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Esta institución en Holanda era poco común, ya que su política era conceder a

los residentes la mayor libertad posible para vivir sus vidas y formar su propia
comunidad. Esta libertad se extendía incluso a las relaciones sexuales, que
daban lugar a embarazos, nacimientos y crianza de los hijos. El observador
estaba interesado en descubrir cómo se comportan personas que no pueden
hablar en esas condiciones.

En vista de las capacidades mentales muy limitadas que se atribuían a estos


residentes, el observador estaba impresionado por ejemplos de
comportamientos que mostraban sin lugar a dudas una planificación inteligente.
En un ejemplo, dos jóvenes madres tenían problemas para impedir que sus
hijos pequeños dejaran de pelear. Una madre mayor, una importante figura
autoritaria en la comunidad, estaba dormitando cerca. Una de las madres
jóvenes la despertó y señaló a los hijos peleando. La madre de más edad hizo
los sonidos y gestos apropiados, y los hijos convenientemente intimidados,
dejaron de pelear. Luego la madre de más edad volvió a su sueño.

También se podía detectar un sencillo código ético dentro de la comunidad. Las


dos reglas básicas, comentaba el observador, se podían resumir en ¨amor con
amor se paga¨ y ¨ojo por ojo y diente por diente¨. La violación de las primeras
de estas reglas al parecer producía la sensación de ser agraviado. En una
ocasión Henk estaba peleando con Jan y Gert acudió en ayuda de Jan. Más
tarde, Henk atacó a Gert, que hacía gestos a Jan para que le ayudara, pero
Jan no hizo nada. Cuando acabó la pelea entre Gert y Henk, Gert atacó
furiosamente a Jan.

He descrito esta comunidad con bastante detalle porque quiero plantear una
cuestión ética sobre la forma en que consideraban a las personas en esta
situación quienes se ocupaban de ellas. A los ojos de los supervisores, los
residentes no tenían el mismo tipo de derecho a la vida que los seres humanos
normales. Aunque se les trataba con cuidado y consideración, se les veía
claramente inferiores y a sus vidas se les otorgaba mucho menos valor que a
las vidas de los seres humanos normales. Los residentes eran usados para
experimentos científicos. Cuando mataban a uno de ellos, durante una disputa
sobre quién sería el líder, el asesinato no se consideraba equivalente al
asesinato de un ser humano normal. Ni tenían derecho al mismo tipo de
asistencia médica a que, en toda Holanda, tenían acceso los seres humanos
normales.

¿Cómo deberíamos considerar esta situación? ¿Es una atrocidad moral? ¿O


es éticamente defendible, dadas las capacidades intelectuales más limitadas
de los habitantes de esa institución?

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