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Conclusiones.

La novela usa la figura de la peste como aquello que irrumpe la cotidianidad humanos,
provocando que esta espabile su conciencia y esclarezca su condición de existentes ( que antes
por la rutina era borrosa o no muy presente) y, así, por la angustia que provoca la peste,
además de otros sentimientos y emociones, tengan más claro que nunca que son un ser-para-
la-muerte.

Con todo, el autor no se va a quedar con esa sola idea, muy de tinte hedeggeriano, pues
también, dada su influencia estrechamente sartriana, va a considerar al ser humano no sólo un
ser-para-la-muerte, sino que además un ser-para-la-vida. Porque, desde coordenadas
sartrianas, el hombre no está determinado por nada más que por su propia libertad. El resto
de fuerzas externas a su voluntad son solamente condicionantes de su existencia. El ser
humano no es-en-sí, sino es-para-sí, lo que significa que está en constante construcción de su
personalidad y su sentido de vida. Entonces, la novela va a instalar en la existencia de una
ciudad la peste como aquel condicionante ineluctable para analizar cómo sus ciudadanos se
enfrentan a ella, cómo usan su libertad para elegir, cómo se construyen a sí mismo a partir de
las circunstancias, etc.

La novela, para terminar, es un espejo donde se le está mostrando y azuzando al lector


constantemente con palabras: tú también eres absurdo, no obstante, qué harás, qué piensas
ser según tus circunstancias, cómo piensas enfrentarte a la peste que puede verse
representada por diferentes cosas y situaciones en el mundo, qué diantres harás con tu
angustia.

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