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De la puerta de la casa para adentro, la cocina es otro trabajo “femenino” por tradición. En
muchas sociedades los estereotipos de género han hecho que la mujer haya sido
relegada a la tarea de preparar y servir los alimentos en los hogares.
Pero a nivel profesional, en los grandes restaurantes, los “chefs” o quienes llevan el
mando en la cocina parecen ser los hombres.La gastronomía profesional es un territorio
dominado por hombres. Son ellos los que crean los platos de la alta cocina y están al
frente de los mejores restaurantes.
Lo cierto es que la presencia de los hombres en los ámbitos culinarios hizo de la cocina
algo público y le dio “prestigio” a la tarea de cocinar. Como chefs, los hombres son bien
remunerados y respetados. De hecho, la sociedad ensalza y admira de mayor forma la
participación de los hombres en la cocina.
No estoy de acuerdo, a pesar de que las mujeres entran cada día con más fuerza al
mercado laboral remunerado, los sectores de la construcción y el transporte se
caracterizan por una alta segregación ocupacional por razones de género. En cambio,
cuando pensamos en las labores de cuidado no remunerado dentro de los hogares,
automáticamente asociamos estos empleos mujeres y niñas.
Ellas son las primeras en quienes pensamos cuando imaginamos quién cuida a los niños
o a los enfermos, lava la ropa, o limpia el hogar. sin embargo y pese a que después de
décadas se ha observado un crecimiento sostenido de la participación laboral femenina
en el país, y un incremento en sus niveles de escolaridad, aún persisten serios obstáculos
para una inserción y permanencia plena en el mercado de trabajo en igualdad de
condiciones con respecto a las de los hombres.
A pesar de los cambios en nuestra sociedad con respecto a los roles que deben cumplir
un hombre y una mujer en los diversos ámbitos, existen profesiones que siguen estando
marcadas en gran medida por estos estereotipos de género, o creencias sobre las
diferentes características psicosociales que se asocian a hombres y mujeres en nuestra
sociedad. Actualmente existen carreras consideradas de corte masculino o femenino
dependiendo de las actividades que se desempeñan al interior de la profesión, y es
común que mientras las mujeres eligen carreras vinculadas a la protección y cuidado del
otro, en áreas educativas, de la salud y sociales, los hombres se inclinan por áreas
orientadas a la tecnología, producción, en carreras por ejemplo relacionadas con la
ingeniería, reforzando con estas decisiones educativas los estereotipos y roles de género
que imperan en nuestra sociedad, los cuales se manifiestan en el ámbito laboral a través
de una gran resistencia a aceptar uno u otro género que es identificado como poco afín a
la profesión.