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Capítulo 2: Nueva ciudad y Nuevo trabajo.

New York, martes 2 de Febrero de 2010.

Las imágenes continuaban llegando a su mente como si lo estuviera en


aquella casa, cada grito, cada humillación y golpe, era peor que la última vez,
se sentía tan real, veía claramente a Axel parado frente a ella. Era tal el trauma
que él le había provocado en Nicolletta, que ella no podía dormir bien que no
había nadie más, decidió despertarla.

Nicolletta se removió incomoda en su asiento no recordaba mucho de la


noche anterior y todo era por el golpe que sufrió en la cabeza. Poco a poco
abrió los ojos mirando a su alrededor sin comprender nada, viendo a un
hombre con una tímida sonrisa.

-¿Dónde estamos? -preguntó Nicolletta mirando al hombre frente a ella, miró


hacia el resto del bus y se dio cuenta de que ya no había nadie.

-Estamos en New York -respondió el hombre con voz suave para no asustarla.
El chófer tenía que estar en sus cuarenta o cincuenta años, lleva una camisa
barata de color celeste con su corbata, y en sus labios tenía una sonrisa
amable, Nicolletta no pudo evitar devolver aquel gesto.sin tener una
pesadilla. Sus ojeras eran cada vez peores y la palidez de su rostro hacían que
el cansancio y los moretones sean aún más notorios, sus pómulos se volvían
más prominentes por su evidente desnutrición.

-¿Señorita? -Nicolletta escuchaba una suave voz a su lado, es el chófer quien la


intentaba despertar con suavidad para no asustarla, se veía demasiado
preocupado mirando el rostro de la muchacha lleno de moretones y un
notable corte en su frente, el bus ya había llegado hasta su destino y
solamente quedaba ella dentro del vehículo. El chófer al verla dormir y

-Oh... gracias -sonrió tomando su bolso y bajo con cuidado del bus.

Al bajarse de bus, tuvo que cerrar por un momento los ojos por el fuerte sol
llegaba en sus ojos a pesar de aun estar en invierno el sol estaba en todo su
esplendor, suspiro al darse cuenta que no sabía hacia dónde ir, era una gran
ciudad y estaba rodeada de grandes edificios, pero eso no la iba a detener, ya
había pasado lo peor al escapar de Axel, sacó una de las pocas chaquetas que
había echado a su bolso y con bastante dolor se la puso, acomodo las tiras del
bolso en sus hombros y comenzó a caminar, pensó en buscar alguna tienda de
turismo y conseguir un mapa, también tenía que buscar un lugar donde
dormir, antes que la noche la sorprendiera en una ciudad donde no conocía a
nadie.

Miro hacia todos los lados, jamás había salido de Jackson, New York era
completamente diferente, su gente caminaba sin mirar a su alrededor, todo
tenía su ritmo las personas, los buses, los taxis, todo era nuevo para ella, como
un niño en una dulcería.

-Oh perdón no quise... -se disculpó en voz baja, iba tan distraída observando
cada rincón de la ciudad que no se dio cuenta al doblar una esquina choco con
una persona. Su nariz quedó en el pecho de un hombre con traje, el olor la
hizo tambalear, pero rápidamente se recuperó. Era un hombre bastante alto,
su cuerpo triplicaba al de Nicolletta, ella se quedó mirándolo fijamente, como
si la hubieran congelado jamás había estado tan cerca de un hombre que no
fuera su esposo. Los ojos verdes del musculoso hombre eran como las
esmeraldas, destellaban con el reflejo de la luz solar, el corazón de Nicolletta
comenzó a latir cada vez más rápido como si estuviera corriendo una
maratón, trato de controlar su respiración tras un suspiro que provoco dolor,
hizo una mueca sin dejar de ver al hombre que no se movía, otro hombre igual
de musculoso se interpone entre ambos obstaculizando la visión, tomo
aquella oportunidad para escapar de aquella embarazosa situación, se
preguntó si todos los hombre en la ciudad serian como ellos, grandes y llenos
de músculos. Negó con la cabeza mientras miraba a través del cristal
escondida en un restaurant al que entro, aquel hombre miraba hacia todos
lados buscando algo que se le hubiera perdido.

Suspiro al ver como los dos hombres se alejaban doblando la esquina y


desapareciendo de su campo visual, al ver que no había nadie, salió del local
sintiendo un repentino alivio recorriendo su amoratado cuerpo.
"Un mal paso Nico, solo un mal paso" se repetía una y otra vez mientras volvía
a retomar su camino, pero completamente distinto de aquel hombre,
buscando algún hostal o motel.

En su camino vio varios hoteles o moteles, pero necesitaba algo que pudiera
pagar con el poco dinero que tenía. Después de caminar un par de minutos
encontró un motel que se veía barato, suspiro mirando a aquel lugar, era
aquello o dormir en la calle, todo lo que tenía eran 1.000 dólares, pero con el
boleto del bus que fueron 200 dólares, solo le quedan 800 dólares, dejando a
un lado los prejuicios y entro en la recepción del lugar. Cada noche costaba 29
dólares, se dio cuenta de que tendría que buscarse un trabajo para ahorrar
algo de dinero y conseguir un lugar mejor donde vivir.

El dueño del motel le entrego la llave número 7, un poco asustada y con


muchas ideas en su mente caminó por un pasillo mirando las puertas que
pasaba y sus números, hasta que encontró la que le correspondía. Suspiró
poniendo la llave en la cerradura y abrió la puerta, entro a la habitación con
cierto temor, las paredes eran de un color beige gastado por lo que se veía
habían pasado años desde la última vez que se pintó, en medio de la
habitación había una cama matrimonial con sábanas blancas y un cobertor de
color café desteñido, el olor a humedad era demasiado fuerte provocando
nauseas a Nicolletta, corrió al baño y bebió un poco de agua para calmar su
estómago, todo el olor de la habitación le molestaba al respirar, pero también
tenía un televisor pequeño y una lámpara a un lado de la cama eso era todo.

Se sintió un poco derrotada, no sabía muy bien porque, se sentó en la cama y


dejo el bolso en el suelo, se quedó mirando la televisión apagada, no podía
hacer mucho ya que solo había terminado el instituto y conseguir un trabajo
sería un poco más difícil, cerró los ojos mientras pensaba que tipo de trabajo
podría hacer.

Abrió los ojos de golpe, su frente estaba cubierta por una capa fina de sudor,
no recordaba en qué momento se había acostado y acomodado en la cama
quedándose dormida, rápidamente se sentó y miro a su alrededor buscando
alguna similitud con su antigua casa, buscando a Axel, soltó un suspiro
aliviada dándose cuenta que estaba sola en el feo motel, con cuidado se
levantó de la cama asomándose por la ventana para ver que el sol ya se había
ocultado por completo.

Giro sobre sus talones y tomó el pequeño bolso, entrando al baño


rápidamente tomo una ducha, obviamente el agua en el aquel motel era fría,
aun así se relajó debajo del chorro de agua que caía recorriendo su delgado
cuerpo, al terminar se cambió de ropa para luego salir de la habitación, cerro
con llave la puerta y comenzó a caminar mirando todo a su alrededor
recordando cada detalle para luego volver sin perderse, cada paso que daba
miraba cada tienda por si necesitaban alguna ayudante, su esperanza
aumentaba en cada paso ya que se sentía mejor que nunca, a pesar de todo lo
que había pasado aun le quedaban ganas por luchar y comenzar una nueva
vida y para eso tenía que obtener un trabajo, esa era la meta para lo que
quedaba del día.

Deteniendo sus pasos frente a unos cristales oscuros las letras rojas y
brillantes resaltaban en toda la calle oscura, frente a ella había un letrero, en
aquel lugar necesitaban una camarera, miro hacia todos lados, pocos coches
pasaban por ahí, pero si mucha gente caminaban hacia los otros locales que
aún permanecían abiertos, las letras rojas le llamaban la atención, así que
entro, otras letras al final del lugar resaltaban en la oscuridad dejando ver el
nombre de "The Moulin Rouge", se quedó mirando fijamente todo el ambiente
a su alrededor.

Su subconsciente la miraba desconcertada con la boca abierta, sea lo que sea


en lo que pudiera trabajar tenía que hacerlo para vivir en la gran manzana.

Tomo una gran bocanada de aire dándose ánimos, pero todo el aire se quedó
atascado en sus pulmones, al ver en la tarima como un par de chicas
comenzaban a bailar moviendo su cuerpo de manera sensual, los hombres
que las estaban viendo gritaban y dejaban caer algunos billetes en unos
grandes jarras con unos nombres grabados en el plástico, rápidamente su
ánimo decayó ya que ella obviamente no se movía de esa forma, además su
cuerpo estaba lleno de moretones que la obligaban a ocultarse detrás de una
ropa mucho más grande, sin contar también que era bastante torpe, todos sus
planes se venían abajo mientras el tiempo seguía transcurriendo y las chicas
continuaban moviendo su cuerpo.

Una de las chicas en la tarima tenía el cabello rubio hasta la cintura, liso,
realmente hermosa, sus ojos azules llenos de sensualidad la dejaron
congelada, la forma como movía su cuerpo aquella mujer, cualquiera podía
sentirse atraído por ella, llevaba un corsé rojo con unas franjas negras, una
pequeña pantaletas de color negro además de su porta-ligas que sujetan sus
medias negras y unos tacos extremadamente altos. La otra chica era de
cabello castaño hasta los hombros sonreía de manera sexy mientras bailaba
alrededor del caño, lleva casi la misma vestimenta de la chica rubia con la
diferencia que no llevaba un porta-ligas, ambas se movían sensualmente.

-Hola, ¿puedo ayudarte en algo? -pregunto una voz detrás de Nicolletta


provocando un susto en ella haciendo que saltara un poco en su lugar, el chico
del bar la estaba mirando con una sonrisa burlona, Nicolletta se le quedo
mirando con la boca entre abierta, era un joven bastante apuesto.

-Yo me haré cargo Joel -Le dice una chica morena al chico de la barra que no
dejaba de sonreí, Nicolletta se sintió un poco aliviada al ver a una chica, no
estaba lista para hablar con algún hombre.

Era una mujer realmente hermosa, sus ojos cafés grandes hacían que su rostro
se iluminara, vestida con un pequeño corsé color rosado claro y unas
pantaletas blancas, los nervios no la dejaban pensar claramente, cerro sus
ojos para concentrarse y poder hablar con propiedad.

-Sí -respondió Nicolletta abriendo sus ojos-, yo necesito hablar con el dueño o
dueña de... -se quedó callada sin saber qué más decir, la mujer se quedó
mirándola con una sonrisa divertida.

-Bueno, yo soy la dueña dime, Me llamo Thea Mckenna, ¿Que se te ofrece? -le
pregunto con una sonrisa que pronto se desvanece al ver como la luz deja ver
el rostro de Nicolletta.
-Sí, este... yo quería saber si tenía algún trabajo -respondió Nico e
inconscientemente comenzó a morder el interior de su mejilla de manera
nerviosa.

Thea dirigió su mirada por todo el cuerpo de la muchacha, estaba muy


delgada, a pesar de andar con ropa ancha era evidente como sobresalían sus
huesos de sus caderas y hombros, Thea no quería imaginarse el resto del
cuerpo de la chica viendo cómo se encontraba su rostro, los pensamientos
suicidas de Nicolletta se hacían más tentadores bajo la tensa mirada de la
mujer.

-¿Sabes Bailar? -Preguntó Thea mientras mantenía la vista sobre su cuerpo,


Nicolletta no sabía qué hacer, de alguna manera necesitaba ganar dinero y no
podía darse el lujo de rechazarlo, por lo que asintió con la cabeza-, bien,
sígueme necesito ver algo más antes de darte el trabajo -dijo mientras se
giraba sobre sus talones y comenzaba a caminar detrás de la tarima donde la
chica rubia le sonrió amablemente a Nicolletta, ella tímidamente se la
devolvió mientras seguía a Thea.

Entraron en un camerino donde las letras brillantes llamaban la atención de


todo aquel que pasara por allí, su nombre estaba grabado con letras en medio
de la puerta, Nicolletta se quedó congelada al entrar al camerino de Thea, era
muy colorido y todo le llamaba la atención.

-Bueno por tu rostro creo que estas escapando -aseguró Thea sin tapujos y
distraídamente mientras buscaba unas prendas de ropa en su colgador.

-Algo así -respondió en un susurro, hablar de aquel tema hacia que perdiera su
propia voz y su estómago se apretara.

-Bien, toma, aquí será difícil que alguien te encuentre, pero no aseguramos
nada -dijo mientras ponía delante de Nicolletta una teñida similar a la de la
chica rubia-, cámbiate y déjame verte -le dio las ropas y le mostró el baño,
Nico asintió y entró en el baño. Se cambió de ropa y se miró en el espejo, se
veía completamente distinta y no le gustaba, dejaba en evidencia el mal
estado que estaba su cuerpo.
-Listo -murmuro saliendo del baño tímidamente.

-Impresionante -respondió con voz de asombro, Thea al verla camino


alrededor de Nicolletta evaluándola, negando con su cabeza-. Pero si quieres
trabajar aquí, tendrás que comer más, estás muy delgada y no quiero que te
enfermes -dijo mientras miraba el rostro de la muchacha-. Creo poder hacer
algo con eso moretones.

Nicolletta se sentía un poco incomoda usando poca ropa y muy provocadora.


Las chicas que estaban en la tarima entraron en el camerino donde estaba
Thea y Nico. La chica rubia la miro con lastima poniendo aún más nerviosa a
Nicolletta.

-Bien chicas, quiero presentarles a... -comenzó Thea con voz firme, pero se
detuvo y miró a la chica a su lado, no le sabia el nombre, Nicolletta entendió
aquella miraba y le susurro su nombre, Thea prosiguió-, bueno, tendremos
que acortarlo o cambiarlo.

Les presento a Noelle, quien comenzará a trabajar con nosotras -término con
una brillante sonrisa.

Nicolletta se sintió aún más cohibida al ser saludada por las chicas y otras más
que iban entrando al camerino, ella solo estaba pensando en cómo salir
corriendo de aquel lugar arrepintiéndose de su decisión de trabaja en el
Moulin Rouge.

-Ok, empezaremos con Ángela -presentó Thea una de las chica de la tarima-,
ella es Angie -la chica de cabellos castaños hasta los hombros saludo con su
mano-. Ella es Kate -una chica de cabellos rubios hasta los hombros la
saludaba con una enorme sonrisa-. Los chicos son Joel, el chico de la barra y
Kevin es nuestro Dj, mañana en los ensayos los conocerás.

-Hola a todos -saludo Nicolletta con voz baja y tímidamente, con una leve
sonrisa.
-Bien, por ahora no bailaras en las noches, solo serás camarera, pero en los
ensayos comenzaras a practicar para que más adelante puedas hacerlo. -
sonrió Thea. De una forma u otra, ella entendía a Nicolletta, le daría tiempo
para que su cuerpo sanara y estuviera en forma para los bailes.

Durante los ensayos, Nicolletta imitaba algunos movimientos de sus


compañeras, mientras los días pasaban los lazos con las chicas del lugar se
estrechaban poco a poco. Kate quien en verdad se llamaba Marianne también
había llegado a aquel buscando un nuevo comienzo, ella escapo de su marido
quien la engañaba y se aprovechaba de su dinero dejándola en la calle. Angie
mantenía su nombre solo acortado por Thea, quien la ayudo para que pudiese
seguir estudiando en la universidad.

-Muy Bien Noelle -dijo Thea poniéndose de pie, había pasado dos semanas
desde que Nicolletta había llegado al Moulin Rouge-, pronto podrás bailar en
la tarimas, tu jarra con tu nombre está listo, esta ganancia solo depende de ti,
ya sabes cómo funciona, puedes moverte con ritmo así que empezaras hoy,
solo haz lo mismo que en los ensayos y te ira de maravilla. -Sonrió girándose a
los demás- Chicas sigan ensayando en una hora abrimos y Ángela, maquilla a
Noelle y dile las reglas, ve con ellas Kate -ordenó Thea mientras se iba hacia la
cabina donde estaba Kevin.

-Vamos, te dejare guapa -sonrió Ángela mientras caminaban hacia los


camarines, ella era un poco más alta que Nicolletta y su caminar era muy
sensual, entraron en su camerino, las paredes eran de un color rosa pálido,
todas las chicas tenían un camerino para sus cosas. En una de las paredes
había un gran espejo con faroles a los costados, igual que las películas, olía a
perfume dulce, como las flores-, tratare de esconder esos moretones que aún
están en tu rostro, pronto desaparecerán.

-Gracias -respondió Nicolletta sentándose y mirándose en el gran espejo,


Ángela sonrió dulcemente.

-Nosotras somos una familia, si necesitas algo solo habla con alguna de
nosotras y te ayudaremos -dijo Kate mientras Ángela abría una gran maleta de
maquillaje, Nicolletta jamás se había maquillado, por supuesto a Axel no le
gustaba, Ángela con un dedo levanto el rostro de Nico abriendo un objeto que
era como un labial comenzó a esparcirlo por toda la cara.

- Thea, es la dueña del lugar junto a su esposo Benjamín, él trabaja durante el


día, lo podrás conocer cuando venga esta noche -Kate seguía hablado
mientras Ángela maquillaba los rastro de moretones que aún estaban en el
pálido rostro de Nicolletta-. Los clientes vienen a entretener su vista, si alguno
se propasa contigo, solo tienes que levantar tu mano y Josh lo sacara, una
cosa te tengo que aclarar -dijo mientras la maquillaban con mucha
dedicación-. Nosotras no tenemos sexo con los clientes, somos solo bailarinas,
además, se te asignará un horario, un camerino y el vestuario, lo demás lo
tendrás que comprar tu -informó sonriendo.

Ángela tomo un pack de sombras oscuras- utilizare estas por tu ojo -Nicolletta
solo asintió escuchando atentamente todo lo que Kate le decía, no quería
perder nada de vista ya que quería mantener su nuevo trabajo además ponía
atención a lo que Ángela hacía para que los moretones no se notaran.

-Gracias -murmuro Nicolletta cerrando sus ojos mientras Angie aplicaba la


sombra sobre sus parpados, con cada minuto que pasaba los nervios crecían y
sus manos sudaban.

-Listo -sonrió Ángela triunfante cuando termino de aplicar algo de brillo en los
labios de Nicolletta, camino hasta ponerse detrás del asiento dejando que ella
se viera en el espejo, el reflejo no se parecía a la chica la cual llego hacia unas
semanas, el aire se escapó de sus pulmones al ver aquella mujer en el espejo,
no podía creer que era ella, se veía demasiado distinta, sus ojos negros,
ocultando aquel moretón, pero todo lo demás eran tan distinto, como un
sueño.

-Oh... ¿esa soy yo? -pregunto Nicolletta inocentemente mirándose en el


espejo.

-Sí, trate lo más posible en tapar esas marcas -Ángela no sabía muy bien como
referirse a los moretones y cicatrices, no quería parecer imprudente por lo que
hizo fue apuntando a su rostro en forma circular-, de momento seré yo quien
te maquille o Kate, pero tendrás que aprender a hacerlo por tu misma.

-Sí, claro -respondió Nicolletta mirándose atentamente. Dio un pequeño salto


de susto al sentir la puerta abrirse de golpe.

-Angie estamos por empezar, tú serás la primera y Luego Noelle -dijo Thea
entrando al camerino de Angie y mirando fijamente a Nicolletta-.
Impresionante Angie, aun no puedo creer como no te contratan para
maquillista de modelos, o de películas -sonrió orgullosa por el trabajo de la
chica.

-Noelle, luego de que bailes, le ayudaras en la barra a Joel, tu solo bailaras una
vez por noche hasta que estés más preparada para hacerlo más veces, tienes
que ponerte esto -dijo pasándole un pequeño short negro, unas botas negras
de un taco fino y alto, una camisa blanca, un pequeño chaleco sin mangas y
una corbata negra-, ya sabes si alguien te toca o te golpea el trasero, levanta
tu mano y Josh se hará cargo de todo.

-Sí, lo entiendo -respondió Nicolletta frotando sus manos en las piernas.

-No estés nerviosa, será unos 4 minutos y listo, solo hazlo como hoy -dijo Thea
saliendo del camerino-. Ángela a la tarima Ahora -ordeno al salir, Ángela
sonrió y salió hacia la tarima, Nicolletta la siguió necesitaba ver como se hacía
teniendo público, Kate fue con ella dándole algunos consejos que le podrían
ayudar.

La música comenzó a sonar, mientras que Angie salía hacia la tarima con un
caminar sensual, a todas las chicas le cambiaba el nombre para así mantener
su identidad en confidencialidad y estar seguras. Angie seguía moviéndose
con ritmo lleno de sensualidad, Nicolletta miro hacia el público, aquellos
hombres literalmente babeaban por la castaña en la tarima, todos mirándola
con deseo y lujuria cada movimiento que ella hacía, viendo aquello la poca
confianza que Nicolletta tenía se fue devuelta a Jackson.
Nicolletta se arrodillo mirando la habilidad que tenía Angie para moverse y
llenaba el ambiente de placer, varios hombres ponían dólares en un frasco
que iban pasando por las mesas, se fijó que llevaba el nombre de la bailarina,
aquel jarrón gigante se llenaba cada vez más, solo pensaba que su jarrón
terminaría sin ningún dólar.

Rogaba al cielo que pudiera bailar para que las propinas fueran buenas ya que
necesitaría el dinero para comprarse maquillaje y ahorrar. La música
comenzaba terminar eso solo significaba que pronto seria su turno, solo
esperaba que no caer o hacer el ridículo enfrente de todos esos hombres
llenos de oscuros deseos.

"Cálmate Nicolletta y respira profundamente" se repetía una y otra vez


tratando de calmar su respiración. La música de Ángela termino y salió de la
tarima con una sonrisa en sus labios mirando a Nicolletta.

-Suerte Noelle, solo disfruta, piensa que estas sola, que solo eres tu -susurro
en su oído poniéndose detrás de ella.

-Es hora del Show -murmuro para así misma y la misma música de Britney que
usaba para los ensayos comenzaba a salir por los altavoces, se levantó, salió
hacia la tarima tratando y pareciendo una mujer sensual, mientras la música
corría, hacía que sus movimientos fueran más sensuales, no tenía idea si
funcionaba o no, pero se sentía libre, se sentía capaz de todo.

Cuando la canción término, salió de la tarima cansada y muy emocionada, la


adrenalina recorría su cuerpo cuando termino de bajar de la tarima Thea la
abrazo.

-Bien, hecho, has ganado una buena propina -susurro Thea mientras se
alejaba de Nicolletta, quien aún sonreía a pesar de su agitada respiración-.
Vamos ve a cambiarte y ayuda a Joel, hoy tenemos mucho que hacer.

Nicolletta no quería salir, durante su presentación le pareció ver a Axel parado


frente a ella, a un lado de la puerta principal, ademas de ver al mismo hombre
musculoso sentado en primera fila, eran demasiadas sensaciones para una
noche, solo una cosa rondaba su mente, escapar.

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New York, miércoles 17 de febrero de 2010.

Dos semanas ha pasado desde que Ezra vio a esa chica en aquella esquina,
desde ese día salía a la hora del almuerzo esperando encontrarse nuevamente
con ella, pero era demasiado improbable en una ciudad tan grande, esos ojos
cafés profundos lo persiguen de día y de noche, no podía creer lo que le
estaba pasando, jamás le había interesado tanto una chica, jamás le había
interesado una chica de esa forma y mucho menos una desconocida, ni por
Tanya, su ex novia o ex amante, no tenía claro lo que habían sido.

El sonido del teléfono lo saco de sus profundos pensamientos. Apretó el botón


del alta voz.

-¿Dime? -pregunto cansadamente, el tener a esa chica en su mente lo tenía


realmente cansado apenas podía conciliar el sueño sin que ella no estuviera
ahí.

-Señor, James está en la línea 1 -Aviso su secretaria, Ezra rodó sus ojos, James
era su amigo, pero muchas veces terminaba siendo un dolor de cabeza, se
preguntaba, ¿qué era lo que quería ahora?

-Tomare la llamada, gracias Carol - agradeció Ezra y levanto el auricular


acariciando su frente con sus largos dedos, James era abogado y tiene la
misma edad que él, lo único que les diferenciaba es que a James le encanta
las fiestas, en cambio a Ezra no, apretando el botón y tomo una bocanada de
aire.

-James -saludó tratando de que su estado de ánimo fuera el mejor posible,


imaginándose para que le estaba llamando.
-Señor Michaelson, que milagro que toma mi llamada -respondió con un tono
burlón, Ezra no sabía cómo su amigo podía ser abogado si siempre tenía la
broma a flor de labio.

-Bueno James, ¿dime que quieres? -dijo sin ánimos de sus bromas, el reloj
marcaba la hora de salida y Ezra solo pensaba en llegar a casa y descansar un
poco.

-Veo que no estas de humor, iré al grano -contesto James quien podía
imaginar el rostro de su amigo al otro lado de la línea telefónica, Ezra por otro
lado sabía que algo se traía entre manos su amigo y eso no le gustaba, cada
idea que tenía siempre resultaba ser un fracaso.

-Sabes que no me gustan tus ideas, recuerda como nos fue por ir a la playa -
dijo claramente recordando ese incidente que habían hecho juntos.

-Está bien, lamento lo de la playa, pero fue divertido asustar a esas chicas -
Ezra negó con la cabeza, escuchándolo su amigo no tenía remedio-, pero en
fin, hoy tenemos que salir, tranquilamente a un bar -dijo calmadamente, Ezra
sabía que detrás de esas palabras había algo más.

-Ok, está bien, pero nos tomaremos un par de tragos y nada más, sabes que
mañana tengo trabajo -respondió tratando cortar la llamada.

-Excelente, estaré en tu casa a las 9, nos vamos a divertir -rio y colgó la


llamada. Ezra suspiro y siguió con su trabajo por unos minutos más.

A las 9 en punto James se presentó en la casa de Ezra, Christie le abrió la


puerta mientras que el dueño de casa terminaba de ponerse la chaqueta
negra de cuero, llevaba unos jeans azules, una camiseta Blanca y sus
converse, nada parecido a un jefe de una gran empresa. James iba con unos
jeans negros, una camisa gris y una chaqueta negra.

-Listo, vámonos, entre más prontos no vayamos, más pronto podremos


regresar -dijo Ezra saliendo por la puerta, Ryans iría con ellos.
Se subieron al coche, James parecía muy animado y a Ezra le entro la duda, no
sabía dónde irían. Su amigo se encargaba de darle las direcciones a Ryans que
iba manejando, doblo en una esquina y al fin supo donde quería tomar esos
tragos. Suspiro mirando a Ryans por el espejo retrovisor del coche.

-Bienvenido a "The Moulin Rouge" -anuncio James sonriendo ampliamente,


sus ojos brillaban con demasiado entusiasmo.

-En serio James, ¿aquí es donde quieres tomar unos tragos? -pregunto
incrédulo, tenían muchos lugares de lujos donde podrían ir y él elige un club
nudista. El ceño de Ezra estaba más fruncido que de costumbre, estaba
enfadado de cierta forma, no le gustaban esos lugares.

-Sí, vamos, además necesito ver a mi doncella -sonrió abriendo la puerta,


Ryans se apresuró y abrió la mía.

-¿Doncella? -pregunto Ezra en un tono de duda, si trabajaba en aquel lugar era


imposible que fuera Doncella.

-Ellas son solo bailarinas, no tienen sexo con los clientes, además, ella ni
siquiera sabe que existo -respondió mirando el lugar y se encogió de hombros,
Ryans miraba a su jefe divertidamente.

-Bien, entremos entonces -dijo Ezra abriendo la puerta, James entro y luego
él, por último Ryans, el lugar era solo alumbrado por los focos que apuntaban
a la tarima, en ese momento una chica de cabellos rubios hasta los hombros
bailaba sensualmente con el caño.

Se sentaron en una de las mesas cercanas a la tarima, James lo había decidido


así para poder ver a su Amada. Ezra rodó los ojos, se dio cuenta que esa sería
una noche realmente larga. Una voz salió por los altavoces presentando a la
siguiente bailarina.

-Con ustedes la Dulce Noelle -Anuncio una voz masculina, la música comenzó
a sonar, era una canción de Britney Spears detrás del telón salió una chica, no
muy alta pero muy sensual, comenzó a moverse sensual hasta el caño,
tomándolo entre sus manos comenzó a bailar alrededor, Ezra quedo
hipnotizado por aquella castaña, no podía quitarle los ojos de encima, había
algo en esa chica que le llamaba la atención, en un momento sus ojos se
encontraron, Ezra la reconoció de inmediato, era ella, esos ojos cafés que lo
habían atormentados toda la semana estaban allí, al igual que la última vez,
eran una delicia admirar, no podía creer que ella trabajara ahí. Nicolletta
siguió bailando hasta terminar, salió de la tarima muy de prisa, se notaba que
estaba cansada, Ezra miro hacia todos lados buscándola, pero no la encontró,
decidió hablar con alguien, pero nadie quiso decirle nada.

Ezra se preguntaba una y otra vez qué era lo que había pasado, él necesitaba
verla, necesitaba saber su nombre, saber todo de ella, decidió que se quedaría
hasta que el Bar cerrara y así podría hablar con ella, otra música comenzó a
sonar y una chica rubia salió bailando y mirando para todos lados buscando a
alguien, James estaba perdido en la chica, Ezra se dio cuenta que aquella
chica era su amada, pero él no dejaba de pensar en su chica de ojos cafés.

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