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Revelación 2011

Cuestión 8

Cristología Fundamental
Jesucristo y el Hombre: la credibilidad de Jesús de Nazareth.1

La Cristología Fundamental está inserta en la reflexión de la Teología Fundamental y busca dar


respuesta a las preguntas que nacen alrededor de la persona de Cristo: ¿Quién es Jesús? ¿Por qué Dios se
hizo hombre? ¿Jesús ha existido verdaderamente?... Busca responder a un por qué y así fundamentar la
credibilidad en Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios. Estas razones son válidas también para el
diálogo con un no creyente.
La Iglesia a lo largo de la historia, mantuvo su reflexión sobre la figura de Cristo como signo y
mediador. Él es el centro de la fe y de la Revelación Cristiana. El Concilio Vaticano II dio un aporte
importante para ampliar esta reflexión renovando el planteo de la centralidad de la figura de Cristo, no
solo como Revelador, sino también como cumbre de la Revelación (DV 2 y 4). Jesús es personal,
concreto, pero el mismo tiempo es universal, porque es una Persona Divina. Él es la Palabra universal y
definitiva del Padre al mundo.
Para fundamentar su por qué, la Cristología Fundamental emprende un estudio-búsqueda que se puede
dividir en cuatro partes: 2

1. Introducción teológico-epistemológica: es decir, ¿qué podemos saber desde la fe sobre Jesús


como signo, mediador y plenitud de la Revelación Divina?
2. La memoria de Jesús: es decir, analizar los recuerdos sobre Jesús que conservó la comunidad
apostólica, teniendo en cuenta las tres etapas que nos recuerda DV 19 (Jesús, los Apóstoles, los
evangelistas). Esto se realiza a través de un estudio histórico, utilizando fuentes de distintos
testimonios, como también de ámbitos extracristianos y extrabíblicos.
3. El testimonio de la Pascua: mostrar la credibilidad de la resurrección de Jesucristo a través de
los testimonios históricos de los hechos, las apariciones, textos bíblicos, etc.
4. El misterio de Cristo: profundizar la importancia de Jesús para el hombre y para la sociedad.

1. Introducción teológico-epistemológica

Para empezar esta reflexión sobre Jesucristo, vamos a recurrir a los textos conciliares en particular
DV 2: “la verdad intima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la
revelación de Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda revelación.” Y a través de una
lectura atenta del texto bíblico podemos aclarar estas dos definiciones de Jesús:
 MEDIADOR: Cristo es el Hijo amado, en el cual Dios se complace, es aquel que da a conocer y
realiza la voluntad del Padre. Jesús es a la vez el mensajero y el contenido del mensaje de la
salvación.
 PLENITUD: con su encarnación, el Hijo eterno manifiesta toda la fuerza de la Verdad de la
Palabra de Dios y hace visible la universalidad de Dios y de su mensaje de salvación para todos
los hombres. Él es la palabra última y definitiva. No tenemos que esperar otra revelación, porque
ha hablado una Persona Divina.
No podemos comprender la profundidad del significado de estas dos palabras sin la luz que nos viene
a través del don de la fe, una fe que está insertada en el camino de la historia real del hombre. Es decir que
mi fe necesita de mi capacidad de “saber leer” los hechos concretos de la historia; y –al mismo tiempo–
los mismos hechos deben ayudarme a creer en la existencia de Alguien que me sobrepasa. Son como las
dos caras de una misma moneda. Si un creyente busca entender quién es el Jesús de la historia no es
suficiente si se queda sólo en las informaciones históricas: también tiene que recurrir a las fuentes de
testimonio contenidas en el Nuevo Testamento. Porque cuando uno se acerca a la realidad para
comprenderla, es importante que tenga claro que hay dos modos de leer la historia:
1. Leer la historia como un simple conjunto de informaciones, dónde sólo se ve lo material.
1
Resumen del texto de S. PIE-NINOT, La teología fundamental, Salamanca, 2001, pp. 327-393.
2
De las cuales, aquí consideraremos las dos primeras.

1
2. Leer la historia como transmisión de un testimonio, donde quien relata el acontecimiento busca
transmitir a sus destinatarios las vivencias humanas que están detrás del hecho mismo.

Si tenemos en cuenta que todo lo humano tiene una doble dimensión –la material y la espiritual–, la
historia que nos cuente las dos dimensiones, será respetuosa de toda la riqueza de lo humano. Al contrario,
la historia que nos dé sólo informaciones materiales –tiempo, lugar, suceso externo– sólo nos cuenta una
parte de la realidad.
Este modo de leer la historia nos permite entrar en diálogo con el no creyente, pues no puede negar la
existencia de los hechos históricos. Podemos, a través de informaciones y testimonios, demostrar la
existencia de Jesús y su resurrección, y un no creyente no puede afirmar que esto es inaceptable.

2. La memoria de Jesús

2.1. La historicidad de los Evangelios.

Esta etapa de investigación está centrada en la búsqueda del Jesús histórico a través de un estudio
sobre la historicidad de los evangelios (en particular en las tres etapas: Jesús, los Apóstoles, los
evangelistas, cf. DV 19), para llegar a datos básicos que nos ayuden a demostrar la autenticidad de la
historia de Cristo como verdadero hombre y verdadero Dios.

2.2. La investigación histórica sobre Jesús de Nazareth.3

1. Primera etapa: La “antigua” o “primera búsqueda” (Old o First Quest) (1778-1906).


En este primer momento hubo autores que contraponían la figura de un Jesús histórico con la fe
profesada por la Iglesia. Algunos de sus exponentes fueron Reimarus, Renán y Wrede.
Esta etapa ayudó con algunas de sus intuiciones: a) el deseo de adoptar una metodología histórico-
critica; b) realzar la ambientación judía de la figura histórica de Jesús.
El mayor defecto de esta etapa fue –como hizo notar Schweitzer– que no hacían historia de manera
seria, sino que proyectaban sobre Jesús sus propias ideas subjetivas, “inventando un Jesús” a la medida de
sus propias ideas.

2. Segunda etapa: La “no búsqueda” (No Quest) (1921-1953)


El autor R. Bultmann generó la etapa llamada “No Quest”, que es un período de escepticismo, de no
búsqueda, donde la distancia entre Iglesia y Jesús histórico se hace más grande. En este período el enfoque
está más en lo que la primera comunidad cristiana creyó, que en la verdad de Jesucristo. Se afirma que los
evangelios sinópticos fueron creados por la comunidad primitiva para su necesidades evangelizadoras y
prácticas, por eso dicen poco del Jesús histórico.
También esta corriente tuvo algunos aportes positivos: a) el estudio de las formas literarias
evangélicas, b) la colocación del Jesús histórico en el mundo hebreo, c) la critica a la Old Quest romántica
d) la adquisición de la convicción que los evangelios fueron escritos a la luz de la fe pascual
En cambio quedaron cuestionables las ideas: a) sus críticas radicales al valor histórico de los
evangelios considerados como cuentos míticos, b) la fragmentación del material evangélico con una
concepción abstracta del “Sitz im Leben” (situación vital) sobre lo que estaba viviendo la Iglesia cuando
se redactaban los evangelios, c) la afirmación de una discontinuidad absoluta de Jesús con la comunidad
cristiana, manteniendo un fideísmo donde valora sólo a la fe separándola de la historia y de la razón.

3. Tercera etapa: La “nueva búsqueda” (New Quest) (1953-1985)


Esta nueva búsqueda muestra la continuidad entre el Jesús histórico y el Cristo del kerigma,
intentando descubrir el por qué fueron escritos los evangelios. Algunos de los autores principales de esta
etapa fueron: Käseman, Jeremias, Robinson.
Se sostiene que el kerigma no es “lo primero” –como sostenía Bultmann– pues el kerigma reenvía a

3
Si quisiéramos caracterizar estas cuatro etapas en cuatro palabras, podríamos ponerles: proyección, negación,
encuentro, especialización.

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la importancia del Jesús Resucitado, y esto está incluido en los hechos históricos. “El esfuerzo por llegar
al Jesús histórico... es la tarea principal”, y se demuestra que es posible llevarla a cabo.
Logros de esta etapa son. a) se establece el “criterio de desemejanza” –que es como el emblema de
esta etapa– y también los de “coherencia” y “atestación múltiple”; b) se aprende a buscar la “sección
histórica” del kerigma y a analizarla; c) se constata que los evangelios son testimonios confiables; d) nace
una nueva metodología y una nueva concepción de la historia fundada sobre el doble significado que la
palabra tiene en el idioma alemán: Historie (que son los hechos en bruto, como crónica e información) y
Geschichte (es la descripción del acontecimiento, incluyendo su significado: es un testimonio).

4. Cuarta etapa: La “tercera búsqueda” (Thirt Quest) ( 1985-2000...)


Esta etapa está en relación con la anterior y su centralidad fue unir el kerigma cristiano con su
contexto histórico. En este proceso se pueden evidenciar cuatro líneas básicas de estudio:
 colocar a Jesús en el contexto judío,
 estudiar el por qué Jesús fue crucificado (sin quedarse en la sola constatación),
 La integración de la dimensión política con la teológica,
 Un estudio interdisciplinario.
En esta etapa aparece –sugerido por G. Theissen– el “criterio de plausibilidad histórica”.
Dentro de esta etapa se pueden distinguir dos corrientes o tendencias: una más radical cuya visión
es más fundamentalista y, otra corriente más moderada. Ambas no tienen un objetivo primariamente
teológico, más bien un triple interés:
 Un interés histórico-social,
 Insertar a Jesús en el judaísmo,
 Valorizar la fiabilidad de las fuentes evangélicas (y, en algún caso, también de los apócrifos).

2.3. Los criterios de autenticidad histórica.

A partir de estas investigaciones podemos evidenciar algunos criterios de autenticidad para la búsqueda
de un Jesús histórico. Son herramientas para analizar los evangelios con datos históricos y los valoran.
Son también elementos útiles para dialogar con un no creyente.

1. Criterio de plausibilidad histórica. Este criterio busca fundamentar el por qué de los hechos. Ante
hechos comprobados, buscar su por qué, su “razón suficiente”.4 Este criterio pone de relieve las raíces
judías de Jesús, su existencia en un preciso contexto histórico social y que puede ser reconocido por
fuentes que dan de él testimonio. Este criterio es la base para los demás criterios.
Dentro de este contexto, tiene importancia el “sub-criterio” del contexto semita-arameo de las
palabras de Jesús, pues es llamativo que en los Evangelios –que están escritos en griego– aparezcan
palabras arameas (por ejemplo: Abbá, Cefas, Beelzebú, etc.).
2. Criterio de desemejanza: El criterio de desemejanza pone de relieve que se puede considerar
auténtico un dato evangélico, cuando no pueda deducirse de la concepción del judaísmo, ni de la Iglesia
primitiva: es decir, si no procede de los judíos (que estaban antes) ni de los primeros cristianos (que
vienen después), entonces procede de Jesús. Por ej: “Abbá”, o la Eucaristía.
3. Criterio de atestación múltiple: El criterio de atestación múltiple afirma que es verdadero un
testimonio coincidente, sostenido por distintas fuentes que no están vinculadas entre sí.5

2.4. Hacia una imagen de Jesús de Nazareth.

Iremos profundizando esta imagen de Jesús histórico, gracias también al aporte de cuanto ya dicho, a
través de tres pasos:
1. El aporte de la cronología y de los testimonios extracristianos

4
Por ejemplo: ¿cómo entender que –después de la catástrofe del Viernes Santo– once galileos poco competentes
cambiaron la historia y el mundo? ¿Cómo el perseguidor Saulo de Tarso se transforma en el apóstol San Pablo?
5
Del mismo modo que un juez se convence que es verdadero el testimonio coincidente que dan varios testigos: aquí
“los testigos” son los distintos autores y teologías del Nuevo Testamento.

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2. La presentación de 11 datos básicos de los evangelios sobre la historia de Jesús
3. La pregunta de la cristología sobre quién es Jesús.6

1º paso: La cronología y los testimonios extracristianos

El nacimiento de Jesús: entre el año 7 y el año 4 A.C.


La muerte de Jesús: el viernes 7 de abril del año 30 (o bien, el viernes 3 de abril del año 33).

Hay varios historiadores antiguos, romanos y judío, que ponen en evidencia la existencia del
cristianismo visto como movimiento religioso con ritos y liturgia propia, que tiene como centro a la
persona de Cristo y que está perseguido. Estos autores son Plinio, Tácito, Suetonio y, en particular, Flavio
Josefo que confirman, no sólo la historicidad de Jesús, sino que atestigua que entre los mismos judíos
Jesús era considerado un hombre sabio y virtuoso.7

Y, en relación a los llamados “evangelios apócrifos: ¿qué valor científico podemos adjudicarle? “Una
conclusión es clara y unánime entre los estudiosos: no hay material de tanto valor como el presente en los
Evangelios canónicos, si lo comparamos con los apócrifos”.8

2ª paso: Los 11 datos básicos de los evangelios sobre la historia de Jesús.

Estos datos se pueden definir como un hilo conductor de la historia de Jesús. Algunos de ellos parecen ir
contra una “lógica para facilitar la difusión” pero justamente esta “contra-lógica” manifiesta su veracidad.

1. JESÚS EL NAZARENO: Reconocer a Jesús como el Nazareno representa uno de estos elementos
“contra la lógica” que exponíamos antes. Sabiendo que en un contexto judío ortodoxo, y para los
dirigentes de Jerusalén no podía venir nada bueno de Nazareth –porque era considerada de poco valor y
parcialmente pagana– se manifiesta que estos orígenes no pudieron ser inventados por los cristianos
(porque iban en contra) y que tienen una base histórica.

2. JESÚS FUE BAUTIZADO: También el bautismo fue un hecho que creó dificultades, porque
aparentemente demostraría una inferioridad de Jesús: aquel que bautiza tiene más autoridad de aquel que
es bautizado.

3. JESÚS PROCLAMA EL “REINO-REINADO” DE DIOS: Jesús anuncia el Reino de Dios –que


aparece en todas las corrientes de la tradición evangélica, y en diversos géneros literarios. El “Reino” es
un concepto simbólico que expresa una visión escatológica: la tensión entre el “ya” y “el todavía no”, y
nos invita a descubrir la presencia activa y dinámica de Dios en el mundo; un Dios revelado como un
Padre amoroso con todos.

4. JESÚS CONVOCA DISCÍPULOS: Jesús constituye un grupo de Doce discípulos. Este número Doce
nos recuerda el número de las tribus de Israel y manifiesta la intención de Jesús de establecer un Nuevo
Pueblo de Dios (cf. Mt. 22, 43). Además, representa también la promesa de la salvación escatológica.
Algunos elementos manifiestan el origen pre-pascual de la institución de los Doce: la insignificancia de
muchos de estos nombres después de la Pascua, el hecho de que el traidor pertenece a este grupo y la
preeminencia del grupo-institución por encima de las personas que lo componen.

5. JESÚS TAUMATURGO: Jesús realizó curaciones y exorcismos mostrando mediante estos signos que
en Él estaba se estaban cumpliendo las promesas mesiánicas. Al margen de la naturaleza exacta de estos
acontecimientos, el análisis histórico de las fuentes conduce a la clara afirmación de la actividad
taumatúrgica de Jesús: Jesús realizó curaciones que fueron asombrosas para sus contemporáneos.

6
Este último paso, sintético, no está incluido en este resumen.
7
Ver en las mismas fotocopias los testimonios de Flavio (p. 363-364) y el resumen de todos los historiadores que
Pié-Ninot aporta al final de la p.365.
8
PIÉ-NINOT, p. 371.

4
6. JESÚS Y SU PROXIMIDAD CON DIOS: Todas las oraciones de Jesús que pertenecen al estrato más
antiguo de la tradición se introducen con la invocación (griega) “ho pater”, que –muy probablemente–
refleja la palabra (aramea) “Abbá”. Esta actitud de Jesús de llamar a Dios “Abbá” era absolutamente
inusual –fuera y dentro del judaísmo– y evidencia la fuerte intimidad y cercanía del Hijo con el Padre. Fue
un testimonio muy fuerte que los apóstoles conservaron. Por eso trasmitieron esta actitud y la tomaron no
solo como ejemplo de vida, sino como uno de los fundamentos para su reflexión sobre Jesús como Hijo y
Mesías.

7. JESÚS Y SU RELACIÓN CRÍTICA CON EL TEMPLO: Esta crítica incluía a los sacerdotes, y
aparece como decisiva en el ministerio de Jesús.9 Además, la frase “mi Casa será llamada casa de oración
para todas las gentes” (Mc 11,17) no parece que pueda derivarse de la posterior Iglesia, pues supone un
reconocimiento demasiado significativo para el Templo judío.

8. JESÚS Y LA CENA DE DESPEDIDA: Este acontecimiento es una anticipación de la alianza


escatológica, y manifiesta la expectativa de la llegada del Reino en plenitud. Las palabras referidas al pan
y al vino están atestiguadas en cuatro versiones diferentes, que representan dos tradiciones (Mc-Mt y Lc-
Pablo), que representan –respectivamente– las tradiciones litúrgicas de Jerusalén y Antioquía.

9. JESÚS FUE CRUCIFICADO COMO REY DE LOS JUDÍOS: El hecho de la condenación y de la


ejecución de Jesús es indudable. La crucifixión de Jesús fue un hecho que sorprendió y escandalizó tanto a
los judíos como a los paganos. Muestra en apariencia el fracaso de la misión del Señor, la motivación de
su condena está atestiguada en titulus crucis = rey de los judíos, el cual está formulado desde una
perspectiva romana (lo cual apoya su historicidad).

10. JESÚS VENCEDOR DE LA MUERTE: Es el testimonio central, decisivo; sin esto no se entiende ni
el Cristianismo, ni el Nuevo Testamento. Los criterios de autenticidad nos llevan no tanto a la
Resurrección –que no narran– cuanto a Jesús Resucitado, vivo y vencedor de la muerte.

11. LOS DISCÍPULOS COMO “LOS NAZARENOS”: Los discípulos de Jesús permanecen como grupo
más allá de la Pascua, y luego serán conocidos con el nombre de “cristianos”, porque creían en Jesús
como Cristo, al cual celebraban, predicaban y seguían.

9
Ver las numerosas citas bíblicas de Mc sobre este tema, que el autor propone en la p. 379.

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