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LA TRANSMISIÓN TEXTUAL
DEL NUEVO TESTAMENTO
Manuscritos, variantes y autoridad
EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2021
© Ediciones Sígueme S.A.U., 2021
C/ García Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca/ España
Tlf.: (+34) 923 218 203 - ediciones@sigueme.es
www.sigueme.es
ISBN: 978-84-301-2080-2
Depósito legal: S. 13-2021
Impreso en España / Unión Europea
Imprenta Kadmos, Salamanca
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN . .. . . . . . . .. . .. .. . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . .. . . . .. . ... . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . 9
1. Los TESTIGOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
l. Los papiros más antiguos del Nuevo Testamento . . 17
2. Preferencia por el códice .. 30
3. Nomina sacra 37
4. Otros rasgos formales . .. 41
5. Textos para ser escuchados........................................ 45
Bibliografia 219
Índice general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
INTRODUCCIÓN
l. Cf. Hurtado, The Earliest Christian Artifacts, 76- 77 (versión cast.: Los
primitivos papiros cristianos, 87-88). La palabra w:µ~páva. es un préstamo
latino que normalmente se usaba para designar un cuaderno de pergamino.
Skeat, «Especially the Parchments», entendió µáhcr-ra en sentido explicativo
(«I rnean»), como un «me refiero a», de manera que el autor de la carta esta-
ría aludiendo solo a un grupo de escritos, específicamente a unos cuadernos
de pergamino. Sin embargo, la mayoría de los autores piensa que ~t~A.ía. se
refiere a libros en formato rollo y µsµ~pávw; a escritos en otro formato. Cf.
también Gamble, Books and Readers in the Early Church, 64-65 y Stanton,
Jesus and the Gospel, 177-178 (versión cast.: Jesús y el evangelio, 266-268)
[N. del Ed.: las referencias completas de las obras citadas se encuentran en la
Bibliografía final].
10 Introducción
1. Como es bien sabido, los otros testimonios directos en los que se agru-
pan los manuscritos del Nuevo Testamento son: manuscritos unciales o ma-
yúsculos, manuscritos minúsculos y leccionarios.
2. Cf. las oportunas observaciones de Nongbri, Gods Library, 18-19.
3. Epp, The New Testament Papyrus Manuscripts, 288 (= Id., Perspectives,
342). Cf. asimismo Id., The Papyrus Manuscripts ofthe New Testament: «[El
Los testigos 19
a) El material disponible
Hasta el momento, de los 140 papiros del Nuevo Testamen-
to catalogados, se han publicado 136, que atestiguan los 27
libros que lo componen6• Abarcan un periodo muy amplio, que
va desde el siglo II hasta el VIII-IX. Los que aquí interesan es-
pecialmente son aquellos manuscritos que se supone que fue-
ron copiados en los siglos II, III o a comienzos del IV, es decir,
Pl5+Pl6,P22,P24,P28,P39,P48,P53,P70,P77,P98,Pl03,
0188, 0220), en otros casos bastante posteriores (P25, P35) y
en un caso concreto, muy posterior (P80). No obstante, para
otros manuscritos proponen, en cambio, unas dataciones an-
teriores a las que se daban hasta la fecha (e.g., P18, P23, P30,
P64+P67+P4, P116, 0171, 0188, 0212, 0308). En todo caso,
coinciden con Bagnall en reducir a tres el número de manus-
critos datables en el siglo II (P52, P90 y P104) y a cuatro los
datados entre el final del siglo II y el comienzo del III (P30,
P64+P67+P4, 0171, 0212)l4• Sin embargo, Pasquale Orsini ha
modificado posteriormente algunas de las dataciones de los
papiros Bodmer. El P66 y el P75 -que en la lista de Orsini-
Clarysse aparecían datados como 200-250- los sitúa ahora en-
tre mitad del siglo III y mitad del IV y entre final del siglo III y
principios del IV respectivamente15• En la misma línea, Brent
Nongbri ha revisado las dataciones de papiros neotestamen-
tarios, haciendo nuevas propuestas para algunos de los más
importantes. Por un lado, sostiene que habría que ampliar el
margen de la datación del P52 -comúnmente asignado a mitad
del siglo II- hasta el primer tercio del siglo III. Por otro lado,
a partir de observaciones de tipo codicológico sobre el P66 y
considerando algunas circunstancias relacionadas con su des-
cubrimiento, considera que este códice debería datarse en el si-
glo IV. Además, argumenta que el P75 debe asignarse también
al siglo IV16• Las implicaciones que presenta su propuesta en
c) Otras limitaciones
Además de las dificultades de datación, los papiros que con-
servamos presentan otros condicionantes. En primer lugar nos
encontramos con la limitación geográfica. Casi todos los ma-
nuscritos del Nuevo Testamento que poseemos proceden de
Egipto y, dentro de Egipto, especialmente de un solo lugar,
Oxirrinco, una ciudad situada a unos 180 km al sur del Cai-
ro, la tercera más grande de Egipto en época grecorromana,
famosa en tiempos cristianos por sus iglesias y monasterios17•
De ella proviene el mayor porcentaje de textos bíblicos más
antiguos18, aunque los manuscritos mejor conservados, los de
las colecciones Chester-Beatty y Bodmer, provienen de otras
17. Sobre los diversos aspectos de la ciudad, cf. Bowman y otros (eds.),
Oxyrhynchus: A City and its Texts, y Parsons, The City ofthe Sharp-Nosed Fish
(versión cast.: La ciudad del pez elefante).
18. Para los textos bíblicos, cristianos y judíos, encontrados en Oxirrin-
co, cf. los estudios de los años 1997, 1998 y 2004 de Epp señalados en la
bibliografía (Epp, Perspectives, 497-520, 521-550 y 743-801) y Nongbri,
God's Library, 216-246. Cf. asimismo Blumell-Wayment (eds.), Christian
Oxyrhynchus; Luijendijk, Greetings in the Lord; Parsons, La ciudad del pez
elefante, 343-370.
28 La transmisión textual del Nuevo Testamento
Las copias más antiguas que nos han llegado con testimo-
nios de escritos del Nuevo Testamento son códices, es decir,
cuadernos formados por folios de papiro ( o pergamino) dobla-
dos por la mitad y después cosidos y encuademados27• En ellos
nes-Eitzen, Guardians ofLetters). Pero de ello no hay pruebas claras. Por otra
parte, los manuscritos presentan correcciones, lo que indica una preocupación
por la transmisión cuidada del texto que se copia. Y así como es poco probable
que hubiera scriptoria como los que conocemos en épocas posteriores, tam-
poco parece del todo convincente que los textos fueran copiados de manera
privada al margen de cualquier control. Al menos en el siglo III, hay indicios
que sugieren que en Oxirrinco el obispo Sotas se preocupaba de producir tex-
tos para formación de sus comunidades, cuidando de su calidad (Luijendijk,
Greetings in the Lord, 144-151, espec. 150).
26. Cf. Parsons, A People of the Book?, 48-49.
27. La literatura al respecto es muy abundante. Además de la.obra ya clá-
sica de Roberts - Skeat, The Birth of the Codex, es fundamental el estudio de
Turner, The Typology of the Early Codex, al que hay que añadir las páginas que
dedica al tema Nongbri, God's Library, 21-46. Cf. también Blanchard ( ed. ), Les
Los testigos 31
se escribía por ambos lados de las hojas. Dicho así, esta afirma-
ción puede parecer intrascendente. Pero si se piensa que hasta
prácticamente finales del siglo III el formato de las obras lite-
rarias en la antigüedad grecorromana era el rollo, es decir, una
larga tira formada por hojas de papiro pegadas una después de
otra en cuyo interior se escribía en columnas y luego se enro-
llaba, el hecho de que los libros que entraron a formar parte del
Nuevo Testamento sean códices no deja de llamar la atención.
Frente al rollo, que fue dominante y lo continuó siendo para
las escrituras sagradas del pueblo judío y para obras literarias
griegas y latinas hasta el siglo III d.C., los papiros del Nuevo
Testamento más antiguos que conservamos son códices.
A pesar de, la preferencia por este nuevo formato, el códice
no fue una invención del cristianismo. Existía con anteriori-
dad. De hecho, prácticamente no hay diferencia formal entre
códices paganos y cristianos28• Y tampoco fue exclusivo. Los
cristianos también utilizaron el rollo para sus escritos, espe-
cialmente para tratados teológicos y otros textos, tanto litúrgi-
cos como destinados al estudio o la piedad29• Con todo, aun-
que no inventaron el códice, es muy posible que contribuyeran
a que su uso se hiciera más popular. En efecto, por el modo en
que los cristianos utilizaron el códice se puede afirmar que se
estableció tal asociación entre el contenido de los libros cris-
tianos y el formato de escritura, que es posible hablar de una
sinergia entre el cristianismo y el uso del códice".
débuts du codex; Llewelyn, The Development of the Codex; Epp, The Codex
and Literacy in early Christianity at Oxyrhynchus. Una síntesis en Johnson,
The Ancient Book, 265-267.
28. Sigo en este punto fundamentalmente a Bagnall, Early Christian
Books, 71- 79. Para este autor, los datos muestran que no se puede afirmar que
el códice fuera una forma de libro específicamente cristiana o que el paso del
rollo al códice en el mundo romano se diera de la mano del cristianismo.
29. Cf. Bagnall, Early Christian Books, 76-79; Hurtado, Los primitivos
papiros cristianos, 67; Id., Manuscripts and the Sociology ofEarly Christian
Reading, 55-56; Gamble, Books and Readers in the Early Church, 80-81.
30. Cf. Clivaz, The New Testament at the Time of the Egyptian Papyri,
27. Sobre la preferencia cristiana por el códice sobre el rollo, cf. Hurtado, Los
primitivos papiros cristianos, 51-104; Bagnall, Early Christian Books, 70-90;
32 La transmisión textual del Nuevo Testamento
a) Primeros testimonios
En sus inicios, el códice tuvo su precursor en las tablillas
unidas con cuerdas por_ el margen izquierdo, que eran utili-
zadas como cuadernos de notas, como luego sucederá con
los de hojas de papiro o pergamino. Es fácil suponer que este
tipo de cuadernos en papiro o pergamino se empleara para es-
critos que no eran considerados alta literatura, pero que debían
ser consultados con frecuencia31• Ejemplos de estos libros son
las obras paraliterarias, las selecciones de textos, los recetarios
para uso médico a los que hace alusión Galeno32, los libros
de astronomía, en los que se facilita la consulta de tablas de
diverso tipo, etc.33
Lo cierto es que, desde que el códice se empieza a utili-
zar de forma más generalizada, hay una proporción mayor de
obras cristianas en este formato que de obras de autores no
cristianos. Tanto es así que cerca de un tercio de todos los có-
dices que se conservan de los primeros siglos son cristianos34•
Además, es más que probable que en estos primeros siglos se
escribiera un mayor número de libros cristianos en formato
códice que en formato de rollo35• En el caso de manuscritos
Porter, What Do We Know and How Do We Know It?; Stanton, Jesús y elevan-
gelio, 249-287; Emmel, The Christian Book in Egypt. Cf. también Stroumsa,
On the Status of Books in Early Christianity, 57- 73.
31. Plinio el Joven dice que su tío le dejó «ciento sesenta de notas de frag-
mentos escogidos, escritas por cierto en ambas caras y redactadas con letra
muy pequeña» (Cartas, 3.5.17). Sobre cuadernos de notas, cf. también Poirier,
The Roll, the Codex, the Wax Tablet and the Synoptic Problem, 18-24.
32. En 2010 se publicó una obra de Galeno, Ilepi í4lv7rÍ(X(;, en la que hace
referencia a cómo unas «recetas médicas se conservaban con el máximo cui-
dado en dos códices de pergamino» (33). Cf Nicholls, Parchment Codices in
a New Text ofGalen; Rothschild-Thompson, Gafen: Ilepi áJ..vm¡aí(X(; («On the
Avoidance of Grief»).
33. Jones, Astronomical Papyri from Oxyrhynchus, 60-61.
34. Cf. Nongbri, God s Library, 22: del siglo I no se conserva prácticamen-
te ningún códice. Del siglo II son códices cerca del 2 % de los libros que nos
han llegado; del siglo III, el 24%; del siglo IV, el 79%; y del siglo V, el 96%.
35. Bagnall, Early Christian Books, 74. En el siglo II, cuando los códices
empiezan a aparecer, los rollos constituyen más del 90% de los libros que nos
han llegado. En el siglo IV los códices constituyen un 80% del total. En el si-
glo VI el paso del rollo al códice es total ( cf. Johnson, The Ancient Book, 266).
Los testigos 33
41. Bagnall, Early Christian Books, 79, 88-89. Cf. también Wallraff, Ko-
dex und Kanon, 18-19. Este es también el panorama que presentan los textos
encontrados en Oxirrinco (cf. Nongbri, God's Library, 273-280).
42. El papiro y el pergamino, en cambio, se utilizan con independencia de
su uso religioso, aunque quizá el segundo esté asociado con el formato códice.
La diferencia entre un códice en papiro y otro en pergamino es la diferencia
entre un códice ordinario y uno de lujo ( cf Bagnall, Early Christian Books, 79).
43. No tengo en cuenta los escritos que pertenecen al grupo de los llama-
dos «apócrifos» encontrados en Nag Hammadi, pues son más tardíos (segunda
mitad del siglo IV).
Los testigos 35
44. Es posible que al adoptar este formato los cristianos desearan distin-
guirse de la religión judía. De esta opinión es Parsons, La ciudad del pez elefan-
te, 354. También Skeat la había mencionado, señalando que con el códice los
cristianos se distinguían tanto del rollo de pergamino del mundo judío como del
rollo de papiro del mundo pagano; cf. Skeat, Early Christian Book-Production,
72-73 (= Elliott [ed.], Collected Biblical Writings ofT C. Skeat, 51).
45. Hurtado, Los primitivos papiros cristianos, 80, se refiere a esta adop-
ción como una marca cristiana, como una convención que podía haber tenido
una importancia semiótica.
36 La transmisión textual del Nuevo Testamento
46. En este aspecto se aproxima a la hipótesis que ofreció Skeat con pos-
terioridad a su propuesta con Roberts; en su obra conjunta habían sugerido
Jerusalén y Antioquía como posibles focos de autoridad, algo que para el si-
glo I y principios del siglo II probablemente resulte anacrónico (cf. Roberts -
Skeat, The Birth of the Codex, 53-58, y Skeat, The Origin of the Christian
Codex). A diferencia de ellos, Bagnall piensa que el influjo unificador no
tuvo por qué ser necesariamente temprano. Pudo darse a mitad del siglo II y
no a comienzos. Él sostiene que la combinación del uso de la lengua griega
para las Escrituras, el emplazamiento de casi toda la narrativa de la vida de
la Iglesia primitiva en el Oriente griego y el hecho de que fueron las autori-
dades romanas las que crucificaron a Jesús han llevado a los estudiosos del
cristianismo primitivo a centrarse mucho en el mundo griego y poco en el
romano. Sin embargo, afirma, «el códice bien puede ser uno de los signos
de lo romano que era el mundo del cristianismo primitivo» (Bagnall, Early
Christian Books, 88).
Los testigos 37
3. «NOMINA SACRA»
47. La literatura sobre los nomina sacra es muy amplia. Obras clásicas
son las de Traube, Nomina Sacra y Paap, Nomina Sacra in the Greek Pa-
pyri. Cf. también O'Callaghan, Nomina sacra in papyris Graecis saeculi 111
neotestamentariis. Para una valoración: Roberts, Manuscript, Society and Be-
lief, 26-48. Un panorama más reciente se encuentra en Hurtado, Los primiti-
vos papiros cristianos, 105-146 (para una descripción sintética, cf. 106-108).
Cf. también Charlesworth, Early Christian Gospels, 2016, 97-119.
48. De todas maneras, algunos manuscritos atestiguan formas abreviadas
por suspensión, dejando únicamente el comienzo de la palabra (por ejemplo,
rf[ por 'Incoñc),
38 La transmisión textual del Nuevo Testamento
que pudo ser uno de los varios medios utilizados por los pri-
mitivos cristianos para referirse a Jesús. Hurtado piensa que el
estaurograma fue un pictograma o un símbolo numérico para
referirse a la crucifixión/cruz de Jesús y que refleja la impor-
tancia dada a su crucifixión a nivel devocional al menos desde
finales del siglo Il61• En todo caso, en relación con el tema que
nos ocupa, los nomina sacra constituyen una prueba clara de
la existencia de una uniformidad de criterios en la producción
de libros cristianos.
61. Hurtado, Los primitivos papiros cristianos, 147-166. Cf. también Id.,
The Earliest Evidence y The New Testament in the Second Century, 12-13.
62. Para obras literarias, cf. Turner, Greek Manuscripts of the Ancient
World, 8-12. Para obras cristianas, Mugridge, Copying Early Christian Texts,
71-91. Cf. también Roberts, Manuscript, Society and Belief, 21-22; Char-
lesworth, Early Christian Gospels, 32-35; Hurtado, The New Testament in the
SecondCentury, 11-12.
63. Heilmann, Reading Early New Testament Manuscripts, 183-190.
42 La transmisión textual del Nuevo Testamento
66. Cf. Hurtado, Los primitivos papiros cristianos, 194-195. Hurtado se-
ñala: «Es indudable y resulta llamativo el hecho de que en tomo al 200 d.C.
algunos escribas cristianos estuviesen haciendo constar las divisiones de uni-
dades de sentido en los textos bíblicos mediante diversos artificios gráficos
[ ... ) [lo que] refleja hasta cierto punto el modo en que se leían estos textos en
la liturgia hacia el 200. Más aún, resulta improbable que los testimonios más
antiguos que poseemos de tales artificios constituyan los primeros ejemplos
de su uso en la tradición gráfica cristiana. Por ello, debemos de considerar que
la utilización de tales mecanismos es algo anterior a los manuscritos conser-
vados, lo que les dota de una gran importancia para la investigación histórica.
Los estudios sobre la primitiva recepción cristiana de estos textos, sobre el
proceso de canonización, sobre las más tempranas prácticas litúrgicas y sobre
otras cuestiones relacionadas han de tomar nota de estos testimonios» (ibid.,
195). En el detallado estudio de las convenciones codicológicas de los papiros
más antiguos de los evangelios, Charlesworth, Early Christian Gospels, 31-91,
incluye también pormenorizados análisis sobre las divisiones del texto.
67. Charlesworth, Jndicators of«Catholicity» in Early Gospel Manuscripts,
39: «El término 'catolicidad', que, tal como se usa aquí no hace referencia
a períodos posteriores, debe entenderse connotando colaboración cooperativa
y no uniformidad jerárquica». Charlesworth ha desarrollado su tesis con más
amplitud en Early Christian Gospels (espec. 255-261).
44 La transmisión textual del Nuevo Testamento
74. Gamble, Literacy, Liturgy, and the Shaping of the New Testament Ca-
non, 34. Como dice Roberts, eran fundamentalmente «libros para usar, no, co-
mo a veces lo eran los rollos judíos de la Ley, objetos casi de culto» (Roberts,
Manuscript, Society and Belief, 15).
75. Hurtado, Los primitivos papiros cristianos, 167-168. Muchos códices
son alargados debido a la forma habitual en que se fabricaban, ya que el tamaño
de los rollos de papiro de donde se obtenían las páginas que, dobladas, compo-
nían un códice solía medir entre 19 y 33 cm de alto, y la anchura de las páginas
que formaban el rollo solían medir más de 20-25 cm. Cf. Johnson, Bookrolls
and Scribes in Oxyrhynchus, 88-92; TheAncient Book, 257. Hay códices en mi-
niatura para lectura personal, pero probablemente son de una época posterior,
finales del siglo III en adelante, y se dan en mayor número a partir del IV.
Los testigos 47
76. En este sentido, no parece que los manuscritos cristianos que conser-
vamos fueran escritos con un tipo de escritura sencilla porque fueran copias
para uso privado. La comparación con obras literarias pone de manifiesto
que las copias privadas se realizaban con una escritura rápida y mucho más
descuidada.
77. Entre los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento no hay nin-
guno que sepamos con seguridad que fuera escrito a dos columnas. P64 + P67
-fragmentos pertenecientes a un códice de Mateo del siglo II- podrían venir
de un códice a dos columnas, pero esta suposición depende de si se acepta que
P4, un fragmento de Lucas a dos columnas, pertenezca al mismo códice (cosa
que no parece probable). Se especula que Pl 13 -un fragmento de Romanos
del siglo III- pudo pertenecer a un códice escrito a dos columnas, pero el
fragmento es muy pequeño. P.B aden IV 56, también del siglo II, que contiene
unos fragmentos del Exodo y del Deuteronomio, es posible que fuera escrito
a dos columnas, pero tampoco está claro. En cualquier caso, las dos columnas
no son exclusivas de textos bíblicos, sino que también se emplean en otros
escritos no canónicos, aunque los testimonios de códices antiguos son escasos
(cf. Tumer, The Typology ofthe Early Codex, 35).
78. Tumer, The Typology ofthe Early Codex, 85-87. Cf. también Kruger,
Manuscripts, Scribes, and Book Production within Early Christianity, 18-31;
Hurtado, Los primitivos papiros cristianos, 185-188.
48 La transmisión textual del Nuevo Testamento
79. Especialmente interesantes son las correcciones del propio escriba que
vuelve atrás y corrige su texto, a veces comparándolo con otro ejemplar y de-
tectando errores ( omisiones accidentales, faltas de ortografia u otros errores).
Las correcciones realizadas por una mano contemporánea a la del escriba origi-
nal pueden sugerir que la copia era cotejada y corregida por otro copista o por
un supervisor. En ambos casos, el escriba original y el corrector contemporá-
neo muestran que están preocupados por producir una copia fiel (Hurtado, Los
primitivos papiros cristianos, 200). Se discute si detrás de estas correcciones
habría que ver la existencia de scriptoria: cf. al respecto, por ejemplo, Haines-
Eitzen, Guardians of Letters, 83-91 y Royse, Scribal Habits, 29-30.
80. De esta opinión es también Gamble, Literacy, Liturgy, and the Sha-
ping of the New Testament Canon, 35.
81. No parece que haya que entender un desprecio hacia el texto o que
acabaran allí a causa de la persecución contra los cristianos. Cf. Luijendijk,
Sacred Scriptures as Trash, 217-240.
82. Cf. Habermann, Genizah, y Luijendijk, Sacred Scriptures as Trash,
236 n. 69.
Los testigos 49
83. Hurtado, The New Testament in the Second Century, 12-13. Sobre la
relación entre el concepto de sacralidad y la fidelidad exigida al copiar, cf.
Royse, Scribal Habits, 22-31.
84. Gamble, Literacy, Liturgy, and the Shaping of the New Testament Ca-
non, 33-34. Cf. también cf. Royse, Scribal Habits, 22-31.
50 La transmisión textual del Nuevo Testamento
Mateo Pl, P37, P45, (P53), P64+67, (P62), P70, (P71), P77+
Pl03?, (P86), Pl0l, P102, P104, Pll0, (058), 0106, 0171
Marcos P45, (P88), P137
Lucas P4, P7, P45, P69, P75, PI 11, P138, 0171
Juan P5,P22,P28,P39,P45,P52,P66,P75,P90,P95,P106,
P107, P108, P109, P119, (P120), P12l, P134, (0162)
Hechos P8, P29, P38, P45, (P48), (P50), (P53), P91, (0189)
Romanos PlQ, P27, P40, P46, P113, Pl18, (0220)
1 Corintios PIS, P46, P123
2 Corintios P46, (P117)
Gálatas P46
Efesios P46,P49,P92,P132
Colosenses P46
Filipenses P16,P46
1 Tesalonicenses P30, P46, P65, P92
2 Tesalonicenses P30
1-2 Timoteo P133
85. Este aspecto se está percibiendo cada vez más con más fuerza en el
ámbito de la crítica textual. El uso litúrgico de estos manuscritos explicaría
en buena medida las variantes textuales que suponen pequeñas mejoras con
vistas a facilitar la mejor comprensión del texto leído. Ejemplo de ello son
algunas ampliaciones del códice Sinaítico, que obedecen a motivos litúrgicos
(cf. Hemández Jr., Codex Sinaiticus, 118). Además, el hecho de que los cuatro
evangelios canónicos fueran leídos en celebraciones litúrgicas podría explicar
también la mayor o menor presencia de variantes. Una lectura litúrgica pone
límites a los cambios. Se entiende así que Marcos, el evangelio menos leído en
celebraciones litúrgicas, sea el que más variantes presenta. En cambio, Mateo,
el más utilizado, es el que presenta un texto más estable y fijo. Cf. Hurtado,
The New Testament in the Second Century, 13.
86. Los papiros que presentan dudas sobre su fecha temprana se indican
entre paréntesis. Los que atestiguan más de un libro van en cursiva.
Los testigos 51
Tito P32
Filemón P87, P139
Hebreos P12, P13, Pl 7, P46, Pl 14, P116, P126
Santiago P20,P23,P100
1 Pedro P72, (P81), (P89), (P82), Pl25, (0206), (0228)
2 Pedro P72
1 Juan P9
2-3 Juan
Judas P78
Apocalipsis P18, (P24), P47, P98, Pl15, (0169), 0308
TABLA 2a
Datación de papiros y manuscritos mayúsculos
más antiguos del Nuevo Testamento87
Siglo II P52,P90,P104
Siglo II-III P30,P64+P67+P4?,P137,0171,0212
Siglo III Pl, P5, P12, P18, P20, P22, P23, P27, P29, P32, P37,
P39, P40, P45, P46, P47, P69, P77+P103?, P87, P91,
P95,P98,P100,P101,Pl03,Pl06,Pl07,Pl08,Pl09,
Plll,Pll3,Pll4,Pll~Pll~Pl21,Pl3~0308
Siglo III-IV P7, P9, P13, P28, P38, P49, P65, P66, P75, P78, P92,
P115, Pl25
Siglo IV P8,Pl5+P16,Pl0,P17,P24,P48,P53,P50,P70,P71,
P72,P62,P81,P82,P86,P88,P89,P102,Pll0,P116,
P117,P120,P123,P126,P132,Pl34,Pl39,058,0160,
0162,0169,0189,0206,0220,0228
TABLA 2b
Se presentan aquí las dataciones de los papiros y pergaminos más anti-
guos del Nuevo Testamento propuestas por P. Orsini-W. Clarysse88. Los au-
tores tienen en cuenta algunas dataciones anteriores, entre ellas las incluidas
en las páginas finales de la edición de Nestle-Aland. Como se observa, la
lista ofrece intentos de datación más precisa, indicando para algunos papi-
ros una datación que abarca un periodo de 50 años o, en algunos casos, 25.
Conforme a lo dicho en el capítulo, estas propuestas corren el riesgo de
ser entendidas como dataciones próximas a la realidad, cuando en realidad
también deben considerarse orientativas, especialmente las que se datan en
un breve periodo de tiempo. Se recogen aquí simplemente como ejemplo de
dataciones realizadas por paleógrafos competentes.
100-200 P104
125-175 P52
150-200 P90
175-200 P64+P67+P4?
175-225 P30, P137, 0171
200-225 P46,P95
200-250 P45,P87,P98
200-300 Pl,P5,P18,P20,P27,P29,P32,P40,P47,P69,P91,
Pl00, Pl0l, P103, P106, P107, P108, P109, Plll,
Pll3, P114, Pl 18, Pll9, P121, P138
250-300 P12,P22,P23,P37,P77,0308
250-350 P7, P13, P28, P38, P49, P65, P66, P78, P92, Pll5,
P125
275-300 P39
275-325 P9,P75
300-350 P8,Pl0,P70,P72,Pll6,0160
325-375 (P48)
300-400 Pl5+Pl6, Pl 7, (P50), (P62), (P82), (P86), (P89), Pl02,
Pll0, (Pll7), (Pl20), Pl23, Pl26, Pl32, Pl34, Pl39
(058), (0162), (0169), (0189), (0228)
350-400 (P24), (P53), (P81), (P88), (0206), (0220)
375-400 (P71)
2
VARIANTES QUE IMPORTAN
6. Si hubiera sido copiado, el pasaje habría estado entre las hojas que fal-
tan en los códices A y C, pero se calcula que no hay suficiente espacio para su
inclusión. La bibliografia es muy abundante; cf., por ejemplo, Parker, The Li-
ving Text, 95-102; Id., An Jntroduction to the New Testament Manuscripts and
their Texts, 342-343. Cf. también Keith, The Pericope Adulterae, the Gospel
of John, and the Literacy of Jesus, 119-140; Black-Cerone, The Pericope of
the Adulteress in Contemporary Research; y más recientemente Knust- Was-
serman, To Cast the First Stone: The Transmission of a Gospel Story.
Variantes que importan 59
13. Para un estudio de la tradición textual de este pasaje, cf. Clivaz, L 'An-
ge et la sueur de sange.
62 La transmisión textual del Nuevo Testamento
20. Lógicamente se detecta sobre todo en los sinópticos, pero ocurre asi-
mismo con otros libros bíblicos y no solo del Nuevo Testamento, sino también
del Antiguo. Cf. Tov, The Nature and Background ofHarmonization in Bíbli-
ca! Manuscripts.
21. La primera de las armonías de la que tenemos clara noticia es el Dia-
tessaron de Taciano. Pero no se pueden descartar que existieran otras anterio-
res. Petersen piensa que ya Justino se sirvió de una armonización de pasajes
evangélicos; cf. Petersen, From Justin to Pepys, 93-96 (= Krans- Verheyden
[eds.], Patristic and Text-Critical Studies, 296-300). Cf. también Pereira Del-
gado, Uno de cuatro, cuatro y no uno.
22. Para esta cuestión sigo fundamentalmente a Parker, An Introduction,
338-341.
66 La transmisión textual del Nuevo Testamento
23. Para un análisis detallado, cf. Royse, Scribal Habits, 103-197. Cf. tam-
bién Chapa, The Early Text of John, espec. 150-152.
24. En general, el escriba del P45 copia el texto frase por frase o cláusula
por cláusula, fijándose en el contenido de la idea más que en el orden exacto
de las palabras. Esto no significa que no quiera reproducir su fuente ni que
la traicione, pues de hecho apenas tiene lecturas singulares sin sentido ( cf.
Royse, Scribal Habits, 124). B. Aland, The Signi.ficance of the Chester Beat-
ty Papyri in Early Church History, 112, sostiene que la forma de copiar que
Variantes que importan 67
31. Petersen piensa que las causas que llevaron a Taciano a componer su
obra debieron ser muy variadas, reflejando probablemente la complejidad de
la tradición armonizada de los evangelios. Cf. Petersen, From Justin to Pepys,
y Pereira Delgado, Uno de cuatro, cuatro y no uno.
32. Head, The Early Text ofMark, 111.
33. Kannaday, Apologetic Discourse and the Scribal Tradition, 82-100.
34. Haines-Eitzen, Guardians ofLetters, 72- 73, muestra que se da sobre
todo en P72. De todas formas, esta autora considera que la armonización in-
tencional en los papiros más antiguos es muy infrecuente. Admite que en unos
pocos casos son fruto de una armonización remota (ibid., 68-73).
35. El estudio de las citas del Nuevo Testamento en Clemente de Alejandría
muestra que se da una mayor armonización en los evangelios, especialmente en
los sinópticos, que en las cartas paulinas. «La enseñanza del Señor fue para Cle-
mente el elemento más autoritativo e importante en el conjunto de la colección
de las Escrituras. Por tanto, es ya probable que su familiaridad con la Biblia
tuviera aquí su punto culminante y, en consecuencia, su tendencia a citar me-
moriter fuera más pronunciada que en otros lugares. Esto se ve confirmado por
70 La transmisión textual del Nuevo Testamento
el hecho de que las citas que hace de los Evangelios (que son principalmente
citas de enseñanzas; los episodios se mencionan, pero rara vez con las ipsissima
verba del texto) están menos de acuerdo con los manuscritos que las citas de
otros libros del Nuevo Testamento» (Tollinton, Clement of Alexandria II, 183-
s
184, citado por Colaert, Clement ofAlexandria Gospel Citations, 397).
36. Ratzinger / Benedicto XVI, Jesús de Nazareth: Desde la entrada en
Jerusalén hasta la Resurrección, 233.
Variantes que importan 71
en serio una figura tan miserable. Aun así, para Bultmann ese
desprecio de Pilato no es lo más importante. Lo realmente im-
portante es que «en la mente del evangelista la total paradoja
de la pretensión de Jesús se presenta en una escena tremenda.
Verdaderamente ese hombre es el que afirma ser el rey de la ver-
dad. La declaración ó Myo~ crup~ lyÉVctO [la palabra se hizo
carne] se ha hecho visible. en su consecuencia más extrema»37•
Se confirma el «escándalo» de la encamación38•
Curiosamente, el P66, que, como se ha dicho, es uno de los
testimonios más antiguos del evangelio de Juan, omite en su
redacción original toda referencia a las palabras que pronunció
Pilato. Según este manuscrito, los príncipes de los sacerdotes
y los oficiales piden la crucifixión de Jesús cuando este es sa-
cado afuera con el manto de púrpura y la corona de espinas,
sin que Pilato haya hecho ninguna presentación del acusado.
¿Acaso el escriba que estaba copiando el manuscrito o la co-
munidad a la que pertenecía percibió el carácter escandaloso
de la presentación de Jesús como un pobre hombre? ¿Presentar
al Hijo de Dios como un hombre miserable no era llevar las
cosas demasiado lejos? ¿No convendría eliminar una referen-
cia tan humillante? Y si esto fue lo que sucedió, ¿no estaría-
mos ante una de las manipulaciones de la Escritura motivadas
por razones teológicas?
Bart Ehrman así lo piensa. Según él, la omisión de las pala-
bras <<:y les dice: He aquí al hombre» (Kai Myct aúrot~· ioou ó
áv0prorco~) es un ejemplo del rechazo por parte de la «ortodo-
xia» de presentar a Jesús como «meramente» humano. En un
contexto antiadopcionista en el que, según Ehrman, se situaría
37. Bultmann, Das Evangelium des Johannes. Cito por la ed. inglesa, The
Gospel ofJohn, 659.
38. Bultmann, Theologie des Neuen Testaments. Cito por la traducción
española, Teología del Nuevo Testamento, 464: «Juan presenta el final de este
Cl1<ÚVOUAOV para que sea contemplado: cuando Pilato, después de haber hecho
que lo maltrataran y Jo coronaran de espinas, saca a Jesús delante de la muche-
dumbre con las palabras: ioou ó iiv0pron0<; («He aquí el hombre») (19, 5) e i'.oe
ó ~acrtAW~ úµ&v («He aquí vuestro rey») (19, 14). Aquí y en la inscripción de
la cruz (19, 19) aparecen la paradoja y el escándalo de la pretensión de Jesús
en un cuadro impresionante».
72 La transmisión textual del Nuevo Testamento
más. Cf. también Royse, Scribal Habits, 97, n. 108. Sobre diferencias entre
cambios intencionales y accidentales, cf. ibid., 96, n. 105, con citas de Padres
y autores eclesiásticos al respecto y otras referencias bibliográficas. Cf. igual-
mente Haines-Eitzen, Guardians ofLetters, 177, n. 10, con otras referencias.
42. Cf. Eusebio HE 5.28.15-17.
43. Ejemplos tomados de Parker, Jesus in Textual Criticism, 839-840 (=
Id., Manuscripts, Texts, Theology, 309).
74 La transmisión textual del Nuevo Testamento
44. Comparten lectura con P75 ~e 33 850 Sy-P Sy-Hmg cop= JrL" Or. Tie-
nen la misma lectura pero sin artículo P66 ~,:, B e:, L y varios Padres, inclu-
yendo la mayoría de los alejandrinos. La lectura útó<; del texto bizantino está
atestiguada por A C3 ws X D Q Y W 063 0141 f1 f13 157 397 579 700 1071
1424 Maj Lat Sy-C Sy-H Sy-Pal arm geo Tert Hipp ClP' Chrys. Cf. Ehrman,
The Orthodox Corruption of Scripture, 78-82.
45. P66 comparte con P75 la lectura de µovoytVit<; 0c; en lugar de µovo-
YtVTt<; útó<;, pero omitiendo el artículo antes de µovoytVit<;- Para Ehnnan, la
variante nace en un contexto antiadopcionista típicamente alejandrino, de ma-
nera que Cristo no es simplemente descrito como el «Hijo único», sino que
es Dios, el «único Dios», distinto del Padre, pero su co-igual (The Orthodox
Corruption of Scripture, 82).
Variantes que importan 75
46. Cf. Schnackenburg, El Evangelio según San Juan I, 258-259. Cf. tam-
bién Ehrman, The Use and Significance of Patristic Evidence far NT Textual
Criticism, 128-129 (= Id., Studies in the Textual Criticism, 258-259).
47. Se trata de una de las «no-interpolaciones occidentales», cuya omi-
sión la mantienen D y Vetus Latina. Cf. Hemández Jr., The Early Text ofLuke,
134 y Ehrman, The Orthodox Corruption ofScripture, 219. Lo mismo se pue-
de decir de la adición de 24, 51b, ya señalada más arriba (ver n. 17).
48. Parsons, A Christological Tendency in P75, 474-475; Id., The Depar-
ture ofJesus in Luke-Acts. Parsons investiga la tendencia teológica en el caso
de las «no-interpolaciones occidentales» (pasajes que aparecen en casi todos
los manuscritos, pero se omiten en el códice Beza [D] y en testigos afines a él)
y complementa su análisis de P75 con D.
49. Cf. la crítica detallada que Royse hace a Parsons: Royse, Scribal Ha-
bits, 698-703; Hemández Jr., The Early Text ofLuke, 132, n. 66.
76 La transmisión textual del Nuevo Testamento
En el caso del P66 son también varias las lecturas que se han
aducido como causadas por motivos teológicos. Ya se ha alu-
dido a la omisión de las palabras de Pilato en el pasaje de Juan
19, 5, que Ehrman consi.dera intencionada para evitar la presen-
tación de Jesús como mero hombre. Otras variantes que el pro-
fesor americano propone son las siguientes: 1) la inclusión de
«verdaderamente» (áATJ0&<;) en la confesión de Natanael en Jn
1, 49: «tú eres verdaderamente el hijo de Dios» ( cru d ÚATJ0&<;
6 uio<; roíi 0c0u), para subrayar que Jesús era verdaderamente
el Cristo". Sin embargo, según Royse, esta variante se debe
más bien a una armonización con el contexto o con un pasaje
paralelo (por ejemplo, en la confesión de los discípulos después
de que Jesús calma la tempestad en Mt 14, 33, y también en Mt
27, 54 y Me 15, 39; en todos estos casos la confesión va acom-
pañada de ÚATJ0&<;, «verdaderamente» )51• 2) La acentuación de
la ironía mediante el estilo indirecto al sustituir oux por órt en
6, 42, alterando «Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José?»
por «Y decían que este es Jesús, el hijo de José», con el fin de
evitar interpretaciones adopcionistas (lo que para Ehrman ven-
dría confirmado por la adición de µou después de 6 naTI]p en
6, 44, subrayando así que Jesús viene del cielo)52• No obstante,
Royse muestra que no están relacionadas ni son intencionales:
en 6, 42 el escriba corrigió su error, y en 6, 44 la adición es pro-
bablemente una armonización con el contexto inmediato, pues
6 naTI]p µou es frecuente en Juan (aparece en 5, 17; 5, 43 y 6,
32)53• 3) La inclusión del artículo róv antes de «Dios» (Gsóv) en
10, 33, de modo que, al decir «siendo hombre te haces Dios»
( cru áv0prono<; &v notd<; osmrróv róv Bsóv), Jesús no aparez-
ca como igual «a un dios», sino como realmente Dios, algo
que, según Ehrman, fue percibido por la mano correctora del
mismo P66 que luego borró el artículo, porque entendió que
el texto corría el riesgo de ser interpretado de forma incorrecta
62. Por ejemplo, Jn 4, 29; 11, 47; 11, 50; 18, 14 [vid]; 18, 29 [vid]) (cf.
Head, Scribal Behaviour, 70).
63. Royse, Scribal Habits, 459-460, se pregunta si en esta variante de 19,
5 las 23 letras omitidas corresponderían a una línea del ejemplar que copiaba
el escriba y, por tanto, la omisión pudiera haber sido accidental. No obstante,
piensa que, dada su ausencia también en testigos latinos y coptos (it ac2), la
omisión podría haber sido intencionada.
64. Royse, Scribal Habits, 413-421.
80 La transmisión textual del Nuevo Testamento
68. Cf. Hemández Jr., The Early Text of Luke, 126. De todas formas, tam-
bién se ha entendido como un error por parte del escriba. Cf. Head, Observa-
tions on Early Papyri, 243.
69. Ehrrnan, The Orthodox Corruption of Scripture, 272, n. 42. Como se-
ñala Wasserman, The Early Text of Matthew, 94, la lectura sin pronombre está
pobremente atestiguada y, por tanto, la adición de µou sería, más que una «co-
rrupción ortodoxa», una armonización con el contexto (cf. v. 42: «Padre mío»).
70. Wasserman, The Early Text of Matthew, 99.
71. Cf. también el capítulo 4 de este libro.
82 La transmisión textual del Nuevo Testamento
11. Este consenso era el que venía representado por Tischendorf, Wes-
cott - Hort (y Weymouth, al principio) y Weiss. El hijo de Eberhard Nestle,
Erwin Nestle (1883-1972), publicó en 1927 la 13." edición con un aparato
crítico realizado a partir de la edición de Von Soden en el que había referencias
a manuscritos, versiones y Padres. Cf. Silva, Modern Critica/ Editions and
Apparatuses, 285, capítulo publicado en la primera edición de Ehrman-Hol-
mes (eds.), The Text ofthe New Testament in Contemporary Research (1995).
En la segunda edición de esta obra (2013), el autor del capítulo que lleva el
mismo título es J. Hemández Jr.
12. La asociación mundial de Sociedades Bíblicas fue fundada en 1946.
El comité estuvo originalmente compuesto por K. Aland, M. Black, A. Wik-
gren y B. Metzger. La segunda edición -a cuyo comité se había sumado Cario
M. Martini en sustitución de A. Voobus- se publicó en 1968. Más tarde, en
1982, se incorporaron B. Aland y J. Karavidopoulos. Comentario: Metzger, A
Textual Commentary, publicado por primera vez en 1971 y del que se publicó
una segunda edición en 1993:
13. Aunque el texto no cambia, la contribución principal consistió en una
revisión del aparato crítico en lo referente a los manuscritos citados y la inclu-
sión de Variae Lectiones Minores (un apéndice que desglosa el contenido de
los manuscritos que aparecen entre paréntesis en el aparato crítico). La edición
incluía también nuevos papiros (que para la 8.3 reimpresión de 2001 cuenta
con los 116 papiros publicados hasta la fecha) y empleaba 239 mayúsculos,
219 minúsculos y 9 leccionarios (frente a los 69 leccionarios de la UBS 4).
88 La transmisión textual del Nuevo Testamento
tienen pocos o solo uno. Los porcentajes en los que hay acuer-
do entre los testigos que se comparan entre sí son utilizados
para situar en un ranking los antecesores potenciales de un tes-
tigo conforme al grado de relación que tienen con él".
La reconstrucción del texto viene ayudada por la identifi-
cación del Ausgangstext, el «texto inicial», que no es el tex-
to del autor, ni el del arquetipo de la tradición manuscrita (ni
tampoco es idéntico al texto ecléctico de UBS4 /NA27), sino la
forma del texto que está en el comienzo de una tradición tex-
tual. Dicho con más precisión, el Ausgangstext es «la forma
de texto hipotéticamente reconstruida de la que descienden to-
dos los testimonios que sobreviven; una etapa intermedia entre
la formación literaria y el arquetipo de los manuscritos que se
conservan»25• En teoría, el «texto inicial» puede corresponder
a la primera línea de la ECM, aunque se debe tener en cuen-
ta que la correspondencia completa no es posible, ya que ese
«texto inicial» no puede ser establecido con seguridad en todas
las variantes. Para la reconstrucción del texto se identifican los
manuscritos que tienen el «texto inicial» en cada carta y se si-
túan en un ranking -desde el primero hasta el quinto nivel- al
24. Según Hemández Jr., Modern Critica/ Editions, 705, de las 33 nuevas
lecturas en la ECM de las cartas católicas, siete suponen un regreso al texto
de Wescott y Hort, y otras dos habían sido consideradas por Wescott y Hort
como lecturas que tenían una probabilidad razonable de autenticidad. De las
76 que presentan una lectura alternativa, 19 suponen un retomo a Wescott y
Hort, y seis eran consideradas por los eruditos ingleses como candidatas se-
rias al texto. La mayoría de los cambios se refieren al orden de palabras o a la
omisión de una palabra o parte de una palabra. Solo unas pocas llevan consigo
una diferencia semántica. De estas, por ejemplo, es interesante la selección de
oux EÚp0~crEtat sobre Eúp0~crEtat en 2 Pe 3, 10, una conjetura sin apoyo
de manuscritos griegos que se lee en el texto Sahídico y en algunos testigos de
la Siriaca Philoxeniana. Otras lecturas con diferencia semántica son la sustitu-
ción de uépst por óvóurm en 1 Pe 4, 16 (una pura lectura bizantina) y de napa
lCUpÍ(¡) por napa xopíou en 2 Pe 2, 11. Por primera vez en un siglo, el texto
ecléctico de las cartas católicas se aparta de Wescott y Hort y, por extensión,
del códice Vaticano. La distancia con estos es aún mayor si se adoptan algunas
de las lecturas alternativas. Cf. Textual Changes in NA28, en http://intf.uni-
muenster.de/NA28/files/TextChangesNA28. pdf.
25. Holmes, From «Original Text» to «Initial Text», 653. Cf. también Wach-
tel- Holmes ( eds.), The Textual History of the Greek New Testament: Changing
Views in Contemporary Research, 2-8.
Establecer el texto 93
26. Hemández Jr., Modern Critica! Editions, 706. Los testigos bizantinos
que tienen un apoyo superior al 70% concuerdan con el texto establecido de
las cartas católicas en la mayoría de los casos en que hay variación textual.
Con esta atención a la tradición bizantina se recogen lecturas que no habían
aparecido antes en un aparato crítico. A la vez se subrayan las diferencias entre
el texto bizantino y el texto mayoritario.
27. Lo que la serie pretende es mostrar los resultados de un conjunto de
colaciones de manuscritos realizadas por el Instituto. Esas colaciones se han
llevado a cabo para diferenciar los manuscritos griegos que contienen funda-
mentalmente la forma bizantina del texto respecto de los que preservan otras
formas más primitivas. El primer volumen, dedicado a las cartas católicas, se
publicó en 1987.
28. Han sido publicados los volúmenes correspondientes a las cartas cató-
licas (1986) y a las cartas paulinas: Romanos - l y 2 Corintios (1989) y Gála-
tas - Hebreos (1994).
94 La transmisión textual del Nuevo Testamento
33. Koester, The Text of the Synoptic Gospels in the Second Century; Id.,
Ancient Christian Gospels: Their History and Development; Petersen, The Ge-
nesis of the Gospels; Id., What Text Can New Testament Textual Criticism Ul-
timately Reach (= Krans- Verheyden [ eds.], Patristic and Text-Critical Studies,
380-413 y 219-235, respectivamente); Parker, An Introduction, 117-118 y 338.
Cf. Holmes, From «Original Text» to «Initial Text», 664-666 y Hill- Kruger,
Jntroduction: In Search of the Earliest Text of the New Testament, 12.
34. Holmes, From «Original Text» to «Initial Text», 667-668.
Establecer el texto 97
43. NA27·3, «Introduction», 2*: «Este texto es un texto de trabajo ... No de-
be ser considerado definitivo, sino un estímulo para otros esfuerzos encamina-
dos a definir y verificar el Texto del Nuevo Testamento». Cf. también Holmes,
From «Original Text» to «Initial Text», 653.
44. Hemández Jr., Modern Critica! Editions, 703.
100 La transmisión textual del Nuevo Testamento
46. Holmes, From «Original Text» to «Initial Text», 671-672. Cf. Chapa,
Texto autoritativo y crítica textual, 159-159. En esta línea se sitúa la reciente
y discutida obra de Larsen, Gospels before the Book, donde, en relación con
el origen del evangelio de Marcos y de los otros evangelios, trata de la proble-
mática de los textos inacabados y menos controlados por sus autores, de las
publicaciones accidentales y de las revisiones posteriores a la publicación, de
las múltiples versiones autorizadas del mismo trabajo, etc.
102 La transmisión textual del Nuevo Testamento
12. !bid., 2.
112 La transmisión textual del Nuevo Testamento
13. Para una visión complexiva de los problemas planteados y una pro-
puesta al respecto, cf. Holmes, From «Original Text» to «Initial Text», 637-688.
14_ Maas, Textual Criticism, l.
15. Epp, Critica/ Editions and the Development ofText-Critical Methods,
47-48. Esta aproximación se observa también en lo que Epp escribió en 2007
sobre el propósito de la crítica textual: «l) buscar el texto más antiguo posible
de alcanzar (no el autógrafo) y 2) descubrir, a través de la crítica textual narra-
tiva, los contextos teológicos, litúrgicos y éticos de las variantes textuales en
la vida de la Iglesia» (Epp, lt's All about Variants, 287).
Variantes, texto vivo y fluidez textual 113
35. Schmid, Scribes and Variants, 8-9. Schmid sugiere que las armoniza-
ciones, correcciones, mejoras estilísticas, etc., reflejan más la labor de lectores/
usarios que de escribas o copistas. En esta línea, Holmes, Codex Bezae as a Re-
cension of the Gospels, 145-150, señala: «Aficionados con buenas íntenciones,
pero no supervisados y bastante poco rigurosos, no profesionales, habrán sido
los transmisores habituales del texto del Nuevo Testamento; al menos algunos
de estos aficionados 'se sintieron libres de hacer correcciones en el texto, mejo-
rándolo según sus criterios de corrección, ya fueran de tipo gramatical, de estilo
o de más peso' (Aland-Aland, The Text of the New Testament, 69)» (150).
36. Schmid, Scribes and Variants, 23.
120 La transmisión textual del Nuevo Testamento
37. Cf. Epp, Critica! editions and the Development of Text-Critical Me-
thods, 47.
38. Parker, Codex Bezae: An Early Christian Manuscript and its Text.
A su juicio, este códice fue copiado en Berytus (actual Beirut) en el siglo V,
pero su texto se remonta al siglo II. Aquí resumo y gloso lo que comenta
Parker en Scripture is Tradition, 12-14 (= Id., Manuscripts, Texts, Theology,
267-269). Cf. también Parker-Amphoux ( eds.), Codex Bezae. Studies from the
Lunel Colloquium.
Variantes, texto vivo y fluidez textual 121
43. Ibid., 183. Antes había afirmado: «Incluso si uno insistiera en que
existe un solo texto original de Marcos, no podría escapar a la necesidad de
ser consciente del hecho de que todas las formas de texto afectan a nuestra
interpretación de ese texto. Este es un hecho cierto, cualquiera que sea el final
que se considere original. Por tanto, aunque los lectores de la Biblia no se
pongan de acuerdo con respecto al texto de Marcos que estén leyendo, tienen
esto en común: las diferentes formas en que existe el texto» (147). Sobre el
uso del material previo en el final largo de Marcos, cf. Kelhoffer, Miracle and
Mission, 123-156.
44. Parker, The Living Text, 174. En esta línea se sitúa también la mencio-
nada obra de Larsen, Gospels before the Book.
Variantes, texto vivo y fluidez textual 125
48. En ibid., 202, se pregunta si el hecho de que en los inicios el texto fue-
ra notablemente libre «no preserva el espíritu del uso primitivo de las palabras
de Jesús, precisamente porque la letra ha sido alterada».
49. ]bid., 209.
50. Ibid., 210. Cf. también, Parker, Scripture is Tradition, 11-16, espec. 15
(= Id., Manuscripts, Texts, Theology, 265-272, espec. 270): «El texto [libre]
indica que, al menos para algunos cristianos de los comienzos, era más impor-
tante transmitir el espíritu de la enseñanza de Jesús que recordar la letra .... El
material sobre Jesús, más que de una manera exacta, se preservó de un modo
interpretativo».
Variantes, texto vivo y fluidez textual 127
57. Cf. Ehrman, Misquoting Jesus, 102-105 (versión cast.: Jesús no dijo
eso, 130-133).
Variantes, texto vivo y fluidez textual 131
58. Para más detalles, cf. Chapa, Texto autoritativo y crítica textual, 172-
175, y el capítulo 7 de este libro.
1,
)-
5
LAS TRADUCCIONES
COMO «TEXTO VIVO»
4. Metzger-Ehrman, The Text ofthe New Testarnent, 270, con las referen-
cias a los artículos de R. Harris sobre el tema. Cf. también Mussies, Re.flections
on the Apocryphal Gospels as Supplernents. El más importante en atestiguar
estos nombres es el códice c (Colbertinus), del siglo XII, que presenta un tex-
to de la Vetus Latina considerado europeo, pero contaminado con la Vulgata
( cf. Metzger- Ehrman, The Text of the New Testarnent, 103; Metzger, The Early
Versions of the New Testarnent, 341).
136 La transmisión textual del Nuevo Testamento
2. ¿LECTURAS ORIGINALES?
cesidad de lavarse más que los pies»). En este lugar, tres ma-
nuscritos de la Vetus Latina (Colbertinus [c (6)], el Würzburg
Universitat M. P. Th. F. 67 [11.ª] y el Fragmentum Milanense
[p (24)]) traducen el texto griego por: qui lotus est semel non
indiget nisi ut pedes lave! («el que se ha bañado una vez no ne-
cesita más que lavarse los pies»)8• Es decir, estas versiones aña-
den el adverbio semel ( «una vez»), que no tiene su equivalente
en los manuscritos griegos. Surge entonces la pregunta sobre
si el texto latino refleja una variante griega perdida, o si la pre-
sencia de semeles una forma de indicar el carácter que tiene el
tiempo perfecto griego ( como modo de expresar algo definitivo
que se hace de una vez para siempre), o si el adverbio fue in-
troducido en el contexto de una controversia teológica sobre la
repetición del bautismo9• Esta última posibilidad podría venir
avalada por varias obras de Agustín y Ambrosio, que presentan
semel junto a las palabras qui lo tus est ( «el que se ha bañado»)
para traducir el participio griego ABAouµtv°';, como en los ma-
nuscritos arriba mencionados". ¿Cuál de las tres posibilidades
ha de preferirse? La respuesta no es fácil. Que sea una manera
de traducir el perfecto griego, indicando que la acción se ha
realizado de forma definitiva, no parece probable, aunque tam-
poco es fácil de demostrar que no lo sea. Que obedezca a con-
troversias sobre la repetición del bautismo es también dificil
de determinar y, en cualquier caso, resulta poco plausible. Al
menos, no parece que las ocasiones en que aparece en las obras
de san Agustín obedezcan a que el obispo de Hipona hubiera
introducido por su cuenta este adverbio porque le fuera propi-
cio para la polémica contra los donatistas, sino que es más pro-
bable que lo hubiera encontrado ya en la tradición 11• De hecho,
Tertuliano (De baptismo 12.3) y Optato (Contra Donatistas 4.4
12. Para los testimonios de los Padres al respecto, cf. Berrouard, (Euvres
de saint Augustin. Homélies sur l 'Evangile de saint Jean LV-LXXIX, 404.
13. De todas formas, se debe añadir que el códice Colbertinus, aunque im-
portante, es el último de los testigos de la Vetus Latina de Juan que tenemos.
Este códice y los fragmentos de Milán, aunque datan del siglo Vll o VIII, vie-
nen de un leccionario galicano, por lo que su testimonio no es particularmente
fuerte. Cf. Houghton,Augustines Texto/John, 75.
14. En cambio, los manuscritos latinos aur, c, d, e, f, q y Vg (apoyado por
la versión siriaca sinaítica) leen non volebat (e: non habebat uoluntatem).
140 La transmisión textual del Nuevo Testamento
nización del texto que se dio en el siglo Il17• Fuera lo que fuese,
a pesar de que esta lectura minoritaria cuenta con el apoyo de
la Vetus Latina y de que para muchos podría ser la más cercana
al texto original, las ediciones críticas modernas mantienen la
lectura mayoritaria. En su comentario, Metzger señala que el
comité para la edición crítica del texto griego del Nuevo Testa-
mento se mostraba demasiado reticente a tomar una decisión a
partir de un solo testigo externo (el códice Freer) y prefirieron
dejar la lectura mayoritaria18•
Como se puede observar, no es fácil llegar a una conclu-
sión. No obstante, el pasaje escogido solo quiere mostrar cómo
algunas traducciones latinas transmiten un texto que difiere de
la lectura mayoritaria, manifestando así el carácter vivo del
texto original.
Kai 'A.a'A& úµ'tv («Jesús les dijo: 'Os dije al principio lo mismo
que os estoy hablando [ahora]'»)", y la traducción propuesta
recientemente por Forster, basándose en la puntuación del có-
dice Beza y del Basiliensis. Según esta puntuación, 'tTJV apxftv
dependería de ctncV («dijo») -funcionando como adverbio, a
partir de una construcción gramatical influida por el hebreo-y
vendría a significar: «Jesús les dijo primero de todo/inmedia-
tamente: Os estoy diciendo esto» ( o bien: «Os estoy diciendo
también esto»)25•
Hasta aquí el texto griego. Si nos fijamos en las versiones
latinas26, se observa que los traductores se encontraron con
un texto difícil y optaron por una traducción servil". La tra-
ducción de la Vetus Latina es bastante uniforme y traduce el
griego por: Dixit eis Iesus principium quod et loquor vobis;
por su parte, la versión de la Vulgata lee: ... principium quia
et loquor vobis. Se podrían traducir literalmente: «Jesús les
dijo: 'El principio que (o 'porque') también os hablo»28• Pero
precisamente al traducir 'tTJV apxftv por el nominativo/acusa-
tivo principium, que no tiene función sintáctica en latín, las
versiones latinas dieron lugar a interpretaciones que van más
allá de lo que permitía el texto griego. Así sucede en buena
parte de la tradición occidental, que hace una exégesis anagó-
gica de Cristo como principio ( «[Yo soy] el principio que tam-
32. Este uso se da por ejemplo en Le 10, 4.7: µl] paa,ásc,c paUávnov ...
µl] µcmpaívE,E él; oiKím; de; oiKíav («No llevéis bolsa ... No vayáis de casa en
casa»), que las versiones traducen por: Nolite portare sacculum ... nolite transi-
re de domo in domo. Cf. también Rico, Le traducteur de Bethléem, 149.
33. Cf. BDF § 336.5.
146 La transmisión textual del Nuevo Testamento
4. TRADUCCIÓN Y TRADICIÓN
42. Gregorio, Hom. VII in Ezechielem, lib. I, 7.8 (CCL 142, 140; PL 76,
843D).
43. Cf. Bori, Circolaritá e sviluppo nell'interpretazione spirituale; Id.,
Attualitá di un detto antico?; Id., L'interpretazione infinita. L'ermeneutica
cristiana e le sue trasformazioni, 1987.
Las traducciones como «texto vivo» 151
1. CÓDICE Y CANON
Canon II, 222-264; Bokedal, The Forma/ion and Significance of the Christian
Biblical Canon, 125-155; Kruger, The Question o/Canon, 79-118; Id., Canon
Revisited, 233-259; Seeliger, Buchrolle, Codex, Kanon. Cf. también los ar-
tículos de Schmidt, The Greek New Testament as a Codex y Epp, Jssues in the
Jnterrelation ofNew Testament Textual Criticism and Canon. La mayor parte
de lo expuesto en este capítulo ha sido publicado en Chapa, Early Christian
Book Production and the Concept of Canon.
4. Campenhausen, The Formation of the Christian Bible, 173-174: «La
forma del códice parece haber sido la norma para los textos bíblicos desde
fechas tan tempranas como el siglo II; pero, por lo que sabemos, estos códices
eran al principio aún pequeños, apenas capaces de agrupar cuatro evangelios
en un solo volumen, algo que sería necesario si se quiere establecer un orden
'canónico'. El hecho de que al principio no existiera realmente tal arreglo se
confirma también por las variaciones en el orden de los evangelios, tanto en
ese momento como más adelante».
5. Gamble, The New Testament Canon: Recen/ Research and the Status
Quaestionis, 294.
Producción de libros y canon 155
8. Sobre esta cuestión cf., por ejemplo, Hill, A Four-Gospel Canon in the
Second Century? y Chapa, Textual Transmission of Canonical and Apocryphal
Writings.
9. Head, Graham Stanton and the Four-Gospel Codex, 100. Cf. también
Kruger, Manuscripts, Scribes, and Book Production within Early Christianity,
18-27.
Producción de libros y canon 157
10. Cf. Epp, Issues in the Interrelation of New Testament Textual Criti-
cism and Canon, 488-489 (= Id., Perspectives, 599-600). Hay seis más, si se
extiende hasta el siglo V. Para más detalle, cf. Tabla 3.
11. Las siguientes cifras, actualizadas a 2020, se basan en Epp, Issues in
the Interrelation ofNew Testament Textual Criticism and Canon, 489 (= Id.,
Perspectives, 600). Cf. también Tabla 4 del artículo.
12. Las cifras están ligeramente adaptadas de la Tabla 6.10 en Epp, Are
Early New Testament Manuscripts Truly Abundant?, 108-117. Epp también
señala que, entre los 201 manuscritos mayúsculos datados antes del siglo IX,
solo 44 contienen más de un escrito (22 % atestiguan más de un escrito, contra
78% que contienen solo uno) (cf. ibid., 92-93). Cf. Tabla 5 del artículo.
13. Códices del siglo III que contienen más de un libro: P45 (cuatro evan-
gelios+ Hechos: 200-250); P30 (1-2 Tesalonicenses: 175-225) y P46 (testimo-
nia todas las cartas de Pablo menos 2 Tesalonicenses, Filemón y las Pastorales:
158 La transmisión textual del Nuevo Testamento
200-225). De los códices del siglo III es imposible saber si alguno de ellos tenía
los cuatro evangelios o solo tres o solo dos (e.g. P64+P67+P4? y P75). Del si-
glo IV: PI 5+Pl 6 (1 Corintios+ Filipenses: 300-400) y P72 (Judas y 1-2 Pedro:
300-350). Este último pertenece a un códice misceláneo, donde se han incluido
escritos de diverso tipo. Cf. Nongbri, The Construction of PBodmer VIII; Id.,
Recent Progress in Understanding the Construction ofthe Bodmer «Miscella-
neous» or «Composite» Codex; Id., Gods Library, 195-196. Cf. también Was-
serman, Papyrus 72 and the Bodmer Miscellaneous Codex. Para las dataciones,
cf. supra, p. 50-51, tabla l.
14. Para más detalles, cf. Dormandy, How the Books Became the Bible.
15. Sea dicho de paso que este es un punto que Wallraff, Kodex und Ka-
non, 16-18, pasa por alto cuando discute que la elección del códice por parte
de los cristianos implicaba que la literatura copiada en este formato no se
consideraba sagrada. La recensión de Nongbri del libro de Wallraffincide en
este mismo punto.
16. Cf. más información en, por ejemplo, Mugridge, Copying Early Chris-
tian Texts, 172-173 y 178.
17. Otros códices del Antiguo Testamento con más de un libro son: P.Ant. I
8 + III 210 (siglo III), que reúne varios libros sapienciales (Proverbios 5-9,
19-20; Sabiduría 11-12 con título y Sirácida 45) y Freer Gk MS. V (siglo III,
aunque Turner lo data en el siglo IV), que parece haber contenido los doce pro-
fetas menores. Solo hay un papiro «opistógrafo» (P.Oxy. VIII 1075, 1079) que
podría haber representado la combinación de un libro del Antiguo Testamento
y otro del Nuevo Testamento: atestigua Éxodo 40 en el recto y Apocalipsis 1
(Pl8) en el verso. Para una discusión sobre el formato de este :fragmento, cf.
Nongbri, Losing a Curious Christian Scroll but Gaining a Curious Christian
Codex y Malik, POxy. VIJI.1079 (P18): Closing on a «Curious» Codex? Cf.
también Judge - Pickering, Biblical Papyri Prior to Constantine, 8-1 O.
Producción de libros y canon 159
18. Epp, Textual Criticism in the Exegesis ofthe New Testament, 56 (= Id.,
Perspectives, 473-474).
19. Cf. Grafton-Williams, Christianity and the Transformation of the
Book, 86-132, espec. 96-107. En p. 106 comentan: «Para la Hexapla, tal como
la hemos reconstruido, solo el coste de la escritura habría sido aproximada-
mente de 75 000 denarios. Por desgracia, el pasaje del Edicto de Precios que
regulaba el costo del papiro no ha sobrevivido. El pergamino que hacía falta
para una copia escrita en ese material relativamente lujoso habría costado
otros 75 000 denarios, de un total aproximado de 150 000 denarios». En nota
añaden: «Téngase en cuenta que ... una copia de la Hexapla habría costado
lo mismo que la manutención de 38 trabajadores durante un año, lo que sig-
nifica que cada códice de la Hexapla costaría lo mismo que la manutención
anual de un trabajador». Cf. también Kloppenborg, Literate Media in Early
Christ Groups, 24.
160 La transmisión textual del Nuevo Testamento
20. Tumer, The Typology ofthe Early Codex, 35-37, piensa que los escri-
bas que copiaban en un códice de papiro a una sola columna lo consideraban
un libro de segunda clase y sugiere que los códices con más de una columna
querían imitar los rollos de alta calidad de la literatura griega en prosa. Cf
también Mugridge, Copying Early Christian Texts, 64-65 y 486-488.
21. Cf Alexander, Ancient Book-Production and the Circulation of the
Gospels, 85-86: «La primitiva tecnología cristiana del libro presupone fuer-
tes y pujantes conexiones intercomunitarias en toda el área del Mediterráneo
oriental. Y cualesquiera que sean sus orígenes, estas características ayudan a
crear un efecto de un estilo de libro característico que, 'aunque no como un
código esotérico, destaca como una convención en un grupo que expresaba
una conciencia comunitaria y suponía un lector particular' (Gamble, Books
and Readers in the Early Church, 78)».
22. Elliott, Manuscripts, the Codex and the Canon, 11 O: «Hasta el siglo III
no se conserva un códice que tuviera más de 300 páginas. Después, el có-
dice creció: B, el códice Vaticanus (siglo IV), tenía 1600 páginas; Sinaítico
(siglo IV), 1460 páginas; el códice Alejandrino (siglo V), 1640 páginas. (Todas
estas cifras son las más bajas posibles, porque los tres están dañados al final).
Esto significaba que más de una sección del Nuevo Testamento podía incluirse
entre dos cubiertas».
23. Cf. Wallraff, Kodex und Kanon, 23; Gamble, Books and Readers in
the Early Church, 80.
Producción de libros y canon 161
33. Elliott, Manuscripts, the Codex and the Canon, 107, es de la opinión
de que el códice contribuyó a limitar el número de evangelios. Por una parte,
sostiene, no conservamos códices con evangelios canónicos y no canónicos
y, por la otra, el hecho de que el códice tuviera un carácter !imitador ( en el
sentido de que implica planificar cuánto texto cabe dentro de un cuadernillo)
contribuyó a fijar el canon.
34. Grafton-Williams, Christianity and the Transformation of the Book,
178-232.
35. El uso del Kavcóv como «regla» en sentido geométrico o matemático
aparece también en Plutarco, De sollertia animalium 974F; 979C. Cf. Wall-
raff, Kodex und Kanon, 28-29.
Producción de libros y canon 165
43. Sobre los códices misceláneos, cf. Crisci, J piú antichi codici misce-
llanei greci; Petrucci, Del libro unitario al libro misceláneo.
44. Cf., por ejemplo, Dormandy, How the Books Became the Bible, 19.
45. Como hace notar Turner, The Typology of the Early Codex, 81, detrás
del título «compuesto» que se da a algunos códices está la sospecha de que los
escribas no querían que se perdiera material donde escribir y deseaban llenar
las páginas que quedaban libres al final de un códice.
Producción de libros y canon 169
46. Trobisch, The First Edition of the New Testament. Cf. supra, 100-103.
47. Ciertamente es dificil probar que en ese tiempo tan temprano existía
una edición canónica. Cf. la recensión de D. C. Parker en JTS 53 (2002) 298-
305 y la de J. T. Larson en TC: AJournal ofBiblical Textual Criticism 6 (2001).
Se podrían añadir a estas las observaciones de Holmes, The Biblical Canon,
421, n. 3, quien señala que las diferencias significativas tanto en el contenido
como en la disposición de los libros, tan evidentes en los códices Vaticano, Si-
naítico y Alejandrino, son un testimonio de peso contra la hipótesis de Trobisch
de que los editores de mediados del siglo II de la por él llamada «edición canó-
nica» convirtieron en estándar las características de la Septuaginta y colocaron
los libros del Nuevo Testamento en un orden específico.
48. Trobisch, The First Edition, 44.
170 La transmisión textual del Nuevo Testamento
52. lbid., 73- 77. Cf. también Larson, TC, n. 12: «Desde una perspectiva
editorial, el códice era más rentable para el editor cuando se producía en gran-
des cantidades; junto con la actividad misionera de los primeros cristianos,
este era ciertamente un factor importante. El códice también podía contener
más textos que un rollo, y su encuadernación podía garantizar la integridad de
la colección: los escritos muy cortos se beneficiaban de la protección de otras
obras más extensas que los rodeaban».
53. Sobre la canonicidad del libro y no del texto, cf. McDonald, Wherein
Lies Authority: A Discussion of Books, Texts, and Translations, 203-339, y
Ulrich, The Notion and Definition of Canon, 30-32.
172 La transmisión textual del Nuevo Testamento
61. Torres Guerra, Literatura griega: las bases del canon, 24.
62. Grant, Literary Criticism and the New Testament Canon, 44 (= Por-
ter-Evans [eds.], New Testament Interpretation and Methods, 101).
63. Cf. Markschies, The Canon ofthe New Testament in Antiquity, 175-
182. Cf. Holmes, The Biblical Canon, 416-418.
Producción de libros y canon 175
64. Sanders, Scripture as Canon for Post-Modern Times, 58, citado por
Schmidt, The Greek New Testament as a Codex, 479.
65. Cf. Holmes, The Biblical Canon, 419, quien, tras señalar el papel de-
cisivo que jugó Ireneo en el proceso de selección de los libros que serían ca-
nónicos, comenta que, de todas formas, con él no quedó zanjado el asunto:
«Durante el período entre Ireneo y Atanasio, al menos diecinueve libros forma-
ron parte de la penumbra que flotaba alrededor del grupo central relativamente
estable: no solo 2-3 Juan, 2 Pedro, Judas, Santiago, Hebreos y Apocalipsis,
sino también el Evangelio de los hebreos, Evangelio de los egipcios, Hechos
de Pablo, Hechos de Pedro, 3 Corintios, Carta a los laodicenos, Apocalipsis de
Pedro, Didajé, 1 Clemente, 2 Clemente, Carta de Bemabé y Pastor de Hermas.
Todos ellos fueron considerados Escritura por alguien alguna vez».
176 La transmisión textual del Nuevo Testamento
manera que una fotografía tan solo puede mostrar una vista
parcial de una realidad. Ciertamente, el códice contribuyó a
definir los límites, como una forma de seleccionar algunos
escritos y de dejar a un lado otros. Pero el formato material
no permite la fotografía panorámica, que es esquiva a los fac-
tores contingentes tangibles o meramente históricos67• La uti-
lización de escritos autoritativos depende del lugar en el que
esté la autoridad". De ello precisamente nos ocuparemos en
el próximo capítulo.
TABLA 3
Códices en papiro hasta el siglo IVN
que atestiguan más de un escrito del Nuevo Testamento69
TABLA4
Papiros hasta los siglos III/IV
que atestiguan uri solo escrito del Nuevo Testamento"
70. Para las dataciones cf. capítulo 1, Tabla l. Se señalan entre paréntesis
los manuscritos cuya datación presenta dudas.
Producción de libros y canon 179
TABLA 5
Códices mayúsculos en pergamino hasta el siglo VI
con más de un libro del Nuevo Testamento71
71. Para más detalles, cf. Dormandy, How the Books Became the Bible,
24-25. Se señala su contenido de manera genérica. La mayor parte de estos
códices presenta lagunas.
7
LA CUESTIÓN DEL
TEXTO AUTORITATIVO
1. EL TEXTO AUTORITATIVO
5. Cf., por ejemplo, Ehnnan, Misquoting Jesus, 1-15 (versión cast.: Jesús
no dijo eso, 11-29).
6. Dicho de paso, es improbable encontrar algún teólogo que ignore que
el texto de una edición crítica no es el texto que salió de la mano del autor al
La cuestión del texto autoritativo 185
13. Cf., por ejemplo, las afirmaciones de Ehnnan, Jesús no dijo eso, 11-
29, al hablar de su proceso de «conversión» de un «cristiano renacido», con
una comprensión literalista de la Biblia, a otras posturas más agnósticas. Se-
ñalo un ejemplo: «¿De qué nos servía proclamar que la Biblia era la palabra
infalible de Dios, cuando en realidad no teníamos las palabras infalibles que
Dios había inspirado, sino solo las copias realizadas por los escribas, copias
que en ocasiones eran correctas y en ocasiones (¡en muchas!) no? ¿De qué
nos servía afirmar que los autógrafos (los originales) habían sido inspirados?
¡No teníamos los originales! Esa era la cuestión: solo teníamos copias pla-
gadas de errores, y la enorme mayoría de ellas había sido realizada siglos
después de que los originales hubieran sido compuestos, y era evidente que
difería de ellos en miles de formas distintas» (19).
14. Pueden constatarse las implicaciones de esta problemática en el prin-
cipio de la sola Scriptura en la sección «Theological Impact: Toward a Trans-
formation of Sola Scriptura in. Christian Theology», del artículo de Clivaz,
The New Testament at the Time of the Egyptian Papyri, 52-55 y en la con-
tribución de Gravend-Tirole, From Sola Scriptura to Pluralibus Scripturis,
355-381, de ese mismo volumen. Cf. también Chapa, De la letra al Espíritu
pasando por la historia.
La cuestión del texto autoritativo 189
21. Ryan, The Word of God and the Textual Pluriformity ofthe Old Tes-
tament, 131, cita las palabras de Richard Simon sobre las antiguas versiones
de la Biblia: «La Iglesia romana recibe a todas esas naciones con sus Biblias»
(Simon, Réponse au livre intitulé Déjense des sentiments), tomadas de Barthé-
lemy, L 'enchevétrement de l'histoire textuelle, 37.
22. Pío XII, n. 14, que cita en n. 25 (EnchB. n. 549) el Decr. de editione
et usu Sacrorum Librorum: Conc. Trid. ed. Soc Goerres, vol. 10,471; cf. vol.
5, 29, 59, 65; vol. 10, 446-447. Cf. también Ryan, The Word of God and the
Textual Pluriformity of the Old Testament, 132.
23. Juan Pablo II, Scripturarum thesaurus (25 abril 1979): «[Ljos nuevos
conocimientos lingüísticos y exegéticos dan a la nueva versión un sello de ga-
rantía no menor que a la de san Jerónimo, que resistió bien la prueba de milenio
y medio de historia». Cf.-también García-Moreno, La Neovulgata, 257-322.
192 La transmisión textual del Nuevo Testamento
28. Así Hilario de Poitiers, In Psalmum II, 2 (CSEL 22, 39). Cf. Carbajo-
sa, La vida de los manuscritos bíblicos, 192-193.
194 La transmisión textual del Nuevo Testamento
40. Una buena síntesis sobre la formación del canon bíblico y el papel que
jugó en él la regla de fe puede verse en Holrnes, The Biblical Canon, 418-419.
41. Cf. Chapa, La Biblia en la formulación y la comprensión de la fe,
268-278.
42. La idea y la forma de expresarla aparecen por primera vez en Ireneo,
Adv. haer., 1.10.1, 3.4.2, 4.33.7, 5.20.1, y más tarde en Tertuliano, Praescr.
Haer., 13, Adv. Praxean, 2, Virg. Ve!., 1.3. Otros ejemplos se hallan en Hipó lito,
Cipriano, Novaciano, Orígenes, Dionisio de Alejandría, Eusebio, etc. Cf. Han-
son, Tradition in the Early Church, 75-129 y Grossi, Regulafidei, 1880-1881.
También Grech, The Regulafidei as Hermeneutical Principie in Patristic Exe-
gesis; Id., The «Regula fidei» as Hermeneutical Principie Yesterday and Today.
43. Adv. haer. 2.27.1.
44. Adv. haer. 2.28.3.
La cuestión del texto autoritativo 199
45. Cf. Pelikan, The Christian Tradition, 117: «El término 'regla de fe' o
'regla de verdad' no siempre se refería a tales credos y confesiones, y parece
que a veces se refería a la 'tradición', a veces a las Escrituras, a veces al men-
saje del evangelio». Cf. también Young, Bíblica! Exegesis and the Formation
of Christian Culture, 18-21.
46. Cf. Grossi, Regulafidei, 1880.
4 7. Congar, La tradition et les traditions (la cita está tomada de la tra-
ducción española La tradición y las tradiciones I, 55). Cf. también Van den
Eynde, Les normes de l'enseignement chrétien; Izquierdo, El dogma y las
fórmulas dogmáticas, 672-673.
48. Cf. Chapa, La Biblia en la formulación y la comprensión de lafe, 269.
En relación con el Antiguo Testamento, Schenker, L 'Écriture sainte subsiste
en plusieurs formes canoniques simultanées, 189, habla también de un texto
polifónico: «Dado que la Escritura presenta una diversidad textual irreducti-
ble, es necesario entender la forma textual de la Escritura no como un canto a
una sola voz, sino como un canto polifónico».
49. Grech, Alle origini di un 'ermeneutica bíblica, 107.
50. Adv. haer. 3.4.1.
200 La transmisión textual del Nuevo Testamento
EL TEXTO EN LA IGLESIA
Ancient Letters and the New Testament, 183-227. Sobre el aspecto oral-perfor-
mativo de las cartas de Pablo, cf. Botha, The Verbal Art of the Pauline Letters.
2. En continuidad con el énfasis señalado por B. Gerhardsson hace ya
más de cuatro décadas, ha crecido el interés en la oralidad y su relación con
los primeros textos cristianos. Cf. Haines-Eitzen, The Social History ofEarly
Christian Scribes, 481. También puede consultarse Eve, Writing the Gospels:
Composition and memory; Rodríguez, Structuring Early Christian Memory,
39-113; Byrskog, Story as History - History as Story, 93-175; Goody, The
Interface between the Written and the Oral.
3. El alfabetismo en la antigüedad se ha discutido ampliamente. Cf. Harris,
Ancient Literacy; Humphrey, Literacy in the Roman World; Bowman - Woolf,
Literacy and Power in the Ancient World; Millard, Reading and Writing at the
Time ofJesus. Aunque la mayoría de la población no sabía leer, había una gran
interacción entre oralidad y texto escrito. También por la posibilidad de dictar.
Además, los textos eran leídos en voz alta por diversos motivos y en ocasiones
dispares, de modo que la gente de toda condición tenía un relativo acceso a
ellos. Los textos eran escritos por sus autores más para el «oído» que para la
«vista» ( cf. Gamble, Literacy, Liturgy, and the Shaping of the New Testament
Canon, 29-30). Cf. también Achtemeier, Omne Verbum Sonat.· The New Tes-
tament and the Oral Environment ofLate Western Antiquity, y Gamble, Books
and Readers in the Early Church, 30.
4. Cf. B. Aland, The Significance of the Ches ter Beatty Papyri in Early
Church History, 117-118. Por tanto, no se sigue necesariamente que de la
fluidez del texto atestiguada en los dos primeros siglos haya una fluidez de
doctrina, porque no siempre hay un interés en la literalidad del texto.
Conclusión 205
5. Gamble, Literacy, Liturgy, and the Shaping of the New Testament Ca-
non, 37. El autor subraya la importancia del uso litúrgico para el estableci-
miento del canon de libros sagrados: «En este sentido podemos decir con toda
justicia que la formación del canon de la Escritura no fue otra cosa que el
reconocimiento retrospectivo por parte de la Iglesia de sus propios hábitos
de lectura, por el cual la tradición de facto se hizo finalmente de iure» (ibid. ).
Para lo que se afirma a continuación sigo a este autor.
6. Agustín, Epistula 71 A, III 5 (ed. F. Tempsky, 253); cf. también Ep. 75
( ed. F. Tempsky, 280-324). El episodio se recoge en Gamble, Literacy, Liturgy,
and the Shaping of the New Testament Canon, 37-38, y en Fitzmyer, A Roman
Scripture Controversy, 426-427 (= Id., The Jnterpretation of Scripture, 17-18).
206 Conclusión
7. Gamble, Literacy, Liturgy, and the Shaping of the New Testament Ca-
non, 38-39.
Conclusión 207
2. TEXTOS COMUNITARIOS
9. Cf. García Dela Cruz, Allegory, Mimesis and the Text, 284: «Porque la
'tradición textual' no solo se entiende como una transmisión de las 'letras' del
'texto', entendido este dentro del contexto de una lengua-la suposición general
de trabajo del enfoque filológico---, sino más bien como una 'tradición' que solo
podría ser transmitida con la 'interpretación' aceptada».
Conclusión 209
28. Cf. Chapa, Texto autoritativo y crítica textual, 170-176. Cf. también
las observaciones de Balaguer, La Sagrada Escritura «una cum Sacra Tradi-
tione» ante el reto de la «sola Scriptura», 171-192, sobre cómo los estudios
históricos «muestran que lo que se transmite no es tanto una Escritura como
objeto, cuanto una Escritura interpretada» (192).
29. Ratzinger, Discurso en la investidura de Doctor «Honoris Causa»,
390 ( original en castellano).
Conclusión 217
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INTRODUCCIÓN .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . 9
1. Los TESTIGOS . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
l. Los papiros más antiguos del Nuevo Testamento . 17
a) El material disponible 19
b) Los problemas de datación .. . .. 22
c) Otras limitaciones 27
2. Preferencia por el códice 30
a) Primeros testimonios 32
b) ¿Por qué el códice? .. . .. . 34
3. Nomina sacra 37
4. Otros rasgos formales .. .. 41
5. Textos para ser escuchados 45