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Uno de los pilares conceptuales de esta investigación es el tejido social, para este sentido

adoptamos la definición de Manzano et al. (2019) siguiendo a Mendoza (2016) y Romero


(2006) proponen que el tejido Social puede ser definido como:
Un proceso histórico de configuración de vínculos sociales e institucionales que
comprende un conjunto de relaciones efectivas las cuales determinan las formas
particulares de ser, producir, interactuar y proyectarse en los ámbitos familiares,
comunitarios, laborales y ciudadanos, que favorecen la cohesión y la reproducción de
la vida social. (p. 67)
Mendoza (2016) define tres configuradores del tejido social, los cuales son, los
configuradores comunitarios, los configuradores institucionales y los configuradores
estructurales.
Los configuradores comunitarios son los que constituyen el núcleo del tejido social, este
último se encuentra constituido por tres elementos: los vínculos sociales, la identidad o la
identificación y los acuerdos. En primer lugar, los vínculos sociales se componen de las
formas y estructuras relacionales que proporcionan confianza y cuidado para la vida en
sociedad, dentro de este elemento están las dimensiones de la confianza y del cuidado, este
configurador se basa en la estima, la solidaridad y el cuidado (Manzano et al., 2019).
En segundo lugar, la identidad o identificación hace referencia a los referentes de sentido
que orientan o justifican un modo de vida personal o la pertenencia a un colectivo, en este
sentido, Mendoza (2016) señala que estos referentes son expresados en “prácticas culturales
(símbolos, ritos, fiestas, etc.) y en la construcción de narrativas colectivas”. Las
experiencias compartidas generaran un continuo ajuste a los referentes compartidos
(Manzano et al., 2019).
Por último, los acuerdos se materializan como la participación individual o colectiva en las
deliberaciones y decisiones que afectan la vida personal y social de una comunidad. Los
acuerdos son fundamentales para establecer metas colectivas y fortalecer el desarrollo de
relaciones interpersonales (Manzano et al., 2019).
Los configuradores institucionales son las diferentes formas de organización que permiten
el funcionamiento social, son aquellas instituciones que tienen la función de ordenar,
organizar y normalizar los comportamientos de los integrantes de una sociedad y
proporcionar condiciones de vida propicios para la misma convivencia social.
Representaciones de estos configuradores son: la familia, la educación escolar, el trabajo, la
economía ordinaria, la organización social, las iglesias o instituciones religiosas, entre otras
(Manzano et al., 2019). Estos se encuentran interconectados.
Los configuradores estructurales se constituyen como las formas socioeconómicas,
políticas, culturales, educativas, entre otras, que determinan las condiciones contextuales
locales. De forma que estos configuradores se pueden entender como las formas que
establecen las características y el estado del entorno social, que determina las condiciones
en que se desarrolla las condiciones de vida de los individuos en una sociedad determinada
(Manzano et al., 2019).

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