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CRISTO ES TU VIDA (NEVILLE - 18 DE OCTUBRE DE 1968)

CRISTO ES TU VIDA

Esta enseñanza es esencialmente una revelación del Cristo Resucitado. No estoy hablando de la vida de
algún hombre entre su nacimiento y su muerte físicos, sino del Cristo que ha resucitado en mí y que
resucita en todos. Yo no tengo ninguna imagen mental de un ser fuera de mi vida, o la vuestra.

Pablo nos dice: “Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que
es nuestra vida, aparezca, vosotros apareceréis con él en gloria.” (Col. 3:3,4) Aquí vemos que Pablo
equipara tu vida con Cristo. Estás vivo ahora, así que ¿qué quiere decir Pablo cuando afirma que has
muerto? Todas las cartas de Pablo equiparan la muerte con un sueño tan profundo que el pasado es
olvidado. Es del sueño de la muerte del que él te insta a levantarte diciendo: “Despierta Oh durmiente y
resucita de los muertos.”

El sólo y único Cristo es tu vida. Ahora dormido en la humanidad, este poder cree él mismo ser tú. Y
cuando despierta y resucita en ti, eres tú el que resucita como Cristo. El poder y la sabiduría de Dios
están dormidos en ti como tu propia vida. ¡Dios es amor!

Cuando Dios murió os dio a vosotros, sus hijos, vuestra herencia. No fue un hogar o alguna tierra
fabulosa, ¡sino el poder de su amor! El poder de crear cada deseo de vuestro corazón.

Permitidme comenzar con un punto que ha confundido a algunos. Un caballero escribió: “Tú dices que
los demás tienen cuerpos y vidas propios, pero que su realidad está enraizada en tí así como tu realidad
está enraizada en Dios. Yo tengo un deseo que implica a los demás, sin embargo tengo la sensación de
que ellos no quieren ser parte de él. A pesar de que tú dices que no debo preocuparme de influir a los
demás, ya que el mundo – enraizado en mí – jugará el papel que debe jugar si yo soy fiel a mis
objetivos; ¿pero qué derecho tengo yo a influir en los demás?

“Creyendo que imaginar crea la realidad y que ahí no hay ficción, yo parto de una premisa que no tiene
nada en el mundo externo que la apoye; pero en medio de mi proyecto me desvío, pues yo no puedo
influir en estos hombres. Ahora me pregunto si tal vez éste es también su deseo oculto y ellos no me
quieren en él. Tú dices que cuando estoy ejerciendo amorosamente mi imaginación en nombre de otro,
estoy haciendo de mediador de Dios con ese otro. Sé que lo que imagino beneficiará a todos; sin
embargo debido a mi duda en cuanto a su deseo de ser implicados, ¿debería yo continuar haciéndolo?”

Yo le diría, toma sólo el objetivo. Tal vez debido a sus talentos tú los has escogido como compañeros,
pero si ellos se fueran ¿todavía tendrías el deseo? Si es así, entonces ellos no son esenciales.

Si te pones en el final regocijándote en el cumplimiento del objetivo, los que son igual de talentosos – y
tal vez más – vendrán a buscarte; permaneciendo en el final, atraerás a las personas necesarias para
jugar el papel que ellos deben jugar para ayudar al nacimiento de lo que tú estás haciendo.

Ahora, tú preguntaste si todas las cosas trabajan para bien. El capítulo 8 de Romanos nos dice que lo
hacen. Esta verdad es dramatizada para nosotros en el capítulo 50 del Libro del Génesis. Es la historia
de José, uno de los doce hijos de Jacob. José tenía la capacidad de soñar vívidamente. Sus visiones eran
ciertas y él podía interpretarlas. Sus hermanos, volviéndose envidiosos, conspiraron para matarlo, pero
Judá intercedió, instándoles a venderlo en su lugar.

José fue vendido como esclavo, y cuando nadie podía interpretar los sueños del Faraón, José fue
llevado ante él. Él interpretó los sueños tan precisamente, que el Faraón lo hizo igual a sí mismo, y todo
lo que dijera José era instantáneamente ejecutado. Él predijo la hambruna que iba a venir, y cuando sus
hermanos llegaron en busca de comida, José – ahora sentado en el trono – los reconoció, y dijo: “No
temáis, vosotros pensásteis hacer mal contra mí, pero Dios lo encaminó para bien.” Así que todo
trabaja para bien cuando hay tiempo para reflexionar sobre el acto.

Podría regresar a mi propia pequeña familia. Llegó un momento en nuestra vida en que parecía que el
mundo había llegado a su fin. Los socios de mi padre, deseando tomar el control del pequeño capital
que él tenía en el negocio, tuvieron éxito y nuestro mundo se derrumbó. No teníamos nada, e incluso
nuestros amigos se hicieron escasos.

Pero lo que parecía ser una cosa mala resultó ser una bendición, pues al separarnos de esta asociación –
que era pequeña, en el sentido de que no podían pensar en grande – mi padre empezó por su cuenta con
los hijos que podían imaginar. La familia ha convertido ahora nuestro negocio en una gran empresa de
muchos tipos de negocios sin asociaciones de fuera, dejando pequeño todo lo que habíamos creído
posible hace cuarenta años cuando sucedió. Ha tomado tiempo y reflexión, pero ahora podemos ver que
– aunque los socios de mi padre intentaron un mal contra él – Dios lo encaminó para bien.

Ahora, un amigo tuvo un sueño en el que recibía una carta con el boletín de calificaciones de su hijo
dentro, indicando que debe mostrar una notable mejoría en cuatro materias, una de las cuales era el
álgebra. Dado que su hijo siempre ha sido primero en matemáticas, él se enojó e instantáneamente
revisó el boletín de calificaciones. De pronto, enfadado consigo mismo, dijo: “Estoy cansado de la
responsabilidad de este poder y de las muchas necesidades de revisión de la vida. Mi hijo es un chico
mayor ya, que lo haga él mismo,” y se despertó.

Pedro hizo la pregunta: “Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿con qué frecuencia tengo que
perdonarle, siete veces?” Y el Señor contestó: “Yo no dije siete, sino setenta veces siete.” Esto no
quiere decir cuatrocientas noventa veces. Setenta es el valor numérico de la letra hebrea Ayin, cuyo
símbolo es un ojo. Siete es el valor numérico de la letra hebrea Zayin, cuyo símbolo es una espada.

Aquí se nos está diciendo que imaginemos hasta que el ojo sea fijado como clavado con una espada.
Puede suceder la primera vez o puede tomar un millar de veces convencerte a tí mismo de que las cosas
son como tú deseas que sean, y no como parecen ser. Pero, en la medida en que tú estés auto-
convencido de que lo has hecho en tu imaginación, el mundo exterior reflejará su armonía.

William James, un profesor de psicología en Harvard, es uno de nuestros grandes educadores. Él dijo:
“La mayor revelación de mi generación es el descubrimiento de que los seres humanos, por un cambio
de actitud interno pueden producir cambios externos en armonía con sus convicciones internas.”

Eso está en la Biblia. En el Libro del Génesis se nos muestra en forma de historia cómo las actitudes
internas producen estados externos. Conociendo el momento en que los animales estarían listos para el
acto de creación y el abrevadero al que ellos vendrían, Jacob hizo un trato con su suegro, de que – a
pesar de que todos los animales eran o negros o marrones, si hubiera alguna descendencia de rayas o
con manchas sería suya.

Creyendo que el hombre se convierte en lo que contempla, y que lo mismo se podría aplicar al mundo
animal, Jacob pintó rayas en los álamos de modo que sólo rayas aparecían. Luego llevó sólo a los
animales sanos al abrevadero, dejando a todos los débiles para criar – el marrón con el marrón y el
negro con el negro. Cuando las hembras llegaron a los abrevaderos y engendraron, vieron sólo rayas y
produjeron lo que contemplaron, sus descendientes fueron rayados.

Así que esta lección nos fue dada en el principio. Lo que quiera que estés contemplando en el ojo de tu
mente, lo producirás en tu mundo externo. Es tan simple como eso. Espero que estés contemplando tu
deseo cumplido en el ojo de tu mente, pues las Escrituras te dicen que: “Todo lo que desees, cree que lo
has recibido y lo habrás hecho.” Esto te está diciendo que, en la medida en que estés auto-convencido,
te convertirás en lo que has asumido que eres.

En el caso de mi amigo, su sueño le estaba diciendo que continuara revisando y no tuviera miedo de la
responsabilidad de su tremendo poder para imaginar; pues la vida misma no es más que una actividad
de la imaginación. Cuando hablo de que Cristo es tu vida, estoy diciendo que es tu imaginación, pues la
vida es una actividad de la imaginación. Pregúntate qué estás imaginando ahora mismo y descubrirás lo
que Cristo ha creado. Pues por él todas las cosas son creadas, y sin él no se crea nada de lo que es
creado.

Cada cosa formada ahora y llamada un hecho fue una vez sólo una imagen en la mente de alguien que
persistió en esa imagen y la proyectó en la pantalla del espacio. Así que no renuncies a la
responsabilidad de la revisión, y – en cuanto a influir a los demás – ¿puedo decirte que tú no puedes
evitarlo? Cuando caminas por la calle, involuntariamente influyes en la gente ahí. Simplemente no
puedes evitarlo.

Otro punto que quiero plantear es este: Los profetas que escribieron el Antiguo Testamento eran
siervos del Señor. Ellos recogieron lo que vieron u oyeron, pero ellos no lo entendían. La visión de
cada verdadero profeta está esbozada. Viendo como presente lo que es futuro: “Los profetas
profetizaron sobre la gracia que iba a ser tuya. Buscaron y preguntaron en cuanto a qué persona o
tiempo fue indicado por el Espíritu de Cristo dentro de ellos cuando predijeron los sufrimientos de
Cristo y la posterior gloria. Les fue revelado que estaban sirviendo, no a ellos mismos sino a tí, en las
cosas que ahora están siendo reveladas.”

Algunos de vosotros están teniendo visiones maravillosas y tratando de interpretarlas en este mundo.
Yo os insto a no hacerlo, ya que os extraviareis cuando tratéis de determinar la partida de una persona –
pues nadie sabe la hora, el día o la estación. Sólo el Padre lo sabe y sigue siendo su secreto. No hay
ninguna diferencia en cuán perfecta sea la visión, fue esbozada. Tú la viste como teniendo lugar ahora.
Puede ocurrir hoy o mañana, pero no puedes preverlo. Viste la visión. Siendo un verdadero profeta,
recoge tus visiones con detalle pero no trates de interpretarlas.

Esto me lleva a otra cuestión que ha intrigado a mi amigo. Cuando hablo de Dios, o el Señor, Jesús o
Cristo, estoy hablando de la imaginación humana. Cuando se le pidió que nombrara el más grande de
todos los mandamientos, él no nombró uno de los diez, sino la confesión de fe de Israel, diciendo:
“Escucha Oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno.” La palabra “Señor” es JOD HE VAV HE
[pron. “YOD HEY VAV HEY”] que significa “Yo soy”. La palabra “Dios” es “Elohim” [pron. “e-lo-
HEEM”], que es una unidad compuesta de uno hecho de muchos. En el capítulo 44 de Ezequiel, el
Señor Dios dijo: “Ellos no tendrán herencia; YO SOY su herencia. No darles ninguna posesión; YO
SOY su posesión.” Estudia este pasaje cuidadosamente y descubrirás que, en lugar de heredar de Dios,
nosotros heredamos a Dios.

Ningún hombre tiene mayor amor que este: que de su vida por su amigo. No simulando, sino
abandonándose voluntariamente a sí mismo por los que amaba, Dios murió para que pudiéramos
heredarle. ¿Qué es lo que nosotros heredamos?

Él nos dijo “YO SOY la luz del mundo.” Un día heredaréis la experiencia de ser la luz del universo. No
habrá estrellas, ni sol, ni luna, ni circunferencia – sólo infinita luz viva palpitante, la cual tú sabes que
eres tú mismo. Tú heredarás a Dios como amor infinito. Todo lo que Dios fue antes de que se
individualizara, lo experimentarás como tú mismo.

Dios era un padre antes de que se convirtiera en tí y cuando él te posea, tú eres el idéntico padre. El
Salmo segundo revela al que fue su hijo antes de que él se convirtiera en ti. Pero nadie sabe quién es
ese hijo excepto el Padre, y nadie sabe quién es el Padre excepto ese hijo y cualquiera a quien el hijo
elija revelársele.

Un día ese hijo elegirá revelársete y tú verás – no a un David, sino al David de la fama bíblica. Y no
habrá incertidumbre en cuanto a la relación entre tú y el hijo de Dios, David. Cuando él te llame padre,
sabrás que tú eres Dios.

Cuando heredes a Dios, heredarás su infinito pasado, y desde ese momento verás las Escrituras de
manera diferente. Reconocerás los acontecimientos en la vida de Jesús como signos de la iniciativa de
Dios en la redención del hombre. Entenderás cómo Dios se da él mismo al hombre.

Juan recoge ocho signos de la iniciativa de Dios en la redención del hombre. Muchos estudiosos han
puesto el primero y el último juntos, el segundo y el séptimo, el tercero y el sexto y el cuarto con el
quinto, haciendo cuatro signos mayores. Cuando estos signos comiencen a desarrollarse en ti, cuenta
los días y descubrirás que hay 1.260 días entre la primera visión y la última, cuando heredes a Dios.

Tú no eres alguna cosita que Dios anima, da vida y posee. Dios se entregó a tí en el sentido último de la
palabra, así que no tendrás herencia, pues YO SOY tu herencia. No tendrás posesión en Israel, pues YO
SOY tu posesión. ¡Si tú posees a Dios, todo lo que Él es, tú debes serlo!

Acabo de citar el capítulo 44 de Ezequiel. Léelo con cuidado. Hazte consciente de poseer a Dios, y ya
no serás el pequeño pigmeo que te enseñaron que eras. No reacciones a las tonterías que leas en los
periódicos. Ellos registran los acontecimientos de la mente superficial. Lo que le sucede a un hombre
entre la cuna y la tumba no debería interesarte. Sea un cocinero o un millonario, el hombre (o la mujer)
mejor vestido del año, o el más altamente publicitado – todo eso es relevante para este mundo y no
tiene nada que ver con el Cristo en ti, quien – como tu vida – despertará un día y resucitará.

Cuando Cristo despertó en mí yo fui tan sorprendido que no me di cuenta de que había estado dormido.
Cada mañana me había despertado a un nuevo día y retirado esa noche, tal como tú has hecho a lo largo
de los años. De la cuna a la tumba, has caído dormido de noche y despertado por la mañana. Con el
tiempo has muerto, sólo para ser devuelto a la vida a continuar el mismo largo viaje. Pero un día te
despertarás en la tumba donde la conciencia fue colocada en el comienzo. Para tu asombro ni siquiera
vas a recordar haberte quedado dormido, y nunca ni por un segundo pensado que tu cráneo fue la
tumba donde ellos colocaron a Jesucristo.

Pero al despertar tu herencia se desplegará, como todo lo dicho de Jesucristo será experimentado por tí
en una experiencia en primera persona del singular del tiempo presente. Descubrirás que tú eres el actor
central en el drama divino del descenso y el ascenso, pues nadie puede ascender sino quien ha
descendido.

Sólo Cristo ha descendido, así que cuando tú asciendes tú debes ser Cristo. Esta es la esperanza que se
hace sabiduría para soportar el sufrimiento de esta larga noche oscura del tiempo. ¡Habita en esa
esperanza que es la gracia que está viniendo a ti en el desvelamiento de Cristo en ti, como tú! ¡Nunca
hubo otro y nunca habrá otro, pues Cristo es tu vida!

Lee el tercer capítulo, el 3º y 4º versos de Colosenses, con cuidado. Tú has muerto y tu vida está
escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es tu vida, aparezca, tú también aparecerás con él en
gloria, ¡porque tú eres Cristo! Su aparición es su resurrección y despertar en ti. Su nacimiento se
convierte en tu nacimiento. El descubrimiento de la paternidad de Dios te revela a tí como el padre, y el
capítulo 44 de Ezequiel es cumplido. ¡YO SOY tu herencia! ¡YO SOY tu posesión!

Recuerda: todo lo que ves, aunque parezca estar en el exterior está dentro de ti. No tienes que
preocuparte por influir en las personas si construyes objetivos. Si quieres una gran cantidad de dinero,
ve el dinero dentro de tí. ¡Luego proclama que es tuyo!

Hoy un hombre muy rico está recibiendo una gran cantidad de publicidad debido a su matrimonio.
Nacido como un chico pobre en Turquía, de padres griegos, fue llevado a Argentina cuando tenía
dieciséis años, donde comenzó a importar tabaco, empezando su negocio con sesenta dólares. Él ha
olvidado completamente esos días, y con la que se casaría – por ambición de grandeza en el nombre –
te haría olvidar sus humildes comienzos. Shakespeare tenía una frase para ello: “Él niega la escalera
por la cual ascendió.” Empezando con sesenta dólares, este hombre comenzó a soñar y hoy es un
multimillonario. Yo no le preguntaría cómo lo robó. Hasta ahora él se ha salido con la suya y es
considerado suyo, pero cualquiera con mil millones de dólares debe haberlos robado. No importa sin
embargo, ya que todas las cosas trabajan para bien al final.

No debería importar lo que un hombre hace con su vida entre la cuna y la tumba. Lo importante es lo
que está sucediendo dentro del hombre. ¿La vida que anima ese cuerpo ha sido removida? ¿Está
empezando a resucitar en él? Debe resucitar a fin de heredar a Dios, pues sólo Cristo hereda a Dios.
Cristo es tu vida, que debe resucitar en ti, y cuando lo hace tú heredas a Dios Padre.

Si tú juegas el papel de un cocinero o de un rey, un carpintero o un ídolo de película, eso no es


importante – pues tu estado externo no significa nada. Hay hombres que ahora están jugando el papel
de un cocinero, un carpintero, un limpiabotas o un barbero, sabiendo que son redimidos, esperan
pacientemente ese momento en el tiempo en que puedan quitarse el ropaje de carne y sangre por última
vez. Pero sólo el Padre conoce ese momento. Que nadie especule sobre cuándo sucederá. Recoge tus
visiones, pero no las interpretes. Todos somos consumados maestros en la malinterpretación de la gran
misión de Dios para nosotros.

En cuanto a mí, ya he resucitado. Yo soy del mundo, no estoy en él. Mis sueños y experiencias de
noche no están relacionados con este mundo, así que llevo una doble vida. Mientras yo esté aquí hay
trabajo que hacer para continuar alentando a todo el mundo contando la verdadera historia de la
redención.

Toma esta maravillosa historia a pecho. Es verdadera. Cristo es tu vida, la cual es totalmente
sobrenatural. El nacimiento es sobrenatural. El descubrimiento del Padre es sobrenatural. El rasgado
del templo de arriba a abajo y el ascenso al reino son sobrenaturales, así como el descenso de la
paloma. Ninguna paloma física desciende sobre tu hombro – es una experiencia sobrenatural, pero esta
fantástica verdad ha sido plasmada en una historia que el hombre pudiera entender; pues, como
Tennyson dijo: “La verdad encarnada en un cuento entrará por las puertas de los humildes.”

Recuerda lo que he dicho. ¡Olvida la influencia! Asume objetivos. Concibe una escena que implicaría
el cumplimiento de tu deseo y sueña sueños nobles, ¡pues nada es imposible para Cristo, y Cristo es tu
vida!
Ahora vamos a entrar en el silencio.
*****
Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es CHRIST IS YOUR LIFE (Neville Goddard 10-18-1968)

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