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BOLETÍN DE ARQUEOLOGÍA
UNIWERSIDAD DE WROCLAW – POLONIA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA MARÍA – AREQUIPA, PERÚ
TAMBO
BOLETÍN DE ARQUEOLOGÍA
No. I
AREQUIPA 2008
Editor
Józef Szykulski
Comité Editorial
Augusto Belan Franco, Luís Díaz Rodríguez,
Jerzy Piekalski, Daria Rosińska, Józef Szykulski
Diseño carátula
Nicole Lenkow
Secretario de la Redacción
Daria Rosińska
Digitación
Agnieszka Matkowska
Impresión
El Lector – Arequipa
Edición (Copyright)
Universidad de Wroclaw – Polonia
Universidad Católica de Santa María – Arequipa, Perú
ISBN 978-83-61416-20-3
Prológo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Bautista Quijano Enrique Alejandro, Salamanca Galindez Luís Manuel,
Szykulski Józef: Arqueología de San Agustín – Colombia. Ocupación
prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila/Archaeology
of San Agustín – Colombia. Prehispanic occupation in Cabuyo,
Pitalito-Huila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9
Díaz Rodríguez Luís Héctor: Una punta tipo "cola de pescado"
con acanaladura de Tillane, Arequipa/A fluted "fishtail" type point
from Tillane, Arequipa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Díaz Rodríguez Luís Héctor, Rosińska Daria: Diversidad arqueológica
en Toro Muerto, sur del Perú/Archaeological diversity in Toro Muerto,
south of Peru . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Díaz Rodríguez Luís Héctor, Rosińska Daria: Pinturas rupestres de Charipujo
(Tacna, Perú)/Rock paintings from Charipujo (Tacna, Peru) . . . . . . . . . 99
Gonzales Peñaranda Luís: Arqueología del valle de Puquina/Archaeology
of the Puquina valley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Karwowski Andrzej C: Investigaciones arqueológicas del sitio Uauauno,
Departamento del Beni, Bolivia/Archaeological investigation
of the Uauauno site, Beni Department, Bolivia. . . . . . . . . . . . . . . 131
Kołomański Tomasz: La Cueva de Jesús en Pampacolca, Departamento
de Arequipa – Perú: ¿un chasqui huasi?/Cueva de Jesus in Pampacolca,
Department of Arequipa – Peru: a chasqui huasi? . . . . . . . . . . . . . 143
Ochoa Peña Richard Manuel: El sitio precerámico Kilkata, departamento
de Tacna/Kilkata preceramic site, department of Tacna . . . . . . . . . . 149
Piasecki Karol: El tamaño de la bóveda craneal como manifestación de la
variabilidad antropológica en el Perú Prehispánico/The cranial vault
size as a manifestation of the anthropological variability
in the Prehispanic Peru . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Szykulski Józef: Arqueología de Churajón, sur del Perú/Archaeology
of Churajón, south of Peru . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Tejada Lewis Rocío: Chiribaya en la Región Arequipa/Chiribaya
in the Arequipa Region . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Umire Alvarez Adán: Algunas características del programa funerario
precerámico de Yara (Ilo, sur del Perú) y su relación con la tradición
Chinchorro del norte de Chile/Some characteristics of the preceramic
funeral program from Yara (Ilo, south of Peru) and its relation with
the Chinchorro tradition from the north of Chile . . . . . . . . . . . . . . 213
PRÓLOGO
La intensificación de las investigaciones arqueológicas y etnológicas constata-
da en las últimas décadas en toda la América del Sur, nos entregó nuevos y valiosos
datos sobre las sociedades precolombinas del continente, a veces cambiando la
antigua –formada ya en el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX – visión
del desarrollo cultural de está región del Nuevo Mundo.
En los trabajos arqueológicos, etnológicos e históricos, aparte de los nume-
rosos investigadores nacionales, participaron y hasta hoy día participan diferentes
miembros de institutos y centros universitarios prestigiosos de América del Norte,
Europa Asia y Australia. En el gremio de los investigadores extranjeros se encuen-
tran también los arqueólogos, etnólogos e historiadores de Polonia.
La más intensa participación de los investigadores polacos, respecto a la
reconstrucción y protección del patrimonio cultural de América del Sur, se la
observa en el sur del Perú. En esta región – gracias a los convenios firmados entre
la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, las instituciones de Polonia
y entidades de otros paises – a partir de 1993 (iniciando con el Proyecto Churajón)
vienen siendo desarrollados importantes trabajos científicos de carácter interna-
cional. Entre ellos hay que mencionar el más grande, y previsto para la temporada
de 2008-2013, Proyecto Tambo, llevado a cabo – en el marco del 7mo Programa
de la Comunidad Europea (Marie Curie Actions) – por el Instituto de Arqueología
de la Universidad de Wroclaw – Polonia y digna Alma Mater arequipeña.
Con respecto a los trabajos actuales y anteriores de numerosos proyectos
cientificos, ambas instituciones universitarias decidieron editar conjuntamente – en
el ciclo de dos años – un periódico: Tambo. Boletín de Arqueología. La idea de
los fundadores de la revista mencionada es informar el gremio de profesionales
interesados en la problemática del pasado suramericano sobre algunas importantes
investigaciones realizadas en el sur del Perú y en otras regiones del continente.
El primer número del boletín está dedicado a la colaboración de los inves-
tigadores suramericanos y polacos en la protección del Patrimonio Cultural de
América del Sur. Por este motivo en la publicación se encuentran los informes
y artículos de las personas que, en alguna forma, en últimos años, participaron
en este tipo de trabajos.
Así mismo, la Universidad de Wroclaw y la Universidad Católica de Santa
María-Arequipa desean invitar a todos los investigadores del pasado del continente
suramericano a colaborar en la edición de futuros números del boletín.
Ambas instituciones universitarias y el Comité Editorial de esta publicación
desean también expresar palabras de agradecimiento al digno Ministerio de Cultura
y del Patrimonio Nacional de la República de Polonia por el apoyo financiero en
la edición del primer número del Boletín de Arqueología.
Director del Comité Editorial
Dr. Prof. Józef Szykulski
Jefe de la Misión Arqueológica en el Perú
U Luis Héctor Díaz Rodríguez
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila z
Abstract
In 1998 and 2001 an archaeological excavation was carried out at El Cabuyo, site located
within the San Agustín culture area, in the upper course of the river Magdalena (Colombia). The
settlement remains present here are mainly concentrated on hillocks of alluvial nature (montículos
I-III), in its majority modified by human activity. The oldest archaeological evidences in this area
were registered within the tomb 1, situated on the top of the hillock II (montículo II, tumba 1), that
contained skeletal remains and lithic artefacts, dated by 14C analysis (Beta 144081) to the 10th
century BC.
The ceramic material obtained from the site is largely related to the three main phases of San
Agustín culture development: Upper Formative, Regional Classic and Recent (Duque, Cubillos
1975). Furthermore, its major part dates back from the Recent Period.
Apart from the material typical for San Agustín culture area some fragments of pottery, which
point out influences from Amazonia, specifically Putumayo and Caquetá basins, were found.
Keywords:
South of Colombia. Magdalena River. Putumayo- and Caquetá River. San Agustín Cultur.
Prehispanic complex. Amazonia. Funeral customs.
1
Universidad Central, Cra. 5 No. 21-38, Bogotá, Colombia; e-mail: bautistaquijano@yahoo.es
2
Calle 6ª, No. 15-12, San Agustín, Colombia; mail: luismanuelsagal@hotmail.com
3
Universidad de Wroclaw, Instituto de Arqueología, ul. Szewska 48, 50-139 Wroclaw, Polonia;
e-mail: jszykulski@hotmail.com
° Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
INTRODUCCIÓN
La parte alta de la cuenca del río Magdalena es de unas características fi-
siográficas, hidrográficas y climáticas de enorme variabilidad. Estas condiciones
ofrecieron ventajas para la ocupación humana en el pasado. El reconocimiento
de estas razones motivó adelantar estudios en la zona, con la idea de conocer la
relación entre los asentamientos prehispánicos y el ambiente, como también com-
prender los vínculos culturales con las distintas ocupaciones del área agustiniana
y de las zonas vecinas.
En la temporada de 1998 y de 2001 se llevaron a cabo investigaciones ar-
queológicas en la jurisdicción del Cabuyo, localizada en la zona arqueológica de
San Agustín (Huila), Alto Magdalena, República de Colombia. Los trabajos del
Proyecto Cabuyo se realizaron gracias al apoyo financiero de la Fundación de
Investigaciones Arqueológicas Nacionales del Banco de la República. El objetivo
de las investigaciones era presentar una nueva visión del desarrollo cultural en
relativamente poco investigada zona Cabuyo–Matanzas (Fig. 1), región donde se
cruzaron múltiples influencias culturales del sur de Colombia.
Los autores agradecen a todas las personas que apoyaron la realización del
Proyecto Cabuyo. Aprovechando la oportunidad queremos expresar nuestra grati-
tud muy particular al inestimable, fallecido en el año 2000, Prof. Dr. Luís Duque
Gómez, gestor de la arqueología agustiniana y pionero de las investigaciones
multidisciplinarias en esta zona, así como también al nuestro colega Prof. Dr.
Héctor Llanos Vargas, director del Programa de Investigaciones Arqueológicas
del Alto Magdalena (PIAAM – Universidad Nacional de Colombia), corifeo de
la problemática agustiniana.
Al mismo modo queremos expresar palabras de agradecimiento a las personas
que nos respaldaron en los trabajos del campo y de gabinete: el Dr. Herbert Bruberg
de Suecia, el arqueólogo Dr. Arturo Cifuentes, la agróloga Natalia Ezarith Rico
Caicedo y la ingeniera Patricia Fernández de Bogotá, el señor Álvaro Muñoz,
administrador del Parque Arqueológico de San Agustín, los señores Isaías Pino
Palacios, Baudelino Grijalba, Segundo Ordóñez, Benjamín Ibarra, Parménides
Jaramillo y Ignacio Criollo de la ciudad de San Agustín, así como también las
señoritas Luz María y Rudi Hoyos de la Vereda de Matanzas. Quedamos también
en eterna deuda con la familia Salamanca de San Agustín, por la acogida y el
cariño dispensado durante todo el tiempo del trabajo de campo.
Por el apoyo y ayuda durante las investigaciones en la zona agustiniana agra-
decemos también a los habitantes de San Agustín, Matanzas y el Cabuyo.
se une con la quebrada de Matanzas, que fluye al Magdalena. Por el Norte el sector
de investigaciones limita con el río Magdalena (Fig. 3). La forma en general es
la de un relativamente pequeño valle, de un perfil en „V”, más o menos abierto,
que está atravesado por la carretera que comunica San Agustín con Pitalito y con
la capital del departamento de Huila, la ciudad de Neiva.
La finca El Samán, donde se concentraron las excavaciones, se encuentra al
lado izquierdo de la carretera que conduce a Pitalito y Neiva, a la altura entre los
1.270 y 1.300 metros sobre el nivel del mar. Se caracteriza por el clima templado
con las temperaturas que oscilan entre los 18° y 23° C. En el pasado toda la zona
estaba cubierta por el Bosque Húmedo Premontano (IGAC 1977) cuyos restos
se conservaron sobre las orillas de algunas quebradas o torrentes y a orillas del
río Magdalena.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡
de la conquista española la región del Alto Magdalena estaba poblada por los
grupos indígenas denominados Yalcones/Yalcón, los cuales perduraron en esta
zona hasta el comienzo del siglo XX.
La cuestión de la definición exacta de los límites geográficos de la presencia
de los Yalcones, como también la de sus relaciones con otros grupos indígenas
de la región, quedan abiertas4. Friede sugiere que los límites geográficos no eran
estables. Datos geográficos, históricos y arqueológicos indican por ejemplo mo-
vimientos humanos entre el Macizo Colombiano y el piedemonte amazónico, es
decir la zona del Alto Caquetá, poblada en el momento de la conquista por los
Andakis (Albis 1934). Basándose en sus estudios, Friede postula la existencia
hasta el siglo XVIII, en la zona fronteriza entre Alto Magdalena y Alto Caquetá,
de una mezcla cultural Yalcón – Andakis. Se ignora si se trata de un fenómeno
relacionado ya con la expansión española, como postula el autor mencionado
(Friede 1967), o tal vez podamos hablar de una específica propia de una región
ubicada entre la cuenca del río Magdalena y la Selva Oriental. Para la época pre-
hispánica disponemos también de algunos datos arqueológicos, los cuales indican
4
La mayoría de los autores usa el sinónimo “grupos indígenas”. Se ignora si en el caso de los
Yalcones, Andakis etc. se trata de diferentes grupos étnicos o lingüísticos.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^
hasta Timaná y Neiva. No se dispone de ningunas noticias de esta época que esten
directamente relacionadas con la zona de San Agustín. Probablemente el capitán
Francisco García de Tovar llegó a Timaná pasando por La Plata, es decir por la
ruta usada por la mayoría de los viajeros hasta el fin del siglo XIX.
El documento más antiguo acerca de la zona Matanzas-Cabuyo procede del
siglo XVII: la Visita hecha en los años 1628-1629 para la región de Timaná por
el Gobernador Don Diego de Ospina. En ésta aparece – junto con el nombre de
otros sitios como: Bilbome, Consanza, Chigababón, Güeya, Guacacallo, Guamago,
Paspina, Quitombe y Vaguapa- la primera información sobre el sitio denomina-
do Matanzas5. En la misma Visita encontramos también los nombres de tribus
o familias Quinchana y Laboyo, cuales pervivieron en la toponimia de la zona
arqueológica de San Agustín (cf. Arch. 3, C. I y IV).
Otro reporte proviene de 18 de agosto de 1642 (Friede 1943: 11). Este docu-
mento entre los encomendados de Don Miguel de Lozada menciona a los indios
Matanzas. En la anotación se lee: „...entre los Lacaco y los Culatas, es decir, entre
el valle de Pitalito y las vertientes de la cordillera, que es precisamente la región
de San Agustín, vivían los Matanzas...”. Según Juan Friede también en algunos
documentos de los archivos del Cabildo de Timaná de la Notaría de Garzón y de
la Notaria Central del Cauca aparece el sinónimo Indios Matanzas (Friede 1967:
43). Lamentablemente el autor no informa de que documentos se trata y en cual
de los archivos están depositados.
Los sinónimos de procedencia española: Matanzas y Culata, citados en el
documento de 1642, manifiestan una práctica, muy común entre los conquistadores
o autoridades coloniales, de definir a los indios (tribus o grupos) independiente
de sus nombres propios. Hay que aceptar el hecho de que en el caso de las tribus
mencionadas en los documentos de los siglos XVI-XVIII en la mayoría no se trata
de sus nombres propios, sino de palabras indígenas españolizadas o de las palabras
españolas, como en el caso de Matanzas. Las raíces de las palabras (nombres)
usadas por los Españoles no siempre eran relacionadas con el verdadero nombre
de la tribu o grupo. En algunos casos se trataba de cualquier palabra escuchada
por los conquistadores o misioneros en el momento de su primer contacto con
los indios y posteriormente apropiada como sinónimo de estos. Investigador
colombiano, Arturo Cifuentes, sugiere que también el sinónimo Andakis es de
procedencia española.
Según algunos autores (Cuervo Márquez 1956, Llanos 1999) el sinónimo
Matanzas está relacionado con el combate de la época de conquista que ha teni-
do lugar en esta región ...Su nombre recuerda un sangriento combate empenado
5
Investigaciones de Juan Friede (1943) confirman que, aparte Bilbome, Chigababón, Gua-
mago y Güeya, también otros sitios mencionados se pueden localizar mediante la toponimia de la
región Alto Magdalena.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila
entre los conquistadores y las valerosas tribus que poblaban esa región...(Cuervo
Márquez 1956: 115). Esta teoría – sin duda muy probable – no está confirmada
por documentos de la época de la conquista.
Probablemente hasta los siglos XIX y XX la palabra Matanzas se usaba
para definir toda la región entre San Agustín y Pitalito. La noción Cabuyo, que
define los terrenos donde se realizaron las investigaciones, aparece por primera
vez sobre las cartas del siglo XX y sin duda ya está relacionada con las reformas
administrativas de esta época.
6
A partir del año de 1935 el gobierno colombiano inició la compra de los terrenos donde se
encontraban los monumentos arqueológicos. Estos formaron posteriormente el Parque Arqueológico
de San Agustín. En los años setenta del siglo XX, aparte del Parque Arqueológico de San Agustín,
se creó también el Parque Arqueológico de Alto de los Ídolos y el Parque Arqueológico Alto de las
Piedras, ambos localizados en las cercanías de la ciudad San José de Isnos.
U Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
Ausstrahlungen in Amerika (Preuss 1929). En este trabajo, por vez primera, está
discutido en forma seria el problema del origen de las evidencias arqueológicas de
la región de San Agustín, como también el problema de sus posibles vinculaciones
con otras zonas culturales del Sur (Amazonia) y de las regiones más lejanas.
En los años 1936-1937 el investigador español José Pérez de Barradas (1943,
1943a) y su colega colombiano Gerardo Hernández de Alba (1943, 1979) realizaron
excavaciones en varios sitios de la zona agustiniana, las cuales entregaron nuevos
valiosos datos sobre la prehistoria del Alto Magdalena Sur. En esta temporada
la propia región Cabuyo-Matanzas quedó fuera de las actividades de ambos in-
vestigadores. En los años 1943-1966 Luís Duque Gómez estaba llevando a cabo
excavaciones complejas en la región de San Agustín (Duque 1966), continuando
sus investigaciones en la temporada de 1970-1977, junto con el arqueólogo Julio
César Cubillos (Duque, Cubillos 1979, 1981, 1983, 1988, 1993). Estos trabajos
permitieron presentar la secuencia del desarrollo cultural de la zona agustiniana.
Otros conceptos del desarrollo fueron postulados por investigadores Gerardo
Reichel-Dolmatoff (1975) y Józef Szykulski (1991, 1995).
Todos estos investigadores recorrieron la región Cabuyo-Matanzas, mencio-
nándola en algunas de sus publicaciones, pero hasta los finales del siglo XX no se
realizaron allí ningunos sistemáticos trabajos de excavación. En el año 1991, uno
de los autores publicó el contenido de una tumba, recuperada en 1984 en Matanzas
(Szykulski 1991, 1995), presentando también la primera fecha 14C relacionada
con este hallazgo (Fig. 7).
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila z
Fig. 10. Finca El Samán, Montículo I, las huellas de las antiguas terrazas del cultivo
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¤¡
Café Claro, con superficie ligeramente pulido (22 tiestos) se documentó decoración
incisa en forma de líneas paralelas hechas con ruedita dentada. El grupo alfarero
Naranja está representado por fragmentos muy erosionados. En algunos casos se
observan huellas de engobe de cara externa y restos de pintura en forma de líneas
paralelas de color sangre seca.
Otros tiestos del montículo I estaban definidos como Crema Gris Claro Pu-
lido. Éstos se caracterizan por desgrasante muy fino. Además, 4 tiestos estaban
definidos como Café Oscuro Friable. Del mismo modo que en el grupo Café Claro,
también aquí un tiesto presenta ornamento de líneas paralelas hecho con ruedita
dentada (cf. Fig. 20b). La cerámica Café Oscuro Friable del Cabuyo parece ser
una excepción, o por lo menos esporádica, dentro de los materiales de la zona
agustiniana. La presencia de este grupo alfarero está discutida más adelante.
Según la tipología establecida en el Alto Magdalena (Duque, Cubillos 1988)
los grupos Café Oscuro y Café Claro corresponden al Período Clásico Regional,
o Período Isnos según Reichel–Dolmatoff (1975). En el mismo Período podemos
incluir el pequeño grupo Crema Gris Claro Pulido. Los grupos alfareros Café Ro-
jizo Burdo y Naranja (burdo, pulido o con engobe) están relacionados con Período
Reciente o Potrero/Sombrerillos, según la tipología de Reichel–Dolmatoff 1975
(Horizonte Postmonticular, según: Szykulski 1991). La cerámica de este grupo
-documentada ya por Konrad Theodor Preuss en 1914- es ampliamente conocida
en toda la zona agustiniana y en su mayoría presenta ornamento corrugado (Café
Rojizo Burdo) o pintado (Naranja) en forma de líneas paralelas del color marrón
o rojo sangre seca sobre fondo crema o naranja.
Trabajos de excavación realizados sobre el montículo I no entregaron frag-
mentos cerámicos del período formativo (Formativo Superior, según Duque
y Cubillos 1988). Tal vez ello se deba, a la limitada cantidad de cortes y sondeos
hechos sobre el montículo I, pero no se puede excluir la posibilidad que en el
formativo el montículo estaba deshabitado. Así mismo, la limitada cantidad de la
cerámica relacionada con otros períodos históricos (Clásico Regional, Reciente),
documentada sobre el montículo, sugiere que también en estos tiempos en el
sitio no existían viviendas permanentes. Aún más probable es el hecho de que la
presencia humana haya tenido un carácter temporal y estuviera relacionada con
otro tipo de actividades, como por ejemplo: cantera de piedras, sitio del culto,
zona agrícola u otras.
4.2. Montículo II
Montículo II está localizado en el lindero noroeste de la finca El Samán
y tiene una altura de 1280 m. sobre el nivel del mar (Fig. 13). El área de su extensión
es mayor a una hectárea. El montículo posee una característica particular para la
zona agustiniana, es decir tiene la forma de una meseta (mesita) donde la cumbre
estaba nivelada (cortada), formando una explanación dirigida sur – norte, de una
¤ Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
El desmonte
La estructura más grande de esta parte del montículo es la ya mencionada
rampa/camino reforzada por un muro de contención que gira transversalmente
desde pie de la eminencia hacia su cumbre. El recorrido del desmonte del montículo
II y los trabajos de la limpieza pusieron en evidencia agrupamientos de piedras de
diverso tamaño ubicadas sobre los pendientes suroeste y sur (Pedregales I y II),
donde algunas de estas formaban las estructuras arquitectónicas. Otras, relativa-
mente pequeñas agrupaciones de piedras (Pedregales III-V), se localizaron en la
parte este y noreste del desmonte (Fig. 5).
El sector pedregoso de mayor extensión (Pedregal I) colinda con el camino/
rampa y se encuentra sobre el desmonte suroeste, al frente del montículo I (Fig.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¤
5, 13, 16). En este sitio, dentro del amontonamiento de grandes bloques, se re-
conocieron muros de contención y cimientos de algunas construcciones en mal
estado de conservación (Fig. 17). Algunas piedras presentan fracturas de gran
consideración, producidas probablemente por bruscos cambios de temperatura,
¤U Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
Fig. 18. Artefactos del Período Reciente recuperados sobre el desmonte del Montículo II
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡
Matanzas, de donde proviene también una fecha 14C que indica 330+/-40 A. d.C.
(Szykulski 1991: 129, Lám. 245).
Dentro del material del desmonte montículo II, un elemento escaso para la
zona agustiniana son fragmentos (35 tiestos) de cerámica definidos como Café
Claro Pulido con incisiones. Su pasta y textura sugiere posibles influencias de otras
zonas arqueológicas del Sur de Colombia. Un ornamento estampado en forma de
líneas paralelas hecho con ruedita dentada es particularidad de algunos fragmentos
de la cerámica grupo Café Claro Pulido (con incisiones) . El mismo ornamento
aparece sobre los materiales del grupo Café Oscuro Friable (Fig. 20b).
cuenco semiglobular con engobe de color naranja, colocado como una ofrenda,
con la boca inclinada en la dirección noreste (Fig. 23). Sobre la superficie del piso
se documento también piedras de moler o sus fragmentos (Fig. 24)
La dispersión de los huecos de postes y el análisis del contenido del estrato
que formaba el piso confirman que probablemente se trata de los hallazgos rela-
cionados con una estructura grande (vivienda I) de forma semiovaloide, que cubría
la superficie casi de 100 m2 y dos o tres otras (viviendas II-IV) del tamaño menor
(Fig. 25). La disposición, distinta profundidad y variable diámetro de los huecos
permiten distinguir entre los postes que formaban elementos constructivos de la
estructura (sostenían el techo o paredes) y otros, no constructivos, que servían
¡` Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
Fig. 23. Montículo II, una ofrenda hallada al lado del poste 47
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡^
Fig. 24. Montículo II; Artefactos hallados sobre la superficie del piso de la vivienda
para la división interna del edificio en las áreas de actividad. Sobre el piso de las
viviendas se documentó algunas pequeñas concentraciones del carbón vegetal,
pero ninguna de éstas, por su estructura y tamaño, hace presumir que se trata de
la huella de un fogón. Tal vez el carbón dispersado por el piso presente las huellas
de un incendio.
La forma y el modo de construcción de las viviendas mencionadas revelan
analogías con estructuras del Período Reciente, descubiertas en los sitios Potrero
de Lavapatas (Duque 1966), La Estación (Duque, Cubillos 1981) y Quinchana
(Llanos, Durán 1983). Los datos más completos proceden de La Estación. En el
sitio se registró la llamada Casa Ceremonial, tres bohíos (1-3) y huecos de postes
relacionados con otras estructuras, excavadas solo parcialmente. Interés especial
despierta la construcción circular denominada Casa Ceremonial (Planta R-1).
La construcción tiene 9 metros del diámetro y presenta ciertas similitudes con la
vivienda I del montículo II en Cabuyo (Fig. 25). En ambos casos se documentó
huellas de postes que indican una división interna de las estructuras, también
aparecen zanjas.
Es de mencionar que las viviendas de planta ovaloide o circulares, cons-
truidas sobre un esqueleto de postes, tienen en Colombia una enorme dispersión
¡ Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
geográfica. Este tipo de construcciones fue documentado entre otros en los sitios
Coscuro, San Isidro, Mosoco de la región de Tierradentro (Chávez, Puerta 1988).
Las construcciones de misma forma aparecen también, como templos masculinos
y femeninos, en el ámbito cultural de los indios Kogi, de la Sierra Nevada de Santa
Marta. La descripción de grandes bohíos de centros ceremoniales de Kogi en la
Takina Makotame – cabecera del río San Miguel – fue publicada por Gerardo
Reichel-Dolmatoff (1975a).
Una gran variedad de construcciones parecidas está confirmada también para
las regiones de Alto Putumayo, Alto Caquetá y gran parte de la Selva Oriental. Se
trata de las llamadas malokas, viviendas que en las sociedades selváticas unificaron
funciones utilitarias y ceremoniales, así como servían de espacio donde se ente-
rraba importantes miembros de la sociedad (Reichel-Dolmatoff 1986, 1997). Tal
vez la misma función cumpliera la estructura principal (vivienda I) de la cumbre
del montículo II en Cabuyo.
En el transcurso de las excavaciones al límite sur del área de viviendas apa-
recieron dos grandes pozos circulares tallados en la roca matriz (Fig. 21). Los
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡
del área donde se halló la osamenta. Se trata de una práctica cultural consistente
en el fuerte apisonamiento sobre cual fue colocado el cadáver con ajuar funerario
(raspadores). Después se tendió un piso con fragmentos de cantos rodados con
pintura, roja o amarilla (hematita), y finalmente la gruesa capa de relleno con
arena extraída del mismo pozo excavado. En la tumba no se halló otro tipo de
elementos culturales, la cerámica faltaba por completo.
Tumba 2: Se encuentra a 160 cm al oeste de la tumba 1 y tiene forma de
pozo circular de 85 cm del diámetro y de 60 cm de profundidad. El estado de
apisonamiento del relleno es igual que en la tumba 1. Dentro del pozo se destacó
la presencia de varias lascas de piedra. En el relleno aparecieron también dos frag-
mentos de cerámica con incisiones, clasificada como Café Oscuro Rojizo Pulido
y un tiesto Café Claro Pulido. Los fragmentos tienen carácter intrusivo y fueron
llevados junto con el material que rellenaba la parte superior del pozo. Durante
las investigaciones dentro de la llamada tumba 2 no se documentó huellas de in-
Fig. 27. Montículo II, Tumba 1; Análisis 14C del material orgánico
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡z
Dentro del material cerámico recuperado del estrato que formaba el piso de
la vivienda (567 tiestos) se distinguen los siguientes grupos alfareros:
– Café Oscuro Rojizo Pulido (12 tiestos)
– Café Oscuro Pulido, en su mayoría con incisiones o líneas punteadas
rellenadas con pasta blanca (26 tiestos)
– Café Oscuro Pulido (30 tiestos)
– Café Oscuro Burdo (48 tiestos)
– Café Rojizo Burdo, con decoración corrugada o acanalada (47 tiestos)
– Café con Engobe Rojizo (34 tiestos)
– Café Claro Pulido (29 tiestos)
– Crema (5 tiestos)
– Crema Gris Claro Pulido (7 tiestos)
– Crema Gris Negro Pulido (4 tiestos)
– Café Oscuro Friable (171 tiestos)
– Naranja Pulido (55 tiestos)
– Naranja Burdo (99 tiestos)
El análisis de los tiestos cerámicos, procedentes de la cumbre y del desmonte
del montículo, confirma que los materiales más antiguos están relacionados con el
período formativo. La cerámica formativa es definida como Café Oscuro Rojizo
Pulido y Café Oscuro Pulido, con incisiones. Se caracteriza por buena cocción
hecha en la atmósfera reducida, el color de la pasta oscila entre marrón rojizo hasta
marrón rojizo muy oscuro, casi negro (5 YR, dark reddish brown 3/2 – dark reddish
gray 4/2)7. Los tiestos del grupo Café Oscuro Rojizo Pulido se encontraron en el
piso de la vivienda, en rellenos artificiales localizados en los límites de la cumbre
7
La cerámica de este tipo, a veces está dividida en subunidades: baño rojo pulido y baño café oscu-
ro (Duque, Cubillos 1981, 1988, 1993; Llanos 1993, 1999; Llanos, Ordóñez 1998; Moreno 1991).
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila `
Fig. 29. Montículo II, material cerámico del Período Formativo (A, B, E-G, I-P) y Reciente (otros)
Los hallazgos del Período Clásico Regional con seguridad pueden relacionarse
con las actividades de aplanamiento de la cumbre del montículo II, construcción
de la rampa y otras estructuras de piedras que se encuentran sobre el desmonte
del montículo. También numerosas investigaciones realizadas en últimas décadas
en otros sitios de la zona agustiniana confirman esta posición cronológica de las
construcciones mencionadas (Preuss, Pérez de Barradas, Hernández de Alba,
Reichel-Dolmatoff, Duque Gómez, Cubillos, Llanos y otros). Éstas corroboran
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila `¡
Fig. 32. Montículo II, cerámica grupo Naranja (Pulido y Burdo), Período Reciente
`` Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
8
Materiales de sus excavaciones están depositados en el Völkerkunde Museum en Berlin
(Preuss 1929).
9
Material procede de las tumbas destruidas por los huaqueros y está depositado en el Parque
Arqueológico de San Agustín.
10
Un elemento extraño dentro del material arqueológico procedente de la zona agustiniana es
la presencia de las asas con perforaciones. Es de mencionar que las asas representan una excepción
dentro de los hallazgos de la región de San Agustín.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila `^
Fig. 33. Montículo II; Material cerámico del Período Reciente, grupo Naranja Burdo
Fig. 34. Montículo II, cerámica tardía grupo Café Oscuro Burdo
11
El análisis macroscópico de los fragmentos confirma que dentro de la pasta se constata
la presencia de los cantos de cuarzo, hialino amorfo, relictos de cuarzo variedad de chert, líticos,
feldespato potásico- color ladrillo, marrón-, como también los minerales maficos, de color negro
(anfíboles o piroxeno).
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila `
Fig. 35. Montículo II, cerámica tardía grupo Café Oscuro Friable (cf. Fig. 20B)
cerámica del grupo Café Oscuro Friable presenta algunos parentescos tecnológicos
con el grupo del mismo nombre definido por Llanos para la zona de Quinchana,
Morelia y Valle de Laboyos, pero hay que subrayar que las piezas del montículo
II tienen la pasta del color más oscuro y las paredes son más delgadas. Dentro
de los materiales de Quinchana y del Valle de Laboyos falta también decoración
incisa (cf. Llanos, Durán 1983, Llanos 1988, 1990).
Café Claro Pulido, con engobe rojiza (color 7.5 YR 5/3 – 7.5 YR 5/4). Pre-
senta un parentesco morfológico con el grupo Café Friable. Se caracteriza por
una textura compacta, arenosa. El desgrasante oscila desde fino hasta mediano.
Fragmentos diagnósticos proceden de ollas globulares y cuencos. Las paredes de
`U Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
las piezas son delgadas. Sobre la cara externa se observa una decoración incisa
hecha con una ruedita dentada (Fig. 29c), idéntica con la ornamentación documen-
tada sobre las mencionadas piezas del grupo Café Oscuro Friable, las incisiones
forman líneas curvas o rectas.
Café Rojizo Burdo (color 10YR 4/1 – 10 YR 6/2: dark gray – very pale brown;
Superficie: 7.5 YR 6/4 o 10 YR 6/2). Se caracteriza por textura de la pasta com-
pacta, algunas veces porosa. Desgrasante mediano y grueso de arena, fragmentos
de hematita y el cuarzo transparente o lechoso. La cerámica fue cocida en la at-
Fig. 36. Montículo II, cerámica tardía grupo Café Rojizo Burdo
con decoración en forma de presiones digitales
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila `z
Fig. 37. Montículo II; Cerámica tardía grupo Café Rojizo Burdo,
diferentes formas de la decoración
del Período Reciente Tardío característico para los contextos arqueológicos del
sitio La Estación y la mayoría de los sitios de la zona arqueológica de San Agustín
(Fig. 12 y 34). Otro tipo está representado por la cerámica corrugada y acanalada
del Yunguillo, Mocoa y también otras regiones del Alto Putumayo y Alto Caque-
tá. Ésta es presente también en los contextos arqueológicos del montículo II en
Cabuyo (Fig. 37a-d).
Datos estratigráficos confirman que la cerámica corrugada, acanalada y con
presiones digitales del montículo II en su mayoría es contemporánea del grupo
Naranja Pulido, relacionado con el Período Reciente Temprano de la zona agus-
tiniana (Potrero según: Reichel – Dolmatoff 1975). Es decir, esta cerámica parece
ser más antigua que otras (mayoritarias) evidencias de la cerámica corrugada,
acanalada y con presiones digitales de la zona agustiniana12.
Aceptando la coexistencia temporal de los grupos cerámicos Café Oscuro
Friable, Café Rojizo Burdo con el grupo Naranja (Pulido y Burdo) podemos
postular que la vivienda localizada sobre la cumbre del montículo II funcionaba
en el Período Reciente Temprano (Duque, Cubillos 1993), es decir responde al
Complejo Potrero, según Reichel-Dolmatoff (1975). Con respecto a las pruebas
14
C y la estratigrafía de otros sitios de la zona agustiniana el Período Reciente
Temprano podemos incluir en el lapso: siglo IX – siglo XII/XIII d.C13.
12
Existe una enorme dispersión geográfica de diferentes formas de la cerámica corrugada
(Girard 1958; Reichel-Dussán 1987). Algunos autores la relacionan con la tradición Pacacocha de
la cuenca del Paraguay (Reichel-Dussán 1987: 139).
13
Duque y Cubillos en su trabajo sugieren para el Período Reciente Temprano el Período entre
800-1100 ad. C. Los autores, con respecto a los datos de Alto de Lavapatas (tumba 47), sugieren la
pervivencia de los elementos del Período Reciente Temprano hasta el siglo XIII d. C.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^
mayores ondulaciones (Fig. 3). Del Norte está delimitado por el cañón del río
Magdalena, del Sur por una hondonada por la cual las aguas bajan a la quebrada
de Oritowasa. De allí el terreno se levanta violentamente en la dirección de la
carretera San Agustín – Pitalito. El límite oriental de este área forma la propia
quebrada de Oritowasa y sus drenajes. De lado occidental se encuentra una zona
pantanosa que colinda con el pie del montículo I (Fig. 9).
En el sitio se realizó cuatro cortes (Cortes I, II, III y IV) y 593 pozos de son-
deos. Entre ellos, 62 pozos estaban hechos sobre el limite este de la explanada,
sobre la pendiente del terreno en la dirección de la quebrada de Oritouasa. Unos
75% resultaron positivos, es decir contenían fragmentos de cerámica o fragmentos
líticos. El análisis de sus contenidos permitió elegir sitios donde se realizó los
cortes.
Los trabajos arqueológicos permitieron reconstruir algunos eventos de orden
geológico e hidrológico en este sitio. Así pues, en diferentes niveles (20-40 cm
y 40-60 cm) de la Explanada se documentó la presencia de ceniza volcánica (cine-
rita) relacionada con el vulcanismo de la Cordillera Central (Kroonemberg et al.
1981)14. Los pozos de sondeo y excavaciones de los cortes confirmaron también
la presencia en esta área de estratos de procedencia aluvial. Éstos aparecen hasta
una profundidad de 30 cm y contienen una gran cantidad de materia orgánica.
En el Corte I, en los niveles 60-70 cm y 70-80 cm se excavaron también los
limos endurecidos, que reflejan distintos períodos de rejuvenecimiento de las
terrazas del río Magdalena. El mismo fenómeno se documentó en el Corte IV
y en los pozos de sondeo.
CORTE I
El Corte I se realizó en el centro de la Explanada, sobre la cota más alta del
terreno, aproximadamente a 1.285 metros sobre el nivel del mar. Se excavó el área
de 72 m2, que estaba dividida en 18 cuadrículas de 2 x 2 metros ( Fig. 39). Durante
las excavaciones se registró una secuencia estratigráfica, la cual documenta eventos
geológicos y actividades humanas en el sitio. Posteriores investigaciones en los
Cortes II, III y IV confirman, que esta secuencia (con algunas modificaciones)
es característica para toda la Explanada. La estratigrafía presenta las siguientes
características:
Estrato I (0-10 cm) está formado por la capa vegetal y material orgánico. Se
documentó fragmentos de cerámica muy erosionados.
14
En los niveles superiores (20-40) del Corte 1, la ceniza volcánica fina, se distribuye de
manera más o menos regular por gran parte del suelo, en el nivel: 40-60 se observa entremezclado
con materiales franco arenoso amarillo oscuro que contiene núcleos de ocre, con un arcilloso café
oscuro, cuerpos finos de arenas y piedrecillas aluviales de grano medio y grueso.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^¡
Estrato II (10-20 cm) tiene carácter franco arcilloso, de color entre grisáceo
o café oscuro y contiene granos grandes y medios de arena, granos medianos de
arcilla erosionada, arcilla calcinada, ceniza volcánica, piedrecillas de río y otros
materiales de origen aluvial. Estrato II se formó como efecto de la acción de agua,
procesos de denudación y actividades humanas. En su contenido se documentó
fragmentos de cerámica, en su mayoría muy erosionados.
Estrato III (20-60 cm), franco arenoso – arcilloso, conformado por suelos
de diferente procedencia. El color es predominantemente amarillo oscuro, con
vetas de color café oscuro y pigmentado de ocre por el óxido de hierro y ceniza
volcánica. Las inclusiones de arena blanca y amarilla muy fina forman corpúsculos
más grandes que los aparecidos en el estrato II15. A 20 cm de profundidad, en el
sector occidental del corte el suelo ofrece un aspecto de apisonamiento. Dentro del
estrato III se mantiene el contenido ya registrado en el estrato II, que son granos
de tamaño pequeño, fino, medio y grueso de arena, piedrecillas de río y otros ma-
teriales de origen aluvial. En la parte inferior (nivel de 50-60 cm), se observaron
pintas de „pañete” formando pequeños lunares. Se documentó también fragmentos
de cerámica y evidencias de industria lítica (deshechos de producción).
15
En los niveles 20-30, 30-40 y 40-50 cm, se documentaron también dispuestas aglomera-
ciones a manera de „promontorios”, constituidos por piedras y terrones de pañete con granos de
tamaño regular.
^` Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
16
El análisis de suelos lo realizó la agrónoma Natalia Ezarith Rico Caicedo. Sobre la geología
de la zona agustiniana cf. Tello Cifuentes 1981, Kroonemberg 1981.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^^
CORTE II
El Corte II, localizado a una altura promedia de 1198 m, abarcaba 18 m2
y tenía forma de la letra L (Fig. 40). Se encontraba al sur del Corte I, en el extremo
sur de la Explanada17. Antes de las excavaciones en el sitio se realizó 12 pozos de
sondeo, los cuales arrojaron material arqueológico (tiestos, líticos) y datos sobre
la hidrología del terreno. En la superficie se documentó un fragmento de metate
y tiestos de cerámica.
Las excavaciones estaban profundizadas solamente hasta 30-35 cm, donde
apareció el estrato cultural estéril. En el sitio, a una profundidad de 10-20 cm, se
documentó un estrato de procedencia aluvial, con materia orgánica. Dentro de
este estrato aparecieron fragmentos de cerámica y líticos (lascas, deshechos de
talla).
17
Aproximadamente 20 metros al Sur del corte se encuentra un drenaje en sentido Oeste-Este
que lleva sus aguas en la vertiente occidental de la Quebrada Oritouasa (Fig. 5).
^ Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
CORTE III
Se encuentra sobre el extremo occidental de la Explanada y abarca una leve
prominencia donde se hizo una cuadricula de 2,50 x 2,50 m (Fig. 5).
En el primer estrato (0-10 cm) se encontraron algunos tiestos muy erosionados
asociados a instrumentos líticos y piedras con huellas del retoce. El siguiente estrato
(10-25 cm) no era uniforme y contenía una gran cantidad de materia orgánica de
procedencia aluvial. A una profundidad de 25-30 cm apareció un amontonamiento
de piedras (en su mayoría de cantos rodados), éste se terminaba a una profun-
didad de 40 cm. La mayoría de las piedras estaba rota y presentaba huellas del
fuego. Las roturas parecen ser el efecto de rápidos cambios de temperatura de la
superficie de las piedras. Entre las piedras se documentó fragmentos de cerámica.
No se constató ningunas huellas del fuego entre o debajo de las piedras, ni sobre
los fragmentos de la cerámica. Esto confirma que las piedras tenían el contacto
con el fuego en otro sitio. Debajo de las piedras, a una profundidad de 40-45 cm,
apareció un estrato franco – arenoso, cultural estéril.
Del Corte III se recuperó únicamente 46 fragmentos de la cerámica, entre los
cuales se distinguen los siguientes grupos de alfarería: Café Oscuro Friable (28
tiestos), Café Oscuro Burdo (5 tiestos), Naranja (6 tiestos), Café Rojizo Burdo (2
tiestos), Crema (2 tiestos) y Café Claro con Engobe Rojiza (3 tiestos). Entre los
últimos aparecen fragmentos con incisiones hechas con ruedita dentada.
CORTE IV
Tiene forma rectangular de 9 X 3 m y se encuentra cuatro metros al Noroeste
del Corte I (Fig. 5). Antes de la excavación en el sitio se realizó 8 pozos de sondeo
(pozos: 133, 134, 140, 141, 145, 135, 139 y 142), los cuales arrojaron cerámica
y material lítico. La estratigrafía del Corte IV presentaba las mismas características
que el vecino Corte I.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^
POZOS DE SONDEO
De 593 sondeos realizados sobre la Explanada se recuperó una notable canti-
dad de material cerámico de diferente tamaño y estado de conservación (Fig. 41).
Se analizó aproximadamente 300 tiestos, (fragmentos diagnósticos y tiestos más
grandes y menos erosionados), los cuales presentan una muestra representativa
de los hallazgos. Se clasificó siguientes grupos de alfarería:
Café Oscuro Burdo (28 tiestos), Café Gris Claro (9 tiestos), Café Claro con
Engobe Rojizo (3 tiestos), Café Oscuro (casi negro) Pulido de ambas caras (2
tiestos) y Café Rojizo Burdo (26 tiestos), dentro del cual 2 ejemplares presentan
la decoración corrugada. Se documentó también la cerámica Café Oscuro Friable
(180 tiestos). Dentro de este grupo se documentó 32 fragmentos diagnósticos
procedentes de ollas globulares con cuello, el borde reforzado y ligeramente
evertido. 5 tiestos proceden de ollas globulares sin cuello, otros 4 fragmentos
de platos y cuencos. De algunos pozos de sondeo se exploró cerámica del grupo
Naranja con engobe y pintura en forma de las líneas paralelas de color sangre
seca – marrón oscuro (38 fragmentos). Los fragmentos diagnósticos proceden de
las ollas globulares.
^U Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
18
De La Estación conocemos también un ejemplar sin perforación (Duque, Cubillos 1981: 48).
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ^z
5. CONCLUSIONES
Las investigaciones arqueológicas en el Cabuyo (finca El Samán) entregaron
algunos nuevos e importantes datos sobre la historia de la ocupación humana en la
región de Alto Magdalena y sobre la problemática de las relaciones entre Macizo
Colombiano y otras zonas geográficas e históricas del Sur de Colombia.
Las excavaciones confirmaron que en la época prehispánica la zona de inves-
tigaciones presentaba dos patrones del poblamiento, uno permanente en la parte
alta (montículos I-III) y otro temporal en la parte baja del valle (Explanada).
La ocupación más antigua en el Cabuyo está representada por los materiales
líticos de la tumba 1 y 2 del montículo II. La fecha calibrada de la tumba 1 confirma
la edad de este hallazgo alrededor del principio del I milenio a.C. El carácter del
hallazgo (tumba) y limitada cantidad de los materiales asociados, representado
por los líticos, no nos permiten definir en la forma segura el etapa del desarrollo
cultural de la sociedad de esta época.
Los más antiguos materiales cerámicos del Cabuyo podemos relacionar con
el Período Formativo Superior, según la periodización establecida para la zona
arqueológica de San Agustín (Duque, Cubillos 1979); Horqueta – Primavera, se-
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila
19
Con respecto a la forma del terreno, la existencia de las viviendas podemos suponer también
sobre la terraza del lado norte del montículo II y sobre las terrazas del montículo III. En los sitios
no se realizó excavaciones.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila ¡
21) con la cerámica incisa del complejo Santa Rosa del Alto Caquetá (Salamanca
1983; Cifuentes, Alarcón 1995). Los investigadores relacionan los grupos cerámicos
tardíos del Alto Caquetá y Alto Putumayo con las parcialidades/etnia de los Andakis
(Salamanca 1982; Cifuentes, Alarcón 1995)20.
Por el momento no nos atrevemos a discutir sobre el carácter e intensidad
de las influencias selváticas en la región de San Agustín, pero no se puede negar
que el Alto Putumayo y el Alto Caquetá en el pasado formaron redes naturales de
la comunicación. Una lógica prolongación de este camino formaba el río Mag-
dalena con sus numerosos afluentes. Hay que recordar, que entre los diferentes
elementos de la cultura agustiniana (ante todo en el arte escultórico) encontramos
representaciones de animales y adornos o vestimentas, propios únicamente de las
regiones selváticas.
Algunos datos interesantes entrega también el trabajo de Duque Gómez
y Cubillos sobre Alto de las Piedras donde los autores indican las semejanzas de
los motivos pintados sobre las tumbas del Alto de las Piedras (tumbas 2 y 8) con
pinturas corporales ceremoniales de Amazonia noroccidental, las cuales presentan
el llamado diseño de la “gran boa“ (Duque, Cubillos 1993: 40, 41).
A esto se suman también otros datos de las publicaciones de Juan Friede
(1967), de Victoria Uribe (1980-1981) y de Elizabeth Reichel Dussán (1987).
Así mismo las investigaciones, realizadas en los últimos años, en Santa Rosa
(Cifuentes, Alarcón 1995) sugieren una relación entre el Alto Magdalena y el Alto
Caquetá ya en el Período Formativo.
20
Sobre la movilidad de los grupos indígenas en la zona de Alto Magdalena, Alto Caquetá y
Alto Putumayo informaron también: Juan Friede (1953) en su trabajo sobre Andakis (Friede 1967),
Victoria Uribe (1980-1981), Elizabeth Reichel-Dussán (1987), L. Duque y J. Cubillos (1993), H.
Llanos y H. Ordóñez (1998).
` Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
centímetros sobre la superficie del terreno la roca tiene, por todo el perímetro, un
surco natural, probablemente debido al efecto de la formación de sarro, cuando
el objeto estaba enterrado hasta el punto donde se encuentra el surco.
La piedra del Samán presenta dos grupos de espirales, una sobre el plano
este y otra sobre norte. Ambas son afectadas muy fuertemente por las condiciones
naturales21. La estructura espacial de los grabados es de orden lineal, sin alguna
jerarquía. Las representaciones ocupan las partes media y superior de los planos
este y norte. El lado oeste muestra algunas trazas de surcos en alto grado destruidas
por la erosión. En la parte sur observamos las zonas empleadas para amolamien-
to. Las espirales de ambos planos (este y norte) presentan el mismo sentido de
movimiento al oeste. Los surcos de las espirales tienen el perfil en forma de la
letra U, su trazo se efectuó mediante las incisiones poco profundas hechas con la
técnica de abusardamiento. En el interior de los surcos subsisten marcas iniciales
del punteado, redondeadas y desgastadas por la erosión. En la espiral más grande,
localizada sobre el plano este, se observó un leve pulimento.
21
La superficie de la roca esta fuertemente afectada por bruscos cambios de temperatura, la
fuerte exposición solar y la meteorización ocasionada por lluvias y vientos.
Arqueología de San Agustín. Ocupación prehispánica en el Cabuyo, Pitalito – Huila
22
Este procedimiento tiene diferentes grados de dificultad. Relativamente fácil es cuando se
trata de las representaciones naturalistas o esquemáticas, más difícil es cuando se trata de abstrac-
ciones dotadas de un complejo simbolismo, como el caso de las espirales del Samán.
U Enrique Alejandro Bautista Quijano, Luis Manuel Salamanca Galíndez, Józef Szykulski
BIBLIOGRAFÍA:
Abstract:
The discovery of a fishtail type point represents, for the south of Peru, a very interesting case,
as there are very few evidences of this kind in the region. It also conceives new questions about the
human development during the Pleistocene-Holocene transition.
Keywords:
Fishtail point. Fluted point. Palaeoindian Period. South of Peru.
INTRODUCCIÓN
En este breve escrito deseamos presentar el hallazgo de una punta de tipo
“cola de pescado” (fishtail) – una de las evidencias más antiguas registradas en
Arequipa, donde se vuelve cada vez más arduo interpretar los testimonios cultu-
rales dejados por los primeros hombres que ocuparon la zona.
Debemos tener en cuenta que los estudios más complejos sobre el pro-
blema de paleoindios (cazadores y recolectores) fueron llevados a cabo por
el principal gestor de la arqueología en nuestra área, el Dr. Máximo Neira,
cuyos trabajos realizados en Ojoruro, Huanaqueros, en las cuevas y abrigos
de Sumbay (cf. Neira,1998) permitieron construir la primera tipología de
instrumentos líticos de la zona, como también (en el caso de Sumbay) pre-
sentar la primera secuencia estratigráfica y cronología absoluta del territorio.
1
Arqueólogo Consultor, Arequipa – Perú; e-mail: luishector25@yahoo.com
` Luis Héctor Díaz Rodríguez
CONSIDERACIONES FINALES:
Fig. 5. Punta de proyectil cola de pescado, Abrigo Los Pinos (Cortesía de la Revista Shincal 1995-1996)
Fig. 5. Fishtail projectile point, Los Pinos Shelter (Courtesy of Revista Shincal 1995-1996)
Una punta tipo “cola de pescado” con acanaladura de Tillane, Arequipa z
AGRADECIMIENTOS
Debo reconocer y agradecer la invalorable colaboración científica del Dr.
Máximo Neira Avendaño quien siempre estuvo atento en la tabulación de los
datos que presentamos en el presente escrito, así como a la Misión Arqueológica
de Polonia, por facilitarnos acceder a los resultados del Proyecto Churajón corres-
pondientes al periodo precerámico referidos a las quebradas de Tasata y Chapi.
Fig. 6. Puntas de Centro América: (a) punta acanalada de San Rafael, Guatemala;
(b) punta de la colección Hartman; (c) fishtail del sitio de Turrialba, Costa Rica;
(d) punta Clovis de Turrialba, Costa Rica
Fig. 6. Points from Central America: (a) fluted point from San Rafael, Guatemala;
(b) point from the Hartman collection; (c) fishtail from Turrialba site, Costa Rica;
(d) Clovis point from Turrialba, Costa Rica
U° Luis Héctor Díaz Rodríguez
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Una punta tipo “cola de pescado” con acanaladura de Tillane, Arequipa U
DIVERSIDAD ARQUEOLÓGICA
EN TORO MUERTO SUR DEL PERÚ
ARCHAEOLOGICAL DIVERSITY IN TORO MUERTO SOUTH OF PERU
Abstract:
This paper presents the results of an on going project in Toro Muerto (Department of Are-
quipa). The first stage of the study included systematic survey in the area. As the product of this
work a series of new evidences was recorded: structures related to a water resources management
(small canals, terraces associated to the Watering Place 1), elements of architecture (mounds of the
possible habitation sector, construction associated to the petroglyphs, possible pascana), funerary
structures (honeycomb type tombs, prehispanic cemetery), reach cultural material (painted slabs,
obsidian points, artifacts made from andesite, intentionally broken pottery) and route track leading
to other site with petroglyphs. The authors strongly believe that these new data will complete the
study of Toro Muerto’s petroglyphs, emphasizing the site’s importance for the reconstruction of
the region’s prehistory.
Keywords:
Cultural context. Petroglyphs. South of Peru.
1
Arqueólogo Consultor, Arequipa – Perú; e-mail: luishector25@yahoo.com
2
Universidad de Wroclaw, Instituto de Arqueología, ul. Szewska 48, 50-139 Wroclaw, Polonia;
e-mail: dariarosinska@op.pl
U` Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
de filiación cultural de los petroglifos). Por eso, entre agosto y diciembre del año
2008, en el marco de la cooperación peruano-polaca, se realizó una prospección
sistemática en Toro Muerto. Se espera que los resultados de este trabajo (aun en
esta etapa preliminar) contribuyan al estudio de arte rupestre de Toro Muerto
y permitan discutir en forma más amplia problemas de su interpretación, así como
demostrar su importancia para la reconstrucción de la prehistoria de la región.
1. ENTORNO GEOGRÁFICO
El conjunto arqueológico de Toro Muerto está ubicado en la región de Are-
quipa, provincia de Castilla, distrito de Uraca-Corire, en la margen derecha del río
Majes, en la Quebrada Pampa Blanca3 (Fig. 1). La cota del yacimiento va desde
490 hasta 1010 msnm.
Fig. 1. Imagen satelital del área del estudio. Ubicación: 1 – Aguada 1; 2 – Aguada 2; 3 – Sector
habitacional; 4 – Tumbas en forma de panal; 5 – Cementerio prehispánico; 6 – Sitio
de Pampablanca. Nótese la huella del camino trazada en blanco (Google Earth 2008)
Fig. 1. Satellite view of the study area. Location: 1 – Watering Place 1; 2 – Watering Place 2;
3 – Habitation sector; 4 – Honeycomb type tombs; 5 – Prehispanic cemetery; 6 – Pampablanca
Site. Note route track traced with white (Google Earth 2008)
3
Hojas 33-q y 33-r de cartas geográficas nacionales.
Diversidad arqueológica en Toro Muerto sur del Perú U^
2. PAISAJE CULTURAL
2.1. MANEJO DEL RECURSO HÍDRICO
Aunque hoy en día la gran parte de la explanada luce desértica existen evi-
dencias que permiten deducir que en Toro Muerto hubo un adecuado manejo
del recurso hídrico proveniente de las dos aguadas. Vale la pena mencionar que,
con el transcurso de tiempo, para facilitar la conducción del agua a la superficie
se ejecutaron distintas modificaciones, entre ellas túneles que se puede observar
hoy en día.
Cerca de la Aguada 1 se notó la existencia de dos pequeños cauces artificiales,
que aparentemente conducían el agua proveniente de este manantial. Estas hiladas
de canal, de 30 y 40 m de largo respectivamente, circundan montículos cubiertos
de una gruesa capa de polvo volcánico (Fig. 3). Ambas están ligeramente incli-
nadas y se proyectan del Sur al Norte, al parecer con el objetivo de obtener una
óptima gradiente hidráulica. El curvilíneo trazo de estos canales está conformado
por una hilada de piedras angulares y cantos rodados, de 30 por 40 cm, entre las
cuales se nota una tenue argamasa de barro a modo de mordiente. Como efecto
del intemperismo y factores antrópicos, la estructura no es continua.
Además, en la parte noroeste del sitio, a unos diez metros de la Aguada 2
(Fig. 4), se logró ubicar dos, bien definidas terrazas niveladas como áreas de
así como en el mismo valle de Majes (en La Laja, Huancarqui, Santo Domingo,
Querulpa, La Collpa y al suroeste del poblado El Dique- Santa Elena).
En el sitio registrado en la pared rocosa del Cerro Las Salinas sólo se logró
detectar un fragmento de cerámica del Intermedio Tardío sin decoración pictórica,
junto a unas soguillas vegetales similares a los atados de los mencionados fardos
funerarios (Fig. 8c). Aparentemente todas las tumbas se hallan saqueadas. Aún
es posible observar la existencia de algunos palos incrustados probablemente por
huaqueros en una fisura de la pared formando una escalera que facilita el ascenso
(Fig. 8a). Además no se puede excluir la posibilidad de que los frecuentes even-
tos sísmicos en la zona hayan contribuido al colapso de las estructuras y objetos
asociados, incluyendo los desplazamientos de la pared rocosa que han cubierto
gran parte de la plataforma. Como efecto de estos movimientos naturales de los
suelos en la ladera del cerro, abajo de las tumbas, se observó bordes de cerámica
correspondientes al Horizonte Medio e Intermedio Tardío.
En el lado este del sitio se detectó otro tipo de contextos funerarios. Al parecer
sus constructores aprovecharon la dureza del terreno para cavar hoyos de planta
ovoide. Puesto que gran parte ha sido disturbada por acción de los saqueadores,
es difícil determinar la forma del cisto y su profundidad original. En la superficie
2.4. CAMINO
A partir del sector del cementerio, asociado a un área de dispersión de cerá-
mica cuyas características denotan tiestos del Intermedio Tardío hasta la Época
Colonial, se detectó el inicio del trazo del camino prehispánico. En las faldas del
Cerro Zuñimarca, conforme se va ascendiendo en la Quebrada Pampablanca, este
camino sinuoso es interrumpido por algunas trochas carrozables. Su trayecto está
demarcado por bloques con petroglifos que surgen en los inicios de las bajadas
y subidas. Otro indicador al parecer lo conforman piedras a manera de hitos en
algunas explanadas del camino. A lo largo de esta ruta se documentó continua
dispersión de fragmentos de cerámica cuyo engobe rojo y rasgos morfológicos
indican su filiación cultural al Intermedio Tardío. Así mismo se identificó frag-
mentería de cerámica colonial y republicana. Este tipo de vía de comunicación
Fig. 10. Camino. Nótese un bloque con petroglifo demarcando el inicio de la bajada
Fig. 10. Route. Note a bloc with petroglyph witch marks the begging of the descent
Diversidad arqueológica en Toro Muerto sur del Perú z¡
3. MATERIAL CULTURAL
3.1. CERÁMICA
En gran parte del territorio de la Quebrada Pampablanca, especialmente en
el sector inferior de Toro Muerto, existe una considerable cantidad de fragmentos
cerámicos cuya disposición denota que provienen de vasijas rotas exprofesamente.
Sus rasgos morfológicos y el tipo de pasta permiten vincularlas con el Interme-
dio Tardío, Época Inca y Colonial. En la mayoría de los casos estos fragmentos
aparecen asociados a las rocas con grabados (Fig. 11).
3.2. LÍTICOS
Durante la prospección del campo con los petroglifos se localizaron dos
artefactos líticos atípicos, elaborados a base de andesita. Esta materia prima está
disponible sobre el sitio en forma de cantos rodados.
El primero de estos artefactos es bifacial con retoque a presión que cubre toda
su superficie. El borde recto probablemente servía como punto de agarre. Otro,
ligeramente pronunciado, al parecer ejercía la función de la superficie de trabajo:
se puede observar un tipo de patina brillante que tal vez indique el contacto con
ácidos vegetales. El artefacto tiene 95 mm de largo, 78 mm de ancho y 28 mm
de grosor (Fig. 12a).
Otro utensilio fue elaborado en base a un pequeño canto rodado, parcialmente
transformado, con la superficie natural conservada a modo de mango que facilita
manipular el instrumento. El extremo puntiagudo fue formado por seis golpes uni-
direccionales y convergentes. El artefacto es relativamente pequeño y mide 5,5 cm
de largo, 5,2 cm de ancho y 4,1 cm de grosor, al parecer fue utilizado para grabar,
puesto que sobre el ápice se pueden observar huellas de desgaste (Fig.12b).
Estos artefactos fueron hallados sobre la superficie, yacían uno al lado de otro,
al parecer la acción eólica pudo develar su ubicación. La falta de otros vestigios
arqueológicos en su alrededor indica que cayeron en desuso. Aún es prematuro
darles una cronología exacta, tentativamente se puede colegir que corresponden
al Horizonte Medio.
3.3. LAJAS
A lo largo de todo el complejo arqueológico de Toro Muerto surgen lajas en
forma de grandes lascas obtenidas de cantos rodados. Todas son elípticas y tienen
tamaño similar, midiendo aproximadamente 150x100x15 mm. El lado más grueso
(la parte proximal de la lasca) siempre demuestra huellas de percusión que forman
un borde filudo (Fig. 14).
La mayoría de las lajas están pintadas. Desgraciadamente en muchos casos
se puede observar sólo restos de pigmento: permanecieron expuestas a las condi-
ciones ambientales (sobre todo a una fuerte insolación) por lo que su superficie
en muchos casos quedó despintada.
Para pintar se eligió la superficie natural, más lisa. Como pigmento se usó el
ocre de color rojo y naranja. La pintura fue directamente aplicada a la superficie
z Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
BIBLIOGRAFÍA:
Díaz Rodríguez, L. H.
2005 Informe Final. Proyecto de Investigación Arqueológica de Reconocimiento Sistemáti-
co de la cuenca del río Ilabaya y del río Locumba, Departamento de Tacna, Instituto
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2005 Informe Final 2005. Proyecto de investigación arqueológica sin excavaciones. Pros-
pección en el valle medio y alto de la cuenca Majes – Camaná, Proyecto de Inventario
y Catastro Nacional, Proyecto Qhapaq-Ñan, INC-Lima.
zU Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
Pinturas rupestres de Charipujo (Tacna, Perú) zz
Abstract:
The archaeological survey, carried out by Díaz y Suárez in 2006, revealed the existence of 11
rock shelters with paintings in Charipujo (Gorges: Cachupujo, Ancocahua, Quejimpujo, Sijivilque,
Quelavira). The predominant designs are zoomorphic (camelids, canids and American Ostrich) and
anthropomorphic figures, followed by ideomorphs or signs and, only exceptionally represented,
artifacts. The treatment of animal figures is much more realistic, humans are schematically repre-
sented.
Only few pieces of potterry and one lithic were recovered from the surface, without its cultural
context the parietal art of Charipujo give us however a certain quantity of information concerning
it’s chronology. Among the predominant scenes are those of hunting, it is possible to distinguish
some images of dance and pastoral life too. As it seems some of the graphics may correspond to
the form of expression of the paleoindian camelid hunters, others to the expressions of shepherds
with full control of domesticated camelids. Stylistic and thematic parallels with rock art from other
sites in southern Peru, like Vilavilani, Toquepala, Caru, Sumbay, Ccoscollo, can suggest that it can
date from later periods too.
Keywords:
Rock paintings. Rock shelter. South of Peru.
1
Arqueólogo Consultor, Arequipa – Perú; e-mail: luishector25@yahoo.com
2
Universidad de Wroclaw, Instituto de Arqueología, ul. Szewska 48, 50-139 Wroclaw, Polonia;
e-mail: dariarosinska@op.pl
°° Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
valor de los trabajos realizados en la zona altoandina, por Rogger Ravines, Oscar
Ayca, Jesús Gordillo, Marko López, y los equipos de investigadores del Instituto
Nacional de Cultura – Programa Qhapaq Ñan de los años 2004, 2005 y 2006, que,
a pesar de su gran aporte, resultan insuficientes para aclarar la problemática del
adelanto social de Tacna, especialmente en lo que concierne al rol que desempeñó
y su repercusión cultural en las zonas adyacentes. Tampoco aclaran qué sucedió
con el avance de los diferentes grupos humanos que visiblemente manejaron
distintos patrones de asentamiento y sistemas de adaptación.
Por estas razones, con el presente estudio preliminar de las pinturas rupestres
en once abrigos rocosos ubicados en la región de Charipujo (Cf. Tab. 1) sus autores
esperan contribuir de alguna manera a la explicación del proceso social en Tacna.
Probablemente, en Charipujo, la lectura de las pictografías repercutió de manera
ventajosa para complementar la capacidad de memoria, y permitió la comunicación
de pensamientos de una generación a otra, dejando un relato perenne de sus vidas,
de ahí el vivo interés por difundir resultados de la investigación.
Todos los sitios descritos en el presente estudio, han sido registrados por
primera vez en el año 2006 por Díaz y Suárez, dentro del marco del Programa
Qhapaq Ñan. Para una mejor identificación de los vestigios culturales, a cada
uno de los paneles de rocas y abrigos registrados los investigadores mencionados
les asignaron un nombre, que en algunos casos se tomó del denominador de las
quebradas o de la forma como los moradores se refieren a ellos, también se nom-
braron por sus características específicas, como de las imágenes que contenían
o las particularidades del contexto.
°
(Qda. Ancocahua) N 8015438 canidos, cuadrángulo negro y blanco
a un camélido en negro
°¤ Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
Fig. 1. Imagen satelital del área del estudio. Ubicación: 1 – Abrigo Cacane 1 (Qda. Cachupujo);
2 – Abrigo Cacane 2 (Qda. Cachupujo); 3 – Abrigo de Los Suris (Qda. Cachupujo);
4 – Peña (Qda. de Quejimpujo); 5 – Abrigo de Quejimpujo (Qda. de Quejimpujo);
6 – Abrigo del Sector Sijivilque (Qda. de Sijivilque); 7 – Abrigo del Mapa (Qda. Sijivilque);
8 – Quelavira (Qda. de Quelavira); 9 – Abrigo de Sijivilque (Qda. de Sijivilque);
10 – Abrigo 1 (Qda. Ancocahua); 11 – Abrigo 2 (Qda. Ancocahua); (Google Earth 2009)
Fig. 1. Satellite image of the study area. Location: 1 – Cacane 1 Rock Shelter (Cachupujo
Gorge); 2 – Cacane 2 Rock Shelter (Cachupujo Gorge); 3 – Los Suris Rock Shelter (Cachupujo
Gorge); 4 – Peña (Quejimpujo Gorge); 5 – Quejimpujo Rock Shelter ( Quejimpujo Gorge);
6 – El Sector Sijivilque Rock Shelter (Sijivilque Gorge); 7 – El Mapa Rock Shelter (Sijivilque
Gorge); 8 – Quelavira (Quelavira Gorge); 9 – Sijivilque Rock Shelter (Sijivilque Gorge);
10 – Rock Shelter 1 (Ancocahua Gorge); 11 – Rock Shelter 2 (Ancocahua Gorge);
(Google Earth 2009)
ESTADO DE CONSERVACIÓN
En actualidad la zona de Charipujo no es muy transitada, siendo este uno
de los factores que han permitido que la mayoría de los sitios no sean destruidos
en su totalidad. Sin embargo, existe una serie de agentes naturales que inciden
directamente en la conservación de los sitios rupestres bajo distintas formas
e intensidades de transformación y que sirven para entender su grado de integridad
arqueológica. Éstos vienen a ser: la erosión hídrica, encostramiento, anomalías de
los ciclos de lluvia (de enero a marzo) y de insolación, calidad del aire, niveles
de ruido, ionización de la atmósfera, avance del deterioro ambiental.
Muchos diseños se encuentran deteriorados por efectos naturales de corrosión
y discurrimiento pluvial (Cacane 1, Abrigo del Mapa). Se puede también observar
perdida de la patina natural de la superficie rocosa, producto de la intemperie
(Cacane 2, Quelavira). Algunas paredes presentan desprendimientos y rajaduras
debido a la acción de los altos y bajos niveles de temperatura extremos, además de
los movimientos sísmicos propios de esta zona eminentemente volcánica (Peña,
Abrigo del Sector Sijivilque, Quelavira). A la destrucción de las evidencias pic-
tóricas han contribuido también aves que habitan la zona (Peña).
Por lo demás, los sitios inventariados en distintas temporadas son ocupados
por pastores que utilizan estos abrigos para guarecerse del frío e incluso cocinan
en el lugar, debido a lo cual el humo lamentablemente termina por tiznar progre-
sivamente parte de las paredes de los recintos (Abrigo del Sector Sijivilque).
En el caso de los abrigos reutilizados como corrales (Fig. 3), los diseños
ubicados en la parte inferior de la superficie rocosa se hallan casi totalmente bo-
rrados por el frotado de los cuerpos de los animales internados allí. Vale la pena
mencionar que el excremento de los mismos se apisonó sobre el suelo al interior, lo
cual puede haber protegido alguna evidencia existente debajo del mismo (Abrigo
de los Suris, Abrigo del Mapa).
MATERIAL CULTURAL
Desgraciadamente durante la prospección del terreno se logró identificar muy
poco material superficial y sólo en el Abrigo del Mapa. Primero, en su talud se
ubicó una punta de proyectil elaborada en ópalo (ópaloide) de 50 por 28 mm. El
artefacto presenta retoque bifacial escamoso con pedúnculo y una pequeña frag-
mentación en la parte del ápice. Su morfología permite vincularlo con ocupaciones
tempranas. Además, en la superficie en el interior, se pudo hallar fragmentos de
Pinturas rupestres de Charipujo (Tacna, Perú) °^
REPRESENTACIONES
TÉCNICA
Las figuras aparecen realizadas sobre el fondo rocoso, habitualmente sin
ninguna preparación previa. Exclusivamente en el abrigo de Quelavira la pared,
antes de pintar, fue untada con arcilla amarilla, al parecer mezclada con algún tipo
de resina (Fig. 4). En otras ocasiones sólo se puede observar la preferencia por las
superficies planas del interior de los abrigos. Sobre éstas se aplicaron pigmentos
minerales u orgánicos de varios colores (por orden de frecuencia: rojo, negro,
amarillo, marrón, naranja, crema y blanco), de los que hay diversas tonalidades,
especialmente variadas en los rojos. En algunos casos estas tonalidades se deben
a la utilización de distintos tipos de colorante, pero en muchas ocasiones están
originadas por otros factores, ajenos a la intencionalidad del autor, como la me-
nor o mayor disolución del colorante mineral, el estado de conservación de las
pinturas, el grado de humedad ambiental, la tonalidad de la roca base etc. Los
° Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
TEMAS
Ancocahua. Este primer dibujo es aislado, muy modesto, creado mediante simple
trazo lineal con un colorante rojo. El animal está representado de perfil con dos
patas. El hocico alargado, orejas grandes, cuerpo y rabo prolongados, extremi-
dades relativamente cortas permiten suponer que se trata de un zorro (Fig. 13).
En el caso de las representaciones del Abrigo 2 en Qda. Ancocahua al parecer se
trata de los perros, puesto que los animales plasmados tienen hocicos más anchos
y cuerpos más cortos. Las imágenes fueron creadas en rojo, mediante la técnica
de tinta plana, con la aplicación de perspectiva torcida. Los perros están dispues-
tos dispersos junto a dos cuadrúpedos no identificados, al parecer no pertenecen
a ninguna escena. El hocico abierto de uno de ellos puede sugerir que está la-
drando, la cabeza agachada y piernas flexionadas del otro aparentemente indican
que el animal está olfateando o siguiendo un rastro (Fig. 14). En el mismo abrigo
aparece también una pictografía, estilísticamente muy parecida, de un animal que
pudiera ser un perro con el cuello desmesuradamente largo.
Entre los animales identificados cabe todavía mencionar las pictografías de
aves, plasmadas con el ocre rojo en dos sitios del conjunto inventariado. Primero,
encontramos dos representaciones de volátiles con corpus voluminoso, cuello
alargado y extremidades prolongadas con garras. Sus cabezas probablemente
¤ Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
Fig. 12. Abrigo del Mapa. Obsérvese líneas cortas, verticales y paralelas,
en el centro, que probablemente denotan un cerco de puntales
Fig. 12. El Mapa Rock Shelter. Observe short, vertical and parallel lines
in the center which probably denote circle of stakes
Fig. 14. Abrigo 2 (Qda. Ancocahua). Tres cánidos y dos animales no identificados
Fig. 14. Rock Shelter 2 (Ancocahua Gorge). Three canids and two unidentified animals
` Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
Fig. 15. Abrigo de los Suris. Dos aves perseguidas por un hombre
Fig. 15. Los Suris Rock Shelter. Two birds pursued by a man
PROBLEMA DE CRONOLOGÍA
El estado actual de investigación nos impide atribuir la elaboración de pintu-
ras a una fecha o fechas determinadas. Basándonos en la técnica de elaboración
y la morfología de los fragmentos de cerámica y el lítico halladas en el talud del
Abrigo del Mapa, se puede ubicar tentativamente el momento de la creación de
las pinturas en el Periodo Formativo. Por falta del otro material cultural asociado
sólo es posible especular acerca de la cronología, la cual puede ser inferida úni-
camente a base de las pinturas rupestres observadas.
Las únicas observaciones temporales que se puede proponer con certeza son
estas sobre la cronología relativa de las pinturas. Se observaron relativamente
pocas superposiciones de imágenes rojas sobre amarillas, negras, marrones
y crema, así como de blancas y amarillas sobre negras. Las pinturas de color negro
son probablemente las más antiguas. Sin embargo, no se puede olvidar que en los
conjuntos policromos muchas veces no se nota ninguna superposición de colores
diferentes o las figuras superpuestas parecen creadas en el mismo momento, ya
que conforman una escena.
Alguna luz sobre la cronología de las pinturas de Charipujo la echan varias
similitudes con el arte rupestre de la región de Tacna (vecina Quebrada de Vi-
lavilani, la Cueva de Toquepala, Caru), así como con las pictografías conocidas
de Arequipa (Sumbay) y Moquegua (Ccoscollo). Las dataciones obtenidas para
algunos de estos sitios revelan una larga vigencia temporal de los abrigos, posi-
blemente desde el Arcaico hasta Intermedio Tardío.
Otros índices acerca de la filiación cultural se los puede tratar de buscar en
la temática de las representaciones. A través de las pinturas es posible reconocer
a una sociedad con predominio de las actividades predadoras, especialmente por
la gran importancia de la caza. Sin embargo, se puede conocer también la prác-
tica de algunas tareas relacionadas con la economía de producción, como es la
domesticación de animales, lo que otra vez nos lleva a situar buena parte de las
pinturas al desarrollo del Formativo en la sierra de Tacna.
Por otro lado, los camélidos alargados en movimiento, aislados o acosados
por hombres en escenas de caza, se podría vincular con el Arcaico y los animales
con cuerpo más robusto, más estáticos corresponderían a sociedades sedentarias
de épocas posteriores. No obstante, no se puede olvidar el hecho de que la caza
fue practicada también por las sociedades que conocían agricultura y ganadería.
Aunque el cronista Garcilaso de la Vega, anota que en tiempos del Inca era pro-
hibido cazar, para que los naturales o autóctonos, con el deleite de la caza, no se
Pinturas rupestres de Charipujo (Tacna, Perú) z
SIGNIFICADO Y FUNCIÓN
Las explicaciones acerca del significado del arte parietal se han planteado
desde perspectiva etnográfica, neuropsicológica, semiológica y estructuralista. Las
teorías del arte por el arte, la magia de la caza o magia simpática, el totemismo, la
simbología sexual y el chamanismo constituyen el fundamento de las principales
interpretaciones.
En el caso del conjunto de Charipujo otra vez la escasez del material cultural
asociado y el carácter preliminar de la investigación llevada a cabo nos impiden
presentar una interpretación completa, fuertemente basada en las evidencias, ni
aplicar alguna de las teorías mencionadas. El tema central son animales que se-
guramente constituían base de la subsistencia de sus autores. El hombre, aunque
representado en la manera muy sintética, siempre es protagonista de la acción. La
falta de detalles anatómicos y omnipresente esquematización dejan claro que se
trata de la idea del ser representado y no de un individuo concreto. Por lo visto las
pictografías responden a un esquema, consecuencia de proceso de reflexión en el
que se decidió qué pintar, dónde hacerlo y cómo disponer las figuras, líneas, puntos
y geometrías. Todas estas particularidades podrían sugerir su función mágica.
En el caso de sociedades cazadoras-recolectoras se trataría de la magia de la
caza, es decir rituales donde la ejecución de los animales estaba orientada a pro-
piciar una caza más fácil y fructífera, un aumento de la fertilidad de las especies
cinegenéticas, que formaban parte fundamental de la economía.
En cuanto a las sociedades pastoriles, estos abrigos podrían vincularse con
rituales ganaderos realizados con el fin de multiplicar la fecundidad de los ani-
males. Aún hoy en día, en Pisaq (Cuzco), existe un abrigo de arte rupestre con
pintura de camélidos que es parte del circuito de peregrinaje de los actuales pas-
tores. Éstos creen que el espíritu de la montaña reside en el abrigo y las figuras
representan animales que entran y salen de los corrales construidos por la deidad.
Para propiciar la fertilidad de los camélidos los pastores ofrendan allí hojas de
coca. El abrigo es el sitio donde la deidad realiza actividades propias del pastor
y los camélidos pintados funcionan como símbolos que son parte de rituales de
producción (Berenguer 1995, pp. 30-31).
Al mismo tiempo los refugios de Charipujo, junto con los vecinos abrigos de
Vilavilani, forman todo un sistema de sitios con pinturas, probablemente parade-
ros en las rutas de la Puna y la Costa. Aunque estos yacimientos fueron visitados
repetidamente y las pictografías parecen reflejar algunas normas simbólicas, el
carácter abierto de abrigos y el repertorio temático muy restringido no permiten
aplicar el concepto desarrollado por Leroi-Gourhan y Laming-Emperaire, según
¤° Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
ellos los sitios con arte rupestre ejercían función de santuarios y las figuras repre-
sentadas reflejaban el dualismo sexual.
El esquematismo y carácter repetitivo del arte de Charipujo permiten recha-
zar también la teoría del arte por el arte. Su restringido repertorio temático y la
presencia de los signos excluyen la posibilidad de vinculación con el totemismo.
Lo que no se puede descartar es la posibilidad de que una parte de las pinturas
fuera la transposición gráfica de visiones reales de un chamán o persona iniciada
durante la alteración de la conciencia.
CONSIDERACIONES FINALES
En conclusión, los intentos de la interpretación de las pinturas de Charipujo
parecen prematuros. Hay que estar consciente de que todavía no existe un solo
enfoque para explicar el porqué y el para qué del arte parietal, que se pueda aplicar
a los sitios inventariados. Cada motivo podía tener varios significados. Para des-
cifrarlos hay que tomar en cuenta un sinfín de detalles: temas, técnicas, tamaños,
modificaciones posteriores, actitudes de las figuras representadas, orientación,
contemporaneidad de las figuras que forman conjuntos, etc. Además es muy im-
portante enfocar el tema desde una perspectiva regional y cronologías cortas.
Por lo demás, lo anteriormente descrito concibe una investigación que com-
prendió el registro de los abrigos de un área relativamente pequeña, dentro del
territorio del distrito de Palca, quedando así por ampliar la zona de monitoreo y
registro del área restante. Un estudio global de las cuevas y abrigos de la región
corroborarían hipótesis de que esta región formó parte de un grupo cultural que
compartió ideas y creencias.
Los autores del presente trabajo esperan poder realizar todas estas tareas tan
complejas en el futuro más próximo.
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2001 Manual de arte prehistórico, Ariel, Barcelona.
¤¤ Luis Héctor Díaz Rodríguez, Daria Rosińska
Arqueología del valle de Puquina ¤¡
Abstract
The Puquina valley is situated in the north-eastern part of the Moquegua Region (south of
Peru). The systematic archaeological survey of this area has allowed the identification and registra-
tion of 38 sites (among them: 11 cemeteries, 12 settlement sites, some isolated structures and rock
shelters with parietal art) dating from the Late Intermediate to the Colonial and Republic periods.
The present paper provides their short description.
Keywords:
New archaeological evidences. Puquina valley. South of Peru.
1
Instituto Nacional de Cultura – Moquegua, Jirón Ayacucho 530, Moquegua, Perú; e-mail:
lugope28@gmail.com
¤`
Luis E. V. Gonzales Peñaranda
Fig. 1. Vista panorámica del sistema de andenería del valle de Puquina
Fig. 1. Panoramic view of the system of terraces in the Puquina valley
Arqueología del valle de Puquina ¤^
que constituyen terrenos utilizados para la agricultura. Son escasas las áreas con
relieve plano, por ello se aprecia una vasta red de andenes y canales prehispánicos,
los mismos que actualmente son reutilizados.
Los trabajos de investigación arqueológica realizados en la cuenca del río
Puquina han permitido identificar y registrar un total de 38 sitios con ocupaciones
desde la época prehispánica hasta la época colonial y republicana, cada uno de
los sitios con diversas características que van de lo estrictamente formal, como
su ubicación y emplazamiento, hasta lo especifico, como su función, rasgos ar-
quitectónicos, estructurales, diseños y cronología.
Si bien no se han ejecutado excavaciones arqueológicas, que hubieran permi-
tido la obtención de datos mas específicos en cuanto a la secuencia cronológica
del valle, nos hemos permitido esbozar un cuadro tentativo que comprende la
ocupación de la zona desde épocas del Intermedio Tardío (1200 d.C. a 1450 d.C.),
época Inka (1450 d.C. a 1540 d.C.), hasta épocas Colonial y Republicana.
El aspecto geomorfológico fue determinante para entender mejor la densidad
y el tipo de sitios existentes en la cuenca, así la cercanía a zonas de Puna que
permitió una economía basada en el pastoreo y la estratégica ubicación en los
alrededores de las principales fuentes de agua y los terrenos que se encuentran
enmarcados por una cadena de cerros elevados que circundan toda la zona. Esta
¤ Luis E. V. Gonzales Peñaranda
Entre los demás sitios registrados figuran algunos elementos aislados como
tumbas que no necesariamente se encuentran en directa asociación con sitios do-
mésticos o asentamientos. Tal es el caso de las Tumbas aisladas de Subín que se
hallan dispuestas en oquedades naturales de las afloraciones rocosas en la cima del
Cº Tarucane. Éstas fueron tapiadas y actualmente se encuentran profanadas. Otro
sitio de similares características es la Tumba aislada de Canterilla cuya particula-
ridad reside en que el tapiado que tuvo lucía un estuque de barro en color amarillo
y en la parte baja debió tener un elemento decorativo geométrico en color rojo. La
profanación de esta tumba ha hecho que sólo se conserve parte de este tapiado.
Además, en directa asociación a este contexto funerario, hay pinturas rupestres en
una piedra, parte de la oquedad del abrigo, que muestra diseños con rasgos antro-
pomorfos y algunos diseños geométricos. Se puede deducir por el tratamiento de
la tumba que se trata de un individuo que cumplió un rol importante en la sociedad
en la que vivió. Esta tumba se encuentra cercana al asentamiento de Maukallacta
de Pocohuayo, siendo este sitio tal vez el pueblo de este personaje.
Se pudo identificar igualmente una serie de abrigos rocosos. Algunos presen-
taban pinturas rupestres y otros grabados en bajo relieve en la pared interna del
abrigo. Algo peculiar entre los diseños y grabados es que se plasma una figura que
¡° Luis E. V. Gonzales Peñaranda
asemeja una cruz, este icono ya ha sido observado en otros áreas como Ichuña
y Tolapalca, ambas en la cuenca del río Tambo. Podemos claramente definirlas
cronológicamente como ocupaciones temporales hechas durante la época colo-
nial por pastores, este caso es refrendado por la presencia de tiestos de cerámica
colonial, como en el Abrigo de Cº Las Brujas (PQV-038).
Como hemos podido observar la ocupación de la zona de la cuenca del río
Puquina fue intensa durante el Intermedio Tardío, época en la que se alcanzó
un alto grado de desarrollo de la producción agrícola que posteriormente fuera
absorbida por los incas y continuada hasta nuestra actualidad, por lo que desde
épocas remotas se logró una integración regional de vínculos socioeconómicos
que involucraron poblaciones de zonas ecológicamente distintas como las del
Altiplano y la costa.
Investigaciones arqueológicas del sitio Uauauno, Departamento del Beni, Bolivia ¡
ANDRZEJ C. KARWOWSKI1
Abstract
In the three seasons 2004-2006 archaeological excavations were conducted in Bo-
livia, at a site named conventionally as Uauauno. The site is located on the east bank of the
river Beni, approximately 40 km north-west of the town Reyes, and about 60 km north, in
a stright line, of then town Rurrenabaque (Beni Department). Thre research project, called Bollivian-
Polish Amazonian Expedition was organized by the “Czysty Świat” Society in co-operation with
the Direccion Nacional de Arqueología in La Paz and the Institute of Archaeology of the Nicolas
Copernicus University in Torun (2004-2005). The archaeological excavations at Uauauno were a
part of a larger multidisciplinary expedition, one of the aims was an environmental investigation of
the area. Among its participants were Marcin Obałek (president of the Czysty Świat Society, leader
of the expedition), Mileniusz Spanowicz (coordinator, herpetologist), Andrzej Karwowski (head of
archaeological research), Jagienka Kołpowska (archaeologist, 2006), dr. Andrzej Szwagrzak (orni-
thologist, 2004), Rafał Konieczny (graphic documentation, 2005), Tomasz Misiak (an archaeology
student at Adam Mickiewicz University in Poznań, 2004), and Radosław Kołpowski (photographic
documentation, 2006). In 2004 the bolivian side was represented also by members of Eco-Amazonico
Foundation from Reyes.
The site lies at the south-western edge of the geographical region of Llanos de Mojos (Moxos,
Beni Plain). The humid sub-equatorial climate of the region means that its forest and savannah are
seasonally flooded. The area in the immediate vicinity of Beni river is covered by a gallery forest
(bosque de galería). Felled and burnt for agricultural purposes, the forest has been significantly
altered by human activity. Until recently, archaeological works in western part of Llanos de Mojos
had been limited to archaeological surveys (eg. Castillo 1929; Cordero 1984).
The excavations realized by Bolivian-Polish Amazonian Expedition was the first research
project conducted in Uauauno. The final purpose of this investigation was to assess ihe type of the
site, its range, cultural association and scientific value, and to estimate the needs for further research.
Main part of works were focused on the exploration of burials visible on the bank of Beni river.
1
ONG „Czysty Świat”, ackarwow@gmail.com
¡¤ Andrzej C. Karwowski
Almost all graves detected in the site (40 in total) were funeral unrs in form of large ceramic
vessel with lid, which contained human bone remains (secondary burials). Funeral vessels were
surrounded by other pottery fragments. Most of them did not contain any grave goods, the only
exception being the relatively rich Tomb 6 and 7. In addition to the burial itself, Tomb 7 yielded a
ceramic cup, and amphora and bowl with painted decoration, spindle-whorls, over 300 miniature
beads, and stone implements. Above of the burial, there was a deposit consoling of a number of
stones, one of them hearth-shaped, and two silver ornaments. Tomb 6 represented a completely dif-
ferent type of interment. It contained an inhumation burial, laid horizontally with the legs crossed,
and surrounded by broken bowls and ceramic drum decorated with applied bands.
The trial trench dug at a distance of about ten metres from the riverbank revealed a cultural
layer containing an abundance of ceramic material at depth of 3.70 m. Probably the layer is identi-
cal to archaeological amazonian dark earths (terra preta) from several sites in Brasil –fertiles soils
formed by human activity.
During investigations three samples of charcoal were collected from burial contexts to de-
termine the chronology of the site. The results mean to be problematic because of its relative large
distance in time: from VI to XIV century AD. It may indicate presence of several stages of one
cultural unit or precence of more than one archaeologic culture in the site. The latest date belongs
to Tomb 25, which contained fragments of painted ceramic vessels. The above indicate that the
introduction of painting style of ornaments in Uauauno was not after that in XIV century AD. This
observation can be confirmed by precence of painted ornaments in so-called “serpent stile” in burial
goods from Tomb 7. The same decorative style appears also in fragments of amazonian-style ceram-
ics from Inka fortress in Las Piedras (Pärsinen et al. 2003).
Data obtained during excavations indicate that the site functioned as a large cemetery and
possibly a settlement in the prehispanic times, and belongs to the Beni culture (part of Mojos
cultures). Given the unique character of the finds and a threat of destruction of the site posed by
frequent floods, it is necessary to continue this research in the future. It will significantly enhance
our knowledge of the history of this part of Bolivia and a region, which is already very promising
in terms of its scientific value and unique research opportunities.
Keywords:
Amazonia. Bolivia. Llanos de Mojos. Funeral customs.
Investigaciones arqueológicas del sitio Uauauno, Departamento del Beni, Bolivia ¡¡
PROSPECCIONES EN UAUAUNO
El sitio es tratado por los lugareños como un cementerio antiguo, al cual
llaman Uauauno. El significado del nombre Uauauno no está claro: algunos
informantes lo traducen como “el agua negra”. Existen también otros apelativos
del sitio: Babatrau (probablemente equivocado) y Los Cántaros. El sitio fue des-
cubierto por miembros de la ONG ‘Eco Amazónico’ durante el cambio del curso
del río Beni en 1998. Una parte de los restos encontrados por expediciones de
la ONG ‘Eco Amazónico’ fue recopilada en la ciudad de Reyes. Esta colección
incluye: recipientes antropomorfos atípicos, fragmentos de cerámica pintada
y herramientas de piedra.
3
Actualmente, en la zona cercana a la ciudad de Trinidad, viene trabajando la expedición
arqueológica alemano-boliviana, dirigida por el Dr. Haiko Prümers.
¡` Andrzej C. Karwowski
CEMENTERIO
Casi todas las tumbas son en realidad urnas funerarias, en forma de grandes
recipientes cerámicos con tapas. Fueron visibles en el corte del río, en la profun-
didad de aproximadamente 4 m desde la superficie actual del terreno. Dentro de
las urnas funerarias se reconocieron huesos humanos como entierros secundarios.
Alrededor de las urnas se pudo encontrar fragmentos de otros recipientes. También
se halló otro tipo de tumbas con entierro primario de esqueleto humano en posi-
ción horizontal. Durante tres temporadas de investigaciones se documentaron 40
tumbas: 3 con entierro primario de esqueleto y 37 de tipo de urna funeraria con
entierro secundario. En la mayoría de los casos, no se encontró ajuar funerario
ni ofrendas, con excepción de dos tumbas relativamente ricas, denominadas con
números 6 y 7.
La Tumba 6 se hallaba a 5 metros debajo de la superficie actual del terreno,
bajo una urna funeraria llamada Tumba 2. El esqueleto estaba colocado en for-
ma horizontal, con las piernas cruzadas (Fig. 2a). Al lado del cráneo, entre los
huesos de los brazos y el pelvis, se encontraban tres cuencos con soporte anular
sin ornamentación y un tambor cerámico con decoración modelada (Fig. 2b). El
cráneo tenía huellas de deformación artificial en la frente.
En el sector occidental de Llanos de Mojos los entierros primarios parecen
excepcionales: una tumba similar, con evidencia de restos cerámicos, fue en-
contrada por Gregorio Cordero (1984) en Babatrau. Las sepulturas mencionadas
parecen mucho más comunes en el sector central de Llanos de Mojos, donde se
fueron localizadas en niveles inferiores de las lomas artificiales.
La Tumba 7 se localizaba a 4,3 metros debajo de la superficie actual del te-
rreno. Tenía la forma de urna funeraria con tapa (Fig. 3a). Encima del recipiente
funerario, se encontraba un depósito de piedras y dos adornos de plata. Dentro de
la tumba, aparte de los huesos del entierro secundario, yacían un vaso de cerámica
sin ornamentación, una olla y un cuenco de cerámica con decoración pictórica.
Aparte de ellos, había fragmentos de otro cuenco similar, tres pesos de huso de
cerámica, casi 300 pequeños fragmentos cerámicos y herramientas de piedra.
Para la cronología relativa de la Tumba 7 son de mucha importancia las piezas
de cerámica amazónica encontradas en el sitio de Las Piedras por la expedición
finlandesa. Algunos fragmentos de los platos cerámicos de este sitio tenían deco-
ración incisa en el denominado ‘estilo de serpiente’ (Fig. 4b). El mismo motivo
aparece en los cuencos pintados de la Tumba 7 (Fig. 3b, 4a), así como en la cerá-
mica procedente del sector oriental de Llanos de Mojos. Todo esto indica que el
motivo de serpiente no se limita al sitio de Las Piedras y que la Tumba 7 (por el
estilo de la decoración del inventario) puede tener la misma antigüedad que los
hallazgos de Las Piedras (o sea de la época incaica).
¡ Andrzej C. Karwowski
b
Fig. 2. Uauauno. Plano de planta (a) y el ajuar (b) de la Tumba 6
(a – dibujo de A. Karwowski; b – foto de M. Spanowicz)
Fig. 2. Uauauno. Ground plan (a) and the grave goods (b) from the Tomb 6
(a – drawing by A. Karwowski; b – photo by M. Spanowicz)
Investigaciones arqueológicas del sitio Uauauno, Departamento del Beni, Bolivia ¡
b
Fig.3. Uauauno. Sección (a) y cuenco con decoración pintada del ajuar (b)
de la Tumba 7 (dibujo y foto de A. Karwowski)
Fig. 3. Uauauno. Cross section (a) and bowl with painted decoration (b)
from burial goods of the Tomb 7 (drawing and photo by A. Karwowski)
¡U Andrzej C. Karwowski
ASENTAMIENTO
Cerca de la orilla del río se limpió una parte del terreno, donde se localizó
un pozo de sondeo, excavado durante las temporadas de 2004 y 2005. El perfil
del pozo hizo posible el análisis de la estratigrafía completa del sitio. Se pudo
distinguir las siguientes capas (enumeradas desde abajo): humus, limo gris con
restos de árboles (hasta la profundidad de 3,7 m), capa cultural – suelo negro
con una gran cantidad de restos cerámicos (hasta la profundidad de 4 m y más),
arcilla gris de transición a fondo natural (hasta la profundidad de 4,3 m y más)
y arcilla roja amarillenta de fondo natural (roca madre). Parece que la capa negra
con restos cerámicos es idéntica con tierras negras arqueológicas (terra preta)
de algunos sitios de Brasil – suelos fértiles formados como consecuencia de la
actividad humana. Sin embargo, la cuestión de la presencia de la terra preta en el
sitio, necesita ser verificada durante las investigaciones futuras, pero puede indicar
relativamente gran espacio temporal de asentamiento humano en el sitio.
CRONOLOGÍA
Durante las investigaciones se obtuvo tres muestras de madera para determinar
cronología de ocupación del sitio. Las muestras procedían solamente de las tumbas
y fueron analizadas en laboratorios en Gliwice (GdA-849) y Poznań (Poz-26843,
Poz-26844) (Polonia). El siguiente sumario contiene resultados de los análisis:
Los resultados parecen algo problemáticos porque todas las fechas son de
relativamente gran distancia temporal: desde el siglo VI d.C. hasta siglo XIV d.C.
(Fig. 5). Por el momento solamente se pueden hacer conjeturas sobre la razón de
tal distancia. Si no es resultado de utilización de madera antigua, puede indicar
presencia de ocupaciones sucesivas (¿fases?) de una cultura o huellas de ocupación
de más de un desarrollo en el sitio.
La fecha más temprana procede de la Tumba 6, posiblemente el entierro más
antiguo entre los investigados en el cementerio. La Tumba 21 (urna funeraria), de
edad 1265+/-30 BP pertenecía a una mujer. El ajuar desafortunadamente contenía
solamente formas simples (sin ornamentación) de recipientes cerámicos y pesos
`° Andrzej C. Karwowski
de huso, sin significado para análisis comparativo. La fecha mas tardía entre
las obtenidas – del siglo XIV d.C. – procede de la Tumba 25, la cual contenía
fragmentos de cerámica pintada. Eso indica que el momento de introducción de
pintura en la cerámica en Uauauno sucedió a más tardar en el siglo XIV d.C. Esta
observación puede ser confirmada por la presencia de la cerámica con decoración
pictórica en “estilo de serpiente” entre los objetos del ajuar de la Tumba 7. El
mismo estilo aparece en la fortaleza incaica de Las Piedras entre fragmentos de
cerámica de procedencia amazónica.
CONCLUSIONES
Después de tres temporadas de investigaciones se puede decir que el sitio
Uauauno funcionó como un gran cementerio, aparte de ser posiblemente un área
de asentamiento humano, lo que está indicado por una gran cantidad de recipientes
cerámicos quebrados, pesos de huso y fragmentos de arcilla quemada, encontrados
en el pozo de sondeo. Todo esto señala que, igual como en la zona del Río Mamore
en la parte central de Llanos de Mojos, también en la zona del Río Beni vivían
tribus que enterraban a sus muertos en los mismos sitios donde vivían.
Uauauno fue poblado por tribus que pertenecían a la cultura arqueológica del
Río Beni (Portugal 1978), que por su parte estaba ligada a las culturas de Mojos.
Los datos C-14 indican que el cementerio funcionaba desde el siglo VI d.C. La
última ocupación del sitio puede indicar la presencia del “estilo de serpiente” en
el ajuar de las tumbas localizadas en los niveles más altos, así como la fecha más
tardía de C-14 del siglo XIV d.C. El “estilo de serpiente” fue detectado también
en materiales del sitio Las Piedras – una fortaleza inca.
Concluyendo, el sitio de Uauauno funcionaba como un gran cementerio,
y tal vez también como un área de asentamiento humano. Todo esto permite con-
siderar este hallazgo como un sitio de potenciales descubrimientos, y un enorme
tesoro para futuras investigaciones, lo cual puede ser una gran contribución para
el conocimiento de la historia de la zona.
Investigaciones arqueológicas del sitio Uauauno, Departamento del Beni, Bolivia `
BIBLIOGRAFÍA:
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1929 El corazón de la América Meridional (Bolivia), t. 1. Barcelona.
Cordero Miranda, G.
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Toruń 2006, pp. 211-245
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2008 Investigaciones Arqueológicas del sitio Uauauno, Departamento del Beni, Bolivia
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Series, fasc. 1, ed. J. K. Kozłowski and J. Źrałka, pp. 41-50, Polish Academy of Arts
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Portugal Ortíz, M.
1978 La arqueología de la región del Río Beni, La Paz: Franz Tamayo.
`¤ Andrzej C. Karwowski
La Cueva de Jesús en Pampacolca, Departamento de Arequipa `¡
TOMASZ KOŁOMAŃSKI1
Abstract
The survey of the northern margin of the Chilincay River (Auyau), executed in august 2003
by the members of the Condesuyos Project, has permitted the discovery and registration of a cave
structure, associated to an old route. This route leads from Pampacolca valley to Mauca Molino
sites and then continues to Viraco village, joining one of the main Inca’s roads in the region that
communicated the Kuntisuyu with the empire’s capital. This special location of the discovered
structure suggests that it was fulfilling the function of chasqui huasi.
Keywords:
Chasqui huasi. Inca’s road system. South of Peru.
1
Pracownia Archeologiczno-Konserwatorska, e-mail: archeolog@kolomanski.pl
2
K. Tunia, “Informe preliminar de las prospecciónes de superficie y excavaciónes en la zona
de Antipampa, en distrito de Pampacolca, departamento de Arequipa, Perú”, Andes. Boletín de la
Misión Arqueológica Andina (Universidad de Varsovia), tomo 6, pp. 369-384.
`` Tomasz Kołomański
dos muros que constan de dos hiladas, cada una hecha de piedras grandes con cara
externa trabajada o canteada (Fig. 3). La hilada oeste de la entrada está compuesta
de tres piedras grandes y unas piedras más pequeñas estabilizadas. La hilada este
del acceso está compuesta de cuatro piedras grandes y unas piedras más pequeñas
consolidadas. Ambas hiladas de piedras están unidas con argamasa de barro que
se encuentra poco conservado a consecuencia de lluvia y viento. La entrada de la
cueva está a una altura de unos 0,40 m del suelo actual de la terraza, y esto hace
suponer una protección contra la lluvia. La cobertura o tipo de techo está creada
por una imponente roca de 6,50 m de largo y de 4 m de ancho. La altura máxima
de la parte interna de la cueva sube a 1,50 m, siendo las dimensiones horizontales:
3,20 m de largo y por 2,50 m de ancho (Fig. 4).
En la parte este de la cueva se ubica una pieza grande de roca que podría
haber servido como mesa o silla de 1,20 m de largo, 0,90 m de ancho y 0,30 m
de alto. La superficie de esta piedra fue pulida. Cerca de ella se encontró otra más
pequeña, bien pulida (silla) que midió 0,15 x 0,15x 0,15 m (Fig. 4).
` Tomasz Kołomański
Abstract
Rock paintings from Kilkata (Tacalaya community, department of Tacna) are the first ones
registered in this zone. The figures of camelids, cervids, felines and birds were painted in various
styles and colors, bichrome images draw a special attention. The character and location of the
site provide new and important data concerning the subsistence economy, human movements and
religious symbology of South Peru. Comparison with other similar contexts from the region (To-
quepala, Caru) suggests that we are dealing with the long cultural tradition, from the Early Archaic
to the Colonial period.
Keywords:
Rock paintings. Rock shelter. South of Peru.
1
Arqueólogo Consultor, Arequipa – Perú; e-mail: rnatomanuel@hotmail.com
^° Richard Manuel Ochoa Peña
INTRODUCCIÓN
En el departamento de Tacna las investigaciones sobre el arte rupestre se
iniciaron ya en el año 1960 con los trabajos de R. Lage y E. Gonzáles García en
la cueva con pintura rupestre en Toquepala. Los resultados se publicaron el 26
de febrero 1964 en el periódico “El Mensajero”2. En 1963 el arqueólogo Jorge
C. Muelle en el mismo sitio llevó a cabo las primeras excavaciones sistemáticas,
identificando en la cueva tres niveles culturales con el material arqueológico
correspondiente. En el estrato más profundo se documentó también el material
orgánico (carbón vegetal de un fogón), el cual fue analizado por el laboratorio de
la Universidad de Yale (Y-1372). Los resultados del análisis entregaron la fecha
9490+/-BP. La calibración confirma la edad de la prueba entre 9000 – 8300 a.C. (cf.
Ziółkowski et al. 1994). El mismo investigador realizó también la documentación
y el análisis de las pinturas rupestres de Toquepala (Muelle 1971).
En 1967 R. Ravines efectuó investigaciones en el abrigo cercano (Toquepala
2) e identificó en el sitio cinco niveles culturales, con abundante material arqueo-
lógico, el cual relacionó con tres periodos históricos. Basándose en los materiales
de Toquepala 2 y los resultados de los trabajos en los abrigos rocosos A y B de
Caru3, el autor mencionado presentó la clasificación estratigráfica de las puntas
de proyectil del sur del Perú (Ravines 1967, 1972).
En el año 2006 el Instituto Nacional de Cultura, en el marco del programa
Qhapaq Ñan, inició investigaciones “Inventario sistemático del área altoandina de
la cuenca del río Caplina”. El resultado de estos trabajos ha sido el descubrimiento,
a lo largo de las quebradas de Palca, Vila Vilani y Charipujo, de una treintena de
abrigos rocosos con rastros de pintura rupestre (Díaz y Suárez 2006).
METODOLOGÍA
El estudio del sitio Kilkata se basó en un reconocimiento superficial mediante
el método de la prospección arqueológica sistemática de la zona de estudio. El
método comparativo lo empleamos para analizar las distintas pinturas rupestres
registradas en el departamento de Tacna y el sur del Perú.
El análisis de las pictografías comprende una detallada descripción y se tomó
en consideración el estudio de las grafías, en forma individual y grupal, todo ello
relacionado al medio ambiente natural y cultural. Además, mediante el análisis de
las pictografías se ha tratado de verificar las representaciones naturalistas, semi
naturalistas, esquemáticas, abstractas, geométricas y otras.
2
De las excavaciones de 1960, financiadas por Southern Peru Copper Corporation, proviene
también el primer fechado C 14 (9580+/-160BP), hecho en el laboratorio de la Universidad Yale
(Y-1325). A causa del tipo del material orgánico (guano de los pájaros) y ausencia de los contextos
culturales en este estrato, el fechado no es aceptado por la mayoría de los investigadores.
3
El análisis del material orgánico del Caru B (Hv-1083) arrojó una fecha 8190+/-130 BP, la
fecha calibrada 7500 – 7000 a.C.
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^
EL SITIO KILKATA4
El farallón de Kilkata se desplaza en dirección Norte a Sur, paralelo al río
Tacalaya y tiene altura de 10 a 15 m, su extensión aproximada es de 300 m. En
la parte norte del sitio el farallón es cortado por una quebrada.
En la margen izquierda de la quebrada emerge una roca vertical, que forma una
pared aproximadamente de 3.50 metros de altura. Hacia al Sur el afloramiento de
roca se confunde con una superficie relativamente ondulada que desciende hacia
el fondo de la quebrada. En la parte baja de la roca, hasta 2.50 metros de altura,
se encuentran los conjuntos de pictografías (Fig. 2).
En la parte baja del farallón se encuentran algunos pequeños abrigos o refugios
naturales. La ladera, que se forma en la base de la formación de roca se orienta
hacia el Oeste y se distancia del fondo de la quebrada en aproximadamente 40 m,
presenta una inclinación moderada hacia la quebrada, en algunos sectores pequeños
la pendiente ha sido cortada por el curso del río.. Adicionalmente se pudo notar
la presencia de posibles ojos de agua que probablemente afloraron en la base de
la pared de este farallón y que actualmente no presentan cursos de agua pero se
encuentran bastante húmedos y aún es posible observar las huellas del cause del
agua y las depresiones formadas en la pared rocosa.
4
Palabra del idioma aymará que según los pobladores del lugar indica lugar de pinturas.
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^¡
SECTOR 1
En este sector destaca un diseño de dos seres zoomorfos, ubicados en medio
de una formación plana, vertical de roca cortada por pequeñas grietas naturales.
Las pinturas se encuentran bastante desgastadas, posiblemente a causa de facto-
res naturales, como la humedad y la exposición solar durante el día. Se observan
también sectores en donde la roca está exfoliándose en forma de láminas.
Ambas representaciones están hechas en pintura roja. Representan dos camé-
lidos de perfil que se desplazan en direcciones distintas, de una forma muy natural,
sobre dos paralelos imaginarios. Sus medidas son aproximadamente de 14 cm.
Presentan cuatro extremidades, cola y cabeza, con una expresión de dinamismo
y movimiento (Fig. 3).
^` Richard Manuel Ochoa Peña
SECTOR 2
Corresponde a otro conjunto de diseños zoomorfos ubicados sobre una
superficie plana de la pared rocosa, muy cerca de una depresión de la cual en
temporadas de lluvia afloran pequeños manantiales de agua. La superficie de la
roca presenta grietas y exfoliaciones a causa de la humedad, fuertes cambios de
temperatura e intemperismo, es decir la radiación solar durante el día y el frío
extremo durante la noche.
La forma de los diseños difiere de los del primer sector. Las pictografías
presentan diseños mas esquematizados, casi del tipo lineal y sin expresión de
movimiento. Las representaciones generalmente corresponden a camélidos,
aunque no descartamos la presencia de un felino. En la parte baja del panel, adi-
cionalmente en este sector se agrega al rojo el color naranja en la elaboración de
los diseños, incluso dos de las figuras presentan diseños con colores compuestos
(rojo y naranja). En la primera de las imágenes parece que el color rojo se super-
pone con unas líneas toscas al diseño de un camélido en naranja. En la segunda,
se constata el uso del color naranja en la elaboración de la cabeza y cuello, las
extremidades delanteras y posteriores del camélido, y el uso del color rojo en la
parte del dorso. Todas las representaciones de los camélidos presentan cuatro
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^^
SECTOR 3
Las pictografías están ubicadas sobre una superficie plana de la pared rocosa
que ha sido cortada por grietas naturales verticales, horizontales y oblicuas, en
determinados sectores presenta exfoliaciones laminares en la superficie. En la base
crecen plantas como el Ichu y algunas gramíneas en suelo bastante húmedo.
Se trata de representaciones de camélidos muy bien elaborados con un trazo
fino cuyo resultado final denota en la naturalidad de los diseños. Al parecer, las
figuras de los camélidos corresponden a vicuñas, con sus cuatro extremidades
alargadas muy bien representadas, torso y cuello alargados, cabeza con dos orejas
levantadas y con una pequeña cola elevada y doblada en la parte posterior.
En este sector destaca un conjunto de figuras de camélidos que difieren de
los conocidos hasta ahora en el departamento de Tacna, éstos fueron elaborados
^ Richard Manuel Ochoa Peña
combinando el uso de dos colores (rojo con blanco y naranja con rojo), a diferencia
de otros que fueron pintados tanto en color rojo, como en color blanco (Fig. 5).
Todas las representaciones corresponden a figuras zoomorfas, sólo una de ellas
que parece ser tardía, da la impresión de corresponder a un jinete en su caballo.
En este sector se identificó también un diseño naturalista de un camélido
solitario elaborado con pintura blanca. Probablemente es más antiguo que todo el
conjunto de camélidos que componen este panel, según la clasificación de Hostnig
correspondería al tipo 1b (Hostnig 2003). La representación se encuentra en mal
estado de conservación. Presenta las cuatro extremidades inferiores muy bien
proporcionadas y separadas dando la impresión de estar caminando. El cuerpo es
esbelto y alargado, con el vientre ligeramente prominente (Fig. 6). No es posible
observar el cuello ni la cabeza del animal.
Entre los camélidos con colores compuestos predominan los que se combinan
en rojo y blanco. Generalmente se utiliza el color rojo en el trazo de la cabeza, el
cuello y el torso del animal. Se completa la figura utilizando la pintura blanca, es
decir las cuatro extremidades inferiores, el vientre, la parte delantera del cuello
y algunas veces también la cabeza. Las imágenes tienen orejas muy bien repre-
sentadas. Todos los animales se desplazan en una dirección (viendo de frente el
farallón hacia el lado izquierdo, o cuesta arriba de la quebrada).
Fig. 5. Sector 3. Camélidos bicolores. Obsérvese representaciones de animales con sus crías
Fig. 5. Sector 3. Bichrome camelids. Observe representations of animals with their youngs
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^
SECTOR 4
Corresponde a un pequeño panel sobre la superficie plana de la roca, deli-
mitado por grietas y una formación irregular en el farallón. En él puede notarse
una superposición de diseños contemporáneos, posiblemente de la Colonia, sobre
diseños Arcaicos. Proliferan los colores rojos en varias tonalidades, naranja, crema,
blanco, negro y amarillo.
Con respecto a los diseños arcaicos, éstos prácticamente han sido borrados
por los tardíos. Sin embargo, se ha logrado identificar la figura de camélidos
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^z
con pintura rojo ocre y presenta un diseño escaleriforme. Hacia la parte central del
panel es posible observar aún algunas líneas verticales que posiblemente estén
representando un corral u otro tipo de cerco.
Las figuras tardías corresponden al diseño de tres personajes antropomorfos,
claramente definidos y alineados de manera vertical, en distintas posturas: perfil
derecho, izquierdo y de frente. Viéndolos de arriba hacia abajo, el primero de
ellos corresponde a un individuo con el cuerpo de frente y el rostro de perfil con
ambas extremidades inferiores separadas afirmándose sobre sus pies que están
hechas en color amarillo ocre. El rostro, vientre y las extremidades superiores se
representan en color negro, el brazo derecho se encuentra semi extendido con el
codo flexionado hacia arriba, la mano izquierda parece estar sujetando la cintura,
sobre la cabeza se agregó un sombrero en color amarillo.
El segundo personaje se encuentra en mal estado de conservación y se ha
logrado identificar una posición de perfil en sentido opuesto al anterior, con el
brazo izquierdo extendido y flexionado hacia arriba y el derecho, sujetando la
cintura. La cabeza es poco perceptible y no es posible observar las extremidades
inferiores. Fue elaborado con pintura roja.
El tercer personaje, que se ubica en la parte inferior del panel, corresponde
a un individuo cuya representación tiene características similares al primero que se
describió, con la salvedad que este último presenta un trazo más tosco. El personaje
es regordete y fue elaborado desde la cintura hacia la parte superior con pintura color
naranja y hacia la parte inferior se utilizó el rojo. Las demás figuras presentes en el
panel no se definen de manera clara, por el mal estado en el que se encuentran.
SECTOR 5
Este último sector corresponde al panel con mayor cantidad de figuras plas-
madas sobre un gran panel plano que se forma en la superficie del farallón. La
pared es vertical y tiene un largo aproximado de 10 metros por 2 de alto sobre
cuya superficie plana vertical se han plasmado los diseños que corresponden
a distintos periodos de ocupación, desde el Arcaico hasta la Colonia.
En la parte baja de este panel principal se ubica un abrigo que posee una
pequeña plataforma en la parte delantera, afirmada con piedras irregulares, for-
mando una terraza en media luna con vista hacia el valle. Actualmente el abrigo
está cubierto por la maleza y tierra, producto de los procesos de sedimentación
por las lluvias. En la cámara interior, en el sector que corresponde al techo, se
observa restos de hollín.
Los elementos culturales relacionados corresponden a fragmentos óseos
humanos y óseos animales quemados y dispersos sobre la superficie, esto proba-
blemente a causa de la excavación clandestina de algunos entierros y parte del
contexto superficial. En la misma superficie se encontró algunos fragmentos de
cerámica de acabado burdo probablemente relacionados a la Época Formativa.
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna
RESULTADOS
1. Las observaciones hechas a los gráficos plasmados en la pared de roca
que se forma en el sector de Tacalaya, denotan un intenso aprovechamiento de
los recursos naturales que proporciona la naturaleza en este sector y zonas cer-
canas. La fauna representada corresponde generalmente a la que se desarrolla en
ambientes por encima de los 3500 metros de altura sobre el nivel del mar, como
los cérvidos, camélidos, felinos y aves, como el suri.
La ubicación estratégica, en la que se encuentra el abrigo, en el borde de una
terraza natural cortada por el río Tacalaya naciente de los deshielos que se con-
centran en la ladera sur del volcán Tutupaca y las filtraciones de las numerosas
El sitio precerámico Kilkata, departamento de Tacna ^
BIBLIOGRAFÍA:
KAROL PIASECKI1
Abstract
Intentional skull deformations essentially influence cranium’s form and dimensions. For
this reason many anthropologists don’t use cranial measurements in their studies of Indian skulls.
However, as Wiercinski has demonstrated, if the classical methods of Amerindians’ morphological
variability analysis are applied, the measurements of artificially deformed skulls can also be used.
Unfortunately, currently only those features that aren’t affected by deformation are in use. The
present paper illustrates the possibility of classical anthropometric methods application using the
indirect cranium capacity estimation. There exists a correlation between cranial size and climate
(geographic latitude) which creates the possibility of simple parameters’ application to calculate
human mobility (sedentarism).
To estimate the size of cranium, usually damaged when provided by excavation, vertical (g-op
+ eu-eu)/2 and voluminal (g-op + eu-eu + b-ba)/3 modules were applied, because, as the author has
demonstrated, they do not change with deformation. Data from Central Andes were used (29 mascu-
line skull series dated between the Superior Formative and the Late Inca Period). This has allowed
to distinguish, in the Central Andes, a few transversal divisions negating the hypothetical scheme of
distribution from the smallest (on the north, closer to the Equator) to the biggest ones (on the south,
farer from the Equator). Longitudinal scheme is also broken by small enclaves and criss-crossing zones
distribution on the north. This means that Andean populations are a result of much more complicated
demographic processes than a simple climatic adaptation. Moreover, all models, that traditionally
divides pre-Columbian societies into mountaineers (serranos) and inhabitants of the coast (costeños),
from the anthropological point of view are lacking foundation. Some anomalies can be linked to the
late Moche’s and Inca’s states or communication routes leading across the mountains.
Keywords:
Skull deformation. Cranial size. Anthropological variability. Prehispanic Peru.
1
Instituto de Etnología y Antropología Cultural, Universidad de Szczecin.
U Karol Piasecki
1.
Según la mayoría de las hipótesis, la población autóctona de América tiene
origen asiático. Su gran variabilidad antropológica es, sin embargo, efecto de la
superposición complicada de procesos de adaptación y migraciones repetidas
(Birdsell 1949) cuya parte podía venir desde direcciones diferentes que Beringia
(Piasecki 1994, 2008). Es absolutamente inaceptable el concepto según el cual la
estructura antropológica de la América prehispánica es resultado de la evolución de
una pequeña población “fundadora”. Las pruebas de explicar su variabilidad como
efecto del drift genético o la gran diversificación del primer grupo de migrantes
tampoco parecen justificadas, ya que se observa varias convergencias morfológicas
y genéticas de amerindios con algunos grupos de la población asiática (diferentes
desde el punto de vista del tiempo de rasogénesis).
Uno de los más grandes problemas de la craneología peruana lo constituyen
las deformaciones intencionales del cráneo. Éstas son frecuentes en toda la América
precolombina y su variabilidad es enorme (Weiss 1958, 1969, Piasecki 1999b).
En algunos casos unas poblaciones enteras fueron sometidas a está práctica. Las
deformaciones cambian significativamente las dimensiones y la forma de la bóveda
craneal. Además, aunque no siempre, modifican también el tamaño y volumen (peso)
de la parte faciocraneal (splanchnocranium). En el caso de algunos tipos de defor-
maciones (p. ej.: tabula obliqua o deformación circular que alargan al neurocráneo
hacia atrás) se origina una proliferación del tejido óseo de la mandibula y maxilla,
así como aumentan sus dimensiones longitudinales, lo que sirve de compensación
de perturbaciones de la estática de la parte cervical de la columna vertebral. Razón
por la cual la mayoría de los antropólogos no usan medidas de la bóveda craneal
para las comparaciones entre las series craneales prehispánicas.
Por supuesto, las deformaciones afectan sobre todo las dimensiones de la
bóveda craneal, su longitud, anchura y altura. Sin embargo, no pueden modificar
su capacidad, porque eso causaría cambios en la presión del líquido intercerebral.
Como es sabido, el aumento de esta presión origina enfermedades graves que
frecuentemente conducen a la muerte. Es posible que una parte de los individuos
no sobrevivían a tratamientos relacionados con las deformaciones intencionales,
pero la alta tasa de mortalidad de los niños nos impide inferir algo más sobre el
asunto. El hecho de que en la mayoría de los casos dispongamos exclusivamente
de las series de cráneos deformados (mientras las culturas arqueológicas con
estas costumbres funcionaban por centenarios) demuestra que estas operaciones
no ocasionaban grandes resultados negativos.
Valiéndose de los métodos clásicos del análisis de la variabilidad morfológica
de los amerindios se puede resolver algunos importantes problemas de la medición
de las dimensiones alteradas por la deformación (Wierciński 1972a,b, 1975),
mientras tanto los métodos modernos del examen del espacio multidimensional
de la variabilidad no son aplicables. Por lo tanto, actualmente se usa en general
El tamaño de la bóveda craneal como manifestación de la variabilidad antropológica z
estos rasgos que no cambian con la deformación, p.ej.: odontológicos. Por otro
lado, la mayoría de los conjuntos de los rasgos usados hoy en día (denominados:
no métricos, discretos o epigenéticos2, y tan gustosamente aprovechados para el
cálculo de las distancias multidimensionales entre las poblaciones, no pueden
utilizarse a causa de las influencias de las deformaciones craneales en los rasgos
epigéneticos vinculados con las suturas craneales.
Todo esto podría significar que estamos ante el problema invadeable: ¿Cómo
analizar las series craneales prehispánicas? ¿Esperar el desarrollo de los métodos
genéticos, cuya aplicación al material fósil es actualmente restringida, o construir
el modelo de la estructura antropológica del poblamiento autóctono americano
basándonos en la extrapolación de los datos actuales? Con el ejemplo presentado
a continuación queremos demostrar que la situación no es tan desahuciada como
puede parecer.
2.
Uno de los métodos de la descripción de la variabilidad de nuestra especie
es el análisis de la diferenciación geográfica de los rasgos físicos escogidos. Nos
suelen llamar la atención éstos cuya variabilidad parece tener carácter gradual.
Por eso en los manuales de antropología física encontramos numerosos ejem-
plos de la variabilidad lineal/clinal (mejor dicho – gradiental) de los rasgos. El
tamaño de la cabeza, por lo general estimado como la capacidad de la bóveda
craneal, es uno de estos rasgos y a menudo está indicado como ejemplo de este
fenómeno.
Por lo tanto, Reinhold, McFarland y Beals (1985) publican el mapa (Fig. 1)
que demuestra una vinculación evidente entre la latitud geográfica y la capacidad
de la bóveda craneal. No tiene ningún sentido discutir sobre la razón de este tipo
de generalización. Desde hace tiempo es sabido que los cráneos esquimales per-
tenecen a los mayores del mundo, mientras que los de australoides o pigmeos son
los menores. Para explicar esta diferenciación se usa en general la hipótesis de la
adaptación al clima (termorregulación). Se nota que los autores mencionados (Fig.
2a) no entienden totalmente el problema entero, ya que, cuando cambiamos el
orden de los climas en la lámina presentada, la vinculación matemática propuesta
por ellos se aclara y se hace más lógica. Es ahora, con la disposición cambiada,
cuando la capacidad de la bóveda craneal se ve claramente vinculada (correlada)
con la termorregulación – cada uno que conoce las condiciones climáticas ex-
tremas sabe que el enfriamiento o el sobrecalentamiento depende de la humedad
del aire (Fig. 2b).
2
Estas palabras, muy frecuentemente usadas como sinónimos, no son equivalentes, lo que
aún más complica la discusión.
° Karol Piasecki
3.
La capacidad de la bóveda craneal la podemos medir aplicando métodos más
o menos sofisticados, los cuales sin embargo siempre se reducen a una simple,
aunque muy trabajosa, medición del volumen (tamaño) del interior del cráneo.
En práctica eso requiere el material óseo bien conservado (o sólo un poco altera-
do). Como es sabido, los restos arqueológicos normalmente no cumplen con esta
condición, si bien en la mayoría de los casos es posible tomar todas las medidas
necesarias. Eso significaría que un material craneal, en general valioso, puede
resultar inútil para el análisis comparativo del tamaño de la cabeza (la bóveda
craneal).
El tamaño de la bóveda craneal como manifestación de la variabilidad antropológica
3
Discusiones a quién y cuándo se le vino la idea del uso de los módulos craneales las dejamos
a los historiadores de la ciencia. El concepto es tan evidente que el empeño en determinar quien
descubrió la idea de añadir A y B no tiene mayor sentido.
4
Ni aquí, ni en adelante, usamos módulo de producto (multiplicativo), porque en la práctica
craneológica se supone una congruencia de las medidas tomadas en “mm” e índices computados en
“%”. La congruencia facilita utilización de los métodos de la computación. Sin embargo, desde el
punto de vista de la metodología, las medidas, los índices y sus relaciones son incomparables (lo
que, según la teoría de las medidas en el espacio multidimensional, no es significativo).
5
En este sistema las medidas se marcan como M1, M2 etc.
6
Por supuesto es posible usar un radical o su función para “acercar” el módulo así computado
al área del contorno vertical del cráneo. Sin embargo, a causa del valor real del área del contorno
vertical, dependiente sobre todo de la forma de este contorno, los métodos más complicados no
tienen sentido. Además es sabido que existe una gran variabilidad de la forma del contorno vertical
del cráneo (Martin, Saller 1957; Piasecki 1992).
El tamaño de la bóveda craneal como manifestación de la variabilidad antropológica ¡
Fig. 3. Valores del tamaño/módulo craneal m2 para las series de América del Norte (AN) y de la
región andina (AD), m – cráneos masculinos, f – cráneos femeninos (Piasecki 1999a)
Fig. 3. Cranial size/module m2 values for the North America (AN) and Andean region (AD)
series, m – masculine crania, f – feminine crania (Piasecki 1999a)
mo) de las poblaciones analizadas. Esto significa que es posible aplicar el módulo
craneal computado como un método suficientemente bueno para resolver algunos
problemas antropológicos.
4.
Veamos entonces como se presentan los valores del módulo craneal para las
series del Perú Prehispánico (Fig. 4). Nos hemos restringido a los cráneos mas-
culinos de la región centroandina (Piasecki 1999a), aplicando un método doble
que consiste en el análisis simultáneo de la variabilidad del módulo vertical (m2)
y del módulo voluminal (m3).
El modelo bidimensional lo hemos elegido por dos causas. Primero: para
liberarse totalmente de las dependencias vinculadas a las deformaciones de la
bóveda craneal y su forma; segundo: para demostrar el sentido de la aplicación
del modelo sintético en lugar del analítico. El espacio de la variabilidad lo hemos
dividido aprovechando los valores de los promedios aritméticos y la derivación
estándar (SD). Lo que facilitó no sólo la observación de las relaciones entre m2
y m3, sino también la división de las series andinas (29 en total, fechadas desde
el Formativo Superior hasta la Época Incaica Tardía).
` Karol Piasecki
Para obtener una división más detallada hemos usado la mitad de SD. El
volumen de la bóveda craneal aumenta según los números de los grupos así deter-
minados (Fig. 5). La distribución geográfica de las series (con una generalización)
la hemos demostrado en la figura 6. Como vemos, la región andina en cuestión la
podemos dividir en dos zonas: litoral y cordillera. Además en los Andes Centra-
les alcanzamos discriminar algunas divisiones transversales, que contradicen la
disposición hipotética desde los cráneos menores (en el Norte, cerca del Ecuador)
hasta los más grandes (en el Sur, lejos del Ecuador). El esquema meridional está
roto también por pequeños enclaves y zonas cruzadas en el Norte.
Fig. 5. Variabilidad de los tamaños/ módulos craneales de las series andinas (m2 y m3);
sólo cráneos masculinos. Correlación aproximada de ambos módulos y división
de la serie en grupos (marcados con cifras romanas) están señaladas
Fig. 5. Andean series cranial size/module variability(m2 y m3); only masculine skulls.
The approximated correlation of the modules and division of the series in groups
(marked with roman numbers) are indicated
Karol Piasecki
5.
BIBLIOGRAFÍA:
Birdsell, J. B.
1949 The problem of the early peopling of the Americas as viewed from Asia, en: W.S. Laughlin
(ed.), Papers on the Physical Anthropology of the American Indian, The Viking Fund,
New York.
Martin, R.; Saller K.
1957 Lehrbuch der Anthropologie in systematische Darstellung, Stuttgard.
Piasecki, K.
1992 Las nuevas escalas craneoscópicas. Observaciones preliminares, Documentos de
Trabajo, Universidad de Varsovia Centro de Estudios Latinoamericanos, Varsovia.
1994 The origin and anthropological structure of prehispanic Amerindians: selected ques-
tions, „Etnologia Polona”, vol. 18, pp. 155-180.
1999a Estructura antropológica del Perú prehispánico, „Światowit”, Supplement Series H:
Anthropology, vol.I.
1999b Cultural significance of intentional cranial deformations: comparision of Amerindians
and Asians, Man as a subject and object of culture, pp. 71-74, Varsovia.
2008 Zasiedlanie Ameryki, en: A.Buko y W. Duczko (eds.), Przez granice czasu, Pułtusk.
Weiss, P.
1958 Osteología cultural, t. I, Lima.
1969 Osteología cultural, t. II, Lima
U Karol Piasecki
JÓZEF SZYKULSKI1
Abstract
Churajón (dep. Arequipa), the biggest prehispanic complex of southern Peru (Fig. 3), was
investigated from 1993 to 2002 by the Catholic University “Santa María” of Arequipa and archae-
ologists from Poland.
This account presents the results (Proyecto Churajón) of the season 1997-1999 in which the
sectors 1 and 5 of the administrative-residential center (the Sahuaca eminence) of Churajón and
in Corabaya/Tasata Valley were investigated. On the eminence Sahuaca, besides the architectural
remains from the Late Intermediate Period and the Late Horizon, ceramics and “megalithic” field
(Fig. 10, 11) were found, probably the old origin. In the Corobaya and Tasata Valley the archaeologi-
cal material was found (Fig. 5, 6), probably from the Andean Preceramic Period.
Keywords:
Churajón. Prehispanic complex. Early colonial church. South of Peru.
1
Universidad de Wroclaw, Instituto de Arqueología, ul. Szewska 48, 50-139 Wroclaw, Polonia;
e-mail: jszykulski@hotmail.com
U° Józef Szykulski
Fig. 1. Localización del conjunto arqueológico de Churajón, dentro del Extremo Sur del Perú
Fig. 1. Churajón archaeological complex localization, in the extreme south of Peru
LA ZONA DE INVESTIGACIONES
El conjunto arqueológico de Churajón está localizado aproximadamente
a 60 kilómetros al sureste de Arequipa (Fig. 1), en el Distrito de Polobaya, Pro-
Arqueología de Churajón, sur del Perú U
2
En la región el periodo de las lluvias dura desde la mitad de diciembre hasta fin de marzo.
3
Se trata de otra cumbre, sin nombre, del mismo cerro Sahuaca. Para facilitar los trabajos de
documentación hemos denominado el pico Cerro Wratislavia. El nombre proviene de la ciudad
Wratislavia (Wrocław) en Polonia.
4
La denominación nativa del Centro Administrativo-Residencial es Pueblo Viejo.
5
A la altura del pueblo Tasata la quebrada Corabaya cambia el nombre por la quebrada de
Tasata.
U¤ Józef Szykulski
Fig. 2. Cuenca del río Tambo. Ceniza volcánica de la erupción del Huaynaputina en 1600
Fig. 2. Tambo River valley. Volcanic ashes from the 1600 Huaynaputina eruption
de Garcí Diez de San Miguel (Diez de San Miguel 1567 [1964])6. En el trabajo,
que se refiere a Moquegua y el norte de Tacna no aparece ninguna información
sobre las ruinas en esta zona, tampoco se menciona el nombre Churajón.
El texto donde encontramos la primera información sobre las ruinas al sureste
de Arequipa procede del siglo XVIII. Se trata de un recurso presentado por los
fundadores del pueblo de Yarabamba, a la sazón, Carlos y Anastasio de Málaga,
al Señor General don Mariano de Oribe, Corregidor y Justicia Mayor de la Villa
de Moquegua, en 1780, pidiéndole la concesión (..mande darle posesión..) de las
estancias de Candabaya, Chalsando, Corralaque, Paca y Nawam. En el trámite de
deslinde aparece una información importante, a saber “...están inmediatamente al
antiguo pueblo de La Huaca...” (Bernedo Málaga 1949: 61).
Un reporte similar lo encontramos también en un documento de 1795, de don
Francisco Gámez, Agrimensor Público de Su Majestad y Teniente de Cosmógrafo
Mayor para todo el Reino. En su documento de particiones y tasaciones de unos
terrenos en Valle de Chapi se puede leer: “...Los terrenos eriazos se regaban
antigüamente con la superbundancia de aguas de los campos de La Huaca...”
(Bernedo Málaga 1949: 61). Probablemente “La Huaca” mencionada en ambos
textos corresponde a las ruinas de Churajón.
El mismo nombre Churajón aparece por la primera vez en una anotación
manuscrita encontrada al margen de la publicación de Joseph Porras “Gobierno
de los Reguladores de América”, por el sacerdote arequipeño y pionero de la
arqueología en esta zona Monseñor Leonidas Bernedo Málaga.
En la anotación se lee:
“..Pueblos que existían Antiguos Puluguayas. El Churajón llama-
do hoy “la Huaca” por los españoles. El Puluguaya que está frente
a este pueblo. El Uactalacta cerca de Pocsi. Todos estos pueblos fueron
gobernados por el gran cacique de Churajón. El último cacique de este
pueblo fue Sacrun, el cual fue vencido por los indios venidos del Titicaca.
La pelea tuvo lugar en Nawam, hoy Uzuna. Después el imperio quedo
en ruinas. Polobaya, Marzo 1861. Juan Huaranca..”7
(Bernedo Málaga 1949; foto en: Linares Málaga 1987: 196, 197).
6
La región de Arequipa pertenecía en esta fecha a la provincia Chuquito.
7
No se conocen referencias acerca del autor de este texto, ni tampoco es conocida la fuente
de sus informaciones, pero el castellano moderno usado por el autor, como también las toponimias
geográficas que proceden del siglo XVIII-XIX, descartan la posibilidad que se trate de la trans-
cripción de algún texto antiguo.
Arqueología de Churajón, sur del Perú U^
9
En los sondeos practicados al lado de la roca se obtuvieron fragmentos de cerámica Churajón
e Inca.
10
El Abrigo IV está localizado a 300 m al norte del Abrigo III, a la margen izquierda de la
misma quebrada.
Arqueología de Churajón, sur del Perú U
FORMATIVO
En Churajón, los hallazgos de la cerámica anterior al período Intermedio Tar-
dío aparecieron ya en la primera temporada de los trabajos (1994). Excavaciones
ejecutadas en el sector 1 del Centro Administrativo-Residencial, localizado en la
parte superior de la pendiente norte del cerro Sahuaca, pusieron en evidencia algunos
fragmentos de cerámica de características muy tempranas (Szykulski 1996, 1999,
2000, 2000a). Todos se encontraron en los estratos secundarios, junto con la cerá-
mica de estilo Churajón y algunos tiestos Huari. Los tiestos de carácter formativo
son de color marrón oscuro o negro con desgrasante de cuarcita de textura mediana
y gruesa. Una de las vasijas tenía dos asas con perforaciones. Entre los hallazgos
se documentaron algunos tiestos con incisiones profundas en forma de triángulos
(Fig. 8). Los fragmentos con las mismas características fueron encontrados también
sobre cerros Parasca y Wratislavia y sobre la Pampa de Condabaya.
11
La limitada cantidad de los hallazgos no nos permite definir en forma clara los límites entre
ambas variaciones. La definición „incisiones menos elaboradas” sín duda sugiere las diferencias
pero tiene un carácter muy subjetivo.
12
Hay que replantearse la tesis formulada por algunos investigadores sobre la influencia directa
o indirecta de Chavín en la formación de estilos formativos del Perú (Chanapata, Qaluyu, Ancón
etc.). Tal vez los elementos formativos descritos anteriormente tengan un carácter más universal
y no relacionado con un centro concreto. En esta situación, las analogías con Chavín, o directas
influencias de ésta, pueden tener carácter secundario.
z¤ Józef Szykulski
“MEGALITOS” DE LA SAHUACA
Al contrario de otros sectores de la misma zona, sobre la cumbre del cerro
Sahuaca no aparecen las características del conjunto Churajón, es decir edificios
trapezoidales y rectangulares construidos de piedras canteadas. Aparte de algunos
montículos sepulcrales con materiales Churajón e Inca, en el sitio se hallaron
plazas limitadas por muros construidos de grandes piedras superpuestas. Las
construcciones estaban cubiertas por ceniza volcánica.
Los trabajos de excavación realizados en una de las estructuras (estructura
501), localizada al límite sur de la cumbre, pusieron en evidencia una plaza de
forma irregular de 370-380 m2, profundizada en el terreno (Fig 10). Antes de la
excavación, se podía ver en la superficie algunas piedras de gran tamaño, las cua-
les formaban los muros de la estructura. Éstos se conservaron hasta una altura de
1.70 m. Por la acción del agua y el peso del relleno de la terraza, el muro del lado
sur presenta una notable deformación en la dirección del desmonte. Por el mismo
fenómeno algunos bloques del muro norte se derrumbaron sobre la plaza.
La estructura mencionada tenía dos accesos. Uno, del lado noreste (80 cm),
con dos gradas de piedras que permitían subir al terraplén de la cumbre del cerro
Sahuaca. Otro acceso, de 70 cm de ancho, está localizado del lado sureste y per-
mitía bajar a la estructura localizada sobre la siguiente terraza. En el centro de la
plaza se documentó un obelisco de 175 cm de altura. Adosado a su lado norte, se
encontraba un altar de piedra, en parte elaborada. En la superficie de la plaza (en
su parte central) se excavaron hileras de piedras de calcita profundizadas en el
Arqueología de Churajón, sur del Perú z¡
estilo Tasata. Todos los tiestos tienen carácter intrusivo y fueron llevados por el
agua de la superficie de la cumbre, y se introdujeron en el relleno en el momento
de la deformación de los límites de la terraza.
En la ampliación de las excavaciones, al norte de la plaza se localizaron otros
tres obeliscos, probablemente relacionados con la estructura descrita anteriormente.
El obelisco No. 2, el más grande de todos, se encontraba todavía en su posición
original, directamente al noreste de la estructura 501. Mide 180 cm y más de 70
cm de diámetro. Directamente al sur de éste, debajo de la ceniza volcánica, se
descubrió el obelisco No. 3 y a su lado una piedra plana, muy parecida al „altar”
de la estructura 501 (cf. Fig. 10). Obelisco No. 4, se encontró en la Trinchera I,
al norte de la plaza.
Sobre el mismo cerro, así como también al otro lado de la quebrada Segache,
sobre el desmonte sureste del cerro Mollebaya, fueron encontradas otras lajas (obe-
liscos) probablemente botadas de una de las terrazas localizadas más arriba.
Un problema aparte lo presenta la interpretación de la plaza „megalítica” del
cerro Sahuaca, como también otras evidencias arqueológicas a su alrededor. Ana-
logías con estas construcciones hay que buscarlas en el sitio Queneto del Valle de
Virú (Larco Hoyle 1938: 14-20; Willey, Corbett 1954), donde aparecen plazas con
obeliscos, y también entre las huancas ampliamente conocidas del área andina13.
13
Una plaza “megalítica“ limitada por los muros “ciclópeos“se documentó también en la región
Polobaya (Szykulski, Díaz, Ramos 2000). En el sitio no se realizaron excavaciones.
Arqueología de Churajón, sur del Perú z^
pagano (Fig. 14). Es de mencionar que en el Templo del Sol, directamente debajo
de las tumbas de la época colonial, fueron localizadas más antiguas sepulturas
paganas, en forma de pozo con un pequeño nicho (Fig. 15). Las lajas de piedra que
encerraban éstas en muchos casos sirvieron de base para los entierros cristianos
en forma de caja de piedra. No se registraron ningunas huellas de la destrucción
de las tumbas anteriores, lo que aparentemente indica que en el periodo posterior
a la conquista los habitantes de Churajón todavía sentían una fuerte relación
emocional con el lugar de descanso de sus ancestros paganos.
zU Józef Szykulski
Fig. 14. Contenido de las tumbas del Templo del Sol. A – tumba 1; B, C – tumba 2;
D, E, F – tumba 3; G, H – tumba 4; I – tumba 10; J – tumba 12; K-O – tumba 12A;
P, R – tumba 13; S-U – tumba 13A (descripción del contenido de las tumbas,
Szykulski 1998: 306-313)
Fig. 14. The Sun Temple tombs’ contents. A – tomb 1; B, C – tomb 2; D, E, F – tomb 3;
G, H – tomb 4; I – tomb 10; J – tomb 12; K-O – tomb 12A; P, R – tomb 13;
S-U – tomb 13A (description of the tombs’ contents, Szykulski 1998: 306-313)
Arqueología de Churajón, sur del Perú zz
Fig. 16. Templo del Sol, macuquina del valor de un real hallada en la tumba 2
Fig. 16. Sun Temple, macuquina of the one real’s value found in the tomb 2
En este contexto hay que suponer que la iglesia ubicada en el Templo del Sol
es uno de los más antiguos templos cristianos no sólo en el sur del Perú sino en toda
la parte sur del continente. Las fuentes históricas apoyan también la hipótesis de
que es en Churajón donde hay que buscar los orígenes del santuario de la Virgen
de Chapi, uno de los más grandes centros del culto religioso en el sur del Perú.
CONCLUSIONES
Los trabajos realizados en el conjunto arqueológico de Churajón nos per-
mitieron recuperar nuevos datos sobre la historia de ocupación humana en esta
importantísima zona arqueológica del sur del Perú.
La lectura de los datos indica que la ocupación más antigua en la zona de
estudio está relacionada con la Época Precerámica (paleoindios). De esta época
proceden algunos petroglifos y pinturas rupestres documentados en el valle de la
quebrada Corabaya/Tasata.
En los sitios arqueológicos de la Época Precerámica de los valles de las que-
bradas Segache y Corabaya/Tasata se documentó también diferentes instrumentos
líticos, en su mayoría raspadores y cuchillos, como también una punta de proyectil
tipo cola de pescado. Aparte de esto, con la presencia paleoindígena en el conjunto
arqueológico de Churajón está relacionada la evidencia plástica procedente del
abrigo con pintura rupestre (Abrigo III). Se trata de una pieza que probablemente
representa la cabeza de zorro o perro. La figurilla está tallada en un hueso, tal vez
del camélido silvestre Lama glana o Lama guanicoe.
La cerámica del estilo Tasata Tasata Inciso, Tasata Marrón/Negro documenta
una ocupación humana durante el período formativo. Los datos arqueológicos
indican que la cerámica del estilo Tasata está relacionada con el área altiplánica.
Las analogías más cercanas se observaron entre la cerámica del estilo Tasata y los
materiales formativos tipo Chanapata y Qaluyu (Rowe 1944; Lumbreras, Amat
1968). Es de mencionar que también los materiales de Ancón, de la Costa Central
(Fig. xx) presentan algunos parentescos con los hallazgos de la zona arqueológica
Arqueología de Churajón, sur del Perú ¤°
14
El autor se inclina por la opinión que la cerámica del estilo Tasata es relativamente tardía
dentro del Formativo (Formativo Tardío).
15
Para el Valle de Arequipa la fecha más antigua es 1537 y está relacionada con la llegada de
las tropas de Diego de Almagro (Málaga Médina et al. 1990).
¤°¤ Józef Szykulski
BIBLIOGRAFÍA:
Abstract
The author shortly presents The Pre Inca Chiribaya Museum activities, followed by a charac-
terization of Chiribaya culture and its importance to the civilizing development of southern Peru.
Keywords:
Chiribaya Museum. South of Peru.
1
Directora del Museo Arqueológico Pre Inca Chiribaya, Calle La Merced 117, Arequipa, Perú,
e-mail: rctejada22@hotmail.com
¤°U Rocío Tejada Lewis
Regionales Tardíos (800 a 1400 d.C.) en el sur del Perú antes de que estos grupos
locales fueran anexados al Tahuantinsuyo.
Los primeros estudios de esta cultura los realiza Humberto Ghersi en el año
1954, posteriormente y en la década de los años 70 La Universidad Católica de
Santa María realiza importantes investigaciones. En los últimos veinte años es
el Programa Contisuyo quien ejecuta importantes trabajos arqueológicos en el
Chiribaya en la Región Arequipa ¤°z
valle bajo del río Osmore, comprendiendo también el área de desarrollo de dicha
cultura. A la actualidad es el Centro Mallqui a través de su investigadora prin-
cipal la Antropóloga Sonia Guillen Oneglio quien viene realizando importantes
investigaciones y descubrimientos en la zona.
Los Chiribaya lograron una sorprendente adaptación al medio ambiente a
través de sus actividades económicas de subsistencia como fueron la agricultura,
caza y pesca, ganadería y comercio.
Elaboraron a través de técnicas especializadas piezas de cerámica bellamente
decoradas con diseños geométricos y con algunos apliques escultóricos, los colores
predominantes son los rojos, ocres, cremas y negros, sus formas predominantes
son los cantaros, ollas pequeñas, jarras, tazas, platos etc. (Fig. 2).
Lograron la confección de maravillosos textiles utilizando fibra de algodón y
fibra de camélido, utilizaron tintes naturales como la cochinilla para la obtención
del color rojo y la planta índigo para el azul y verde entre otras. Con el uso del
instrumentos calificados para el tejer como son la pusca o rueca elaboraron hilos
muy finos, los que luego fueron utilizados en la confección de prendas como
fajas camisas, bolsas o chuspas, pañuelos etc., todos estos confeccionados con el
ancestral telar de cintura.
Abstract
The typology elaborated for the funeral tradition Chinchorro, one of the tools of work of more
vicinity constitutes to understand the differences that it presents the funeral program Chinchorro in
their central area (Arica and surroundings). However, the importance of the bodies with complicated
artificial mummification makes that the individuals that present only natural mummification, with-
out artificial additions, have a smaller representation inside the general typology of the mummies
and, therefore, in spite of a bigger quantity of bodies for this mummification type is a considerable
absence of recurrences as for the position of the body and their components.
The excavations made in the south of Peru, specifically the area of Ilo (Villa del Mar, Yara,
Kilometro 4), they show individuals basically without artificial mummification neither additions of
complicated preparation; however, two indicators related to the position of one of the hands resting
on the pubis and “rings” of stone around the head, they seem to be an attitude, possibly symbolic
related to the death; being these features characteristic to the type of natural mummification.
The present article is describing, the recurrence of the position of the hands in different ex-
tended funerals of the Peruvian south coast and the presence of “rings” of stone in two funerals of
Yara, both features possibly correspond to a cultural attitude toward the death.
Keywords:
Funeral tradition Chinchorro. Southern Peru. Natural mummies. Disposition of the hands.
“Ring” of stones.
1
Programa de Maestría en Antropología, Universidad de Tarapacá - Universidad Católica del
Norte, Arica – Chile; Instituto Nacional de Cultura, Regional de Tacna-Perú, Av. San Martín Nº
405, adanumire@hotmail.com
¤` Adán Umire Alvarez
KILÓMETRO 4
La segunda estructura excavada en la misma terraza, hacia el sur del sitio, fue
un entierro doble que contenía los restos de dos individuos, un adulto masculino y
un infante, colocados boca abajo en una fosa simple alargada con el infante hacia
los pies del adulto (Wise 1999:350). A pesar de la posición ventral, es posible
observar la posición de la mano derecha sobre la pelvis (Fig. 4).
Fig. 3. Entierro excavado en los terrenos del IPSS en Villa del Mar (Guillén y Carpio 1999)
Fig. 3. Burial dug in the lands of the IPSS in Villa del Mar (Guillén and Carpio 1999)
Fig. 6. El mismo entierro con los detalles de la posición de las manos (Wise 1999)
Fig. 6.The same burial with the details of the position of the hands (Wise 1999)
¤¤° Adán Umire Alvarez
YARA
DISCUSIÓN
AGRADECIMIENTOS
Estoy en deuda con las Dras. Karen Wise y Karen Rasmussen, quienes me
brindaron su apoyo incondicional durante los trabajos de campo relacionados al
período Precerámico, compartiendo sus conocimientos e introduciéndome hacia
los problemas de las poblaciones arcaicas en el sur del Perú. Del mismo modo,
sin la ayuda logística otorgada por el Dr. Charles Stanish (Programa Collasuyo)
al Proyecto de Investigación Arqueológica Yara-2 (2007-8), hubiese sido poco
probable lograr los objetivos trazados. Del mismo modo debo gratitud al Sr.
Modesto Phocco, asistente de campo durante las excavaciones en Yara; hago
extensivo las gracias al Lic. Augusto Cardona, Lic. Erika Simborth y a la Bach.
Liliana Castro y Walter Amézquita por su hospitalidad y ayuda en el Puerto de
Ilo. A todos ellos muchas gracias.
BIBLIOGRAFÍA:
Uniwersytet Wroclaw
Instytut Archeologii
Szewska 48
50-137 Wroclaw – Poland