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Título: Fuero de atracción y acciones personales de los acreedores del causante


Autores: Ferrer, Francisco A. M. - Gutiérrez Dalla Fontana, Esteban M.
Publicado en: LA LEY 23/11/2015, 23/11/2015, 7 - LA LEY2015-F, 1020 - DFyP 2016 (abril), 04/04/2016, 113
Cita Online: AR/DOC/3476/2015

Sumario: I. Introducción. — II. La sucesión. — III. Proceso sucesorio. — IV. Competencia. — V. Fuero de
atracción: concepto, fundamento, finalidad y funcionamiento. — VI. Acciones atraídas (art. 2336,
segundo párrafo, CCC). — VII. Las acciones de los acreedores del causante están comprendidas en el
fuero de atracción del proceso sucesorio. — VIII. Interpretación sistemática de la ley. — IX. Otras
acciones no enumeradas. — X. Conclusión.
I. Introducción
Hemos tenido conocimiento de fallos dictados por juzgados de primera instancia de diferentes
jurisdicciones, en los cuales los magistrados civiles han considerado que el fuero de atracción del art. 3284 del
Código Civil derogado (CC) ha sido por modificado por el art. 2336 del Código Civil y Comercial (CCC), en el
sentido de que las acciones atraídas a la órbita de competencia del juez del sucesorio son sólo aquellas que
expresamente menciona el nuevo precepto, y como éste no alude explícitamente a las acciones personales de los
acreedores del difunto, tal como lo hacía el inciso 4 del art. 3284 del CC, concluyen que con respecto a dichas
acciones no funciona la atracción.
No obstante, la Cámara 1ra. Civil y Comercial, Sala III, de San Isidro ha dictado recientemente un fallo, con
fecha 15 de septiembre, poniendo las cosas en su quicio: revocó con innegable acierto el fallo de primera
instancia que ante una demanda de escrituración contra los herederos del causante vendedor, había resuelto que
ya no funcionaba más el fuero de atracción, y, por el contrario, lo declaró plenamente operativo (1).
Esta controversia interpretativa sobre los alcances del art. 2336 del CCC nos ha motivado a escribir estas
líneas.
Recordemos que el art. 2336 del CCC, luego de fijar la competencia del juez del último domicilio del
causante - con la excepción del art. 2643 en caso de sucesión internacional - dispone en su segundo párrafo que
"el mismo juez conoce de las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que
tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución de las disposiciones
testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición, de la garantía de los lotes
entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de la partición". Se advierte, entonces, la falta de la explícita
mención de las acciones de los acreedores del causante.
Pero ello no implica de ningún modo que han sido excluidas. Considerarlo así supone una interpretación
aislada del texto legal, meramente gramatical y carente de razonabilidad, pues descarta o ignora otras normas,
incluso del mismo precepto como veremos, que presuponen la atracción al juzgado del sucesorio de las acciones
personales de los acreedores del causante, por lo cual la estrecha interpretación que impugnamos altera todo el
sistema organizado en el Libro V "Transmisión de los derechos por causa de muerte", que tiene en mira la
protección del prioritario interés de los acreedores de la sucesión, quienes tienen preferencia para cobrarse con
los bienes hereditarios antes que los herederos, así sean forzosos, y que sus acreedores personales (art. 2280,
último párr., 2316, 2445, 2° párrafo).
Si bien en su momento se observó, al comentar el Proyecto, que era conveniente incluir expresamente en el
art. 2336 la mención de las acciones personales de los acreedores, para mayor prolijidad y evitar justamente
estas equívocas interpretaciones (2), ello no significa que la intención del legislador haya sido excluirlas.
II. La sucesión
El art. 2277 del CCC establece que la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión
y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley. Y la herencia
 

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comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento (último
párrafo).
El heredero se subroga en la titularidad del patrimonio transmitido, lo sustituye al causante, y, por ende,
asume las deudas de la herencia: el heredero que acepta la herencia queda obligado al pago de las deudas y
cargas de la herencia con los bienes que recibe, o con su valor si los ha enajenado (art. 2280, último párrafo, y
2317) (3). Por lo tanto, debe cumplir las obligaciones que gravan el patrimonio del difunto y las que nacen de la
transmisión misma de ese patrimonio, siendo sus lógicas consecuencias que los acreedores de la herencia
disponen contra el heredero de los mismos medios de ejecución que contra el difunto mismo, y los actos
ejecutorios contra el difunto lo son igualmente contra el heredero. Así lo explicitaban los arts. 3431 y 3432 del
Código de Vélez Sársfield, reglas que desde luego, siguen vigentes.
La sucesión en las deudas es característica de la sucesión universal de tradición romana, como también el
concepto de que el patrimonio concebido como universitas iuris comprende las deudas, principio que penetró en
la conciencia jurídica moderna, por lo cual la llamada al patrimonio hereditario en su integridad o en una parte
alícuota incluye el adosamiento de las deudas (4).
Vélez Sársfield sustancialmente siguió en su sistema sucesorio los principios básicos de las ideas romanas, y
de sus reformuladores franceses (5), sistema cuyos ejes estructurales han sido receptados por los legisladores
del Código Civil y Comercial en los arts. 2277 y 2280 (6).
III. Proceso sucesorio
Para efectivizar la transmisión sucesoria, debemos recurrir al proceso sucesorio, que tiene carácter judicial y
por finalidad identificar a los sucesores, determinar el contenido de la herencia, cobrar los créditos, pagar las
deudas, legados y cargas, rendir cuentas y entregar el remanente de los bienes del causante a los sucesores, tal
como se explica en el art. 2335 del CCC. Por lo tanto está encaminado a posibilitar la liquidación de la herencia
y asegurar la transmisión del residuo líquido a la persona o personas llamadas a recibirlo por la ley o por el
testamento (7).
Esta tramitación es judicial porque la determinación de los herederos es un acto jurisdiccional, por tanto,
solo pueden realizarlo los jueces, sea a través de la declaratoria de herederos o mediante la aprobación formal
del testamento (8). En consecuencia, es necesario recurrir para tal determinación al juicio sucesorio y no a una
información sumaria que pretenda suplirlo (9) o a un acta notarial (10).
El nuevo Código receptó esta doctrina al establecer que existiendo bienes registrables en la sucesión es
ineludible obtener "la declaratoria judicial de herederos" (art. 2337, párrafo final).
El procedimiento troncal del proceso sucesorio (declaratoria de herederos o auto aprobatorio de testamento,
inventario, avalúo y partición de los bienes) constituye un proceso de jurisdicción voluntaria (11), pero puede
ocurrir que se originen derivaciones contenciosas, como cuando concurren sucesores que pretenden excluirse
entre sí, litigando entre ellos (cuando promueven acciones de indignidad o desheredación); cuando disienten
sobre actos de administración, o reclaman, colación o reducción de donaciones; o los acreedores promueven
acciones contra los sucesores, etc.
No pierde por ello, el procedimiento troncal, la calidad primigenia de voluntario por el hecho de que
eventualmente se controviertan derechos o cuestiones entre los sucesores concurrentes, o entre éstos y los
acreedores de la sucesión o de los mismos herederos.
Es también un proceso universal pues tiene por objeto la liquidación y la distribución de la totalidad del
patrimonio del causante, concebido como universalidad jurídica, es decir, como unidad global y abstracta de sus
derechos y obligaciones patrimoniales (arts. 2277, 2° párrafo, 2335, 2336 segundo párrafo, 2353, 2356 y ss.
CCC; 3279 y 3281 CC).
IV. Competencia
 

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La competencia en materia sucesoria estaba regida por el art. 3284 del Código Civil velezano que establecía
claramente en su primer párrafo: "La jurisdicción (12) sobre la sucesión corresponde a los jueces del lugar del
último domicilio del difunto".
En igual sentido dispone el art. 2336 primer párrafo del CCC: "La competencia para entender en el juicio
sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de lo dispuesto en la Sección 9na.,
Cap. 3, Título IV, del Libro 6to" (13).
La norma es de orden público (14), porque regla la competencia en razón de la materia, lo que implica
necesariamente que los demás jueces que no tengan jurisdicción en el último domicilio del causante deberán
declararse incompetentes y remitir al que corresponda los procesos en trámite y las acciones que se inicien y se
enmarquen en lo prescripto por la norma del art. 2336 del CCC (art. 3284 CC), por la fuerza del fuero de
atracción. La imperatividad de la competencia atribuida al juez de la sucesión se funda en la circunstancia de
facilitar la liquidación del patrimonio hereditario, tanto en beneficio de los acreedores, como de la sucesión, es
decir, de los herederos, de los legatarios y del Estado (15). Aunque la regla no es tan rígida y se admiten
prórrogas de la competencia en determinados casos y en algunas jurisdicciones dentro de una misma provincia
(16).
La regulación establecida por el Código Civil derogado y por el Código Civil y Comercial, parte de la base
de la unidad del patrimonio, por lo cual, consecuencia necesaria de tal concepción, es que debe ser un solo juez
el que entienda en todas las cuestiones que se susciten con motivo de su transmisión hereditaria.
Este sistema tiene importantes ventajas, pues concentra en un solo juez la liquidación del patrimonio
hereditario: los litigios entre los sucesores mortis causa, la realización del activo, las acciones de los acreedores
del causante, el pago de las deudas, y finalmente la distribución de los bienes. Evita dilaciones en el
procedimiento y permite una interpretación única de la voluntad del testador, por ello creemos que es el más
conveniente.
V. Fuero de atracción: Concepto, fundamento, finalidad y funcionamiento
El fuero de atracción es una cualidad de los procesos universales (sucesión y quiebra) que consiste en la
asignación de competencia en favor de un órgano judicial que interviene en un proceso universal, con respecto
al conocimiento de ciertas pretensiones vinculadas con el patrimonio que constituye el objeto de ese proceso y
que se debe liquidar (17).
El objeto y fundamento del fuero de atracción en el ámbito de las sucesiones radica en facilitar la liquidación
de la herencia, el pago de las deudas, concentrando ante el tribunal del sucesorio las demandas deducidas contra
la sucesión aún indivisa; y la división de los bienes remanentes entre los sucesores (18).
Para que los herederos, acreedores y legatarios de la sucesión, en suma, los que tengan algún derecho sobre
los bienes hereditarios, no se hallen expuestos a tener que litigar en una multitud de tribunales diferentes, lo que
importaría un verdadero dispendio de actividad jurisdiccional, es preciso que no haya más que un solo tribunal
para decidir sobre todas las cuestiones relativas a la sucesión aún indivisa, y este tribunal debe ser, naturalmente,
el juez del último domicilio del causante conforme lo dispone el art. 2336, 1° párrafo (art. 3284 CC) (19).
Por eso, no solo tiene su razón en conveniencias prácticas, sino también en el interés general de la justicia,
de allí que sea considerado de orden público y su vigencia declarable de oficio (20). El fuero de atracción se
justifica así por razones de economía judicial, para la más rápida, eficaz, segura y fácil administración de
justicia (21).
Por lo tanto, su finalidad es la concentración ante el mismo Tribunal que entiende en el principal de todos los
litigios que se planteen entre sucesores con respecto a los bienes de la herencia, y de las acciones de los
acreedores contra el causante, dada la innegable conveniencia de que el juez que interviene en el proceso
universal donde se involucra un patrimonio como universalidad jurídica, conozca de todas las demandas que
 

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puedan afectar su integridad (22). Una razón de lógica y de buen orden judicial exige que esa universalidad de
derechos y obligaciones se sujete a un proceso unificado de liquidación (23).
Es, por lo tanto, un supuesto excepcional de desplazamiento de la competencia ordinaria para que las
acciones vinculadas a la transmisión sucesoria sean resueltas por un mismo juez, como corolario del principio de
unidad del patrimonio hereditario, entendido como universalidad jurídica (24).
Pero su alcance no es total ni indefinido en el tiempo, tiene límites: en primer lugar no abarca todas las
acciones que se relacionan con el patrimonio hereditario: las acciones reales (reivindicatoria, usucapión, etc.) no
son atraídas por el fuero del sucesorio. En segundo término, funciona pasivamente, cuando la sucesión es
demandada (25), y no cuando los herederos demandan a terceros deudores de la sucesión, en cuyo caso como en
el anterior se aplican las reglas generales de la competencia. Ahora bien, si los herederos demandantes son
reconvenidos, el juicio se desplazará hacia el tribunal del proceso sucesorio. Y, por último, es transitorio,
concluye con la ejecución de la partición, mediante la inscripción de las hijuelas en el Registro de la Propiedad
(26), excepto que con posterioridad se deduzcan acciones como la petición de herencia, la nulidad o
rectificación de la partición.
Son atraídos aún aquellos procesos que se encuentran en etapa de ejecución, pues una causa no se considera
definitivamente concluida por haberse dictado sentencia, si todavía se encuentran pendientes procedimientos
para su ejecución, pudiéndose incluso disponer de oficio por su carácter de orden público (27).
VI. Acciones atraídas (art. 2336, segundo párrafo, CCC)
Las acciones que resultan atraídas por el fueron de atracción del sucesorio no sólo son las que están
mencionadas en la enumeración descripta en el segundo párrafo del art. 2336 del CCC, sino también otras
numerosas que no están expresamente incluidas en ese elenco normativo.
Se mencionan expresamente en dicha norma las siguientes acciones:
— La acción de petición de herencia.
— La nulidad de testamento.
— Los demás litigios tiene lugar con motivo de: la administración y liquidación de la herencia; la ejecución
de las disposiciones testamentarias; el mantenimiento de la indivisión; las operaciones de partición; la garantía
de los lotes que se adjudicaron a los copartícipes; y, finalmente, con la reforma y nulidad de la partición.
Aunque en este elenco no se menciona a las acciones de los acreedores del causante, sí lo hace el último
párrafo, que establece: "Si el causante deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores del
causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o ante el que corresponde
al domicilio del heredero único" (28).
VII. Las acciones personales de los acreedores del causante están comprendidas en el fuero de
atracción del proceso sucesorio
Consideramos que las acciones personales de los acreedores del causante deben ser continuadas o
promovidas ante el tribunal donde se tramita la sucesión de aquel, pues están comprendidas en el fuero de
atracción establecido por el art. 2336, y nos fundamos en los siguientes argumentos:
1) El principio de la unidad del patrimonio hereditario: determina que todas las cuestiones vinculadas con
dicho patrimonio, que constituye una universalidad jurídica comprensiva de derechos y obligaciones, deben ser
resuelta por el mismo juez, en el ámbito del proceso universal sucesorio. No admitirlo significa contradecir todo
el sistema de transmisión hereditaria y de liquidación de la herencia organizado por el Código Civil y
Comercial.
2) El principio del bien común, porque están en juego:
— el interés de la justicia en la economía judicial que tiende a evitar el dispendio injustificado de
 

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la actividad jurisdiccional;
— el interés de los herederos, acreedores y legatarios de la sucesión, en que sus cuestiones vinculadas a la
herencia se tramiten ante un mismo juez,
— y, en última instancia, el interés Estado en el caso de liquidación de herencias vacantes.
Se trata, por consiguiente, de los fundamentos del fuero de atracción que involucran el interés de la sociedad
en una eficiente administración de justicia, y que han sido ignorados por la desubicada interpretación judicial
que impugnamos.
3) El principio de la igualdad de trato de los acreedores y de la interpretación lógica de la ley: la línea
hermenéutica que estamos comentando quiebra la igualdad de trato de los acreedores, porque si concurre un solo
heredero a la sucesión, los acreedores pueden dirigirse al juez del domicilio del heredero o al del último
domicilio del causante; por el contrario, si concurren varios herederos, según esta singular interpretación, no
podrían dirigirse al juez del último domicilio del causante porque en este supuesto la ley, se sostiene, no ha
previsto expresamente que las acciones de los acreedores se tramiten ante el juez de la sucesión, por lo cual
quedarán dispersos antes diferentes tribunales.
Por nuestra parte, pensamos que la interpretación de esta norma mediante la lógica jurídica de lo razonable
(29), en coherente armonía con el sistema sucesorio, nos lleva a la conclusión contraria, o sea, cuando hay
concurrencia de pluralidad de herederos, los acreedores no tienen la opción que les atribuye el tercer párrafo del
art. 2336, por lo cual y no existiendo un único heredero, deben necesariamente acudir al juez de la sucesión, o
sea, al juez del último domicilio del causante (30). El mismo texto legal, por consiguiente, está presuponiendo el
fuero de atracción del sucesorio en caso de herencia indivisa entre varios herederos (31). Esta solución se
complementa y coordina con la regla del art. 2317 (último párrafo) que sostiene que: "En caso de pluralidad de
herederos, éstos responden con la masa hereditaria indivisa", y con la que estatuye que todos los litigios
relacionados con la liquidación de la herencia, que implica naturalmente el pago de las deudas sucesorias, son de
conocimiento del juez de la sucesión (art. 2336 2° párrafo).
Y si los herederos responden con la masa hereditaria indivisa, tal responsabilidad mancomunada determina
que el acreedor del causante deba demandar conjuntamente ante un mismo juez a todos los herederos, en cuánto
éstos suceden al de cuius en las obligaciones del mismo (arts. 2277 y 2280 último párrafo). Y ese juez no puede
ser otro que el juez del último domicilio del causante.
4) Principio antes pagar que heredar: también este antiguo principio proveniente del derecho romano—
hispánico (32), receptado por el régimen sucesorio del Código derogado y sostenido por el nuevo Código (arg.
arts. 2280 último párrafo, 2316 y 2359), significa que la herencia que reciben los herederos es el residuo o
remanente que queda luego de pagar las deudas sucesorias. La determinación de ese residuo o remanente exige
lógicamente que la liquidación del pasivo se efectúe ante un mismo juez y en un mismo proceso universal, o sea,
ante el juez de la sucesión.
5) La liquidación de la herencia importa el pago del pasivo hereditario. No advierte esta descuidada
hermenéutica que el art. 2336 expresamente establece que el juez del último domicilio del causante conoce de
"todos los litigios que tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia", y liquidar la
herencia significa en buen romance pagar sus deudas y legados (33) , para luego repartir el remanente entre los
herederos, conforme al principio "antes pagar que heredar". Y el pago de las deudas puede ser voluntario, a
través del administrador de la sucesión, o forzado, mediante ejecución judicial, pues ninguna norma legal
prohíbe o suspende el ejercicio de las acciones individuales de los acreedores del causante (34), quienes han de
continuar o promover sus acciones ante el juez de la sucesión, porque ante este magistrado se concentra
precisamente la "liquidación de la herencia", es decir, la satisfacción del pasivo sucesorio.
6) Operaciones liquidatorias del patrimonio hereditario: en varias normas el nuevo Código regula estas
 

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operaciones, derivadas todas del principio de concentración, celeridad y economía procesal, de cuyo régimen
surge con claridad que las acciones que ejerzan los acreedores por deudas del causante y cargas de la sucesión
no deben dispersarse ante diferentes juzgados, sino concentrarse ante el juez que conoce de la liquidación de la
herencia:
a) El art. 2340 dispone que deberá publicarse un edicto por un día en el diario de publicaciones oficiales a
los efectos de citar a los herederos, acreedores y a todos los que se consideren con derecho a los bienes dejados
por el causante, para que comparezcan dentro del plazo de treinta días.
b) El art. 2356 reitera que los acreedores que no son titulares de garantías reales, deben presentarse a la
sucesión y denunciar sus créditos a fin de ser pagados. Los créditos cuyos montos no se encuentran
definitivamente fijados, se denuncian a título provisorio sobre la base de una estimación. Es similar en su
naturaleza a la verificación de créditos de la Ley de Concursos y Quiebras (Ley 24522). ¿En que plazo han de
presentarse?, pues en el plazo que dispone el art. 2340. Por lo tanto, los acreedores deben denunciar sus créditos
al heredero o al tercero que ejerzan la administración judicial de la herencia, en el plazo de treinta días, a contar
desde el día de la publicación del edicto referido. Consideramos que aplicar esta norma es la forma más
conveniente de ordenar el procedimiento y el reglamento de pago establecido en el art. 2358 del CCC.
c) Los acreedores pueden optar entre continuar o promover sus acciones individuales, pues ninguna norma
lo prohíbe, o decidirse por el trámite de legítimo abono, que lo deben realizar ante el juez del sucesorio, previsto
en el art. 2357 (35), porque ante este juez se tramitan todas las cuestiones atinentes a la liquidación de la
herencia, y porque del pedido del acreedor se corre traslado a los herederos, pudiendo éstos reconocer el crédito,
en cuyo caso el juez lo declarará de legítimo abono, y el acreedor debe ser pagado según el procedimiento de
pago del art. 2358. Si los herederos guardan silencio o rechazan del crédito, el acreedor debe promover la acción
que le corresponde. ¿Ante que juez? Naturalmente ante el mismo magistrado ante el cual se tramitó el frustrado
pedido de legítimo abono, pues ante él, reiteramos, se está realizando la liquidación de la herencia. Hay una
conexidad manifiesta e impuesta por la ley.
d) Quien recepta las denuncias o verificaciones de créditos, y debe presentarse en las acciones promovidas
contra el causante o sus herederos, es el administrador judicial de la sucesión por imperio de la prescripción de
los arts. 2353 in fine, 2354, 1° párrafo, in fine del del CCC, siendo a su vez quien está a cargo de llevar adelante
el procedimiento de pago del art. 2358 del CCC, cuya norma remite al rango de preferencia establecido en la ley
de concursos (arts. 239/250 ley 24.522), en correlato con el art. 2579 CCC, según el cual en los procesos
universales los privilegios se rigen por la ley aplicable a los concursos, exista o no cesación de pagos.
Canceladas las deudas, seguidamente el administrador judicial debe cumplir con los legados en los límites
de la porción disponible, en su caso, en el orden establecido en el art. 2358 segunda parte del CCC, es decir
primero se atienden los preferidos por el testador, luego los de cosa cierta y determinada; y finalmente los
demás, agregando que si hay más de la misma categoría se pagarán a prorrata.
Con respecto a los acreedores presentados una vez vencido el plazo de treinta días del art. 2340 del CCC,
cabe expresar que analógicamente se aplicarán las normas de la ley concursal sobre verificaciones tardías (art.
56 ley 24.522), es decir, toman el procedimiento de pago en el estado en que se encuentre, pudiendo cobrar si
todavía quedan bienes, debiendo, en su caso, cargar con las costas generadas a su instancia. Si ya se agotó el
activo, podrán perseguir a los legatarios que cobraron antes que ellos, en razón de la preferencia que tienen
sobre los mismos (arts. 2358 y 2319). Esta acción contra los legatarios caduca al año contado desde el día en
que cobran sus legados (art. 2319 CCC).
e) Por último, el art. 2359 CCC consagra un eficaz recurso para asegurar a los acreedores y legatarios tardíos
e impagos el cobro de sus créditos y legados, cuando todavía hay un remanente de la herencia: pueden oponerse
a la entrega de los bienes a los herederos hasta que queden satisfechos sus créditos.
VIII. Interpretación sistemática de la ley
 

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El derecho objetivo constituye una unidad orgánica y armónica de normas coordinadas, en interdependencia
metódica, aunque fijada cada una en su lugar propio. Cada precepto, por lo tanto, integra un todo orgánico, por
lo cual el examen en conjunto es ineludible para proyectar luz al caso concreto. La interpretación sistemática
atiende a la conexidad entre el dispositivo que nos interesa y las otras prescripciones de la misma ley. La verdad
entera resulta del contexto y no de una norma aislada, quizás defectuosa o mal redactada. Es preciso comparar el
dispositivo en cuestión con los otros que forman el mismo instituto, y con los principios generales y el conjunto
del sistema en vigor (36).
La tendencia interpretativa que rechazamos se limitó a aplicar de modo aislado y literal el segundo párrafo
del art. 2336, descartando el análisis del siguiente y último párrafo, del que se deriva la solución correcta, la cual
resulta confirmada por una interpretación sistemática de la ley, de la que también se prescindió. Un análisis
abarcativo de las normas que regulan nuestro sistema sucesorio, y, en particular, de las que reglamentan el
régimen de liquidación de la herencia en relación con el fuero de atracción del sucesorio, demuestra en forma
palmaria que este fuero atrae necesariamente a las acciones personales de los acreedores del causante por una
elemental razón de economía judicial, porque está en juego, en definitiva, el interés general de la justicia, y, en
suma, el interés social en una justicia eficiente, segura y rápida.
IX. Otras acciones no enumeradas
Existen también otras acciones que son atraídas por el fuero de atracción del proceso sucesorio y que no
están expresamente mencionadas en el art. 2336 del CCC, y ello no constituye óbice para que sean atraídas en
virtud de que están vinculadas a la transmisión hereditaria y al derecho de los herederos (37), y así lo han
admitido la doctrina y la jurisprudencia.
Ellas son, entre otras (38), las acciones de indignidad; de exclusión de herederos, de inclusión o exclusión de
bienes, de colación, de reducción, las relativas a la liquidación y partición de la sociedad conyugal, cuando se
disuelve por muerte de uno de los cónyuges; las acciones de estado de familia, de las que resulte o pueda derivar
una pretensión de petición de herencia; la acción de exclusión del cónyuge supérstite; la liquidación de la
sociedad de hecho integrada por el causante, etc.
La línea argumental de la hermenéutica que impugnamos nos conduciría a que, con respecto a estas
acciones, tampoco funcionaría el fuero de atracción del sucesorio, lo cual constituye un dislate.
X. Conclusión
Concluimos que resulta errado en grado mayúsculo sostener que el fuero de atracción ha sido modificado en
la nueva regulación civil y comercial, y revela una lectura ligera y gramatical del segundo párrafo del artículo
2336, al margen de toda la normativa que regula la transmisión de los derechos por causa de muerte y la
liquidación de la herencia. Se trata, por tanto, una interpretación que no constituye una derivación razonada del
derecho vigente, y por ello debe ser superada por contradecir el interés general de la justicia y de los justiciables.
 (1) Rubinzal Online, RC J 6137/15.
 (2) FERRER-CORDOBA-NATALE: Observaciones al Proyecto de Código Civil y Comercial, en Revista
de Derecho de Familia y de las Personas, octubre de 2012, p. 127, n° 10.
 (3) La misma consecuencia de la aceptación bajo beneficio de inventario del Código Civil derogado, que
era presumida por la ley (arts. 3363 y 3371).
 (4) BONFANTE, Pietro: Corso de diritto romano, Giufré, Milano, 1974, vol. VI: Le successioni, p. 76;
WINDSCHEID, B.: Diritto delle Pandette, trad. de Fadda y Bensa, UTET, Torino, 1925, t. 3°, parág. 528, p.
101; CASTAN TOBEÑAS, José: En torno a la teoría del patrimonio, Madrid, 1952 (separata de la Revista de la
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación), ps. 35/37; IRURETA GOYENA (h), José: Derecho sucesorio,
(Compilación de sus cursos por Mabel Rivero de Arhancet con el asesoramieto del dr. Eduardo Vaz Ferreira),
Ediciones Idea, Montevideo, 1987, t. I, n° 125.
 

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 (5) CAFFERATA, José I.: Comunidad hereditaria e indivisión hereditaria, Marcos Lerner ed., Córdoba,
1984, p. 27/29; ZANNONI, Eduardo A.: Derecho de las sucesiones, 5ta. ed., Astrea, Bs. As., 2008, t. 1, parág.
12.
 (6) FERRER, Francisco A.M.: El derecho de sucesiones en el Proyecto de Código Civil y Comercial,
Revista de Derecho Privado y Comunitario, 2012-3-567, n° II; y Aspectos de las sucesiones en el nuevo Código,
La Ley revista del 23/9/15, n° III.
 (7) NATALE, Roberto M., en PEYRANO, Jorge - VAZQUEZ FERREYRA, Roberto: Código Procesal Civil
y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Análisis doctrinario y jurisprudencial, Ed. Juris, Rosario, 1998, t. 3, p.
4; CORNEJO, Raúl J.: Procesos Sucesorio, Ed. Plus Ultra, Buenos Aires, 1977, p. 7; CNCiv. Sala H, 29/10/97,
LL, 1998-E-426 p. 2.
 (8) AZPIRI, JORGE O. : Juicio Sucesorio, Ed. Hammurabi, Bs. As. 2009, p. 37.
 (9) CNCiv. Sala J, 23/6/95, JA, 1998-II, índice, sum. 66, p. 222.
 (10) FERRER, FRANCISCO - NATALE, ROBERTO: La sucesión notarial en las XX Jornadas Nacionales
de Derecho Civil, JA 2005-IV-1333, p. 1342, y La sucesión notarial, en Doctrina Judicial revista del 27/8/2088.
En aquellas Jornadas (Bs. As., 2005) se aprobó por contundente mayoría el siguiente despacho: "a) La
jurisdicción sobre la sucesión corresponde a los jueces (art. 3284 CC); b) El proceso sucesorio extrajudicial está
vedado por normas de la Constitución Nacional (arts. 1, 18, 75 inc. 12 y cc. CN); c) Resulta inconstitucional el
sistema de la sucesión extrajudicial por violar claramente las disposiciones del Código Civil (arts. 3410, 3412,
3413, 3414, 3284, 3691, 3694, 3695, 984, 3321, 3430, 3324, 3390, 3389, 3692, 3693 y concs. CCiv.) y d) La
jurisdicción voluntaria es una actividad ineludible de los jueces...".
 (11) C. Civ. y Com. San Isidro, Sala I, 14/7/1998, LLBA. 199-632; ED, 183-245; CNCiv. Sala E, 26/6/85,
JA, 1985-IV, índice, p. 139.
 (12) El vocablo jurisdicción que emplea este precepto se interpreta como "competencia territorial":
STRATTA, Alicia J., en LLAMBIAS-MENDEZ COSTA: Código Civil Anotado, Abeledo-Perrot, Bs.As., 1988,
t. V-A, p. 65 (n° II); PODETTI, J. Ramiro: Tratado de la competencia, Ediar, Bs. As., 1954, n° 205, p. 482.
 (13) O sea, establece la excepción en el caso de la sucesión internacional: cuando el causante ha tenido su
último domicilio en el extranjero, y tiene bienes inmuebles en el país, es competente el juez del lugar de
situación de dichos bienes (art. 2643, CCC) .
 (14) MEDINA, Graciela: Proceso sucesorio, 2da. ed., Rubinzal Culzoni Ed., S.Fe-Bs.As., 2006, t. I, p.
55/56; NATALE, Roberto M., en FERRER-MEDINA: Código Civil Comentado, 2da. ed., Rubinzal Culzoni
Ed., S.Fe-Bs.As., 2011, t. I, p. 101/102; AZPIRI, Jorge O: Juicio sucesorio, Hammurabi, Bs. As., 2009, parág.
11, y además, Incidencias del Código Civil y Comercial. Derecho sucesorio, Hammurabi, Bs.As., 2015, p. 125.
 (15) CSJ 10/9/85, ZEUS 42-R. 19, reseña n° 7200; FASSI-MAURINO: Código Procesal Civil y Comercial,
Astrea, 3ra. ed., Bs.As., 2005, t. IV, parág. 20, p. 718; PERRINO, Jorge O.: Derecho de las sucesiones, Abeledo
Perrot, Bs.As., 2011, t. I, n° 166-d).
 (16) En las Provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Misiones, etc (MEDINA,G.: Proceso sucesorio, cit., t. I,
ns. 76 y 79). En contra, considerando errónea esta tendencia jurisprudencial: CORDOBA, Marcos M., en
LORENZETTI, Ricardo L. (director): Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Rubinzal Culzoni,
S.Fe-Bs.As., 2015, t. X, p. 606.
 (17) CNCiv Sala B, 14/6/83, J.A. 1984-II-Indice, p. 30, sum. 2; CSJ Tucumán, 30/10/96, La Ley 1998-D-
872, n° 40636-S; PALACIO, Lino E.: Derecho procesal civil, Perrot, Bs.As., 1987, t. II, n° 188-a).
 (18) CSN, 16/3/82, La Ley 1982-C-360; Corte Suprema de Tucumán, 30/10/96, LL 1998-D-872, 40636S;
CNCiv. Sala A, 21/4/1988, LL, 1988-D, 285, DJ, 1989-1-161; Sala B, 19/2/1997, LL, 1997-C, 1003; CNCiv.
 

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Sala C, 4/12/97, LL 1998-C-504, DJ 1998-2-1196; CNCiv., Sala D, 20/5/1980, Rep. ED 16-150, sum. 80, etc.
BORDA, Guillermo A.: Tratado de derecho civil. Sucesiones, 9na. ed., actualizado por Defina M. Borda, ed. La
Ley, Bs.As., 2008, t. I, n° 57; FASSI-MAURINO: Código Procesal Civil y Comercial, cit., t. IV, parág. 21, p.
718; ALTERINI, Jorge H. (director general)-FERRER Francisco A.M.: Código Civil y Comercial Comentado.
Tratado exegético, La Ley, Bs.As., 2015, t. XI, p. 287, n° 2.
 (19) Este fundamento de orden práctico ya lo invocaba Georges Antoine CHABOT DE L'ALLIER, y se
mantiene vigente (Commentaire sur la loi des successions, Librairie de Jurisprudente de Cotillon, París, 1839, t.
2, p. 214, n° 2); CSJ, 16/3/82, La Ley 1982-C-360; PERRINO, Jorge O.: Derecho de las sucesiones, cit., t. I, n°
165-b); GONZALEZ MAGAÑA, I., en RIVERA-MEDINA: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, La Ley, Bs.As., t. VI, p. 178, n° 1-3.
 (20) CNCiv Sala A, 21/4/88, La Ley 1988-D-285; PALACIO, Lino E.: Derecho procesal civil, cit., t. II, n°
188; PODETTI, J. Ramiro: Tratado de la competencia, cit., n° 205, p. 482; GONZALEZ MAGAÑA, I., en
RIVERA-MEDINA: Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, La Ley, Bs.As., t. VI, p. 177, n°— 1-1.
 (21) Se trataría para algunos autores del único fundamento del fuero de atracción: DE IRIONDO, Luis U.:
Fuero de atracción, E.D. 7-461, n° 21; STRATTA, Alicia J., en LLAMBIAS-MENDEZ COSTA: Código Civil
Anotado, cit., t. V-A, p. 67; PEREZ LASALA, José L.: Tratado de sucesiones, Rubinzal Culzoni Ed., S.Fe-
Bs.As., 2014, t. I, n° 66.
 (22) CNCiv. y Com. Fed, Sala 1ª, 15/4/99, LL 1999-E-424; Sala K, 30/10/1990; Sala D, 20/9/1977, LL
1978-A-253; Trib. Ap. Fam. n° 1, Montevideo, sentencia n° 114/10, 21/4/2010, en Anuario Uruguayo Crítico de
Derecho de Familia y Sucesiones, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo, 2013, t. I, p. 382, sostuvo
que el fuero de atracción "Consiste en atraer al juicio universal todos los demás procesos relacionados con el
patrimonio como universalidad jurídica".
 (23) Conf.: ZANNONI; Eduardo A.: Derecho de las sucesiones, cit., t. 1, parág. 100.
 (24) CSN, 16/3/82, La Ley 1982-C-360; CNCiv Sala A, 21/4/88, La Ley 1988-D-285; ST Entre Rios Sala
Civ. y Com., 6/11/94, ZEUS 67-J-85; CNCiv Sala B, 19/2/97, La Ley 1997-C-1003; CCC Rosario, Sala 1ra,
19/10/95, J.A. 1998-II-222, sum. n° 70.
 (25) CSJ, 14/6/79, Fallos 301-478; CCC Rosario, Sala 3ra, 12/6/81, JURIS 65-123; CNCiv. Sala G,
30/11/81, JA, 1982-III, índice, p. 24, sum. 8; CNCiv. Sala J, 11/4/95, JA, 1997-III, JA 1997-III, índice, p. 211,
sum. 6; CCC Azul, 29/3/96, JUBA Online; TSLa Rioja, 3/12/97, LLGran Cuyo, 1999-58; CCC Córdoba,
8va.Nom, 27/4/99, La Ley Córdoba 2000-877; SC Bs.As., 13/6/09, JUBA Online; etc. DE IRIONDO, Luis U.:
Fuero de atracción, E.D. 7-461, n° 118.
 (26) Cám. Civ. 2da., Capital, 22/9/1930, J.A. 34-209; Cám. Civ. 1ra., Capital, 2/8/38, J.A. 63-500;
C,2da.CCC y Minas, San Juan, 22/6/66, Rep. La Ley t. XXVIII, p. 303, sum. 140; CNCiv Sala E, 9/5/67, La
Ley 127-1159, n° 15.855-S; CCC Córdoba, Sala 5ta., 1/8/97, La Ley Córdoba 1997-781; etc. DE IRIONDO,
Luis U.: Fuero de atracción, E.D. 7-461, n° 138; STRATTA, Alicia J., en LLAMBIAS-MENDEZ COSTA:
Código Civil Anotado, cit., t. V-A, p. 67/68; ALTERINI, Jorge H. (director general)-FERRER Francisco A.M.:
Código Civil y Comercial Comentado. Tratado exegético, cit., t. XI, p. 287, n° 2; AZPIRI, Jorge O.: Incidencias
del Código Civil y Comercial. Derecho sucesorio, cit., p. 125.
 (27) CSJ causa "L., A.", Fallos 195-485; CSJ Tucumán, 30/10/96, La Ley 1998-D-872, n° 40636-S; CNCiv.
Sala H, 21/4/98, JA, 2002-I, índice sum. 9, p. 250; PERRINO, Jorge O.: Derecho de las sucesiones, cit., t. I, n°
166-d), p. 169.
 (28) Adviértase la deficiente redacción: en el mismo párrafo repite tres veces la palabra "causante".
 (29) RIVERA, Julio C.: Instituciones de derecho civil. Parte General, Lexis Nexis, Bs. As., 4ta.ed., 2007, t.
I, n° 173.
 

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 (30) Así lo declaró el citado fallo de la Cámara 1ra CC de San isidro, Sala III, del 15/9/15, citado al
comienzo: la regla para estos casos (pluralidad de herederos) es la competencia del juez del sucesorio, siendo
excepcional la posibilidad de competencia del juez del domicilio del heredero único.
 (31) ALTERINI, Jorge H. (Director general)-FERRER Francisco A.M.: Código Civil y Comercial, Tratado
exegético, cit., t. XI, p. 287, n° 3.
 (32) Bona non intellinguntur nisi deducto aere alieno: se entiende por bienes o "fortuna" de cada uno lo que
resta una vez deducidas las deudas, PAULO: Digesto, 50,16,39,1; en igual sentido la concepción de la herencia
de las Partidas: Ley 8va., título XXXIII, Partida VII.
 (33) AZPIRI, Jorge O.: Incidencias del Código Civil y Comercial. Derecho sucesorio, Hammurabi, Bs.As.,
2015, p. 126.
 (34) ALTERINI, Jorge H. (Director general)-FERRER Francisco A.M.: Código Civil y Comercial, Tratado
exegético, cit., t. XI, p. 360.
 (35) Ya estaba previsto en el art. 701, último párrafo, del Cód.Procesal Civil y Comercial de la Nación.
 (36) MAXIMILIANO, Carlos: Hermenéutica e aplicacao do direito, Libraria Freitas Bastos, Rio de Janeiro,
1957, n° 130, p. 165/166, y n° 133, p. 167; CASTAN TOBEÑAS, José: Teoría de la aplicación e investigación
del derecho, Reus, Madrid, 1947, p. 244/245.
 (37) AZPIRI, Jorge O.: Incidencias del Código Civil y Comercial. Derecho sucesorio, Hammurabi, Bs. As.,
2015, p. 127/128.
 (38) Consultar: NATALE, ROBERTO MIGUEL en FERRER, Francisco A. M. - MEDINA, Graciela,
"Código Civil Comentado, Sucesiones", 2da. Edición, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe Bs. As., 2011, Tomo I,
comentario al art. 3284, p. 103 y sgtes; MEDINA, Graciela: Proceso sucesorio, cit., t. I, págs. 64 y sgtes;
AZPIRI, Jorge O.: Juicio sucesorio, Hammurabi, Bs.As., 2009, parág. 13; GUTIERREZ DALLA FONTANA,
Esteban M. "Liquidación de sociedad conyugal y las acciones de colación y reducción". Rubinzal Culzoni on
line RC D 300/2014; y jurisprudencia citada por estos autores.

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