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Facultad de Tecnologías Educativas

Economía Política

“ El fetichismo de la mercancía ”

Autores: Estefanía A. Armas Martín

Gabriela J. Brizuela Vázquez

Dayán R. Cabrera García

Carlos M. Delgado Delgado

Yoan M. Gutiérrez Socarrás

La Habana, Octubre 2022.


 Presente un análisis de como Marx aborda el tema del fetichismo de la
mercancía. Entregue por escrito en una cuartilla.

Para Marx, el fetichismo es una forma de conciencia surgida del carácter privado del
trabajo que media la constitución misma de la mercancía como tal. Afirma que el
fetichismo de la mercancía es algo intrínseco a las sociedades productoras de
mercancías y servicios, ya que en ellas el proceso de producción se autonomiza de la
voluntad del ser humano.

El concepto del fetichismo mercantil, y su forma particular, el fetichismo de la


mercancía, han ocupado una parte importante del sistema lógico-conceptual-teórico en
el pensamiento marxista.

La brevedad con que Marx expone el tema en su obra “El Capital”, hacen que incluso
dentro de marxistas experimentados, sea algo oscuro, que esconde muchos secretos
(criterio personal). Existen muchas versiones y respuestas que van desde que se
centra todo un sistema alrededor del fetichismo, a otros muchos que condenan el
fenómeno a partir de juicios de valor. Sin embargo, la pequeña exposición que se hará
del tema en este informe, difiere e intentará plantear algunos puntos que pueden ser
útiles para dejar claro la teoría de Marx al respecto.

Lo primero sería situar en contexto la cuestión, para que no se desvirtúe a partir de una
lectura a secas. Para ello, es necesario situar el fetichismo dentro de la tradición o
práctica filosófica que Marx asimilaba y el papel que juega dentro de la lógica de “El
Capital”.

El fetichismo se puede rastrear como algo que atormentaba a los filósofos de la


dialéctica. Solo hay que ver que esta es ese sistema de pensamiento que está todo el
tiempo intentando romper con el reflejo de un mundo que se nos presenta cosificado, y
que impide al hombre explicar su realidad. La prueba está en el propio objeto de
estudio: las relaciones establecidas en un contexto social.
Entonces, lo primero que se puede concluir de esto es que el hecho de enfrentar el
fetichismo mercantil es un recorrido obligatorio que debe hacer el marxismo como
pensamiento dialéctico. Casi puede decirse que es uno de sus objetivos
fundamentales. Sin embargo, no es esto lo que se trata de exponer.

Lo que sigue, que es de mayor peso, es el papel del fetichismo dentro del pensamiento
de “El Capital”. Me refiero a conocer por qué Marx habla del fetichismo en el libro, y por
qué lo hace justo después de explicar el valor.

Marx explica, en primer lugar, porque, como texto de filosofía aplicada, debía dar una
explicación desde la forma en que se producía la realidad capitalista, es decir, el modo
de producción capitalista y el por qué se generaba una visión fetichista del mundo.
Intenta exponer por qué se hacía tal entendimiento desde la coseidad del mundo y
cómo esto era un fenómeno objetivo: “A esto llamo el fetichismo que se adhiere a los
productos del trabajo no bien se los produce como mercancías, y que es inseparable
de la producción mercantil”. Me gustaría añadir que, aunque no lo dijo, aplicando a su
modestia, solo gigantes como él habrían podido llegar a este nivel de razonamiento.

Viendo lo novedoso de darle la objetividad al fetichismo, ¿por qué lo sitúa justo detrás
del valor? Marx sabía todas las interpretaciones que podría causar entender ese primer
punto de su obra. Es decir, al saber el valor como el reconocimiento social que se le da
al resultado de la actividad humana (cosificado o no), que se figura en cuánto es capaz
de dar la sociedad por él, lo primero que nos viene a la mente es que un exceso de ese
reconocimiento sería un fetichismo. Es justo esto lo que Marx está negando, y una de
las pocas cosas que expone en un fragmento dedicado al tema y que será abordado
unas líneas más adelante.

Cuando digo que leo El Capital, algunos consideran que debo tener cuidado por
haberse escrito hace ya 150 años. Sé que no nos referimos a lo mismo, pero hay algo
de cierto: muchas cosas han cambiado. Siempre pienso primero en el lenguaje, el
concepto de fetichismo del imaginario popular, que es el que la mayoría domina, y es
justo contra ese con el que se enfrenta la teoría de Marx, causando una desviación de
su contenido real.

He escuchado a algunos referirse al fetichismo como la extrema atracción que se


puede sentir por algo; como el deseo de poseer determinados productos de marca o
como la preferencia o las creencias asociadas a objetos de alto costo. Esto se ajusta a
la definición del fenómeno que aparece en el diccionario, que se trata más bien de una
conceptualización cercana a la psicología.

Marx rompe con estas concepciones al afirmar en “El Capital” que el valor de uso y las
determinaciones del valor no son fuente del fetichismo: “El carácter místico de la
mercancía no deriva, por tanto, de su valor de uso. Tampoco proviene del contenido de
las determinaciones de valor”.

Debe dejarse ya de una vez de intentar hacer marxismo a la luz del positivismo o de
lógicas que no le corresponden. Para que el marxismo pueda reproducirse, deben
hacerse no otra ciencia, sino lógica y categorías con la significación marxista. Marx no
es un juicio de valor para juzgar al mundo, sino para, como mínimo, explicarlo
objetivamente.

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