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Tema 2
EL SEÑALAMIENTO, EL
DESEMBARQUE Y LOS
RECONOCIMIENTOS
Tema 2
El señalamiento, El desembarque y Los reconocimientos.
Prácticas fraudulentas. El afeitado y otros
INDICE
1 INTRODUCCIÓN. .......................................................................................................................................... 3
7 Bibliografía ................................................................................................................................................ 35
Curso Básico de Delegados de la Autoridad de Festejos Taurinos
INTRODUCCIÓN.
En este segundo tema del Curso básico de Delegados de la Autoridad de La Junta de Andalucía
abordaremos como gestionar y supervisar una serie de actos que van a requerir la intervención del
delegado antes de que a la hora señalada de comienzo el festejo, todos ellos referidos a los animales que se
han de lidiar. Actos, que en su mayoría implican un exhaustivo control documental. Es importante que el
delegado conozca al detalle cuales son estos actos, como han de desarrollarse, qué documentación es
requerida y como verificarla.
Revisaremos también una serie de prácticas fraudulentas que el delegado debe saber detectar, impedir y
en su caso denunciar o proponer para sanción de acuerdo con el artículo 23f del RTA que prevé entre las
funciones del delegado "levantar las actas de denuncia o de constatación de hechos que estime oportunas
por incumplimientos a lo previsto en este Reglamento y dar traslado de las mismas a la Delegación del
Gobierno de la Junta de Andalucía de la provincia correspondiente. A tales efectos, las referidas actas
gozarán, conforme a lo establecido en el artículo 137.3 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
presunción de veracidad, sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos o intereses
puedan señalar o aportar los propios administrados."
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El Presidente es la autoridad que dirige el espectáculo, es decir el director del mismo en la cuestión taurina y
de impulso de las diferentes fases o secuencias del procedimiento que debe culminar con la celebración de
la corrida. El Delegado de la Autoridad debe entre otras muchas actividades, auxiliar al Presidente en muchas
tareas y es el máximo responsable de la seguridad, el orden público y el callejón de la plaza. Deben, por tanto,
conocer con profundidad todo lo relacionado con la actividad que van a gestionar.
En primer lugar, ambos deben conocer el cartel anunciador, en el que se va a indicar entre otras
circunstancias, la ganadería o ganaderías que van ser lidiadas. Desde este momento debe de informarse de la
procedencia, encaste y demás circunstancias determinantes en el comportamiento de los animales
destinados a lidiarse en ese espectáculo, sobre todo el Presidente.
A través del libro genealógico de cada asociación ganadera, debe informarse de la procedencia y encaste de
la ganadería anunciada, procurando tener información suficiente de características morfológicas,
comportamientos y demás circunstancias determinantes y que pueden ser útiles en los reconocimientos
previos.Todo ello, sin perjuicio de lo ya indicado de tener que estudiar el orden del cartel.
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Tradicionalmente los actos previos a una corrida de toros se inician con la llegada de las reses a la plaza de
toros. Sin embargo, el reglamento taurino autonómico de Andalucía ha introducido un acto muy anterior al
desembarque de las reses. Se trata del denominado “señalamiento de reses en el campo". Este
señalamiento consiste en que unas semanas antes de la corrida el presidente y al menos uno de los
veterinarios son invitados por la empresa a acercarse a la finca ganadera para que allí se les muestre la
corrida inicialmente reseñada.
El objetivo del señalamiento es que allí mismo puedan descartarse algunas reses de forma que las
rechazadas en la misma finca no deben ser embarcadas para pasar los oportunos reconocimientos
veterinarios previos a la corrida. Y de hacerse, es decir, de embarcarse por el ganadero reses descartadas
en la finca estas reses no podrán pasar los respectivos reconocimientos ganaderos ya que las rechazadas en
el campo vinculan para los actos posteriores.
No vincula, en cambio, las reses inicialmente admitidas en el campo o finca. Por tanto, una res puede ser
admitida en la finca y semanas después cuando se produzcan los respectivos reconocimientos ser
descartadas en la plaza de toros. Una de las finalidades que se pretende con este acto es evitar un coste
económico excesivo en el traslado de reses desde la finca a la plaza que pueden ser rechazadas, pero sin
duda el origen de esta medida implantada en el reglamento andaluz de 2006 es la carencia de corrales
adecuados en algunas plazas para realizar el reconocimiento preciso de las reses, sobre todo en días
continuados de corridas.
1. Las personas que hayan sido nombradas para ejercer la Presidencia de las plazas de toros de primera y
segunda categoría, acompañadas de al menos una del equipo veterinario, podrán acudir a las fincas
ganaderas respectivas, a instancia de la empresa organizadora del espectáculo y de la titular de la
ganadería contratada, a fin de señalar qué reses, de entre las que se les presenten, podrían ser objeto de
embarque para su posterior reconocimiento conforme a los artículos siguientes. Dicho señalamiento deberá
llevarse a cabo dentro de los dos meses anteriores a la fecha prevista para el espectáculo, en presencia
únicamente de la persona que ostente la representación de la empresa ganadera y, potestativamente, de
otra de la empresa organizadora del espectáculo.
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2. El resultado del señalamiento de reses sólo tendrá carácter vinculante para los reconocimientos
posteriores, a realizar en la plaza de toros, respecto de las reses descartadas en la finca ganadera.
3. Del resultado del señalamiento de reses se levantará la correspondiente acta que suscribirán el Presidente
o Presidenta del espectáculo, las integrantes del equipo veterinario de servicio que asistan a dicho acto, así
como las personas que ostenten en el mismo la representación de la empresa ganadera y, en su caso, de la
organizadora del espectáculo.
El acta levantada de este acto del señalamiento debe estar en el expediente del festejo, con clara expresión
sobre todo de aquellas reses que en el campo fueron descartadas y que por lo tanto no pueden
embarcarse ni presentarse en ningún caso al reconocimiento.
Las reses que en el señalamiento fueron admitidas, podrán embarcarse y presentarse al reconocimiento,
sin que implique en ningún caso ninguna presunción de que esas reses en cuestión ya cuentan con una
cierta aprobación. Pasarán por lo tanto el reconocimiento con todos y cada uno de los requisitos y pruebas
habituales que deberán superar para ser definitivamente declarados aptos para la lidia en ese festejo.
Una vez que las reses han sido embarcadas éstas han de llegar a la plaza de toros en el tiempo previsto para
cada caso.
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La hora límite de llegar a la plaza no es, ni mucho menos, la del espectáculo. Téngase en cuenta que se han
de realizar arduos controles y labores previas: reconocimientos, pesajes, sorteo, enchiqueramiento,
posibles rechazos de reses y necesidad de traer otras nuevas, inspección de documentos, etc. Todo ello
requiere de tiempo. Es por ello que los distintos reglamentos exigen un tiempo mínimo de llegada de las
reses a la plaza antes de iniciarse el espectáculo.
A la llegada de las reses, por lo general, debe procederse al desembarque de las mismas haciéndose constar
en las actas administrativas la hora en la que se produce. De esta forma, si el desembarque de las reses no
se produce antes de la hora mínima prevista, la administración puede, al revisar la documentación iniciar
expediente sancionador o bien el presidente y delegado pueden resaltar esta circunstancia proponiendo
ellos mismos para sanción.
Los distintos reglamentos taurinos varían en la exigencia de los tiempos mínimos de llegada de las reses,
matizándose asimismo en función de otras variables como categoría de la plaza, tipo de festejo, etc.
Obviamente, para los casos de las reses que se traen con posterioridad para sustituir a las que han sido
rechazadas en los reconocimientos no computan estos tiempos:
Tiempo de Llegada Mínimo Previo al inicio espectáculo de las Reses a la Plaza o Corrales según el RTA:
2. Plazas portátiles, no permanentes y eventuales. A las 10 de la mañana del día del espectáculo.
Es el primero de los actos o fases de impulso de la corrida. La presencia del delegado gubernativo es
obligatoria. Se regula en el artículo 33 del RTA.
• Los certificados de identificación o nacimiento de las reses expedidos por el libro genealógico de
la raza bovina de lidia
• Los documentos sanitarios que en cada momento se establezca por las disposiciones vigentes
Es el momento en que entregará al Delegado gubernativo y al veterinario también de los crotales de los
animales recibidos.
https://www.youtube.com/watch?v=c1SJ-RlkuNM
https://www.feria.tv/video/2910/aire-desembarque-de-los-baltasar-iban/
Del desembarque y del pesaje de las reses se levantará acta por el Delegado de la Autoridad, que firmarán
todos los presentes, con las observaciones que, en su caso, procedan
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Como se ve no es preceptiva la presencia del presidente del festejo, aunque lo habitual y deseable es que
también esté presente.
El desembarque es un momento delicado puesto que las reses, tras muchas horas de viaje, es habitual que
bajen del camión confundidas, excitadas o agresivas. Por ello es siempre recomendable que se exija a las
personas que estén presentes en el desembarque que guarden el mayor silencio y decoro debido durante
estas labores. Es también frecuente que asistan a estos desembarques más personas que las que hemos
mencionado. Es necesario recordar que las anteriormente mencionadas (delegado, veterinarios,
empresario y ganadero o representante) son las mínimas obligatorias sin las cuales no puede llevarse a
cabo el desembarque. Nada obstaculiza a que se autorice a que pueda haber otras personas si bien, como
se ha indicado, guardando siempre el silencio y máximo sigilo posible. En caso de alteración o poner en
peligro la integridad de las reses se deberá ordenar que abandonen las instalaciones estas personas cuya
presencia no sea obligatoria o necesaria para llevar a cabo las labores de desembarque.
Bajadas las reses, y entregada la correspondiente documentación, los delegados y veterinarios ya pueden
iniciar las labores de inspección de los documentos y en el caso español del pesaje de los animales.
Es habitual que acto seguido al desembarque y pesaje de los animales si procede, se celebre el primer
reconocimiento. Es incluso frecuente que dependiendo de las instalaciones de la plaza ambos actos se
entremezclen celebrándose conjuntamente. Por ejemplo, es el caso en que se desembarca una res, acto
seguido los veterinarios proceden al reconocimiento y no se desembarca la siguiente res hasta que no se ha
finalizado el reconocimiento de la res anterior. Cada plaza tendrá unos corrales que van a determinar en
gran medida la mejor forma de llevar a cabo estos procesos
http://www.feria.tv/video.php?Language=es&detail=2887&title=brutal-desembarco-de-los-pages-mailhan
Como actividad previa a esta diligencia, es necesario conocer que todas las Reses destinadas a la lidia,
tienen que haber sido inscritas previamente en el libro Genealógico de RESES DE LIDIA, pertenecientes a
las diferentes asociaciones Ganaderas. Estos datos constan en el libro genealógico los cuales van a ser
sintetizados en el correspondiente certificado de nacimiento que debe de acompañar a cada animal en el
momento de ser reconocido en la plaza y en el que tienen que constar los guarismos correspondientes, que
en el momento del herradero, cada res debe ser marcada a fuego con diferentes signos.
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El marcado de la res se hará generalmente, en el costado derecho, y se trata de los siguientes signos:
Cuatro, inicial de la asociación ganadera a la que pertenece. (a veces donde está la posición del número 3
aparece el 4 y a la inversa)
Téngase en cuenta que a efectos del guarismo que señala el año de nacimiento (aquí el nº 2), nos estamos
refiriendo siempre al año ganadero para los toros de lidia, que es distinto de los años naturales. Empieza el
1 de Julio de un año y termina el 30 de Junio del año siguiente. Como ejemplo y a efectos de este
guarismo, todas aquellas reses, que hayan nacido a partir del 1 de julio de 2015 y hasta el 30 de junio de
2016 llevarán en la paletilla marcado a fuego el guarismo 6.
Es un acto totalmente obligatorio en las plazas de primera y segunda categoría para las corridas de toros y
novilladas con picadores ya que debe garantizarse antes de la celebración del espectáculo que las reses
están dentro del margen de peso previsto por los reglamentos taurinos. ¿Qué debe hacerse si una res, bien
por defecto, bien por exceso, no está en los márgenes de los pesos previstos en el reglamento taurino?
Debe rechazarse.
Para las plazas de tercera categoría el peso de las reses puede realizarse o bien antes o bien
posteriormente al festejo, es decir, al arrastre o en canal. Los pesos pueden ser máximos o mínimos en
función del tipo de reses que deba lidiarse. Estos pesos son:
Llegadas las reses a la plaza se debe garantizar que las mismas estarán permanentemente custodiadas. Si
así no fuera se pondría en peligro que cualquier persona pudiera acceder a los corrales, chiqueros, etc. y
alterar la integridad de las reses o causarles algún daño que impidiera su lidia.
El RTA indica en se articuló 33.4 El ganadero es responsable de la custodia y permanencia de las reses de
lidia desde su desembarque hasta el mismo inicio del espectáculo. A tal fin, es obligación de la empresa
organizadora proveer al personal de la empresa ganadera en la plaza, los medios materiales necesarios
para llevar a cabo tales funciones de custodia de las reses desembarcadas."
1º.- Desprecintar cajones si hubiera precinto LEVANTAR ACTA de esta operación. Hay que tomar
filiación del mayoral de la ganadería y conductor del camión.
A).- CERTIFICADO INDIVIDUAL DE NACIMIENTO DE CADA UNA DE LAS RESES DE LIDIA Y CROTALES DE
LAS MISMAS
B).- GUIA DE ORIGEN Y SANIDAD PECUARIA (común para todas las reses)
C).- DOCUMENTO DE IDENTIFICACIÓN PARA BOVINOS INDIVIDUAL PARA CADA UNA DE LAS RESES DE
LIDIA
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Atención a:
Registro: “No podrá lidiarse en ninguna clase de espectáculo reses que no estén inscritas en el libro
genealógico de la raza bovina de lidia”.
Edad: El artículo 28 del RTA fija que se entenderá que las reses cumplen la edad el primer día del mes en el
que tuvo lugar su nacimiento según el Libro Genealógico de Reses de Lidia. En las corridas de toros la edad
de los toros será superior a cuatro e inferior a seis, por lo tanto no se permite que ningún animal supere, ni
en un día esa edad máxima y deberá haber cumplido cuatro para permitir su lidia. En las novilladas
igualmente se lidiarán novillos utreros de edad superior a tres e inferior a cuatro años y en las novilladas sin
picadores novillos erales de edad superior a dos e inferior a tres años sin la suerte de varas.
En cuanto a las becerradas se lidian machos añojos o becerros de edad inferior a dos años
En este primer contacto visual que se tiene con la res, los veterinarios y en su caso el presidente anotarán
características morfológicas, estado de defensas, aplomos , posibles claudicaciones y demás características
necesarias para realizar un auténtico y pormenorizado reconocimiento. Esta operación se realizará con
cada una de las reses destinadas para la lidia, inclusive también los sobreros.
Es necesario en este primer contacto recomendar a los equipos actuantes, el cuidado que se debe tener
para no provocar
arrancadas o derrotes a los animales
objeto de reconocimiento, para los
cual se recomienda orden, silencio, la
prudencia, el celo y el “saber
estar” para evitar cualquier tipo de
daño a los animales.
presentes (sobre todo en los pueblos suele acercarse a la plaza aficionados para estar presente en el mayor
de los actos posibles) no sea molesto para las personas y profesionales que deben actuar (veterinarios,
presidente, corraleros, etc.).
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El sentido de exigirse que el primer reconocimiento se efectúe con 24 horas de antelación, garantiza que en
caso de rechazarse reses en el reconocimiento por entenderse defectuosas para la lidia, el organizador del
festejo tenga tiempo suficiente para presentar nuevas reses a reconocimiento de forma que pueda
completarse la corrida.
Haber dejado claro ante la empresa este plazo de 24 horas mínimo ayudará mucho a evitar la picaresca
habitual de retrasar la llegada de los animales para forzar la aceptación de animales no aptos con el
argumento de la falta de tiempo para reponerlos. Se invierte aquí el ciclo de la justicia, el incumplidor
impulsa al gestor a cometer una ilegalidad para proteger sus intereses. El Delegado de la Autoridad deberá
reflejar tal circunstancia en el acta de forma que será a posteriori la Junta quien determine si debe ampliar
información y en su caso realizar alguna propuesta de sanción.
Se recomienda en tal sentido, dado que es una cuestión que afecta a la técnica taurina y es el presidente
quien asume el riesgo mayor, que además de reflejarse siempre la hora real de llegada, sea la presidencia
quien tome la iniciativa para en su caso dejar constancia de esta cuestión con mayor incidencia en el acta si
considera que ha habido algún abuso por parte de la empresa o comportamiento desleal
En tal
sentido es frecuente, dadas las altas temperaturas cada vez más intensas en verano se acuerde con la
empresa adelantar la hora de llegada para hacer coincidir el transporte con horario nocturno. Las reses,
hasta su muerte durante la lidia, no dejan de ser animales vivos a los que les afecta mucho el estrés
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No obstante, se reitera, el delegado reflejará siempre la realidad en el acta anotando la hora de llegada y en
su caso las razones que aconsejaron el adelanto o retraso acaecido.
Aparato visual, se tendrá en cuenta la forma de respuesta a diferentes estímulos, para comprobar el
funcionamiento de la visión del animal.
Igualmente se tendrá en cuenta las defensas, la conformación de los cuernos y sobre todo el estado de
integridad de los mismos.
Posibles lesiones que presenten, como heridas, abscesos, quistes, patologías podales, cornadas, etc.
El trapío de la res (características zootécnicas de la ganadería así como en relación con la categoría de la
plaza)
Teniendo en cuenta estas premisas, el estudio previo de los encastes y procedencias de la ganadería, aparte
del peso arrojado en la báscula, el equipo veterinario tendrá la información suficiente para dictaminar si
cada una de las reses sometidas a reconocimiento son aptas o no para la lidia,
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circunstancia que deben de poner a disposición del Presidente (deben reconocerse también los que
finalmente queden para sobreros)
El número de sobreros mínimo exigidos va en función del número de reses a lidiar así como otras
peculiaridades como la categoría de la plaza. El RTA en su artículo 35.3 especifica "Si el número de reses a
lidiar de una misma clase fuese de hasta seis, la empresa debe disponer, al menos de dos sobreros en plazas
de primera y segunda categoría y de uno en el resto, preferentemente de la misma ganadería".
Es de resaltar que todos los reglamentos taurinos indican que el número de sobreros previsto es de
“mínimos”. Por tanto, puede la empresa poner un número mayor de sobreros a disposición de la corrida si
lo estima conveniente.
Hemos de incidir también que el número de sobreros exigido será siempre respecto de las reses de la
misma clase. Es decir, si es una corrida de toros es obvio que el sobrero será un toro. ¿Pero qué sucede si se
organiza en una plaza de tercera categoría un festejo “mixto”, por ejemplo, una corrida compuesta por 4
toros y dos novillos sin picadores? En este caso para entender completada la corrida será necesario que la
empresa ponga a disposición como sobreros un toro y un novillo eral (es decir, uno de cada clase).
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El Presidente recibirá los informes de los veterinarios y oirá la opinión del empresario, seguidamente la del
ganadero y, en su caso, la de los espadas o rejoneadores presentes o sus representantes, a quienes podrá
solicitar el parecer sobre los defectos advertidos la aptitud para la lidia de las reses reconocidas. Oirá
también la opinión de los dos representantes de los aficionados.
El empresario y el ganadero podrán aportar, al efecto, informe motivado suscrito por profesional en
materia veterinaria que ellos designen
A la vista de los informes veterinarios y de las opiniones expresadas por todos los intervinientes en el acto,
la Presidencia resolverá lo que proceda sobre la aptitud o rechazo para la lidia de las reses reconocidas,
comunicando en el propio acto a los interesados la decisión adoptada.
De la práctica del reconocimiento y del resultado del mismo la Delegación de la Autoridad levantará acta
circunstanciada, a la que se unirá la documentación de las reses reconocidas y todos los informes
veterinarios emitidos, remitiéndose todo ello para su archivo a la Delegación del Gobierno de la Junta de
Andalucía correspondiente.
Una copia del acta con expresión de las reses aprobadas y rechazadas, así como los motivos de rechazo,
será expuesta al público, al menos en los accesos a la plaza, antes de la celebración del espectáculo.
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https://www.youtube.com/watch?v=oV1xP6asebE
https://www.youtube.com/watch?v=PiqgitruAUU
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https://www.facebook.com/torodelidia/videos/el-reconocimiento-en-la-plaza-de-las-ventas-
madr%C3%ADd-espa%C3%B1a/1466230836725815/
El conocido como “segundo” reconocimiento de las reses se efectuará la misma mañana del espectáculo.
Solamente se reconocerán las reses aprobadas en el reconocimiento anterior y se hace en los mismos
términos que el primer reconocimiento Asistirán todas las personas referidas en el primer reconocimiento.
Antes del inicio del festejo, se inspeccionará por el Delegado gubernativo, junto con el representante de la
empresa, y los matadores o sus representantes, si lo desean, el estado del piso del ruedo y, a indicación de
los mismos, se subsanarán las irregularidades observadas. Igualmente se comprobará el estado de la
barrera, burladeros y portones.
Los caballos de picar deberán estar en la plaza antes de las DIEZ HORAS del día del festejo y de ellos se
efectuará el correspondiente reconocimiento la MAÑANA DEL DIA DEL FESTEJO. Se efectuará en presencia
de: Delegado de la Autoridad, Veterinarios y representante de la empresa
PESO de los caballos: Entre 450 y 600 Kilos. Excepcionalmente 650 kilos si los toros a lidiar (se entiende
todos), tienen un peso superior a 550 kilos. "En las plazas de toros donde no exista báscula, el propietario
de la cuadra aportar en este momento certificado suscrito por profesional en materia veterinaria que posea
colegiación, en el que se reflejen los pesos de los caballos con fecha no anterior a un mes y donde aparezca
identificado el animal conforme a los datos de la Tarjeta Sanitaria Equina".Art.42.5 del RTA
El delegado, al igual que para el reconocimiento de las reses reflejará en el acta también la hora de llegada.
https://vimeo.com/43240408
https://www.youtube.com/watch?v=eys3GV0-aZI
https://www.youtube.com/watch?v=DrAkgEMid-c
Reconocimiento de Banderillas
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Las medidas de las banderillas corrientes son diferentes a las de las banderillas negras. Se ha detectado
alguna ocasión en que a una banderilla con arpón de “banderilla negra” se le recubren adornos de
banderillas normales para que pasen desapercibidas. Del mismo modo se ha de estar atento a los rejones
que se utiliza en la corrida de rejones. Las medidas en Portugal y en España son distintas (en Portugal son
más grandes) de forma que los rejoneadores (a veces por error otras quizás no tanto) presentan para su
aprobación rejones con medidas portuguesas que infringen un daño mayor a la res.
Hay que recordar que el artículo 44 del RTA habilita al delegado a precintar y sellar banderillas y puyas
pudiéndose levantar el precinto a partir de las dos horas previas al inicio de la corrida. Si hubiese útiles
rechazados será criterio del Delegado de la Autoridad si los devuelve a los titulares o los incauta para
posteriores acciones.
Reconocimiento de Puyas
La empresa deberá presentar una caja con 14 puyas reglamentarias haciendo constar si son de toros o de
novillos. (Composición y medidas de vara y puya en artículo 46 del RTA). En el caso de las puyas suelen
venir en una única caja con su correspondiente enumeración.
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Una vez comprobadas las puyas en cuanto a sus dimensiones y características constructivas, lo normal es
proceder a montar las puyas sobre las varas de picar. Veamos lo que dice el RTA 2. "La vara en la que se
monta la puya ser de madera de haya, fresno o de cualquier otro material sintético resistente, debiendo
quedar una de las tres caras que forman la puya hacia arriba, coincidiendo con la parte convexa de la vara y
la cruceta en posición horizontal y paralela a la base de la cara indicada."
Reconocimiento de petos
Será confeccionado con material ligero y resistente para cubrir la parte de cabalgadura. El peso máximo del
mismo incluido las partes que lo componen no excederá de 25 kilogramos, con un margen por el uso del
15%
Constará de dos faldones largos y faldoncillo en la parte derecha del caballo, que no podrá encontrarse a
menos de 30 cm del suelo. No deberán entorpecer la movilidad del caballo. Se autoriza la utilización de
manguitos protectores con un peso no superior a 15 kg. La dificultad de verificar esta previsión residirá que
en las plazas de tercera si no hay peso ni báscula difícilmente vamos a poder comprobar que se cumple el
requisito de no exceder el peto de los 25 kg.
Cabestros
En los corrales de la plaza el día de la corrida estará preparada una parada por lo menos de cuatro
cabestros convenientemente domados en plazas de primera y segunda categoría y de tres en las restantes
plazas. Pero si el desencajonamiento de las reses se hiciera en el ruedo con presencia de público, deberán
permanecer en el mismo al menos cuatro cabestros, independientemente de la categoría de la plaza
Una vez efectuado el reconocimiento de petos, banderillas, puyas y demás útiles, se levantarán las actas
respectivas. Se procederá asimismo a precintarlos y depositarlos (el guadarnés u otro similar) hasta que con
suficiente antelación al comienzo del festejo sean desprecintados por el delegado gubernativo (artículo 44
del RTA)
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El nombramiento de los Delegados de la Autoridad viene recogido en el Artículo 22 del RTA "1.A la
Presidencia del espectáculo le asistirá la persona titular de la Delegación de la Autoridad, que transmitirá
sus órdenes y exigirá su puntual cumplimiento, y a cuyo cargo quedará el control y vigilancia inmediatos de
la observancia de lo preceptuado en este Reglamento.
2. Podrán ser nombradas, si se estima necesario, dos o más personas como titulares de la Delegación de la
Autoridad que se turnarán en su actuación conforme a los criterios emanados de la autoridad competente
para su nombramiento. La persona nombrada podrá contar con personas auxiliares elegidas por ella que
colaboren en el desempeño de sus funciones, sin perjuicio de las funciones en materia de seguridad y orden
público propiamente dichas desempeñadas por los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad".
De esta manera, la encomienda a los Delegados de la Autoridad es de suma importancia pues se les
responsabiliza del cumplimiento del reglamento en toda su extensión además de las funciones naturales de
seguridad y orden público. Los deberes del Delegado de la Autoridad, junto con el Presidente para el
ejercicio de sus funciones, se consagran para el cumplimiento de su mandato, en las capacidades que la
administración le otorga para supervisar el correcto desarrollo del espectáculo, teniendo en cuenta su
papel como garante de los derechos y obligaciones de todos, del cumplimiento de las normas establecidas,
que a su vez como hemos visto son el soporte de la ética de la Tauromaquia y de la corrida.
En muchas ocasiones los intervinientes en el festejo, que desarrollan esta actividad de forma permanente
por años, pretenden que la Presidencia y la delegación de la Autoridad no están informados de los
preceptos, el reglamento y la ley que rigen el desarrollo del mismo y en consecuencia pueden actuar
violentándonos de forma clara con incumplimiento flagrante o soslayándolos para aliviar sus obligaciones.
Detallaremos aquí las más clásicas de estas prácticas, aunque cada día nos podamos sorprender con otras
nuevas.
Ya hemos mencionado aquí en referencia a las banderillas, la simulación de banderillas negras enfundadas
como convencionales y la presentación de útiles ilegales en las banderillas, farpas y rejones de muerte en
las corridas de rejoneo.
A pesar de la custodia que el Delegado de la Autoridad debe guardar con estos útiles para la lidia, para
entregarlos a los profesionales antes del festejo, la picaresca actúa para escamotear los útiles aprobados y
hacer presentes en el callejón otros no autorizados. Atención pues a los ayudas y mozos de espadas por
estas maniobras.
El RTA introdujo en su nacimiento en 2006 nuevas dimensiones para las puyas de picar que
posteriormente fueron asumidas por otros reglamentos autonómicos y el Reglamento Taurino Municipal
francés. Se ha de cuidar escrupulosamente por el Delegado de la Autoridad, que estos elementos cumplan
con las dimensiones previstas y en el caso de las puyas que su colocación sobre la vara sea
No se puede mostrar la imagen.
la correcta y prevista, es decir que una de las caras de la pirámide de la puya quede hacia arriba,
coincidiendo con la parte convexa de la misma.
Un fraude muy común es el de presentar a reconocimiento puyas de dimensiones correctas, pero con las
caras vaciadas como se ve en la imagen. Estos son útiles enormemente dañinos y obviamente ilegales y
fraudulentos.
El uso de útiles ilegales y desproporcionados o la incorrecta colocación de las puyas sobre las varas de picar,
que provocan enormes destrozos en los toros como se ha podido comprobar, rompería el principio de
equidad y lealtad en el combate con los toros y por eso está expresamente prohibido por los reglamentos,
que incluso aseguran su custodia hasta el momento en que dé comienzo el espectáculo.
Los caballos y petos de picar deben corresponder en sus pesos y características a los previstos en el RTA en
sus Artículos 42 y 47 respectivamente. El peso máximo autorizado de los caballos es como norma general
de 600 kg. Excepcionalmente se podrán autorizar caballos de hasta 650 kg de peso cuando todas las reses a
No se puede mostrar la imagen.
lidiar en el festejo, incluidos los sobreros,
tengan un peso superior a los 550 kg. Es
sabido que alrededor de ellos hay un
permanente debate sobre si las
definiciones actuales son proporcionales al
toro de nuestros días, siendo muchos
quienes defienden un cambio radical en
ellos, pasando ambos a tener un menor
peso, pero mientras no se resuelva éste y
no se cambie la reglamentación, la
Presidencia debe entender que estas
características son las correctas y por tanto
hacerlas cumplir.
La Real Academia de la Lengua española recoge, entre otras muchas definiciones, la palabra corromper con
la acepción:
“echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo” y el término corrupción como “en las organizaciones,
especialmente públicas, práctica consistente en la utilización de funciones y medios de aquellas en
provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”
El profesor Petrus C. van Duyne reconocido por sus trabajos sobre corrupción da una definición científica que puede
alumbrarnos algo más.
"La corrupción es una improbidad o deterioro en el proceso de toma de decisiones en el que un tomador de
decisiones se desvía o exige desviación del criterio que debe regir su toma de decisiones, a cambio de una
recompensa o por la promesa o expectativa de una recompensa. Si bien estos motivos influyen en su toma de
decisiones no pueden ser parte (legítima) de la justificación de la decisión».
Curso Básico de Delegados de la Autoridad de Festejos Taurinos
Esta conceptualización es algo más fina que la definición literal y da cuenta de la corrupción como un desvío de los
criterios que debe seguir la toma de decisiones. Lo novedoso de la definición de Petrus van Duyne radica en la
posibilidad de que la corrupción no sea ejercida directamente en primera persona sino que sea inducida por un
tercero con más poder. Además no solo se trata de los beneficios inmediatos de ese desvío sino también de las
expectativas a futuro"
Hablar de corrupción, tan de moda en nuestros días en todas las esferas de la sociedad, es hacerlo para
el criterio común de dinero, de beneficio económico directo o indirecto; pero vemos que la corrupción
es mucho más amplia en su definición y objetivos. Se refiere a cualquier provecho ilegítimo o a la
expectativa de obtenerlo, ejercida directamente o a través de terceros, para obtener un provecho
económico o de otra índole y en todos los casos destruyendo la legitimidad del proceso en el que se
permite su intervención, pervirtiendo su contenido y haciéndole perder por completo la esencia que lo
sustenta y los valores que representa, sin importarle a sus autores el perjuicio que puedan causar con
estas acciones.
Como hemos visto, en las actuaciones del ejercicio público se debe tener un fundamento ético de
búsqueda del bien común, la preservación de los derechos colectivos e individuales y la prevalencia de
la justicia y la ley. La vulneración de este principio ético por perseguir intereses individuales ilegales, es
uno de los actos por excelencia de traición y por lo tanto de corrupción.
No se puede mostrar la imagen.
Seguramente aquí podríamos hablar de distintas escalas de corrupción, incluso habría la tentación por
algunos de refugiarse en los conceptos de corrupción trascendente o intranscendente. Más lejos aún en el
intento de dulcificar el oprobio del condenable hecho de corrupción, habrá quién ose hablar de la
tradicional picaresca española para referirse a algunos de estos hechos. Nos referiremos así a la indudable
corrupción mayor, aquella que ataca directamente al corazón del estatuto ético de la corrida y la
deslegitima arrebatándoles No se puede mostrar la imagen.
sus
valores, la manipulación
fraudulenta de las defensas de los
toros en los festejos en que no está
previsto y admitido, que
comúnmente llamamos afeitado.
El hecho del afeitado supone en primer lugar la absoluta desconsideración al respeto debido al toro; el
hasta ese momento exponente de los valores del Dios del combate, pasa a ser considerado por el hombre
como una cosa, manipulable sin decoro, que ha perdido su valor y por lo tanto está a su servicio y puede
actuar con él a su antojo, privándole de la pureza que preservaron los hombres durante siglos para hacer
posible la corrida. Se rompería aquí el primer principio de la ética taurina, el respeto por la esencia natural
intrínseca del animal. A partir de que el toro es mutilado en sus defensas, sus armas de combate, ya no
podemos hablar nunca de combate leal, pues el hombre adquiriría una ventaja ilegítima sobre el toro, que
convertiría el primigenio combate desigual, pero legítimo, en un enfrentamiento amañado y fraudulento
desprovisto de cualquier valor moral y ético. Se habría pervertido el segundo soporte de la ética taurina, la
legitimidad del combate.
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Con la manipulación fraudulenta de los pitones del toro, se desvanecerían automáticamente todos y cada
uno de los principios éticos de la lidia y los reglamentos, ya que éstos como hemos comprobado están
diseñados sólo y exclusivamente sobre el sostén ético del toro intacto. Todo el valor ético de las distintas
suertes caería en picado, la suerte de varas, las banderillas, la suerte de matar, perderían su esencia y valor.
¿Qué sentido tendrían las obligaciones reglamentarias de no tapar, cegar o hacer derrotar al toro entonces,
si ya se habría arrancado al toro su condición de enemigo más digno ?,
¿ de qué valores se revestirían los lidiadores al enfrentarse al toro manipulado si éste ya no los tiene ?
Se puede afirmar entonces que la corrupción destructora, la pudrición y depravación del principio ético de
la corrida y por extensión de la Tauromaquia, es la destrucción del “ser” del toro a través de la
manipulación de sus pitones.
El acto del afeitado, que bien podríamos considerar como vandálico, por la reata de destrucción ética que
deja a su paso, es ejercido como todos los actos de corrupción por sus autores, sin considerar las terribles
consecuencias que trae consigo y desafortunadamente no ha sido considerado aún por el legislador como
acción muy grave, que debería perseguirse y castigarse de manera sistemática y contundente. Es indudable
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que la extensión de la práctica del afeitado impune, como la más alta insignia de la corrupción en la corrida,
podría ser el mayor contribuyente para la pérdida de todos sus valores éticos y pondría en peligro su
continuidad.
La correcta actuación del Delegado de la Autoridad en los festejos taurinos, adquiere una importancia
capital específica que se extiende mucho más que la clásica actuación de un servidor público. En las
decisiones del Presidente y las acciones y supervisión del Delegado de la Autoridad, en su actuación general
en la gestión del festejo, están ligadas todo un conjunto de garantías, obligaciones y derechos que habrá de
hacer cumplir para el correcto desarrollo del mismo. Ese será el único modo en que la corrupción podrá ser
vencida y se preservará la integridad del espectáculo, principal garantía para los derechos de los
ciudadanos que acuden a la plaza y para la supervivencia de la Fiesta.
El Delegado de la Autoridad deberá poner todo su saber y entender para que ese equipo de gestión actúe
con arreglo a sus obligaciones, tendrá que poner en marcha las medidas que considere para garantizar al
cumplimiento de las exigencias reglamentarias en todos los órdenes y deberá poner especial énfasis en sus
obligaciones respecto a los temas que afectan directamente a la corrupción ya mencionados y que se
resumen a continuación.
Fundamentalmente las características y condiciones del ganado a lidiar, centro mollar de todo el devenir
del festejo, con especial atención a la limpieza de los pitones, tanto en los reconocimientos previos como
en los
No se puede mostrar la imagen.
post
mortem.
El
ineludible
sorteo y
enlotado
El uso exclusivo por los lidiadores de los útiles reglamentarios y la custodia de los mismos como garantía
por parte del delegado de la autoridad.
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Bibliografía
1. La escuela más sobria de la vida. Tauromaquia como exigencia ética. Víctor Gómez Pin. Madrid Espasa
Calpe 2002
2. El culto al toro, ritos y símbolos de la Tauromaquia. Ramón Grande del Brío. Madrid Tutor 1999
5. El toro y el toreo. Encaste y autenticidad. Ramón Grande del Brío. Madrid Tutor 2003