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PASAJE CLAVE: Números 12:3; LECTURAS DE APOYO: Éxodo 3; 18:13-27 | Números 11:25-29
| Marcos 9:35 | Isaías 57:15
INTRODUCCIÓN:
La humildad no tiene que ver con nuestro concepto socioeconómico o comparación con
los demás. Ser humildes es que sin importar las circunstancias, podamos reconocer a
los otros como dignos e iguales.
La humildad es una virtud de Dios. Implica entender que en este mundo, nadie es mayor
o menor que otro.
DESARROLLO:
Cuando Moisés fue llamado con la misión de liberar al pueblo de Israel, él se mantuvo
humilde. Su actitud no cambió en pos de volverse poderoso y creerse más que Dios. En
cambio siempre se mantuvo firme, aceptando cada palabra que el Padre enviaba para
trazar su camino.
Dios nos llama a ser como Moisés. Sí el nos da una misión grande, es porque confía en
que somos capaces de hacerla. Pero debemos mantener nuestro corazón limpio y lleno
de humildad desde el principio.
En éste pasaje se nos cuenta que Moisés pasaba todo el día escuchando las consultas
del pueblo. Su suegro le aconsejó que repartiera esa tarea entre los más virtuosos. El
fin de esto era enseñar la ley y abarcar otros asuntos de Dios. Es decir, organizar mejor
el tiempo.
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Ser humildes como Moisés
Su suegro dio éste consejo poniendo a Dios por delante y buscando su bienestar.
¿Moisés se enojó y le pidió que no se metiera en sus asuntos? Jamás. Él fue humilde e
hizo lo que le dijo.
Debemos ser humildes cuando alguien con respeto nos da un consejo. Sí estos nos
edifican y ayudan, lo más inteligente es prestar oídos y aprender.
Cuando una persona tiene autoridad, tiende al egoísmo. Es la naturaleza del pecado.
Más nosotros debemos ser humildes para compartir incluso nuestros tesoros.
Aún con lo respetado que era Moisés, no se olvidaba del lugar que ocupaba. Era un
obrero de Dios, no más que eso.
Cuando somos humildes debemos tener una actitud de servicio. Esto lo enseñó Jesús a
sus discípulos y se asemeja muy bien a la actitud de Moisés.
¿Con qué intención realizamos nuestros actos? Sí es para ser los mejores, esto no
significa nada más que vanidad. Moisés hacía todo lo que Dios le ordenaba por amor de
poner su vida en servicio de esa gran obra. Él no tenía pretensiones de nada y aun así
se convirtió en un ser sumamente honorable.
Jehová no quiere “sirvientes” que esperan una paga. Nuestro servicio debe venir del
amor y gozo de hacerlo. La recompensa es la eternidad, pero sí lo seguimos con
condiciones, nos estamos olvidando de ser humildes.
Podemos asimilarlo a Jesús, quien teniendo el amor de Dios, era humilde para enseñar
y hacer su voluntad. Esperaba en el Padre, pero no tenía exigencias o intenciones
interesadas, aún siendo su hijo unigénito. Esa es la humildad que debemos manifestar.
CONCLUSIÓN:
Sí, debemos estar dispuestos a aprender y ser transformados por Dios; pero sin olvidar
que es su voluntad la que se manifiesta y no la nuestra.
Debemos ser humildes para seguir consejos y compartirlos. Nunca desde la superioridad.
Dios no tiene jerarquía con sus hijos y tampoco hace excepciones. Todos los que le
siguen con intenciones de amor y humildad son más que bienvenidos.