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CULTIVO ALTERNATIVO PARA LAS ZONAS ARIDAS Y

SEMIARIDAS
DE MEXICO

COMISION NACIONAL DE LAS ZONAS ARIDAS

INSTITUTO NACIONAL DE ECOLOGIA

MEXICO

Secretaría de Desarrollo Social


Carlos Rojas Gutiérrez,
Secretario

Enrique Del Val Blanco


Subsecretario de Desarrollo Regional
Instituto Nacional de Ecología
Julia Carabias Lillo
Presidenta

Luis Fanjul Peña


Coordinador de Asesores

Comisión Nacional de la Zonas Aridas


Marco Antonio Pascual Moncayo
Director General

José Angel de la Cruz Campa


Director de Investigación y Desarrollo Tecnológico

Primera Edición 1994

CONTENIDO

INTRODUCCION
DESCRIPCION DE LA PLANTA
LOCALIZACION GEOGRAFICA
CONDICIONES CLIMATICAS
CONDICONES EDAFICAS
USOS Y PROPIEDADES
Composición química de la sábila
Composición química del acíbar o jugo de sábila
Propiedades del acíbar

CULTIVO

Adquisición de hijuelos o propagación en vivero


Mantenimiento de la plántula en vivero
Plantaciones
Labores culturales
Control de plagas y enfermedades
Cosecha

EXTRACCION DEL ACIBAR


FORMAS DE COMERCIALIZACION
BIBIBLIOGRAFIA

INTRODUCCION

La sábila es una planta de Arabia y noroeste de Africa, cuyos lazos con la


humanidad datan de hace mucho tiempo. Su nombre común sábila, procede de
la voz árabe " sabaira " que significa " amargo " y el género científico Aloe
proviene de otra palabra árabe " Alloeh" que significa " sustancia brillante
amargosa ".

El acíbar, es decir, el jugo que se obtiene de las hojas de la sábila es uno de los
medicamentos más antiguos conocidos por el hombre. Las referencias más
antiguas de estas plantas se encuentran en escritura cuneiforme en la tabla de
arcilla de Asurbanipal que datan de hace 5,000 años. En el Diccionario
Botánico Asiris de Thompson, podemos ver los antiguos textos Acodianos de
hace cuatro milenios, refiriéndose a Aloe
con el nombre de " Sibaru ".

Su utilización como planta medicinal fue muy importante para las antiguas
culturas como los griegos, romanos, egipcios, hebreos, asirios, árabes y por
supuesto para las culturas africanas, de donde se origina esta planta.

En el Continente Americano, la introducción de la sábila fue realizada por


Cristóbal Colón, Quien la traía como parte de los " remedios " del botiquín de
abordo. En nuestro país fueron los conquistadores españoles quienes trajeron
la sábila, estableciéndola en los cascos de las haciendas de donde se propagó,
algunas veces inducida por el hombre y otras escapadas al cultivo, a grado tal,
que con el tiempo, llegó a naturalizarse en diferentes regiones del país.

En la actualidad, y por sus características como regenerador celular y otras


particularidades medicinales, ha despertado el interés de muchos países para
su estudio y su aprovechamiento. Por ser la sábila una especie susceptible de
adaptarse y ser propagada en las zonas áridas y semiáridas, presenta un gran
potencial como generadora de una actividad económica de importancia en
tales regiones.

DESCRIPCION DE LA PLANTA

El género Aloe pertenece a la tribu Aloineae de la familia Liliaceae, la cual es


una tribu fundamentalmente africana, pero algunos de los géneros que la
comprenden pueden ser encontrados en cualquier otra parte del mundo, ya sea
por dispersión natural, o bien porque fueron introducidos por sus múltiples
ventajas y actualmente están siendo objeto de cultivo comercial.

Del género Aloe se han descrito aproximadamente 320 especies, entre las
cuales destaca la sábila ( Aloe vera ( L ) Burm. ) ( Tabla 1 ). En México las
especies cultivadas más frecuentes son: A.vera y A. ferox.

Las plantas de esta especie son herbáceas de tallo corto, viváceas, perennes,
con aspecto rosetado ( rosetas basales ), de color verde grisáceo que presenta
manchas rojizas por la exposición prolongada al sol. En su etapa adulta llegan
a medir 65-80 cm de altura.

RAIZ . Es medianamente superficial, con estructura escamosa.

HOJAS. Son lineares ( largas y angostas ), acuminadas ( terminada en


punta ), los márgenes son espinosos-dentados; de textura coriácea (similar al
cuero, resistente pero flexible ); suculenta ( jugosa, carnosa ); de 30-60 cm de
longitud, se encuentran usualmente apiñadas en una roseta densa; de color
intenso en tonos variables de verde.

 
Tabla 1 Clasificación taxonómica
Reino Vegetal
División Embriophyta-siphonogama
Subdivisión: Angiosperma
Clase Monocotiledoneae
Orden Liliales
Familia Liliaceae
Subfamilia Asfondeloideae
Tribu Aloinaeae
Género Aloe
Especie vera
Sinónimo barbadensis

INFLORECENCIA . De 1-1.3 m de alto, simple o escasamente ramificado ( una o dos ramificaciones laterales ).

FLORES. De color amarillo-verdoso; acompañadas de una bráctea


membranosa, lanceolada ( en forma de punta de lanza -más largo que ancho-(,
de color blanco, rosada, con líneas obscuras de 6 mm; perianto cilíndrico,
curvo, segmento erguido; estambres con 6 filamentos, tan largos como el
perianto anteras oblongas basifijas; ovario sésil,
oblongo-triangular, con varios óvulos en cada cavidad; estilo filiforme;
estigma pequeño.

La floración ocurre en diferentes épocas dependiendo de la especie, puede


ocurrir desde el final del invierno hasta el verano.

FRUTO. Es una capsula loculisidal o septicidal, con paredes inconsistentes y


se conforma de tres válvulas loculizadas, oblongas y triangulares.

Esta planta presenta características tales como la suculencia y su metabolismo


ácido crasuláceo que indican una importante adaptación a zonas
caracterizadas por la escasez de agua.

Las plantas en estado silvestre o naturalizadas generalmente forman densas


colonias, siendo la planta central la planta madre. Cada planta produce en
promedio 20 rosetas laterales ( hijuelos ) en donde dificilmente alcanzan los
40 cm de altura.

LOCALIZACION GEOGRAFICA
 

En México, la sábila puede ser encontrada en casi todo el país, como de ornato
en los jardines domésticos y en algunos lugares como plantas silvestres,
obtienen en plantaciones.

Hernández y Villanueva ( citados por Granados y Castañeda, 1988 ),


mencionan al respecto: " se le encuentra alrededor de antiguas haciendas y
con el tiempo se han establecido en forma ruderal formando parte de algunas
comunidades vegetales, se multiplica por hijuelos y tiene una alta capacidad
de expansión periférica para ocupar
espacios, por lo menos donde no existen otras plantas herbáceas que le pueden
competir."

En las regiones centro, sur y sureste del país, es común observar plantas
aisladas de Aloe desde las selvas bajas en Yucatán y el Istmo de Tehuantepec,
hasta los cardonales y tetecheras del Valle de Tehuacán o las cordilleras con
Quercus glaucoides y Pinus pinceana en el estado de Hidalgo. Se localizan en
altitudes desde los 10 hasta los 2000 msnm.

Particularmente, en los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas y


Guanajuato, las colonias silvestres de sábila son mayores. Sin embargo, las
poblaciones naturales de este género no han sido delimitadas y cuantificadas
en nuestro país.

Por su facilidad de adaptación y sus propiedades la sábila ha despertado el


interés como cultivo, habiéndose establecido plantaciones en 1,752 hectáreas
del país, de las cuales 780 ( 44.5% ) son de temporal y las restantes 972 ( 55.5
% ) comprenden cultivos de riego. La distribución de la sábila en cultivo esta
dada en la siguiente tabla.

 
Superficie cultivada de sábila por estados ( ha)

  Riego % Temporal % Total %


San Luis
-- -- 362 46.5 362 20.66
Potosí
Tamaulipas 946 97.3 418 53.6 1,364 77.85
Nuevo León 13 1.4 -- -- 13 0.74
Zacatecas 3 0.3 -- -- 3 0.19
Guanajuato 5 0.5 -- -- 5 0.28
Chiapas 5 0.5 -- -- 5 0.28
Total   972 780     1,752

Fuente: CONAZA, 1991


 

Anteriormente se habían reportado plantaciones en Oaxaca, Yucatán, Sonora,


Baja California Sur y Veracruz, mismas que no se consideran en la
información oficial actualizada a 1993, desconociéndose la situación de tales
plantaciones.

CONDICIONES CLIMATICAS

La sábila presenta un amplio rango de adaptabilidad a diferentes condiciones


ambientales; el Consejo Internacional del Aloe señala que se desarrolla
generalmente, en áreas 15º hacia al norte y hacia el sur del ecuador, obstante
puede ser encontrada en un espectro climático bastante amplio. Los climas en
que se desarrolla van de tropicales y subtropicales a desérticos.

Se establecen preferentemente en área con temperaturas medias anuales de 18


a 25 grados centígrados con una precipitación media anual de 400 a 800 mm,
encontrándose en sitios hasta de 200mm al año, donde su desarrollo es más
lento.

Aunque esta planta puede encontrarse en bosques ecuatoriales, climas


templados y montañas, se adaptada bien a zonas de pronunciada sequía, a la
intensidad de los rayos solares y concentración de las sales, condiciones que
caracterizan a grandes superficies localizadas en las zonas áridas y semiáridas.

En México crece en áreas con precipitación pluvial anual entre los 200 y 800
mm, soporta temperaturas extremas de -5ºC durante el invierno, en verano
hasta 42ºC,

CONDICIONES EDAFICAS

 
Se desarrolla en suelos de rocas de origen sedimentarios, principalmente en
calizas y conglomerados; puede crecer en suelos someros, pedregosos y pocos
profundos, escasos en materia orgánica, bien drenados , con pH que va de
alcalino a neutro o ligeramente ácido y diferente clases texturales.

Aunque puede establecer y sobrevivir en suelos pobres, los suelos ideales para
sábila en cultivo son profundos, con buen drenaje, de textura media,
preferentemente franco arenosa y pH ligeramente alcalino.

USOS Y PROPIEDADES

La planta de sábila y otras del género Aloe han sido utilizadas desde muy
remotos y han figurado en las civilizaciones de Africa, Asia, Europa y en el
Medio Oriente, durante miles años.

En nuestro país, a pesar de que es conocida hace menos de 500 años, existen
muchos y muy diversos usos populares para esta planta, principalmente de
tipo medicinal. También es utilizado en el cuidado facial y capilar mediante
aplicación directa. Otro uso menos extendido es para preservar los vegetales
de los insectos y animales domésticos.

Comúnmente en estos usos populares la sábila es empleada sin procesamiento


industrial alguno, ya que se utilizan las hojas de la planta fresca, licuada, en
rozos o asada.

El Aloe forma parte de las supersticiones de muchos pueblos, manifestándose


en la costumbre de colgar plantas de sábila en los marcos de las puertas,
especialmente en casas nuevas.

Además de la utilización directa de la sábila y de su gel o acìbar en la curación


de diversas enfermedades, la sábila ha sido motivo de diferentes procesos
industriales que han ampliado sus posibilidades de uso y han incrementado su
demanda.

Las propiedades de esta planta la hacen el sustituto ideal de los productos


enzimáticos de la industria farmacéutica; el acíbar funciona como catalizador
de las células vivas, ya que influye en las reacciones metabólicas de los tejidos
protéicos gracias a la acción de sus enzimas, lo que permite disminuir la
energía de activación de tal manera que la reacción se lleva acabo en menor
tiempo.

En la perfumería y cosmetología donde se aprovechan más sus cualidades


emolientes, humectantes, hidratantes y desinfectantes, así como su contenido
de sapogeninas, glucósidos y polisacáridos en la elaboración de cremas
faciales, champú tonificante, jabones, lociones para la piel, filtros solares y
otros.

Recientemente se está haciendo uso del jugo para la preparación de bebidas


refrescante y saludables, dado su contenido en proteínas, aminoácidos,
minerales, enzimas y otros complementos que le dan cualidades aperitivas,
nutritivas, tónicas y reconstituyentes.

En el área agronómica, el jugo de sábila se ha usado experimentalmente como


repelente e insecticida en larvas presentes en algunas plantas tuberosas,
obteniéndose muy buenos resultados. De igual manera se ha reportado la
experimentación para el control de enfermedades virales en papa, presentando
una acción inhibitoria media en comparación con otros extractos de origen
vegetal.

Composición química de la sábila

La especie del género Aloe contiene una mezcla de glucósidos llamados


Aloína colectivamente, la cual es el principio activo de la planta. El contenido
de aloína en la planta puede variar según la especie, la región y la época de
recolección.

El principal constituyente de la Aloína es la barbaloína, un glucósido amarillo


pálido soluble en agua. Otros constituyentes son la emodina isobarbaloína,
betabarbaloína y resinas. El olor es debido a trazas de un aceite esencial.

De manera general, la proporción de los compuestos anteriormente es la


siguiente:

Dos resinas amarillo-brillantes, muy activas, posiblemente idénticas, solubles


en bicarbonato de sodio, 30%.

Una resina muy activa soluble en bicarbonato de sodio 6,8%

Aloína, ligeramente activa, 15.0%


Emodina, ligeramente activa 1.5 a 1.8 %

Substancias hidrosolubles inactivas, 15.2 %

Substancias amorfas que producen alteraciones estomacales pero que no


llegan al ecfeto purgativo, 5.1%

Los diferentes análisis realizados a la planta y su extracto han permitido


conocer la naturaleza de las substancias que la componen. Algunas de ellas se
mencionan a continuación.

-Polisacáridos: glucosa, manosa, galactosa, xilosa, arabinosa

-Acidos: glucorónico, cítrico succínico, málico

-Enzimas: oxidasa, celulosa, bradiquinasa, catalasa, amilasa

-Taninos

-Esteroides

-Proteínas: una solamente, no se hidroliza, contiene 19 aminoácidos

-Estimuladores biogénicos

-Saponina

-Magnesio

-Esteroles: tres

Composición química del acíbar o jugo de sábila

El acíbar es el jugo o exudado de las hojas de la sábila cuando éstas sufren


heridas o se les practican incisiones. Presenta una apariencia mucilaginosa,
glutinosa y de color amarillo verdoso oscuro, tiene un fuerte olor y de sabor
muy amargo.

La resina contenida varia de 40 al 80 % y se compone de un éster del ácido


paracumárico y un alcohol resínico llamado Aloeresinatanol. El contenido de
Aloína es, aproximadamente, del 20% y cuando se hidrolizan los pentòsidos
que contiene, se obtienen derivados de la antraquinona.
El contenido de proteína en el jugo es bajo (0.013 %), presenta una
composición de 18 aminoácidos, sin embargo posee una gran cantidad de
vitaminas y minerales. Las vitaminas encontradas en el jugo son A, C, E, y B-
12, carotenos, ácido fólico, niacina, riboflavina y tiamina. En el caso de los
minerales se reportan: calcio, magnesio, potasio, sodio, hierro, aluminio, y
seis más.

El acíbar de sábila contiene 12 enzimas. Estas enzimas constan de una


fracción protéica o apoenzima y un grupo prostético o coenzima. La enzima
actúa formando un complejo con la piel ( o "sustrato"), la parte de la proteína
que se une a éste se convierte en un centro activo; en la mayoría de los casos
la acción de la enzima depende de la coenzima y específicamente para el tipo
de sustrato ( piel abierta, cuero cabelludo, etc, ) de la apoenzima.

Propiedades del acíbar

Desde hace siglos el acíbar de sábila ha sido usado como una droga medicinal,
específicamente como laxante catártico.

A partir de la experimentación con la sábila en la curación de quemaduras por


radiación, accidentes nucleares o exposición a rayos X, el interés por el gel
fresco aumentó, ya que en se han encontrado propiedades que no presenta la
planta seca.

El gel ha demostrado ser antibiótico, astringente, inhibidor del dolor,


desinflamatorio, coagulante y estimulante.

En los últimos años se han realizado muy diversas investigaciones médicas


para la utilización de la sábila en el tratamiento de diferentes enfermedades,
como es el caso de la inhibición de tejidos tumorosos, tratamiento de
quemaduras, incluyendo las de origen radioactivo, inhibición de la artritis,
enfermedades de la piel como psoriasis, dermatitis e infecciones diversas,
entre muchas otras.

CULTIVO
 

Debido a la gran demanda que ha adquirido en los últimos años, la sábila


como cultivo se encuentra creciendo en grandes extensiones de países tales
como Antillas Holandesas, Portugal, España, Japón, Rusia, Venezuela,
Arabia, Estados Unidos y muchos más.

Por las características climáticas de nuestro país y la amplia adaptación de la


sábila a diferentes condiciones, su cultivo y explotación puede ser llevado a
cabo, ya sea a través de un establecimiento en condiciones de temporal, o bien
como cultivo bajo riego.

En las áreas sujetas a la precipitación pluvial antes mencionada, la sábila


puede presentar una alternativa para el aprovechamiento de tierras marginales
que por sus características presentan limitaciones para otro tipo de cultivo. En
terrenos de mejor calidad y con disponibilidad de agua este cultivo puede
significar una mayor rentabilidad y una diversificación de la producción de las
comunidades donde se establezcan.

La sábila tiene dos formas de reproducción:

Reproducción sexual. Este método es menos eficaz y poco utilizado, consiste


en depositar las semillas en suelos arenosos, bien drenados, teniendo lugar la
germinación en un lapso de 3 o 4 semanas, a una temperatura de 20°C.

Reproducción asexual: Consiste en cortar las hojas grandes de las plantas más
viejas, y se trozan en pedazos de 10 cm: se dejan suberizar para que al
plantarlas no se pudran; este método es conocido como "estaca de hoja".

Existe otro método conocido como "estaca de raíz", consiste en cortar tramos
de raíces de aproximadamente 2 a 5 cm, sumergiéndolas en cinetina en
concentraciones de 0.1 a 10 p.p.m. y plantándolas a poca profundidad,
obteniendo nuevas plantas en el término de 2 a 3 semanas, con un 100 % de
efectividad.

En nuestro país los métodos anteriores son muy pocos comunes y para
efectuar una plantación, generalmente se utiliza la reproducción por hijuelos,
los cuales pueden ser recolectados de las poblaciones silvestres o provenientes
de cultivo de explotación. Igualmente éstos pueden ser reproducidos en
viveros.

Adquisición de hijuelos o propagación en viveros

 
Los hijuelos de planta silvestres de sábila han venido usándose como material
vegetativo de propagación, aunque su desarrollo no siempre es homogéneo,
debido principalmente a que proviene de plantas de diferentes edades. Por tal
razón, es más recomendable establecer lotes de propagación en viveros, ya sea
mediante la reproducción por semilla, o bien como lote de desarrollo de
hijuelos. Para obtener material vegetativo de crecimiento similar en viveros es
necesario:

Recolectar o adquirir semillas o hijuelos de la misma edad.

Preparar una cama de 1.1 x 30 cm con tierra y gravilla fina, sobre otra de
grave gruesa, en la cual se sembrará la semilla o se plantarán hijuelos de 10-
15 cm de altura a una densidad de 25 plantas por metro o sea 150 plantas por
cama.

Proporcionar cuidados necesarios para que las plántulas de sábila se


desarrollen sanas y vigorosas.

Si es por medio de semillas, su desarrollo en vivero debe ser de 2 años por lo


menos, antes de ser establecida en su lugar definitivo. Los cotiledones
permiten que su germinación sea completa; la semilla deberá colocarse a no
más de 1 cm de profundidad. Previo a la siembra debe remojarse en agua fría,
para lograr una alta y rápida germinación.

Si el vivero va a ser de hijuelos, deberá procurarse que éstos sean más o


menos del mismo tamaño; antes de salir a plantación se seleccionan sólo
aquellos que tengan una altura mínima de 20-35 cm y presenten aspecto
vigoroso.

El tiempo de permanencia en viveros depende del tamaño inicial, pero


generalmente va de 2 a 3 meses antes de alcanzar el tamaño adecuado para el
transplante a su lugar definitivo. Una modalidad a mediano plazo, es dejar los
hijuelos en el vivero para establecer un banco de "planta madre" para futuras
plantaciones.

Los hijuelos serán transportados a raíz desnuda desde los bancos de material
seleccionado hasta el área de plantación. Antes de efectuar su establecimiento,
las plantas se dejarán en la sombra durante varios días para favorecer la
cicatrización de las raíces.

Mantenimiento de la plántula en vivero

 
La sábila en vivero, para su desarrollo, requiere principalmente de riego, por
lo que las camas deberán ser regadas cada tercer día o antes si la humedad del
suelo se ha perdido. Es necesario efectuar deshierbes para reducir la
competencia entre las malezas y plántulas o hijuelos de sábila.

Si el material vegetativo va ser establecido en condiciones de temporal, es


recomendable que antes de salir del vivero pasen por un proceso de reducción
de riego a fin de evitar el stress por transplante.

Se debe prevenir principalmente las enfermedades fungosas causadas por mal


drenaje o riegos excesivos, además, es necesario mediante la aplicación de
estiércol bien descompuesto o urea.

Preparación del terreno.

La preparación del terreno dependerá del área y las condiciones en que se


vayan establecer la sábila; si la plantación es bajo condiciones de temporal y
terrenos marginales, se puede realizar de acuerdo a tres sistemas de
plantación, que son:

Sistema Español

Consiste en la acumulación de tierra a una cepa con microcuenca y sostenida


por una pequeña terraza. Se trazan curvas a nivel sobre el terreno; se hacen las
cepas sobre las líneas a nivel, con un distanciamiento de 2 m entre cepa y cepa
según la curva, y de 2 m según la pendiente. La dimensión de las cepas será de
20 x 20 x 20 cm. Es recomendable para terrenos irregulares y con pendientes
mayores de 20 grados.

Sistema Netzahualcóyotl ( modificado)

Consiste en la contención del suelo por medio de pretiles de piedra de hasta 1


m de altura, su trazo se realiza siguiendo curvas a nivel y el pretil a todo lo
largo de la curva, una vez construido se acumula tierra arriba del perfil
proveniente de la pendiente con el propósito de sustentar las plantas, las
cuales se establecen a una distancia de plantación de 2 x 2 m. Se recomienda
en suelos someros desprovistos de vegetación y pendiente de hasta 45 grados.

Cepa común.

Este sistema es recomendable para terrenos planos con pendientes ligeras, sin
problemas de erosión y con vegetación arbórea colindante. Consiste en la
apertura de cepas de 20 x 20 x20 cm, además de la construcción de
microcuencas individuales en forma de media luna para captar los
escurrimientos.

En este último tipo de terreno no es conveniente efectuar desmontes totales,


sino más bien de tipo selectivo eliminando sólo aquellas especies que sean
indeseables en el sitio; el establecimiento de la sábila en sitios marginales
puede hacerse en combinación con otras especies para establecer una
explotación agroforestal.

Si la plantación va ser efectuada en áreas de cultivo, bien niveladas y con


riego, la preparación del terreno será la siguiente: después de la limpieza del
terreno, se barbecha y se rastrea con rastra cruzada como para cualquier otro
cultivo. Se realiza el trazo de siembra y el bordeo; la distancia entre bordes
será de 1m. y su altura de 25 a 30 cm.

Plantación

En plantaciones de temporal, la plantación se hace a raíz desnuda,


preferentemente en un trazo de tresbolillo; se coloca la planta en la cepa
llenando ésta con tierra con materia orgánica mezclada con la propia del
terreno, si así se requiere, una terraza de sostén.

En área de temporal y terrenos con pendiente, el distanciamiento será de 2 m


entre planta e hileras, con lo cual se obtiene una densidad de 2,500 plantas por
ha. Si el terreno es plano o con pendiente muy ligera, la distancia entre plantas
se puede reducir a 1m y la densidad aumentará a 5,000 plantas por hectárea.

La época más propicia para la plantación de sábila de temporal es antes de la


temporada de lluvias y después del periodo de heladas.
En áreas de riego, las plantaciones se hacen en seco, enterrando la planta hasta
la base de las hojas inferiores, con una separación entre surcos de 0.8 a 1 m.
las plantas se colocan en el surco, se entierran las raíces y se apisona para fijar
las plantas al piso.

El distanciamiento entre planta deberá de ser de 0.8 m para permitir las


maniobras de la cosecha; cada 16 surcos se traza un camino de 2.5 m de ancho
como corredor, para facilitar el manejo de la plantación. La densidad en estas
plantaciones va de 10, 000 a 12, 000 por ha. En este caso, la plantación se
puede realizar en cualquier época del año, procurando evitar la temporada de
invierno.

Labores culturales.

Plantaciones de temporal

Las labores culturales, cuando las plantaciones son realizadas en áreas


marginales de temporal, comprenden las labores de abonado, reposición de
fallas, deshierbes, vigilancia y reconstrucción de las microcuencas y pretiles
durante el período de establecimiento.

El abonado puede hacerse aplicando estiércol animal seco en una proporción


de 2-3 kg por planta, sin que entre en contacto con las raíces, el abonado,
comúnmente se divide aplicando la mitad al momento de la plantación y la
otra mitad restante durante la temporada de lluvias.

El deshierbe alrededor de cada planta permitirá que se aproveche la escasa


agua que ocurra en el sitio; el deshierbe manual puede hacerse una vez al año
después de la temporada de lluvias.

Una vez al año es recomendable la reconstrucción de las microcuencas o


reforzamiento de las terrazas o pretiles, con la finalidad de aprovechar mejor
los escurrimientos superficiales y reducir el riesgo de erosión de los suelos;
esta práctica puede ser combinada con un afloje del suelo alrededor de las
plantas.
En las plantaciones de temporal, la eliminación de hijuelos no es forzosa, ya
que su venta como material de propagación puede significar un ingreso extra
al obtenido por el corte de hojas de sábila; sin embargo, si los hijuelos no van
hacer utilizados como material vegetativo de otras áreas, es recomendable su
eliminación para acelerar el crecimiento de la planta madre. La inflorescencia
debe también ser eliminada.

Plantaciones de riego

Para las plantaciones de riego, las labores culturales que se llevan a cabo son
deshierbes mecánicos o aplicación de herbicidas, fertilización nitrogenada a
base de urea, riegos, despuntes y deshiaje.

Los riegos dependen de la zona donde se establezca la plantación; el primer


riego debe aplicarse poco después de la plantación, cuando empieza anotarse
el crecimiento de las plantas por la coloración que éstas toman en los
extremos de las hojas, la primera lámina de riego a aplicar es de 5 cm.

Los riegos posteriores se dan con una frecuencia de 3 o 4 semanas,


procurando que se apliquen aproximadamente una o dos semanas antes de
cada corte. Con los riegos antes de los cortes la planta adquirirá mayor
turgencia, aumento de peso y un mayor rendimiento en jugo. La lámina de
estos riegos es de 10 cm, aunque por condiciones específicas de suelo y clima
de cada sitio puede variar la lámina y la frecuencia del riego.

Como parte de las labores de cultivo durante el desarrollo y la vida productiva


de la plantación se encuentran las relativas a favorecer las condiciones del
suelo y las destinas a la reducción de la competencia y aumento de vigor de la
sábila.

Se recomienda realizar al menos un a porque al año, esta práctica puede ser


por medio mecánico y combinada con pasos de cultivadora y deshierbes
manuales, estos últimos son preferibles puesto que el paso continuo de
maquinaria disminuye las condiciones de porosidad, aereación y drenaje del
suelo que requiere la planta.

Por lo general, bastan dos deshierbes al año después de las temporadas de


lluvias. En algunas regiones es preferible no deshierbar antes de la temporada
invernal, a fin de crear un microclima alrededor de la planta que amortigüe las
bajas temperaturas.
Otra práctica cultural es eliminar las partes de la planta que reducen su vigor;
la eliminación de hijuelos o deshije se puede hacer manualmente con ayuda de
pico y pala cuando los hijuelos tienen 5-10 cm, lo cual ocurre
aproximadamente a los dos años de establecido el cultivo. El despunte
consiste en eliminar la inflorescencia, cortándola con una navaja, con el
propósito de que la planta aproveche toda su energía para su crecimiento y
mejorar la cosecha.

Control de plagas y enfermedades

Respecto a la incidencia de plagas de la sábila bajo cultivo en México, éstas se


pueden considerar prácticamente inexistentes; respecto a las enfermedades,
ocurren en muy raras ocasiones y principalmente en sábila bajo riego .

La sábila puede ser atacada por el "mal blanco" que da la apariencia de un


moho blancuzco que se difunde por las hojas. En caso de presentarse este
síntoma, se les debe atacar inmediatamente a través de aspersiones con azufre
ramoso a una concentración de 4 g/lt de agua hasta que desaparezca la
enfermedad.

El exceso de riego o un mal drenaje puede ocasionar otras enfermedades en la


sábila como la marchitez bacteriana causada por Bacterium aloes Pass, que
consiste en la marchitez de las puntas de las hojas y la pudrición de la raíz,
causada por Phytium altimum Trow., que se manifiesta como un amarillento
de las hojas, empezando por la zona apical.

Cuando se presenta la pudrición de raíces, las plantas enfermas deben


sustituirse inmediatamente por plantas sanas.

Cosecha
 

Plantaciones de temporal

La cosecha en plantaciones de temporal se inicia el segundo o tercer año


después de establecida la plantación, se lleva acabo en los meses de
noviembre-diciembre, o bien durante la primavera y verano si se van
aprovechar crecimientos del año anterior. En condiciones de temporal se
obtiene solamente un corte y en años con lluvias favorables hasta los cortes
anuales.

Las hojas están listas para su comercialización cuando alcanzan un tamaño


aproximado de 30 cm de largo y de 8 a 10 cm de ancho en su base, con un
peso de 0.3 a 0.8 kg.

Los cortes intermedios consisten en el corte de las hojas de sábila más


desarrolladas, a razón de un corte por año; las hojas se cortan con navaja,
machete u hoz. Los cortes intermedios se realizan durante un periodo de
cuatro años a partir del primer año de producción. Cada planta produce 4-5
hojas en cada corte.

El corte final se lleva a cabo aproximadamente a los 10 años o más después de


que se iniciaron los cortes intermedios, en tanto la planta produzca hojas de
buen tamaño; cuando empieza a bajar el rendimiento las plantas deben ser
sustituidas por otras para el siguiente ciclo de producción.

Considerando una densidad promedio en este tipo de plantaciones de 2,500


plantas por ha, el rendimiento promedio es de 3.75 ton de hoja.

Plantaciones de riego

En las plantaciones tecnificadas, la cosecha se inicia de un año a dos después


del establecimiento, dependiendo del tamaño del hijuelo que se haya
establecido.

En este tipo de plantaciones de sábila se llegan a efectuar de 4 a 6 cortes


distribuidos en los 12 meses del año, en cada corte se consideran 4 pencas u
hojas por planta, con un peso promedio de 375 g, lo que arroja un total de 15
ton. por corte en una plantación con una densidad de 10, 000 plantas por ha.
El rendimiento de plantaciones con riego varia dependiendo del grado de
tecnificación y la densidad utilizada, habiéndose reportado rendimientos desde
20 hasta 180 ton/ha.

En este caso existe otro factor limitante que es el frío, la sábila en cultivo no
tolera heladas severas, siendo la temperatura mínima que soporta de –5°C
siempre y cuando el suelo esté seco en caso de no estarlo, la planta se verá
severamente dañada, por lo que en ocasiones, el número de cortes puede
descender hasta tres por año.

En ambos tipos de plantaciones, la cosecha se efectúa manualmente y se


utiliza una navaja con filo o machete, se practican dos incisiones en ambos
lados, en la parte donde la hoja se une al tallo, acto seguido se tira de la hoja
hacia fuera y hacia los lados para desprenderla, de esta forma se puede evitar
que la planta destile demasiado jugo, y por la otra parte, permite una
cicatrización rápida.

EXTRACCION DEL ACIBAR

Para obtener el extracto o acíbar de la sábila artesanalmente, se procede de la


siguiente forma:

Se escogen las hojas más grandes procurando al hacer el corte, de no lastimar


las más jóvenes. Se deben cortar de 8 a 12 hojas de la planta en forma
transversal y se cuelgan de manera que la parte seccionada quede hacia abajo,
con el objeto de que escurra el acíbar por 24 horas, de esta manera se recibe el
jugo en un recipiente de lámina galvanizada cubierta de resina epóxica,
colocando sobre baños de agua fría. Después de esto se envasa.

Otro método de extracción consiste en moler las hojas por cualquier medio,
centrifugar los residuos, filtrar el jugo y envasarlo.

La producción promedio de acíbar obtenido de esta forma es de 10 ml por


cada hoja de tamaño medio.

La extracción debe hacerse cuidadosamente para evitar que las proteínas se


desnaturalicen y pierdan su actividad catalizadora, por esta razón debe
evitarse que las hojas una vez cortadas sean expuestas al calor, a altas
concentraciones salinas o pH extremos.

El manejo del acíbar en el transporte se hará a la menor temperatura y lo más


rápido posible, y deberá refrigerarse una vez que ha sido extraído.

El jugo contiene dos fracciones: una fase acuosa llamada gel de Aloe y otra
liposoluble denominada aceite de Aloe, a partir de estas dos mezclas se
obtienen productos entre los que destacan los fármacos, cosméticos, solventes
y perfumes.

El proceso moderno para la elaboración del jugo, consiste en someter a las


hojas de Aloe a un tratamiento de corte y comprensión simultáneos para
extraer la mayor cantidad de jugo posible, después el extracto crudo pasa por
las fases de desinfección, calentamiento, estabilización y envasado.

El diagrama de flujo de este proceso considera los siguientes pasos:

a) Lavado de las hojas con detergente

b) Lavado con agua para eliminar el detergente

c) Despunte de las hojas (manual)

d) Corte

e) Prensado

f) Clarificación

g) Calentamiento

h) Almacenamiento

i) Envasado

J) Control de calidad ( pruebas físicas, químicas y bacteriológicas )

k) Almacenamiento de producto terminado

Uno de los principales problemas del jugo de sábila es que en un periodo muy
corto de tiempo -2 a 3 horas- pierde su efectividad por lo que debe someterse
a un proceso de estabilización con algunas de las siguientes técnicas.

Oxidación con peróxido de hidrógeno.


Exposición a los rayos ultravioleta en presencia de catalizadores químicos.

Alta temperatura en poco tiempo ( 71-77°C durante menos de 3 min. )

La última de las técnicas arriba mencionadas es la más recomendable, ya que


introduce pocos cambios en la composición original del productos

La sábila, Aloe vera (L.) Burm. f. (Aloaceae), es una xerófita con metabolismo ácido
de crasuláceas (MAC), la cual tiene importancia comercial debido a los diversos
productos medicinales, cosméticos y alimentarios que se extraen de sus hojas. En
Venezuela esta planta se explota desde el siglo XIX, principalmente en la región
costera semiárida del estado Falcón (Díaz 2001, Añez y Vásquez 2005). En estas y
en otras zonas áridas y semiáridas, esta especie es frecuentemente cultivada por su
suculencia y alta eficiencia en el uso del agua, propia de plantas MAC (Lüttge
2004), pues los cultivos tradicionales de plantas con metabolismo C3 y C4 son más
afectados por la sequía y la salinidad imperante en sus suelos; dicha salinidad es
mayor en las zonas xerófilas cercanas a la costa e irrigadas, debido a la
acumulación de residuos salinos (Velasco 1983).

En las zonas mencionadas, la sequía y la salinidad ocasionan estrés iónico,


osmótico y tóxico que limita la sobrevivencia y el crecimiento de muchas plantas.
Sin embargo, algunas plantas con MAC suelen crecer en regiones desérticas,
semidesérticas y marismas, donde el agua es escasa o de difícil acceso, allí deben
enfrentar varias limitantes fisiológicas, como obtener agua de un suelo que tiene un
potencial osmótico negativo y concentraciones elevadas y potencialmente tóxicas
de iones de sodio, carbonatos y cloruros (Taiz y Zeiger 1998). Como respuestas a
estas limitantes, muchas de estas plantas provocan potenciales osmóticos celulares
bastante negativos (≤ 0,3 MPa), de manera que pueden absorber agua,
almacenarla y utilizarlas, sobrellevando así el estrés hídrico (Ting 1985, Dodd et al.
2002).

Algunos efectos de la salinidad sobre las plantas provocan reducción de los


parámetros de crecimiento de raíz y vástago (Naqvi et al. 1997), disminución en la
absorción de potasio (Nobel et al. 1984, Berry y Nobel 1985, Girija et al. 2002,
Franco-Salazar y Véliz 2007), la conductancia estomática, asimilación de CO2 y en
la acumulación de materia seca (Brugnoli y Lauteri 1991, Franco-Salazar y Véliz
2008).

Aloe vera se ha señalado como una planta tolerante a la salinidad (Sun et al.
2003), además se encontró que su metabolismo del nitrógeno no se ve afectado en
plantas irrigadas con agua de mar (Liu et al. 2006). Sin embargo, algunos trabajos
han demostrado que la cercanía al mar, la aplicación de NaCl y agua de mar
afectan parámetros como biomasa, formación de nuevas hojas, contenido de agua
foliar, dimensiones foliares, acidez titulable, pigmentos, carbohidratos, proteínas,
prolina e iones (Jin et al. 2007, Franco-Salazar et al. 2012, Moghbeli et al. 2012,
Murillo- Amador et al. 2014). En vista que muchas plantaciones de sábila se están
llevando a cabo en zonas donde la salinidad es un problema para los sembradíos,
sobretodo en las regiones costeras, se planteó estudiar el crecimiento y contenido
iónico de A. vera cultivada hidropónicamente bajo diferentes concentraciones de
NaCl.

METODOLOGÍA

Cultivo hidropónico y tratamientos

Se utilizaron plantas de Aloe vera (L.) Burm. f. (Aloaceae) de aproximadamente


cuatro meses de edad, propagadas vegetativamente a partir de rizomas de plantas
recolectadas en la península de Araya, estado Sucre, Venezuela. A las plantas
propagadas de esa manera, se les eliminaron las raíces y hojas dañadas, se
rotularon y cultivaron hidropónicamente en solución Hoagland según Fuentes-
Carvajal et al. (2006) y Franco-Salazar y Véliz (2007). Luego de seis semanas se
aplicaron los tratamientos salinos; para lo cual se adicionó NaCl gradualmente cada
dos días, a una solución de cultivo renovada; teniéndose finalmente
concentraciones de 0, 50, 100, 150, 200, 250 y 300 mol.m-3 de NaCl. El
experimento fue conducido durante 75 días en el vivero del Departamento de
Biología, Universidad de Oriente, Cumaná, Venezuela.

Sintomatología y crecimiento

Se realizaron observaciones periódicas a las hojas y raíces para visualizar la


presencia de posibles síntomas ocasionados por la salinidad. Al final del
experimento se registró el número de hojas nuevas formadas por planta y el
número de hojas basales que se necrosaron completamente durante el
experimento. Por otro lado, se utilizaron cuatro hojas basales (por ser las más
desarrolladas) por planta y, en cada una, se midió la longitud (L), espesor (E) y
ancho central (A), y se determinó el volumen (V) mediante la ecuación V =
(L/12)πEA, considerando la hoja como un cono con sección transversal elíptica más
que circular (Hernández-Cruz et al. 2002). La biomasa fresca de las plantas fue
determinada haciendo uso de una balanza analítica digital. Luego, estas mismas
plantas se introdujeron en una estufa a 80ºC hasta conseguir peso constante,
obteniéndose así la biomasa seca.

Contenido iónico

Una vez obtenida la biomasa seca, se escogieron cuatro plantas al azar por cada
tratamiento, se molieron (malla 40) y luego, 1 g de cada muestra resultante se
calcinó durante 3 h a 300ºC. Las cenizas de cada tratamiento se disolvieron en
ácido clorhídrico 2 mol.L-1, se diluyeron con agua desionizada y se filtraron a través
de papel Whatman Nº 2. En cada filtrado se determinó K+ y Na+ por fotometría de
llama y Mg2+ y Ca2+ por espectrofotometría de absorción atómica. Se utilizó la
misma metodología, previa adición de 0,25 g de óxido de calcio y agua al gramo de
material vegetal molido, para estimar el contenido de Cl-, titulando con nitrato de
plata (Chapman y Pratt 1973).

Análisis estadístico

Se aplicó un diseño de bloques completos al azar de siete tratamientos (0, 50, 100,
150, 200, 250 y 300 mol.m-3 NaCl), cuatro repeticiones y cuatro plantas por unidad
experimental, para un total de 112 plantas. Se aplicó ANOVA de una vía, con
prueba a posteriori de Duncan para establecer los grupos. Para el caso del Nº de
hojas nuevas y Nº hojas basales necrosadas, al no cumplir los datos con el
supuesto de normalidad, incluso con transformaciones, se aplicó la prueba de
Kruskal-Wallis (Sokal y Rohlf 1979). Los datos se analizaron mediante el paquete
estadístico computarizado STATGRAPHICS Centurion XV.II.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Sintomatología y crecimiento

En general, todas las plantas sobrevivieron al experimento; sin embargo, se pudo


observar que en la medida que incrementó la salinidad, el crecimiento de las
plantas se vio afectado. Bajo el tratamiento 0 mol.m-3 NaCl, A. vera mostró el
mejor crecimiento, con mayor número de hojas, más desarrolladas y turgentes;
además de un aumento en el número de raíces desarrolladas, con coloración
amarilla clara y de gran longitud (19,53 cm). Con 50 mol.m-3 NaCl la especie
mostró un comportamiento parecido (aunque con un escaso menor crecimiento). A
partir de estas concentraciones, el aumento de la salinidad ocasionó síntomas más
severos, reduciendo la producción de hojas y deshidratando las ya existentes, al
punto de llegar a ser muy acanaladas y con los ápices necrosados. En los
tratamientos con mayor concentración de sal las hojas más viejas se necrosaron
completamente, al mismo tiempo que las raíces estaban necrosadas, colapsadas y
disminuidas en cantidad (en algunos plantas con ausencia total de raíces cuando
fueron sometidas a las máximas salinidades, donde sólo se observaba el rizoma
necrosado) (Fig. 1a-g).

La necrosis foliar, radical y demás síntomas presentes en A. vera (Fig. 1), también
han sido observadas en plantas C3 como frijol, remolacha y tomate (Silveira et al.
2001, Ghoulam et al. 2002, Fernández-García et al. 2004), en C4 como caña de
azúcar (Villafañe 1997) y en ejemplares MAC como cardón y tuna (Berry y Nobel
1985, Murillo-Amador et al. 2001) sometidas a altas salinidades. Es probable que la
necrosis foliar y radical sea causada por la deficiencia de elementos esenciales
como el K+ en los tejidos, siendo éste necesario para la regulación osmótica, la
síntesis de proteínas y la activación de enzimas involucradas en la respiración y
fotosíntesis (Taiz y Zeiger 1998); dicha deficiencia ocurre debido a que el Na+
(presente en la solución salina) compite con el K+ en el medio radical (Yokoi et al.
2002, Rodríguez-Navarro y Rubio 2006), limitando la entrada de este último
elemento esencial a la planta. La necrosis en hojas y raíces también ha sido
observada por Fuentes-Carvajal et al. (2006) en A. vera cultivada
hidropónicamente bajo deficiencia de K+.

En la Figura 2a el número de hojas nuevas formadas durante el experimento fue


menor en los tratamientos salinos con respecto al tratamiento 0 mol.m-3 NaCl (KW
= 68,58; p < 0,001), al mismo tiempo que el número de hojas basales necrosadas
fue mayor (KW = 64,00; p < 0,001) en las plantas cultivadas bajo salinidad (Fig.
2b).

El menor número de hojas nuevas en concordancia con el mayor número de hojas


basales necrosadas en los tratamientos salinos, sugiere que las plantas bajo las
condiciones de estrés salino impuesto, pudieron trasladar agua y reservas
nutricionales desde las hojas basales para formar nuevos brotes, pero en menor
cantidad y tamaño que las del tratamiento no salino, a costa de la pérdida de las
hojas más viejas. Tal vez esta movilización y formación de nuevas hojas pudo
llevarse a cabo por poco tiempo, después de la aplicación del NaCl, pero la
persistencia del estrés hasta el final del experimento, provocó que las plantas
cesaran la producción de nuevos órganos vegetativos en los tratamientos
experimentales. Además, fue posible que con la formación de nuevos brotes, el
ciclo vital de la planta estuviese comprometida, pues se ha señalado que en los
nuevos órganos puede funcionar el metabolismo C3 y, por lo tanto, su demanda
hídrica, debido a que la transpiración es mayor (Pimienta-Barrios et al. 2002, 2005,
Lüttge 2004). La movilización de agua y reservas también se ha señalado para
otras plantas MAC cultivadas bajo déficit hídrico como Delosperma tradescantioides,
Prenia sladeniana (Tüffers et al. 1995), O. ficus-indica (Wang et al. 1998) y
Peperomia carnevalii (Herrera et al. 2000).

En otra investigación (Moghbeli et al. 2012), también fue reducido el número de


hojas en A. vera al aumentar la salinidad. Además, para la cactácea O. ficus-indica,
similarmente se observó una reducción en la formación de nuevos cladodios, al
incrementar la salinidad (Murillo- Amador et al. 2001, Franco-Salazar y Véliz 2008).

El volumen foliar de A. vera (Fig. 3a) fue reducido (Fs = 71,47; p < 0,001) incluso
a baja salinidad (50 mol.m-3 NaCl) cuando se comparan con el tratamiento no
salino. De igual manera disminuyó la biomasa fresca (Fig. 3b; Fs = 91,55; p <
0,001) y seca (Fig. 3c; Fs = 38,65; p < 0,001) de las plantas, siendo estas dos
últimas variables menores e iguales estadísticamente entre sí desde 100 hasta 300
mol.m-3 NaCl. Esta reducción o disminución se relaciona con el estrés osmótico y
tóxico (Taiz y Zeiger 1998) que debió propiciar el exceso de NaCl, con el
consecuente daño del sistema radical, reduciéndolo conforme aumentaba la
salinidad, hasta el punto de estar completamente ausente en algunas plantas
sometidas a las máximas salinidades y en donde sólo se observó el rizoma
necrosado (Fig. 1). Esto limitó la entrada de agua y nutrientes a la planta,
necesarios para mantener la turgencia y, con ello, el volumen y biomasa apropiada.
Igualmente, la reducción del volumen y la biomasa fresca (Fig. 3) también se
asoció con la deshidratación de los tejidos, pues al crearse tal situación a nivel
radical que limitó la entrada de agua, la planta queda a expensa del agua
almacenada en su hidroparénquima para mantener sus funciones metabólicas,
aunque por ser una especie MAC limita más la pérdida de agua por transpiración
que las plantas con metabolismo C3 y C4 (Lüttge 2004). Al respecto, en otros
trabajos se ha señalado que el estrés por sequía ocasionó mayormente la
deshidratación del hidroparénquima en las especies MAC A. barbadensis (Van
Schaik et al. 1997), O. ficus-indica (Goldstein et al. 1991) e Hylocereus undatus
(Nobel 2006). Para A. vera, la pérdida de agua del hidroparénquima se traduce en
la reducción de la producción del gel, necesario para la industria. La reducción de
las mencionadas variables (Fig. 3), se refleja en la falta de turgencia, el menor
número de hojas nuevas, la necrosis de las hojas basales, el aspecto débil y
acanalado de las hojas y la reducción o escasez radical mostrados por esta especie
en la presente investigación.
En otro trabajo, encontraron que el contenido de agua foliar (responsable del
volumen y la biomasa) de dos cultivares de sábila fue reducido por la salinidad del
agua de mar al 60% (Jin et al. 2007). Similarmente, volumen, biomasa fresca y
seca fueron menores en hojas de A. vera cosechadas de una parcela cercana al mar
(~0,52 km) que en aquellas provenientes de otra parcela alejada (~1,47 km) y
también menores en la estación seca que en la lluviosa (Franco-Salazar et al. 2012,
2014). Mientras que Rodríguez-García et al. (2007) y Silva et al. (2010)
encontraron que el bajo potencial hídrico o la poca disponibilidad de agua en el
medio radical de la sábila, reduce su biomasa fresca foliar y crecimiento. Por su
parte, Franco-Salazar y Véliz (2007, 2008) reportaron que el aumento de la
concentración de NaCl en solución hidropónica, también afectó el volumen de los
cladodios y la biomasa seca de O. ficus-indica.

Los menores valores de las variables medidas en la sábila (Fig. 2a y 3), producto
del estrés osmótico, hídrico y tóxico ocasionado por el NaCl, esencialmente a las
mayores salinidades, debieron estar asociados al cierre estomático, la reducción en
la fijación nocturna de CO2 y a la disminución del contenido de clorofila. Silverman
et al. (1988) y Aguilar y Peña (2006) demostraron que estos tres parámetros se
han visto afectados en las especies MAC O. humifusa y O. ficus-indica cultivadas
bajo salinidad (NaCl) y sequía, y al verse afectados estos parámetros, se reduce la
formación de estructuras carbonadas y, por ende, el crecimiento, lo que conllevó a
la presencia de menor número de hojas nuevas, volumen, biomasa fresca y seca
(Figs. 2a y 3).

Contenido iónico Los resultados demostraron que la absorción de K+ disminuyó (Fs


= 7,55; p < 0,001) en las plantas sometidas a los distintos tratamientos salinos,
cuando se compararon con el tratamiento no salino (Fig. 4a). A salinidades más
bajas, es posible que este ión compitiera con el Na+, ya que usan los mismos
canales de entrada como los transportadores HKT (Yokoi et al. 2002, Rodríguez-
Navarro y Rubio 2006). Sin embargo, en la medida que aumentó la concentración
de NaCl, el daño radical ocasionado por la misma, con la consecuente pérdida de
las raíces, impidió la absorción de potasio. Similarmente, en otros trabajos el
contenido de K+ disminuyó en plantas de la misma especie, producto de la
salinidad en el medio radical; teniéndose que en hojas de A. vera cosechadas de
una parcela cercana al mar, se encontró menor contenido de K+ que en aquellas
provenientes de una parcela alejada (Franco-Salazar et al. 2012). El contenido de
K+ también disminuyó en plantas de sábila bajo concentraciones crecientes de NaCl
(Murillo-Amador et al. 2014); por su parte, Jin et al. (2007) también encontraron
menores contenidos de este ión en hojas de un cultivar de la mencionada especie,
cuando fueron irrigadas con agua de mar 60%.
Se sabe que el K+ desempeña un papel clave en la osmorregulación que tiene lugar
durante la apertura y cierre de los estomas (Marschner 1995), interviene en
distintas etapas de la fotosíntesis relacionadas con la síntesis de carbohidratos y la
traslocación de fotosintatos en el floema (Azcón-Bieto y Talón 2000). Al ser la
concentración de K+ menor en los tejidos foliares, menor será la absorción y fijación
nocturna de CO2 durante la fase I del MAC (Dodd et al. 2002, Lüttge 2004). Todo
esto pudo incidir en la sintomatología (Fig. 1), el menor número foliar (Fig. 2) y la
menor biomasa (Fig. 3) observada en las plantas sometidas a los tratamientos
salinos. Al respecto, Fuentes-Carvajal et al. (2006), cultivando A. vera
hidropónicamente bajo deficiencia de K+, también observaron necrosis en las hojas
adultas, retardo en el crecimiento y pérdida de la turgencia, lo que indica la
importancia de dicho elemento para esta especie. Los tratamientos salinos
incrementaron los niveles de sodio (Fs = 6,40; p < 0,001) y cloruro (Fs = 16,70; p
< 0,001) en la sábila (Fig. 4b y c). El Na+ es un elemento importante en plantas
MAC, ya que ayuda a la regeneración del fosfoenol piruvato (PEP) y el Cl- es un
elemento necesario para el funcionamiento óptimo de los sistemas de evolución de
oxígeno durante la fotosíntesis (Azcón-Bieto y Talón 2000). El aumento en el
contenido de estos iones en plantas se debe a su alta movilidad a través de las
membranas celulares y baja reactividad bioquímica (Marschner 1995); sin
embargo, los síntomas visuales, la poca acumulación de biomasa seca y el poco
crecimiento observado con altas concentraciones de sodio y cloro en las plantas
(Fig. 1 a 3), debieron ser ocasionados por sus efectos tóxicos y osmóticos, ya que
estos iones afectan el potencial hídrico, el potencial eléctrico de las membranas
(Greenway y Munns 1980) y el estatus iónico de las células (Sultana et al. 2001).
Por su parte, Jin et al. (2007) hallaron que la irrigación de dos cultivares de sábila
con agua de mar 60% aumentó los niveles de Na+ en hojas, tallos y raíces.
Además, Franco-Salazar et al. (2012), encontraron mayores contenidos de Na+ y
Cl- en hojas de A. vera cosechadas de una parcela cercana al mar que en aquellas
provenientes de una parcela alejada, mientras que Murillo-Amador et al. (2014)
también hallaron valores elevados de estos iones en plantas de la misma especie
cuando se incrementó la salinidad. Similarmente, altas concentraciones de estos
iones también se han observado en otras plantas MAC como Cereus validus (Nobel
et al. 1984) y O. ficus-indica (Franco-Salazar y Véliz 2007).

En general, la absorción de Ca2+ aumentó en los tratamientos salinos (Fs = 8,38; p


< 0,001) cuando se compara con el tratamiento no salino (Fig. 4d).

Concentraciones moderadamente altas de Ca2+ se han citado para A. vera


(Yamaguchi et al. 1993) y en la presente investigación se observó que en esta
especie, cultivada a salinidades superiores de 50 mol.m-3 NaCl, hay mayor
incorporación de este ión en comparación con plantas no tratadas con NaCl, aunque
Murillo-Amador et al. (2014) encontraron que el aumento de NaCl disminuyó el
contenido de Ca2+ en hojas de sábila. Por su parte, Jin et al. (2007), también
reportaron un aumento en el contenido Ca2+ en las raíces pero una disminución en
hojas y tallos de estas plantas al ser tratadas con agua de mar 60%. Otro trabajo
realizado en cactus Ferocactus acanthodes y O. ficus-indica, señala que las
concentraciones de Ca2+ aumentaron cuando se incrementó la concentración de
NaCl (Berry y Nobel 1985). En plantas de A. vera cultivadas con deficiencia de
potasio, el contenido de calcio aumentó (Fuentes-Carvajal et al. 2006) y en el
presente estudio se pudo observar que la salinidad limitó el ingreso de K+ pero
propició el ingreso de Ca2+. También, un aumento del Na+ se relacionó con una
mayor absorción del Ca2+, lo que se observó en la presente investigación, por lo
cual es probable que esta absorción tenga un efecto protector y/o osmótico. El
Ca2+ dentro de la célula, por lo general, está unido a estructuras moleculares,
estabiliza la membrana celular enlazando los grupos fosfatos y carboxilos de los
fosfolípidos y proteínas a la superficie de la membrana, ayudando a disminuir la
fluidez y permeabilidad de la misma (Lüttge 2004); mientras que el Ca2+ libre en el
citosol es un importante regulador de numerosas funciones relacionadas con el
crecimiento y el desarrollo (Marschner 1995). Estos roles del Ca2+ parecieran que
operaron mejor en la sábila cuando la salinidad no era tan elevada, principalmente
a 50 mol.m-3 NaCl, que fue donde se observaron los menores efectos de la sal
(Figs. 1 a 3).

De igual manera, las concentraciones de Mg2+ fueron mayores (Fs = 17,88; p <


0,001) en los tratamientos salinos (Fig. 4e). Probablemente, en A. vera, la
captación de este ion esencial sirva para el ajuste osmótico, teniendo un efecto
protector como el del Ca2+, que ayuda a neutralizar altas concentraciones del ion
sodio o quizás sea usado como contra ion para movilizar carbohidratos y remediar
la posible alteración que el exceso de iones pudiera provocar (Marschner 1995,
Kinraide 1999). El aumento en las concentraciones de Mg2+ se ha observado en
plantas C3 (Cakmak et al. 1994, Pujos y Morard 1997) sometidas a distintos
tratamientos salinos y en A. vera cultivada bajo deficiencia de K+ (Fuentes-Carvajal
et al. 2006) e irrigada con agua de mar 60% (Jin et al. 2007); sin embargo,
Murillo-Amador et al. (2014) encontraron que el contenido de este ion disminuyó en
las hojas de esta planta con el aumento de la salinidad. Franco-Salazar et al.
(2012), obtuvieron menores contenidos tanto de Ca2+ como Mg2+ en hojas de A.
vera cosechadas de una parcela cercana al mar que en aquellas provenientes de
una parcela alejada. Las plantas de A. vera sometidas a las distintas salinidades no
sólo absorbieron más Ca2+ (Fig. 4d), sino que también absorbieron más Mg2+ (Fig.
4e) para compensar la disminución del K+ (Fig. 4a) provocada por las altas
concentraciones de NaCl.

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