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Así se desprende del análisis del teléfono móvil que se encontró el pasado viernes junto a la
orilla del río Guadiana por parte de un policía fuera de servicio que paseaba con su perro.
El hecho de que la Policía Judicial encargada del caso investigue en los barrios más conflictivos
de la ciudad, lejos de las zonas de copas donde estuvo durante la noche el estudiante de
Medicina, no es casual y parece confirmar que los agentes se inclinan por una desaparición de
origen violento y que podría concluir con una noticia luctuosa, principal hipótesis con la que
trabaja actualmente la investigación.
El teléfono, ya apagado, se encontraba en una zona de piedras junto a un camino en una zona
denominada Las Crispitas, junto al río Guadiana, a unos siete kilómetros de la residencia
universitaria donde residía. La zona fue rastreada durante tres días sin éxito.
Parece confirmarse que mantuvo a la salida de un pub una disputa con otro joven, una
discusión, aunque no pasó a mayores el problema entre ambos, e incluso se intercambiaron sus
números de teléfono móvil para quedar otro día y solucionarlo definitivamente. Acompañado de
un amigo, del que se despidió, su intención era coger un taxi para regresar a la residencia de
estudiantes donde vivía.
También se ha tomado declaración a los amigos que estuvieron con él esa noche. La
investigación revisa las cámaras de seguridad de las calles donde pondría haber desaparecido,
en concreto las situadas en la Plaza de España y que son de propiedad municipal.
La investigación intenta reconstruir las últimas horas del joven esa noche y para eso es clave
conseguir alguna pista en el estudio de su móvil, como comprobar las personas con las que pudo
hablar o con las que intercambió mensajes, qué lugares recorrió (a través del GPS), si llegó a
coger un autobús para volver a la residencia, que al parecer era su intención... En definitiva,
alguna pista que pueda resolver el caso.
Mientras, desde el pasado lunes quedaron suspendidas las patrullas de seguridad ciudadana que
se organizaron para rastrear la ciudad y que peinaron, sin éxito, las posibles zonas donde el
joven pudo pasar las últimas horas. Se tomó esta decisión "para no entorpecer" la labor policial
y para no caer en la "desmoralización" al haberse recorrido todos los lugares posibles (Los
Colorines, Cuestas de Orinaza, Suerte de Saavedra o el río Rivillas) y no encontrar ningún
rastro, según ha señalado el portavoz de la familia, y de la asociación SOS desaparecidos,
Joaquín Amills. En cualquier caso, se encuentran a disposición de la Policía para retomar esta
búsqueda si fuera necesario. Las diligencias del caso las lleva el Juzgado nº3 de Badajoz.
Mientras, los servicios de emergencia -formados por Cruz Roja, Protección Civil, Bomberos,
guías caninos y el grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil- siguen en prealerta
por si fuera necesaria su intervención. En numerosas calles y barrios de la capital pacense, sobre
todo en las que pasó los últimos momentos hasta su desaparición, hay colocados carteles con su
fotografía donde se pide la colaboración ciudadana.
El portavoz de la familia ha explicado que "hay motivos para la esperanza porque tampoco hay
nada que demuestre lo contrario" y ha añadido que todas las hipótesis están abiertas y que la
investigación debe ir dirigida a saber qué pasó en esas horas en las que se pierde el rastro de
Pablo Sierra: "Es verdad que el tiempo va pasando y nos pueden ir desanimando, pero
mantenemos la fe en encontrar a Pablo sano y salvo". Además, ha insistido en que es
"importantísima la colaboración ciudadana" por lo que se ha vuelto a hacer un llamamiento para
que toda aquella persona que tenga un mínimo detalle sobre Pablo Sierra lo comunique a la
familia o a la Policía.
Por su parte, la familia de Pablo Sierra descarta la desaparición voluntaria: "Nunca nos ha dado
ningún problema", ha asegurado Susana Moreno, tía del joven desaparecido, quien ha subrayado
que sobrino es "un chico 10", por lo que nunca se marcharía de esta manera sin avisar. En este
sentido, ha subrayado que toda la familia está "muy angustiada y preocupada" porque no saben
qué ha podido suceder. "Pablo es un niño bueno, trabajador, buen estudiante, simpático; es un
chico de 10. Nunca nos ha dado ningún problema, por lo que no tenemos ninguna duda sobre
él".
Además, Moreno ha explicado que a pesar del nerviosismo por no obtener ninguna noticia sobre
el paradero del joven, entienden que la policía está haciendo su trabajo y piden la colaboración
ciudadana que pueda aportar cualquier detalle, aunque pueda parecer nimio: "Llamamos a que
se difunda todo lo posible su desaparición para que llegue a todo aquel que pueda haber visto
algo", ha explicado.
Pablo Sierra mide 1.75 m. de altura, tiene el pelo castaño, el flequillo rizado y en el momento de
la desaparición vestía camisa azul, vaqueros y zapatillas blancas.