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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL ESTADO DE ZACATECAS.

DIRECCIÓN DE MANTENIMIENTO.

NOMBRE DEL LIBRO:

VEO BRUJAS POR MI VENTANA.

TÉCNICO SUPERIOR UNIVERSITARIO EN MANTENIMIENTO INDUSTRIAL

PRESENTA:

ÁNGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS

GRUPO CARRERA:

1” B” Mantenimiento industrial

Nombre de la Materia:
Tecnologías para la Digitalización

Nombre del Asesor Académico:


Roberto Baltazar Lara

GUADALUPE, ZACATECAS. OCTUBRE 2022

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

 Índice.
CUENTOS DE BRUJAS PARA NIÑOS

2 CAPITULO I Alicia y su plan para descubrir a las brujas...............................................4

2.2 CAPÍTULO II. Las brujas no son lo que parecen..........................................................10

2.3 CAPÍTULO III. Las brujas visitan a Alicia y a María...................................................16

2.4 CAPÍTULO IV. Alicia descubre la verdad....................................................................22

CITAS BIBLIOGRAFICAS..................................................8, 11, 12, 14, 17, 20, 24, 25, 30

BIBLIOGRAFIA..................................................................................................................30

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Mantenimiento industrial
Tabla de ilustraciones

Fig. 1 Las niñas eligiendo su disfraz....................................................................................7


Fig. 2 las niñas vieron una bruja volando............................................................................9
Fig. 3 Alicia y María se metieron al armario.....................................................................10
Fig. 4 El monte de las 3escobas..........................................................................................10
Fig. 5 las profesoras preparan un brebaje..........................................................................12
Fig. 6 la bruja mayor...........................................................................................................13
Fig. 7 una bruja comienza a volar......................................................................................15
Fig. 8 una abuelita...............................................................................................................19
Fig. 9 la abuela tejiendo......................................................................................................22
Fig. 10 la bruja volando y leyendo un poco........................................................................27

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

CAPÍTULO I

Fig.1 una pequeña bruja.

Alicia y su plan para descubrir a las brujas.


¿Alguien sabe desde cuando existen las brujas? Lo cierto es que no está nada claro, pero lo
que todos sabemos es que la noche de Halloween es el momento en el que todas las brujas
del mundo salen con sus escobas para asustar a niños y niñas….bueno, eso es lo que nos
han contado desde que éramos pequeños para asustarnos, pero nadie sabe la verdadera
historia, la que me contó mi abuela. En este cuento de brujas os revelaré una historia que
nunca vais a olvidar.
Hace ya mucho tiempo de todo esto. Puede que todo comenzase cuando una anciana bruja
decidió que aquel monte sería el lugar perfecto para reunir a las brujas del mundo en la
noche de Halloween.
El Monte de las Tres Escobas, así se le conocía por los alrededores y, aún hoy se conoce
por ese nombre.
Decían los más ancianos que en lo alto del monte había tres picos como tres jorobas y sobre
ellos se posaban tres árboles que nunca tenían hojas, con ramas secas y grises como los
flecos de una escoba…El Monte de las Tres Escobas.
A los pies del monte había un pequeño pueblo, donde los niños esperaban con emoción la
noche de Halloween. Era el mejor día del año, pues se podían disfrazar, comer chuches sin

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Mantenimiento industrial
límite y al final de la noche se celebraba una gran fiesta en la plaza del pueblo para padres,
niños y abuelos, con chocolate caliente, churros y buñuelos.
Pero había una niña que no disfrutaba de ese gran día. Se llamaba Alicia. Sus padres le
habían explicado una y otra vez que las brujas no existían y que todo lo que sucedía en
la noche de Halloween era un simple juego. Pero ella sabía perfectamente lo que había
visto.
La pequeña insistía en que cada año, durante la noche de Halloween, veía pasar un montón
de brujas subidas en sus escobas que se dirigían al Monte de las Tres Escobas.
– Papá, mamá, tenéis que creerme, no me lo estoy inventado. Cada año son muchas más y
nadie se fija en ellas, porque están muy ocupados atiborrándose de chocolate y buñuelos. -
Dijo Alicia indignada.
– Alicia, yo creo que te asusta la oscuridad y por eso crees que ves brujas volando, pero te
vuelvo a repetir que las brujas no existen. De todos modos, no te preocupes que nos
quedaremos tranquilos en casa, aunque es una pena, porque tus compañeros de clase están
deseando que te animases a salir con ellos para pedir chuches por las casas. - contesto la
mamá de Alicia en tono preocupado.
La casa de Alicia y más concretamente su habitación, tenía vistas al Monte de las Tres
Escobas.
Habían pasado ya tres años desde que Alicia tuvo que quedarse en casa por estar muy enferma
durante la noche de Halloween, por lo que no pudo ir a la fiesta que se celebraba en la plaza del

pueblo.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

Desde aquella noche, Alicia, no paraba de repetir que había visto brujas volando, pero
nadie la creía y todos pensaban que habían sido alucinaciones provocadas por la fiebre.
Pero la pequeña sabía que era cierto y, desde entonces, nunca más había querido asistir a
la fiesta de Halloween.
Así que un año más, Alicia había decidido que no iría a pedir chuches, ni se disfrazaría, no
había nada que celebrar.

Su mejor amiga, María, que había llegado nueva al colegio hacía un año y desde entonces
se habían vuelto inseparables, decidió quedarse con ella. Quería comprobar con sus propios
ojos todo lo que su gran amiga le había contado una y otra vez.

Las dos niñas se atrincheraron en la habitación de Alicia con las luces apagadas. Sólo
dejaron encendida la luz de una preciosa lámpara que había llevado María y que reflejaba
oscuros dibujos de brujas. La había hecho ella misma con un frasco de cristal y mucha
purpurina ¡claro!
– Seguro que esta luz pasará desapercibida. Es importante que las brujas no sepan que
estamos observándolas. – apuntó María estratégicamente.
Los padres de Alicia, que estaban bastante preocupados por la actitud de su hija con
respecto a la fiesta, se quedaron más tranquilos al ver que Alicia estaba con una amiga, y
decidieron salir a dar una vuelta ellos dos.
– Por lo menos no se queda aburrida en su cuarto como ha hecho otros años…- comentó la
madre aliviada antes de salir a la fiesta de la plaza del pueblo.
-Volveremos pronto chicas- dijo mamá – llamadnos si necesitáis algo – insistió.
Lo que la madre no podía imaginar era el plan que habían preparado las niñas para mostrar
al pueblo entero que Alicia decía la verdad.
– ¿Has traído los prismáticos y la cámara? – preguntó Alicia mientras sacaba una bolsa
llena de chuches de su mochila. – Claro y mira lo que he encontrado en el baúl de mi
abuela.
María sacó un par de gorros de bruja en perfecto estado.

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Mantenimiento industrial
– ¿En serio que has encontrado esto en casa de tú abuela? ¡Son perfectos! Así pasaremos
totalmente desapercibidas cuando nos acerquemos al monte. ¿Y tu abuela sabe que los has
cogido?
– No le he dicho nada. Los cogí de un baúl que tiene escondido en la buhardilla. Se supone
que no debo tocar ahí dentro, pero es que no puedo controlarme, siempre que me dicen que
no debo hacer algo, empieza a picarme el cuerpo y no puedo dejar de rascarme hasta que lo
hago…y así, casi sin darme cuenta, acabé en la buhardilla con la cabeza metida en el baúl
de la abuela y… estos dos sombreros son el resultado…
Las dos amigas se rieron y por un momento se olvidaron de su misión.
– Bueno, pues yo creo que ya lo tenemos todo. Voy a cerrar la puerta de mi habitación no
sea que al entrar mis padres en casa enciendan la luz del pasillo y nos descubran… Es
importante que las brujas no nos vean. Deben pensar que estamos en la fiesta del pueblo.
Sólo cuando todas las brujas estén en el monte, podremos salir de casa y acercarnos sin ser
vistas.
Estoy convencida de que hay un motivo por el que se reúnen en nuestro monte, algo las ha
traído hasta aquí y tenemos que mostrárselo a todo el mundo.
El año pasado empezaron a llegar a las once de la noche, justo cuando todos los habitantes
del pueblo estaban en la plaza. Seguro que ellas lo saben y por eso entran por este lado del
monte, para no ser vistas… ¡pero no han contado con mi ventana y conmigo!
Sincronicemos los relojes.
María dio unos golpes al reloj como si no funcionase correctamente.
– Esta mañana ha sonado la alarma con un ruido espantoso. Bueno, creo que ya está. He
quitado el sonido de la alarma. Con tanto jaleo se despertarían hasta los muertos. – Dijo
María entre risas.
– Mira María, mi padre me ha traído el último número de la revista “Popudibus” y vienen todos los

disfraces que se han puesto los protagonistas de la serie “Pandillas” para la fiesta de Halloween…

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

Fig. 1 Las niñas eligiendo su disfraz

– ¡Toma ya…! ¡me muero de ganas por ver qué vestido se ha puesto la cantante de
“Pandillas”!
Las dos amigas disfrutaban de su tarde de Halloween, entre risas y cotilleos. Se relajaron
tanto que se olvidaron de mirar la hora.
De repente un pitido infernal las alertó de lo que sucedía tras la ventana.
– ¡Mi alarma!, ¡pero si la había apagado!¡ya está!, la he apagado.
Las dos niñas, asustadas por el escándalo que se había montado, se levantaron y fueron
reptando por el suelo hasta llegar a la ventana.
– María, quédate ahí abajo. Voy a asomarme a ver si ya están pasando las brujas. Espero
que no hayan escuchado la alarma, sino estamos perdidas. - Dijo Alicia entre susurros.
María estaba tan asustada que no podía articular palabra y se quedó casi petrificada bajo el

marco de la ventana.
Alicia se incorporó poco a poco hasta alcanzar el borde de la ventana. Respiró
profundamente para reunir algo de valor que le permitiera abrir los ojos, para ver lo que
estaba pasando fuera. Pero en su mente, sólo aparecían imágenes de brujas esperando tras la
ventana con sus miradas clavadas en ella. Al fin, abrió los ojos, y vio que más de un

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Mantenimiento industrial
centenar de brujas volaban sobre sus escobas hacia el monte. No parecía que estuvieran
nerviosas o que se hubieran percatado de su presencia. Todo parecía seguir bajo control.
Alicia respiró tranquila.
– María, ya puedes mirar. Sube despacio para que no nos vean. - Susurró lentamente.
– Voy ¿Seguro que no nos han visto?
– Seguro, tranquila, todas siguen su camino sin hacer ningún gesto raro.
– Entonces, por qué esa bruja no deja de mirarnos…. – Dijo María con la voz entrecortada
–mira, justo detrás de ese árbol. Cuidado, no hagas ningún movimiento brusco para que no
se dé cuenta de que la hemos visto. ¿Qué hacemos Alicia?
Deberíamos avisar a tus padres ¿Qué hacemos?

Fig. 2 las niñas vieron una bruja volando

– Ya la veo… ¡madre mía! ¡nos ha visto, nos han pillado! Mis padres están en la plaza y no
llegarán hasta dentro de media hora. Voy a llamarlos al móvil.
– Si, corre, tengo mucho miedo, no deja de mirarnos. Voy a cerrar todas las puertas.
Alicia llamó rápidamente a sus padres, pero no contestaban.
– Seguro que no lo oyen con el ruido que habrá en la plaza del pueblo. – pensó Alicia.
– Ya está, he cerrado todo. ¿Han contestado tus padres?
– No. También he llamado a tú casa y tampoco lo cogen y en la policía me han dicho que
no debería gastar esas bromas sobre brujas. ¡Estamos solas! Será mejor que nos quedemos
aquí hasta que vuelvan mis padres. Seguro que no nos harán nada, tranquila María.

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

Alicia y María se metieron en el armario donde había un pequeño recoveco que siempre utilizaban
para esconderse, contarse sus secretos, pintarse las uñas o para cualquier cosa que precisara de

absoluta privacidad.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

Fig. 3 Alicia y María se metieron al armario

CAPÍTULO II.
Las brujas no son lo que parecen.
No sé si sabréis que las brujas también hablan de sus familias, al fin y al cabo, no dejan de
ser personas normales con poderes especiales. Siempre se ha pensado que las brujas son
malas y roban niños y esas cosas. Pero todo eso es falso. Las brujas nunca han hecho daño a
nadie, ni se han comido niños, ni nada de eso. Ellas son hechiceras con un aspecto algo
raro, pero no son más malas que las hadas o los magos. La única diferencia es que las

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Mantenimiento industrial
brujas son seres humanos y, como cualquier persona, a veces, se enfadan y…hay de ti si te
pillan por medio, puede que te conviertan en un sapo, pero tranquilo, sólo durará un
momento.
En el Monte de las Tres Escobas, las brujas iban llegando a la fiesta de Halloween. Todo
transcurría con normalidad en un ambiente festivo, con risas, abrazos y reencuentros de
amigas que sólo se veían de año en año.

Fig. 4 El monte de las 3escobas

Todas las brujas estaban felices, pues durante el resto del año no podían reunirse. Era
demasiado arriesgado salir cualquier otra noche. Pero en la noche de Halloween podían
pasar desapercibidas por la calle, con sus escobas y sus vestidos de gala, que siempre eran
motivo de halagos, y es que todos pensaban que eran magníficos disfraces y querían saber
dónde los habían comprado.
En el Monte de las Tres Escobas se sentían seguras y podían disfrutar de una noche especial y
mágica. La noche en que las brujas de todo el mundo podían hablar de pócimas, de chismes, de

sus gatos y de sus familias en el mundo terrenal.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

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(garcia b. , 2011)

La fiesta de las brujas se preparaba con mucho tiempo de antelación. El banquete lo


elaboraban ellas mismas, con recetas secretas que sólo ellas conocían. La decoración era
cosa de las más jóvenes, que se esforzaban muchísimo para ganar puntos con sus maestras
brujas. Tejían preciosos manteles con hilos dorados y los decoraban con bonitos dibujos de
sapos, sombreros y gatos. Compraban velas con olor a canela, tallaban caras en las
calabazas y decoraban jarrones con rosas rojas, margaritas y verbenas. Había que limpiar
bien las vajillas que se guardaban en el monte durante todo el año y que habían pertenecido
a las fundadoras de este gran encuentro en el Monte de las Tres Escobas. Y como no podía
faltar, para amenizar la velada, un poco de Jazz para el deleite de todas las damas.
– Este año nuestras jóvenes brujas han hecho un gran trabajo. Enhorabuena, nuestro monte
está precioso. - dijo la bruja de mayor grado.
Todo parecía transcurrir con normalidad, pero cuando todas estaban preparadas para ocupar
sus asientos entró una joven bruja gritando y casi sin aliento.
– ¡Nos han visto! ¡Las he visto! ¡Nos han visto…!
La música se apagó. Todas las brujas se asustaron. Se cogían de las manos y se preguntaban
cómo podía haber ocurrido. Ese lugar era totalmente secreto y había sido seleccionado con
muchísimo cuidado por su disposición y la imposibilidad de ser vistas. Además, antes del
encuentro se mandaban varias brujas vigías para revisar los alrededores del monte.
La bruja más mayor se acercó y pidió que todas se calmasen.
– A ver joven bruja, respira, cálmate ¿Qué has visto exactamente?
– Eran dos niñas, con dos sombreros de bruja.
– ¿Disfrazadas?
– No, llevaban dos sobreros de bruja de verdad, no sé dónde los habrán encontrado, pero
los llevaban, aunque no creo que supiesen lo que llevaban puesto. Creo que me han visto
observarlas, pero no estoy segura. Se las veía muy asustadas.
La bruja de mayor rango se reunió con el resto de brujas que formaban el grupo de mayor
rango del aquelarre.

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Mantenimiento industrial
– Bien, esto es lo que haremos. ¡Necesito dos brujas voluntarias para infiltrarse de
incógnito en la plaza! Es importante saber si alguien más sabe de nuestra presencia.
– Mientras tanto, alguien debe ir a esa casa para hablar con las niñas. Hay que hacerlas ver
que no somos una amenaza, que no vamos a hacerlas daño. Tienen que confiar en nosotras
y tenemos que recuperar esos gorros, pues mientras los lleven puestos sólo podremos
hacerles hechizos básicos, pero no podremos hacer ningún conjuro para modificar sus
mentes y eliminar de ellas todo lo que hayan visto.

Fig. 5 las profesoras preparan un brebaje

Profesoras hechiceras, preparando el brebaje para que las niñas se lo beban. Deberá llevar
alas de murciélago y ojos de sapo, para que todo les parezca un sueño y no pongan en
peligro nuestra existencia.
Todas sabemos lo mucho que las personas normales nos temen y ese miedo les hará ira a
por nosotras para eliminarnos. No debemos permitir que eso ocurra.
Las brujas de mayor rango se volvieron a reunir y decidieron a quien debían mandar para no
asustar a las niñas. Al fin y al cabo, las brujas no querían hacer daño a nadie, pero no podían

permitir que se descubriera que estaban allí.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

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Fig. 6 la bruja mayor

Por fin, se pusieron de acuerdo y la bruja de mayor rango señaló a Luisa, una pequeña bruja
que se había enterado de sus poderes hacía poco más de un año.
Luisa tenía 10 años y había sido su abuela la que le había transmitido ese don, porque la
magia hechicera de las brujas sólo se heredaba de abuelas a nietas, siempre saltando una
generación.
Muchas niñas habían pasado toda su vida sin saber que eran brujas por no haber conocido a
sus abuelas. Incluso había algunas abuelas que no querían que sus nietas supieran que
poseían ese don, pues tenían miedo de que algún día alguien lo descubriera y quisiera
hacerles daño por el hecho de ser brujas.
Pero ese no era el caso de Luisa, la nieta de la mejor hechicera del aquelarre y una gran
discípula de su abuela.
Luisa era una buena niña y una bruja muy inteligente, en sólo un año había pasado de ser
novata a ser aprendiz de segundo grado, ¡todo un mérito teniendo en cuenta la dificultad
que entrañaba ser hechicera profesional!
Las hechiceras profesionales debían conocer todos y cada uno de los hechizos, incluso los
malignos. Por eso eran tan especiales, pues tenían una gran responsabilidad como
guardianas del conocimiento y no podían revelar las pócimas malignas a nadie. Por
supuesto, tampoco podían utilizar esos hechizos, salvo un caso de extrema necesidad.
Clarisa, la abuela de Luisa, se acercó a su nieta y se la llevo para prepararla.
– Luisa, no tengas miedo. Sólo debes hablar con esas niñas y convencerlas de que no somos
malas. Toma, guarda esta pócima relajante sólo por si fuera necesario. Recuerda que no
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Mantenimiento industrial
queremos hacerles daño, sólo hacerles razonar. Tienes que adivinar de dónde han sacado
esos gorros y quién les ha dicho que estamos aquí.

– Lo sé abuela, lo intentaré. Por favor, dejad que venga Maica conmigo. Me da miedo
ir sola.
– No Clarisa, Maica no está preparada y aunque es tú mejor amiga, a veces se le dispara la
magia y no sabe controlar sus poderes. Es mejor que vayas tú sola.
– Vale abuela.
Mientras Clarisa hablaba con su nieta, Maica escuchaba escondida tras las cortinas. No iba
a permitir que su mejor amiga fuese sola a enfrentarse a esas dos niñas.  – Claro que puedo
controlar mis poderes – pensó la brujita bastante ofendida por lo que había escuchado.
Cuando Luisa terminó de prepararse, cogió su escoba y sin que nadie se diese cuenta, tan
discreta y sigilosa como siempre, se marchó hacia la casa de Alicia.
Voló casi al ras del suelo, entre la espesura del bosque que separaba la casa de Alicia del
Monte de las Tres Escobas. Casi podía sentir el aliento de los lobos a su paso, así que la
bruja aceleró su vuelo para dejarlos atrás.

Fig. 7 una bruja comienza a volar

De repente, algo la asustó. Alguien la seguía.


– Luisa, soy yo, Maica. - Susurró la joven bruja.
– Maica, debes volver al monte, mi abuela me ha prohibido ir contigo.
– Ya la he oído, pero no pienso dejar que vayas sola. Tranquila, no diré, ni haré nada.
Luisa, siempre había cuidado de Maica, aunque ella pensara que era al revés. Pero sabía que en
esta ocasión no podría protegerla, aunque también sabía que no podría quitársela de encima.

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

Maica era muy cabezota. En cualquier caso, Luisa se sentía más segura con la compañía de su

mejor amiga.

Citas bibliográficas.

(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

Las dos brujas llegaron a la casa. Escondieron sus escobas y se aproximaron caminando de
puntillas hasta la ventana.

CAPÍTULO III.
Las brujas visitan a Alicia y a María.
Mi abuela me contó que al igual que las hadas tienen sus baritas mágicas, las brujas, tienen
sus sombreros. No son las escobas las que vuelan, sino que son los sombreros los que
otorgan a las brujas su poder especial. Pero no creáis que cualquiera que se ponga un
sombrero ya es una bruja, no, no, no. Sólo las brujas de verdad, las que han recibido
formación, reciben el poder que los sombreros les otorgan. Seguro que os estáis
preguntando ¿cómo es posible que la abuela de María tuviera dos sombreros de bruja
guardados en el desván…?
Luisa y Maica se quitaron sus sombreros y los apoyaron en la pared de la vivienda y, sin
dejar de tocarlos, pronunciaron las palabras mágicas.
Recomendamos: El conejo mágico y el cazador encantado.
– Dash, dadin, datosh, que el poder del sombrero me lleve a través del muro hasta su
interior.

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Mantenimiento industrial
Atravesaron la pared de la casa y se colaron dentro.

Mientras tanto, en la fiesta de la plaza todo parecía estar bajo control y las brujas que iban
de incógnito corrieron a dar la buena noticia al aquelarre de brujas.
– Todo está en orden. Nadie sabía nada y todo el mundo estaba disfrutando de su fiesta.
Pero no todo el mundo disfrutaba de la fiesta, porque en el armario, Alicia y María,
esperaban aterradas a que llegasen sus padres; confiaban en que nadie podría entrar en la
casa, pues habían cerrado todas las puertas a cal y canto, pero claro, ellas no conocían el
poder de las brujas.
– Alicia, ¿no decías que tus padres llegarían en media hora? Yo creo que ya ha pasado más
de una hora.
Miraron los relojes y, efectivamente, había pasado una hora.
– Hay Dios mío, estamos perdidas. Nadie nos va a ayudar. Seguro que las brujas han
entrado en el pueblo y han atacado a todo el mundo, y todo por nuestra culpa…- dijo María
entre susurros para evitar ser descubiertas.
Luisa, que tenía un oído prodigioso, escuchó el susurro de María.
Maica, porque no revisas el garaje y yo subo arriba. Luego nos encontramos aquí. – Dijo
Luisa para despistar a su amiga y cumplir así las órdenes de su abuela.
– Vale, pero ten cuidado.
– Lo tendré, ve con los ojos bien abiertos.
La audaz brujita subió sin rozar el suelo, suspendida en su sombrero, para evitar hacer
ruido. Era una bruja con grandes capacidades, decían que sería mejor aún que su abuela;
había muy pocas como ella.
Entró en la habitación y olfateó a las niñas, pero algo le resulto familiar. El olor no era
completamente humano – tal vez sea el olor de los sombreros que llevan puestos – pensó
Luisa.
Antes de abrir la puerta y pegar un susto de muerte a las humanas, Luisa pensó que era
mejor echarles el hechizo tranquilizante que le había dado su abuela. Así, escucharían
aquello que les tenía que decir sin alterarse y evitaría que gritasen o algo peor.
De nuevo, coloco su sombrero en la puerta del armario y dijo
– Dumo, darima, dedali, que la paz de este hechizo se traslade a los que yo digo.

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De pronto, Alicia y María se sintieron increíblemente relajadas, como si nada hubiese


pasado. Tanto se habían calmado que decidieron salir del armario para esperar a los padres
de Alicia en el sofá, porque allí estarían más cómodas.
Al abrir la puerta del armario, se encontraron con Luisa, pero ni siquiera eso las alteró.
– Hola, soy Luisa, no voy a haceros daño. Sólo quiero hablar con vosotras. Necesito saber
cómo habéis descubierto nuestro escondite.
Alicia señaló la ventana y Luisa lo entendió todo. La casa no estaba allí cuando la anciana
bruja encontró el Monte de las Tres Escobas y, además, era imposible ver la casa entre los
árboles del bosque, pues ellas siempre volaban por la ladera opuesta a la plaza del pueblo,
para evitar ser vistas por los habitantes.
Aun así, a Luisa le resultó muy extraño que ninguna bruja se hubiera dando cuenta de la
existencia de esa preciosa casa, porque cada año, mandaban a brujas camufladas, antes de
la fiesta de Halloween, para controlar la evolución de las viviendas nuevas ¿Cómo había
podido pasárseles por alto esta casa por muy escondida que estuviera?
Luisa conocía bien los conjuros y sabía que podrían haber evitado ser vistas con un simple
conjuro de protección visual, mediante el cual se habría puesto un muro protector a la vista
de los humanos frente a la ventana de la niña, de tal modo que ella seguiría viendo el
bosque en un destello de ilusión visual. Era sencillo y habría evitado que Alicia hubiera
visto el vuelo de las brujas.
Las dos amigas se sentaron sobre la cama. Estaban tan calmadas y a la vez tan agotadas de
los nervios que habían pasado en el armario, que casi se quedaron dormidas.
Pero entró en la habitación Maica, ruidosa, como siempre.
– No hagas tanto ruido Maica, les he echado un hechizo relajante. Quiero hablar con ellas
mientras están calmadas.
Maica se retiró para dejar que Luisa hiciera su trabajo. Sólo quería protegerla, así que no la
debía interrumpir salvo que fuese necesario.
– ¿Por qué lleváis esos sombreros de bruja? ¿dónde los habéis encontrado?
María le explico a Luisa la historia de los sombreros.
A Luisa le pareció una historia muy graciosa y pensó que parecían dos chicas muy

simpáticas. Estaba segura de que en otras circunstancias habrían sido grandes amigas.
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– ¿Y por qué nos estabais observando? Parecía como si supierais que íbamos a llegar.
Alicia, le narró cómo su enfermedad hizo que aquella noche, hace años, se quedase en casa
y pudiese verlas tras la ventana.
Todo era muy raro, Luisa no paraba de preguntarse cómo se les podía haber pasado la casa
a las brujas camufladas.
Entonces cayó en la cuenta. Una vez, su abuela le habló de dos amigas, dos brujas, que
vivían en ese mismo pueblo. Su abuela no le quiso explicar por qué dejaron el grupo de
brujas, pero todos contaban, que al finalizar su formación en el campo de la hechicería no
volvieron a asistir a ninguna reunión y nunca más se supo de ellas. – Tal vez, la abuela de
María sea una de esas brujas y tuviera guardados los sombreros para que su nieta no los
encontrara – pensó Luisa.
– ¿Cómo se llama tu abuela?

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

– Alexia. – Contestó María en un tono menos relajado.

Fig. 8 una abuelita

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El hechizo se estaba acabando, pero las dos amigas ya no sentían miedo, al contrario,
estaban intrigadas y tranquilas, pues Luisa les transmitía confianza, seguridad. Estaba claro
que aquella joven bruja no estaba allí para hacerlas daño.
– Mi madre, mi padre, mi hermano y yo, vinimos a vivir aquí cuando mi padre perdió su
trabajo. - continuó relatando María – Mi abuela nos acogió a los cuatro. Es una buena
mujer, ¡la mejor! Y desde que llegamos aquí todo nos ha salido bien. – prosiguió María.
– Claro, ¡Alexia!, leí algo sobre ella. Hay un conjuro que ella creo. Fue una de las mejores
brujas novatas de los últimos tiempos. Todos se quedaron sorprendidos de que no siguiera
su formación. Puede que…claro, Alexia es una de las dos brujas de las que me habló mi
abuela. Pero ¿por qué una bruja con tanto talento dejaría el grupo?
– ¿Mi abuela? – tartamudeo María.
– ¿Su abuela? – repitió Alicia.
– Los sombreros de bruja que lleváis no son un disfraz. Son sombreros de brujas reales.
Tienen un gran poder y llevarlos puestos conlleva una gran responsabilidad. María, tú eres
la nieta de una bruja y eso, por si no lo sabías, te convierte irremediablemente en bruja,
pues este don se transmite de abuelas a nietas.
– ¡Hay mi madre! Alicia, soy una bruja. - dijo María totalmente abrumada – Pero yo…, si
mi abuela no me dijo…, maldita curiosidad y malditos sombreros.
– No tengas miedo. Sólo si tú quieres podrás aprender a controlar tu poder. Las brujas
tienen un don, pero para poder utilizar sus poderes necesitan formarse. Nosotras somos
humanas normales y corrientes, pero elegimos desarrollar nuestros poderes. Sólo tú puedes
elegir. María, ¿te importaría llevarnos a la casa de tú abuela? Es importante saber qué es lo
que está pasando. La existencia de esta casa pudo habernos puesto en serio peligro. De
hecho, aún lo estamos, pues si vosotras reveláis nuestro secreto, la gente se volverá loca y
vendrán a por nosotras. Os ruego que confiéis en mí y no contéis nada a nadie. Necesito
que me ayudéis a aclarar todo lo que está ocurriendo.
A las personas les da miedo lo que no pueden controlar y de eso, las brujas, sabemos
mucho.
Pero sigo sin entender cómo se nos pudo pasar esta casa.
Alicia se levantó, sorprendida y asustada, pero confiada de que nada les iba a suceder.

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Mantenimiento industrial
– Confiad en nosotras. No vamos a decir nada. - dijo Alicia decidida a ayudar a resolver
este misterio. – Pero, si queréis pasar desapercibidas, será mejor que os quitéis esa pintura
de la cara…asusta un poco y nadie creerá que yo vaya en compañía de niñas disfrazadas.

¡Tengo fama de rara por decir que he visto brujas, ya veis!


Las cuatro niñas se rieron, pues era una situación extraña, pero por algún motivo se sentían
cómodas y entendían perfectamente eso de sentirse distintas al resto de amigas. Por brujas,
por creer en ellas o por lo que fuera, las cuatro chicas habían sido excluidas en muchas
ocasiones y en una hora que habían pasado juntas, se habían sentido más a gusto que nunca.

CAPÍTULO IV.

Alicia descubre la verdad.


La primera lección que deben aprender las brujas es que no pueden usar la magia en
beneficio propio, ni pueden evitar enfermedades de seres queridos. No deben ponerse trabas
al destino. Esto era lo que las brujas creían, pero la valentía de dos jóvenes y la destreza de
una gran hechicera, hicieron que todo esto cambiase. ¡Hasta las brujas tienen que adaptarse
a los cambios!
Fue fácil vestir a las dos brujas. Las cuatro niñas tenían la misma edad, así que la ropa no
fue ningún problema. La pintura de la cara desapareció inmediatamente. Resulta que el
color verde de sus caras no era más que un hechizo que desaparecía al lavarse la cara con
agua templada.
Las cuatro salieron de la casa de Alicia, procurando que nadie las viera. No querían

despertar sospechas, ni cotilleos sobre las dos desconocidas.


Se dirigieron a la casa de la abuela de María, atravesando las callejuelas del pueblo, para
evitar pasar por la plaza, donde todavía seguían todos celebrando la noche de Halloween.
Cuando llegaron a la casa, María, decidió entrar primero para ver si su familia ya había
vuelto de la fiesta. Sabía que la abuela estaba dormida, pues a ella no le gustaban los
tumultos. Quería ser ella misma la que la despertase, pues no andaba muy bien de salud y
no le convenían los sobresaltos.
La casa estaba en silencio, nadie había regresado.

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

– Entrad con sigilo y esperadme en el desván. – dijo María.


María subió a buscar a su abuela. Suavemente le acarició la cara y la susurró al oído –
abuelita, despierta, soy María, necesito hablar contigo. –

Fig. 9 la abuela tejiendo

La abuela abrió los ojos, sonrió y con absoluta tranquilidad le dijo – Has encontrado los
sombreros; sabía que sucedería, era cuestión de tiempo. -
María estaba sorprendida. De repente su abuela había pasado de ser una dulce anciana, a
conocer los secretos de brujería mejor guardados. ¡Era una locura!
Alexia cogió a su nieta de la mano y juntas se dirigieron al desván, donde estaban las demás
niñas.
En cuanto la abuela vio a Luisa y a Maica supo que eran dos jóvenes brujas.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

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Mantenimiento industrial
– ¿Cómo habéis encontrado a mi nieta y a su amiga? No tenéis derecho a decirles nada. La
tradición dice que sólo la abuela puede transmitir el don a sus nietas, si es que ellas quieren
y yo decidí que mi nieta tendría una vida normal. ¡Dejadnos en paz!
– Pero Alexia, nosotras no las hemos encontrado. Fueron ellas las que descubrieron nuestra
existencia.
– Es imposible, ¿cómo pudieron veros? ¿qué pasa con el conjuro para evitar ser vistas?
– Pues eso mismo es lo que queremos averiguar. No es posible que las brujas vigías no
vieran la casa de Alicia y su ventana. Algo debió salir mal. Ellas nunca debieron vernos.
Alexia se sentó en un viejo sofá que estaba cubierto por una sábana aún más vieja.
Entonces la abuela suspiró – seguro que fue ella, debió descubrir mi hechizo y antes de
morir lo preparó todo. ¡Ella siempre quiso demostrar al resto de brujas que se equivocaban,
que las tradiciones no eran tan buenas, que algunas personas sí eran de confianza! -

– ¿A quién te refieres Alexia? – preguntó Alicia intrigada.


– A tu abuela Nicoleta.  Ella fue la mejor amiga que he tenido y la bruja más cabezota que
jamás haya existido.
Alicia no podía creer lo que estaba escuchando. Parecía como si todo lo que conocían, el
pueblo, la gente, la tranquilidad en la que aparentemente vivían, hubiese sido una farsa.
– ¿Qué es exactamente lo que su amiga quiso demostrar? – preguntó Luisa intentado aclarar
la situación.
– Nicol y yo fuimos amigas desde que tengo uso de razón. Todo lo hacíamos juntas.
Nuestras abuelas nos unieron al nacer, pues querían que ambas nos protegiéramos de las
dificultades que nos podía acarrear el haber nacido brujas.
Crecimos juntas y nos enfrentamos a todas juntas. Incluso nos comunicaron nuestra
condición de brujas a las dos juntas. Estudiábamos hechizos y matemáticas al mismo
tiempo. Nuestras vidas siempre fueron paralelas.

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

Un día, llego al pueblo una niña nueva con su familia. Habían venido de la ciudad porque
los médicos la habían recomendado un aire más puro. Sofía tenía una enfermedad muy rara
y no sabían si algún día encontrarían la cura.
Nos hicimos sus amigas. Nosotras la llevábamos a todos los sitios y empujábamos su silla
de ruedas para que no se perdiera ningún momento divertido. Sofía era la niña más dulce
del planeta.
Sus padres siempre nos mostraban su gratitud por cuidar a su hija y por hacerla tan feliz,
pero sus rostros mostraban la pena de unos padres que no sabían si su hija podría salvar su
vida.
¡Se nos rompía el corazón!
Un día, en una de mis clases de conjuros y hechizos, nos pidieron que elaborásemos un
conjuro propio, algo nunca inventado. Casi nadie lo había conseguido y al final todas las
alumnas acababan plagiando algún conjuro que ya existía. Pero yo estaba totalmente
dispuesta a encontrar algo que pudiera salvar la vida de nuestra amiga.
Tardé tres meses en conseguir mi poción…de hecho casi me suspenden… ¡qué tiempos!

Pero lo conseguí.  Encontré una forma de ayudar a nuestra amiga. El conjuro del buen
destino, así lo llame. Era simple; todo aquello que fuera bueno para las personas a las que
amábamos, debería guiarse por el buen camino, es decir, que la enfermedad de nuestra
amiga sería revocada, pues al ser una buena persona, el destino la guiaría por un camino de
felicidad. Eso suponía que la enfermedad de Sofía desaparecería y ante ella aparecería un
futuro precioso, el que ella y su familia merecían.
24
Mantenimiento industrial
Mi profesora se reunió con las brujas de mayor rango y me exigieron que borrase de mi
mente esa pócima.
Según la tradición de las brujas, no debemos interferir en el destino y mucho menos si eso
implica que alguien pueda descubrir nuestra magia.
Todas las brujas tienen muy presente que la humanidad no está preparada para aceptarnos.
Ya fuimos perseguidas en otras épocas y no estaban dispuestas a permitir otra cacería de
brujas.
¡Nicol y yo nos saltamos esas normas!

Para poder ayudar a nuestra amiga teníamos que explicarle quienes éramos, pues el
conjuro sólo serviría si ella lo aceptaba y nos veía trabajar como brujas.
Eso suponía poner en peligro a todas las brujas del mundo. Si Sofía se curaba y decidía
descubrir nuestra existencia ante el resto de humanos, podría volver a desencadenarse el
pánico hacia las brujas y seríamos perseguidas como lo fuimos siglos atrás.
Pero nosotras estábamos seguras de la bondad de nuestra amiga y nos saltamos todas las
prohibiciones.
Una tarde, nos sentamos con Sofía y le explicamos lo que queríamos hacer…y lo hicimos,
y ¿sabéis qué? Pues que Sofía jamás dijo nada a nadie. Sencillamente un día su salud
comenzó a mejorar, caminaba, reía y sus padres recuperaron la alegría.
Un día su padre recibió una buena oferta de trabajo en la ciudad y Sofía se marchó. Pero
nos juró lealtad y amistad eterna, y lo cumplió.
Os podéis imaginar lo que sucedió después. Las brujas nos llamaron a parlamentar y por
supuesto nos prohibieron ejercer la magia para el resto de nuestras vidas. Tampoco
podíamos transmitir nuestro don a nuestras nietas y en un abrir y cerrar de ojos fuimos
desterradas del mundo de las brujas.
Al final, el miedo a ser descubiertas, les hizo actuar como lo habían hecho con ellas, nos
rechazaron.
Pero no nos importó, porque sabíamos que habíamos hecho lo correcto.
Continuamos nuestras vidas lo mejor que pudimos, pero Nicol no podía dejar de lado el
rechazo que nos habían hecho.
¿Sabéis porque no había muro de protección visual en la ventana de Alicia?
– Pues no, no debería haber ocurrido. – contestó Luisa totalmente inmersa en la historia.
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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

– Nicol murió ya hace 9 años. Desde entonces tanto a mi familia, como a la familia de
Alicia nos han sucedido un montón de hechos que nos han llevado a una inmensa felicidad,
aunque a veces el camino no haya sido fácil, como la pérdida de empleo de tú padre. –
indicó Alexia, señalando a su nieta.
Estoy segura, de que Nicol me robo el manuscrito del conjuro del buen destino y lo aplico a
nuestras nietas. Al ser sólo unos bebés, no podían decidir, por lo que el conjuro que era
todo bondad podría ser aplicado directamente a ambas, pues estaba preparado para hacer el
bien en los demás. La pureza de los niños les hace reconocer perfectamente el bien y el
mal.
Las brujas vigías seguramente se despistaron, como consecuencia de la fuerza ejercida por
el conjuro y por eso no vieron la casa y no pudieron prevenir que Alicia viese el vuelo de
las brujas.
Nicol quería que nuestras nietas pudieran elegir si ser personas normales o disfrutar de todo
lo que les podía ofrecer la brujería.
– Es increíble. Ustedes dos han sido las mejores brujas que jamás haya conocido y estaban
ocultas. – dijo Luisa totalmente desorientada.
– Luisa, debemos volver, si las brujas se enteran de todo lo que ha pasado, no meteremos en
un gran lío. - dijo Maica con cierta preocupación.
– Pero no podemos seguir escondiendo esta preciosa historia. Las brujas deben saber que el
conjuro funciona y que podemos hacer el bien sin ser perseguidas por ello.
Alexia no pudo acompañar a las cuatro niñas, pero les dio el manuscrito para mostrar que
su historia era real y así sus nietas estarían protegidas, pues podrían demostrar que no eran
intrusas, sino brujas que no habían sido correctamente presentadas al aquel

En el Monte de las Tres Escobas, todas las brujas esperaban impacientes el regreso de
Luisa. Lo que no se esperaban es que llegase tan bien acompañada.
Las jóvenes explicaron ante las brujas de mayor rango todo lo que habían descubierto y
entregaron a la abuela de Luisa el manuscrito, quien actuó como guardiana del gran hechizo
que Alexia había creado.

26
Mantenimiento industrial
Pasó mucho tiempo hasta que todas las brujas se pusieron de acuerdo en modificar algunas
de sus tradiciones. Pero al fin consiguieron acceder a utilizar el conjuro de Alexia para
casos extraordinarios. Entendieron que su magia no podía esconderse sin más, sino que
debían intentar ayudar a aquellos que más lo necesitasen.
Alicia y María fueron admitidas para participar en la formación de brujas novatas, y
resultaron ser tan buenas alumnas como sus abuelas.
El mundo de las brujas cambió y aunque en el mundo terrenal no se notó, el conjuro de
Alexia hizo que un poco más de alegría e ilusión llegara a los hogares de aquellos que más
lo merecían.
Ya sabéis, amigos, en la noche de Halloween, abrid bien los ojos y puede que veáis alguna
bruja volar a su fiesta en el Monte de las Tres Escobas. ¿Quién sabe lo que puede pasar en
una noche tan mágica y especial?

Fig. 10 la bruja volando y leyendo un poco

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ANGEL EMILIANO ALMARAZ RAMOS veo una bruja por mi ventana

FELIZ HALLOWEEN
Autor:

Citas bibliográficas.
(Garcia, 2010)

(Garcia B. d., 2010)

(Garcia B. d., pinterest.es, 2010)

(garcia b. h., 2010)

(garcia b. , 2011)

Bibliografía
garcia, b. (3 de noviembre de 2011). educa y aprende. Obtenido de
https://educayaprende.com
Garcia, B. d. (1 de noviembre de 2010). cuentos y recetas. Obtenido de
https//:www.cuentosyrecetas.com
Garcia, B. d. (2 de noviembre de 2010). pinterest.es. Obtenido de
https://www.pinterest.es/pin/602497256390818700/
garcia, b. d. (2 de noviembre de 2010). scribd. Obtenido de
https://es.scribd.com/document/452554599/Veo-Brujas-por-mi-ventana-es-uno-
de-nuestros
Garcia, B. d. (2010). veo brujas por mi ventana. Medellin: Alfaguara.
garcia, b. h. (1 de noviembre de 2010). scribd. Obtenido de
https://es.scribd.com/document/452554599/
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Mantenimiento industrial
Conclusión.

El trabajo lo realice porque me pareció agradable el cuento, lo realice buscando en Google


y leyendo algunos cuentos de otros sitios web, para encontrar el que más me agradará, tiene
una buena trama eh incluso es muy entretenido el cuento, pero lo cierto es que no está nada
claro, pero lo que todos sabemos es que la noche de Halloween es el momento en el que
todas las brujas del mundo salen con sus escobas para asustar a niños y niñas, bueno, eso es
lo que nos han contado como un mito desde que éramos pequeños para asustarnos , pero
nadie sabe la verdadera historia , la que nos contaron nuestros abuelos ,en este cuento de
brujas hoy nos cuentan esta historia

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