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Alexander Gerard Un ensayo sobre el genio Prélogo de Ilia Galan Traduccién del inglés de Herminio Andujar Biblioteca de Ensayo 67 (Serie Mayor) Ediciones Siruela Tercera parte De los tipos de genio Hasta ahora hemos intentado investigar separadamente las fuentes de las que nace la diversidad del genio, En esta investigaciGn, fue necesario tatar de descubrir las variaciones que inciden sobre aquellos poderes que se encuentran, de algtin modo, involucrados en las operaciones del genio, ya que estas variaciones son los principios simples mediante cuya combina- cién cada distinto tipo o forma del genio queda constituido. Ahora debe- mos buscar un método diferente. Cada tipo de genio deriva su denomina- cién més certera de la naturaleza del objeto sobre el que es empleado o del fin al cual es adaptado. La distincién, por tanto, de los tipos de genio podria ser mas ampliamente deducida a partir de la diferencia de sus obje- tos y fines; y distinguiéndolos de acuerdo a éstos, podriamos explicar cada cual, combinando los principios ya establecidos y su seguimiento, a través de sus consecuencias naturales. 1 La dualidad del genio: para las ciencias 0 para las artes Los fines a los que el genio puede ser adaptado se reducen a dos: el des- cubrimiento de la verdad y la produccion de belleza. El primero pertenece a las ciencias, el segundo, a las artes, Luego el genio es la capacidad de invenci6n en la ciencia o en las artes, de verdad o de belleza. Existen grandes diferencias entre una ciencia y otva, entre un arte y otro. Debido a estas diferencias, cada ciencia y cada arte necesitan algo singular en el genio que les sea adecuado. Ahora bien, no pretendo descender a la investigacion de estas pequeiias peculiaridades, seria curioso pero también complicado y, en cualquier caso, habria de tratarse légicamente con poste- rioridad a la descripcién de las mas generales distinciones del genio. 133 Asimismo, existe una analogia general entre todas las ciencias y entre todas las artes, y, en consecuencia, podemes esperar encontrar algunos aspectos comunes al genio cientifico en todas las formas que éste asume y otros aspectos, distintos de aquéllos, comunes a todos los tipos de genio que son empleados en las artes. Estos son los aspectos que intentaré deter- minar. Gierta disparidad entre el genio para la ciencia y el genio para las artes surge necesariamente de la divergencia de sus fines. Empezaré por esto. El genio cientifico destina sus descubrimientos al entendimiento; su fin es la informacién. El genio para las artes destina sus producciones al gusto y pretende agradar con ellas. Es una propiedad del genio mantener el fin de la obra continuamente a la vista y, merced a su visi6n, modificar todas las partes de la obra y seleccionar los medios a emplear, en cuanto que puc- dan ser supeditados a dicho fin. Esto contribuye a la distincién de los dos tipos de genio y diferencia todas sus operaciones y esfuerzos, pues consi- deran sus objetos bajo luces completamente distintas. El genio cientifico lleva a la persona a escrutar tales objetos ¢ ideas tini- camente cuando implican alguna verdad o sugieren alguna conclusion * nueva. Ayudado por la constante percepcidn de este fin, cualquier relacién es suficiente para introducir tales objetos ¢ ideas; todos los principios asociativos estén prestos a su biisqueda y cada objeto que estos principios presentan es contemplado firmemente bajo el punto de vista de en qué contribuye a este propésito. Todas las circunstancias del objeto que contri- buyan al propésito son buscadas con aplicacién y examinadas con cui- dado; los objetos y circunstancias de los mismos que en nada contribuyan a ello no son sugeridos 0 son percibidos al instante como iniitiles y descar- tados sin la menor consideracién. El genio para las artes predispone a la persona que lo posee igualmente para permanecer resuelta a complacer al gusto mediante su obra. A consecuencia de este impulso, los objetos y las ideas aptos para satisfacer al gusto le son sugeridos de inmediato; son He- vados a su vista dada su relacin con el disefio, asi como por la relacién que guardan unos con otros y, tan pronto le son sugeridos, se moldean en la forma y se sitdan en la actitud en que potencian dicho disefio, y sdlo son contemplados bajo esa forma y esa actitud; tales objetos y tales circunstan- cias de los objetos, cuando son inadecuados para complacer, no surgen ante el artista 0 al ser percibidos, con sélo una mirada, como inadecuados, son rechazados en el acto, 134 ‘A causa de esta asociacién inalterable a fines tan dispares, los dos tipos de genio se tornan muy distintos en todos sus esfuerzos. En todo objeto complejo que pueda atracr nuestra atencidn, residen dos clases de cuali- dades. Hay algunos que nos proporcionan placer o dolor y hay otros que transmiten percepeiones de una naturaleza indiferente. El genio para las artes dirige la atencién principalmente a la primera clase de objetos y lleva a considerarlos sdlo en cuanto alo que producen de inmediato, o en tanto alo que remotamente contribuyen al placer o al dolor. Las cualidades que parecen indiferentes al sentido satisfacen al gusto en algunas situaciones; siempre que lo hacen, atraen la atenci6n y emplean las capacidades del genio para las artes. La mera percepcién de la extensién es indiferente, pero la grandeza de su cantidad produce esplendor y sus Ifmites forman figuras bellas o significativas; una tinica representaci6n de ello a menudo demuestra habilidad; en todos estos casos, es una fuente de placer y suscita la atenci6n y el empleo de las destrezas del poeta y del pintor. Tanto las cualidades de las cosas que aportan placer o dolor, como las que no, pene- tan en las ciencias y afectan al genio adaptado a ellas. Pero las primeras son generalmente consideradas en abstracto, a partir del placer o del dolor que proporcionan, ¢ incluso cuando son tomadas en consideracion, el filésofo procede como si fuera insensible a ellas y, convirtiéndolas en el tema de uina fria investigacién, examina qué verdad indican, analiza los sentimientos 0 detalla sus causas y efectos. E] filésofo describe minuciosamente todos los aspectos de su objeto: su diseno lo requiere; cada uno implica alguna verdad y la desatenci6n hacia alguno de ellos puede impedir el descubrimiento de la verdad u ocasionar el error, Aquellos que parecen menos Ilamativos con frecuencia Hevan mas directamente a la verdad 0 a las verdades mas importantes. Por el contrario, un poeta ignoraria gran parte de estos aspectos que no son adecuados para el placer y que, por tal raz6n, atraen parte alguna de su atencidn: se fija sobre unos pocos que son los mas llamatives y trabaja para ponerlos bajo un enfoque sorprendente. La observacién de muchas circunstancias menores y de una variedad de exactas mediciones fueron absolutamente necesarias para determinar las leyes de la luz y de los colores, y el genio de Newton le confirié la propensién a ocuparse de ellas. Sin embargo, no contarian en poesia, y un poeta, aunque estuviese perfectamente familiarizado con ellas, no les prestaria nunca atenci6n una vez estuviera ocupado en escribir; cap- taria algunos aspectos generales y con éstos se daria por satisfecho. 135 El genio para la ciencia esta formado por la perspicacia y el genio para las artes por la brillantez. Quizds no existen otras caracteristicas generales mediante las que los dos tipos de genio puedan ser mds propiamente dis- tinguidos. Cada una de estas caracteristicas cs producida por ciertas cuali- dades peculiares de aquellos poderes respecto de los que el genio guarda dependencia. En uno se combinan modificaciones de la imaginacién, la memoria y el juicio diferentes de aquellas modificaciones de las mismas facultades que son combinadas en el otro; asimismo, estas facultades son combinadas en proporciones diferentes. ste De Ia estructura de la imaginacion que distingue a los dos tipos de genio La perspicacia y la brillantez implican una gran amplitud y alcance de laimaginacién o un gran vigor de los principios asociativos. La perspicacia implica una fuerza tal de la imaginacién como para guiarla hasta la com- prensién y la explicacién de un tema; la brillantez de la imaginaci6n capa- cita a un hombre para embellecer un tema. Una mente perspicaz emite los rayos mediante los que la verdad es descubierta; una fantasia brillante aporta los colores mediante los que la belleza es producida. Existen muchas peculiaridades de la imaginacién que contribuyen a la formacién de estas caracteristicas opuestas; al revelarlas, nuestra descripcién general de la dis- tinci6n entre el genio para la ciencia y el genio para las artes resultara jus- tificada y se obtendré una visién més particular de la diferencia entre estos dos tipos. La agudeza de juicio es esencial para la perspicacia, pero no puede pro- ducirla por si sola. Producira correcci6n y agilidad para decidir sobre los materiales que estuvieran a nuestra vista; pero la perspicacia implica, por encima y por debajo de esto, la capacidad de traer répida y completamente ala vista cualesquiera materiales que sean necesarios para nuestro propé- sito actual. Esta capacidad sélo puede surgir de la imaginacion. En gene- ral, la perspicacia requiere una estructura tal de la imaginacién que dis- ponga a un hombre para fijar su atenci6n sin cesar sobre una cosa o sobre aquellas conectadas con ésta, mediante estrechas e importantes relaciones, para atender a todas las circunstancias que pertenezcan a tal cosa y, como 136 sea, explotar sus cualidades. Esta estructura de la imaginacién evidente- mente se halla adaptada al fin de la ciencia, la investigacion de la verdad. Dado que las conclusiones en ciencia yacen profundamente ocultas, han de escapar a la efimera mirada del observador superficial; comparecen mediante nuestra atencién a tales cualidades de las cosas cuando son menos Ilamativas y aptas para imponerse por sf mismas a nuestra atencién, y merced a nuestra reflexién y contemplacién bajo una variedad de enfo- ques de dichas cualidades, que no pueden ser perfectamente comprendi- das por una persona si no se detiene sobre el mismo objeto durante un tiempo considerable. La brillantez de la imaginacién es de naturaleza opuesta: es como una fuerza de la imaginacién que hace que cada objeto presente sugiera multitud de ideas, y apresure, con rapidez, a Ja mente de una cosa a otras, aunque éstas no se encuentren muy estrictammente conec- tadas con ella. Evidentemente, esta caracteristica no se halla menos aco- modada al propésito de las artes que la perspicacia al de las ciencias. Una répida sucesi6n o una abundante exhibicién de diferentes objetos aptos para complacer es un gran medio con el que producir ulteriormente la belleza buscada en todas las artes. Por ejemplo, en poesia la complejidad de la fabula, es decir, la variedad y disimilitud de los incidentes y la diver- sidad, mtimero y adecuada lejania de las imagenes, son consideradas entre las mds seguras pruebas de un auténtico genio. Pareceria ser una consecuencia de lo afirmade que la perspicacia implica una tendencia a ser afectada sélo por las relaciones mas estrechas y fuertes de las cosas; y que la brillantez implica una propensién a ser influida por tales relaciones cuando son mis leves y remotas; a causa de la iltima propensién, la mente tiende a tomar una gran distancia de su objeto, mientras que la primera le permite continuar cerca de él y le facili- ta retornar rapidamente a su contemplacién. La consecuencia es correcta y su consideracién determinard, atin mas, nuestra idea de la diferencia entre un genio para la ciencia y un genio para las artes. Cuando las ideas les son sugeridas a los hombres que gozan de estos tipos de genio, por medio de la misma relacién, se hallara que, generalmente, las ideas conec- tadas con el presente objeto, mediante un mayor grado de dicha relacién, le son sugeridas al filésofo, y las conectadas mediante un grado mas débil, al artista. A la primera clase, pertenecen aquellas sobre las que comtin- mente son empleadas las deducciones de la ciencia; la segunda ofrece los ornatos necesarios en las bellas artes. Cualquier comparacién mediante la 137 que un filésofo demostrara 0 confirmase una teoria tendria que ser exac- tamente paralela; para una comparacién poética es suficiente, ¢ incluso realza su belleza, que resulte acorde con el tema al cual es aplicada sdlo en alguna de sus circunstancias. Cuando un filésofo explica las causas de cual- quier fendmeno o describe los efectos de cualquier principio, avanza a tra- vés de los mismos en concordancia con los distintos grados de su depen- dencia. Permitasele a un poeta ocuparse del mismo tema; describira no todas las causas y efectos, sino algunos; con frecuencia, omitird los mas préximos y directos, enunciando sdlo aquellos que son més distantes € indirectos; no aportard la descripcién completa de ninguna causa o efecto, sino que sefalara cada cual por medio de algunas circunstancias destaca- das 0 asombrosas. Estas diferencias de estilo son consecuencias naturales de los principios asociativos, ahora bajo estudio: y que tienen lugar puede ser demostrado mediante la induccién de muchos detalles. El tema del poema de Lucrecio es cientifico. Varias de las teorias epictireas que des- cribe poéticamente son filosoficamente deducidas en los escritos de los antiguos; comparese su descripeién de alguna parte del sistema epictireo con la descripcién de la misma parte en los trabajos filos6ficos de Cicerén, por ejemplo, y las diferencias justo ahora mencionadas apareceran. Si en algunos ejemplos no aparecen, se descubrira que la primera no es propia- mente poética o que la segunda ha disfrazado la filosoffa con un atuendo ret6rico cercano a lo poético™, Thomson presenta distintas partes de la filo- sofia newtoniana; comprese su descripcién de éstas con las mismas partes expresadas por escritores sistematicos, y se hallaran las mismas diferencias. Pero la propensién a resultar afectado por los mas estrechos 0 los mas leves grados de relacién no es por si sola suficiente para describir la dife- rencia entre la brillantez y la perspicacia, o para explicar como un genio es adecuado para la ciencia, y otro, para las artes. Se debe observar, ade- mas, que el predominio peculiar de alguno de los principios asociativos contribuye a conformar la perspicacia y el predominio de otros a confor- mar la brillantez de la imaginaci6n, y eso de varios modos. Existen algunas relaciones de las cosas que trasladan a la mente con mds rapidez y a una mayor distancia de lo que lo harfan otras relaciones; las primeras, por esta circunstancia y de acuerdo con lo que ya ha sido puesto de manifiesto, sean mds favorables a la brillantez, y las segundas, a la perspicacia. En todo objeto hay algunas cualidades que guardan el fundamento para las relaciones entre éste y otros muchos objetos; de este 138 modo, las cualidades obvias y perceptibles de los cuerpos producen una infinitud de semejanzas o contrastes con multitud de otras cosas, Una fuerte propensidn a ocuparse de estas cualidades y a resultar afectado por las relaciones que les corresponden sera muy propicia para la brillantez de la fantasia; producira sorprendentes combinaciones, imagenes agradables ¢ inesperados adornos. Pero es desfavorable para la perspicacia, pues pro- duce asociaciones que tienen que Hevar a la mente a través de muchos objetos, en una répida sucesién, no permitiéndole obtener sino una vision superficial de cada uno. Por consiguiente, contribuird a la perspicacia, 0 al menos removera algtin obstdculo al ejercicio de este poder, el que la imaginacién no resulte afectada de inmediato y fuertemente por aquellas ligeras relaciones que las cualidades més obvias forman, entre una gran multitud de cosas desconectadas en otros sentidos. En consecuencia, no digo que todos, pero muchos filésofos que realmente fueron inventores no mostraron gran habilidad para adornar sus escritos con aquellas image- nes que conforman el ornato de la poesia. En todos los objetos, asimismo, existen cualidades de un tipo opuesto que no forman conexiones eviden- tes entre ellas y una multitud de otros objetos. Tales son la influencia mutua de las cualidades de la misma cosa, los distintos fendmenos de estas cualidades, sus causas y sus consecuencias. Estas, en vez de impeler a la mente a deambular a través de una vasta extensién de cosas, prefieren con- finarla en una sola o en aquellas que estan, en algtin importante sentido, fntimamente conectadas. Por lo tanto, una tendencia predominante a pres- tar atencién principalmente a tales cualidades no apresuraré a la mente de una cosa a las demas y, en consecuencia, sera desfavorable a la brillantez, pero la dejard dispuesta a centrarse sobre su presente objeto y disponerlo de modo que pueda ser cmpleado para su contemplacién bajo todos los puntos de vista, y de este modo ser propicia a la perspicacia. Asirnismo, es observable que las tiltimas cualidades mencionadas for- man las relaciones mds interesantes € importantes entre las cosas; por tanto, influyen en la imaginacién y fomentan la perspicacia, del mismo modo que los mayores grados de cualquier otra relacién; las relaciones for- madas mediante las otras cualidades son mucho més triviales, afectan a la fantasia y producen brillantez, del mismo modo que los grados mas leves de cualquier relacién. Las relaciones més importantes de las cosas son aquellas que también llevan a descubrir las verdades que les conciernen; por otra parte, las 139 relaciones més triviales estan adaptadas a la distracci6n y el placer, que es el objeto de las artes. Esta diferencia sugiere una observacién de notable importancia para explicar la distinci6n entre los dos tipos de genio ahora bajo estudio. Al examinarlas, hallaremos que aquellas relaciones que ya han sido mencionadas como propicias para la perspicacia, debido al pre- dominio de su influencia sobre la imaginacién, son las relaciones concer- nidas principalmente con el descubrimiento de la verdad. Todas estas relaciones son reductibles a las diferentes modalidades de la causalidad y la coexistencia; y en unas u otras de dichas modalidades, son los sujetos inmediatos de muchas de las conclusiones de las distintas ciencias. Tanto en la ciencia de los cuerpos como en la de la mente, la investigacién se realiza, principalmente, sobre las causas del fendmeno, sus concomitan- tes, los efectos procedentes de las causas y las consecuencias de las leyes generales, En matematicas, muchas proposiciones consideran las propie- dades que coexisten en las figuras y los ntimeros, o que necesariamente resultan de su naturaleza. Incluso cuando otras relaciones son el objeto inmediato de las conclusiones cientificas, es principalmente por medio de la causalidad y de la coexistencia como pueden ser inferidas. Ein mate- maticas, las proporciones de cantidades y nimeros se deducen como con- secuencias necesarias de principios previamente conocidos. En hidrosta- tica, las gravitaciones especificas de los cuerpos, que son en concreto grados de una cualidad comtin, son deducidas de ciertos efectos del peso de dichos cuerpos. Guando es el caso que predominen estas relaciones, la causalidad y la coexistencia como principios de asociacién en la fanta- sia, no dejarin de producir perspicacia y de adecuar el genio especial- mente para los temas cientificos, Esto dirigird la mente a donde yace la verdad, dotandola de los instrumentos mediante los que puede ser des- cubierta. No es menos cierto que aquellas a las que se ha aludido como las relaciones mds triviales, son las mas adaptadas al tema y al fin de las artes, ya que su predominio, o al menos el de alguna de ellas, propicia la brillantez, Las bellas artes son consideradas comiinmente imitativas; si en su totalidad fueran pura y absolutamente asi, no habria dificultad en dic- taminar que la semejanza es la relacién que impulsaria a la fantasia a idear obras de arte. Por ejemplo, en pintura, que es estrictamente imita- tiva, las figuras, las actitudes, la expresi6n y el colorido no son sino algu- nos medios para llevar al lienzo una representacion integra y sorpren- dente del modelo, fuera real o ideal, que el artista tuvo ante si; y la 140 concepcién de este modelo le sugiri6 los medios a la fantasia, merced al principio asociativo de la semejanza. Pero incluso en los casos donde las artes son menos imitativas, se percibird que este principio es dominante. A veces, un descubrimiento cientifico es descrito poéticamente; tal des- cripcién, quizas mas clara y sorprendentemente que ningtin otro ejem- plo, mostrar cusinto de poético es empleado en las semejanzas y, en con secuencia, cudn esencial es para el genio poético que éste sea el principio asociativo predominante. Asf describe Thomson los descubrimientos 6pticos de Newtoi Even light itself, which every thing displays, Shone undiscover’d, till his brighter mind Untwisted all the shining robe of day; And, from the whitening undistinguish’d blaze, Collecting every ray into his kind, To the charm’d eye educ'd the gorgeous train Of parent-colours, First the flaming Red Sprung vivid forth; the tawny Orange next; And next delicious Yellow; by whose side Fell the kind beams of al-refreshing Green. [Tncluso la luz misma, que todo revela, / brill6 oculta hasta que su luminosa inteligencia / desplegé las brillantes vestiduras del dia / y del albo resplandor imperceptible / ubicé cada haz en su sitio, / ecucando al cautivade ojo en el espléndido cortejo / del linaje de los colores. Primero el ardiente rojo / fuente de la intensidad; a con- tinuaci6n el ambarino naranja; / y tras él, el exquisite amarillo, de cuyo rostro / se derraman los bondadosos tonos del refrescante verde. 4

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