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Volviendo

a la forma
Original

Pr. Iván Ballistreri

1
Libro: VOLVIENDO A LA FORMA ORIGINAL

Autor: PR. IVAN BALLISTRERI

1º Edición 2016.

ISBN: 978-987-46159-6-1

Ciudad de Córdoba – Argentina.

Diseño de Tapa y Contratapa

Julio Lazarte INNOVAR (S.G.)

innovarsolucionesgraficas@gmail.com

1. Relato, Reflexión, Historia.

Publicado en Octubre, 2016.

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio, sin permiso


escrito del autor y la editorial.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Libro de edición argentina.

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INDICE

Agradecimientos Pág. 4

Prólogo Pág. 5

Introducción Pág. 6

Cap. 1 “Volver A La Forma Original” Pág. 7

Cap. 2 “El Umbral De La Obediencia” Pág. 23

Cap. 3 “Libres Y Liberados” Pág. 35

Cap. 4 “La Importancia De Las Apariencias” Pág. 51

Cap. 5 “De Presa A Cazador” Pág. 61

Cap. 6 “La Oposición Como Parte Del Juego” Pág. 75

Cap. 7 “El Liderazgo Correcto” Pág. 85

Cap. 8 “La Gestión De La Perfección” Pág. 95

Cap. 9 “Las Escrituras” Pág. 105

Cap. 10 “Superando La Deforma” Pág. 119

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AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer primeramente a Dios que me da la vida, cada día, y
que me permite disfrutar de todo lo bello que me rodea; la familia, la
Iglesia, el trabajo y los amigos.
También agradecer a mi esposa Soledad, porque sin ella este libro
estaría aun en la computadora sin salir a luz, ya que ella tomo el papel
de obstetra para que nazca. Gracias vida por tu amor, cuidado y
paciencia; sos parte fundamental de mi vida.
A mis hijos Ian y Berenice que son mi alegría y gozo; los que me
ponen a prueba todos los días, pero con amor y paciencia.
A mi padre, “el papi” como le digo yo, aunque para mí también es el
Apóstol Juan Ballistreri; gracias Pa, por tu dedicación y entrega. Este
libro no sería posible sin tu enseñanza y discipulado hacia mi vida
desde mi niñez; te veo en cada palabra de este libro; tu impronta estará
en mí hasta el último día de mi vida.
A mi mami, Alicia, que me enseñó que no hay obstáculos imposibles
de superar, impulsándome más allá de mis límites presentes. Gracias
Ma; te extraño cada día de mi vida.
A mis hermanos que son mis pilares, en los cuales encuentro
descanso, paz e inspiración: Abel, Carolina, Evelyn, Samuel, Lucca,
Marisa, Claudio, Marcos y Nathalí.
A mi abuela Justina, a quien tengo en sumo respeto por lo que porta
de Dios en su vida, su fe incansable y testimonio de amor y compasión
por los demás, siendo en su ancianidad una férrea predicadora del
evangelio.
A los discípulos que tengo a mi lado, que constantemente nos
desafían a tener algo fresco del Espíritu para ser alimentados; son un
desafío para mí y les amo por eso, por su apoyo y cariño permanente a
través del tiempo.
A las familias Tejeda, Carracedo y Panighel, por su amor y apoyo
incondicional hacia nuestras vidas; son un bálsamo para nuestra casa.
A Cecilia Tejeda, cuya colaboración fue fundamental en la edición
del libro, al igual que Luciano y Gisela Mengelle, quienes me han
apoyado en gran manera tanto en lo narrativo y correcciones, como
instándome permanentemente a que este libro sea una realidad.
A todos Muchas Gracias.

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PRÓLOGO
Una de las cosas más maravillosa en la vida es tener hijos, y si esos
hijos pueden leer sus días y vivirlos con intensidad e inteligencia, se
cierra un círculo de gozo único.
Cuando se lee el libro de un hijo como Iván, se suma a todo lo
anterior un sentir profundo de que sí se puede llegar a lo que creemos
como personas creyentes en que Dios ha diseñado todas las cosas y está
en absoluto control de todo.
Plantear Una Reforma desde frases armadas es fácil, pero hacerlo
como el Dr. Iván Ballistreri es algo único y lo será para cada lector.
El autor ha invertido de todo lo que alguien puede poner al servicio
de una generación que sabe que no estamos condenados a lo
"deformado", sino que la "reforma" de todas las cosas es posible si
tenemos la información precisa, el diagnóstico preciso y las
herramientas precisas.
Quisiera pedirles a todos los lectores que lean el libro en su totalidad,
ya que los temas se unen a través de un hilo conductor de verdades
eternas sostenidas en la Biblia, la ciencia y la vida profesional del
Pastor que ha tratado con el corazón de mucha gente y desde su
juventud.
Este libro debió haber sido escrito hace 50 años para evitarnos tantas
vueltas en un mismo lugar y acelerar procesos de transformación.
Recibe mi recomendación del libro, pero si puedes, trata de conocer a
quien usó Dios para inspirar cada porción de este trabajo.

Juan Ballistreri

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INTRODUCCIÓN
He escrito este libro pensando fundamentalmente en los lectores,
pensando en poder destrabar conceptos que hemos tenido por años
como baluartes intocables y tratado de inquirir en Dios, buscando qué
luz podía haber que nos diera mayor eficacia y efectividad en nuestras
vidas.
No pretendo con este libro dar por acabado los temas. Creo que hay
mucho más por ver y dilucidar; por eso es que, si algún tema le
despierta curiosidad, le insto a que lo siga estudiando para que podamos
acercarnos cada vez más a la idea completa de lo que es Cristo y su
manifestación en la tierra.
Es importante para mí que podamos disfrutar y destrabar cada tema
de manera generacional, porque de nada sirve que lo vivamos
individualmente si no podemos manifestarlo como una masa crítica de
personas que logran cambios históricos en el tiempo que nos toca vivir.
Por eso es que más allá del beneplácito que me genera poder escribir un
libro, lo que más me apasiona es que lo podamos disfrutar como
generación, y que no existan trabas u obstáculos en la lectura y
comprensión de los temas.
Y por último, si me permite un consejo, no lea este libro tratando de
encontrar algún error, o si coincide o no con su manera de pensar,
porque de seguro podrá encontrar errores o cosas que no encajen en su
forma de concebir ciertos temas. No es mi intención ser antagónico a
nadie; sólo quisiera que lea este libro tratando de entender el espíritu
que portan las palabras y pensando todo el tiempo lo que yo estoy
pensando al escribirlas: que sea de edificación, construcción y de
alimento para nuestro espíritu. De esta manera podrá sacarle más el
jugo, ya que no estará a la defensiva, sino abierto a que Dios pueda
abrirle un camino por donde transitar.

Iván Ballistreri

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CAPÍTULO 1
VOLVER A LA FORMA ORIGINAL

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he


venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido”. Mateo 5:17, 18.

La gente que vivía en tiempos de Jesús se encontraba en un contexto


histórico muy especial. El pueblo de Israel se hallaba sojuzgado por el
imperio romano. A nivel religioso había mucha presión, muchas
cadenas de mando y aristas religiosas; estaban los saduceos y los
fariseos ejerciendo presión sobre el pueblo en lo religioso. Había una
decadencia ética; la gente estaba presa de situaciones de pecado,
homicidios, prostitución, etc. Vivían bajo una alta presión política,
religiosa y ética. Todo el mundo estaba con altas expectativas de la
llegada del Mesías, porque creían que él los iba a liberar de todas esas
situaciones.

Cuando a usted le dicen que va a venir alguien que lo va a rescatar de


lo que hoy está viviendo u oprimiendo, se generan expectativas. De
igual manera, había expectativas sobre Jesús en estos aspectos. Ellos
tenían la expectativa de que él los iba a liberar del Imperio Romano;
que iba a castigar a todos los pecadores. Y había también una
expectativa de que los iba a liberar de la presión religiosa.

Cuando Jesús vino, en este sentido, desilusionó al pueblo. Porque en


el aspecto político, Él no se auto-declaró rey, ni le declaró la guerra al
César, sino que les dijo: “Denle al César lo que es del César, y a Dios
lo que es de Dios”. A nivel ético, Jesús se paró y defendió a una
prostituta que estaba a punto de ser apedreada; también las escrituras
dicen que se sentaba con publicanos y pecadores.
Él mostraba amor y perdón a los pecadores. Y en cuanto a lo
religioso, todos pensaban que Jesús vendría a traer una nueva religión,
y sin embargo Él les dijo: “Yo no vengo a quitarles el peso de la ley,

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sino que vengo a cumplirla; vengo a traer cumplimiento de todas las
cosas”.

En ese contexto de expectativas, había mucha gente que seguía a


Jesús, pero así también había mucha gente que lo dejaba. En un
momento estaba con más de 5000 personas, después con 120, después
con 12, después con 3 y en un momento se quedó sin nadie. Era muy
variable la cantidad de gente que lo rodeaba, porque entraban en cierto
grado de desilusión de acuerdo a sus propias expectativas en cuanto a la
manifestación que ellos esperaban de un libertador.

Quiero decirle que Dios no viene a suplir sus expectativas. Él no está


comprometido con sus expectativas, sino que Dios está para hacer lo
que Él tiene que hacer. Dios hará con usted lo que Él haya previsto
hacer. Cuando tenemos expectativas sobre Dios, estamos esperando que
haga algo que nosotros queremos que haga, y eso no es de un corazón
humilde, sino de un corazón enaltecido.

Un corazón humilde se deja moldear por su alfarero, y no le está


diciendo qué forma quiere tener.

Aquí Jesús les puso un “alto” a todas esas personas que esperaban
que los librara de la presión de la ley, de la presión religiosa.
Obviamente Jesús aún no había muerto, por lo tanto, la gente no podía
dimensionar los altos grados de gracia que iban a llegar por medio de
Cristo, y con el Espíritu Santo.
Jesús necesitaba poner un estándar. Por eso dice que Él no vino a
abolir la ley.

Lo que hizo Jesús no fue traer una idea nueva de lo que era la ley,
sino que comenzó a decirles: “Ustedes fueron enseñados con algunas
cosas escritas en la ley, pero las han interpretado equivocadamente”.
Mateo 5:20-48.

Jesús empieza con un juego de palabras y dice: “Oísteis que os fue


dicho, pero yo os digo”.

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Es interesante que Jesús dijera: “Yo no vengo a abrogar la ley”, y sin
embargo presenta estas “seudo contradicciones”. Lo que ocurre es que
Jesús no vino a anular lo que estaba escrito, sino que vino a mostrarles
lo que a nivel legal en abogacía se llama el “Espíritu de una Ley”.

El “Espíritu de una Ley” es un término legal difundido por


Montesquieu, quien escribió 31 tomos sobre el espíritu de las leyes en
el siglo XVIII, y se refiere al sentido correcto con el que se dictó una
ley. “Lo que estaba pensando el legislador cuando escribió una ley”;
ese es el Espíritu de una ley.

A continuación, transcribiré un fragmento de uno de los tomos que


escribió Montesquieu:
"Es lo que intento hacer en esta obra. Examinaré todas estas
relaciones, que forman en conjunto lo que yo llamo Espíritu de las
Leyes.
No he separado las leyes políticas de las leyes civiles, porque, como
no voy a tratar de las leyes, sino del espíritu de las leyes, espíritu que
consiste en las relaciones que puedan tener las leyes con diversas
cosas, he de seguir, más bien que el orden natural de las leyes, el de
sus relaciones y el de aquellas cosas."

“Las leyes poseen una letra (lo que está escrito), y un espíritu, que es
lo que motivó al legislador a dictarla. Y muchas veces esa intención no
está muy clara en lo que se ha dejado plasmado, pudiendo la
interpretación que se haga a posteriori por los jueces, diferir de lo
querido por el legislador.
Conocer la verdadera intención del legislador no es tarea fácil, y hay
que demostrarla, pues de lo contrario se caería en los subjetivismos que
más que desentrañar lo que quiso el que la sancionó, posibilitaría a los
jueces tener aún más discrecionalidad en sus sentencias pudiendo
atribuir a la intención del juez la suya propia.

En algunos códigos, como el código civil argentino, los artículos van


acompañados de notas donde puede indagarse efectivamente la
voluntad y creencias que tuvo su creador, Vélez Sarsfield, al legislar, y
el alcance que debe darse a algunas normas. La exposición de motivos

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que acompaña a los textos legales puede ser muy clarificadora al
respecto.”

Lo que está haciendo Jesús no es abrogar, sino hacer las sub-notas de


lo que se quiso decir. Quería mostrar lo que el Espíritu de la ley
manifestaba.
La obra de Montesquieu de 31 tomos “El Espíritu de las Leyes” a
mediados del siglo XVIII, sentó el principio de la división de poderes
como garantía para la opresión, distinguió formas de gobierno, y
consideró como espíritu o razón de ser de las leyes que todo el universo
está sometido a ellas, proclamando las leyes naturales y humanas como
necesarias, debiendo ser las humanas creación social y adaptadas a las
costumbres de cada sociedad y contexto histórico y geográfico.

Jesús vino a hacer notas en esto: “Oísteis que os fue dicho, pero yo os
digo”, a fin de mostrarnos el sentido o la motivación del redactor; en
este caso Dios Padre, quien le dio la ley a Moisés. Jesús no vino a negar
lo dicho por su Padre, sino a mostrar el sentido correcto que tenía el
Espíritu del Padre al sentenciar la ley.

Jesús vino a reformar, no la ley, sino lo que se había enseñado acerca


de ella; no vino a alivianarla, sino más bien a hacerla más rigurosa en
su interpretación.
En síntesis, vino a darle el verdadero sentido eterno de lo que Dios
Padre quiso del hombre al darla.

La reforma no tiene que ver con una nueva forma,


sino con la forma original.

Por eso es que podemos leer “oísteis que fue dicho a los antiguos”.
Estos antiguos eran las personas que interpretaron en un primer
momento la ley, y de allí se fue transmitiendo de una forma
equivocada, lo cual fue haciendo que se perdiera el verdadero sentido
de la ley, y por eso Jesús tuvo que plantearnos esto.

En tiempos de reforma no podemos darnos el lujo de recibir lo que


nos han enseñado como algo ya formado y cerrado para nosotros, sino
que debemos revisar; debemos ser capaces de ver si lo que aprendimos
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tiene la forma original, en el sentido en el que el Espíritu del Padre nos
quiere hablar. Los tesalonicenses hacían esto con lo que les enseñaba
Pablo.
Encontramos a Jesús en el desierto, con Satanás. Argumentando cada
respuesta con la frase: “Escrito está…” Mateo 4:1-10

La intención de Jesús no era reformar la ley, sino más bien mostrarles


que lo que les había sido enseñado acerca de ella no guardaba el sentido
original con el que fue inspirada. Recordemos que Jesús fue instruido
desde niño en la ley de Moisés.

Cuando Jesús es llevado al desierto para ser tentado, el diablo lo


expone a situaciones donde Él responde con la frase “escrito está”; es
decir que responde puntualmente de acuerdo a lo escritural. No le
responde diciendo: “Me enseñaron que...”, como sí hace hincapié en el
pasaje de Mateo 5 que leímos al inicio de este capítulo.

Quiero mostrarle con esto que Jesús no tenía un problema con lo


escrito, sino con la interpretación y enseñanza de lo escrito. No era la
ley en sí misma lo que quería reformar, sino lo que les había sido
enseñado acerca de ella; es decir lo que oyeron, no lo que leyeron. Jesús
entendía que había una interpretación errónea y Él vino a mostrarles el
sentido correcto o también se puede decir, el espíritu correcto de la ley
escrita, pero mal enseñada.

De acuerdo a su etimología, la palabra forma tiene origen en el latín.


Pero me di con la sorpresa de que hay otra palabra que tiene el mismo
origen en el latín, y es la palabra horma.
Lo llamativo es que es muy común en algunos idiomas, y en el latín
mismo, el cambio de la “H” por la “F”. Estudié la historia de ambas
letras y la interacción entre ellas, y me resultó interesante que por
ejemplo en portugués, hablar se dice “falar”; y también que en español
usamos algunas palabras que en un tiempo y sentido verbal se escriben
con H y en otro sentido van con F.

Por ejemplo “Hierro” se escribe con H, pero cuando uno quiere


referirse al mismo en otro sentido le dice “Ferroso”, “Férrico”. Dentro
de la amplitud de nuestro idioma, también tenemos otras palabras:

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cuando nos referimos a las “harinas” lo escribimos con H, pero cuando
nos referimos a algún producto que las contengan, lo llamamos
“Farináceo”. Y así muchas otras.

Lo que sucede es que la letra F tenía dos formas de pronunciarse, una


era con la forma de la boca para decir F, pero una era sacando el aire, y
otra entrando el aire. Como esta última versión era muy complicada de
hablar, se fue evitando, y por lo tanto muchos comenzaron a no decirla
en la práctica; por esta razón en la literatura se comenzó a usar la H,
para diferenciar a ambas en su pronunciación. ¿Cuál es la importancia
de esto? Que el origen de la palabra horma y forma es el mismo; sólo
que cuando hablamos de forma nos referimos al espacio que ocupa
algo, mientras que horma refiere a aquello que se utiliza para darle
forma a algo que no la tiene. Por ejemplo, los zapateros utilizan la
horma para darle forma a los zapatos de cuero. La horma se calienta
sobre el cuero virgen y éste toma la forma de la horma en que se lo
puso. También sirve para arreglar un zapato deformado, con el mismo
procedimiento, y hasta para los sombreros. Por eso el papel de la horma
es importante.

Esto nos sirve como parábola para entender la reforma; no como un


arreglo cosmético de lo que está deformado, sino que la verdadera
reforma es volver a la horma y poder ser moldeado a la forma original.

Cuando Jesús se paró a decir lo que leímos anteriormente, lo que hizo


fue mostrarles una Horma.
Esta palabra horma me impacta porque ya no aplica exclusivamente a
algo que se deformó, sino que estamos hablando de algo que no siguió
la horma original. Se fabricó con una horma y con el paso del tiempo
perdió la forma. Cuando quieres introducir la horma, para comprobar su
forma, te das cuenta de que las siluetas no coinciden; ha perdido su
forma original. Por lo tanto:

“La reforma es volver a la horma que le dio forma


original a algo. Es un re-hormado”

Es por eso que esta reforma que hace Jesús es con un re-hormado. Él
empezó a probar y se encontró con que todo estaba deformado, y les
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mostró que había una deformación de lo que Dios había puesto en la
ley: se había perdido el espíritu original con el que Dios había formado
la ley.
Jesús vino a poner la horma original a lo que habían aprendido de la
ley, para darle la forma adecuada.

Tenemos que dejar que el Espíritu coloque la


horma en nuestra vida, para ver realmente si
tiene la forma original, y si no la tiene, dejarnos
reformar.

Quizás piense que hay que reformar todo, pero déjeme decirle que
quizás no sea todo. Dios quiere ponerle la horma y ver si ha conservado
la forma que Él le dio.

¿Qué ha oído últimamente? ¿Qué se ha formado en usted? Dios por


medio del Espíritu Santo hará una comparación de su horma con
nuestra forma, para poder llevar una vida de reforma. No se trata de
hacer una reforma porque sí, sino que se trata de ver que no hayamos
perdido la forma original.

La ley en su sentido más básico, era perfecta. Pero la interpretación


de ésta hizo que se fuera desvirtuando. Lamentablemente todo el
mundo esperaba que Jesús les quitara la ley, pero Él vino a decirles:
“Yo vengo a mostrarles cuál es la horma original de la ley, que es lo
que Dios Padre estuvo pensando cuando se las dictó”.

Seis Cosas En Las Que Jesús Hace Un Re-Hormado De La Ley:

1. No Matarás:
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que
matare será culpable de juicio.
Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será
culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego”. Mateo 5:21-22

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Los antiguos creían que hasta que la persona no estuviera muerta
físicamente, no había muerte. Sin embargo, Jesús presenta en este re-
hormado que, si se enojaban con su hermano, ya contaba cómo muerte.
Jesús va de lo externo a lo interno del corazón. Si se enojó, ya cometió
homicidio. Si lo insultó, ya hay muerte.

Ya no es algo externo, que podían ver los demás (recordemos que a la


ley la juzgaban los fariseos, por lo que veían), sino que se trataba de lo
interno de cada persona, que sólo puede ser juzgado por Dios.
Ante los ojos de los fariseos estaban libres, pero ante los ojos de Dios,
internamente, olían a muerte; eran culpables.

Tenemos que tener cuidado en cómo nos enojamos; cómo hablamos


de nuestros hermanos; cómo nos referimos a ellos; cómo los
consideramos.

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu


hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y
anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta
tu ofrenda.” Mateo 5:23-24

En esta ocasión, Jesús les dijo: “Ustedes se creían que, por no haber
asesinado a nadie, podían traer sus ofrendas tranquilamente; sin
embargo, no me interesa la ofrenda si tienen olor a muerte. Si tienes
enojo con algún hermano, deja tu ofrenda y anda a resolver tu
situación de enojo (homicidio) y luego ven y pon tu ofrenda”.

En el espíritu de la ley, el enojo incorrecto produce homicidio.

2. No Adulterarás:
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella
en su corazón.
Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de
ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de

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caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”
Mateo 5:27-30

Para Dios, codiciar a una mujer, es lo mismo que adulterar. Debería


recibir la misma paga, dice. Para el Espíritu de la ley los pensamientos
cuentan; las intenciones cuentan. Ese era el sentido: la intención y los
pensamientos suman, porque allí comienza todo.
Jesús sabía que, si comenzaba en los pensamientos, entonces tarde o
temprano llegaría la concreción. Este principio es fundamental para
entender que Dios no quería una sociedad ordenada; Él quería
corazones íntegros.

Dice también que mejor nos sería perder un miembro de nuestro


cuerpo, que perdernos completamente. Esto da a entender que debemos
estar dispuestos a dejar cosas que nos impulsan a malos hábitos y
situaciones de tentación ya que, si las dejamos, traerán libertad a
nuestra vida. Es mejor perder algo material, amistades, trabajos, gustos,
etc., que perder toda la vida por ellos.

3. Divorcio:
“También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de
divorcio.
Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de
fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada,
comete adulterio.” Mateo 5:31-32

Jesús les dijo: “Moisés les dio a ustedes la posibilidad del divorcio,
pero en el principio no fue así”. Se lo permitió por causa de la dureza
del corazón.

No estoy a favor ni en contra del divorcio; lo que creo es que, si tiene


un corazón como el de Dios, no puede estar permanentemente viviendo
con la opción del divorcio en su vida. Existen situaciones especiales,
pero no estoy para hablar de situaciones especiales, ni es el objetivo de
este libro hablar sobre matrimonio y divorcio, sino sólo de lo que Jesús
dijo del asunto. Si esta parte del libro le incomoda, no culpe al
mensajero, solo encárguese de resolverlo delante de Dios. Si Él le dio

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paz en su situación de divorcio, paz; pero para Jesús era un asunto
importante que el pueblo haya aprendido mal la idea del matrimonio.

De esto se trata volver a la horma. Por lo tanto, Jesús estaba


interesado en que revisaran lo que habían aprendido sobre el
matrimonio; no del divorcio. La gracia nos da nuevas oportunidades de
poder dirigir nuestra vida de acuerdo a lo que Dios quiere de ella.

4. Jurar Para No Cumplir:


“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino
cumplirás al Señor tus juramentos.
Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera ni por el cielo, porque es
el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni
por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza
jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de
mal procede.” Mateo 5: 33-37

El Espíritu de la ley era no jurar; porque cuando alguien juraba, ya


era razón de desconfianza. No diga lo que no puede cumplir. No se
comprometa con algo que no puede cumplir, porque eso habla de la
intención del corazón.
Los antiguos juraban, pero lo tomaban a la ligera; y acudían a esta
estrategia como engaño. Por lo tanto, Jesús les da el marco legal acerca
de jurar; no quería la banalización del asunto. Como gente de propósito
y que tenemos temor de Dios, nuestros compromisos deben estar
escritos en piedra, aunque no los hayamos escrito en un papel.

5. Ojo Por Ojo:


“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te
hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera
ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa…”
Mateo 5:39-40

Jesús les muestra que el sentido del ojo por ojo, no era venganza, sino
que el pensamiento de Dios era que sus hijos actuaran diferente a su
prójimo; porque si toma el ojo de su adversario porque él tomó el suyo

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primero, está tomando en sus manos la posibilidad de la justicia. Pero
cuando le pone la otra mejilla a su adversario, lo que está haciendo es
poniendo a Cristo en el medio.
Cuando alguien le hace algo y usted pone la otra mejilla, a quien le
están pegando es a Cristo. El Espíritu de la ley no era que tome el ojo
de su hermano, sino que ponga su otra mejilla. De alguna manera, la
finalidad de esta ley era limitar la venganza a una retribución “justa” y
evitar los excesos; acá Jesús está introduciendo un elemento extra que
es la gracia, lo cual se expresa de forma más explícita en la segunda
milla.

La ley no contemplaba la gracia que hoy disfrutamos por medio del


sacrificio de Cristo. Pero, aunque Jesús no había muerto aun, les estaba
dando un marco más amplio dentro de la interpretación de la ley que
incluía la gracia. Podemos decir, por tanto, que Jesús está yendo más
allá de la Justicia de los acontecimientos y nos está mostrando una
forma de actuar según una vivencia de la gracia.

Cuando les dice: “Si alguien te pide que lleves la carga una milla,
llévala dos”, debemos entender que en aquel tiempo no era lindo llevar
una milla la carga de otro. Si un soldado romano venía y les decía que
llevaran la carga una milla, debían dejar lo que estuvieran haciendo,
aún si estaban con su hijo pequeño o haciendo su trabajo.
Debían dejarlo todo, y hacerle caso, porque era palabra mayor;
literalmente la persona tenía que dejar de lado su vida, y obedecer.
Imagínese cómo caminaba esa milla esa persona, enojada,
protestando…; en cambio Jesús les dice:

“Si llevas esa milla como lo hace el resto, ¿qué diferencia hay con
quienes no me siguen? Si eres mi seguidor tienes que llevarla dos
millas, porque si la llevas una milla le estas obedeciendo al soldado;
pero si la llevas dos, me estas obedeciendo a mí”.

Cuando en su vida trabaja diariamente, si hace lo que su jefe le dice,


está cumpliendo con su trabajo, pero no está obedeciendo a Dios. Si es
un buen trabajador, una buena persona con su familia, está bien, está
cumpliendo; pero está haciendo lo básico. La idea de Dios es que en

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todo lo que hacemos, hagamos la otra milla; eso nos diferencia del
resto.

“Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido


ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer,
hicimos.” Lucas 17:10

El estándar de Dios es: “Si haces lo que te piden, eres inútil”. Si se


queja de su salario, es porque se lo está pagando el que le dijo que
hiciera la milla; sencillamente le está pagando por lo que tenía que
hacer. Pero cuando usted hace la milla extra, ya no es esclavo del
soldado, sino que es esclavo de Cristo; y hay una gran diferencia. Es
mejor ser esclavo de Cristo, que libre del sistema. A la libertad del
sistema se la puede quitar el sistema; pero ser esclavo de Cristo lo hace
verdaderamente libre.

Ya no le va a pagar su jefe por la milla que hizo, sino que el pago


vendrá de Cristo por las dos millas. Será Dios quien lo sostenga.
Cuando usted responde con un golpe, con maldad o con engaño por el
golpe o daño que le hicieron, lo que está haciendo es convalidando al
otro. Si alguien le pega, y usted le pega le está diciendo: “Qué bien lo
que hiciste”; porque está convalidando el accionar del otro con su
juicio. Pero cuando le pone la otra mejilla, lo que está diciéndole es:
“Lo que haces está verdaderamente mal”. Pone en juicio y de relieve la
actitud equivocada.

Ese era el sentido de la ley. Jesús les dijo: “Si alguien quiere ponerte
a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa”. Dirá tal vez:
“¡Eeehhh, pero ya me quiere quitar la túnica!”. Sí, y dele también la
capa, porque ¿sabe quién pagará la capa? Si le quitan la túnica, se la
robaron. Pero si da la capa, es Dios quién pagará la túnica y la capa,
porque estará obedeciendo a Cristo.

Jesús estaba “re-hormando” nuevamente la ley a sus discípulos y a las


personas que lo estaban oyendo. No estaba quitándoles la carga; estaba
poniéndoles una carga diferente. Estaba mostrándoles que había una
forma diferente de interpretar lo que Dios había dicho hacía mucho

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tiempo; que había algo que había sido mal enseñado, y había perdido su
forma y sentido originales.

6. Ama A Tu Prójimo Y Aborrece A Tu Enemigo:


A eso nunca lo dijo Dios, sin embargo, ellos lo enseñaron así. La
Biblia sí dice: “Ama a tu prójimo”, pero en ningún lado dice:
“Aborrece a tu enemigo”. Jesús les dice que el sentido de la ley era:
“Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen;”

En ningún momento Dios excluyó de su prójimo a su enemigo; pero


equivocadamente fue enseñado así. Fue deformado.
Jesús les dice: “Si ustedes quieren ser como mi Padre que está en los
cielos, Él hace llover sobre justos e injustos”.
“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publicanos?
Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No
hacen también así los gentiles?” Mateo 5:46-47

La cuestión no es lo que hacemos, sino lo que hacemos de más.


Cuando hacemos lo que todos hacen, simplemente estamos cumpliendo
con un rol social; pero cuando hacemos “el más, lo extra”, ahí estamos
agradando a Dios.

¿Qué ha hecho de más? ¿O simplemente estamos para cumplir en la


tierra; para hacer lo que se nos pidió y listo?
Dios siempre quiere que vayamos un poco más allá de las
expectativas que tienen los que están alrededor nuestro; que hagamos
más de lo que se espera de nosotros.

¿Qué sentido tiene cumplirle a Dios cuando todo está en orden a


nuestro alrededor, cuando todo está bajo control? ¿Qué sentido tiene si
todos de alguna manera le damos gracias a Dios cuando todo está
lindo?

¿Qué ha hecho de más? ¿Qué expectativa rompió esta semana?

19
En nuestro medio se ve mucho esto de “hago lo que me piden, y ya”.
Falta esa creatividad “del más”. Eso es lo que diferencia a una
generación de otra. Eso es lo que hará la diferencia entre nuestros
padres y nosotros, y la seguirá haciendo si se lo enseñamos a nuestros
hijos. Porque si un hijo vio que su padre hizo más que su abuelo,
también desarrollará la motivación de hacer un poco más; de ir un poco
más allá.
Si alguien le pide algo, y eso le genera mucho esfuerzo, disfrútelo;
está haciendo algo “de más”. Empecemos a no mirar tanto los costos de
las cosas. Cuando mira los costos, está viendo cuánto es suficiente para
cumplir. Pero si en cambio no mira el costo solamente, sino que
además, busca que otros sean beneficiados en sobreabundancia,
entonces será un siervo del Dios altísimo; no por merecimiento, sino
por obediencia y gracia.

Tenemos que marcar una diferencia generacional.

Jesús ocupó su tiempo para explicarles este re-hormado, ya que era


importante para Él.

Mire qué interesante:


“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto.”

Acá se nos pone un estándar de perfección. Y muchas veces nos


hemos preguntado “¿Qué es ser perfecto? Debe haber una definición,
porque para mí perfección es mucho”. Acá se nos pone un estándar de
perfección: “Como vuestro Padre es perfecto”.
Es decir, si no hace lo que hace el Padre, entonces no es perfecto.
Para Dios ser perfecto es superar las expectativas que hay sobre
usted. ¿Quiere ser perfecto? Empiece a superar las expectativas que
todos los que le rodean tienen sobre usted.

Cuide de alguien, sostenga a alguien, ame a alguien. No hagamos


siempre las cosas por la paga que nos corresponde; porque si así lo
hacemos, la paga siempre será humana.

20
Si no puedo hacer algo de más de lo que me están pidiendo, ¿cómo
haré lo que Dios me pide y me cuesta?
¿Cómo le va a dar a Dios algo que no le cuesta? Si algo le duele,
hágalo porque es la milla de más. Este principio había sido bien
entendido por David.

“Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la


compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es
tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.” 1 Crónicas 21:24

Es muy fácil darle algo a alguien que usted sabe que en algún
momento le retribuirá; pero dele a alguien que no se lo espere; alguien
que no tenga en sus planes devolverle el favor.
Cuide de alguien sin que cuente en su mérito humano. De esa forma
podremos cumplir esta ley de amar a nuestro prójimo con la horma
correcta.

Leamos detenidamente el siguiente pasaje de las escrituras:

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no


es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se
goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.” 1° Corintios 13:4-7

El amor es una persona; si tiene a Cristo en usted,


entonces debe amar como él ama.

Amar sufriendo, no irritándose. Nos gusta que otros nos amen así,
pero cuando se trata de “mi amor hacia los demás”, ahí está el
problema. Siempre vemos cómo nos dan amor, pero debemos fijarnos
cómo lo damos nosotros; cómo amamos. Es muy lindo que nos amen,
pero más lindo es amar.
No hay tal cosa como que el amor estuvo y se fue; el verdadero amor
nunca deja de ser.

El amor puro es la manifestación más pura de alguien desinteresado,


que ni siquiera está esperando su amor. Dios ama al mundo, sin esperar
21
que el mundo le ame. Él determinó amarnos aún si por el resto de
nuestra vida le ignoramos, porque así es Él en su esencia.
Pongamos nuestro amor en su horma y veamos si nuestro amor da a
la medida, o solo es una imitación barata del mismo. Veamos que no
sea una forma de amor que nos enseñaron desde pequeños donde este
sentimiento varía de acuerdo a la circunstancia en la que estemos: si
está todo bien, va bárbaro; pero cuando surgen inconvenientes, se pone
en jaque y hasta deja de ser. Esto es una falsa copia del amor.

Querido lector, el espíritu de este capítulo es que usted ponga en


revisión todo en su vida y que lleve todos sus conceptos a la horma
divina, para saber si ha aprendido bien o simplemente si lo que le ha
edificado hasta ahora han sido conceptos con lógica religiosa, pero que
no se parecen en nada a lo que Dios pensó o habló del asunto.
Permítale al Espíritu Santo hacer un re-hormado de su vida, para que
el espíritu de la reforma se manifieste con frutos extraordinarios en todo
su ser.

Permitamos que Dios ponga su horma en nuestras


vidas para que así nos demos cuenta de las cosas
en las que necesitamos la reforma, y volvamos a la
forma original.

22
CAPÍTULO 2
EL UMBRAL DE LA OBEDIENCIA

“Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de


Israel; nadie entraba ni salía. Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he
entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo
alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete
sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del
arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes
tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de
carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a
gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada
uno derecho hacia adelante.” (…) “Al séptimo día se levantaron al
despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete
veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. Y
cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al
pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.” (…)
“Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y
aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó
con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la
ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.”
Josué 6: 1-5; 15-16; 20.

Este pasaje siempre ha sido una incógnita para mí. La pregunta que
siempre surge respecto de este relato es: ¿Por qué Dios le hizo dar
vueltas al pueblo de Israel alrededor del muro? ¿Acaso no tenía Dios
poder para derribarlo sin que dieran vueltas? La respuesta definitiva es:
Sí.

¿Necesitaba Dios que dieran vueltas al muro para mostrar su poder de


esa forma? Dios podía hacer caer el muro sin que dieran vueltas; sin
que hicieran todo eso que Él mismo les mandó.
El poder de Dios era indiscutible, así que la segunda pregunta que me
hago es: ¿Por qué se los pidió?

23
Para responder a esta segunda pregunta quiero presentarle algunos
principios tomados de parábolas de la fisiología humana que nos
permiten entender muchas cosas y leyes divinas.
Nuestro corazón es un órgano que tiene varias características propias
de su función. Por ejemplo, es un órgano que funciona sin que el
cerebro le esté diciendo que lo haga; aunque si lo necesitara, podría
acelerarlo o enlentecerlo.

El Corazón Tiene 4 Propiedades:

 El Automatismo: Funciona automáticamente. Esta propiedad


le permite generar su propio impulso. El mismo corazón genera
su forma de funcionar.

 La Conductibilidad: Conduce el impulso y estimula célula a


célula hasta que consigue contraer el músculo cardiaco.

 La Excitabilidad: Es la capacidad de responder a ese estímulo,


originando un potencial de acción propagado.

 La Contractilidad: Es la capacidad de desarrollar fuerza y


acortarse.

Me voy a referir específicamente a cómo se genera ese impulso que


desencadena todo aquello que termina siendo la contractilidad del
músculo cardíaco, permitiéndole expulsar la sangre del mismo.
Eso se llama un Potencial de Excitación. Todo comienza con una
célula que se excita. Este Potencial de Excitación también tiene
características especiales.

24
Vamos a observar que es en la fase 4 donde comienza un nuevo ciclo
cardíaco. Desde allí, comienzan a funcionar todos los mecanismos para
producir un nuevo latido del corazón. ¿Cómo se desencadena? Empieza
un impulso eléctrico dentro de una célula, un estímulo. Llega un
momento en que toca la segunda línea, que se llama Potencial Umbral
(PU). Luego de alcanzado ese Potencial Umbral se desarrolla todo el
impulso eléctrico y eso conlleva a todo lo que viene posteriormente.
Lo interesante es que desde que se forma el impulso, cuando supera
ese punto umbral, la línea sube prácticamente recta; es decir que lo que
le costó subir hasta ese punto, una vez que lo cruza sube 4 o 5 veces
más rápido.

Este primer proceso es lento. Hasta que llegamos


al umbral es costoso, es esforzado, lleva tiempo;
pero cuando llegamos al umbral, se desencadena
algo que es imposible detener.

25
En este segundo gráfico tenemos dos estímulos fallidos, y un tercero
positivo que logra su efecto: desencadenar el Potencial de Acción (PA).

Esta función fisiológica del cuerpo, me va a permitir explicar por qué


Dios le pide al pueblo de Israel que llegue y que dé las 13 vueltas al
muro de Jericó.

El estímulo parte siempre por iniciativa divina: un mandato, una


orden, un anhelo o simplemente propósito de Dios expresado en nuestra
vida; luego comienza nuestra tarea de obediencia. Esta etapa es lenta
cuando comienza; pero cuando llega a su punto umbral, se desencadena
aceleradamente.
La obediencia es el acto humano frente al mandato divino, pero que
desencadena un poder extraordinario cuando logramos cumplir lo que
Dios nos pide. Si no cumplimos nuestra parte, entonces todo el
potencial divino queda trunco en nuestra vida.

¿Qué sucede cuando un estímulo es insuficiente para desencadenar un


latido? Eso significa que el estímulo no llegó hasta el Potencial Umbral;
por eso no desencadena ningún latido y por consiguiente ningún efecto
en el corazón. Por lo tanto, este potencial umbral determina que el
estímulo debe superar una barrera para lograr su objetivo.

Esto me enseña una cosa: tenemos un estímulo que es el gatillador de


un evento. Necesita llegar hasta cierto punto sí o sí para que
desencadene el objetivo.

26
¿Qué nos aclara este pasaje? Que cuando Dios nos envía, nos pone
metas, objetivos. Cuando nos dice: “Haz esto”, nos está poniendo el
Punto Umbral. Nos está diciendo: “Yo necesito que superes este
punto”.

¿Por qué Dios le pide al pueblo que dé las 13 vueltas? Dios


necesitaba que se superara el Punto Umbral de la obediencia, para
desencadenar todo lo que iba a pasar después. Recordemos que era la
primera ciudad que iba a tomar el pueblo de Israel en la tierra de la
promesa; era lo primero.

Vemos a Dios pidiéndole al pueblo de Israel que haga un esfuerzo;


que haga una tarea que parecía inútil. Imagínese tener que salir todas
las mañanas a dar una vuelta, soportar las burlas, las risas; que algunos
se preguntaran si eso daría resultado. Sin embargo, Dios necesitaba que
sí o sí se cumpliera el punto umbral de la obediencia.

Dios a nosotros nos ha hecho promesas extraordinarias; tenemos


cosas grandiosas por delante. Pero muchas veces nos hemos preguntado
por qué no vienen a nuestras vidas; por qué no las alcanzamos. Parece
que Dios no abriera las ventanas de los cielos para que vengan a
nosotros.

Dios no puede soltar nada hasta que no superemos


el Punto Umbral de lo que Él nos está pidiendo.

La explicación está en esto:


Lo que Dios nos pide es sólo ser un gatillo de su poder. En el
concepto de Dios, lo que Él nos pide es un mínimo esfuerzo comparado
con lo que va a hacer Él. Nunca Dios le pedirá algo que usted no pueda
hacer.
¿Qué significa un gatillo? Un gatillo es cuando uno pone en marcha
un esfuerzo mínimo que desencadena algo que ya no se puede detener.
Por ejemplo, en un arma, el gatillo requiere un esfuerzo mínimo, pero
una vez que se disparó, no se puede parar la bala. Lo mismo sucedió
con el pueblo de Israel. Una vez que dieron esas 13 vueltas y tocaron
los cuernos, se desencadenó un evento masivo que no se pudo detener
con nada.
27
Es necesario actuar en obediencia para superar el
umbral, por todo lo que está por venir

El umbral de Dios no es arbitrario, sino que está establecido por ley.


Dios puso leyes espirituales, y Él se determinó a auto-someterse a ellas.
Por más que Dios quiera darle algo, no lo hará hasta no ver que supera
el umbral de obediencia. Dios es amor, pero también se somete a sus
propias leyes. Por lo tanto, esto es una ley.
Tenemos un ejemplo claro de esto cuando Moisés instaló la ley en el
pueblo de Israel. Dios puso un umbral muy alto para lograr el objetivo;
era prácticamente imposible que algún hombre llegara. Incluso hombres
santos y poderosos de Dios como David, Moisés o Abraham no
pudieron cumplir el umbral de la ley.
Por eso Dios dijo: “Estoy buscando un hombre que se ponga entre mí
y el hombre y que muestre que puede superar el umbral de la ley, que
me satisfaga para que yo pueda desencadenar mi poder en la tierra”.

¿Qué hizo Jesús cuando vino a la tierra? Murió por nosotros, cumplió
la ley, y cuando lo hizo, activó la GRACIA. ¿Qué hizo la gracia sobre
nosotros? Bajó ese umbral a través de Jesucristo e hizo que todos los
hombres pudiéramos alcanzar el umbral; que todos pudiéramos llegar al
umbral de obediencia para la salvación.

Cuando Jesús vino a la tierra cumplió la ley,


activó la Gracia y bajó el umbral para que, a
través suyo, todos podamos llegar al umbral de
obediencia para la salvación.

No lo puso en cero al umbral, porque si lo hubiera hecho, todo habría


dependido de Dios y nada del hombre. Se auto-determinó a no ponerlo
en cero, como tampoco lo hizo en el principio. Cuando puso al hombre
y a la mujer en el huerto como relata el Génesis, les dijo: “Te he puesto
un árbol de la ciencia del bien y del mal; ahí está tu umbral. Lo que
pase en la tierra no dependerá de mí, sino del umbral de obediencia
que alcances”.

28
Por eso puso un árbol de la vida y otro de la ciencia del bien y del
mal; era una cuestión de umbral de obediencia para que Dios pudiera
desatar lo que vendría. Lo único que Dios quería era que superáramos
el umbral para desencadenar el potencial. Para manifestar todo lo
extraordinario que Él tiene para la tierra necesita de hombres y mujeres
que superen el umbral de obediencia. No lo puso en cero, porque se
estaría negando a sí mismo. Dios nos dio un papel en la tierra y es
obedecer.

Ahora, si el umbral se bajó, ¿por qué Dios no se ha manifestado de la


forma en que uno esperaría a través de 2000 años de Iglesia? Porque
aún nuestros estímulos y lo que nos impulsa a vivir la vida, no han
cumplido, ni han llegado a los objetivos que Dios tenía. Y a medida que
hay mayor crecimiento, los umbrales van cambiando. A medida que
hay mayores niveles de madurez, a medida que Dios nos va planteando
nuevos objetivos, los umbrales de obediencia van cambiando.

Cuando estamos creciendo, recién caminando, los umbrales son


pequeños. Logramos cosas y vamos avanzando; pero a medida que
vamos progresando, Dios tiene mayores cosas para nosotros, y por lo
tanto, los umbrales y lo que tenemos que demostrar es mayor.

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero


alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus
obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno;
bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres
saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”
Santiago 2:17–20.

Santiago nos da una perspectiva de estos umbrales. Él dice: “Está


todo bien con la fe, pero la fe sin obras es muerta”. Es decir, está
perfecto que crea en Dios, pero si no supera el umbral de la fe con sus
actos, en su vida diaria, no sirve, no alcanza, no activa ni desactiva
nada.

Una fe que está solamente a la espera de algo, que no actúa, es


simples estímulos que no llegan nunca al umbral y no desencadenan
nada. Por eso la fe actúa en obediencia. Cuando entendamos que

29
nuestra tierra tiene un umbral de obediencia para que se desencadene
algo, no nos vamos a tomar tan livianamente la vida.

Mientras estamos esperando que Dios


haga cosas, Él está esperando que
superemos el Umbral.

Lo podemos ver en varios ejemplos de la Biblia. A la mujer que


sufría flujo de sangre, Dios podría haberla sanado al minuto que se
enfermó. ¿Por qué pasaron entonces 12 años? Porque su umbral no
estuvo cuando dijo “si tocare”; no se sanó cuando lo dijo, sino cuando
lo tocó.
Lo vemos en David, que era un hombre que cuidaba ovejas. Pasaron
20 años hasta que fue rey; pero en esos 20 años tuvo que llegar al
umbral de obediencia para cumplir lo que Dios había dicho sobre él.
¡Cuántas veces podría haber renegado y haber dicho: “Ya está, ¿cuánto
tiempo voy a esperar?”!
Cuando Dios sanó al ciego, y escupió en el barro y se lo puso en los
ojos, y le dijo: “Ve y lávate”, Dios estaba probando su umbral,
determinando su umbral. Y como estos, podemos encontrar numerosos
ejemplos.

Me llamó poderosamente la atención cuando Dios llamó a Pedro y le


habló de Cornelio, le dijo: “Anda, porque en tal ciudad te está
esperando un hombre cuyas oraciones y dádivas han tocado “el
umbral”. Sus oraciones y sus ofrendas han superado el umbral; por lo
tanto, Yo tengo que manifestarme en esa persona. No importa de dónde
viene; qué apellido tiene; que sea gentil; todo eso no me interesa. No
me importan tus ideas religiosas, Pedro; allí hay alguien que ha
superado el umbral”.
Cuando Jesús dijo: “No he hallado tanta fe en todo Israel como este
hombre”, estaba diciendo: “No encontré a nadie que superara el
umbral más que este”.

¿Qué es lo que tenemos que entender en nuestros días?

30
No tenemos que razonarlo todo;
Sólo tenemos que obedecer y actuar.

De no ser así, pasará como muchas de las cosas lindas que quedan en
ideologías, oyendo mensajes extraordinarios que nunca se manifiestan
en nuestra vida.

¿Qué ha hecho en su vida para intentar alcanzar lo que un día oyó?


¿Se quedó analizándolo y cuestionando, o hizo todo lo que estuvo al
alcance de su mano para alcanzarlo? ¿Qué movilizo dentro suyo? ¿Lo
gestionó, o le ganó una siesta, un partido de fútbol, o la ignorancia? La
cuestión no está en cómo vemos las cosas de frente, sino en cómo las
procesamos en nuestro interior.

Cuando veo que en mi vida necesito superar el umbral de obediencia


en algún área, lo mejor que puedo hacer es desarrollar un estímulo que
supere ese umbral. Y le puedo asegurar que nunca el punto umbral es la
mayor parte, sino que el estímulo es tan poderoso que se eleva 3, 4 y
hasta 5 veces más del punto umbral. Es decir, que lo que tenga que
hacer jamás será más de lo que Dios está dispuesto a hacer. Lo que
Dios quiere hacer es más poderoso y extraordinario que lo que pueda
hacer usted.

¿Qué es lo que tenía en su mano y no lo dio? Eso le muestra el punto


umbral.

Si el pueblo de Israel hubiera dado 12 vueltas, hubiese sido un buen


esfuerzo; pero ahí estarían todavía las murallas relucientes. Si pudiendo
dar 13 daban 12 vueltas, eso es lo que Dios le recriminó por medio de
su profeta a aquel rey que golpeó la tierra dos o tres veces. Dios le dijo:
“El umbral era 5”.

No es por lo que nosotros hicimos,


sino por lo que Dios se determinó a hacer.

31
Tenemos que sacarnos de la mente eso de la oración instantánea. En
su lugar, tenemos que desarrollar esta idea del umbral desencadenante;
de provocar las cosas.

En Génesis, Jacob peleó con Dios mismo en forma de ángel. Vemos a


Jacob superando el umbral y obteniendo lo que quería.
Hoy está en nuestras manos conseguir lo que la iglesia no logró en 20
siglos sobre la tierra. Dios sigue esperando que alguna ciudad, que
algún pueblo, supere el umbral.

Necesitamos entender como generación que hay cosas que sólo se


rompen con el punto umbral de obediencia; con el punto umbral de
oración; con el punto umbral de paciencia; con el punto umbral de
generosidad; con el punto umbral de sujeción, etc.

Pero, ¿hasta cuándo voy a tener que hacer esto? Hasta que se supere
el punto umbral. ¿Quién lo determina a eso? ¿Yo? No; lo determinó
Dios en la eternidad.
Todo a lo que nos enfrentemos tiene un punto umbral; si flaqueamos
antes de terminar, no se producirá nada en el mundo espiritual. Es decir
que, si estamos a la puerta de algo extraordinario y cambiamos el
discurso, o flaquea nuestra fe, será pura y absolutamente nuestra
responsabilidad.

Dios está comprometido con aquellos que superan el umbral; no con


los que flaquean, negocian el discurso o renuncian. Dios es Dios de
oportunidades, si por alguna causa su fe flaquea, o se equivoca, la
gracia de Dios, se extiende a su vida, pero no podemos negar que todo
esto retrasa los planes de Dios para su vida y su entorno.
Por eso es que debemos manifestar obediencia para la progresión de
la manifestación de Cristo en la tierra. La obediencia no es un asunto de
salvación; es un asunto de propósito. Usted no puede hacer nada para
ser salvo; Dios lo salvó por medio del sacrificio de Cristo. Usted acepta
su sacrificio y lo hace parte suya; esto lo hace salvo, pero la obediencia
lo posiciona como persona útil para su propósito eterno.
Dios salva para propósito; no para llevar gente al cielo. El cielo es un
lugar maravilloso, pero Él nos hizo nacer en la tierra, para manifestar su
propósito eterno en ella.

32
Dios espera que cada día rompamos
con el umbral que no rompimos ayer.

Esto sucede no por fuerza humana, sino por ley divina. Era necesario
rodear el muro 13 veces; era necesario que aquella mujer tocara el
manto; era necesario por lo que se venía, por lo que Dios ya había
hablado y determinado hacer.

Un día escuché en la radio a alguien que decía: “Porque Dios tiene


muchas promesas para usted, reclámelas”. Y yo pensaba: “Con todas
las promesas que portamos encima, ¿por qué tenemos que
reclamarlas?” Es nuestra responsabilidad que se desaten.

Tanto en los Salmos, como en Proverbios y Eclesiastés, vemos a Dios


diciendo: “Si tan solo hicieras esto…”. Era Dios poniendo el umbral:
“Si hicieres esto, entonces vendrá esto otro…”. Si queremos vivir la
vida según nuestro designio humano, entonces el umbral lo veremos
cada vez más lejano; porque al umbral sólo lo baja la sangre de Cristo.
No es con nuestras fuerzas, sino con Cristo. Con sus fuerzas, acciones
o ritos religiosos, no llegará nunca a agradar a Dios. Sin embargo,
Cristo nos bajó el umbral. El potencial que Dios quiere desencadenar en
nosotros es extraordinario; es rápido. Lo que Dios va a hacer nos va a
sorprender.
Cuando Pablo habla de la diligencia está diciendo que marquemos el
estándar; que lleguemos con nuestros actos. No intentemos comprar a
Dios porque a Él no se lo compra con nada, sino que sólo a través de
Cristo podremos superar el umbral. Dios es más lógico de lo que
nosotros pensamos. Para nuestra razón es ilógico, pero para Dios es
lógico. Debemos entender que las expectativas que Él tiene sobre
nosotros son logrables; pero no a costo cero.
Hoy, discutir lo que estamos oyendo en la Iglesia, es discutirle a Dios
lo que Él quiere desencadenar. Hoy no tener ningún estímulo para ser
parte de lo que Dios quiere hacer en la tierra es decirle: “No me
interesa lo que quieres hacer en la Iglesia en esta generación”.
Esto es para aquellos que cada día se despiertan diciendo: “Vamos a
lograrlo; vamos a ver nuestra tierra transformada; vamos a ver a
nuestra ciudad gloriosa y a manifestar el poder de Dios”. Entonces ahí

33
sí puedo ver que Dios hará algo en nuestra tierra, con una Iglesia que
quiere superar el umbral; que no se va a rendir en el proceso.
Hay cosas que se rompen en un arranque de fe. Dios es soberano y Él
puede hacerlo. Pero hay umbrales que se rompen en el diario vivir, en
el proceso, en la constancia, haciendo, gestionando. Cuando se anime a
salir a caminar, aunque le duela la espalda porque no está solamente en
la fe, sino en el hecho, en el acto, en el umbral. Determínese a superar
los umbrales que Dios haya planteado en su vida; determínese a no
cuestionar; primero examine, tómese el tiempo para conversarlo con
Dios. Nadie le está pidiendo más de lo que puede dar. Puede dar todas
las excusas válidas; sólo asegúrese de que el día que sí pueda, no se
haya desviado; porque será su responsabilidad.
Cuando Dios entregó los talentos, entregó 10, entregó 5, entregó 2 y
entregó 1. Al que le entregó 1 no le dijo: “¿Por qué no produjiste dos?”.
Le dijo: “Por lo menos lo hubieras puesto en el banco”. Eso quiere
decir que ni siquiera tuvo la intención de reproducirlo; no tenía ganas
de producir lo que tenía en sus manos. Dios no le reclama los
resultados; Él le reclama su corazón, su actitud, que le lleva a la acción
correcta.

¿Qué es lo primero que pensamos cuando recibimos una palabra? ¿La


recibimos con pesadez, con enojo, con ofuscación, o la recibimos con
gozo diciendo: “Dios proveerá, Dios dirá, Dios sostendrá”? Cuando
recibimos un desafío, ¿lo recibimos sabiendo que Dios está detrás de
eso o pensando que a un loco se le ocurrió? Todo eso tiene que ver con
nuestros umbrales; con lo que desencadenamos en nuestra vida.

Dios está esperando una generación que esté dispuesta a romper el


umbral, para que Él desencadene algo extraordinario, redentivo,
acelerado sobre nuestra tierra.
No se detenga hasta no superar el umbral. Hay un acto de obediencia
que usted tiene que hacer para que el umbral de esa situación que hoy le
preocupa se supere. Los umbrales desencadenan lo extraordinario de
Dios sobre su vida.

Sea sensible a la voz del Espíritu Santo en este tiempo para caminar
en el sentido que Dios lo necesita, obedeciendo, para que Él pueda
desatar su poder a cada paso que usted de.

34
CAPÍTULO 3
LIBRES Y LIBERADOS

Si bien ambas palabras tienen la misma connotación inicial, se


utilizan de modo diferente, ya que una es un concepto abstracto y la
otra es de aplicación; por lo que en este capítulo veremos la
trascendencia que tiene no sólo ser libres, sino también liberados.
Muchos nos creemos libres, pero aún seguimos limitados por muchas
cosas en nuestra vida.

Un reformador es aquel que pone en revisión los conceptos que ha


tenido hasta el momento. Tiene una revelación acerca de algo, y revé
todo lo que piensa acerca de ese asunto, colocándolo bajo una nueva
lupa; la lupa del Espíritu de la Reforma.

La palabra Libertad, es una palabra que nos gusta mucho por lo que
supuestamente implica. Nos gusta levantar su bandera diciendo:
“Somos libres, podemos votar, podemos hacer lo que queramos”. Es
una palabra que está en nuestro vocabulario prácticamente de forma
diaria.
Sin embargo, debemos entender que la Libertad es un concepto que
se maneja a nivel legal, de papeles, mientras que la palabra Liberado,
se refiere a pasar de una parte legal a la etapa de acción, de
efectividad de esa libertad en nuestra realidad.
Para explicar estos dos conceptos, necesito aclarar primeramente que
la libertad es algo que nosotros tenemos por derecho; pero no siempre
la libertad se manifiesta en nuestra realidad. Es allí donde encontramos
la gran brecha entre ser libres y ser liberados. La brecha entre un acto
legal y la manifestación de una libertad que podamos mostrar como
cartas abiertas de nuestra vida. Allí es donde está planteado el asunto:
entender de qué forma podemos manifestar la legalidad de la libertad
siendo liberados en las cosas que vivimos día a día.

En una historia verídica, me encontré con esta diferencia. Trataba


sobre una mujer en México a la que acusaban injustamente de un
intento de homicidio. Obviamente fue llevada a juicio, y por artimañas
35
del sistema judicial, la condenaron y encarcelaron. Hasta que un día un
juez dictaminó su libertad, y les dijo a sus padres que ese día su hija
quedaría libre. El padre salió corriendo, fue a la cárcel y le dijo a su
hija: “Hoy vas a ser libre; el juez te declaró libre porque todo lo que te
acusaba se desmoronó, y eres libre”. Ella preparó todas sus cosas, y
cuando fue a la puerta de la cárcel le dijeron: “No, usted no puede salir
hasta que llegue la orden judicial que diga que usted está libre”. Ese día
no llegó la orden judicial, al día siguiente tampoco… Tardó tres meses
en llegar.

Esa chica tenía la palabra de un juez de que era


libre, pero no fue liberada hasta que salió de su
cárcel.

Y este ejemplo es muy similar a lo que nos pasa diariamente. A veces


nosotros enarbolamos la bandera de la libertad en muchos asuntos de la
vida, pero resulta que aún hay cosas que nos mantienen con grilletes,
aprisionados; sin poder manifestar esa libertad que supuestamente fue
firmada para nosotros.
Tenemos la palabra libertad; pero la tenemos devaluada. En nosotros
está sobreestimada; pero en nuestra realidad está devaluada.

No hay peor cosa que creer que el dinero que uno tiene en el bolsillo
vale mucho, y cuando va al mercado, ese dinero no alcanza para nada.
Esa es la diferencia entre tener un concepto sobrevaluado, y una
realidad devaluada.
En nosotros tenemos sobrevaluada la palabra libertad, porque
creemos que nada nos detiene; que no hay nada que nos acuse; que
vamos a vencer todo lo que se nos presente. Pero el día lunes, cuando
tenemos que pagar con la moneda libertad, resulta que no alcanza: está
devaluada.
“En realidad, lo que pasa es que…”; y ahí empiezan las excusas; lo
que realmente vale esa libertad en el mercado.

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”


Juan 8:36

36
Me llama la atención en este pasaje la diferencia que se hace entre
Libre y Verdaderamente Libre. Evidentemente hay una diferencia entre
ser Libre, y ser Liberado.

Nosotros tenemos un dictamen en la cruz en donde


dice que en Cristo fuimos hechos libres; y somos
libres.
Pero hay un proceso por el cual nosotros debemos
permitir que esa libertad sea manifestada en toda
aquella cárcel que quiera detenernos.

¿Qué quiere decir “verdaderamente” si no es que existe una libertad a


medias, ficticia, no manifiesta?

Vemos al hombre desde sus inicios con el principio o el espíritu de la


esclavitud en sus genes. Y a ese espíritu no lo puso el diablo; fue una
maldición de Dios para el hombre, cuando le dijo: “Ahora dependerás
de tu trabajo, de lo que hagas en la tierra. Estarás atado a la tierra, y
ya no dependerás de mí, sino que lo harás de lo que produzcas en la
tierra.”

Esa maldición es la que ha estado como una semilla sembrada en toda


la historia del hombre, aunque manifestada de diferentes formas: en
personas esclavas trabajando la tierra en los campos; con los holandeses
e ingleses trayendo hombres de color para cosechar el maíz, o para
cosechar el algodón en Estados Unidos; todas ellas formas grotescas de
esclavitud.
Hoy en cambio, tenemos formas sutiles de esclavitud; sin embargo, el
efecto es el mismo: denigrar al hombre y rebajarlo de los niveles y
estándares puestos por Dios.
Obviamente, todo lo que Dios maldice puede revertirlo; de hecho, Él
es el único que puede revertirlo. Si fuera una maldición del diablo,
deberíamos esperar un dictamen contrario de un juez mayor, que anule
esa orden.
Pero como fue Dios mismo, Él puede revertir ese dictamen; no hay
juez mayor que nuestro Dios.

37
Cuando Adán pecó, tuvo la sentencia de Dios: “Trabajarás para
sobrevivir”. Lo ató a su trabajo, lo ató a la tierra, lo ató a su esfuerzo, lo
ató a lo que antes no estaba atado.
Los sistemas de esclavitud han ido cambiando, han ido tomando
formas diferentes, más sutiles; pero con el mismo efecto; la misma
trascendencia.
Hoy sería ofensivo decirle a alguien: “Usted es esclavo de…”, porque
todos tenemos esos conceptos de libertad a flor de piel. Sin embargo,
esos estándares de libertad no son claros; no son manifiestos.
Es por eso que necesitamos entender de manera reformada qué es
para Dios, en su cosmovisión, la libertad para el hombre. Qué estaba
pensando Dios cuando envió a su Hijo a la tierra para ver a una
humanidad libre.

La libertad no es un concepto emocional, mental o


filosófico…
Es una realidad que se vive, aunque aten su
cuerpo.

Por esto es que la libertad de Cristo es trascendente. No significa que


usted no tenga situaciones que quieran atarlo todos los días, sino que, a
pesar de ello, puede manifestar en su espíritu la libertad absoluta que
vive por causa de Cristo en su vida.

Me puse a investigar qué concepto de libertad tenían los griegos.


Ellos fueron los primeros que introdujeron la idea de libertad. Por
ejemplo, en el tema de la democracia, fueron los primeros que se
animaron a pensar en un mundo libre. Las mujeres no votaban; seguía
habiendo siervos en medio de ellos; pero se había comenzado con algo.
Su concepto de libertad era tan precario, tan embrionario, que nunca
llegó a un concepto divino de libertad. Ellos pensaban: “Un hombre es
libre porque puede tomar sus propias decisiones”. Y ponían este
ejemplo: “Un profesor tiene que aprobar a un alumno si éste muestra
resultados de su aprendizaje; sin embargo, si viene su padre y le ofrece
dinero para que lo apruebe, o amenaza a sus hijos si no aprueba a su
hijo, el profesor es libre de decidir cualquiera de las dos cosas: es libre
de aprobar o desaprobar de acuerdo a lo que el alumno cumpla, y es

38
también libre de decidir salvar a sus hijos, aunque moralmente no
cumpla con esta tarea”.

Luego evoluciona ese pensamiento y dicen: “La libertad lleva al


hombre a pensar en lo bueno”. Siempre la verdadera libertad es la que
le hace elegir lo correcto, porque la libertad de elegir lo incorrecto,
siempre, de alguna forma lo lleva a la esclavitud; porque elegir mal lo
hace esclavo de sus malas decisiones. Las buenas decisiones son las
que manifiestan su verdadera libertad.
Pero en este pensamiento de libertad es donde empieza a mezclarse lo
bueno y lo malo. Vemos un pensamiento de libertad en el hombre
según el fruto de la ciencia del bien y del mal.
¿Cuál es nuestro desafío? Empezar a sacar a luz que los conceptos
que tenemos de libertad no deben ser emocionales, ni mentales, sino
que deben ser una realidad en medio nuestro.

No debemos sentirnos libres; debemos ser


libres.
No debemos llevar una bandera de libertad,
sino que debemos mostrarnos libres.

La libertad que en Cristo tenemos es una libertad trascendente, que le


hace romper con todo yugo de esclavitud. Así como Dios le puso el
grillo de esclavitud al hombre, el único que podía romper ese grillo era
Dios a través de Cristo.
Por eso es que dice: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres”

“Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús


a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos,
y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que
hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8: 30-36

39
Entran en contraste dos conceptos diferentes de libertad, porque ellos
tenían un concepto de libertad equivocado. Es necesario que hoy
entendamos que nuestros conceptos de libertad nos pueden estar
esclavizando.

Un concepto errado de libertad nos esclaviza. Un


concepto errado de lo que es ser libre nos tendrá
atados en nuestro diario vivir.

Es mi anhelo que entendamos qué es ser verdaderamente libres. En


una dieta balanceada se debe comer lo que se debe comer, lo saludable,
lo correcto, en una dosis adecuada.

“Él respondió y dijo: escrito está: no sólo de pan vivirá el hombre,


sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4:4

“Jesús, respondiéndole, dijo: escrito está: no sólo de pan vivirá el


hombre, sino de toda palabra de Dios.” Lucas 4:4
Jesús le respondió al diablo con una dieta y le dijo: “No sólo de pan
vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El
diablo le dijo: “¿Por qué no comes este pan?”, y Jesús le respondió:
“No, porque yo vivo de este otro pan”.

Cuando come lo incorrecto, su vida se llena de conceptos y de cosas


que luego no le permiten accionar y funcionar adecuadamente. Cuando
come un concepto de libertad creado en el corazón del hombre,
formado en la filosofía humana, su vida no podrá expresar la libertad
para ser liberado de las cosas que le suceden. Porque la cuestión no es
comer de lo que dice este sistema, sino comer de lo que sale de la boca
de Dios.

Necesitamos comer lo que Dios dice acerca de ser libres.

Normalmente estamos acostumbrados a comer comida chatarra: el


concepto que me ofrece un compañero, lo que leí en un libro, lo que vi
en la televisión, lo que me pasó cuando leí una historia; y así nos
llenamos de conceptos rápidos que no nos llevan a una vida de eficacia.
Pero dicen las escrituras que la palabra de Dios es viva y eficaz.
40
Si en su vida no está liberado, quiero decirle que ha comido mal.
Necesita comer lo suculento de Dios para que sea eficaz. Y eficacia es
tomar un medicamento que le haga efecto.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no
estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5: 1

El Apóstol Pablo les dice: “Estad firmes en la libertad con la que


Cristo nos hizo libres”; es decir, que usted y yo podemos deslizarnos
del concepto de libertad de Cristo; podemos aflojarnos, soltarnos. Por
eso dice “estad firmes”, instándonos a la firmeza en la libertad de
Cristo, porque allí es donde nos vamos a anclar para manifestar su
libertad.
Tener un mal concepto de libertad le hace esclavo; es por eso que
vemos gente frustrada.

¿Cuándo se frustran las personas? Cuando la expectativa de libertad


que tienen no se ve reflejada en su vida diaria. Dicen: “Pastor… no me
funciona el evangelio”. En estos casos necesitamos revisar en qué se
está anclando; qué expectativas tiene.

La libertad se completa siendo liberados de todo lo


que impide su absoluta manifestación, y esta
manifestación lo lleva a un pleno disfrute de la
vida.

La verdadera libertad es “libre en los papeles y libre en la calle”.


Todo lo que impida esa absoluta manifestación, ese pleno disfrute de la
libertad, es aquello que debemos romper; que debemos revisar; que
debemos poner bajo el gobierno absoluto de Cristo. Tenemos las cartas
de libertad que Cristo nos ha dado, pero debemos despojarnos de todo
lo que nos ata para ser verdaderamente libres. Para ello, necesitamos
saber que no es con nuestras fuerzas.

Hagámonos la idea de un barco atado a un muelle. A ese barco lo


pueden soltar de dos maneras:
 Desde la costa; si alguien desata las amarras, ese barco queda
libre. Pero no puede contar con el sistema; olvídese, eso no va a
41
suceder. Usted no va a ser libre porque el sistema lo suelte,
porque alguien venga y lo desate desde la costa. O…
 Desde el mismo barco, si quien está en él suelta las amarras que
lo atan al muelle

Usted es ese barco, y las amarras en este caso no lo atan; usted las
tienes agarradas, y debe soltarlas.
Muchas veces hemos anclado nuestra libertad en esperar que Dios
haga un milagro de “desatarnos” del sistema, cuando lo que tenemos
que entender es que somos nosotros los que debemos soltarnos de
aquello a lo que estamos agarrados.
Cristo lo ha hecho libre, pero todavía sigue agarrado, anclado a la
costa. Allí es donde tenemos que soltar las amarras de este barco para
que podamos manifestar aquello para lo que hemos sido creados.

La libertad verdadera no tiene que ver con algo


que quiera hacer, ni con algo que le gustaría
tener; tiene que ver con aquello para lo que fue
creado.

Usted fue creado para la libertad, fue creado para ser libre. Pero no se
trata de hacer lo que quiera, sino que la verdadera libertad tiene que ver
con Cristo.
Si Cristo no está involucrado en esa libertad en su vida, entonces
siempre algo lo atará. No se trata de que ahora vaya a hacer lo que se
nos dé la gana, sino que la verdadera libertad tiene que ver con hacer lo
correcto, con hacer aquello para lo que fuimos creados.
Una licuadora es libre, cuando licua. ¿Quiere hacer sufrir a una
licuadora? Úsela para clavar un clavo. Pero una licuadora “se siente” en
su mejor momento cuando está licuando. Va a ser liberado en cada área
de su vida cuando esté haciendo y siendo aquello para lo que Dios lo
creó. Ahí está el soltar las amarras.

Fuimos creados no para ser libres, sino para vivir


la libertad de Cristo y en Cristo.

42
El mundo ha creído que puede vivir una libertad fuera de Dios. “Soy
libre para elegir una religión, soy libre para elegir mi trabajo, soy libre
para hacer lo que quiera…”

El sistema le dará algo, quizás, para suplir estos conceptos de


libertad.
Muchos de nosotros hemos tenido conceptos de libertad errados como
estos: “Cuando tenga mucho dinero voy a poder hacer…” ¿Por qué?
Porque el sistema nos vende esos ideales de libertad.
Cuando éramos chicos pensábamos: “Cuando tenga mi auto voy a
poder ir a cualquier lado”. Estos son parámetros de libertad que
nosotros mismos nos hemos impuesto.
Pero resulta que el sistema nos dice: “Sí, el dinero te dará libertad,
pero no te doy el dinero”, o “Te doy dinero, pero siempre te va a faltar
algo”. La cuestión es que la insatisfacción lo invadirá
permanentemente, porque todo lo que este sistema le da por un lado, es
para retenerlo por otro; para distraerle y esclavizarlo.

Otra concepción errada de libertad es: “Ahora puedo votar a quién


quiero que me gobierne”, y resulta que nunca es el correcto.
Todos los sistemas de libertad que este mundo nos ha planteado, nos
venden una pantalla; pero por otro lado nos están atando, nos están
reteniendo, nos están limitando. Por eso es que viviendo en este mundo
siempre habrá insatisfacción. Nunca llegarás a una plenitud, a estar
satisfecho del todo; siempre habrá más por alcanzar. Siempre habrá
algo para tenerlo atado.

Somos libres para hacer aquello para lo cual


nacimos. Allí está nuestra verdadera libertad.

Hoy debemos reformar la palabra libertad, y entender que no hay


medio posible para la libertad que no sea en Cristo.
Las palabras referentes a libertad que se utilizan en Juan 8:36 son
diferentes en griego: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres”

 Eleudseróo (libertare): Eximir de una responsabilidad.

43
 Eleúdso (libres): Sin freno, no esclavo; en términos generales,
exento de una obligación.

En mi vida profesional, no estoy obligado por ley a pagar impuestos


municipales por mi profesión. Hay una ley que así lo dice. Cuando hice
los trámites en la Municipalidad para habilitar mi consultorio, se
presentaron al mismo tiempo los trámites de la habilitación con el de la
exención, ambos, en diferentes oficinas. Ya hace más de un año que
está en funcionamiento el consultorio y me siguen llegando las boletas
que dicen que tengo que pagar, y las consecuentes intimaciones. La ley
dice que estoy exento, pero la intimación llega. La respuesta que nos
dan es que hay que esperar a que se concrete el trámite. ¿Cómo se
explica eso? Entendiendo que somos libres por ley, pero hay que hacer
el trámite.
Nosotros tenemos una ley que nos libera, pero tenemos que hacer el
trámite para ser liberados. Esa es la trascendencia que tienen estos
pasajes. Por ley soy libre, pero hay un trámite, porque todavía la boleta
me llega.
El diablo va a querer presentar constantemente acusaciones para
decirle que está atado a tal cosa, pero usted va a tener que hacer el
trámite en su espíritu. Éste consiste en entender a través del espíritu
cuál es su rol en la tierra y cumplir aquello para lo que nació. Entonces
las intimaciones o intimidaciones del enemigo quedarán sin efecto,
porque su libertad no está en manos del que le acusa, sino en las de
Cristo que es nuestro defensor.

A continuación, describiré algunos aspectos donde debemos romper


con conceptos de libertad errados, para poder manifestar la libertad de
Cristo; es decir, para pasar de ser libres en un papel a ser liberados en
nuestro diario vivir.

1. Debemos Romper Con Los Conceptos Errados De Libertad


Que Hemos Manejado Hasta Ahora
Para poder continuar con un proceso de liberación en nuestra vida,
debemos soltarnos de todo peso que nos asedie; es decir, de todo
concepto religioso que nos hemos auto-impuesto, porque a quienes
Jesús les habla en Juan 8 versos 30 al 36, les dice: “Esto le habló a los

44
que habían creído en él”. No hablaba a los que no creían, sino a los que
creían en él.
Sin embargo, ellos tenían este concepto: “Nosotros somos del linaje
de Abraham…”. En nuestros días sería: “Nosotros somos cristianos
evangélicos…”. Hay conceptos religiosos que hemos adoptado, que
hemos considerado como banderas de libertad, pero que en realidad nos
han atado. Aquí los judíos se habían agarrado de la ley para sostener
ese concepto. Sin embargo, habían aplicado mal la ley sobre sus vidas;
por lo tanto, eran esclavos de sus propios conceptos errados. Debemos
despojarnos de toda norma, idea, concepto o palabra que hemos
aceptado y tomado como verdadera libertad, y empezar a buscar en
nuestro espíritu cuál es la libertad de Cristo.

2. Debemos romper con Todo Aquello Que Hemos Aprendido


Como Experiencia De Libertad, Y Que Hemos Tomado
Como Ejemplo De Libertad Para Nuestra Vida
Esto tiene que ver con parámetros materiales de libertad. Hemos
tomado a otras personas como ejemplo de libertad porque tenían dinero,
o una gran empresa, o un buen auto, o su “familia perfecta”, y basamos
nuestras vidas en estos estándares de libertad; pero son erróneos. Parece
que nunca se llega a tener aquello, y entonces se frustra; y si lo
alcanzara también se frustraría, porque se daría cuenta de que las
libertades de este sistema traen otras esclavitudes a su vida.

Quiero decirle que tiene que despojarse de eso porque no es el


camino de la verdadera libertad. Fue publicidad; pero no le mostraron
toda la película. No le mostraron lo que esa persona tuvo que vender
para tener eso; no le mostraron en lo que tuvo que aprisionarse para
tener esa aparente libertad.

3. Ser Libres De Malos Hábitos


Aquí vamos desde los vicios hasta las cosas que consumen su valioso
tiempo. Una verdadera libertad se logra cuando no se está atado a
absolutamente nada que no nos permita ver, sentir y vivir la realidad de
Cristo. Nadie podrá vivir la libertad de Cristo si está atado a un vicio,
porque de alguna u otra forma lo mantendrá sujeto. “¿Cuál es el
problema del cigarrillo Pastor?”

45
Ata su vida, no le va a permitir vivir la libertad de Cristo. Cualquier
cosa física que nos sujete, que nos obligue a hacerlo, porque si no lo
hacemos nos sentimos mal, son grilletes que nosotros mismos nos
hemos puesto. Todo aquello que consume nuestro tiempo: Facebook,
computadora, juegos, etc., y en lo que no encontramos productividad y
avance, nos está esclavizando.
Porque quiero decirle algo: su tiempo es el recurso más caro que
existe en la tierra. Es el recurso no renovable más caro del mundo; una
vez que lo utiliza, no lo recupera más. Si hoy compra oro y mañana lo
vende, obtiene un rédito de eso. Pero si pierde tiempo, es algo que no lo
puede volver a utilizar.
Por lo tanto, el no aprovechar el tiempo va a hacer que su vida quede
aprisionada, porque el tiempo que le quede para hacer lo que debe hacer
se irá acabando y ahí es donde entrará la ansiedad, la preocupación de
cómo lo hará en el tiempo que le queda, y de alguna manera u otra, eso
atará su vida.

El tiempo es el recurso no renovable más caro del


mundo: una vez que lo utiliza, no lo recupera
nunca más.

4. No Nos Atemos A Nada Material


No se aferre a nada que se pueda ver, tocar o sentir, porque será de
extorsión diabólica para su vida. El diablo usará todo aquello a lo que
está atado emocionalmente como un rehén para su vida. El auto que
tanto ama será un rehén porque pondrá en discusión lo que Dios es para
su vida si está tan ligado a eso.
Nosotros vemos gente que sale de las reuniones con conceptos de
libertad; pero luego les sucede algo con cosas que les costaron mucho
lograr u ocurre algo con personas que quieren mucho, y de pronto todo
se viene abajo. “Lo que pasa es que estoy acostumbrado a este estilo de
vida”-dicen, y cuando eso se desmorona, su vida también lo hace.
Tenemos que entender que todo lo que es material; lo que tocamos,
pisamos, sentimos, o nos gusta, el diablo lo puede usar para
extorsionarnos, para doblegarnos o para atarnos.

46
5. Procuremos La Productividad Divina Y No La Humana
Jesús se encontró con un discípulo y le dijo: “Da todo lo que tienes”;
pero este discípulo estaba sujeto: su identidad, su vida estaba atada. Le
respondió: “Yo fui libre de la ley porque ya la he cumplido”, pero no
estaba liberado.

Quiero decirle algo: usted no será libre de este sistema hasta que no
esté listo y preparado para dar todo lo que tiene. Y no es cuando usted
quiera hacerlo, sino cuando Dios lo pida, porque la única forma que
tiene para mostrarle a Dios que es libre es estando dispuesto a dar todo
lo que tiene.
¿Cuándo manifiesta generosidad? Cuando no está manejada por el
presupuesto, sino que hay un desafío en su vida. Cuando rompe los
límites de la seguridad de este sistema. Es cuando le dice al sistema:
“Yo no estoy atado a ti”, porque allí le está mostrando que está
liberado. No solamente que es libre, sino que también esta liberado.
Está liberado cuando el sistema no determina su ofrenda y
generosidad. Frente al hipotético caso que Dios me pida todo, ¿qué
haría? No hay persona tan libre como aquella que no tiene nada que
perder.
Claro, ese discípulo no había leído el libro de Job. Había cumplido la
ley, pero no se acordó de Job, de Abraham; no se acordó de que los que
dependen de Dios, deben estar dispuestos a darlo todo. Si un Pastor le
pide todo, su vida dependerá del Pastor; pero si Dios se lo pide todo,
está bajo un pacto que es de libertad absoluta.

Alguna vez tenemos que desafiar al sistema; alguna vez tenemos que
manifestar una libertad liberada; y eso hará que expresemos la libertad
absoluta de Cristo en nuestra vida, rompiendo los conceptos humanos y
terrenales que tenemos de libertad.

Estoy libre de aquello que puedo demostrar que


estoy libre.

Para este discípulo, su riqueza gritó más fuerte, diciéndole: “Tanto


trabajó tu papá para esto; tanto esfuerzo para que se vaya todo en un
día…”. Gritó más fuerte que la voz de Jesús.

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Lo humano le dará; pero siempre a cambio de algo, y ese algo es un
aspecto de su libertad. Pero Dios, le pide voluntariamente y usted
responde de acuerdo a la verdadera libertad que hay en su vida.

6. Personas Incorrectas De Nuestro Entorno Pueden


Determinar Nuestra Libertad En Cristo
¿Cómo pueden hacerlo? Con palabras, con actos, con dádivas, con
consejos… Entonces, ¿qué tengo que hacer, aislarme del mundo? No.
Suelte las amarras de su lado. Todo el mundo le tirará amarras, pero
debe decidir soltarse, guardar su corazón. Escuchar, pero no oír. Ver,
pero no aferrarse a eso.
Aprenda a separar lo que viene de Cristo y lo que viene del hombre.
Guarde su corazón. De repente, si alguien a quien quiere mucho le
desilusiona, tiene que saber que está atado a esa persona si ha afectado
su vida trascendentalmente con su acción. Si el error de alguien que
está cerca suyo le hace cambiar su opinión de Dios, quiero decirle que
está atado a esa persona; está aferrado, y su libertad está pendiendo de
un hilo por causa de un ser humano. Por los conceptos de mamá, de
papá; conceptos familiares, conceptos de honor: “Porque yo le
prometí…”, “Porque yo le dije…”, “Porque yo me até”.
Suelte a las personas. El odio y el rencor lo que hacen es atarlo y
llevarlo a la esclavitud; porque se ata a usted mismo a aquello que le
guarda rencor.
En la antigüedad cuando alguien mataba a una persona, la sentencia
era llevar el muerto atado a sus hombros hasta que la podredumbre se
pasaba al propio cuerpo del homicida, y por la infección también moría.
Esto mismo pasa cuando hay odio y rencor; se lleva al muerto encima,
y toda esa podredumbre se le pega, y le lleva a destrucción. Manifieste
la libertad de Cristo también hacia las personas.
Resulta que una vez un pastor dio un mensaje increíble el domingo.
El martes siguiente, una persona que había estado en la reunión pidió
una cita:
- “Pastor resulta que el domingo cuando terminó la reunión salí al hall
y un hermano me dijo…”
- “A ver, espera. ¿Escuchaste el mensaje?”
- “No me acuerdo mucho de los puntos, pero sí me acuerdo lo que me
dijo ese hermanito, y…”

48
Resulta que su libertad estaba atada a lo que le dijo esa persona;
estaba determinada por alguien. Y el Espíritu Santo que nos redarguye
le diría: “Esa persona está privando tu libertad; es incorrecta la
alianza que has hecho”.
Cuando usted hace alianza con alguien debe ser por cuestiones de
propósito; de destino divino.
Por cuestión de propósito tiene que buscar personas que lo impulsen,
lo hagan avanzar, lo exhorten, lo confronten. Pero si es un peso muerto
a su lado, tiene que saber hacer la diferencia; y necesitará de la gracia
de Dios para hacerlo.

7. Respetemos La Libertad De otros. Eso Hará Que Seamos


Más Libres
“Ah, pero mira el auto que se compró.” Sea libre hermano; vaya y
cómprese uno usted.
“No, porque mira el trabajo que tiene; las cosas que hace.” No se ate.
Deje manifestar la libertad a otros, y eso le hará más libre a usted.
Soporte la libertad del otro; tolere que le diga lo que no le gusta de
usted mismo. Hay personas que tienen la libertad de decirle lo que no le
gusta de su persona, pero eso no es para desmoronarlo; es para crecer,
para avanzar.
No basta con ser libres; debemos expresar la libertad de Cristo;
debemos hacerla manifiesta.
Cuando vemos y escuchamos una verdad, somos libres por la palabra;
pero cuando salimos a la calle y tocamos nuestro entorno, es la
oportunidad para la manifestación de esa libertad. Allí es donde somos
verdaderamente libres.

Usted viene y escucha una palabra, y eso es legal para su vida. Pero
debe ir a su entorno y hacer el trámite de soltar, de romper, de cortar
toda amarra, y allí es donde se manifiesta la verdadera libertad que es
Cristo.

Esto lo dijo un reformador: “Un reformador se para a decir algo


nuevo ante lo viejo, ante lo añejo. Algo que nadie va a entender. A un
reformador no todo el mundo lo va a entender.”

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“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió
Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a
vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.” Isaías 61:1

Jesús vino a publicar libertad, pero no dice sólo eso. También vino a
dar apertura de la cárcel. No vino a dar libertad en un papel, sino que
vino a manifestarla, para que fuéramos liberados de toda cárcel.
Vino a publicar la libertad legal; esa que dice que ya somos libres.
Esa libertad que tuvieron los primeros hombres de color a los que
alguien les dijo que podían pensar en ser libres, pero que hasta que no
se levantaron y pusieron en marcha todos sus derechos, no fueron
liberados. Pero Cristo vino a que los prisioneros tengan apertura de
cárceles.
¿Por qué tiene que decir algo dos veces, si supuestamente ya lo había
dicho? “Vine a publicar libertad a los cautivos”, pero también “apertura
de cárcel a los prisioneros”.

Es mi anhelo que no solamente salgamos con los niveles de libertad


sobrevaluados, sino que también podamos venderlos al sistema. Que
podamos salir airosos, manifestar la libertad de Cristo, no atados a la
carne, no atados a vicios, no atados al pecado, no atados a conceptos de
una libertad vaga, llena de maldición.
Revise esos conceptos humanos de libertad que lo han atado; que
siempre lo han llevado a ver la libertad en aspectos materiales,
filosóficos, democráticos, y empiece a ver la libertad de Cristo por
revelación. Esa libertad que muestra un papel pago. Ya no llega la
boleta porque el trámite ya fue hecho; ya fue pagado. No hay nada que
lo ate a algo, sino que hoy puede movilizarse para hacer aquello para lo
que nació en la tierra.

Que cuando alguien le pregunte: “¿Por qué hiciste tal cosa?”, pueda
responder que lo hizo porque es libre y está liberado.

Entregue sus conceptos para que la reforma lo


lleve a la forma correcta de lo que Cristo
estableció como libertad.

50
CAPÍTULO 4
LA IMPORTANCIA DE
LAS APARIENCIAS

Siempre que oímos acerca de las apariencias o que hablamos de ellas,


lo hacemos con una connotación negativa.
Es verdad que Dios no mira sólo las apariencias, porque se mueve en
los ámbitos de nuestro ser interior; habla a nuestro corazón, trabaja con
nuestros pensamientos, tradiciones y conceptos; con nuestra alma. Dios
trabaja con nuestro ser interior, pero somos nosotros los
encargados de poder reproducir, de manera externa y visible, lo
que Dios hizo dentro nuestro.
Y entiendo que esta es la clave de lo que Dios quiere hacer con el
hombre: por un lado, Dios trabajando en el interior del ser humano para
producir toda la transformación y reforma; pero, por otro lado, el
hombre como encargado de manifestar lo que Dios está haciendo
dentro suyo.

Con la creencia de que las apariencias son negativas, nos hemos ido
al otro extremo, y nos hemos escudado detrás de fases como estas: “Las
apariencias no importan; mientras yo por dentro esté bien, lo demás no
importa” o “Mientras yo esté sano por dentro, ¿qué importa lo que
vean los demás?”.
El problema es que le hemos tenido tanto miedo a las apariencias,
que nos hemos olvidado de que a lo que fuimos llamados es a
manifestar el Reino de Dios. Nos hemos cuidado tanto de no aparentar
algo; de que la apariencia no sea ostentosa, que nos hemos olvidado de
manifestar a Dios en nuestra vida.

“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la


manifestación de los hijos de Dios”. Romanos 8:19

Veámoslo de esta manera: creamos que el mundo entero es salvo, que


cada una de las personas que lo componen es hijo de Dios; pero si
ninguna de ellas manifiesta lo que hay en su interior, aún la creación
51
estaría insatisfecha, porque lo que aguarda es la manifestación de los
hijos de Dios.
Los sesgos de una mala interpretación de las apariencias hicieron que
menospreciáramos nuestra apariencia hacia el mundo, descuidando
nuestra función de manifestar a Dios en la tierra.

Hay Diferentes Tipos De Apariencias


 Verdaderas
 Falsas
 Positivas
 Negativas

Las apariencias pueden clasificarse como verdaderas o falsas.


Una apariencia verdadera es la que muestra coherencia y
concordancia entre lo que sucede en el interior y lo que se refleja
exteriormente. Si muestra algo malo, es porque adentro están pasando
cosas malas; si muestra que todo está bien, es porque internamente todo
está bien.
Una apariencia falsa es cuando no hay una coherencia y concordancia
entre el interior y el exterior de esa persona. Esto se puede manifestar
de dos maneras: positiva y negativa. A las apariencias falsas positivas,
las podemos entender como, por ejemplo, a la persona que se viste con
ropa pordiosera, pero es una persona rica, con posibilidades de comprar
vestimenta.
Mientras que las apariencias falsas negativas, son las que se utilizan
para engañar o hacer daño, como por ejemplo el caso de un estafador.

Estas clasificaciones son a modo didáctico. Cuando hablo de algo


positivo o negativo, lo utilizo simplemente a fin de poder clasificarlas,
no haciendo alusión a que uno debe actuar de determinada manera.
Todas las apariencias falsas, aunque sean positivas, son falsas; y por lo
tanto debemos erradicarlas.

En el evangelio siempre nos hemos refugiado en una apariencia falsa


positiva: “Total lo que vale es el interior”, “Mientras yo esté bien por
dentro, de ahí en más puedo vivir como quiera”; y de esta manera nos
hemos escondido tras principios incorrectos.

52
Sin embargo, Dios no nos ha llamado a ningún tipo de apariencia
falsa; lo que Él quiere de nosotros es una apariencia verdadera.

El diccionario define a la palabra apariencia como “aspecto o


parecer exterior de alguien o de algo, verosimilitud o probabilidad,
cosa que parece y no es”. Y a la palabra manifestar la define como
“declarar y dar a conocer, descubrir y poner a la vista”. El objetivo de
este capítulo es que seamos expertos en manifestar el Reino de Dios en
donde nos movamos.
A la luz de lo que hemos compartido hasta ahora, entendemos que
parte de manifestar el Reino de Dios implica mostrar una apariencia.
No lo es todo, pero sí es una parte importante. La manifestación se
compone de apariencia, porque implica dar a conocer, declararse, poner
a la vista.
Dios transforma nuestra manera de pensar y cada área de nuestra
vida, pero como hijos de Dios debemos lograr que esa transformación
sea también una apariencia; que se muestre de manera visible; que
aparezca externamente.

¿Qué es lo que los demás ven de usted? ¿Qué es lo que el mundo a su


alrededor está viendo? Todo lo que le rodea debe ver la apariencia de
Cristo en su vida; aquello que ha producido en su interior.
Por años hemos tenido el sesgo de que “Dios mira el corazón” y eso
nos ha servido para justificar nuestra mala apariencia; para justificar las
malas conductas. No estoy hablando de pecados, sino de una apariencia
incorrecta.

“No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.”
Juan 7:24

Debemos entender que Dios mira el corazón porque es el lugar en


donde nacen las apariencias. Allí es donde está lo que se va a
manifestar luego. Dios vio en David un corazón como el de Él, porque
David todavía no tenía la apariencia de un rey, pero en su corazón había
un rey. Cuando David fue nombrado rey, no podía seguir vistiéndose
como pastor de ovejas; su apariencia debía ser adecuada a la tarea a la
que había sido llamado y desempeñaba.

53
Veamos ahora el consejo que Pablo le da a Timoteo:
“Que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a
éstos evita.” 2ª Timoteo 3:5

Necesitamos entender y hacer una lectura del verdadero espíritu de


las apariencias. No es el objetivo de este capítulo alentarle a juzgar la
apariencia de otras personas, sino a que usted haga un examen propio y
examine qué está mostrando al mundo ¿Está dejando trabajar a Dios en
su interior? ¿Está mostrando cambios coherentes con lo que Dios hizo
en su interior? ¿Está creciendo? ¿Cuál es su apariencia?
Jesús mismo les preguntó a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís
que soy yo?” Es decir, ¿qué apariencia estoy dando delante de
ustedes?
La respuesta a estas preguntas, le permitirá conocer cuán eficaz está
siendo en manifestar el Reino de Dios.
Entonces veo a un Dios que no mira sólo el interior, sino que hace un
juicio justo. Mira el interior, y se involucra en transformar las áreas de
la vida que no son acorde a Su diseño; pero también observa si esa
transformación se hace visible a quienes le rodean. Es Dios eligiéndolo
a usted para aparecer en la tierra; por eso se encarga de que en su
interior todo esté en orden y en paz, porque Su apariencia se debe
mostrar a través de usted.
La manifestación se compone por un lado de la apariencia, y por otro
lado del poder de lo que hay concretamente en su interior.

El poder significa la eficacia; la capacidad de trasladar lo interior al


exterior exitosamente. La eficacia de la manifestación está en que por
lo que muestra, otras personas puedan ser transformadas también. Dios
no puede hacer cambios externos en el hombre: Él no puede vestirlo,
usted ha elegido qué ropa usar hoy; Él no puede hablar cara a cara con
otra persona, usted ha abierto su boca y ha dicho palabras de avance o
no hacia otras personas.
Todo esto forma parte de las apariencias también.
Todo el mundo que le rodea hace una lectura de su apariencia: de sus
reacciones, sus hábitos de conducta y tratos hacia las personas.

Usted es el encargado de manifestar las transformaciones que


Dios ha hecho en su interior.
54
No podemos tener sólo un discurso de transformación, ni ser
predicadores discursivos del evangelio. La creación no está esperando
discursos de los hijos de Dios; está esperando la manifestación de los
hijos de Dios.

Si Dios no puede mostrarse al mundo a través


suyo, El siempre quedará en el anonimato interno
de las personas.

“Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos
tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía
Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo
hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a
Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente.”
Éxodo 34:29-30

Cuando el pueblo de Israel vio a Moisés bajar del monte, se dieron


cuenta de que había estado con Dios porque vieron una transformación
exterior en el rostro de Moisés. El desafío que tenemos es que todo lo
que Dios hace en nuestro ser interior, se transforme en una realidad en
el exterior.

El mundo espiritual adverso tampoco puede ver su ser interior, no


puede acceder a sus pensamientos; y todo lo que sabe de usted, lo sabe
por su apariencia. Reconocemos: “Me vienen ataques siempre en lo que
es mi debilidad”; eso es porque en algún momento ha mostrado la
apariencia de su debilidad. El enemigo no es tan inteligente como
muchos creen.
Cuando en el exterior negocia maneras de comportarse, maneras de
hablar, utiliza palabras vulgares, y piensa: “Total en el interior estoy
bien y esta mañana oré”, esta falta de coherencia termina afectando
desde el exterior al interior por una regla de hábitos. Cuando su forma
de actuar es continuamente para encajar exteriormente, entonces esto
termina por afectar su interior. Uno comienza haciendo las cosas para
no ser objeto de burla o para que la gente no nos “mire raro”; y esto
luego va haciéndose parte de nuestra vida como un hábito de conducta,
que termina por transformar lo que somos. Primero pensamos que es
sólo para salir del momento, pero luego se convierte en una
55
característica de nuestra vida, negociando lo que Dios quiere de
nosotros. Lo que usted vea todos los días, es lo que le afectará; lo que
terminará creyendo y manifestando.

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y
delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás
como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.”
Jeremías 15:19

Dios está dispuesto a hacer todo lo extraordinario que haya que hacer
en su interior, pero usted tiene que convertirse a Dios y no dejar que el
mundo que le rodea le permee de sus hábitos. Su poder efectivo es que
ellos se conviertan a usted y no al revés; y por ellos me refiero a todos
los ámbitos en los que se desenvuelve, incluso la congregación.

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios


para salvación a todo aquel que cree…” Romanos 1:16

Hemos rebajado tanto la importancia de la apariencia, que nos hemos


empezado a diluir en la eficacia de la manifestación del Reino de Dios.
A las apariencias también se las determina por paradigmas humanos y
culturales. Por ejemplo, si un hombre de Escocia viaja a América del
Sur en donde los hombres no usan polleras y sólo usan pantalones, es
muy probable que el hombre escocés se dé cuenta de que “no encaja”,
según los paradigmas de vestimenta masculina de la cultura occidental.
Por esta razón es importante que más allá del contexto en el que se
encuentre, no defina su apariencia por el contexto que le rodea, sino por
fidelidad a lo que Dios ha hecho en su interior.

“Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los
que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como
sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que
están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de
Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me
he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he
hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago
por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. ¿No sabéis
que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno

56
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo
aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir
una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo
de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no
como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado.” 1ª Corintios 9:20-27

A este pasaje se lo ha utilizado para justificar formas de vestirse o de


actuar; pero no tiene que ver con eso. Pablo no estaba diciendo: “Me
visto de rockero para ganar a los rockeros”, por ejemplo, sino que lo
que estaba diciendo es que tenía que saber cómo manejarse de acuerdo
a los estándares de los paradigmas de cada uno de ellos. Y esta tarea no
le era sencilla, porque dice que ponía a su cuerpo bajo servidumbre; lo
que implica una entrega total al evangelio que anunciaba. Pablo no
adaptaba su apariencia porque sí o porque le gustaban algunas cosas de
los judíos, sino que ponía a servidumbre su cuerpo y su voluntad por
causa de que el evangelio sea conocido por todos.

Por causa de los paradigmas humanos, Pablo tenía que presentarles el


evangelio en concordancia a estándares culturales; pero él siempre era
un ejemplo bajo ese estándar. No formaba parte de la masa, ni era uno
más del grupo. Es decir que Pablo marcaba la diferencia por el mensaje
que portaba; y la gente lo escuchaba porque, superando el obstáculo
cultural, él podía manifestar a Cristo.

Pablo mantenía en mente el objetivo por el cual estaba haciendo lo


que hacía. Siempre tenía presente el no convertirse en uno más del
montón, para no quedar eliminado. Y aquí eliminado no es que iba a
morir, sino eliminado en el sentido de dejar de ser tenido en cuenta para
colaborar con la manifestación del Reino de Dios. Pablo no se hacía
“judío a los judíos” porque le habían quedado ganas de comportarse
como judío en algún área de la vida, sino que había gustado de servir al
evangelio y por eso ponía su cuerpo en servidumbre.
No se trata de hacer las cosas como a usted le parezca o como quiera
hacerlas, porque de alguna u otra manera su apariencia muestra a Quién
tiene dentro. Debe preguntarle al Señor: ¿Te gusta lo que estoy
mostrando de Ti?

57
Debe mantenerse recordando la razón para la cual está en la tierra,
porque puede suceder que, por querer encajar en los paradigmas
humanos, un día se encuentre haciendo algo para lo que Dios nunca lo
llamó.

Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con
astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación
de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de
Dios.” 2ª Corintios 4:2

Renunciemos a todas las formas que concebimos mal en nuestro


interior, no mostrando otra cosa que no sea la apariencia verdadera de
lo que Dios está haciendo en nuestro interior. Su apariencia no es para
usted; es para el otro; para el que lo ve todos los días. Por eso la
conciencia del que lo está viendo debe ser su preocupación también.

No debe andar en la vida como una persona más que camina sobre la
tierra. Recuerde que sirve a Dios con su apariencia; no por causa de
usted, sino por causa del que le ve. Usted no necesita estar bien vestido
para servir a Dios; pero el otro sí necesita que esté bien vestido para ver
a Dios a través de usted. De otro modo, le juzgaría como un
desalineado al que no le importa mucho lo que él piense, y así su
manera de vestirse habrá sido un obstáculo para que esa persona abra su
corazón a lo que tenía para darle de Dios.
Cuando una persona se resiste a hacer cambios externos, es porque
hay falta de sometimiento de su alma a lo que Dios está haciendo en su
interior. Tiene que haber una diferencia de progresión entre quién era y
mostró ayer, a quién es y muestra hoy, porque la intervención de Dios
en su interior es diaria y constante; todos los días; todo el tiempo.

Este capítulo no pretende que usted sea quien se ponga a juzgar si la


apariencia de los demás está siendo coherente con lo que dicen que
Dios está haciendo en su interior, sino que sea el Espíritu Santo quien le
dé a usted testimonio de que su apariencia es coherente, correcta y
acorde a lo que Él está haciendo adentro suyo.

Si Cristo está en usted,


tiene que notarse en todos los aspectos.
58
Como dijimos, la otra faceta de la manifestación es el poder. Por
ejemplo, en el caso de una marca que elabora determinado tipo de
bebidas, una cosa es el envase y otra cosa es lo que contiene, lo que está
dentro del envase.
El objetivo de la marca no es tener una exhibición de envases, sino
que las personas consuman la bebida que ellos producen y no otra. Para
lograr esto se van a encargar de ofrecer un buen producto, pero de
manera simultánea van a pensar en elaborar el mejor envase para
contener el producto; o sea, que tenga la mejor apariencia.
Si a un excelente producto lo pones en un envase incorrecto, jamás
llegará a ser de consumo masivo. Si voy a su casa y llevo una gaseosa
en una botella típica de aceite, lo más probable es que nunca se anime a
tomar lo que está dentro, porque el envase que elegí no es coherente
con lo que digo que hay adentro.

Si usted quiere pasar desapercibido en el mundo y ser uno más del


montón, es su elección; pero si quiere ser parte de la generación de los
que queremos manifestar a Dios, el envase sí importa.
Necesitamos que lo que Dios puso en nuestro interior, que es
poderoso y el mejor producto que existe en la tierra, sea consumido por
los demás. Quienes nos rodean deben oírnos sin sesgos de envases rotos
o incorrectos.

Si la apariencia influye en el consumo de un producto, cuánto más en


el evangelio.
Dios no está interesado sólo en su apariencia; Dios está interesado
en su corazón. Pero se espera de usted que transforme su
apariencia, en la misma medida que Dios transforma su corazón.

Dios le ha cargado de algo maravilloso que es Su vida, Su poder.


Cristo mismo está dentro suyo. Y para que el mundo reciba la dosis de
Cristo que necesita, debe transformar su apariencia, porque tiene que
haber concordancia entre lo poderoso del producto y quien lo porta,
quien lo muestra.
Esto es lo que lo hará eficaz en la vida.

Puede que en alguna mente se cruce el pensamiento: “Y bueno, ahora


tengo que renunciar a todo lo que me gusta y a todo lo que quiero”. Y

59
sí, en el sentido de que tiene que definir si se sirve a usted mismo o si
está dispuesto a servir a Dios. Si sirve a Dios, tiene que decir: “Señor,
¿cuál es el packaging que Tú quieres de mí? ¿Cuál es la apariencia
que mejor te muestra? ¿Qué quieres que muestre? ¿Cómo quieres que
lo muestre?”

Puede que usted diga: “Lo que pasa es que a mí me cuesta ser
amable” o “Me cuesta dejar tal hábito”. Bueno, en ese caso someta su
cuerpo a servidumbre por causa del producto que debe mostrar a
quienes le rodean.

El mundo necesita la manifestación de los hijos de Dios, y Dios tiene


sed de manifestación. Cuando Dios creó al mundo, puso al Espíritu
Santo sobre las aguas y lanzó la palabra para que las cosas fueran.
El Espíritu Santo hacía lo que la palabra decía, y la palabra era el
verbo; era Cristo. Cuando el Espíritu Santo se conjugaba con la palabra,
se hacía uno con Cristo y se manifestaba; y Dios veía que era bueno.

Debemos tener apariencias verdaderas que reflejen el carácter de


Dios, a partir de lo que Él está transformando en nuestra vida; y que
cada día nos parezcamos más a Cristo en nuestro interior, pero también
en nuestro exterior.

Usted no debe mostrar algo que no es; sólo lleve su vida a sujeción de
lo que Dios está transformando interiormente, para que, por Su gracia,
pueda mostrar algo diferente a su alrededor.

No se engañe detrás de juicios falsos como la falsa humildad. Más


bien tenga una vida íntegra, que es coherencia entre su interior y
exterior, para la plena manifestación del Reino de Dios sobre la tierra.

60
CAPÍTULO 5
DE PRESA A CAZADOR

Este es uno de los capítulos más apasionantes que me han tocado


desarrollar, y que más satisfacción me genera cada vez que lo leo o
tengo la oportunidad de exponerlo, porque tiene una riqueza enorme en
recursos para cambiar nuestra postura y posición en la vida.
Lo que expone no pretende clasificar a nadie, ni menospreciar tipos
de comportamiento específicos. Sólo pretende a través de la dinámica
de una cacería, donde participan dos animales: uno, cazador y otro,
presa, reflejar nuestros comportamientos y aportar luz sobre cómo nos
vemos y cómo vemos el mundo a nuestro alrededor.
Comencé a desarrollar este tema luego de oír una frase que me
impactó, y cambió para siempre mi manera de afrontar la vida:

“Tenemos que dejar de huir de cosas para empezar a perseguir


cosas”

¡Cuánta realidad hay en esa frase! Pero, ¿en qué rol nos encontramos
en nuestra vida? ¿En el rol de huir o en el rol de perseguir?
No fuimos creados para ser presas; pero a veces nos comportamos
como tales. Por esto, me gustaría que comencemos a ver cómo
podemos hacer los cambios que nos llevarán a tomar los desafíos, y no
simplemente esperar que las oportunidades nos lleguen como si fuera la
responsabilidad de otros que nos vaya bien o prosperemos y avancemos
en nuestras vidas.
Veamos al pueblo de Israel y qué visión tenían de sí mismos:
“Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró
aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los
hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la
tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos
trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y
nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a
Egipto?” Números 14:1-3

61
El pueblo de Israel, después de estar esclavo por 400 años, perdió su
perspectiva de cazador, y comenzaron a verse vulnerables frente a los
peligros que los asechaban. Su forma de actuar fue la queja y la
constante opción de volverse para atrás, comportamiento típico de
alguien que piensa que no puede defenderse y que nunca logrará
aquello que se propuso o le dijeron que no puede alcanzar.

Comencemos a ver algunas características de la dinámica Presa-


Cazador.

1) Posición
La presa siempre está delante del cazador, y el cazador siempre está
detrás de la presa. Por lo tanto, a causa de su perspectiva, el cazador ve
lo que quiere alcanzar; pero la presa se siente constantemente
perseguida y agredida. Los dos comparten un mismo escenario, pero
tienen diferentes visiones del mismo. Y por lo tanto toman decisiones
totalmente distintas.
Tanto en el caso de la presa como en el del cazador, hacen el mismo
esfuerzo físico y muscular para correr, pero la diferencia radica en el
premio que aspiran: la presa se conforma con sobrevivir; en cambio, el
cazador conquista aquello por lo que está trabajando y lo llevará a tener
satisfacción de victoria, de premio.
Pongámonos en la posición de uno y otro. La perspectiva que tiene la
presa de su cazador es su rostro, mientras que el cazador ve la parte
trasera de la presa. Esto tiene una connotación muy significativa,
porque el rostro habla de identidad, de seguridad, de confrontación; en
cambio la cola habla de debilidad, de flaqueza, y vergüenza. Por lo
tanto, el cazador está viendo la debilidad de la presa. Si lo planteamos
como desafío, en el caso de alguien con mentalidad de cazador, verá
que es posible llegar a lograrlo, porque está viendo que es más fuerte y
que tiene lo necesario para alcanzar sus metas. En cambio, en el caso de
alguien con mentalidad de presa, estará viendo el rostro duro y feroz de
sus desafíos; le parecerá difícil, y dirá que nunca tendrá lo necesario
para lograrlo.

Tenemos que identificar el rol que tomaremos;


de perseguido o perseguidor.

62
Cuando alguien huye de algo, corre. Y cuando alguien persigue algo,
también corre. El gasto de energía y el recorrido que hacen es el mismo,
pero una cosa es correr huyendo, y otra es correr para alcanzar algo.

2) Dirección
Cuando usted corre alejándose de una situación, circunstancia,
problema, enfermedad, etc., porque está saturado en la vida y está
huyendo de eso, la dirección que toma es errática; sólo busca que no lo
alcancen. Va buscando el momento oportuno, viviendo el día a día. El
que está huyendo permanentemente piensa: “Uff, hoy pase un día más”.
Así es como mira la vida. Hoy sabe dónde está, pero no dónde va a
estar dentro de un rato.
En cambio, el que persigue sabe a dónde quiere llegar. Ha
identificado lo que quiere hacer; ha identificado lo que quiere tomar. Su
frase favorita es: “Lo mejor está delante de mí”. Pero si “lo mejor está
detrás de mí”, como piensa la presa cuando escapa del cazador, o como
pensaba el pueblo de Israel acerca de Egipto, entonces es imposible
conquistar el gran premio que tengo por delante: la tierra prometida.
Cuando lo mejor está detrás, como el pueblo de Israel pensaba, nos
preguntamos: “¿Por qué no nos volvemos?”.
Para una presa, su cazador es mejor que ella; por lo tanto, huye.
“Seguro tiene más fuerza que yo y puede vencerme” piensa; por lo
tanto, lo más efectivo es huir. Pero cuando usted entiende que no fue
creado para huir de los problemas o desafíos, sino que está para
vencerlos, entonces sus decisiones cambian por completo. ¡El que
quiere alcanzar algo, sigue; y tiene una dirección clara!
Recién decíamos que una presa sabe dónde comienza su día, pero
nunca sabe cómo terminará, porque los problemas de la vida la llevan
de aquí para allá. Al final del día hizo muchas cosas, se siente cansada,
pero se da cuenta de que no ha logrado nada. Solamente invirtió sus
fuerzas en sobrevivir; en huir de las cosas sin poder enfrentarlas, sin
poder crecer y avanzar. En cambio, el cazador, comienza donde dejó
ayer, pero termina el día más cerca de lo que se ha propuesto alcanzar,
puede que un día su presa se escape, pero no será por mucho tiempo, el
ahínco de un cazador nunca le permite rendirse.

63
Cuando tiene profesión de cazador, sus pasos son
siempre hacia donde quiere ir para tomar algo, y
no hacia donde lo lleva la situación del momento.

Muchas veces, las cosas actuales nos preocupan tanto y de tal manera,
que no nos dejan ver claramente hacia dónde vamos, y por ende, no
podemos dar pasos certeros. Por ejemplo, una familia que vive el día a
día, cuando al final de la jornada dicen: “Zafamos del divorcio un día
más”, “Zafamos de que los chicos pudieran comer hoy”; su dirección
es errática. Pensando así, nunca tendrán nada adelante que les haga ver
mejor, sino que siempre estarán viviendo el momento. Su agenda será
dictada por las situaciones y no por los planes que Dios tiene sobre sus
vidas. En cambio, una familia que está comprometida con el propósito
de Dios, que entiende qué es lo que Dios quiere hacer y lo que quiere
para sus vidas, comprende y abraza a Dios vorazmente. Una familia
comprometida pone algo en la mira y hasta que no lo alcanza, no lo
deja; hasta que no lo toma, no lo deja.

La actitud no debe ser: “Cuando me dejen de perseguir los


problemas, dejaré de correr”, sino: “Ahora debo seguir corriendo,
pero con el firme objetivo de alcanzar y vencer definitivamente lo que
me persigue”.

3) Visión
Hay una característica diferencial en la visión de los animales que son
presa de los que son cazadores, y está en el posicionamiento de sus
ojos.
Los animales que son presas, generalmente tienen ojos grandes y
están ubicados en forma lateralizada del rostro, y su visión es
bidimensional. El hecho de tener los ojos lateralizados les permite tener
un poco de visión hacia atrás, para ver de dónde viene su cazador, pero
no tienen alta definición de lo que ven. Solo pueden identificar que algo
se mueve y si es más fuerte que ellos, o representa un peligro. Con
pequeños movimientos de la cabeza pueden tener una visión de casi
360 grados, aunque de forma borrosa. Pero su mayor utilidad es cuando
están corriendo por causa de una persecución, porque les permite saber
por dónde viene su cazador.

64
En cambio, el cazador, las águilas, por ejemplo, que son las que
mejor visión tienen a larga distancia y volando pueden ver su presa
varios metros debajo del agua, tienen sus ojos adelante, y eso les
permite que el campo visual de ambos ojos se mezcle, otorgándoles
visión tridimensional, viendo con mayor detalle y permitiéndoles fijar
la vista en un punto específico. Esa característica de los animales
cazadores, no les deja ver hacia atrás, porque ellos no le temen a lo que
viene atrás. Ellos son los que toman; no son los tomados. Ellos no son
la presa; ellos van hacia lo que quieren. Los dos ojos ven lo mismo: el
objetivo.

Nosotros tenemos ese tipo de visión,


tridimensional. Tenemos por diseño, visión de
cazadores.
Si lo entendemos, podremos fijar la vista adelante
y perseguir; sin preocuparnos por cómo escapar
de lo que nos persigue.

La visión de la presa es poco clara; le sirve para escapar del


momento. Ve todo y tiene un amplio espectro, pero no mira nada
fijamente. Una presa no tiene un objetivo por el cual vivir; sólo vive el
momento y trata de no salir dañada. En cambio, el cazador tiene una
lectura clara de lo que quiere de su vida. Mira a su alrededor, no viendo
quién lo puede dañar, sino viendo las oportunidades.

4) Actitud
La presa siempre tiene temor de lo que pueda suceder; siempre tiene
una actitud huidiza. Piensa que afuera o cerca hay alguien que seguro
quiere hacerle daño o estafarla; por lo que se encierra en sí misma y lo
único que hace es defenderse de los embates de la vida. Pero nunca
toma una actitud activa frente a la vida, ni tiene iniciativa de cambiar su
situación.
La presa se alimenta de la tierra, por lo que siempre está viendo su
alimento hacia abajo. Esto la hace vulnerable a los peligros. Siempre
masticando lo que la tierra le da, en una actitud resignada con la parte
que le toca, quizás pensando: “Por lo menos tengo esto para comer, y

65
puedo vivir”. Una presa no tiene aspiraciones; se conforma con lo que
tiene y se lamenta de su situación, victimizándose permanentemente.
En cambio, el cazador sabe que su oportunidad está a la vuelta de la
esquina; que puede con lo que se presente; que no habrá obstáculo que
no pueda atravesar, y que cuenta con los recursos para enfrentarse a lo
que venga. Su impronta de vida lo mantiene en alerta. Nunca se
conforma con lo que ha logrado; siempre quiere más, no por ambición,
sino porque sabe que es capaz de lograr más. Busca lo perfecto y está
en continua evolución de avance.
Un cazador no mira el suelo, su mirada siempre está levantada. Nunca
está ensimismado; siempre está alerta a las oportunidades, porque lo
que lo sostiene son sus trofeos. Su vida está en lo que vence; en lo que
alcanza.
Para una presa es importante no salir dañado; en cambio para un
cazador, si para alcanzar algo hay que tomar algún riesgo, lo hace
porque va en pos de su galardón. Sabe que, si se queda quieto, otro
tomará lo que le corresponde; por eso sus pasos son siempre hacia un
objetivo. Una presa se conforma con lo mínimo; en cambio el cazador,
siempre queda insatisfecho. Las leonas siempre se quedan con hambre,
porque le dan de comer a su manada, e inmediatamente salen a cazar de
nuevo, a buscar alimento porque constantemente lo necesitan.
Cuando me siento constantemente observado por las situaciones,
cuando tengo temor, cuando tengo vergüenza, cuando temo el qué
dirán, es porque me siento amenazado por eso y creo que me va a
comer. Pero qué diferente es cuando nos paramos en posición de
comernos la vida, sin esperar que algo nos salga bien, sino que sabemos
por lo que portamos que nuestro destino es de victoria.
Cuando tiene vergüenza, es porque se siente observado por algo, y
eso lo vence. Lo considera más fuerte o importante de lo que usted es o
tiene.
¿Cuándo tiene temor? Cuando cree que lo otro es más fuerte que
usted.

Si algo le produce temor, es porque lo ha puesto en un lugar


más alto; lo considera más fuerte, y lo ve como su cazador.

Cuando mi vida está abrumada por las situaciones, éstas anulan mi


capacidad de disfrute y pienso que en cualquier momento me comerá:
66
no salgo a la calle, para que no me asalten; no hago esto o aquello
porque me enfermaré… Siempre estoy en actitud de presa. Veo
permanentemente un posible cazador allí afuera; pienso que cualquier
cosa que me rodea me puede comer. Me victimizo porque entiendo que
hay un victimario al acecho.

Esto me genera un stress que me hace huir y no me permite


alcanzar nunca nada. Tengo una trayectoria errática. Pero cuando
veo algo claro, me posiciono distinto; declaro que lo alcanzaré y voy
a la conquista.
-“Ay que mi esposo no vaya a venir enojado, porque…”: Mujer Presa.
-“Ay que mi jefe no venga enojado hoy, porque…”: Empleado Presa.

Pero cuando vio una circunstancia y dijo: “Ese es mi escalón; eso me


lleva a algo mejor. Hoy le declararé una palabra de Dios a mi jefe y
aunque venga enojado va a caer de rodillas ante Dios” o “Cuando
venga mi esposo le voy a dar tantos besos y abrazos que no le voy a dar
tiempo a enojarse”, entonces, no es presa; es cazador.

Usted tiene vocación de cazador; está en la tierra


para alcanzar las cosas que se propone y tiene que
conseguirlas.

5) Estrategia
El cazador tiene otra característica: sigue a la presa hasta que
encuentra un momento y la toma. No es arrebatado; es inteligente y
sagaz. El tiempo que dura su presa viva es el tiempo que el cazador está
estudiándola y esperando el momento correcto para atacarla. Está
observando cuando pisa el palito, cuando comete un error, cuando
trastabilla. La presa en cambio, siempre está tratando de cubrir sus
debilidades: “Ay, si voy por allá me tropiezo; si voy por allá me
encierro”.

Cuando se victimiza en la vida es porque cree que


hay un victimario.

67
Cuando nos creemos víctimas de este sistema, del Presidente de
turno, de nuestro trabajo, entonces siempre estaremos cuidándonos para
sobrevivir. Los cazadores no sobreviven; viven, y viven en abundancia.
Toman lo que quieren y están cada día mejor; siempre van a estar bien.

“Esto pasó en un monasterio en China. Un maestro había muerto, y


vino el maestro supremo de todos los monasterios de la zona, y dijo:
“Tengo que poner a alguien al mando de este monasterio”. Llamó a
todos los que estaban allí y les puso una prueba, explicándoles que el
que la superara sería el nuevo líder de ese lugar. Trajo un jarro
hermoso, con unas flores preciosas, tomó una silla y la puso en el
medio del patio, y les dijo a todos: “Este es su problema”. Todos
estaban atónitos, analizando la situación, observando las flores, hasta
que vino uno, el más joven del monasterio, empujó el jarrón y este se
cayó, rompiéndose. Todos quedaron impactados diciéndose unos a
otros cómo fue que rompió aquel hermoso jarrón, cómo se atrevió ese
chico a hacer semejante cosa, y el maestro los detuvo y les dijo,
señalando al muchacho: “Este es su próximo maestro, porque cuando
vio el problema lo atacó, no lo analizó, no se pasó el tiempo viendo qué
podía hacer y las características que tenía; sólo fue y actuó como se
hace con los problemas. Este muchacho fue e intervino en la
situación.”

No debo andar analizando siempre las cosas, dándole vueltas, y


viendo lo difícil o complicadas que son, o puedan ser; sólo debo hacer
lo que hay que hacer: atacar el problema.
Una presa está siempre pendiente de lo que la puede dañar, pero un
cazador, no le teme a su presa, y tampoco tiene temor de que esta presa
vuelva, porque ya se la comió. En cambio, la presa puede huir muy bien
un día de su cazador, y pensar que está a salvo; pero al día siguiente
tiene que volver a correr, porque su problema lo sigue buscando. El
cazador resuelve el problema y éste no es más un asunto que deba
ocuparle más tiempo.
Una presa está siempre rondando en lo mismo, en cambio el cazador
toma la presa, y ya. Cuando el cazador atrapa una presa se la come, y
no la vuelve a ver más. Su próxima presa es otra; es nueva. Por lo tanto,
si siempre estoy huyendo de cosas en mi vida, dentro de un rato, 1 año
o 15 años me volverán a encontrar; me volverán a perseguir. Pero si yo

68
me como las situaciones, las ataco, las enfrento, el problema se acaba
ahí. Yo le pongo punto final a esa situación.
Dejemos de estar analizando demasiado todo, y empecemos a tener
vocación de cazador; vocación voraz, hambre de solucionar cosas,
hambre de romper con ciclos, hambre de dejar la vergüenza, el temor,
la depresión, la enfermedad, que siempre están merodeando alrededor
de nuestras casas.
Cuando un papá les enseña a sus hijos que no tienen que tenerle
miedo a tal cosa, les está dando vocación de cazador. Pero, ¿qué ven las
crías de un alce? Ven a su papá correr y huir. Entonces, ¿qué
terminarán haciendo ellos?
Aprendieron que, si viene un león, hay que correr. En cambio, ¿qué
ven los leoncitos? Ven a sus padres correr y cazar las presas.
Cuando le dice a su hijo: “Ten cuidado con aquel niño, ojo,
cuidado”, no le está dando el mejor consejo. El mejor consejo sería:
“Anda y transforma ese medio”. Cuando protegemos tanto a nuestros
hijos de lo que pueda pasarles, pero no les enseñamos a resolver las
situaciones, no les estamos dando elementos mínimos para defenderse y
desarrollarse en la vida; lo único que estamos haciendo es criar presas.
Pero cuando protege a sus hijos, y a la vez les da las herramientas
correctas para avanzar en sus vidas, y les muestra con sus actos que la
vida no es algo a lo que debamos temer, sino que es para vivirla al
máximo, entonces está criando cazadores, que vencerán en toda
situación.

En la vida sólo tenemos dos caminos: podemos


estar huyendo, o estar persiguiendo.

Cuando usted huye, le está dando su espalda a la situación; por lo


tanto, la idea que tiene de lo que le persigue es una idea preconcebida,
porque no es algo que realmente vea. Lo que usted cree que lo persigue
es la idea que tiene de eso, porque supone que tiene determinada
característica, pero no lo ve claramente; sólo es una imagen borrosa,
como la de las presas. Esto lo vemos a menudo, cuando le pedimos a
una persona que nos describa su problema y no sabe qué decir; sólo es
un asunto que lo abruma, pero no sabe qué es lo que le pasa. En
cambio, un cazador sabe con exactitud cuáles son sus desafíos, y sabe

69
muy bien qué ganará si los vence. No ve los problemas como su techo,
sino como su trampolín.

6) Postura
De lo que se trata aquí es de qué cara le mostramos a los problemas:
la presa le muestra la cola; en cambio el león le muestra su rostro.

“Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima


solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de
Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y
cumplas,” Deuteronomio 28:13

Dios jamás nos dijo que le mostremos la cola a las situaciones; la cola
es la vergüenza, lo que entiende que es su punto vulnerable. Por eso
alguien que tiene mentalidad de presa se ve débil, y siempre trata de
demostrar su fragilidad, esperando que la gente entienda su situación;
que le tengan compasión.
Una vez mi padre me dijo: “Hijo, no esperes que te entienda en tu
problema, es mejor que no te entienda, y te diga las cosas como deben
ser, porque allí está tu salida y ayuda. Si te entiendo, me quedo allí
contigo, y nunca saldrás de allí”.
Es mejor que no nos entiendan. Es mejor rodearnos de personas que
nos digan las cosas que no esperamos escuchar, pero que nos den un
impulso para salirnos de nosotros mismos y de nuestras incapacidades,
y sacar lo mejor de nosotros.
La presa busca la compasión, por eso muestra la cola; pero el cazador
muestra el rostro, la identidad que está en su rostro. Usted no podría
identificar a alguien por su cola, pero sí por su rostro. Cuando usted
muestras su rostro, está diciendo: “Esto es lo que soy”. Puede mirar a
los ojos, mostrar los dientes, y hablar. Estos son elementos que le
permitirán poner en claro cuál es su posición frente al asunto en
cuestión.
La cara de un cazador intimida. No debe ser blando con sus
problemas; debe mostrar su cara más feroz, porque de esa forma saldrá
adelante. Debe convertir a su cazador en presa.
Cuando los All-Blacks hacen el “Haka”, muestran la cara, no la cola;
muestran el rostro, con gesticulaciones y movimientos seguros,

70
intensos, y que lo que pretenden es mostrar de lo que son capaces y la
fuerza que tienen.
La presa mira de su contrincante el rostro, pero el cazador ve el
trasero de la presa, su parte débil. Si le doy la espalda a las situaciones,
les estoy dando mi parte débil. Dios no nos hizo como cola; Él nos puso
como cabeza.
Todos los mandamientos y promesas de Dios fueron para cazadores,
no para presas.

En lo que hoy me angustia está mi próxima


victoria, mi próximo trofeo, lo que voy a
conquistar.

Esto también cuenta para cuando enfrentamos negocios en la vida:


“¿Me van a estafar?”, “¿Me van a robar?”, “¿El auto estará malo?”,
etc. Si voy con esa actitud, es muy probable que me encuentre con el
león. Pero cuando un cazador (estafador) se encuentra con un león
posicionado, huye despavorido.
El temor siempre nos hará huir.
“Y sabemos que los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien,
esto es a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:28

Si mi vida no tiene sentido y destino en Dios, y sólo escucho un


mensaje para salir reconfortado, el próximo domingo iré a la
congregación nuevamente abatido para buscar el refresco para poder
seguir huyendo. Pero si sé que fui concebido cazador, iré para recibir la
palabra que aclarará un poco más la estrategia de cacería y conquista.
Entonces las situaciones ya no vienen a nuestra vida para avasallarnos,
sino que todas las cosas nos ayudan a bien. En otras palabras, la
próxima vez que viva una situación difícil no estará pensando: “A ver
cuánto tiempo duro arriba del ring”, sino que estará evaluando todo lo
bueno que va a salir de eso.
“Yo puedo estar seguro de que siempre algo bueno saldrá de esta
circunstancia.” Esta es la mentalidad de un cazador, porque todas las
cosas le ayudan a bien a los que aman a Dios.
Una vez tuve una situación bastante complicada, y lo llamé a mi
padre, quien luego de escuchar mi problema, me dijo: “Hijo, algo
71
bueno va a salir de esto”. Me dio una paz tremenda en ese momento. A
partir de ese día, cada vez que me pasa algo pienso: “Algo bueno va a
salir de esto”.

Sin importar la situación que esté viviendo, algo


bueno saldrá de eso.

A veces nuestros éxitos están basados en haber huido muy bien, pero
eso no tiene ningún mérito, porque dentro de un rato tendremos que
volver a salir corriendo. Nuestros verdaderos éxitos están en las
victorias que tenemos luego de haber enfrentado algo; en las cosas que
alcanzamos.
Cuando eres cazador eliminas tu problema rápidamente; tardas menos
en solucionar el problema. Y cuando te comes el problema, estás listo
para un nuevo desafío; estás listo para lo próximo.
Cuando siempre estás analizando tu situación, te comienzas a sentir
cómodo con tu problema, te acomodas al mismo y hasta lo haces parte
de tu vida como algo normal. Entonces tienes situaciones atrincheradas
en tu vida, que te mantienen atado, te lastiman y no te permiten
prosperar. Por esto es hora de ponerse un poco incómodo y comenzar a
atacar todo aquello que le lastima, detiene y lo atrasa en aquello que
Dios ha dicho de su vida. Lo que no haya alcanzado por años, lo hará
en horas, días y meses.
Cuando es protagonista de su vida, las cosas que quiere que pasen las
provoca, las logra y las alcanza. Lo que le falte es porque no lo alcanzó
aún; no porque no le llegó la oportunidad.

Nunca más vea a otros con envidia o recelo pensando en qué cosa
oscura andará esa persona. Más bien pregúntese qué oportunidad
“cazó”, qué hizo diferente a usted para estar allí o lograr eso, y así
tomar su ejemplo.
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó.” Romanos 8:37

El concepto de vencedor es entendible fácilmente, pero más que


vencedor quiere dar la idea de que “a esta situación la pasas
caminando”.
Vencedor es una cosa; pero más que vencedor es otra.
72
Si vence, la pasa raspando; ganó el partido 2 a 1. Pero cuando le digo
que el partido terminó 17 a 3, no fue un vencedor; fue más que
vencedor. La pasó caminando…

Somos cazadores, y por eso, nos comeremos los


días, las situaciones, los adversarios, nuestros
temores…

El cazador no anda lamentando que ya sólo le faltan dos semanas


para tal o cual cosa, sino que se prepara y alegra porque ya sólo le
restan dos semanas para apresar esa situación y pasar a un siguiente
nivel.
Tenemos que reforzar nuestro hábito de ser cazadores, de ser voraces,
de dejar de temer por nuestros hijos y enseñarles a ser ellos los
protagonistas de los lugares a donde están.
A los 14 años podría haberme resignado a ser el anónimo del colegio,
alguien del cual nadie se acordaría. Pero me paré al frente de los 600
alumnos y les dije: “Los amo”, lo cual me costó cargadas hasta 6to año.
Me los comí vivos ese día, y le puedo asegurar que todos los que se
burlaron de mí, seguramente están buscando algún brazo que los abrace
y una voz que les diga que los ama. Pero aquel día, tuve que vencer
muchas cosas para pararme y decir eso; pero lo hice sabiendo lo que
Dios había puesto en mí.
¿Qué va a hacer de su casa? ¿Una casa de alces y bambis? ¿La casa
de las futuras presas del siglo que viene? ¿O va a hacer de su casa la
próxima manada de leones, de tiburones, de águilas, que no temen a lo
que viene, sino que lo que les rodea les teme a ellos?
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13

Esta no es una frase de presas; es una frase de cazadores, porque


saben cuál es su linaje. La segunda parte dice porque Cristo “me
fortalece”. Esto lo entiendo, diciendo que el que me da de comer es un
cazador; por lo tanto, no existe la posibilidad de retroceder.

Dios nos considera sus hijos, por lo que, si lo representamos en la


tierra como una presa, estaremos devaluando su imagen. Él lo considera
su hijo y le dio genética de cazador para que pueda caminar en su vida
sin temores, con su identidad en su rostro que hará que todo aquello que
73
quiera hacerle frente vea a Dios y no a alguien lleno de debilidades.
Cristo en la cruz cubrió nuestras debilidades y nos vistió de cazadores
para que afrontemos la vida como dignos hijos de Dios y no como
víctimas de un mundo que cada día está empeñado en hacernos daño.

El mundo ya está vencido; por lo tanto, puede hacer carroña de usted


sólo si lo encuentra vencido. Pero para los que nos mantenemos vivos y
activos en nuestras vidas por causa del propósito de Dios en nosotros,
nada puede hacernos frente; nada puede detenernos. Toda oposición
será débil frente al avance de un hijo de Dios que entendió su rol como
cazador.

74
CAPÍTULO 6
LA OPOSICION
COMO PARTE DEL JUEGO

El estado de ánimo de Dios no varía según su necesidad; en Él no hay


mudanza. Él no está triste con usted; porque si así fuera no podría
sacarlo de allí. No tratemos de imponerle a Dios nuestra tristeza. No
tratemos de transmitirle pesadez a Dios con nuestros pedidos y
oraciones. Cuando entendamos el gozo de Dios, vamos a adorar bien,
vamos a vivir bien, y vamos a ver algo diferente de Dios sobre nuestras
vidas.
Es interesante que cuando nos planteamos algún proyecto en la vida,
empezamos con la sensación de que todo lo que sucederá tendrá un
camino llano, sin problemas ni dificultades; que el único factor que
determina el éxito de nuestra vida es lo que sale de nosotros mismos y
que todo depende de esto. Pero cuando comenzamos a caminar y
empezamos a encontrar obstáculos, allí es cuando muchos se
desilusionan, desaniman y hasta reniegan de Dios
Es muy importante entender que, si uno no tiene en cuenta la
oposición, si uno no tiene en cuenta que puede haber cosas que se
crucen en el camino, podemos incurrir en un error de cálculos y no
concretar o completar el objetivo por el cual comenzamos el proyecto.
Si nos vamos a proponer la reforma, no podemos tener en menos la
oposición que eso representa. Es por esto, que, frente al desafío
generacional de una reforma, no podemos salir al cruce sin entender
que habrá oposición. Es imposible iniciar un matrimonio pensando que
no habrá situaciones conflictivas en medio.
Debido a que la vida tiene una posición oficial, ésta será combativa y
resistente frente a un camino de reforma, ya que, aunque mucho sea
obsoleto y sin eficacia comprobable, es lo que conoce y no desea
arriesgarse a los cambios.
La cuestión no es hacer un análisis de lo malo que nos pueda pasar ni
de los obstáculos que puedan surgir, sino cómo vamos a quedar después
de eso. Hacer un análisis de cuál será nuestra estrategia para el después
de la situación.
75
No tener en cuenta la oposición es como construir un avión y no tener
en cuenta la ley de gravedad; o emprender un negocio sin tener en
cuenta la competencia.

Si no tiene en cuenta que en el diseño está la


oposición, entonces puede cometer errores graves
que le impedirán llegar a los objetivos planteados.

Por lógica básica, una reforma tiene oposición. No podemos


emprender una reforma sin entender que cada paso que demos, será con
resistencia.

Lo interesante del asunto es que nada puede oponerse a un espíritu


reformador, pero debemos estar listos.

Entendiendo esto, debemos identificar la oposición y clasificarla, para


saber de antemano en qué forma se puede presentar.
Necesitamos entender la oposición. Es importante que hagamos una
diferencia entre dos cosas: una cosa es hablar de enemigo, y otra
diferente es hablar de oposición.
Los enemigos están antes de que usted se plantee reformar. Los
enemigos no cambian por causa de una reforma; son los mismos. En
cambio, los opositores sí van a ir cambiando en la medida en que se
vaya proponiendo reformar, cambiar; recorrer un camino diferente.
Un opositor no necesariamente es un enemigo. Si ve enemigos en
todos lados, va a tratarlos de una forma. Y si ve a un enemigo como
opositor, lo tratará de otra manera; y puede no ser eficaz. De igual
manera, si trata a un opositor como un enemigo, provocará daño.
Por eso es importante que podamos ver, identificar y saber definir si
lo que tenemos enfrente es un enemigo o una oposición.

 Un enemigo tiene una sola intención: dañarlo y lastimarlo. No


tiene intención de dejarlo con vida; de dejarlo caminando.
Siempre querrá ocupar el lugar que usted ocupa hoy; de
quitarlo del propósito y si no puede, querrá desviarlo. Su único
objetivo es el daño. Siempre tiene malas intenciones.

76
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española: Enemigo.
Del latín inimīcus. Es una persona que tiene mala voluntad contra
otra, y le desea o le hace mal. Conjunto de personas o países
contrarios o en guerra.

Siempre que esté frente a un enemigo, habrá guerra. Dios ha vencido


a sus enemigos. No tiene que combatir con ningún enemigo, porque Él
ya los venció a todos.
Si hoy está combatiendo con algún enemigo, es porque le ha dado
rango de opositor, y por lo tanto lo está subestimando; le está dando un
lugar que no le corresponde. Lo ha dejado entrar a su territorio, y está
trabajando bajo su permiso.

Oposición: Del latín oppositio, -ōnis. La disposición de algunas


cosas, de modo que están unas enfrente de las otras. Contrariedad o
antagonismo entre dos cosas. Procedimiento selectivo consistente en
una o más pruebas en que los aspirantes a un puesto de trabajo
muestran su respectiva competencia juzgada por un tribunal.
Contradicción o resistencia a lo que se hace o dice. Conjunto de
grupos o partidos que en un país se oponen a la política del gobierno.
En los cuerpos legislativos, minorías que habitualmente impugnan las
actuaciones del gobierno. Cada uno de los cuerpos deliberantes o de
los sectores de la opinión pública adversos al poder establecido.

Si usted está en una actitud de reforma, debe saber que está en actitud
de oposición también. Ciertas formas de ver, ciertas actitudes religiosas
en nuestras vidas, están en posición oficial; es decir que conforman
nuestro carácter, forma de ser y nuestras actitudes; son las que rigen
nuestras decisiones. Eso necesita ser reformado, y por esa razón es que
la reforma viene con carácter opositor.
Un opositor no tiene deseos de causarle daño, no quiere matarlo. Un
opositor tiene objetivos similares sobre una misma cosa. Dos posturas
que se oponen tienen un mismo anhelo, un deseo de ocupar el mismo
lugar; pero no se rigen por la guerra, sino por la fuerza de voluntad, por
la capacidad de poder que tienen. Fundamentalmente están regidas por
la eficacia. Es decir, frente a dos conceptos opositores, el que va a
gobernar es el que sea más eficaz.

77
Cuando entendemos la reforma, nos damos cuenta que algo no está
funcionando bien; hay algo que está estancado, anclado, y que no es
eficaz. La reforma viene, identifica el problema y nos da una idea clara
de lo que tenemos que hacer; y en base a eso, cuando vamos a reformar,
nos encontramos con la oposición.

Por ejemplo, un concepto familiar. La reforma viene a acomodar la


familia. De repente el padre se da cuenta de que ha perdido su lugar en
el hogar. Se encuentra frente a un concepto de reforma sobre su casa.
Por años han gobernado ciertos tipos de pensamientos, ciertos tipos de
actitudes, de formas; y en un momento, Dios lo confronta con una
reforma, y este papá se da cuenta que ha sido ineficaz, y por causa de
esa ineficacia su hogar no progresa, no avanza, no prospera. Frente a
una actitud reformadora, se presenta la oposición. Cuando quiere
implementar la reforma, se encuentra con la oposición.

Reforma Es Implementación
¿Qué necesitamos entender nosotros? Que, si Dios nos da capacidad
de reformar, debemos saber cómo tener en cuenta y combatir la
oposición.

Volviendo al ejemplo, si el papá ve que la oposición es la esposa, o


un hijo, y lo ve como un enemigo, va a reaccionar de forma exagerada,
violenta (física, emocional y hasta espiritualmente). Reaccionará de
manera equivocada. Pero si lo ve como oposición, tendrá que actuar. El
trabajo es diferente.
Hay un poder establecido y la reforma viene a querer establecer otro
poder. Y esa conjunción de poderes va a hacer que se establezca o no la
reforma.

La Oposición Se Manifiesta De Dos Formas:


Activa: Es aquella que es confrontativa, avanza, es peleadora, incisiva.
Es aquella que levantará la voz, que gritará, que pondrá en evidencia
francamente su oposición a la reforma. Se ve fácilmente, produce
confrontación, choque. Su característica es que es fácil de identificar,
pero al ser tan violenta, en algún sentido, muchos se desaniman
rápidamente. Reacciona a la reforma frontalmente.
Te permite orar, buscar cómo implementar en el espíritu, etc.

78
Lo bueno es que es de poca duración. Por lo general es lo primero que
surge, y muchos se desaniman.
Lo importante es saber que debe ser confrontada con argumentos y
eficacia.

Pasiva: Esta surge posteriormente. Espera el desgaste; no se muestra


tan fácil; no es tan fácil de erradicar. Esto sólo puede hacerse por el
discernimiento espiritual. Su característica es que va provocando y
llevando al desgaste. No es combativa, sino insidiosa. No es fácil de
identificar; es muy sutil. No provoca la confrontación, pero establece
distracciones que impiden la implementación de la reforma. Su
duración es mayor, porque no es fácil de identificar. Necesitará tener
sensibilidad espiritual para identificarla; necesitará paciencia para
combatirla y sostenerse en el tiempo. La oposición pasiva actúa por
ocupación; actúa por estancamiento; se resiste en el tiempo. La
oposición pasiva siempre está presente.
Para enfrentarla se requiere buscar otras estrategias en el espíritu. Usted
instaura una Reforma por haber escuchado una palabra que transformó
su vida, y la oposición pasiva estará ahí, e intentará desgastarlo en el
largo plazo. Procurará llevarlo a reacomodarse a una Deforma. Así
como es persistente, también debemos entender que la reforma es
mantener el discurso y llevar todos los movimientos en forma
coordinada entre lo espiritual y las decisiones que tomamos para lograr
superarlos.
Esto se plantea cuando quieres ver cambios generacionales, cuando un
padre le enseña a su hijo algo diferente de lo que él aprendió.
Es probable que a sus hijos no le evite oposiciones activas, pero si les
dejará menos oposiciones pasivas si usted logra conquistar y ganar
lugares. Al estar frente a situaciones que ocupan un lugar, le puede
llevar toda una vida romperlas, pero debe sostenerlo en el tiempo. Es
parte del paisaje de su vida, pero no debe ceder. Recuerde que son dos
cosas que quieren ocupar el mismo lugar; si usted cede, la oposición
ocupará el lugar de la Reforma.
En una oposición pasiva tiene que cuidar la retaguardia, porque en el
momento en que se distrajo, que detuvo la marcha, otras cosas
empezarán a ocupar ese lugar.

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También Pude Identificar Que La Oposición Tiene Niveles:
Personales: Aquí veremos una lucha entre pensamientos añejos y
tradiciones comprobadas, que han cobrado estado oficial en nuestra
vida. Todo está en el mundo interior.
De Comunidades: Adonde entran la familia, el trabajo, la
congregación, adonde las interacciones interpersonales están en juego.
De Adentro Hacia Afuera: Asuntos internos, conceptos que significan
una oposición a un concepto divino y espiritual.
De Afuera Hacia Adentro: Cosas que querrán oponerse a lo que el
Espíritu habla a nuestro espíritu.

Debe identificar cada cosa y ponerla en su lugar. Si se encuentra con


una situación esta semana, debe clasificarla: ¿Es Activa? ¿Personal?
¿Interna? ¿O es una situación pasiva, externa, de comunidad? En
cualquiera de los casos: “Señor, ¿cuál es la estrategia?”.
Una vez que podamos identificar la oposición, llamaremos las cosas
por su nombre, y le pediremos al Señor que Él nos muestre cuál es la
dieta para estas oposiciones.

“Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová
los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián
prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los
madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares
fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían
los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían
y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la
tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni
ovejas, ni bueyes, ni asnos.” Jueces 6:1-4

En este pasaje leemos que los hijos de Israel perdieron tanto lugar que
tuvieron que refugiarse, porque cuando querían prosperar venían los
madianitas y atacaban lo que era de ellos. No se robaban sus frutos,
sino que los destruían. No querían matar israelitas; su objetivo era que
no prosperaran, que no produjeran, que no se establecieran.
Aquí se ve claramente una actitud opositora, combativa. Siempre que
una oposición venza sobre la reforma, va a producir improductividad,
que es una marca de la oposición. Cuando la reforma no se instaura, se
instaura la improductividad.

80
Puede tener un problema financiero o un problema matrimonial; pero
no puede ser la característica de su vida. Puede tener un proceso de
tristeza, pero eso es distinto a que sea una persona depresiva. Hay una
diferencia entre una situación, un estado limitado de su vida, y lo que
marca la característica de su persona. Eso va a denotar qué es lo que
está funcionando oficialmente en su vida.
Cuando lo que gobierna es la oposición a la reforma, lo que
caracteriza su vida es la improductividad.

“Los madianitas prevalecían”; eso sucede cuando una oposición


logra ocupar el lugar que le corresponde a una reforma. No lo mata, lo
deja vivo, pero lo mantiene preso, limitado, en lugares en los que nunca
debería haber estado. Lo mantiene entretenido en cosas que no tienen
que ver con el propósito eterno de Dios.

La palabra oposición aparece 6 veces en la Biblia, y de esas seis


veces, cuatro están en el Antiguo Testamento y sólo dos en el Nuevo
Testamento.
De las cuatro veces del Antiguo Testamento, cuatro aparecen en el
mismo capítulo: Levítico 26.
Allí no se trata a las personas como a enemigos sino como a
opositores.

“Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que
no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he
hecho andar con el rostro erguido. Pero si no me oyereis, ni hiciereis
todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra
alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis
mandamientos, e invalidando mi pacto, Yo también haré con vosotros
esto: (…) Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír,
yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros
pecados. (…) Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que
anduviereis conmigo en oposición, yo también procederé en contra de
vosotros, (…) Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis
conmigo en oposición, (…) Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de
sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y
también porque anduvieron conmigo en oposición,”.
Levítico 26:13-16, 21, 23-24, 27, 40
81
Dios tiene bien en claro la diferencia entre enemigo y oposición. En
ningún momento nos trata como sus enemigos. Pero sí dice: “Si ustedes
no hacen lo que yo planteo (que es muy parecido a la forma original de
algo), ustedes son opositores míos. Y como tales, tengo este otro
camino”.
Si nosotros podemos ser oposición para Dios, ¿cómo podemos pensar
que no tendremos oposición en la reforma?
Quizás leyendo e indagando más en este capítulo, podamos encontrar
la forma en cómo Dios combate la oposición. Determinando que no va
a prosperar, que no va a funcionar aquello que se opone a la reforma,
que tiene destino de improductividad.

¿Cuál es el mayor recurso que tiene la reforma? La Eficacia y la


Prosperidad. Cuando en su matrimonio tiene un problema de oposición,
y llega con prosperidad y eficacia, no hay oposición que pueda
sostenerse.
Prosperidad no es sólo dinero, sino que es prosperar en gozo, en
palabras, en paz, en bien, en todo tipo de recursos.
Si siempre hace lo mismo, sale a la misma hora, dice las mismas
palabras y su vida es algo monótono, pocos creerán su discurso
reformista. La vida se trata de creatividad; uno debe ser creativo.

La oposición pasiva le exigirá que rinda un examen cada vez, pero no


tiene que dejarse amedrentar por eso, porque no puede perder terreno.
Si la oposición es activa, requerirá actividad de su parte. Si es pasiva,
requerirá paciencia de su parte.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”


Santiago 4:7

“Resistid al diablo” está hablando de un opositor. No de un enemigo


porque ya fue vencido; pero el diablo tiene estrategias de oposición
sobre su vida, y esa estrategia de oposición se combate con resistencia;
por eso es “resistid”. No es aguantar, sino que es resistir; mantener el
discurso. Habrá situaciones que vendrán a ver si se queda parado; o
frente al amague se acobarda. Sólo vendrán para ver cuáles son sus
fundamentos.

82
Las armas que tenemos son espirituales. Jamás porque grite va a
instaurar una reforma; tiene que ser con seducción espiritual.

Les recuerdo que la reforma tiene enemigos, pero de ellos ya se


encargó Dios. No son su lucha; usted sólo los verá caer. Su pelea es con
tradiciones, con pensamientos, con comodidades, con todas aquellas
cosas que de una u otra manera le llevaron a la improductividad. Será
una lucha de argumentos; tendrá que estar consolidado en la reforma.
La reforma tiene que ser una convicción espiritual. No es hacer lo que
alguien predicó, sino lo que entendió en el Espíritu. No se tratará de un
discurso, sino de lo que la reforma quiere hacer en nuestro espíritu.
Esto tiene que ver con ámbitos espirituales, con altos niveles de
sensibilidad espiritual; y esto no es mayor conocimiento; es lectura en
el espíritu; es un replanteo de lo que está acostumbrado a ver.
No se amedrente con las situaciones; debe tener en claro cuál es el
diseño de Dios para su vida; cuál es el diseño de Dios para su casa.
Tiene que tener el parámetro de la reforma en su casa, en su trabajo,
aun en su deleite.
Dios nos ha dado un mandato: Vivan. No pueden estar nuestros días
llenos de angustia, de dolor. Tiene que haber vida en medio de nuestros
días; Dios tiene que mostrar algún soplo de vida. Puede tener gran
oposición, pero aun en la oposición usted crecerá porque eso significa
que está avanzando, que está resistiendo, que no se ha entregado.

Hay mucho terreno perdido, dice el Señor, por causa de la oposición.


Eso llevará tiempo. Hay cosas que llevarán años volverlas a su lugar.
La reforma en algunos aspectos nos llevará toda nuestra generación
instaurarla, pero no por eso nos vamos a amedrentar y nos vamos a
entregar, sino que le vamos a dejar a nuestros hijos menos oposiciones
pasivas, y los dejaremos preparados para las oposiciones activas; para
que ellos no decaigan ni se rindan. No los hagamos cobardes, sino que
con el amor del Señor sean combativos en el espíritu. Que no se dejen
vencer tan fácilmente por las noticias, por las situaciones que muestran
los dientes, sino que podamos mostrarles que Dios es el que está
mostrando los dientes por ellos; que Dios es el que lleva nuestra causa;
que Dios es el que sostiene nuestras vidas; que Dios es el que nos
mantiene de pie, con nuestra cabeza erguida.

83
El otro pasaje adonde aparece la palabra oposición es:
“Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a
vosotros no resultó vana; pues habiendo antes padecido y sido
ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios
para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.”
1ª Tesalonicenses 2:1-2

Pablo habla de “padecido, ultrajado, por causa del evangelio”; sin


embargo, dice que no fue en vano; fueron efectivos. Pablo tuvo
oposiciones y Dios permitió que así fuera, porque son parte del proceso,
de la vida; pero de todas ellas Dios lo sacó airoso, vencedor, por causa
del macro propósito de Dios sobre la tierra.
En su vida podrá enfrentarse innumerable cantidad de veces a
oposiciones, y Dios así permitirlo, y aun hasta creer que ha perdido
cosas en el camino. Pero déjeme decirle que Dios está comprometido
con su palabra y su mayor inversión: la vida de su Hijo en usted. Eso es
lo que le mantendrá preservado, guardado, blindado.
Las oposiciones se conquistan resistiendo, confesando, declarando la
palabra. No la palabra que alguien le dijo o dejó anotada en su cuaderno
de notas, sino la palabra que el Espíritu habló y ministró a su espíritu.
La palabra que se hizo carne; la palabra que es innegociable porque
pudo “verla” con los ojos del espíritu, aun cuando sus ojos naturales
mostraban otra cosa. Esa palabra es la que lo sostendrá y le dará la
victoria frente a cualquier oposición.

“No fue en vano…”


Esas deben ser nuestras palabras.
Tengamos una posición cuestionadora ante lo
oficialista en nuestras vidas, y opongámonos a todo
aquello que entendamos por el Espíritu que
debemos resistir, para así manifestar el poder de
Dios en forma gloriosa.

84
CAPÍTULO 7
EL LIDERAZGO CORRECTO

Me interesaría que podamos revisar el concepto de liderazgo, ya que


es un término que escuchamos y usamos a diario, y se vuelve muy
trascendente si lo entendemos de la manera correcta. Cuando los
conceptos son usados incorrectamente, comienzan a devaluarse y a
perder el sentido por el cual se utilizan. Tener conceptos equivocados
lleva al fracaso y a ser infructuosos. Por eso es que a todos nuestros
conceptos debemos fundamentarlos en Cristo y no en un sistema de
pensamiento religioso, porque en Cristo está la vida. Entender
correctamente qué es un liderazgo y cómo ejercerlo y cubrir a las
personas, será trascendente para los próximos años de nuestra vida. Qué
esperar de nuestros líderes y cómo liderar nosotros a quienes por gracia
lideramos.
Es interesante que muchos de los conceptos que tenemos en la vida
cotidiana están basados en nuestras experiencias o en lo que nos
enseñaron culturalmente; y estos conceptos los extrapolamos al Reino
de Dios y a la Iglesia, pero poco tienen que ver con la vida en el
Espíritu. Por esto terminamos construyendo una idea equivocada de
Dios y de su Iglesia, que no nos es funcional.
Si tenemos un concepto erróneo de lo que es un liderazgo, es porque
tenemos de base un error conceptual de Dios y de la Iglesia.
En la siguiente historia bíblica me gustaría que podamos ver
reflejados dos tipos de liderazgos, y que podamos examinarla en
profundidad, para sacar una verdad.

“En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que
moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el
cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá. Y su
concubina le fue infiel, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de
Judá, y estuvo allá durante cuatro meses. Y se levantó su marido y la
siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba
consigo un criado, y un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de
su padre. Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso; y le
detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó en su casa tres días,
85
comiendo y bebiendo y alojándose allí. Al cuarto día, cuando se
levantaron de mañana, se levantó también el levita para irse; y el
padre de la joven dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un bocado
de pan, y después os iréis. Y se sentaron ellos dos juntos, y comieron y
bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras
pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón. Y se levantó el varón
para irse, pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche. Al
quinto día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la
joven: Conforta ahora tu corazón, y aguarda hasta que decline el día.
Y comieron ambos juntos. Luego se levantó el varón para irse, él y su
concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le
dijo: He aquí ya el día declina para anochecer, te ruego que paséis
aquí la noche; he aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se
alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino
y te irás a tu casa. Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que
se levantó y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén,
con su par de asnos ensillados, y su concubina. Y estando ya junto a
Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven
ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en
ella la noche. Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de
extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que pasaremos hasta
Gabaa. Y dijo a su criado: Ven, sigamos hasta uno de esos lugares,
para pasar la noche en Gabaa o en Ramá. Pasando, pues, caminaron,
y se les puso el sol junto a Gabaa que era de Benjamín. Y se apartaron
del camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se
sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese
en casa para pasar la noche. Y he aquí un hombre viejo que venía de su
trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de Efraín, y
moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar
eran hijos de Benjamín. Y alzando el viejo los ojos, vio a aquel
caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y de dónde
vienes? Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más
remota del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de Judá;
mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa.
Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también
tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está
con tu siervo; no nos hace falta nada. Y el hombre anciano dijo: Paz
sea contigo; tu necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que

86
no pases la noche en la plaza. Y los trajo a su casa, y dio de comer a
sus asnos; y se lavaron los pies, y comieron y bebieron. Pero cuando
estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres
perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al
anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en
tu casa, para que lo conozcamos. Y salió a ellos el dueño de la casa y
les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que
este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. He aquí mi
hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y
haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan
infame.” Jueces 19:1-24

Esta situación fue un evento trascendente para el pueblo de Israel


porque desencadenó una guerra entre las tribus, y a raíz de eso, casi se
extinguió la tribu de Benjamín.
Pero más allá de la historia en sí y de cómo se desenvolvió, me
interesaría que podamos ver dos actores que se presentan y que son
fundamentales por lo que hacen y dicen. Veo en ellos los dos tipos de
liderazgo que pueden ser expresados en nuestros conceptos, y por
consiguiente en toda nuestra vida y desempeño.
Uno es el suegro del levita y el otro, el anciano de Gabaa. Veamos los
comportamientos y las expresiones que cada uno utiliza hacia el levita,
que es el personaje central de esta historia.
El levita necesitaba volver a su casa y el suegro le dice: “Conforta tu
corazón con un bocado de pan, y después os iréis”.
El anciano de Gabaa le dijo: “Paz sea contigo; tu necesidad toda
quede solamente a mi cargo”.
Los dos tenían el mismo objetivo: cubrir a alguien, cuidarlo de alguna
manera. Pero los pensamientos de cada uno eran totalmente diferentes.
Podemos identificar un liderazgo con la expresión clave de confortar
el corazón, y el otro liderazgo apuntando a la necesidad.
Usted se ha acercado a Dios, a la Iglesia y/o a su líder en función de
alguno de estos dos motivos: en función de su necesidad o en el de
confortar su corazón. Los dos tenían buenas intenciones sobre su
agasajado levita; pero lamentablemente tenían diferentes formas de
abordar su liderazgo por lo que los resultados fueron abismalmente
diferentes.

87
Podríamos ponernos en la postura de juzgar la historia bíblica o
podemos juzgarnos a nosotros mismos y hacer una revisión de cómo
nos hemos ligado a Dios, a la Iglesia y a nuestros líderes. Analizar
cuáles han sido las verdaderas motivaciones; por qué a veces
“elegimos” un liderazgo u otro; por qué determinado tipo de liderazgo
nos gusta más; por qué con algunos nos sentimos más cómodos, y otros
tipos de liderazgo sentimos que nos exponen, nos desafían y nos
incomodan.
Tenemos que hacer el análisis de qué tipo de liderazgo y cuidado son
favorables para la manifestación del propósito de Dios en la tierra.
¿Qué tipo de Iglesia queremos edificar? ¿Qué tipo de discipulado
queremos ejercer?
Tanto el que ofrece como el que recibe son responsables del tipo de
cobertura que edifican; del tipo de liderazgo que desempeñan. Porque
están tanto el que demanda como el que ofrece; y al final producen un
producto que contribuye a edificar la Iglesia, o que se acomoda a sus
necesidades personales.
Los líderes a veces se encuentran frente a la disyuntiva que les
presentan las expectativas que las personas tienen respecto de ellos. A
veces pueden tener construcciones extraordinarias de lo que Dios ha
dicho y revelación; pero cuando se exponen a las expectativas del
discípulo, modifican la forma de ser y de decir para conformarse de
acuerdo a las exigencias y necesidades puntuales. Es importante que
podamos cumplir el papel y el rol que nos corresponde como líderes y
como liderados; porque todos cumplimos ambos papeles en la vida.
Resulta interesante que tener una idea del liderazgo vinculada a
confortar el corazón, tiene una trascendencia importante en el propósito
de Dios sobre la tierra.
Vamos a ver que un tipo de liderazgo se centra en la persona y el otro
tipo de liderazgo se centra en el propósito. Y si bien las necesidades son
importantes, lo que prima es que una persona sea rescatada más en su
propósito que en su necesidad porque toda necesidad será cubierta
por el propósito de Dios, desarrollado y manifestado en su vida.

Vamos a analizar en primer lugar la frase que le dijo el anciano de


Gabaa: “Toda tu necesidad quede solamente a mi cargo” “(…) Mas
ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa.

88
Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también
tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está
con tu siervo; no nos hace falta nada.”

Si observamos, el levita tenía todo lo que necesitaba; sólo le faltaba


un techo. La expresión “quede solamente”, es la palabra Rac en hebreo
y significa: “propiamente flacura, flaqueza, magro, limitado”.
Si hacemos el reemplazo, lo que el anciano le dijo fue: “toda tu
necesidad quede flacamente, limitadamente a mi cargo”. A veces de
nuestra boca salen palabras queriendo expresar algo, pero a nivel
espiritual tienen el significado contrario.

Volvamos a la historia y veamos qué pasó después:


“(…) Y los trajo a su casa, y dio de comer a sus asnos; y se lavaron
los pies, y comieron y bebieron. Pero cuando estaban gozosos, he aquí
que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la
casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa,
diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo
conozcamos”
En la historia todo fue bien hasta que estuvieron gozosos. La palabra
gozoso en el griego se traduce como Éxito. Cuando llegaron al éxito, se
les presentó una situación adversa. Los hombres perversos no buscan a
gente fracasada; sino que van a llegar en el momento de éxito para
exponer su capacidad de liderazgo y cobertura.

Todo liderazgo y cuidado que esté centrado en la necesidad de las


personas, siempre va a ser insuficiente. Podrá llevar a situaciones de
éxito aparente, pero ante la exposición de la adversidad flaqueará,
porque habrá fundamentado sus decisiones y acciones en la necesidad.
A diario nos encontramos usando expresiones como “cuando estés
triste, yo te voy a levantar el ánimo”; “cuando estés mal, ven y voy a
orar por ti”; “cuando tengas problemas en tu trabajo, voy a tener una
palabra de Dios para tu vida”.
Esto no es otra cosa que un liderazgo flaco.

Toda ligadura que hagamos con Dios y con nuestro líder en función
de una necesidad, será débil. Porque cuando sea suplida la necesidad,
ya nada nos unirá a Dios ni a nuestro líder, hasta que de nuevo en algún

89
área de la vida nos sintamos vacíos o con una nueva necesidad. De esta
manera, se producen ciclos de necesidad, que no se superan, ni
sustentan la vida; y nunca pueden construir nada.
No estoy diciendo que no haya que cubrir las necesidades, sino que la
ligadura a esa persona, jamás puede estar primariamente basada en su
necesidad, su debilidad, o su depresión. Nunca se debería predicar el
evangelio en función de la pobreza, de la enfermedad, o de algo que
falte; porque habrá cubierto a la persona en su necesidad
momentánea, pero no la habrá preparado para lo que viene.
Pero veamos el otro tipo de liderazgo.
El suegro le dijo: “Conforta tu corazón con un bocado de pan, y
después os iréis”; y más adelante le dice: “Te ruego que paséis aquí la
noche; he aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu
corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino y te irás
a tu casa”

La palabra confortar se escribe Saád en hebreo, y significa como raíz


primaria: “sostener, respaldar, sustentar, sumar fuerzas”.
Lo llamativo es que a este sentido de sostener y respaldar lo da en
función de una tarea que va a tener que hacer después: cubrir y preparar
para el recorrido que tenía que hacer. El suegro estaba ligado en
función del camino que tenía que recorrer el levita; por eso lo preparó
para que pudiera enfrentar todo lo que en el camino se le presentara.

El concepto que debemos tener de Dios, de la


Iglesia y de nuestros líderes no debe ser en función
de que suplan una necesidad, sino en el sentido de
confortar nuestro corazón para la tarea asignada,
para lo que hay que afrontar, para cumplir el
eterno propósito de Dios sobre la tierra.

La función de un líder es afirmar el corazón de las personas,


confortarlos; prepararlos para que cumplan aquello para lo que fueron
llamados. Nunca un líder que lo reconforte querrá tenerlo bajo sus alas
indefinidamente, sino que va a pretender que sea expuesto a las
situaciones, pero que esté preparado para enfrentarlas.

90
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno
mire cómo sobreedifica.” 1 Corintios 3:10

El Apóstol Pablo dijo: “Yo puse el fundamento, pero cada uno tenga
cuidado cómo sobreedifica”.
Cada persona es quien debe cuidar cómo sobreedifica con las
herramientas que el líder le da, en lugar de esperar que su líder sea
quien solucione su situación.
Pero volviendo a nuestra historia central, el levita salió suplido de la
casa de su suegro; salió provisto de todo lo que iba a necesitar.
Un liderazgo que conforta no lo hace dependiente, sino que lo prepara
para enfrentar todas las situaciones posibles. Una persona que está en
necesidad, pero bajo un liderazgo que la conforta, no permanecerá
mucho tiempo en la necesidad, porque será preparada para romper con
ella.

Veamos algunas características de ambos tipos de liderazgo.


El liderazgo que conforta, lo prepara para las situaciones con las
que se va a enfrentar. También lo fortalece, es decir, le da los recursos
necesarios para soportar la resistencia a la que se enfrentará en el
camino que debe recorrer. Lo sostiene, mantiene sus pies firmes frente
a los embates. Lo alimenta adecuadamente y le da herramientas. Lo
desafía, porque espera que progrese y avance; que supere situaciones.
Potencia sus dones y capacidades. Un líder que conforta el corazón no
espera la aprobación de las personas que están bajo su liderazgo. La
herramienta que utiliza para ejercer el liderazgo es el amor de Dios; no
el amor hacia las personas, sino el amor de Dios, que es el amor
perfecto. El liderazgo que conforta no busca su propio beneficio.

El liderazgo basado en necesidad, lo va a mantener bien pero


siempre estará en el mismo lugar. Espera con expectativa el
agradecimiento y el reconocimiento. Da lo que la persona necesita en
función de sus falencias, de lo que siempre falta, de lo que cree que
necesita o que tiene menos; busca darle el versículo acorde a la
necesidad que está pasando. Por lo tanto, usted no puede edificar nada,
porque siempre se le da al nivel de lo más bajo. No espera resultados ni
lo lleva a la autoevaluación, aun si hay algo positivo en lo que está

91
haciendo. Sólo se enfoca en que no haya necesidad; que nadie pueda
decir nada de su liderazgo. Los gobernantes actúan de esta manera:
administran y gestionan sobre el País, la Provincia y la Ciudad en
función de las protestas sociales y nada más, porque no tienen plan de
acción a futuro. La herramienta es la manipulación, para que las
personas les sigan. En un momento adverso no saben cómo responder,
porque todo lo que hacen es basado en sus fuerzas.

Liderazgo basado en la Liderazgo que Conforta el


Necesidad Corazón
Mantiene a quien lidera siempre Potencia sus dones y
en el mismo lugar. capacidades.
Espera su agradecimiento y Alimenta. Alegra el corazón.
reconocimiento.
Da lo que la persona necesita en Prepara. Fortalece. Sostiene. Da
función de sus falencias, no en herramientas.
función de propósito y destino.
No espera resultados. Espera que a quien lidera
progrese y avance.
Su herramienta es la Su herramienta es el Amor de
manipulación. Dios.
En el momento adverso, no Desafía a la persona
sabe cómo responder. permanentemente a salir de su
zona de comodidad.
Constantemente buscara la No espera la aprobación. No
aprobación del que sostiene. busca lo suyo.

Es más fácil llevar a cabo un liderazgo según necesidad; la gente se


siente cómoda, satisfecha, pero es por tiempo limitado.
En cambio, llevar a las personas al confort del espíritu, hace que la
tarea sea más ardua porque requiere altos niveles de espiritualidad,
entrega, disciplina y entendimiento de lo que se está haciendo y para
qué: para arribar al galardón que se está esperando.
Veamos algunos versículos que se refieren a lo que es confortar:
“Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su
nombre.” Salmo 23:3.
El confortar siempre es en función de lo que viene adelante; por eso
utiliza la expresión “me guiará”. No podemos separar el confortar del
92
guiar, porque ese es el sentido de confortar: prepararte para el camino
que has de seguir.
“La luz de los ojos alegra el corazón, y la buena nueva conforta los
huesos.” Proverbios 15:30

La buena nueva es el evangelio. El evangelio tiene la genética de


confortar las vidas, para la manifestación de Cristo en la tierra.
Aquellos que vivimos por el fuego del evangelio, jamás seremos
abandonados ni dejados en la adversidad eternamente; porque el
evangelio nos confortará los huesos y la necesidad no tendrá lugar en
nuestras vidas.
“Esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común
a vosotros y a mí.” Romanos 1:12

La fe también tiene esta impronta. No desvaloricemos la fe


utilizándola para las cosas vanas de la vida, porque la fe tiene todo lo
necesario para que usted viva confortado y por lo tanto listo para ser y
hacer aquello para lo que fue creado.
“Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales
personas.” 1ª Corintios 16:18
“Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho
más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su
espíritu por todos vosotros.” 2ª Corintios 7:13

Debemos tener en gran estima a aquellos que desempeñan un


liderazgo que conforta el corazón, ya que no es la tarea más fácil, ni
tampoco la más reconocida; y a veces inclusive es despreciada. Pero lo
importante es que, si usted encuentra en su líder a alguien que no sólo
le abraza por su dolor, sino que también lo levanta y le dice de lo que es
capaz, aunque todavía esté con lágrimas en los ojos, entonces debe
honrar y sostener su vida.
Veamos cómo la Iglesia cumple la función de confortar.
“Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh
hermano, han sido confortados los corazones de los santos.”
Filemón 1:7
“Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi
corazón en el Señor.” Filemón 1:20

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Vemos que la palabra confortar es una palabra importante en el
sentido de destino, de propósito y de avance.
Aunque hoy usted esté atravesando alguna necesidad, no será ese su
estadío final, porque quien le conforta lo lleva a traspasar esa barrera.
Si usted es un líder, debe confortar el corazón de sus discípulos y
llevarlos a traspasar la barrera de la necesidad y a conocer lo que Dios
ya habló de sus vidas. Toda idea errada que tenga acerca de lo que ve,
lo aplicará en lo que no ve: en Dios y en la Iglesia. Es importante que
podamos edificar los conceptos puros y adecuados para vivir bajo los
parámetros divinos y no bajo los humanos y religiosos. Algunos
parámetros religiosos suenan lindos y cómodos, pero forman parte de
una iglesia añeja, de un sistema que está centrado en un espíritu de
pobreza de conceptos, en función de la minusvalía de las personas.
Es tiempo de que seamos líderes que conforten el corazón de los
discípulos. Liderazgo es “levantar al nivel de...” Cuando Cristo les dijo
a sus discípulos: “Me voy a hacer morada, para que a donde yo estoy,
ustedes también estén”, se refería al estado en el que Jesús estaba en
ese momento; un estado de autoridad frente al Padre. Hoy, nosotros
estamos en las moradas que Cristo nos preparó en Él, que es un lugar de
autoridad en Su nombre.

Que el Señor nos dé la gracia y la sabiduría de comprender que no


estamos para suplir las necesidades en función de las personas, sino
para hacer y ser obedientes a lo que Dios nos está dictando para avance,
esto es manifestar a Cristo en todo lo que hagamos.
Dígales a sus hijos que va a construir el propósito de Dios en la tierra
y que no se morirá hasta que ellos vean lo que Dios ha hablado de su
casa. Si toma esta decisión, la necesidad no podrá asentarse en su hogar
de manera permanente, y no habrá escasez que pueda enfrentarse a la
Palabra dada por Dios. Todo lo que Dios le ha enviado a hacer, trae
consigo la provisión adecuada para el resto de sus días.
En la manifestación del propósito para sus días, está toda la provisión
y toda plenitud. Su seguridad no debe estar en sus logros y éxitos
personales, sino en ser y hacer aquello para lo que fue creado. Sólo así
todo lo que produzcan sus manos no estará al alcance del enemigo y
todo lo que haga en función del propósito traerá sentido absoluto de
realización y gozo.

94
CAPÍTULO 8
LA GESTION DE LA PERFECCION

Cuando alguien se plantea lograr o alcanzar algo, pero dice: “Es


imposible que lo logre”; “Es imposible que lo alcance”, ni siquiera
hace el intento de llegar, porque ya asumió que es imposible alcanzar
tal o cual cosa. En cambio, si dijera: “Existe una mínima posibilidad de
que pueda lograrlo o alcanzarlo”, seguramente intentaría hacerlo.

Del mismo modo, pensar que es imposible ser perfecto, hace


imperfecto a Dios. Porque si Dios nos pide que seamos perfectos y
creemos que es imposible serlo, ese pensamiento lo convierte en
imperfecto a Él.
El asunto está en que entendamos la perfección; a qué se refiere con
ser perfectos, desde el punto de vista con que Dios está viendo al ser
humano.
Vamos a ver a la luz de la palabra y a la luz de la historia de la
iglesia, cómo se ha ido planteando a la perfección desde un aspecto
religioso y humano. Por lo tanto, me gustaría que podamos entender
cuál es la reforma en cuanto a la palabra perfección. No es el objetivo
de este capítulo que entendamos qué significa ser perfectos, sino cómo
se gestiona la perfección en nuestra vida.
Mi planteo es que, al leer este capítulo, usted pueda pensar cómo
gestionar la perfección; porque si se tiene el mandato de Dios de ser
perfectos y que como generación seamos perfectos, entonces debemos
gestionar la perfección.

Cuando hablamos de perfección, inmediatamente nos imaginamos


algo inmaculado, sin imperfección, y en alguna medida es así. La
perfección es el estado de excelencia total de algo. Pero a este
concepto tú lo puedes tomar como un obstáculo, o tratar de examinarlo
para poder entender lo que Dios quiere de nosotros, y así cumplir con
ello.
Para manifestar y gestionar la perfección, necesitamos medirla y
entenderla en todas sus formas.

95
A la perfección se la puede entender desde dos aspectos:
1. Como un modelo de perfección, es decir, como un modelo a
seguir. Por ejemplo, le presento la estatua del David de Miguel
Ángel y le digo que tiene que hacerla tal cual se ve; todo lo que
haga y que no sea igual a la estatua original, será imperfecto.
Este es un estándar de perfección: hay un modelo al que hay
que imitar de manera perfecta y sin errores. A la religión le
gusta el modelo de estándar de perfección, porque hace que
todas las personas terminen pareciéndose, hagan las cosas
igual, caminen igual, tomen las mismas decisiones, lo que
permite que la religión encasille a las personas. Un estándar de
perfección en la religión, puede estar en la manera en que se
debe vestir, actuar, en no levantar la voz, entre otras.

2. Como expectativa de perfección. No sería un modelo estricto


al que hay que seguir, sino que es un concepto más
individualizado. La expectativa de perfección es cuando, por
ejemplo, vamos a un negocio de ropa y encontramos una
remera que hace tres años que está allí porque a nadie le gusta,
pero en una oportunidad usted va, se la prueba y no sólo le
gusta cómo le queda, sino que también le sienta cómoda para
moverse al estirar los brazos; o sea que para usted esa remera
es perfecta.

La expectativa de perfección se trata de ser justo lo que se espera


que seas: ser exactamente lo que se requiere en un momento y en una
hora. Un modelo puede marcar a una generación, pero una expectativa
puede cambiar de un momento a otro. Para Abraham fue: “Te daré
naciones”, y la expectativa de perfección por parte de Dios, estaba
puesta en la fe de Abraham. Pero después le pidió un hijo, y la
expectativa de Dios sobre Abraham fue otra.
La expectativa de perfección es dinámica e individual, en algún
sentido. Nadie puede decir desde el exterior que una persona es
imperfecta, porque el único que puede valorar la perfección es Dios.

La expectativa de perfección es cumplir con


lo que me ha sido asignado

96
Cristo es nuestro modelo de perfección a seguir. Pero la noticia es que
a Cristo nadie lo ha visto con los ojos naturales, porque Él es la
expresión revelada a la Iglesia; es decir que jamás puede ser un
estándar de perfección. Cristo se revela a las personas y esa revelación
es en el espíritu de cada uno.
Una persona no puede encasillar a Cristo en una forma o en una
actitud. Y en este punto hay que hacer la diferencia entre Jesús y Cristo.
Jesús es la expresión física del Hijo de Dios sobre la tierra, pero no
glorificada y sin los avales posteriores a la cruz. Cristo es el Hijo de
Dios, con los avales, los títulos y llaves en la mano.
La religión buscó siempre poner a Jesús como estándar; y por eso
muchos quieren ir a donde Jesús caminó, hacer lo que Jesús hizo y
tratan de imitarlo cuando Jesús nunca quiso ser el modelo a seguir. Él
murió en la cruz como símbolo de que todo modelo visible muere para
manifestar lo eterno de Dios; que es Cristo glorificado, la cabeza de la
Iglesia. Por lo tanto, si nos quedamos en la imagen de Jesús en la tierra
siempre será una visión incompleta de lo que Dios vino a manifestar.
Pablo lo deja bien en claro al decir que no le interesa ya conocer las
cosas según la carne, sino que las tiene como pérdida para ganar a
Cristo. Pero a Cristo no llegamos por imagen física o corporal, sino por
revelación espiritual.
Juan estuvo con Jesús durante tres años, pero en el libro de
Apocalipsis, describe a Cristo como nunca nadie lo había hecho; porque
allí no tuvo una revelación de Jesús sino de Cristo. No le sirvió todo lo
que conocía de Jesús en la tierra; cuando vio a Cristo se cayó de
rodillas y tuvo que comenzar de nuevo para conocerlo.

Cuando Dios se revela a través del Espíritu Santo, usted entiende cuál
es el Cristo que Dios quiere manifestar en la tierra a través suyo. Por
eso es imposible que una persona sola manifieste a Cristo. El único que
puede manifestar a Cristo tal cual es, de manera completa y absoluta, es
todo el Cuerpo; que es la Iglesia.
Si tenemos en cuenta al pecado como asunto que nos puede hacer
imperfectos, la buena noticia es que Dios no se centra en el pecado para
hacer el juicio de perfección. Porque Él resolvió ese asunto y sacó su
expectativa de allí, porque fue cubierta por Cristo. El pecado es un
asunto resuelto en Cristo.

97
Si a Dios le preocupara el pecado del mundo, debería hacer morir a
Cristo de nuevo; pero un sacrificio fue necesario una vez y para
siempre para que el pecado del mundo no sea motivo de preocupación y
ocupación. Será un asunto de las personas recurrir al sacrificio en la
cruz para resolver el pecado ante Dios; pero no es algo en lo que Dios
esté fijando su vista. Él ve la humanidad a través de Cristo, con la
posibilidad de manifestarlo y ser aquello para lo que fuimos creados.

Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados.” Hebreos 10:14

Si está en Cristo, en Él fue santificado. De todos modos, esto no es


todo, ya que cada uno de nosotros debemos gestar, gestionar y
manifestar la perfección de Cristo en la tierra. No tiene que ver con una
forma de hacer Iglesia o con la forma en que la gente nos vea, sino que
tiene que ver con cómo resolvemos los asuntos diarios.

La forma en que manifestamos a Cristo, es en la forma en que


resolvemos los problemas. No es que estemos contentos todo el día, ni
que digamos que está todo bien cuando estamos en un problema. Los
caminos que un hombre toma, las decisiones, los pensamientos
predominantes, lo que gobierna su vida; toda esta suma es lo que lo
hace perfecto o no.

La gestión de la perfección está basada en los


caminos que tomamos para resolver los asuntos
de la vida.

Dice la Biblia que David tenía un corazón como el de Dios, o sea que
suplía todas sus expectativas; que a ambos les gustaban las mismas
cosas y peleaban por las mismas cosas. Sin embargo, David se
equivocó mucho y podríamos pensar que Dios tuvo motivos para
dejarlo de lado. Pero David aún en su error supo entender cuál era la
actitud y la acción correcta en ese momento; y a Dios le agradó eso. A
pesar del error que cometió, a Dios le agradó cómo resolvió el asunto
del pecado.

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“La justicia del perfecto enderezará su camino; más el impío por su
impiedad caerá.” Proverbios 11:5

Es decir que no se hace hincapié en el camino, sino en la actitud del


que camina para enderezar sus decisiones. Cuando hablamos de
justicia, hablamos de la capacidad de hacer juicios de las cosas que nos
pasan. Cuando nos pasa algo y decimos: “Mira lo que me pasó; al
final, ¿en dónde está Dios?”, estamos haciendo un juicio. Este juicio es
justo o injusto, según nuestras decisiones y los resultados.
Entender la perfección de Cristo es cómo gestionamos para que
Cristo sea parte de nuestras decisiones y para que Él sea encarnado en
nosotros. Así nuestra vida tiene una salida saludable y clara en las
situaciones de la vida.
Debemos saber cuáles son las expectativas de Dios sobre nosotros; y
esto no puede salir de un mensaje desde un púlpito, porque se
convertiría en un estándar. La expectativa que Dios tiene de perfección
es por revelación, a través del Espíritu Santo. Cuando Dios le dice que
tiene que tomar un determinado camino o renunciar a algo y usted
obedece, para Dios es perfecto. Ahora, cuando no lo hace o se equivoca
al hacerlo, Dios no lo descalifica, porque el tema de la perfección no
tiene que ver con un asunto de salvación, sino que tiene que ver con un
asunto de inhabilitación; es como un medicamento que deja de ser
efectivo.
Cuando entiende que en su vida hay cosas que no han sido claras en
la obediencia, en el hacer conforme a lo que Dios le ha ido revelando en
su corazón, ya no se trata de una valoración de Dios de imperfección
sobre su vida, sino que usted mismo rompe con esa expectativa de
perfección. Esto es en un caso negativo.
En un caso positivo, Dios puede ampliar sus expectativas acerca de
usted. Esto es cuando se mueve en obediencia a lo que Él le dice,
entonces Él está saciado y completo en usted. Así que Dios le revela
una porción mayor de Cristo y Sus expectativas se amplían sobre su
vida. En esta instancia, usted también tendrá que ampliar los niveles de
gestión, para manifestar esa “nueva” perfección que el Señor le mostró.
“Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se
acabará.” 1ª Corintios 13:10

99
Aquí está hablando que lo que hasta un momento fue perfecto en
parte, se acabará y vendrá algo más perfecto.
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y
cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:2-4

Muchas veces la prueba viene a ampliar sus niveles de perfección y a


mostrarla. Entonces la perfección es la obediencia plena de la
revelación de Cristo a su vida. Ya no se trata de un estándar religioso ni
de maneras en las que se debe actuar que son impuestas desde un
púlpito, sino de las decisiones internas que a través de su Espíritu Dios
le está pidiendo.
La expectativa es la obediencia revelada; que usted está actuando y
haciendo algo por obediencia revelada y no por obediencia sugerida ni
impuesta. La obediencia impuesta es aquella que otro te dice que debes
hacer; que te impone un cambio o una decisión. Podríamos decir que es
como una ley. Por ejemplo, podemos ver en la Biblia el encuentro entre
Jesús y el joven rico. Éste le dijo: “He cumplido la ley y los profetas”;
entonces Jesús le pone en frente un aspecto que no estaba en la ley, sino
que tenía que ver con sus propias limitaciones: su riqueza. Le responde
Jesús: “Vende todo lo que tienes, y sígueme”. Esta orden no era
impuesta; pero sí podemos decir que es revelada, ya que se trata de
manifestar mayor perfección de acuerdo a los desafíos que nos
planteamos para adelante.
Cumplir con todo lo que supuestamente debemos cumplir nos hace
buenos cristianos; pero una persona no es perfecta por cumplir
acabadamente los mandamientos establecidos, sino los mandamientos
internos que Dios hace a su vida, para que rompa con toda limitación
humana y pueda ser lo que Dios espera de ella desde antes de la
fundación del mundo.
“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo,
siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para
que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.”
Colosenses 4:12

Si es insensato con lo que ha oído de parte de Dios y con lo que le ha


revelado, entonces corre riesgo de imperfección. La imperfección nos

100
inhabilita para manifestar el gobierno de Dios en la tierra. No es que
Dios nos desprecia o nos desecha; sólo no estamos habilitados para
manifestarlo en la tierra.
Ser perfectos no está en función de la salvación, sino en función del
propósito. Es por esto que Dios está sumamente interesado en que
seamos perfectos. Por años hemos creído que lo que nos inhabilita es
una equivocación o un error. Si bien esto necesita ser restaurado y
resuelto en el mundo espiritual, lo que nos inhabilita son las decisiones
que tomamos y las acciones que son imperfectas, según lo que Dios nos
está hablando.
“A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra.” 2ª Timoteo 3:17

Es decir que la perfección tiene que ver con la obra de aquello que
Dios está esperando de nosotros en función de su propósito eterno
asignado a nuestras vidas. La buena obra no se refiere a la caridad, sino
a lo que avanza a su propósito eterno.
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que
prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por
Cristo Jesús.” Filipenses 3:12

Pablo se ve como que es imperfecto y quiere lograr la perfección;


pero más adelante dice:

Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra
cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.” Filipenses 3:15

Hay un estado de perfección que se logra cuando obedecemos a Dios,


cuando creemos y vivimos en función de lo que Dios nos ha llamado a
hacer. Pero siempre habrá en el perfecto, la posibilidad de alcanzar
mayor perfección. Por eso Pablo se desafía y dice que prosigue a la
meta; porque todavía está en la carrera de alcanzar aquello para lo cual
fue llamado.
No se trata de una lucha con el mundo que nos rodea, sino de una
lucha con nosotros mismos. Necesitamos entender que, si logramos
manifestar la perfección, podremos cumplir la razón por la cual Dios
nos puso en la tierra.

101
Pablo entendía que era perfecto en gestión; pero sabía que para
romper con mayores cosas y para tener mayor efectividad y autoridad
en el mundo, tenía que alcanzar otra perfección.
Entonces no se trata de ser perfectos ante los ojos de los hombres,
porque no son ellos quienes nos van a juzgar como perfectos, sino que
es Dios quien nos juzga. En esto es oportuno aclarar que, si bien no se
trata de ser perfectos ante los ojos de los hombres, los frutos de nuestra
vida deberían asombrar a las personas que nos rodean; no podemos
pasar como personas comunes.
Este mundo no es imperfecto por el pecado; es imperfecto porque no
hay nada de Dios en él. No es imperfecto porque adora a Satanás; es
imperfecto porque ninguna de las formas para resolver los problemas y
para afrontar la vida incluye a Dios.
Nuestra perfección está marcada por cuánto metemos a Dios en
nuestras decisiones diarias. La perfección tiene un mensaje, pero va
acompañada de evidencias.
No podemos hacer alarde de nuestra perfección, porque en el
momento en el que decimos que somos perfectos, dejamos de serlo.
Sólo Dios puede juzgar en intimidad cuán perfectos han sido nuestros
caminos en estos días; en los asuntos que Dios nos ha hablado. No tiene
que ver con si ayudamos o no a la vecina o si hacemos buenas obras;
sino con aquello con lo que Dios le da testimonio de que ha hecho
conforme a Su expectativa. Dios está viendo si los objetivos para los
cuales lo puso en el lugar en el que está, se cumplieron o no.
“Abominación son a Jehová los perversos de corazón; mas los
perfectos de camino le son agradables.” Proverbios 11:20

La gestión de la perfección es asunto de revelación, que nos pone


constantemente en desafíos mayores porque nadie que es perfecto se
queda estancado, sino que se desafía; se plantea que, si pudo llegar
hasta un punto, puede llegar a algo más. Por lo tanto, alguien que es
perfecto nunca está apesadumbrado, ni renegando de lo que le pasa o de
lo que tiene o de lo que se dice. Una persona perfecta no está temerosa
de que alguien le pueda hacer daño o que le vaya a ir mal.

La perfección se trata de que cada uno pueda


romper con actitudes y pensamientos que nada
tienen que ver con Dios.
102
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en
aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4:18

Cuando logramos manifestar la perfección en la vida diaria, en


nuestra familia, en nuestro trabajo y nos juntamos como Cuerpo en la
congregación, así completamos la medida de Cristo en el mundo.
Muchas veces hemos pensado que el camino del perfecto era en
función de la persona que camina y por ello nos sentíamos incapaces de
caminar en él.

Pero el camino del perfecto, no toma nombre por quien lo transita;


sino de hacia dónde se dirige.
Es el camino del perfecto porque caminamos hacia la perfección; por
lo tanto, sáquese el sesgo que la religión puso como estándar de
perfección para que se aleje del camino de la perfección. Mejor camine
en él entendiendo que se dirige hacia una vida de perfección cada vez
más plena y absoluta, cuya finalidad es mostrar a Dios en este mundo.
“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el
mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como
también a mí me has amado.” Juan 17:23

La perfección en la unidad significa que, en un conjunto de personas


perfectas, la unidad es perfecta y no hay desavenencias.

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del


Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo.” Efesios 4:13

Este versículo no está hablando de personas, sino que está hablando


de la Iglesia.

Nuestra tarea no debe ser esforzarnos por ser inmaculados para que
nadie encuentre un error en nosotros; quítese esa carga porque su
perfección no está allí. Su perfección está en que, a pesar de sus errores,
todo lo que decida y busque continuamente sea agradar y mostrar a
Dios.
Es importante que entendamos que a la perfección hay que
gestionarla; no es que tenemos una etiqueta de imperfectos y así nos

103
vamos a morir. Sáquese esa etiqueta que le puso la religión o que
quizás usted mismo se puso, porque creyó que sus errores y malas
decisiones del pasado lo descalificaban.

Empiece a inquirir y a buscar en el Señor, cuál es la perfección que Él


está esperando de usted. Usted es la dosis perfecta de sal para la tierra.
Si las situaciones en la vida lo encuentran quejándose, enojado,
incómodo, hablando mal, echándole la culpa a Dios de lo que le pasa,
su corazón no tiene actitudes perfectas. No es ese el corazón perfecto
con el que Dios afrontaría esa situación.
Pero puede convertir una situación extraña en algo que lo impulse,
que lo sostenga y que lo amplíe. Esto hace una persona con paciencia:
detiene la pelota y ve hacia dónde va a patear. No toma decisiones
alocadas, ni da respuestas rápidas y ansiosas porque sabe que, si lo hace
de esa manera, seguro se equivocará.

La prueba viene para producir paciencia, para que aprendamos a


“parar la pelota y le preguntemos al Señor cuál es la actitud perfecta
para esta situación”; y a su tiempo se manifestará la perfección de Dios
en cada uno de nosotros y por consecuencia, en la tierra.

Somos perfectos porque Dios nos vistió en nuestra intimidad y nos


dijo que éramos perfectos para Él. Pero Dios siempre tiene algo más,
que puede hacernos más perfectos, y por eso habla a la Iglesia.

Piense en todas las cosas que le dicen que es imperfecto: alguna


decisión errónea, algo que los estándares religiosos marcan como
pecado y que considera que lo marcó para la imperfección y que lo
rotuló.

Haga este ejercicio en el espíritu: sáquese ese rótulo y ese estigma de


su vida y empiece a creer que Dios se ha planteado nuevas expectativas
para usted.
Escuche a Dios diciéndole que es perfecto para Él y necesita su
perfección para manifestarse en la tierra.

104
CAPÍTULO 9
LAS ESCRITURAS

Si usted cree que Dios se manifiesta en algo de lo que hace, entonces


tiene que disfrutarlo. Tiene que hacerlo crecer y perfeccionarlo cada
día; profesionalizarse en ello. Un concepto equivocado delante de Dios,
es un placebo para la vida. No sirve, no tiene principio activo, aunque
la gente se sienta bien tomándolo.
En lo personal he estado pensando acerca de las escrituras y de cómo
Dios escribe. Esto me llevó a algunos interrogantes, y me pregunté:
¿Por qué Dios no le enseñó a escribir a Adán? ¿Por qué Dios se perdió
de tantos años? El primero que escribió en la Biblia fue Moisés,
escribiendo el Pentateuco; y lo hizo por una directiva divina. Dios le
dijo: “Escribe lo que yo te estoy diciendo; lo que estás viendo”.
Tengo que pensar que cuando Dios crea al hombre, lo crea sin
escritura, y considero que hay un misterio escondido en cuanto a cómo
escribe Dios. Vemos a Dios diciéndole al hombre que escribiera en
muchas ocasiones. Por ejemplo, en Apocalipsis le dice a Juan que
escriba, pero también le dice: “Esto no lo escribas”.
Me llevó a preguntarme por qué si Dios tenía cosas escritas para
nosotros, no contamos con esos registros en asuntos que podrían haber
sido muy útiles para nuestro entender y proceder.
Y eso fue un disparador para entender cuál es el verdadero sentido;
qué significa para Dios escribir y qué significado tiene para nosotros
hacerlo.
Estudié entonces un poco más acerca del origen de la escritura del
hombre.
La intención es que podamos entender qué es lo que quiere decir Dios
cuando dice que “escribamos” y qué significa cuando una persona dice
“escribamos”.
De acuerdo a las evidencias que tenemos del hombre primitivo,
vemos la necesidad que éste tenía de transmitir y manifestar algo que le
estaba sucediendo.

105
La Escritura En Su Fundamento Tiene Dos Funciones:

1. Transmitir algo que me está pasando para que otro lo pueda


entender. Que vea lo que yo hago y lo pueda comprender.
2. Que trascienda mi propia persona.
Al principio las culturas eran orales; es decir, sólo contaban con la
transmisión verbal en su comunicación.
En cuanto a plasmar imágenes del mundo circundante, se comenzó
con dibujos en las cuevas, con pinturas de lo que el hombre primitivo
veía a su alrededor. Pintaban una lucha con un animal; cuando cazaban,
pintaban algún ritual. Pero siempre era algo que ellos veían
directamente. Lo percibían en su medio, y lo lograban transmitir con la
idea de que quien lo viera, lo interpretara de la misma forma que lo
hacían ellos.

Luego eso fue cambiando porque había necesidad de decir más cosas.
Sin alejarse de la pintura literal, empezaron a aparecer imágenes más
pequeñas y ordenadas.
Existen varias conjeturas acerca de las razones que pudieron inducir
al hombre a utilizar la escritura, o mejor dicho los tipos de mensaje que
necesitaba transmitir por medio de un sistema que los fijara en el
tiempo garantizando su exactitud, sin tener que depender de la
memoria, fundamento de la transmisión oral reinante hasta entonces.
Para los investigadores es muy difícil saber con certeza la causa
primordial que dio origen a la escritura, considerando que no fue igual
en todos los pueblos, ni fue una sola.

106
Cuatro Son Las Hipótesis Más Reconocidas:
 Hipótesis Religiosa: dice que la escritura nació para transmitir a los
hombres el origen, las acciones y cualidades de los dioses.
 Hipótesis Política: basada en que en los textos antiguos aparecen
conmemoraciones guerreras o medidas administrativas que los
gobernantes establecían para las generaciones posteriores.
 Hipótesis Literaria: literalizar los cantos y poemas para su
transmisión popular.
 Hipótesis Administrativa: esta es la hipótesis considerada con más
probabilidades. La escritura habría sido inventada para resolver
problemas de orden administrativo, consecuencia de los avances
económicos y de las nuevas necesidades de las sociedades urbanas
florecientes. Estas nuevas situaciones generaron la necesidad del
establecimiento de un nuevo código objetivo, cuyas señales debían
significar lo mismo para los interesados en el mensaje y permanecer
a través del tiempo.

Tomemos por ejemplo a la cultura egipcia, cuya escritura también


estaba compuesta por dibujos. Es muy similar a la escritura primitiva,
también se pueden observar imágenes de aves, objetos, etc., pero ya
tienen un sistema más organizado. Ya no solamente querían transmitir
lo que les pasaba, sino manifestar una secuencia. Ahora no eran dibujos
básicos; comenzaron a ser símbolos que representaban otras cosas con
una base fonética.

Luego de eso, frente a la necesidad de hacerlo más rápido,


comenzaron a aparecer los signos. Eran los mismos dibujos, pero más
simplificados aún. Así tenemos por ejemplo la escritura cuneiforme que
107
se realizaba con cuñas, y más o menos reproducía un dibujo
simplificado de lo que ellos estaban tratando de transmitir.

Así fue evolucionando la escritura.


A medida que fue siendo más abstracta, también se volvió más
abstracto el pensamiento del hombre. Ya no escribía lo que veía, sino
que escribía lo que sentía, lo que le pasaba; escribía lo que no podían
ver otros.
Y en esta progresión, la invención del alfabeto por parte de los
griegos es considerada por algunos autores como uno de los puntos más
elevados de la evolución cultural humana.

108
¿Cuál es la idea del alfabeto? Que cada letra manifieste una fonética
de lo que se dice. En nuestro caso son 26 caracteres, y cada uno de ellos
define un modo fonético diferente expresado en la lengua. La invención
del alfabeto dio inicio a algunas lenguas llamadas “Lenguas Madres”; y
a partir de ellas, el surgimiento de los diferentes idiomas. Por ejemplo,
el griego, el latín, el hebreo, el español antiguo, llegaron a evolucionar
al lenguaje actual.

¿Cuál es el objetivo de este recorrido? Entender cómo fue la


evolución de la escritura del hombre, para arribar a cuál es la diferencia
entre lo que Dios escribe y lo que escribimos nosotros.

Hoy no pensamos en objetos o en formas solamente como lo hacían


las culturas orales, sino que también pensamos abstractamente. Esto nos
lleva a representarnos mentalmente las cosas no sólo por su forma y
tamaño, sino además en letras, en palabras y frases. Si yo le digo algo,
usted inmediatamente después de evocar visualmente al objeto, lo
pensará en letras; o sea imaginará la palabra que lo representa. Si yo le
digo “mesa”, es muy probable que en su cabeza se forme la palabra
“mesa”, y no quede todo en la tabla con cuatro patas. Eso es porque la
forma en que hemos adquirido el conocimiento es también a través de
un pensamiento abstracto, y no solo concreto.
El lenguaje se va volviendo cada vez más especializado, de modo tal
que es necesario utilizar más palabras para que se entienda mejor lo que
queremos decir.

En las lenguas antiguas, como el latín y el griego, usted decía una


palabra y con ella decía muchas cosas; se entendía más ampliamente lo
109
que uno pretendía. En ocasiones, una misma palabra significaba varias
cosas.

“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,


no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu
vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue
con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el
rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de
perecer…” 2ª Corintios 3:6-7

Vemos a Pablo diciéndoles que son ministros competentes de un


nuevo pacto; no de la letra sino del espíritu, porque la letra mata mas el
espíritu vivifica.

¿Qué les estaba diciendo con eso? Hoy nosotros conocemos que la
letra de la que hablaba es la ley, pero también puedo entender que lo
que Pablo les estaba diciendo a los Corintios es que la manera que ellos
tenían de entender la letra, no era la manera en que Dios entendía la
letra. Si algo que Dios les dio, que era la ley, les producía muerte, era
porque no habían entendido cuál era el verdadero sentido de la letra.

¿De qué manera tenemos que entender lo que Dios escribió de


nosotros en la eternidad? ¿De qué forma vamos a concebir nuestra
vida? ¿Cómo un libro compuesto con hojas y frases escritas? ¡De
ninguna manera! Dios no escribe de esa forma. Dios no escribe cosas
en un libro; sino le hubiera dicho a Adán: “Toma Adán, te dejo tres
tomos para que entiendas lo que debe hacer una persona para estar en
mí”.

A un hombre como Adán, que no había pecado aún, no le era


necesario entender un lenguaje escrito, sino que él solo necesitaba
entender la letra de Dios con su espíritu vivificado.
¿Qué quiero decir con esto? ¿Estoy anulando la letra? No, estoy
diciendo que la letra sola no sirve.
Que si nosotros concebimos a Dios a través de letras, palabras,
sermones o discursos es muy probable que eso termine encasillándonos
en ideologías o en filosofías. Cuando el hombre escribe, lo hace para

110
dejar algo asentado. En cambio, cuando Dios escribe, lo hace
contemplando todo lo que necesita para producir el efecto que desea.

Cuando el hombre escribe algo y está equivocado, no le sirve; es


infructuoso. Pero cuando Dios escribe, lo escribe con vida, lo hace
asertivamente. Todo lo que Dios escribe en el espíritu de las personas
es verdad.

¿Qué pasa cuando su vida se basa en lo que alguien le dijo y no en lo


que activó su espíritu con lo que le dijeron? Ahí está la clave; empieza
a vivir una vida llena de estructuras. “Porque alguien le dijo…”;
“porque hace 3 años escuchó…” y hacemos estructuras de
pensamientos por palabras. Las verdades de Dios no se descubren por
lo que uno lee.

Las Escrituras sólo nos llevan a la verdad por


medio de la vida del espíritu, guiándonos a la
revelación de los asuntos espirituales, que están
más allá de la letra.

Usted no puede creer que, porque haya leído la Biblia, sabe todo de
Dios, o de lo que Dios piensa y quiere.
Lo escrito es para disparar nuestro espíritu a las profundidades de las
verdades de Dios, las cuales difícilmente podrán literalizarse en
palabras, sino que forman parte de una revelación espiritual.

Los científicos han leído la Biblia por años. Pero no está en la lectura
de la letra lo que activa lo que Dios quiere sobre el hombre, sino que la
clave de lo escrito está en un lenguaje espiritual. Y sólo con un espíritu
activo, vivo, eficaz, puede manifestar la vida de Cristo en la tierra.

¿Por qué hay división en una congregación que se rige por


lineamientos? Porque se rige por la estructura de lo escrito por
hombres.

Justamente lo que me sucede en este momento es que estoy viendo un


panorama; y me faltan las palabras para poder explicarlo de forma

111
completa. Eso es lo que pasa con su espíritu: siempre verá mucho más
en el espíritu de lo que su idioma puede manifestar.

Su espíritu y Dios siempre van a ser mucho más amplios de lo que


puede explicar con sus palabras. Por eso la letra viene como un
disparador, como un gatillo, como un iniciador de algo, pero nunca es
el todo ni el para todo.
El ser humano siempre trata de encapsular a Dios, pero resulta que
Dios se manifiesta revelacionalmente a nosotros; y siempre viene a
sumar a lo que ya le dijo, a aumentar lo que ya habló a su espíritu.

No me gustaría que hoy usted esté leyendo para descubrir un buen


mensaje; sino que lo haga para que una palabra active su espíritu y le
permita ver algo de Dios diferente. Porque en la letra puede haber algo
que yo le diga hoy, que si lo toma literal, lo mate. Pero si su espíritu
está despierto; si su espíritu está activo, va a producir una activación tan
tremenda en su vida, que podrá ver la vida como nunca antes la vio.
Pero no está en la letra, no está en el español; sino que está en un
idioma, en un código espiritual.

Necesitamos entender cómo Dios


escribe en nosotros.

Cuando nos acercamos a Él de acuerdo a nuestra manera de pensar,


podemos llegar a decirnos: “Pero si Dios escribió antes de la creación
sobre mi vida y yo estoy lleno de pecado, entonces lo que Dios escribió
ya no sirve”.

Quiero decirle que esa no es la forma en que Dios piensa de usted.


Cuando Él escribe algo, lo hace todo con un sistema de salvataje, de
redención. Lo podemos ver en el cuerpo humano. El 80% de su cuerpo
está hecho con un sistema de salvataje. Usted tiene 2 piernas; si le
faltara una, aun así, podría seguir moviéndose. Podría hacer sus tareas
con una sola mano.
Pero vamos al interior del cuerpo. Su corazón tiene un sistema de
doble riego: si se tapa una arteria, otra la suple; porque ese es el sistema
de salvación que tenía: si se tapaba una, podía seguir funcionando por
el otro lado.
112
¿Para qué doble función? Porque todo lo que hace Dios lo hace con
un sistema de redención. Esa es la idea de todo lo creado: “No puede
fallar”.
Nuestro idioma puede ser una traba para lo que Dios quiere hablar a
su espíritu. El español debe ser una herramienta que active su espíritu.
De lo contrario será un religioso más; un convencido más en su
raciocinio, pero no alguien que ha sido transformado por la palabra;
alguien que ha sido tocado en su corazón.

“Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si


eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Sí,
pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida
su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es
incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que
con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.
Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que
se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra…”
Romanos 2:25-29

Todo lo que acabo de decir, Pablo lo resume en este pasaje cuando les
dice: “¿Ustedes se creen que por haber cumplido una letra la han
cumplido toda, y que tienen el derecho de decir que otros no tienen la
posibilidad de acercarse a Dios?”.

Los judíos se circuncidaban, pero no cumplían el resto de la ley.


Porque habían tomado la ley en forma literal, según la carne; pero no
habían aprendido a leer lo que Dios leía.

Pero, ¿qué dice Pablo? Que aquellos que entendieron la ley en el


espíritu pueden ser incircuncisos por fuera, pero serán circuncidados en
el espíritu, porque entendieron el idioma. Entendieron por el espíritu lo
que Dios quería decir.

¿Qué vino a hacer Jesús a la tierra? A traer el Espíritu Santo para que
la ley dejara de ser literal y empezara a ser activa, fructífera en la vida
del hombre; ya no por convencimiento o por obligación, sino por
descubrimiento y revelación de lo que Dios tiene.

113
Nosotros nos acercamos a Dios con la idea de que Dios está leyendo
un libro y está viendo lo que hacemos; pero Dios encerró todas sus
ideas en el aliento de vida dado al hombre.

“En el principio creo Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba


desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y
el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea
la luz, y fue la luz.” Génesis 1:1-3

En el verso 2 dice que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Y


dice luego que Dios dijo: “Sea la luz”. Dios no tuvo que estar haciendo
una descripción completa de todo lo que tenía que suceder porque El
creó con una palabra. Ya con una palabra, el Espíritu Santo se activó de
tal forma que produjo lo que tenía que producir.

Usted necesita entender que cuando escucha una prédica no necesita


aprenderse el mensaje de memoria, sino que necesita una palabra que
active su espíritu; que active todo su ser.
Si usted piensa: “No sé si voy a poder grabar cada palabra cuando
tomo nota…”, necesita entender que sólo se tiene que ir con una
palabra. Pero no con una palabra que se vuelva ley para usted, sino que
sea una palabra que activó su espíritu; una palabra que activó todo lo
creativo del espíritu en usted; que activó lo que da vida.

Lo que Dios escribió fue tan exacto, que sólo podrá leerlo si entiende
el idioma y la lectura espiritual. El idioma en el que Dios escribe no
tiene nada que ver con letras; tiene que ver con tocar su espíritu y
despertar en usted lo que está dormido, para que entienda, sea sabio y
efectivo para lo que Él lo puso en la tierra.
Toda nuestra vida está como encriptada, y sólo cuando Dios lanza
una palabra es una clave que la abre y la libera; libera el entendimiento,
y da la vivificación que viene por la palabra del Espíritu.
El pecado hizo obtuso al hombre. Piensa: “Si no es como yo lo
entiendo, no existe”. En cambio, como ya vimos, el Espíritu nos libera
y nos hace libres.

114
Dios no necesitó un discurso para hacer la creación; sólo lanzó una
palabra y todo respondió de acuerdo al idioma del espíritu, con orden y
en la forma adecuada.
Cuando hablamos de reforma, y entender la reforma de la palabra
escrita, hablamos de dejar de encasillar a Dios en cosas rígidas, en
pensamientos humanos y religiosos, y permitir que la palabra de Dios
toque nuestro espíritu, desate y active todo lo necesario para el
cumplimiento de su propósito eterno en la tierra.

Hice un cuadro comparativo de lo que la letra hace, y lo que el


espíritu hace.

La Letra El Espíritu

Es rígida. Lo que dice lo Es abierto a descubrir mayores


considera absoluto. cosas.
Es escueta. Tienes que escribir Con una sola palabra amplia tu
mucho para tratar de entender corazón y entendimiento.
algo a veces pequeño.
La letra es abstracta y real. Lo que Dios quiere mostrarte en
el espíritu es literal, te muestra la
realidad espiritual.
Tiende a hacer ideologías, Produce revelación, gozo y
divisiones. unidad. Nunca divide.
Se lee con los sentidos. Se lee con la fe.
Se borra, se pierde. Todo lo escrito por Dios
permanece para siempre.

Ahora entiendo por qué Adán no tenía un libro de Dios para


entenderlo: porque Adán tenía en su espíritu todo lo necesario. Él
entendía a Dios de la forma más absoluta y real posible. No era
necesario darle un discurso para mostrarle la existencia de Dios, y
tampoco él tendría que dársela a usted si ha tenido un encuentro real
con su Creador; si está y habita en Él.

115
¿Quiénes piden evidencia? Los que se rigen por la letra. Los que son
del espíritu caminan por lo que dice la palabra que activa en su espíritu
la vida de Cristo. Cuando la Biblia se refiere a la inspiración divina
menciona la palabra “escrituras” y allí el original es “grafo”; sin
embargo, cuando se refiere a la letra, la palabra en griego que utiliza es
“grama”.

Grafo se utiliza para referirse a los que Dios dice. Pero Grama se
refiere netamente a la letra, a la forma escrita. La letra más el espíritu
producen la combinación explosiva de la revelación de Dios en
nosotros.

Muchos hemos dicho la frase: “Me explotó la cabeza”, como si fuera


que un mensaje estuvo bien argumentado, hablado y ordenado.
Necesitamos que la letra empiece a tocar nuestro espíritu, porque
nuestro espíritu activado por el Espíritu Santo es lo que provoca que sea
vivificante, como dice la escritura.

No puede ir a una reunión en piloto automático: “Vengo a cargar la


información como si tuviese un pendrive en la cabeza y me voy a mi
casa”. No; tiene que venir con un espíritu activo, porque lo que tiene
que esperar cuando va a una reunión es que su espíritu se active con
una palabra.

“Señor, dame una palabra que active mi entendimiento en todas las


cosas para que se active todo alrededor mío.”

La letra humana puede hacer una descripción extraordinaria de algo.


Por ejemplo, yo puedo describir su hígado o su pulmón, pero Dios lo
creó por la palabra; es decir que Él tiene el poder de la vida en su
palabra. Dios dice hígado y le hace un hígado nuevo; yo digo hígado y
tengo que explicarlo
Hay un poder mayor cuando la palabra de la letra se suma con el
espíritu. Debemos entender que la letra divina es la que crea, la que da
vida.

116
Por eso nada de lo que Dios escribió tendrá condenación en su vida.
Todo lo que Él escribió tiene vida, productividad, abundancia, y le
llevará a algo mayor, a algo productivo.

“Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella
en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo
del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.” Romanos 7:6

Había un régimen de sujeción que limitaba a través de la letra, pero el


nuevo al que hace referencia, es el régimen del espíritu. Tenemos que
dejarnos regir por el espíritu; esto es diferente, es amplio, es abarcativo.
“Señor, dame una palabra que active mi espíritu, que direccione mi
vida, que se sume a lo que vino y va a venir; que me amplíe, que me
impulse, que me sostenga.”

Si tiene situaciones irresueltas, la palabra que ha recibido hasta el día


de hoy ha sido letra. Un hijo de Dios no puede tener cosas
irreconciliables en su vida. Un hijo de Dios no puede tener situaciones
irresueltas en su casa, en su familia, en su trabajo. Porque de esta
manera está haciendo improductiva la palabra de Dios. Ha comido
letra. Y nadie está exento de eso. Yo le insto a que active su espíritu,
que le pida al Padre que lo que venga como palabras a su vida movilice
su espíritu de forma tal que todo lo que está escrito en la eternidad se
active para que vea más ampliamente lo que debe ver, lo que debe
tomar.

Si una palabra le produce dudas, está comiendo letra. Nunca un


científico podrá leer la Biblia y entender a Dios porque no es por
ciencia ni por letra, sino que es por su espíritu.
El grafo, no son miles de palabras; son palabras claves que despiertan
en usted todo lo que Dios diseñó. Su cuerpo, alma y espíritu se
alinearán en la medida que esto le sea revelado.

Debemos activar nuestro espíritu. El Espíritu se movía sobre las


aguas, y cuando vino la palabra produjo vida. No es con fuerzas
humanas, ni con meras palabras: es con Su espíritu.
Jesús dio discursos en el monte frente a miles de personas, pero
cuando fue y les preguntó a sus discípulos quien Él era, sólo uno pudo

117
decirlo, porque no se lo reveló carne ni sangre. Su espíritu se activó por
una palabra, y lo pudo ver. Jesús les hablaba en parábolas para que no
entendieran, porque aún no estaba el Espíritu Santo. Los discípulos
entendieron cuando fueron llenos del Espíritu Santo; allí les cayó la
ficha del evangelio.

Tu vida no está en tu lectura devocional de la Biblia, sino que lo que


te alimenta es esta lectura con tu espíritu abierto, vivo y activo en ti.
Muchas religiones basaron sus argumentos en la Biblia. Aún hay
gente que le hace decir a la Biblia cosas que nada tienen que ver con lo
que Dios dice de los asuntos de la vida. Esto se debe a que se acercaron
humanamente a lo escrito, y por lo tanto nunca conocieron al que
escribió la Biblia, que es el único libro que puede ser leído y entendido
si conoces al autor, si dialogas con Él y le permites que Él siga
hablando en ti.

118
CAPÍTULO 10
SUPERANDO LA DEFORMA

La palabra Deforma no existe como sustantivo; no la busque en el


Diccionario de la Real Academia Española. Pero en rigor, la uso en
sustantivo porque esa palabra sirve para que podamos entender que si
necesitamos la reforma es porque hay una deformación. A los fines
prácticos, el objetivo es que entendamos el principio.
Como generación debemos tener alta resistencia a la deforma y alta
sensibilidad a la reforma. Esto nos hace avanzar como Cuerpo y en la
conquista del propósito de Dios sobre la tierra.

La deforma no se produce de forma abrupta, sino que es muy sutil.


Por lo tanto, identificar un espíritu deformado, una actitud deformada,
lleva tiempo, lleva sensibilidad espiritual. Usted no podrá identificar
qué es lo que está deformado sólo por hacer una lectura mental de su
vida. Sólo el Espíritu Santo de forma activa en nuestras vidas podrá
identificar cosas deformadas.

La reforma viene por causa de que el hombre comienza un proceso de


deforma, por causa de alejarse de la idea original de Dios. Al entrar en
juego factores como la desobediencia, el pecado, el bien y el mal, éstos
tienen efectos deformativos que nublan la visión espiritual, empiezan a
cambiar los paradigmas de pensamiento y razonamiento. Así veremos
cómo aquello que es racional en lo espiritual, comienza a deformarse y
volverse irracional para el espíritu, pero racional en el plano humano.

Jesús fue el primer reformador de la historia del hombre. ¿Por qué


digo el primero, si anteriormente a Él ya hubo otros que se plantearon
la necesidad de una reforma? Lo que sucede es que Jesús no sólo se
paró con el diagnóstico de la reforma, sino que pagó el precio de la
misma. No se paró sólo con la bandera de que había que reformar, sino
que la pone en marcha en el hombre.

Es muy fácil pararse con un diagnóstico de la necesidad del cambio,


de que las cosas no funcionan, etc.; y uno puede quedar como el sabio
119
que reconoce tal necesidad. Pero un reformador no es aquel que
solamente hace el diagnóstico, sino aquel que pone en marcha los
mecanismos. Así como Cristo pagó el precio de la reforma con su vida,
a nosotros en muchos aspectos también nos causará la muerte de ciertos
pensamientos, formas y mecanismos propios, para que podamos dar a
luz la reforma en nuestras vidas.

Cuando el hombre desobedeció y se separó de Dios, comenzó un


proceso deformativo, paulatino, persistente. Nunca tuvo algo que se le
opusiera a esa bola deformativa permanente sobre la humanidad. Pero
cuando Jesús se para con el diagnóstico, pero también con la respuesta,
comienza un proceso de reforma en el hombre; comienza el proceso de
volver a lo original por lo que Dios puso al hombre en la tierra; pero la
deforma venía con un impulso muy importante. Tal es así, que, hasta
nuestros días, la reforma aún no ha tenido ni tiene el impacto en el
mundo adonde vivimos porque debemos trabajar, laborear y aun en
nuestros ámbitos eclesiásticos, la deforma sigue teniendo alto impacto.
De allí tiene origen este capítulo; de la necesidad de que la reforma
supere la deforma para que podamos tener la posibilidad de que este
mundo sea reformado.

No espero la reforma en el mundo; espero la reforma en los que


tenemos la posibilidad de ser reformados, que somos aquellos que
oímos a Dios. Si la deforma aún tiene espacio entre nosotros, tiene
ámbitos, oídos y lugar, y ni siquiera quienes tenemos posibilidad de la
reforma logramos superar la deforma, entonces estaremos siempre
detrás de la ola.

Por eso es que la reforma no es un evento puntual, no es un evento


histórico, no es un tiempo, no es un año. La reforma debe ser
permanente y persistente en nosotros, porque la deforma no descansa.
Es un mecanismo que está puesto en marcha. Mientras exista la
mentira y la deformación de la verdad, tomándolas como cosas
diferentes pero que tienen el mismo impacto, existirá la necesidad de la
reforma.

120
La reforma no es un evento puntual, sino que es la
lucha permanente de sostener al hombre en la
posición en la que Dios lo puso.

“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;


porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en
Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 10: 3-5

El Apóstol Pablo hace una lectura de que habitamos en un mundo


deformado, pero nosotros, dice, no militamos detrás de ese sistema,
sino que nos levantamos contra todo aquello que se opone a la reforma.

¿Cuál es el conocimiento de Dios? Es todo aquello que pone en


evidencia la deforma en nuestras vidas. El conocimiento de Dios es
reformista, porque hasta el día en que muramos necesitaremos el
conocimiento de Dios reformando y transformando nuestras vidas.

Conocimiento de Dios es todo aquello que pone en


evidencia lo que está deformado en nuestras vidas

Por lo tanto, todo aquello que se opone a la reforma es anti-Cristo.


Todo aquello que se opone a los cambios impuestos por Dios desde su
palabra, desde su conocimiento, tiene un efecto anti-Cristo. Se
convierte en enemigo de Dios; no en enemigo de la congregación, ni
enemigo mío, sino en enemigo de Dios; enemigo de la reforma.
La lucha de los hijos de Dios no es con personas, pero sí es con
argumentos que se levantan con altivez, con pensamientos, con formas
de razonar, de ver las cosas. Porque si tu forma de pensar no está
acorde al conocimiento de Dios, quiero decirte que ese pensamiento
está deformado, y por lo tanto es anti-Cristo.
Siempre que leemos acerca del anticristo nos hemos hecho la imagen
de que es una persona que se levantará en todo el mundo. No, el
anticristo está sembrado en la tierra desde el momento en que Jesús
nació. En Herodes se manifestó el anticristo; en cada época y
121
temporada de la historia lo hizo con una cara diferente. Hoy el
anticristo no está en forma visible, sino que está en cada uno de
nosotros cuando no queremos ser reformados.

Cristo es el modelo de la reforma, y debemos ser transformados a su


imagen. Esta imagen no es física ni corporal, porque Pablo lo deja muy
claro: “Aunque andamos según la carne, no militamos en ella”. Es
decir, parece que estamos medio deformados, porque vivimos en un
mundo deformado; pero nuestra milicia, nuestra orientación es hacia el
conocimiento de Dios.
No tiene que ver entonces con nuestra imagen externa, sino que tiene
que ver con todo lo que pasa dentro de nuestra mente, dentro de nuestro
corazón; con aquello que nos lleva a tomar decisiones.

Esta imagen tiene que ver con la manera de


pensar y de razonar que tiene Dios a través de
Cristo para con el hombre y todo lo creado.

Reforma no es decirle “Sí” a un mensaje; reforma es cambiar nuestra


manera de pensar, porque todo aquello que no reconoce el cambio es un
pensamiento altivo.

La deforma no es abrupta, salvaje ni notoria, de una forma que la


podamos identificar rápidamente. La deforma se produce en un proceso
lento que no está apurado por ser identificado. Sólo puede ser
identificado por el Espíritu de Dios. Porque los cambios visibles de la
deforma se acentúan de generación en generación.
Para que podamos entender la sutileza en que la deforma va
manifestándose en la manera de pensar del hombre, quiero mostrarles
de un modo práctico, con una parábola acerca de cómo se comportan
las características genéticas en el hombre: el ADN.

Nosotros estamos compuestos por información genética que es un


código que permite que algo se lea, y manifiesta lo que se lee de ese
código. Nosotros tenemos doble información para un mismo carácter.
Tenemos dos cromosomas para cada característica de nuestro cuerpo;
es decir que usted tiene doble información para su color de ojos, doble
información para su color de cabello, para su altura, etc. Mucha de esa
122
información se mezcla, se comparte; otra simplemente tiene lo que se
llaman Genes Dominantes, y Genes Recesivos.

Los Genes Dominantes son aquellos que se manifiestan a pesar de


tener otra información contraria. Por ejemplo: el color de ojos. Si una
persona tiene información genética en donde una de las partes dice que
su color debe ser negro, y la otra dice que tiene que ser color claro, el
color claro es recesivo, y por lo tanto cuando se manifiesten
fenotípicamente se manifestará el color oscuro, que es el dominante.
Una cosa es Genotipo, que es la información genética. Y otra cosa es
el Fenotipo, que es la manifestación genética. La carga genética tiene
doble información, pero termina manifestando lo dominante.

En el original, todos los pensamientos divinos estaban incluidos en la


genética del hombre como pensamientos dominantes en toda su
expresión y expansión. Todos los conocimientos que el hombre tenía
acerca de Dios, del mundo, de lo que lo rodeaba, de las sensaciones que
tenía; su forma de razonar y pensar tenía una dominancia espiritual. Es
decir que, con esa información, el hombre podía cumplir todo aquello
para lo que había sido creado.

Todo lo que viene de información humana, por razonamiento


humano, filosófico y lógico, que nace en las tinieblas y todo lo que es
deformado, no tiene competencia frente a un pensamiento divino.
Cuando empieza a ofrecerse al hombre información equivocada, éste
empieza a mezclar estos genes dominantes divinos, con genes recesivos
humano, diabólicos, deformados. Esto produce que todavía el hombre
tenga cierta afinidad con Dios porque de alguna manera sigue
mostrando y manifestando sus genes dominantes divinos, pero ya se
produjo un cambio en su genética. Ya algo sucedió en la información
genética. Si el proceso de deforma continúa, estos pensamientos e
información humana empiezan a acumularse en mayor medida en el
hombre, y esto provoca que se empiecen a manifestar por causa de
avasallar esta dominancia divina.
Hasta que llega el punto adonde en muchos aspectos de sus vidas, las
personas han expulsado a Dios de su manera de pensar, de actuar, de
reaccionar frente a lo que viven, y eso implica una nueva forma de
razonamiento.

123
El Adán que Dios crea en el huerto tenía una forma de pensar y
razonar que era dominante divina.

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo
que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Con que Dios
os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió
a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero
del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis
de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la
mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él,
serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el
mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y
tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así
como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron
que estaban desnudos…” Génesis3: 1-7.

Eva lo primero que responde de forma inmediata es toda la


información que ella tenía de Dios. Es decir que, si Eva se hubiera
mantenido en el discurso que ella tenía de Dios, no habría caído.
Pero la serpiente le dijo: “No moriréis”, y ahí entra un gen recesivo
en la mujer. Ella come y así entra información genética nueva.
“Y vio la mujer…” - Ahí nos damos cuenta de que la mujer comió de
lo que dijo la serpiente, y eso hizo que en ella se empezara a mezclar
información divina con otra manera de razonar y pensar.
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer” - Ya no era el
árbol prohibido; en realidad “no estaba tan malo…”. El árbol no
cambió; lo que cambió fue la perspectiva con que la mujer lo vio.
Esta deforma fue tan sutil en Eva que cambió. Sus ojos fueron
abiertos; eso significa que su forma de razonar cambió, con
información nueva y equivocada.
Se vieron desnudos… - ¿Para qué necesitaban en la información
divina saber que estaban desnudos? De nada les servía. Sin embargo,
con la nueva información se añadió otra información, y así empezó a
surgir la deforma en el hombre.

La palabra astuto en hebreo se escribe Arum, participio pasado de


astuto, artero, astuto, avisado, cuerdo, prudente.

124
Es decir, que a Eva le pareció razonable, le pareció cuerdo lo que dijo
la serpiente. Y cuando nosotros empezamos a creer que lo que oímos
entra dentro de lo razonable, es cuando empezamos a caer en el proceso
de la mentira.
La mentira usa una estrategia: La Tolerancia. Empezamos a tolerar
aquella nueva información. Los pensamientos incorrectos no vienen de
forma abrupta porque si así lo hicieran, usted los rechazaría de primera
mano. En cambio, vienen de esta forma dosificada, que permite que
usted empiece a tolerar.

El ADN tiene un sistema de evaluación permanente; si una célula


tiene un ADN erróneo, inmediatamente se desencadena un mecanismo
de apoptosis, es decir de muerte celular programada, ya que significa un
peligro para el resto del cuerpo.
Cuando un pensamiento deformista se mete en nuestras vidas, nada
bueno viene a hacer; todo lo que produce es error y caos, desorden y
dolor.

Si una verdad sale de la boca de alguien que no


vive la reforma, lo único que siembra es un
razonamiento humano.

La información empieza a cambiarse paulatinamente. Comenzamos


con pensamientos divinos, pero empezamos a añadirle nueva
información. Esta nueva información trae una nueva lógica, trae nuevos
parámetros de razonamiento, nuevas razones y argumentos. Pero no se
manifiestan de forma inmediata, sino que se empiezan a mezclar y
reproducirse.

Dios empieza a darse cuenta de que el hombre hace un click en su


manera de pensar y razonar; en la lectura de su ambiente. Eva tenía una
idea del árbol, y cuando tuvo esa conversación con la serpiente la
cambió. No era un pecado conversar con la serpiente, pero sí era algo
que a Eva no le convenía, porque la llevó a cometer un error grave. Por
esto Pablo habla de hacer lo que conviene y edifica.
A veces tendrás que cuidarte de personas y de cosas, no porque sean
pecado sino porque le abren la puerta a cosas que no convienen ni
edifican. El problema es que Eva no comió del fruto; comió de lo que
125
salió de la boca de la serpiente y allí es donde estuvo la puerta al
pecado.
El pecado en tu vida no comienza cuando cometes adulterio,
fornicación, cuando tomas lo que no es tuyo; el pecado comienza
cuando comiste algo que salió de una boca que no era la de Dios.
Entonces ya dijiste: “Ah… al final somos hombres, nos merecemos…;
al final, bueno, si mi patrón no me paga lo que yo quiero, de esta forma
compenso…” ¿Qué es eso? Estar en la lógica de lo razonable, pero que
nos lleva a una deforma, porque empezamos a tolerar pensamientos,
información externa que viene de personas, de la televisión, de un
amigo, de un familiar, de un líder religioso, pero que jamás salió de la
boca de Dios.

“¿Quién te dijo que el Pastor tiene la razón?” El que coma de esa


frase, en cuatro meses no estará más en la congregación debido al
espíritu que porta la pregunta que no quiere edificar, sino sembrar algo
que cambie tu manera de pensar.

No se trata aquí de que yo puedo pensar como quiero, o puedo hacer


lo que quiero, sino que se trata de saber de qué boca estamos comiendo.
Si estamos comiendo de la boca de la reforma, entonces estamos
comiendo del conocimiento de Dios. Pero todo pensamiento que se
levanta con altivez va a imponerse para romper el ciclo de alimentación
del conocimiento de Dios en su vida. Es sutil, no es abrupto; pero no lo
deja posicionado en el lugar correcto.

Estos pensamientos sutiles, ínfimos, que vienen con ese “no es tan
así…”, siempre, siempre, siempre son semillas. Si identifica estas
palabras, por favor cierre su oído, porque allí es donde cambia la
genética. Si tiene certeza de que lo que ha oído es el conocimiento de
Dios sobre su vida, coma de eso. Tiene que tener la certeza en su
espíritu de que eso es así.

La manifestación externa del hombre espiritual, el hombre natural y


el hombre carnal tiene que ver con la información genética que porta.
El hombre natural es aquel que ha despojado a Dios de su
razonamiento. Esto no significa que sea ateo; puede ser una persona
religiosa. Sin embargo, en su forma de pensar, en su forma de hilar los

126
pensamientos, en su forma de sumar un pensamiento con otro, Dios está
despojado absolutamente.

El hombre carnal es aquel que ha mezclado la información divina con


la información humana. Una persona que tiene mucho conocimiento de
Dios, pero es infructuosa porque jamás puede hilar lo humano con lo
divino y ser efectivo.

En cambio, el hombre espiritual es aquel que a lo mejor todavía está


en la lucha y en la reforma de su vida, pero ha cambiado su forma de
razonar.

La tolerancia es el arma de la deforma. Estos pensamientos recesivos


se implantan y los toleramos. No tenemos armas ni herramientas
humanas para detener esos pensamientos, porque son sutiles. Es por
esto que nos exponemos a la oración, a la búsqueda, a la intimidad, a
estar en los ámbitos correctos, para que el conocimiento de Dios sea lo
que nos sostenga, lo que nos alimente más y nos dé más genes
dominantes sobre nuestra vida, más de su vida manifestada a través de
la nuestra.

Estos pequeños pensamientos deformados van teniendo una


tolerancia en nuestras vidas, hasta que llegan a tener una relevancia
lógica en nosotros.
Esta relevancia lógica empieza a modificar nuestro discurso y termina
cambiando nuestras perspectivas de las cosas, y por ende cambian
también nuestras decisiones.

Eva tenía una perspectiva del árbol, que era la que Dios le había
dicho: “No comas”. Cuando la serpiente le dijo que no moriría, sino
que sería igual a Dios, cambió su perspectiva; lo vio de forma diferente.
Lo mismo pasa con todo lo que nos rodea. Salimos de una reunión
con una idea de Dios sobre un asunto, o volvemos de un retiro de
matrimonios con una idea de lo que es el matrimonio para Dios, como
institución divina. Cuando salimos de allí, empezamos a mezclar esa
información con la que previamente teníamos, con la que incorporamos
por charlar con algún familiar, amigo, vecino, y empieza el “no es para
tanto…; nosotros somos diferentes…; tenemos que adaptarlo a nuestra

127
vida…; tenemos que ver cómo encajamos lo que Dios dice con lo que
nosotros vivimos…” y empieza ese proceso de tolerancia, y en
consecuencia de deformación.

El matrimonio ya deja de ser lo que dijo Dios en su información


dominante, y empieza a ser lo que yo creo que es el matrimonio… y allí
comienzan los errores.
Esta mañana el Señor habló muy fuertemente a mi espíritu, y me dijo:
“Iván, mi amor es independiente de cómo a vos te vaya. No puedes
decir que no te amo porque te vaya mal. Tampoco puedes decir que te
amo más porque te vaya bien. Yo simplemente te amo. Será tu
respuesta a mi amor lo que cambiará los resultados”.

Por eso el mundo no puede decir que Dios no lo ama por una crisis, o
por el hambre. El amor de Dios es una constante que no cambiará, pero
los resultados serán diferentes si nuestra respuesta a ese amor es
diferente. Si somos apáticos, indiferentes y distantes con Dios, y sólo
usamos su amor para recriminarle lo que nos pasa, entonces su amor
será infructuoso en nosotros.
Pero si su amor lo llena, lo recibe, y realmente toma todo lo que Dios
le da por amor, entonces su vida nunca podrá estar sin frutos.

La reforma no está en lo que Dios dice, porque Dios viene diciendo lo


mismo desde antes de la fundación del mundo. Su palabra es constante.
Su vida y su opinión de los grandes asuntos de la vida son los mismos;
no busque un mensaje diferente para su matrimonio porque es el
mismo.

No hay reforma en lo que Dios dice. La reforma


está en nuestra respuesta a lo que Dios dice; en
cómo usted cambia su razonamiento en función de
lo que Dios dice.

El enemigo de nuestras vidas no viene con una imagen tosca, sino que
viene con lógica, con cordura. Viene a plantearnos algo razonablemente
cierto; algo que “no está tan mal”, pero no es lo divino. Allí es cuando
nosotros tenemos esta capacidad de poder identificar, a través del

128
Espíritu Santo, cuando un pensamiento viene a deformar nuestra vida.
Cuando su espíritu está avezado para identificar eso, entonces ahí la
reforma gana; porque se detiene la deforma. Ningún pensamiento de
Dios lo llevará a una actitud destructiva; sin embargo, un pensamiento
humano, siempre lo conducirá indefectiblemente a una crisis.

El Señor me ha permitido ver la vida de las personas. No soy profeta


ni me considero profeta, pero el Señor me permite ver ámbitos
espirituales. Y he podido ver en las personas alarmas. Cuando me le
acerco a las personas y les digo que el Señor me permite ver que hay
una alarma prendida en ellos, que no les permite darse cuenta de que
hay algo que está fuera de lugar, preguntan: “Pero, ¿qué es? ¿Es un
pecado?” No suelo ver los pecados de las personas; sólo veo la alarma
prendida. Y el Señor me hace ver por medio de esta palabra que esos
sistemas de alarma tienen que ser audibles en nuestras vidas, tienen que
estar presentes. Que las alarmas todavía funcionen muestra que hay una
posibilidad de reformar, de cambiar.
La información errónea lo lleva a tomar decisiones equivocadas; por
eso la reforma viene a poner las cosas en la posición adecuada. Toda
información que no provenga de Dios es mentira; aunque sea dicha con
una lógica racional.

Cuando era chico, mi papá me enseñó lo siguiente: “Hijo, si el diablo


viene con una verdad, por más que sea verdad, vos no la creas”,
porque la verdad en la boca incorrecta siembra mentira. De la boca de
la que oímos es de la que nos alimentamos, y es lo que sutilmente se
mete dentro nuestro. No es información lo que debemos comer, sino
que es del conocimiento de Dios; de la misma vida de Cristo.

Un pensamiento insignificante hoy, será mañana una decisión; le


marcará una impronta, un camino. El razonamiento divino siempre se
basa en la fe y en la confianza en Dios. Pero el razonamiento humano
siempre se basará en lo tangible; en lo que me pasa, y en mis
experiencias.

Cuando la reforma supera la deforma, entonces vienen niveles de


reposo. Esto quiere decir que la tarea se está cumpliendo en su vida o
en una generación, lo que nos llevará a una vida de cumplimientos y no

129
de promesas que nunca llegan. El reposo da la idea de alguien que
descansa, porque todo está en el orden correcto.

¿Cuál es el reposo? Primeramente, quiero decirle que, si usted


pensaba que el reposo era para usted, entonces está equivocado. Porque
Dios jamás nos promete de alguna manera un reposo. El único que tiene
posibilidad y capacidad de reposo es Dios.
¿Y cuándo reposó Dios? Cuando puso al hombre íntegro en la tierra.
Por lo tanto, el reposo es cuando el hombre ha logrado reformar en su
vida, y está cumpliendo aquello para lo que fue creado. Entonces Dios
reposa. Y cuando Dios reposa, es porque yo estoy en el lugar en el que
tengo que estar.

Si necesitamos que Dios siga trabajando en nosotros es porque la


deforma aún tiene una injerencia importante en nuestras vidas, familias
y sociedad. Pero cuando la reforma supera la deforma, entonces Dios
reposa.

Dios deja todo en manos de hombres reformados. Por eso la


importancia de la reforma; no es que Dios esté encaprichado con el
mundo “para que se hagan las cosas como Yo quiero”, sino que todo
tenga el movimiento y la causa por la cual fue puesto y hecho en la
tierra.
La gestión y la autoridad son asuntos que nosotros tenemos que
trabajar. Pero el reposo, es el reposo de Dios. Y para eso, no debemos
tomar descanso en contra de la deforma. Debemos reformar todas las
cosas, para que Dios repose.
No es lo mismo descanso que reposo. Reposo habla de tranquilidad,
de un estado sin ansiedad, donde usted ha delegado su empresa a un
administrador y no tiene que estar pensando en cómo estarán los
números. Se desliga de los detalles y sólo se encarga de recibir las
regalías de lo que ha delegado.

Eso es lo que Dios hizo con el hombre. Dios puso al hombre en la


tierra, y reposó en función de la tierra. ¿Cuándo se interrumpió su
reposo? Cuando comenzó la deforma.

130
¿A cuántos nos gustaría que Dios halle reposo en nuestros asuntos?
Que lo único en lo que Dios tenga que ocuparse de nuestras vidas es de
recoger los frutos y regalías de todo lo que ha sembrado y puesto en
nuestras vidas. Que Dios sólo halle resultados.
Por eso en la parábola de los talentos, no vemos a Dios
inmiscuyéndose en la forma de administrar de las personas a las que Él
les había entregado los talentos iniciales, sino que vino a buscar las
regalías. Por eso, una de las frases que dice el que escondió el talento
es: “Yo sabía que tú eras alguien que recoge donde no sembró”. Lo
que pasa es que, para Dios, no es que Él no sembró, sino que Él está en
un proceso de recuperación de todo lo invertido en el hombre, de
avance, de gobierno, de reforma.

Debemos priorizar el reposo de Dios y no el nuestro; y eso nos pone a


trabajar intensamente en la reforma.
Todo pensamiento original de Dios siempre trae promoción, pero
todo pensamiento humano traer división, ruptura, caos, angustia. Puede
parecer lógico, pero el fruto es ese.
Caleb manifestó otro espíritu porque había hecho la reforma a tiempo.
Aun viendo lo mismo, su mecanismo de razonar y ver a su alrededor
era diferente por causa de su genética; porque su información genética
espiritual estaba plena.
Caleb pudo sobreponerse a la lógica humana, y entrar en la lógica
divina, que lo sustentó y lo llevó a conquistar la tierra prometida para
su generación. Cuando él murió, no les dejó problemas a sus hijos; les
dejó cosas resueltas.

Busquemos el reposo de Dios en nuestras vidas. Que la reforma


avance y la deforma se detenga. Deformación sutil, paulatina, religiosa,
tradicional, lógica, prudente, cuerda, pero que para nada trae paz;
tengamos cuidado.

El amor de Dios es constante hacia nosotros. Reforma es entender


cuál es mi respuesta a ese amor; cómo respondo hacia una palabra de
Dios, hacia la apertura y la provisión de Dios sobre mi vida. Cómo
respondo yo a su competencia sobre mi vida, independientemente de lo
que me pase.

131
Cuando el hombre ocupa el lugar que Dios
le dio en la tierra, entonces Dios reposa.
Él se moverá para buscar los resultados
esperados de un hombre posicionado.

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