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Los solífugos (Solifugae), también llamados arañas camello son un orden de

arácnidos relativamente grandes, presentes en todos los países tropicales.


Recuerdan a las arañas (orden Araneae), con las que no guardan una relación
directa, y de las que se diferencian por sus enormes quelíceros en forma de pinza y
su cuerpo segmentado. Se conocen unas mil cien especies.2

Índice
1 Características
1.1 Prosoma y apéndices
1.2 Opistosoma
1.3 Anatomía interna
2 Modo de vida
3 Diversidad
4 Evolución y parentescos
5 Referencias
6 Enlaces externos
Características

Gluvia dorsalis, vista ventral.


El tamaño total del adulto varía entre 1,5 y 7 cm, según las especies. La
longevidad es limitada, un año, probablemente como consecuencia de una elevada tasa
metabólica, necesaria para su comportamiento "frenético". El crecimiento se produce
a través de nueve instares (etapas entre mudas). Todo el cuerpo, también los
apéndices, está cubierto de pelos (sedas) largos, rígidos y erectos, de función
sensorial. Los más largos se insertan sobre los pedipalpos, y les sirven para
tantear y «probar» el ambiente.

De acuerdo con el modelo más común en los arácnidos, el cuerpo está dividido en dos
regiones, un prosoma (o cefalotórax), y un opistosoma (abdomen). En el prosoma se
articulan los apéndices, entre los que destacan los grandes quelíceros; el
opistosoma, a diferencias de las arañas, está segmentado y carece de hileras. Pero
no debe olvidarse que a pesar de su aspecto similar al de las arañas esta criatura
no es una araña, ya que no posee ciertas características de ellas como la capacidad
de tejer tela de araña o colmillos venenosos.

Prosoma y apéndices
El prosoma es proporcionalmente pequeño y no forma un caparazón como en las arañas
o escorpiones, sino que sus segmentos están articulados flexiblemente. En su
extremo anterior, en la cara superior, justo delante de los quelíceros, se
encuentra una pequeña protuberancia sobre la que se sitúa un par de ojos simples.

Los apéndices se articulan con el prosoma. Este porta dos quelíceros


proporcionalmente enormes, dirigidos hacia adelante; cada quelícero tiene dos
artejos o piezas; la basal, proyectada hacia adelante, termina en un diente
serrado, y la distal, articulada ventralmente con la anterior, también. En los
machos los quelíceros llevan inserto en el extremo del segmento basal (el de
posición superior) el flagelo, una estructura anatómica, a veces compleja, paralela
a la cara mediana del quelícero.

Detrás de los quelíceros se insertan ventralmente los pedipalpos; estos son largos
y flexibles, más voluminosos que las patas, y se engruesan hacia el extremo, que
termina en una almohadilla adhesiva. Sirven para la manipulación de la presa a la
vez que como órganos táctiles.

A continuación, también ventrales, se insertan los cuatro pares de patas


locomotoras, que terminan en un par de uñas. El primer par de patas son de
construcción más ligera, usadas solo para una función táctil, y progresivamente más
gruesas y largas que las de los tres pares siguientes, estas sí de función
propiamente locomotora; sus artejos son como en otros arácnidos, pero falta la
patela, igual que ocurre en los pseudoescorpiones. El último par de patas porta en
sus artejos basales (coxa y trocánter) apéndices llamados maléolos (latín
malleolus, literalmente «martillitos», que es lo que parecen en muchos casos) cuya
función es olfativa.

Opistosoma
El opistosoma, proporcionalmente voluminoso, tiene once segmentos; es piriforme y
se engrosa hacia su extremo posterior, mostrando una segmentación externa muy
visible.

Anatomía interna
El aparato respiratorio es traqueal, con tres o cuatro pares de espiráculos que se
abren, el primero, en la base de las segundas patas y el resto en la cara ventral
del opistosoma.

La excreción, como en otros arácnidos de ambientes muy secos, se basa en guanina.


Esta es añadida a las heces por tubos de Malpighi.

Modo de vida

Gluvia dorsalis, devorando una chinche (Eurydema oleraceum).


Los solífugos habitan regiones áridas y desérticas. Algunos son nocturnos (son los
que dan su nombre al grupo: «los que huyen del sol») y otros son activos durante
las horas diurnas, desplazándose rápidamente de una sombra a otra. Ver a un
solífugo corriendo hacia uno produce la impresión de una persecución o ataque, pero
es sólo la búsqueda de la sombra la que motiva esa conducta.

Son carnívoros voraces que persiguen a la presa hasta sujetarla con los extremos
adhesivos de sus pedipalpos, para lanzar luego rápidos y eficaces mordiscos de sus
quelíceros. De esta manera son capaces de atrapar y devorar incluso presas armadas
y potencialmente peligrosas, como escorpiones o avispas. A medida que despedazan la
presa, la rocían con jugos digestivos, lo que facilita la posterior succión de los
restos en una forma fluida; coinciden en esto con las arañas y otros arácnidos
depredadores.

Los solífugos tienen la particularidad de que cuando caen al agua entran en un


estado como catatónico, en el que disminuyen su metabolismo y parecieran estar
muertos, pero una vez fuera del medio líquido y pasado un rato se recuperan y
reinician sus actividades normalmente. Posiblemente se trate de una adaptación de
estos animales a los ambientes áridos en donde en alguna época del año podría haber
chubascos e inundaciones aun en el desierto.

Diversidad
Se distribuyen por las regiones áridas, principalmente tropicales, de todos los
continentes, salvo Australia. Son especialmente diversos en África y el Oriente
Medio. Hay unas mil cien especies catalogadas, repartidas entre doce familias:3

Ammotrechidae, ochenta y tres especies de Sudamérica y Mesoamérica.


Ceromidae, veinte especies de África meridional.
Daesiidae, ciento setenta y siete especies del Cono Sur, África y el Sudoeste de
Asia. También del sur de Europa. Gluvia dorsalis, la única especie ibérica, se
encuadra aquí.
Eremobatidae, ciento ochenta y siete especies del Sudoeste de Norteamérica.
Galeodidae, doscientas especies de África y el oeste árido de Asia.
Gylippidae, veinticinco especies del Sudoeste de Asia y África meridional.
Hexisopodidae, veinticinco especies de África meridional.
Karschiidae, cuarenta especies de África septentrional, Oriente Medio y Asia
Central.
Melanoblossidae, quince especies en Sudáfrica y Namibia y una en Indonesia y
Vietnam.
Mummuciidae, dieciocho especies de Sudamérica.
Rhagodidae, noventa y ocho especies de Medio Oriente hasta la India y África
septentrional y oriental.
Solpugidae, veintitrés especies, todas africanas.
Evolución y parentescos
El fósil más antiguo (Protosolpuga carbonaria, del Pérmico, hace 305 millones de
años),3 muy mal conservado, revela la antigüedad del grupo, un dato que concuerda
con la diferenciación muy temprana de todos los órdenes de los arácnidos. Se
conocen además un fósil del Cretácico de Brasil, asignado a la familia Ceromidae,
actualmente presente solo en África meridional, y otro del Paleógeno dominicano,
conservado en ámbar.

La posición de los solifugos con respecto a otros arácnidos todavía es incierta


generalmente los estudios moleculares los tienden a agrupar en un clado junto con
los ácaros, así como también con los órdenes Opiliones y Ricinulei.4

Referencias
«Solifugae Sundevall 1833». Paleobiology Database (en inglés).
Chapman, A.D. 2007. Numbers of Living Species in Australia and the World.
Invertebrates. A Report for the Department of the Environment and Heritage.
Australian Biodiversity Information Services, Toowoomba, Australia. ISBN (online)
978 0 642 56850 2
«Phylogeny/Taxonomy». www.solpugid.com (en inglés). Consultado el 29 de diciembre
de 2016.
Increasing species sampling in chelicerate genomic-scale datasets provides support
for monophyly of Acari and Arachnida. Nature
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Solifugae.
Wikispecies tiene un artículo sobre Solifugae.
Anita Hoffmann, El Maravilloso Mundo de los Arácnidos, capítulo VI: Los Solífugos
The Solifugae Website (en inglés)

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