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Tema: Deja de buscar a Dios y has que él te busque

Cita bíblica: Juan 4:19-23 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este
monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora
viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros
adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que
le adoren.

(BTIH)  Está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre
en espíritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere.

(NBD)  Pero la hora se acerca, y ya está aquí, cuando los que verdaderamente adoran al Padre lo harán guiados por el
Espíritu y en forma verdadera, porque el Padre así quiere que sean los que lo adoren.

(NTJ-Stern)  Pero no tardará en llegar el tiempo y de hecho es ahora cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre de manera espiritual y verdadera, porque estás son la clase de personas que el Padre desea que le adoren.

Dios no busca Adoración Santa; Él está buscando Adoradores Santos; y como se ha declarado, el Calvario haría posible
este tipo de adoración diferente, lo cual no requiere ceremonias ni rituales. mediante la palabra «busca» quiere decir
que los tales no se hallan fácilmente.

4) La samaritana y la verdadera adoración,1Sa_4:20-26. Esta sección es de tremenda importancia, no sólo por la


enseñanza sobre la salvación, sino porque en los vv. 20-24 el término “adoración” se repite nada menos que diez veces y
constituye la enseñanza más amplia de Jesús sobre el tema en todo el NT. Es curioso que una enseñanza tan importante
se diera a una sola persona, siendo mujer, siendo samaritana y, sobre todo, siendo adúltera (ver el libro del autor: La
Adoración que Agrada al Altísimo [El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1999]). Plummer describe este pasaje en los
términos más elocuentes, comparándolo con la sublime calidad del Sermón del monte.

Nuestros padres se refiere a Abraham (Gen_12:7) y Jacob (Gen_33:20) quienes adoraron en la zona de Gerizim. Dios
había prometido bendiciones para el pueblo en Gerizim (Deu_11:29; Deu_27:12), mandó edificar altares allí (Deu_27:4
ss.) e, inclusive, ellos sostenían que Abraham llevó a Isaac a Gerizim para sacrificarlo. Parece que con esta respuesta la
mujer quiso involucrar a Jesús en una discusión apasionada, entre judíos y samaritanos, sobre el lugar más apropiado
donde adorar (ver el comentario sobre 4:4 referente al origen de la controversia). Quizás ella quería saber la opinión de
Jesús quien, aunque era judío, había violado algunas costumbres judías para entablar la conversación con ella. Algunos
opinan que sería otro intento de desviar la conversación de su problema personal y penoso. Por lo menos es la táctica de
muchos incrédulos cuando un creyente los confronta con las demandas del evangelio.

Es de notar que Jesús aprovecha el giro en la conversación, dado por la samaritana, para enseñarle la naturaleza de la
adoración que agrada a Dios, antes de identificarse como el Mesías y llevarle a creer en él como tal. El término “adorar”
(proskuneo G4352) significa lit. “arrodillarse” o “postrarse” ante una persona de eminencia. Es la postura correcta en la
adoración que rendimos a Dios, sea la posición del cuerpo o la humillación del corazón. Los judíos insistían en la
adoración en el templo en Jerusalén; en cambio, los samaritanos designaron el monte Gerizim como el lugar aprobado
por Dios. La primera lección que Jesús enseña sobre la adoración que agrada al Altísimo es que el lugar donde se realiza
no es de vital importancia. Nuestros edificios y centros de adoración pueden facilitar el acto, pero por más cómodos y
mejor adornados que sean, no aseguran ni la presencia de Dios, ni el agrado de él en nuestro culto. Además, la
adoración debe dirigirse a Dios como Padre, un término que habla de la confianza y dependencia hacia Dios y de la
hermandad hacia los demás creyentes. Jesús enfatizó y practicó el concepto de la paternidad de Dios y de la hermandad
de los creyentes.

I. La ubicación del adorador no es ni remotamente más importante que la actitud del adorador.
a. 24 Lo que importa no es dónde se rinde culto, sino la disposición de la mente y el corazón. La verdadera
adoración no es una mera fórmula o un ceremonial, sino una realidad espiritual que está en armonía con la
naturaleza de Dios, que es Espíritu.
b. La adoración debe ser también en verdad, o sea, trasparente, sincera y de acuerdo con el mandato bíblico.
c. verdad, aletheia Strong #225: Derivada del negativo a, y lanthano «estar escondido», «oculto». Compare
«latente», «letargo», «letal». Aletheia es lo opuesto de ficticio, fingido o falso; denota veracidad, realidad,
sinceridad, exactitud, integridad, formalidad y propiedad.

II. No es dónde adoramos lo que cuenta, sino cómo adoramos.


a. ¿Es nuestra adoración en espíritu y en verdad?
b. ¿Tiene la ayuda del Espíritu Santo?
c. ¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo en la adoración? El Espíritu Santo intercede por nosotros (Rom_8:26), nos
enseña las palabras de Cristo (Joh_14:26) y nos ayuda a sentirnos amados (Rom_5:5).

III. La adoración y su efecto

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