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Evelin Yaneth Cuellar Márquez/202200075

Cambios de la revolución industrial en la sociedad

Invención de nuevas máquinas que permitieron optimizar la producción con


menos mano de obra humana. Nueva organización de trabajo. Desarrollo en
las comunicaciones y el transporte: locomotora a vapor, automóvil, avión,
telégrafo y la radio. Incremento en la aplicación de las ciencias en la industria.

Cambios que generó la Revolución Industrial:


 Uso de nuevos materiales y materias primas, como hierro y acero.
 Uso de fuentes de energía además del carbón: gasolina, electricidad y vapor.
Surgen los motores de combustión interna.
 Invención de nuevas máquinas que permitieron optimizar la producción con
menos mano de obra humana.
 Nueva organización de trabajo
 Desarrollo en las comunicaciones y el transporte: locomotora a vapor,
automóvil, avión, telégrafo y la radio
 Incremento en la aplicación de las ciencias en la industria
 Desarrollo de movimientos en la clase trabajadora
 Disminuyen los artesanos y surgen los operarios de máquinas
 Nace el telégrafo, innovación que permitió acortar las distancias en la
comunicación.
El uso de la electricidad fue facilitado por la creación de tres tipos de
maquinaria: la primera eran las turbinas, las cuales eran capaces de generar la
energía eléctrica. La segunda eran los acumuladores eléctricos, que permitían
transportar la electricidad. La tercera eran los motores, capaces de convertirla
en energía productiva para las máquinas.

Cambios de la revolución francesa en la sociedad

La burguesía se convirtió en la gran beneficiada por el triunfo de la


Revolución. Los grandes beneficiarios de estos cambios fueron quienes los
habían provocado, los burgueses. En la práctica, la mejora de su situación se
manifestó en una redistribución, favorable a su clase, del poder político y la
propiedad privada.

La posesión de bienes, libre de los condicionamientos señoriales, hizo


que cualquier francés económicamente independiente fuese un elector y un
posible miembro del gobierno del estado: un ciudadano.

Así, la antigua estructura de la sociedad, vertical y estanca, dio paso aun activo
esquema horizontal, donde cualquiera podía acceder a los cargos públicos y a la
propiedad. El país galo, donde las tierras y las riquezas pronto estuvieron
repartidas entre muchos más titulares que poco antes, se convirtió en el europeo
con mayor cantidad de pequeños propietarios.

Esta realidad socio económica tuvo su expresión política fundamental en la


constitución de asambleas de representantes. Los ciudadanos, mediante
elecciones, delegaban libremente su cuota de poder público en diputados que
abogaban por sus intereses. Estas cámaras, lo mismo que sus homólogas en
Estados Unidos, fueron los primeros antecedentes modernos de los actuales
parlamentos democráticos.

Porque cambio la sociedad por la reforma protestante


En definitiva, la Reforma protestante del siglo XVI resultó ser un agente de
cambio social que contribuyó a hacer de una parte de Europa una sociedad
próspera, revestida de nuevos valores éticos y espirituales, que daría origen
con el paso del tiempo a fomentar la dignidad, los derechos humanos y la
creación del estado de bienestar, que más tarde sería impulsado en el resto de
países europeos y su entorno occidental.
La Reforma redescubrió la Biblia y la puso al alcance de todos,
exclaustrándola de los conventos y universidades. La Biblia sustituyó a los
misales, a los fantasiosos libros de santos, a las leyendas medievales y a las
fabulas con las que se pretendía propagar la fe cristiana. Incitó a los creyentes
a aprender a leer para poder tener acceso directo a la Palabra de Dios, con lo
que se fomentó exponencialmente la cultura y las artes. De la lectura bíblica se
dedujo que también se podía honrar y alabar a Dios a través del trabajo bien
hecho; que mantener principios éticos en las relaciones personales, laborales y
comerciales era necesario y de obligado cumplimiento para los creyentes; que
amar al prójimo era equivalente  a amar a Dios; que la mentira era un pecado
horrendo contra el prójimo y contra Dios; que la vida del cristiano debía ser
austera y ejemplar, fuera de fatuas ostentaciones; que el evangélico mandato
de amar al prójimo debería tener un reflejo directo en el fomento del bienestar
social, de las libertades humanas y de la justicia universal.

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