EL DESEMPLEO

En la Argentina, la información sobre el mercado laborar la brinda la

Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que realiza el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INDEC)
Para la EPH, son desocupadas las personas que no teniendo ocupación, la
buscan activamente, es decir, realizan diariamente gestiones diversas con tal
fin, como la lectura de avisos clasificados en los diarios, tienen entrevistas,
envían CV, realizan colas, presentan solicitudes, etc.
La definición de ocupado, corresponde para la EPH al individuo que ha
trabajado por lo menos 1 hora en forma remunerada, o 15 de manera no
remunerada, durante la semana de referencia.
Esta distinción no es muy nítida, en especial para épocas de crisis en el
empleo, debido a la existencia de dos sectores con características específicas,
los subempleados y los desanimados.
Los subempleados están provistos de empleo, pero trabajan menos del
tiempo normal, y podrían y desean hacerlo en jornada completa.
Los desanimados son las personas en edad activa, desocupadas, que no
buscan activamente un puesto de trabajo, concientes o inconcientemente, por
las escasas posibilidades de conseguirlo.

OCUPADOS
OCUPADOS
PEA SUBEMPLEADOS

DESOCUPADOS y DESANIMADOS

POBLACIÓN

INACTIVA (Jubilados, escolares, estudiantes, amas

de casa, incapacitados para trabajar)

PEA (Población económicamente activa): La que interviene en el

proceso productivo.
Población INACTIVA: La que realiza sólo las funciones consuntivas (de
consumo)
Tasa de Desempleo: Es el cociente entre el número de personas
desempleadas y el de activos (ocupados o buscando empleo), expresado
en porcentaje.

Número de desocupados
Tasa de Desempleo: __________________________x 100

Población activa

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 El desempleo tiene un fuerte componente cíclico. Durante las recesiones la
tasa de desempleo aumenta, y en las fases de recuperación y expansión
disminuye. Cuando mayor es la expansión y más elevada es la tasa de
crecimiento de la producción, mayor es la reducción del desempleo.

Tipos de desempleo. Según las características del desempleo, se lo

clasifica de la siguiente forma:
Desempleo Friccional: abarca a los trabajadores que abandonan sus
puestos de trabajo antiguos para buscar uno mejor, a los jóvenes que se
incorporan a la fuerza laboral y demoran en obtener su primer empleo, y a los
que fueron despedidos por una crisis de la empresa.
Desempleo Cíclico: Es el que acompaña el ritmo y las fluctuaciones de la
actividad económica, que se profundiza cuando existe una recesión.
Desempleo Estacional: Es el que surge sistemáticamente en
determinadas épocas del año para determinadas actividades, como el agro, el
turismo, etc.
Desempleo Estructural: Es el que se produce cuando una empresa inicia
una renovación tecnológica lo cual produce que una parte de los trabajadores
tengan una capacidad y una experiencia que ya no son las deseadas, siendo
despedidos. O cuando se efectúa la relocalización de la empresa, con el
traslado de la planta a otra localidad, provincia o país, y el trabajador por
diversas dificultades no puede acompañarla.
Desempleo Natural: Es el denominado por la economía convencional
cuando existe una economía desarrollada que oscila en una tasa de desempleo
de alrededor del 5 % de la población activa.

Explicación del Desempleo.

Si los recursos son escasos como dicen los economistas convencionales, si
no se llegan a satisfacer las necesidades vitales de todos los individuos,
¿Porqué una parte de la población no encuentra empleo?
Desde la escuela neoclásica, con la teoría del ajuste automático del
sistema económico, se produce desempleo cuando no existe flexibilidad en los
salarios, ya sea por la legislación laboral vigente o por determinados hábitos
sociales, lo cual hace que ante un aumento de la oferta de trabajo, los
trabajadores con empleo no acepten una disminución de sus salarios,
produciéndose así un desempleo que es considerado voluntario, ya que los que
tienen empleo no admiten una disminución de sus ingresos para incorporar más
asalariados, o porque los que buscan trabajo no aceptan un salario más bajo y
optan por el ocio.
Esta explicación no responde a la realidad del desempleo en la Argentina
de los años 90, donde los salarios descendieron abruptamente y el desempleo
creció de igual forma.
Para la escuela keynesiana los contratos laborales entre trabajadores y
empresarios determinan el salario nominal o monetario, pero no el salario real,
que está determinado por otros factores, como la demanda agregada.
Generalmente, el salario es fijado por el empleador con relación a los salarios
de las empresas competidoras, y no en una libre puja como en un mercado de
subasta, entre ocupados y desocupados. Existe, por otra parte, la seguridad

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que los salarios no son totalmente flexibles a la baja, ya que pueden en
determinado nivel no cubrir ni los gastos de transporte del trabajador, y por lo
tanto no generar más empleo.
Por lo anterior, para Keynes, todo desempleo que no sea friccional, es
desempleo involuntario, y se debe exclusivamente a que el nivel de la Demanda
Agregada es insuficiente. Una vía keynesiana para reducir el desempleo se basa
en la aceptación generalizada de un cierto retraso en el aumento de los salarios
nominales cuando hay aumento de precios, por lo que se produce una
disminución del salario real, lo cual estimula el desempleo.
La escuela marxista explica el desempleo como parte inseparable del
desarrollo capitalista. En efecto, la aguda competencia entre capitalistas lleva a
un crecimiento de la composición orgánica del capital, es decir, a un aumento
sustancial de la inversión en capital constante (nuevas maquinarias e
instalaciones con tecnologías cada vez más desarrolladas) con respecto al
capital variable (que se destina a comprar fuerza de trabajo)
Este proceso inevitable, conduce a que a medida que se acumula capital y
crece su composición orgánica, disminuye relativamente la demanda de mano
de obra, aunque el volumen total del proletariado aumente con el desarrollo
capitalista.
Como consecuencia de esto, una masa considerable de obreros se ve en la
imposibilidad de encontrar empleo, quedando sobrante, como superpoblación
relativa. Relativa porque la parte que permanece desocupada lo hace sólo en
relación con las necesidades de la acumulación del capital, y no por su deseo.
Así, el mismo desarrollo capitalista pone ciertos límites a la expansión de la
producción capitalista, ya que ésta se ve limitada al no poder extraer plusvalía a
todos los obreros.
Los obreros desplazados de la producción forman el ejército industrial de
reserva, constituyendo un contingente indispensable en la economía capitalista,
ya que resulta esencial para mantener bajos los salarios de los que tienen
empleo.
Esta explicación se ve avalada por la realidad de la presencia del
desempleo aún en las economías desarrolladas y en momentos de auge
económico.

Los efectos del desempleo

El primer costo del desempleo para la sociedad consiste en los recursos no
producidos, al existir un cierto volumen de mano de obra sin ocupar.
Pero el costo más grave lo sufre el propio desempleado, más aún cuando
no existe un seguro de desempleo y éste es de larga duración. Al desánimo le
suele seguir la depresión anímica debido a que la situación se la vincula a la
actitud o aptitud personal de quien lo sufre, teniendo un costo psicológico. Con
ello existe la posibilidad de caer en actitudes evasivas del problema, como
pueden ser el alcoholismo y la drogadicción. Pero también, y por tener mayor
incidencia en el hombre, puede desestructurar la habitual organización de la
familia y ser causa de conflictos y violencia.
Cuando el desempleo es de corto tiempo pero aparece seguido, quiebra
toda posibilidad de planificación económica de la familia y el individuo, por la
inseguridad que crea.

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 Por otra parte, el desempleo de larga duración (mayor a seis meses), tiene
un efecto degradante sobre la economía de un país, ya que su población va
perdiendo hábitos y disciplina laborales, disminuyendo la productividad de los
trabajadores y de la economía en su conjunto.
Los grupos que se ven especialmente afectados por el desempleo son los
jóvenes, las mujeres, los mayores de 35 años y las personas con reducida
calificación.
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