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Genet, “las cárceles rebosan de bocas que mienten.

Todos contamos
aventuras falsas donde desempeñamos el papel de protagonista, pero esas
historias nunca concluyen de forma espléndida” (2010: 58).

Genet, J.: El balcón, Buenos Aires: Losada, 2003.

Le Breton, D.: Adiós al cuerpo. Una teoría del cuerpo en el extremo


contemporáneo,
México: La Cifra editora, 2011.

Le Breton: “El cuerpo es el soporte de geometría variable de una


identidad elegida y siempre revocable, una proclamación momentánea de sí
mismo. Si no se pueden cambiar las condiciones de existencia, se puede al
menos cambiar el cuerpo de múltiples maneras” (2011: 55).

“La vuelta al cuerpo, a la apariencia, a


los afectos es un medio de reducir la incertidumbre, por medio de la
búsqueda de los límites simbólicos cercanos a sí mismo. No le queda al
individuo más que el cuerpo, en el cual puede creer, en el cual puede
apoyarse” (2011: 59).

“Cuando no hay experiencias—decía Ricardo Piglia en su libro


Prisión perpetua—el relato avanza hacia la perfección paranoica. El vacío
se
cubre con el tejido persecutorio de las conexiones perfectas, la estructura
cerrada” (1988: 27).

La prisión,
de acuerdo con Sykes, responde al principio de la indiferencia
burocrática, y los custodios tienden a no explicar las decisiones,
para no
conceder poder a los presos, infantilizándolos y ubicándolos en un
lugar
de inferioridad.
Benjamin no diagnostica una crisis en nuestra
percepción, sino en la capacidad de articular los acontecimientos que
meramente
registramos.

Si el problema fuera una simple cuestión de colocarle una etiqueta


de “éxito” o “fracaso” al sistema penal de los Estados Unidos,
podría abandonarse al campo de la polémica. Sin embargo, hay
preguntas mucho más serias involucradas. Si un interno no comete
un delito luego de ser liberado, ¿ha sido reformado debido al
encarcelamiento o a pesar de él? Si un interno comete un delito
luego de ser liberado, ¿el encarcelamiento ha ejercido una
influencia negativa o ninguna influencia en absoluto? ¿es posible
que el encarcelamiento reforme y que después sus logros sean
deshechos por las fuerzas que operan en la comunidad? Si el
encarcelamiento está fracasando en reformar al delincuente, ¿existe
alguna posibilidad para futuras mejoras? Si las mejoras son
posibles, ¿pueden realizarse dentro de la estructura de las
instituciones penales existente, o se requieren cambios radicales?
¿Hasta qué punto las mejoras en la capacidad de la prisión para
reformar al delincuente están en conflicto con los objetivos de
custodia y disciplina interna?

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