Está en la página 1de 2

EDAD DE LA RAZON Y LA ILUSTRACION.

El siglo XVII, que se conoce como la Edad de la Razón, y el siglo XVIII, como de la
Ilustración, se llaman así porque durante éstos la razón y el método científico
reemplazaron a la fe y al dogma como formas de comprender el mundo natural.
El físico inglés William Harvey (1578-1657), mejor conocido por sus trabajos acerca del
aparato circulatorio humano, escribió también acerca de las relaciones entre los
aspectos fisiológicos y psicológicos de la vida, muchos filósofos y científicos centraron
su atención en las experiencias subjetivas de los seres humanos. Spinoza incluso se
refirió a los mecanismos inconscientes que ejercen una influencia sobre la conducta.
Su principal contribución a la psicología anormal fue su argumento de que los procesos
psicológicos, a pesar de que no se pueden observar de manera directa, tienen una
importancia igual a la de los procesos materiales del mundo natural.
Durante la Edad de la Razón, varios autores profundizaron en los problemas de la
motivación y las emociones humanas. Los ejemplos más claros se pueden encontrar en
muchas obras de William Shakespeare (1564-1616), sobre todo en Hamlet. É
Otra obra literaria que trata de las emociones humanas es The Anatomy of
Melancholy, de Robert Burton (1577-1640). En este libro, Burton se enfocó en el
centro emocional de la depresión y observó que las personas deprimidas tienden a
estar muy enojadas no sólo con ellas mismas sino con todos los demás. Basó su
descripción y análisis de la depresión en su propia experiencia. Estos desarrollos
literarios reflejan el conflicto prolongado entre las explicaciones psicológicas y físicas
de la conducta anormal.
Durante los siglos XVII y XVIII, ambos grupos, los que analizaban la experiencia
subjetiva y quienes trataban de identificar los defectos físicos, finalmente rechazaron
la idea de que los demonios y las causas sobrenaturales provocaban la conducta
anormal. En Inglaterra, el movimiento hacia el trato humano tomó fuerza como
resultado del ataque psicótico que sufrió el rey Jorge III en 1765. Gracias a esto,
muchas personas tomaron conciencia de que ni los sobresalientes eran inmunes a un
trastorno mental. Los manicomios ya existían, pero en 1774 Gran Bretaña aprobó la ley
y empezaron a darles uso.
A fines del siglo XVII y principios del XIX, surgió interés por la fisiognomía, el arte de
juzgar el carácter, la personalidad y los sentimientos a partir de la forma del cuerpo,
sobre todo del rostro. Durante los primeros años del siglo XIX, surgió otro nuevo
planteamiento con respecto de la psicología anormal.
Franz Joseph Gall (1758-1828) recopiló evidencias que sugerían que el tamaño del
cerebro y el desarrollo mental estaban relacionados. Con base en estas evidencias,
formuló la teoría de la frenología de acuerdo con la cual las distintas “facultades”
psicológicas se localizaban en áreas específicas del cerebro.
William Cullen (1710-1790), creía que la conducta neurótica era provocada por los
defectos físicos del sistema nervioso. Trataba a sus pacientes con baños fríos, sangrías,
inducción de vómito, dietas especiales, programas de ejercicio y fisioterapia. Cullen
empleaba severas restricciones y camisas de fuerza para controlar a los individuos
violentos.
Franz Anton Mesmer (1734-1815). En 1774, Mesmer escuchó hablar del trabajo de
algunos médicos ingleses que trataban ciertas enfermedades con imanes. Entonces,
dio tratamiento a una paciente haciéndola ingerir una preparación que contenía hierro
y sujetando tres imanes a su cuerpo, uno en el estómago y dos en las piernas. Después
de su espectacular recuperación. Mesmer especuló sobre los mecanismos que
provocaron la curación. Todos estaríamos de acuerdo con su primera conclusión: el
resultado favorable no se podría explicar de manera razonable por la acción de los
imanes por sí mismos.
El mecanismo de su terapia, estaba relacionado con el poder de la sugestión que con
los líquidos magnéticos humanos. Su magnetismo animal era precursor no de una
curación orgánica, sino más bien de un medio psicológico complejo para influir en las
actitudes y la conducta. Por lo tanto, Mesmer fue un personaje importante en la
historia de la hipnosis, una técnica clínica que, aunque lejos de su baquet, todavía se
basa en la sugestión como medio de influir en el estado de conciencia del paciente.

También podría gustarte