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1. DISTINTAS ACEPCIONES:
El delito ha recibido distintas denominaciones a través de la evolución histórica de las
ideas penales, atendiendo a que siempre ha sido una valoración jurídica, sujeta a los
cambios que necesariamente conlleva la evolución de la sociedad.
En el antiguo Oriente: Persia, Israel, Grecia y Roma Primitiva se consideró
primeramente la valoración objetiva del delito, castigándolo con relación al daño
causado, tomando en cuenta el resultado dañoso producido, juzgando hasta las cosas
inanimadas.
Fue en Roma donde aparece por primera vez la valoración subjetiva del delito, es
decir, juzgando la conducta antijurídica atendiendo a la intención (dolosa o culposa)
del agente, como se regula actualmente en las legislaciones penales modernas.
En la antigua Roma para referirse al delito se habló de
Noxa o Noxia que significa Daño.
Luego para identificar la acción penal, se utilizaron los términos:
Flagitium = Atrocidad.
Scelus = Crimen.
Facinus = Crimen.
Crimen.
Delictum.
Fraus = Fraude.
Etcétera.
Teniendo mayor aceptación hasta la edad media los términos “Crimen y Delictum”.
Crimen = identificaba a los delitos de mayor gravedad y castigados con mayor pena
Delictum = señalaba una infracción leve, con menos penalidad.
2. NATURALEZA:
Ha resultado difícil para los distintos tratadistas de la materia en todas las épocas y
diversos lugares abordar el tema de la naturaleza del delito, buscando indagar sobre la
esencia del hecho punible con validez universal y permanente.
Con relación a la naturaleza del delito es necesario remontarnos a los postulados de las
dos más importantes Escuelas del Derecho Penal que han existido, la Escuela Clásica y
la Escuela Positiva, ya que éstas son el conjunto de doctrinas y principios que tienen
por objeto investigar, entre otras cosas, la naturaleza del delito.
POSTULADOS DE LA ESCUELA CLASICA CON RELACION AL DELITO: