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Antes de Charles Frederick Worth todo era muy distinto en el mundo de la moda.
Quienes tenían el poder adquisitivo para hacerlo, acudían a costureros para que les
confeccionaran los voluptuosos vestidos usados en la época, pero estos vestidos no
tenían el sello personal del costurero.
En el siglo XIX la ciudad francesa de París era el reinado mundial, quien dictaba las
directrices de la moda femenina, en esta ciudad se encontraban los mejores
proveedores de insumos para la confección y los más prestigiosos artesanos de la
moda. París ofrecía suntuosidad a una clientela que consideraba la moda como parte
imprescindible de su exclusivo y ostentoso estilo de vida. Esta ciudad era el lugar
ideal para Charles Frederick Worth.
En 1946 impulsado por su sueño, se trasladó a París a probar suerte, encontrando una
oportunidad en Gagelin et Opigez, uno de los grandes almacenes y más prestigiosos
de la moda en París. En poco tiempo Worth logró hacerse socio de este almacén,
gracias a los vestidos que diseñó y confeccionó a su prometida Marie Augustine
Vernet, quien pronto se convirtió en su esposa. La clientela de la Maison Gagelin notó
la belleza de estos vestidos, tanto así que en 1851 la empresa decidió abrir un
departamento dirigido al diseño y confección a la medida, con Worth como director
creativo.
Sus diseños, muy novedosos para su época, obtuvieron premios en la Gran Exhibición
de Londres (1851) donde Gagelin et Opigez participó, la primera exposición mundial,
ganando para Francia la medalla de oro con una cola de corte creada por Worth,
confeccionada en seda blanca y bordada en hilos de oro (valorada en el elevado e
inusual precio de tres mil dólares), y en la Exposición Universal de París (1855)
El inglés empezó a considerarse a sí mismo una celebridad, firmando los vestidos que
confeccionaba como si fueran obras de arte. Fue el primero en hacerlo, creando un
nuevo concepto en la época: el “Couturier” (modisto).
El acto de firmar sus diseños, que a muchos les puede parecer un acto pequeño, hizo
un gran cambio en la época: Feredrick Worth decidía cómo serían los vestidos que
usarían sus clientas, dejando de ser solo un costurero.
Como una manera de vender más, decidió que empezaría a mostrar sus creaciones,
haciendo una colección al año. Así es como empezó la práctica de hacer colecciones
de temporada: una idea que revolucionó la época y que los actuales diseñadores
siguen hasta hoy.
Eugenia de Montijo, la esposa de Napoleón III, quien era vista como la mujer más
elegante. Montijo era una especie de influencer de aquella época, marcando las leyes
de la moda.
Fue así como dos emperatrices, Isabel de Austria y Eugenia, la esposa de Napoleón
III, se hicieron fanáticas de sus diseños y cuando las retrataban lo hacían usando un
diseño de Worth. Este hecho trajo aún más fama al diseñador.
Uno de los grandes cambios que hizo en los diseños de la época fue reducir la
crinolina, de modo que las faldas caían de forma plana adelante y el volumen se lo
daba la parte trasera.
Modisto de la emperatriz
uso privado y originales creaciones para los bailes de disfraces que la pareja imperial
adoraba.
como consecuencia, en el proveedor de todas las cortes europeas. Entre sus clientas se
Philippe Worth.
modelos en vivo para mostrar sus creaciones a las clientas, para proteger sus
creaciones estas llevaban una etiqueta con su firma, de esta forma no sólo aseguró su
autoría, sino que creó la marca, distintivo inconfundible de una casa de modas.
Siguiendo las pautas de Rose Bertín, Worth elevo al modista al estatus de gran
couturier y a la categoría de artista. El nombre del couturier era ya más importante que
El couturier para sus pruebas elaboraba cada diseño en una toile, un prototipo del
vestido hecho en liencillo, este modelo se ajustaba a las medidas de la clienta para
luego confeccionarlo en las telas adecuadas y con el acabado exigido.
indicaciones. Worth exigía que fuera la clienta quien se desplazará a su salón de 7 Rue
determinaba qué color o forma sentaba mejor a la clienta o qué es lo que se usaba o
que se le tildara de ‘padre de la alta costura’. Incluso, como lo haría Karl Lagerfeld
150 años más tarde, él se inventó un look -sombrero, capa hasta los
Charles Frederick Worth murió el 10 de marzo de 1895. Gastón contrató a Paul Poiret,
un novel diseñador que destacaba por su creatividad. Durante dos años, Poiret intentó
hacer evolucionar la filosofía de la casa para pasar de la pura elegancia a una
elegancia más práctica. A pesar de que sus esfuerzos no coincidían con las ideas de
Jean-Philippe, el joven creador consiguió llevar la empresa en una nueva dirección
que resultó ser adecuada, ya que a principios del siglo XX, con la desaparición o el
declive de la mayoría de las cortes europeas, el mundo de la moda ya no era el mismo.
La segunda generación Worth
Cuando Worth falleció, en 1895, a los 69 años, víctima de una neumonía, sus hijos
empleados.
más joven, a cargo de la dirección artística, era una estrella de la sociedad. Los
primeros años del siglo XX fueron florecientes para la casa. Tras la desaparición de su
En 1910 fue el turno de Jacques y Jean-Charles, los hijos de Gaston, de tomar las
perfume. La primera fragancia de la firma fue Dans la Nuit, con su frasco diseñado
por el artista René Lalique, un fantástico éxito. Entre esa fecha y 1947 la casa lanzó
más de veinte fragancias de las cuales el “Je Reviens” (1932) se convirtió en un best
se separaron.
El libro “La Maison Worth, 1854-1954” (Ed. La Bibliotheque des Arts)
recorre su historia y la de sus herederos.
Roger, los hijos del primero. Pero en los años 50 la casa, que
costura. Luego de su cierre, los perfumes Worth fueron adquiridos por la Société
Maurice Blanchet, tras lo cual pasaron por distintas manos. Hoy en día pertenecen al
grupo Designer Parfums, una firma que se define como custodia de marcas históricas
y que continúa produciendo sus perfumes. Una fórmula actualizada de Dans la Nuit
Hoy en día el espíritu de la marca sigue presente a través de algunas fragancias, como
El ejemplo de Worth fue seguido inmediatamente por otros pioneros en toda Europa.
Pero la importancia de que la moda comenzara a ser una actividad industrial
repercutió no sólo en el textil, sino en otros sectores, el fenómeno moda cambió
sustancialmente; naciendo así la moderna industria de la joyería, la del calzado, la
peletería, que pronto se integraron a la Alta Costura, y la perfumería que con el
tiempo ha alcanzado una gran importancia. De esa época datan marcas prestigiosas
que aún perviven: Guerlain perfumes, Cartier en joyería y Revillon en peletería.
BIBLIOGRAFÍA:
https://vistelacalle.com/36563/charles-frederick-worth-el-primer-disenador-de-alta-costura-de-la-
historia/
https://lucylara.com/blog/charles-frederick-worth/
http://www.revistamujer.cl/2018/01/21/01/contenido/charles-frederick-worth-el-inventor-de-la-alta-
costura.shtml/
https://www.metmuseum.org/toah/hd/wrth/hd_wrth.htm