronto hacia otro pueblo. La despedida es difícil; sabe que a partir de
ahora estará solo frente a los obstáculos del futuro próximo.

Finalmente Gabriel se va de Abancay con la promesa de conseguir una chacra donde


recibir a su hijo en verano. Ernesto comienza una convivencia con sus compañeros que no
es fácil. Algunos de los mayores tienen comportamientos abusivos con los más pequeños
y, sobre todo, con Marcelina, una mujer con una discapacidad mental a la que llaman “la
opa”. Por las noches, algunos de ellos abusan sexualmente de ella en los baños del patio, a
la vista de los más pequeños, entre quienes se encuentra Ernesto.
Para contrarrestar la opresión del Colegio, Ernesto va los domingos a recorrer la quebrada,
la hacienda de Patibamba, el río Pachachaca. Más adelante comienza a ir a las chicherías,
donde pasa los fines de semana escuchando a los músicos tocar huaynos de distintos
pueblos. Todo esto ayuda a despertar su memoria. Los recuerdos son para Ernesto su gran
arma contra la soledad, la desesperación y el maltrato.

En el Colegio se viven muchas situaciones de violencia social y racial que aplastan el


espíritu de Ernesto. Pero un día hay un gran revuelo en el pueblo: las chicheras de
Abancay se rebelan contra las autoridades porque en la hacienda se les da sal a las vacas y
esa sal no está siendo entregada a las personas. Armadas, van hasta la Salinera y se llevan
los sacos de sal que encuentran allí escondidos. Incluso, en un acto de justicia que
emociona a Ernesto y lo hace involucrarse en la acción, le llevan sal a los indios de la
hacienda. Estos indios sumisos apenas hablan; temerosos, reciben la sal de las chicheras
casi sin salir de sus casas. A partir de esta situación, y a pesar de que el éxito de la rebelión
es efímero, Ernesto reafirma su identidad andina y sus convicciones: descubre que puede
haber justicia social a partir de la organización colectiva.

Poco a poco, en el colegio va forjando amistades. Su primer amigo, Ántero, le regala un


trompo mágico, el zumbayllu. Luego entabla un vínculo con Palacitos y Romero. Los tres
comparten el pensamiento mágico y el sistema de creencias; hablan quechua y además
comparten el gusto por la música de origen incaico, los huaynos. Por otra parte, varias
veces se enfrenta a compañeros; al abusivo Lleras, o a Rondinel, que lo llama “indiecito”.
Incluso se enemista con el mismo Ántero cuando las diferencias entre ellos se acrecientan,
a partir de las opiniones contrapuestas alrededor de la rebelión de las chicheras y la
actitud lasciva que Ántero tiene con las niñas del pueblo.
Con la llegada del ejército a Abancay, con la función de reprimir la rebelión de las
chicheras, llega la peste. El tifus avanza rápido sobre el pueblo y llega al Colegio. Los indios
que trabajan en la hacienda, enfermos, a pesar de su temor y sumisión, y de la presencia
del ejército, avanzan sobre el pueblo para recibir la misa.

Por su parte, Ernesto, que asiste a Marcelina en su lecho de muerte, es encerrado por los
Padres, por miedo a que esté enfermo. Finalmente, para cuando el Padre Linares se da
cuenta de que Ernesto está sano, sus compañeros ya se han ido del pueblo sin despedirse,
salvo Palacitos, que le deja a Ernesto dos monedas de oro para que viaje a buscar a su
padre, o para que pague su propio entierro.

Finalmente, el Padre Linares libera a Ernesto y le dice que su pariente, el Viejo, lo espera
en su estancia y que debe irse caminando, solo. Ernesto se va, pero a último momento
decide ejercer su libertad y cambiar de rumbo hacia la cordillera.

Los ríos profundos –


Datos biográficos
Arguedas vivió su infancia rodeado de indígenas. Vivió un tiempo en una hacienda.
Muchos de sus estudios estuvieron dedicados a la antropología y la etnología.Tuvo un
contacto muy estrecho con el quechua, tanto con el habla como con la literatura.

La verdadera fuerza de la narrativa de Arguedas, en cualquier caso, nace no de sus saberes


literarios sino de la utilización que hace de sus conocimientos de etnología y antropología
y la aplicación de éstas a su narrativa; lo que desde nuestro punto de vista debe ser
considerado como una originalidad y no como una diferenciación marginal.
el autor de Los ríos profundos estuvo siempre al tanto de las más modernas y
actuales corrientes etnológicas y antropológicas, no en vano, y como señaló Ángel Rama,
«la escritura literaria, la investigación de campo, el estudio antropológico, las
descripciones folclóricas, así como las diversas tareas educativas y la administración de
instituciones culturales, concurren todos por igual a los mismos fines», y ellos son el
conocimiento de su país y la voluntad de transmitir estos a la literatura.
Se dio cuenta de que el futuro, y también el pasado, de los pueblos andinos tienen
que tener indispensablemente en cuenta -y no siempre de forma negativa- el referente
español; idea que plasmó de forma definitiva en Los ríos profundos, escrita poco antes de
su estancia en España.
La fusión de lo español y lo quechua tiene que ser una realidad en el Perú contemporáneo.
Adentrándonos ya en lo narrativo, habría que resaltar que José María Arguedas aporta al
indigenismo literario la presencia de lo español, elemento que en la novela indigenista
tradicional era insignificante. En la exaltación de lo indígena, los narradores pensaban que
la solución para las identidades nacionales y para la integración del indio no tenía por qué
tomarse lo español como modelo de cultura; por este motivo, sus miradas se dirigían
hacia el mundo criollo dominante considerándolo como una prolongación del universo
colonial.

Será precisamente con el neoindigenismo -corriente en la que se inserta la obra de


Arguedas- cuando la recuperación de lo español se hará más evidente como un signo de
modernidad, de comprensión de su propia realidad y de ofrecer a la literatura nueva vida.
El escritor peruano, a través de su narrativa, crea un puente entre dos culturas donde el
pasado prehispánico -mejor dicho, lo que todavía hoy queda de él-, dialoga
constantemente con esa nueva cultura que empezó a gestarse a raíz de la Conquista
española.
El autor de Los ríos profundos extrema y profundiza en estos procesos culturales desde
una radical actualidad, y de ahí nace su originalidad dentro de la corriente neoindigenista,
pero también dentro de la narrativa hispanoamericana contemporánea. Sin duda, la suya
es una labor de mestizaje literario donde lo ajeno -lo español en este caso- se aclimata y
se renueva, intentando conciliar, aunque en sus primeras obras no fue así, el mundo indio
con el mundo blanco, el mundo quechua con el mundo español, dos universos en principio
opuestos por razones históricas pero, como el propio Arguedas pudo comprobar, dos
realidades culturales que desde la Conquista se fueron confundiendo y formando una sola
unidad. Con la construcción de este nuevo tipo de narrativa, que también intentaron
desde su condición de autores de doble cultura Miguel Ángel Asturias o Augusto Roa
Bastos por sólo mencionar algunos casos, Arguedas nos presenta en sus libros el universo
mítico y mágico quechua unido a la tradición cristiana, así como la tradición oral ligada a la
música y al folclore con la cultura propiamente occidental.

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