ALFABETIZACIÓN
y creador de contenido, y es capaz de
INFORMACIONAL
EN TIEMPOS DE
“POSVERDAD” por
Laura M. Medina
Ya en el 2019, un año antes de la pandemia
que asolara al mundo entero, el 25 de
noviembre exactamente, ciento noventa y
tres países proclamaron unánimemente la
Semana Mundial de la Alfabetización
Mediática e Informacional como oficial en
la 40ª reunión de la Conferencia General
de la UNESCO. Anteriormente, en el año
1966, esta Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, puso fecha de celebración
internacional para la ALFABETIZACIÓN,
para resaltar y recordar a la sociedad el
derecho a la educación y la lucha contra el
analfabetismo en todos los rincones y
países del mundo. Durante el 2020, y de
ahí en adelante, se ha dado cada vez más
importancia a la necesidad de la
alfabetización informacional, en un
contexto de crisis donde ha sido
absolutamente necesario manejar recursos
digitales para manejarse en sociedad,
trabajar, hacer trámites, estudiar, etc.
Actualmente existe una comprensión
mucho más amplia de la función clave que
desempeñan tecnologías avanzadas como
la informática y la inteligencia artificial (IA)
a la hora de ofrecer soluciones para la
gestión de la pandemia. La convergencia
tecnológica, que comenzó unos años antes
de la pandemia, desarrolló el marco en el
que se encuadra la actual
transformación.  Las noticias, la
información y el entretenimiento ya no
constituyen ámbitos exclusivos de los
distribuidores y creadores de contenido
tradicionales. Actualmente, una persona
promedio es, al mismo tiempo, consumidor
compartir su perspectiva y su visión del
mundo desde cualquier aldea conectada
situada en cualquier parte del mundo, si
está adecuadamente alfabetizada
informacionalmente. Tanto por
complejidad de la información como por la
la
diversidad de sus soportes, es necesario
que todos los individuos adquieran un
conjunto de habilidades básicas para
aprender a aprender en la sociedad del
conocimiento.
La “Chartered Institute of Library and
Information Professionals” (CILIP) define a
la alfabetización informacional como “la
capacidad de pensar críticamente y hacer
juicios equilibrados sobre cualquier
información que encontremos y usemos.
Nos empodera como ciudadanos para
alcanzar y expresar opiniones informadas y
para comprometernos plenamente con la
sociedad”. El propósito de la alfabetización
mediática e informacional (AMI) consistiría,
entonces, en empoderar a los usuarios de
la tecnología a través del aprendizaje
continuo y la adquisición de conocimientos
acerca de las funciones de los medios de
comunicación, los mecanismos para la
creación y distribución de contenidos; los
efectos de los medios de comunicación; los
derechos de las personas a la información y
de expresión; las responsabilidades de
aquellos que utilizan, arbitran y controlan
los medios de comunicación; así como un
diseño y un uso éticos de las tecnologías
nuevas y emergentes. Se trata de renovar
el concepto tradicional de alfabetización
lectoescritora, referida al uso y
comprensión de textos escritos para incluir
ahora el conocimiento de
los diferentes recursos documentales y
tecnológicos.
Con el fin de proteger la democracia, la
transición hacia una sociedad y una
economía digitales debe ir acompañada de
una revolución en el ámbito de la
alfabetización mediática e Actualmente se dice que estamos en
informacional. En este tránsito, y de
manera más exacerbada en tiempos de
pandemia y postpandemia, es
absolutamente necesario que se arbitren
desde el Estado los medios para reducir la
brecha digital, ya que la alfabetización
incluye en estos tiempos el desarrollo del
espíritu crítico y el discernimiento de la
veracidad o falsedad de una información.
El cúmulo gigantesco de información que
circula hace que se haga cada vez más
difícil, y es necesario distinguir la
manipulación de los medios de
comunicación y las señales que sugieren la
penetración de redes terroristas o
criminales en los medios sociales, por
ejemplo.
Cada vez más los analistas del papel de los
medios de comunicación en la sociedad y
de la responsabilidad social de la
informática están llegando a conclusiones
de este tipo, resaltando la importancia
tanto de la alfabetización mediática como
de la alfabetización en informática. La
Declaración de Praga “Hacia una Sociedad
de la Alfabetización Informacional” del
2003 y la Proclamación de Alejandría del
2005 ya habían comenzado a apuntar hacia
una justificación de las actividades de la
alfabetización informacional basadas en los
derechos humanos, en concreto en el
artículo 19 (derecho a la libertad
intelectual). La educación no puede
permanecer ajena a estos requerimientos
de la sociedad. Los currículos de todos los
niveles educativos deberían tener
contenidos relacionados con la
alfabetización informacional, en pos de la
igualdad social. Los contenidos curriculares
deben apuntar a una Alfabetización
Informacional, al desarrollo de “habilidades
y destrezas para reconocer cuando la
información es necesaria, como localizarla,
evaluarla, usarla y comunicarla de forma
efectiva en el momento que se requiere”
(IFLA. UNESCO, 2005)
“tiempos de posverdad”, lo que lleva a
preguntarnos respecto de qué es la verdad.
Pero desde tiempos inmemoriales no hubo
una realidad única y estamos todo el
tiempo interpretando. Hoy parece que le
ponemos a la tecnología la responsabilidad
de la mentira contemporánea. El que
miente sabe la verdad, pero la oculta o
manipula. Lo opuesto a verdad es falsedad.
La mentira tiene que ver con el uso que se
hace, no con lo que se dice. No es una
cuestión de información, sino de poder,
ética, política. Se miente con un fin, con
una intención imposible de descubrir.
Según Foucault se generan consensos
direccionados desde el poder para
establecer que determinadas ideas pasen
como si fuesen verdaderas. El poder
normaliza y va construyendo formatos de
pensamiento, por lo cual la alfabetización
informacional puede hacer una importante
aportación en el reconocimiento de
noticias falsas, por ejemplo, o el
cuestionamiento de ciertas “verdades”,
promoviendo el pensamiento crítico, la
ética, el pensamiento científico y otras
competencias importantes.
Actuales tiempos de posmodernidad y
posverdad: hedonismo, seducción,
consumo, biotecnología, siguiendo a este
autor. La ideología capitalista requiere del
control de los cuerpos, la “mano invisible
del mercado” controla y produce una
verdad hegemónica. Por lo tanto, y luego
de la pandemia, nos podemos preguntar el
valor que tiene generar espacios de
articulación de programas de alfabetización
múltiple, orientados a formar usuarios con
competencias lectoras para leer
metalenguajes. Necesitamos instituciones
activas que aporten un servicio en relación
al ejercicio de democratizar el derecho a
acceder a la información, pensando en el
usuario como un prosumidor, que no solo
consuma información, sino que además la
pueda producir
Deberían los Estados garantizar el acceso a
herramientas específicas como
computadoras e internet desde la más
temprana escolarización para que la brecha
digital no siga promoviendo desigualdades
y para ejercitar a la ciudadanía en el
desarrollo de las habilidades necesarias en
esta sociedad del conocimiento y la
información.

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