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Sebastián Quiroga Cubides.

Cultura líquida transformación en el consumo de bebidas


alcohólicas, 1880-1930. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2018, 190 PP.

El desarrollo económico y el aumento de la circulación de bienes e imaginarios


inicio un proceso de transición de una sociedad colonial a una sociedad moderna, que
redefinió sus prácticas, representaciones y sociabilidades a partir de las bebidas alcohólicas
que estuvieron relacionadas con aspectos económicos, políticos, legislativos, morales,
científicos e higiénicos a finales del siglo XIX e inicio del XX. De esto trata el libro escrito
por Sebastián Quiroga Cubides sobre cómo influyeron nuevos significados en la cultura
bogotana mediante la aparición de imaginarios, mercancías y prácticas, cuyo documento
original fue su tesis de titulación del programa de Maestría en Historia de la Universidad
Javeriana, Bogotá.

Esta investigación está compuesta por cinco capítulos: el primero da un enfoque


general sobre el tránsito de la ciudad colonial caracterizada por cánones hispánicos en
relación a la religiosidad. El acercamiento al mercado mundial y la incorporación del
capitalismo como modelo económico impulsaron nuevas formas de consumir, generando
altas demandas internas, sobretodo en Bogotá. Los mercados y tiendas ofrecieron una
variedad de productos tanto nacionales, extranjeros (británica, francesa, estadounidense y
alemanas), e incluso imitaciones, dando por consecuencia, la aparición de un empresario
incipiente, que coexistió con la dinámica colonial, pero dio apertura para la llegada de
nuevos imaginarios y prácticas comerciales. No obstante, el autor enfatiza en los
problemas urbanísticos relacionados con la suciedad, infraestructura de los locales y calles,
y la “astucia” de los mercaderes, denominados como “pícaros y judíos”.

Quiroga amplía la información en este primer capítulo, con testimonios de


extranjeros como Duane, Steuart, Mollien, Samper y Rôthlisberger, basados en sus
experiencias comerciales, y su participación en los lugares de sociabilidad de la población
bogotana. Además, utiliza la Guía oficial i descriptiva de Bogotá, el Almanaque y el
Directorio General de Bogotá que demuestra el avance de los bienes y servicios para una
ciudad en expansión. En este contexto, las élites manifiestan un mayor control de los
comportamientos de las clases populares, mientras que, fomentan una idea diferenciadora
de status basado en el confort, el lujo, la velocidad y la rapidez, es decir, se rediseñó la
identidad y representación de estos grupos sociales en rechazo al mundo colonial.

El segundo capítulo se centra en el nacimiento de un nuevo gusto, de cómo


comenzaron a cambiar los patrones de consumo en Bogotá. La instauración de la primera
experiencia cervecera local dio paso a una incipiente oferta que no fue lineal debido a los
obstáculos económicos y la adquisición de materia prima, ante esta situación los
productores se apoyaron de nuevos mecanismos de exaltación, por ejemplo, credenciales
higienistas, reconocimientos y la calidad del producto, que posteriormente intensifico el
consumo de las bebidas alcohólicas dentro las clases sociales de acuerdo con las dinámicas
urbanas y la idea de “progreso”, cambiándose bebidas tradicionales como la chica, el
aguardiente por cerveza, vino, wishy. El autor señala que el principal indicador de cambio
cultural fue el deseo, la compra y el uso de productos europeos, con la cual establece los
perfiles de consumidores y clasificaciones de bebidas y licores de acuerdo a la ubicación
geográfica.

El tercero y cuarto capítulo ilustra los cambios de los imaginarios sobre el


alcoholismo y su vinculación con la modernidad y el deseo. El autor se plantea cuáles
fueron los instrumentos y mecanismo mediante los cuales se desplazaron los significados
en relación al consumo del alcohol, su respuesta la encuentra en el surgimiento de la
gramática, característica propia del capitalismo; con énfasis en la publicidad y la
comunicación mercantil. De esta manera, la publicidad es portadora de mercancía y
significados, tanto en acciones y discursos. En otro plano, el autor nos presenta la
problemática del aumento del consumo de bebidas alcohólicas que provoco una batalla
campal con base en lo legislativo, moral e higiénico, así nos presenta la “tragedia del
consumidor” en contraste con el “buen hombre y ciudadano”.

Este problema fue redirigido hacia las clases populares que se convirtieron en el
punto blanco del espíritu transformador y el fenómeno del chichismo fue relacionado con
los problemas urbanos, morales, de salud y degeneración de la raza de este periodo, al igual
que los lugares de sociabilidad como la taberna. Sin embargo, la relación entre el discurso y
la práctica genero una tensión pues los grupos de la élite también estaban inmersos dentro
de este problema social: consumidores alcohólicos, a pesar de esta lucha contra el alcohol,
este seguía creciendo en la sociedad colombiana.

Entonces, el incremento del consumo se debe a la modernidad y el deseo que


surgieron en los signos e imágenes como un vehículo de comunicación hacia un nuevo
sistema de pensamiento, el desarrollo de las técnicas de imprenta y litografía se
implementaron en los mensajes comerciales, revalorizando el concepto de cerveza, vino,
wisky, entre otros; pero la chica no pudo estar acorde al proceso de trasformación
semiótica, lo que causo que para década de los cuarenta se elimine por completo el
consumo, esto determino nuevos perfiles y lugares de sociabilidad, por ejemplo, café,
bares, hoteles.

Mientras que, el capítulo cinco trata sobre el proceso de adquisición de nuevos


rituales de los productos; aquí las bebidas alcohólicas funcionaban como herramienta de
control y dominación por parte de los terratenientes y paulatinamente se registró cambios
en las prácticas sobre todo en los artesanos de Bogotá a causa de la diversificación del
trabajo y el énfasis de la productividad y el tiempo. Ahora bien, los sectores de la élite
liberaron una batalla implícita debido a la heterogeneidad de pensamiento referente al
consumo del alcohol, por esta razón el autor concluye que los procesos no fueron
homogéneos, pero sí tuvieron un mismo esquema todos cambiaron sus patrones de
consumo, redefiniendo el mundo culturalmente constituido.

La obra de Sebastián Quiroga permite concluir que la transformación de


significados de las bebidas alcohólicas no fueron consecuencia de la influencia legislativa y
los argumentos higienistas sino de un movimiento más profundo que pone en sintonía
varios factores para los cambios ideológicos y sociales, de acuerdo a lo señalado en sus
conclusiones, donde menciona que la cultura líquida se apropió de los códigos de las
mercancías y redefinió las condiciones económicas, sociales y culturales de su periodo
motivado por un hedonismo y menos racional.

Esta investigación es un aporte importante para la historia social y para la memoria


por su carga de significados vinculados a los testimonios y antiguas imágenes del periodo,
además de replantear varios debates desde nuevas perspectivas. Sin embargo, el autor
menciona que uno de los vacíos de su estudio es el consumo del alcohol dentro de los
hogares bogotanos, a causa de la falta de fuentes; a pesar de lo mencionado, Cultura
líquida amplia la historiografía nacional colombiana a partir del “consumo” como categoría
de análisis.

Sandra Bustillos Espín

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