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Anijovich, define a la consigna como “la explicitación de las tareas que los
alumnos deben desarrollar, favoreciendo su autonomía. Cuanta mas
información les brindemos de la tarea que tienen que realizar, menos
dependerán de los docentes. Al mismo tiempo, la información debe servir
para que el alumno comprenda el porque y para que de la tarea” (Anijovich
2004).
Una buena consigna debe ser valida y coherente en relación a los contenidos
sobre los que intenta recoger evidencia. Tiene que proporcionar suficiente
información, debe ser clara y especifica de lo que requiere que el alumno
piense y realice. Una manera de asegurar la claridad de las consignas es
confirmar que esta se cumple, probando la consigna ante personas distintas
a sus alumnos para luego, presentársela a ellos. Y luego se les debe dar
tiempo para que las lean y comprendan. Otra manera de promover la
comprensión de las consignas, es instalar la práctica del análisis en conjunto
de las consignas de trabajo.
Este ejemplo muestra qué se les pide a los alumnos y en qué condiciones
producirán la respuesta (perspectivas, materiales, tiempo).
La consigna sirve para que los alumnos comprendan los contenidos de una
unidad y al mismo tiempo para evaluarlos.
Leerla.
Descomponerla en partes.
Reinterpretarla.
Encontrar la coherencia entre las partes.
Recuperar la información pertinente.
Presentarla de acuerdo con el formato solicitado.
Las buenas consignas escritas están diseñadas para que los alumnos:
Elaboren respuestas.
Reorganicen sus conocimientos.
Resuelvan problemas y no se limiten a comunicar un saber declarativo,