Está en la página 1de 3

IES Alba Plata-2º Bachillerato | Alonso Sánchez Durán

TEMA 12: LA CRISIS DEL SIGLO XVII.


1.- El declive demográfico y económico. 4.- El gobierno de la monarquía y los conflictos internos.
2.- La crisis Social. 5.- La política exterior.
3.- Arbitrismo y consciencia de decadencia en el siglo de oro.

El declive demográfico y económico.


La crisis demográfica.
A finales del XVI comienza una crisis que corta el crecimiento demográfico y hace que España se sitúe con 7 millones
de habitantes en 1700.La crisis fue general en toda Europa, España la padece en mayor medida, con repercusiones
socioeconómicas importantes e impide mantener la exitosa política imperial de los Austrias mayores. El XVII es el
siglo de la decadencia de la monarquía hispánica. Las causas del declive demográfico se relacionan con las crisis de
mortalidad: ciclos epidémicos (tifus, viruela, paludismo, fiebre amarilla y, sobre todo, la peste bubónica); aumento de las crisis de
subsistencia (por mal tiempo, plagas de cañafotes, guerras, etc); e incremento de los conflictos bélicos en el interior
(reclutamientos masivos, muertes en el frente, destrucción del tejido productivo y de las infraestructuras, la interrupción del comercio y el descenso
Extremadura perdió la mitad de sus habitantes por el conflicto con Portugal (1640-1668). A esto se
de la natalidad).
suma la expulsión de los moriscos en 1609, pérdida de unos 300.000 habitantes. La crisis tiene otras repercusiones:
decadencia urbana (las epidemias se ceban con las ciudades y las medidas de aislamiento y la crisis agraria impiden su correcto
abastecimiento) y decadencia de Castilla, sobre todo en su área central, que había sido el motor demográfico y
económico de la monarquía. El litoral cantábrico y los reinos aragoneses son menos afectados y se recuperan antes.
Se altera la distribución territorial de la población en la que el centro se despuebla y las zonas litorales se revitalizan.

La crisis económica.
A- Crisis agraria: La agricultura española tenía problemas estructurales, como la tecnificación, el exceso de
propiedad amortizada y los privilegios de la ganadería trashumante. Además de factores coyunturales negativos,
como el descenso demográfico (hay menos mano de obra disponible, por lo que aumentan los salarios y con ello los costes productivos,
disminuyendo las rentas); el empeoramiento del clima (más sequías y también más lluvias torrenciales) y el aumento de las plagas
hacen perder las cosechas y provocan crisis de subsistencias. El aumento de la presión fiscal empobrece más al
campo. La crisis agraria conlleva el descenso de la producción (y con ello la escasez y la especulación de productos de primera
necesidad) y el abandono de propiedades (lo que provoca el despoblamiento de numerosas áreas rurales y el aumento de los latifundios).
B- Crisis industrial: la industria española presentaba deficiencias de carácter estructural que la hacían muy poco
competitiva: una organización gremial arcaica que impide la mejora de la productividad, una falta de actualización
tecnológica que hace muy pobres los rendimientos, la ausencia de mano de obra especializada y la exportación de
materia prima en lugar de transformarla y así evitar la importación de productos del extranjero. En el XVII la cosa se
agrava por el descenso demográfico y la crisis económica reducen el consumo y hacen aumentar salarios y precios.
C- Las dificultades del comercio: Al haber menos oferta y demanda, hay menos comercio. El aumento de la
fiscalidad encareció los artículos, las infraestructuras (caminos, puentes, puertos, etc.) empeoraron debido a las guerras y la
decadencia urbana eliminó numerosos mercados y ferias. También disminuye el comercio con Europa y con Indias
debido a la menor influencia política que tendrá España en los asuntos internacionales y al descenso de las
importaciones de metales preciosos y de las exportaciones de artículos desde España. El Tratado de Westfalia
(1648) perjudicó el mantenimiento del monopolio del mercado americano.
D- La crisis de la Hacienda pública: los ingresos estatales disminuyen por la crisis económica y aumentan sus
gastos por las guerras que tiene. El resultado es el incremento de la presión fiscal, que no hizo más que agravar las
dificultades económicas y sociales. Hacienda recurre a la devaluación de la moneda y a la solicitud de más
préstamos para conseguir más recursos. El aumento de los juros y de los asientos sirvió para enriquecer a los
banqueros y desviar un montón de dinero que podría haber ido hacia actividades productivas. Cuando el Estado
estaba hasta el cuello de deudas, decretó la bancarrota y renegoció las deudas con sus acreedores.

La crisis social.
La crisis del XVII afectó a todas las capas sociales, más en los grupos más pobres y menos influyentes.
A- La nobleza: Le afectó menos la mortalidad catastrófica por sus fincas a las que huir de la peste, cosechas propias
con las que abastecerse, el privilegio de no tener que alojar soldados y no tener que ir a la guerra. Disminuyen sus
rentas al decaer la producción agraria, subir los salarios e incrementarse la fiscalidad (impuesto de las lanzas y donativos).
Buena parte de la nobleza sobrevive gracias al mayorazgo, que no puede vender, pero sí hipotecar en los momentos
críticos. Su influencia política se mantiene e incluso aumenta a nivel local gracias a la adquisición de los lugares y las
regidurías que el rey ponía en venta. El rey vendió hidalguías, hábitos de órdenes militares y títulos nobiliarios, el
número de nobles aumentó. Todo esto se ha llamado refeudalización.
B- El clero: aumenta el número de clérigos, ya que el estamento eclesiástico (exento de impuestos y con la comida asegurada)
se convierte en un refugio en momentos de crisis. Aumentan las devociones, la iglesia refuerza su autoridad moral y
IES Alba Plata-2º Bachillerato | Alonso Sánchez Durán

consigue que se incrementen las donaciones. Las órdenes religiosas continúan su expansión, los conventos florecen
y las Cortes piden que se ponga freno a todo ello.
C- La burguesía: gran perjudicada por una crisis que se ceba en las actividades productivas, mercantiles y
financieras, propiamente burguesas. Se acerca al estamento nobiliario: se interesa por actividades económicas
seguras, menos productivas, como la compra de tierras y de deuda pública, adquiere títulos nobiliarios y oficios de
regidores y se obsesiona por ascender en el escalafón social y lograr influencia. Traición de la burguesía.
D- Los grupos populares: grandes afectados por mortalidad catastrófica y descenso de la calidad de vida. El siglo
XVII ve subir el número de pobres, bandidos y desplazados. El descontento incentivó a rebelarse contra el poder.

Arbitrismo y consciencia de decadencia en el siglo de oro.


El Siglo de Oro coincide con una pésima coyuntura social y económica (el Siglo de Hierro) y con el inicio de la
decadencia de España como potencia mundial. De ello eran conscientes los arbitristas, escritores versados en las
cuestiones económicas que hacen un diagnóstico de la situación, denuncian las causas de la crisis y exponen los
remedios que más adecuados para salir de ella. Los arbitristas entendían que la decadencia de España era el
resultado de los errores del gobierno. Los problemas que les preocupaban eran los siguientes:
-La dispersión de las riquezas procedentes de Indias: no se destinaban a actividades productivas, sino al
pago de las deudas con los banqueros europeos, con lo que se beneficiaba a los enemigos de España.
-Los factores que impedían el desarrollo de la industria y el comercio: soluciones de tipo mercantilista y
proteccionista que favorezcan las exportaciones y limiten las importaciones.
-El incremento de las actividades no productivas: desviaba el dinero de las actividades generadoras de
riqueza y empleo, que eran la agricultura, la industria y el comercio.
-El empobrecimiento y la polarización de las diferencias sociales: desaparición de las capas medias.
-El embrollo fiscal: los impuestos eran muchos y perjudicaban a los sectores productivos. Se solicita
simplificar todos los impuestos en uno solo, que tenga carácter universal.

El gobierno de la monarquía y los conflictos internos.


Tres monarcas ocupan el siglo XVII, los Austrias menores, por tener menos dotes para el gobierno. Fueron Felipe III
(1598-1621), Felipe IV (1621- 1665) y Carlos II (1665-1700), el único hijo que le sobrevivió. La despreocupación que
mostraron los reyes por el gobierno y la complejidad de la administración central, explican la existencia del valimiento.
Los validos eran personas de confianza de los reyes en quienes delegaban las tareas que comportaba gobernar a
una monarquía tan extensa. Todos los reyes tuvieron validos: Felipe III el duque de Lerma, Felipe IV el conde-duque
de Olivares y el duque de Haro; Carlos II el padre Nithard, Don Juan de Austria, etc. No fueron figuras populares,
concitaron toda la oposición y la crítica de quienes les consideraron responsables directos de los males del país. Las
tortas se las llevaron los validos. Las exigencias fiscales del gobierno implicaron el reforzamiento de quienes podían
garantizar el cobro de los impuestos, los municipios, y de la institución que los representaba y tenía capacidad para
votar nuevos impuestos y servicios, las Cortes. Los ayuntamientos acabaron siendo un coto reservado a la nobleza
local, que adquirió los oficios de regidores (puestos a la venta por el rey para conseguir dinero extra) y se perpetuó en ellos. Las
Cortes, eran convocadas más y fueron el órgano más crítico con el gobierno, quien intentó librarse de ellas. Casi
todas las Cortes dejaron de ser convocadas con Carlos II. El gobierno de los reinos de la monarquía continuó igual.
Castilla era la que más aportaba al sostenimiento del imperio; Portugal, los reinos aragoneses y los territorios
europeos ligados a España seguían manteniendo sus instituciones y sus propias leyes, bastante más limitadoras
para el poder real que las de Castilla. Olivares intentaría cambiar esta situación con la Unión de Armas, pero los
resultados fueron lamentables:

La unión de armas y la crisis de la monarquía.


Olivares planteó una reforma del Estado con la idea de repartir con mayor equidad entre los reinos hispanos la carga
del imperio, que descansaba sólo en castellanos, angustiados por la crisis y sin la energía que tenía antes para
continuar en solitario. España estaba en la Guerra de los 30 años y necesitaba dinero y soldados. Pero ello no podía
hacerse sin eliminar las diferencias legales entre los reinos, donde se le negaba la ayuda solicitada. El objetivo era
una monarquía compacta para hacer frente a sus enemigos. El proyecto se llamó Unión de armas, y las acciones
eran dos:
-Distribuir los gastos del ejército entre los reinos de acuerdo con los recursos reales que tenía cada uno.
Aragón y Portugal podían aportar mucho más. A cambio, sus naturales accederían a los cargos públicos.
-Adecuar las leyes de aquellos reinos a las castellanas. El proyecto era centralizador. Pero las dificultades
eran gordas: la crisis económica dificultaba elevar los impuestos y reclutar más soldados en toda España.
Aragoneses y portugueses desconfiaban de los castellanos. Y no querían renunciar a sus fueros. Las resistencias por
la Unión de Armas produjeron la mayor crisis interna que tuvo la monarquía:
a- La Revolta catalana (1640-1652): la lista de agravios era amplia: se resistían a combatir fuera de
Cataluña, las tropas castellanas cometieron abusos, Olivares desoía las quejas de la Generalitat y dejaron de
IES Alba Plata-2º Bachillerato | Alonso Sánchez Durán

recaudarse los tributos que Cataluña aportaba. En 1640, campesinos llegados a Barcelona se alzan contra el ejército
provocando el corpus de sangre. La guerra entre Cataluña y el gobierno central se complica cuando Francia acude
en apoyo de los catalanes. La rendición de Barcelona en 1652 y el compromiso del rey de respetar sus fueros.
b- La guerra de independencia de Portugal (1640-1668): La nobleza y la burguesía no hallaron las
ventajas comerciales que esperaban, el pueblo se quejaba de la presión fiscal y se temía que la monarquía no
garantizase sus colonias. Las Cortes portuguesas reconocieron al duque de Braganza como su rey (Juan IV) y
proclamaron la independencia en 1640. Madrid no prestó atención a esta guerra, enviando a ella un ejército de
corruptos e incompetentes. A finales de los años 50 era tarde. España reconoció la independencia en 1668.
c- Conspiraciones separatistas en Andalucía, por el duque de Medina Sidonia, y en Aragón, por el duque
de Híjar. No tuvieron repercusión popular, pero aportaron elementos de inquietud en territorios que se consideraban
sólidamente unidos a la Corona. En toda Castilla se produjeron rebeliones locales por la subida de los impuestos y el
desabastecimiento. La Unión de Armas fue un fracaso. Además de la caída de Olivares, sus efectos agravaron la
crisis que ya padecía España.

La política exterior.
El esfuerzo español por mantener su hegemonía en Europa llega al límite a comienzos del siglo XVII, se mantiene a
duras penas durante las décadas siguientes (Guerra de los Treinta Años), y renunciará a dicha hegemonía a mediados de
siglo. El imperio se mantiene y España continuará siendo una potencia, sin desempeñar el liderazgo mundial.

Felipe III y la Tregua con Europa.


Rey sin espíritu marcial, consciente de que el país necesitaba un respiro, llegó a una tregua en 1609 con los Países
Bajos, al que se le concedió una amplia autonomía, hasta 1621. Los nuevos monarcas de Francia e Inglaterra
facilitaron las cosas y las relaciones fueron cordiales a cambio de algunas concesiones comerciales.

Felipe IV y la Guerra de los Treinta Años.


En 1618 comienza una contienda entre Austria, y los alemanes protestantes. La intervención de Francia en favor de
estos últimos motivó la entrada de España en un conflicto hasta 1648, conocido como la Guerra de los Treinta Años.
España se jugaba su reputación, hegemonía y defensa de la religión. España consiguió al principio resultados
favorables (rendición de Breda en 1626) pero la depresión económica agotaba los recursos y las cosas se torcieron en la
segunda mitad de los años 30. La derrota naval en las Dunas (1639) y la de los antes invencibles tercios en Rocroi
(1643) determinaron la derrota de España, reconocida en el Tratado de Westfalia (1648) que puso fin a la guerra. Por
él se independizaron los Países Bajos y se concedieron ventajas comerciales a Inglaterra. En el Tratado de los
Pirineos (1659) se cedieron los territorios fronterizos del Rosellón y la Cerdaña a Francia de Luis XIV.

Carlos II y el fin de la dinastía.


La debilidad de la monarquía motiva la retirada de España de los conflictos europeos con Carlos II, periodo en el que
acrecentan sus desgracias por la ausencia de liderazgo y las incertidumbres sobre el futuro de la dinastía, pues el rey
ni reinaba ni tenía descendencia. A la independencia de Portugal en 1668 sigue una serie de fracasos con Francia,
quien ocupa territorios españoles como el Franco Condado y varias ciudades de Flandes. España pasa a ser una
potencia de segundo rango. Durante el reinado de Carlos II se produce una revitalización de la economía, sobre todo
en los litorales. Muere en 1700 sin herederos directos y con las potencias europeas cavilando cómo merendarse el
imperio español; dos sobrinos eran candidatos: el archiduque austriaco Carlos de Habsburgo, y el nieto de Luis XIV
de Francia, Felipe de Borbón. Se decidió por el segundo, pero Austria y sus aliados se opusieron. La guerra estaba
servida.

También podría gustarte