TRASTORNOS DEL ANIMO EN PRIMAVERA
¿MITO O REALIDAD?
Durante el invierno las personas
suelen pasar más tiempo encerradas
en sus casas, los días son más
cortos y el frío no ayuda a animarse
y salir a caminar a las calles, hacer
deporte y realizar actividades
recreativas principalmente al aire
libre. Sino más bien, el frío del
invierno invita a estar dentro de las
casas, abrigados, viendo películas y
series con una taza de café. Esto no
es necesariamente algo negativo,
pero con el pasar de los meses la
mayoría quiere dar por superada
esta estación y no es de extrañarse
que se reciba la primavera con una
gran alegría, poniendo fin a este
tiempo calma y encierro. Durante la
primavera, el clima empieza a ser
mas cálido, amigable, y junto a esto
se acercan distintas fiestas que
motivan a las personas a hacer
planes para juntarse con sus
amigos, familiares y compartir
muchos momentos que durante el
invierno se vieron disminuidos. Por
lo tanto, el ambiente social se va
contagiando de alegría, energía y
motivación
Sin embargo, este panorama no es
igual para todos. Existe un grupo de
personas que contrasta con este
ambiente jovial manifestando
tristeza, desmotivación, falta de
energía, aislamiento, irritabilidad,
problemas de sueño entre otros.
¿Qué es lo que causa esta
sintomatología? Existen distintas
hipótesis que explicarían estos
cambios anímicos. Por un lado, con
la llegada de la primavera la
vegetación es más abundante y por
ende aumenta la probabilidad de
padecer alergias lo que afectaría en
la salud y por lo tanto en el ánimo.
Por otra parte, las situaciones
sociales añaden un estresor en
personas predispuestas a deprimirse
(fiestas patrias, navidad, año nuevo
entre otras), ya que la sensación de
desconexión con sus pares es más
notoria que en invierno, y no son
capaces de vincularse con otros y
en compartir la alegría de los
demás, aumentando aún más su
sensación de aislamiento. Por
último, estudios científicos han
demostrado que al aumentar la
cantidad de luz al llegar la
primavera afectaría mecanismos
biológicos del cerebro vinculados
con distintos neurotransmisores
como la serotonina repercutiendo
en el estado ánimo.
No obstante, estos cambios
anímicos durante las estaciones no
responden a la misma causa en
todos. Hay quienes padecen el
llamado “trastorno afectivo
estacional” que ocurre durante los
meses de otoño y principalmente
invierno, donde la sintomatología
depresiva se hace presente y suele
disminuir en los meses de mayor
luminosidad, primavera y verano.
Ante este diagnóstico el tratamiento
consiste principalmente en el uso de
luminoterapia y fármacos. Otros
son afectados con la llamada
“astenia primaveral” que según el
profesor de psiquiatría y psicología
de la Universidad de Alcalá,
España, Guillermo Lahera, obedece
a un síndrome transitorio por
dificultades del ser humano en
adaptarse a los cambios, por lo que
recomienda evitar medicamentos ya
que no es un trastorno afectivo, y
aconseja llevar una dieta
equilibrada, ejercicios al aire libre,
horarios y hábitos regulares y una
vida rica en relaciones sociales de
manera de paliar sus efectos. Por
otro lado, quienes padecen trastorno
bipolar la mayoría de las veces
durante esta estación presentan un
repunte de los estados de manía,
manifestándose principalmente en
un aumento de la ansiedad,
irritabilidad y trastornos del sueño.
Durante estos episodios de manía
aumenta el riesgo suicida en estos
pacientes.
El objetivo de este artículo es
informar a quienes tengan
familiares con antecedentes de
trastornos afectivos, que estén
alertas frente a los cambios de
estación y en especial el cambio de
invierno a primavera. Poner
atención a cualquier variación en el
comportamiento, actitudes y
reacciones que sean diferentes a lo
que suele hacer de manera
cotidiana, por ejemplo, un cambio
en el estado anímico, mayor
aislamiento, alteración en el sueño
y el apetito, mayor irritabilidad,
cansancio entre otros.
Si existieran variaciones en su
conducta promover que consulte
con un especialista en salud
mental.
Colaborar con la persona para que
mantenga una dieta saludable, que
realice actividades recreativas,
ayudarlo a cuidar hábitos de
sueño y lo más importante
fomentar la conexión con las
personas más cercanas. Durante el
invierno las personas deprimidas
suelen estar más sintonizadas con el
resto, muchos también están más
encerrados, aislados y con menos
energía, pero la primavera cambia
esta pasividad y aquellos que ya
estaban deprimidos pierden esta
sincronía con sus pares haciéndose
más evidente la brecha que los
separa de su entorno aumentado
fuertemente sus sentimientos de
soledad e incomprensión.
Por último, las enfermedades
mentales no pueden adjudicarse a
un cambio de estación, sino más
bien a un problema más profundo
que no ha sido tratado como
corresponde y que por distintas
razones tanto biológicas como
ambientales termina por
manifestarse en distintas épocas del
año. Es por esta razón que el mejor
modo de enfrentar la llegada de la
primavera para quienes la esperan
con temor, es tratar con
anticipación los problemas
psicológicos que ya están
arraigados de antemano.

Josefina Allende Correa

Psicóloga Clínica – Adolescentes y Adultos

Centro de Atención Clínica Psicología Integral

de la Persona Universidad Finis Terrae.